- Título: ヘ/ン/シ/ン –Henshin– (Transformación)
- Autor: J.M. Ken Niimura
- Editorial: Shōgakukan
- Revista: Ikki Para
- Años publicación: 2013
- Clasificación: historias cortas, fantasía, costumbrista
- Tomos: 1
No puedo ser imparcial en la reseña de este manga, puesto que es obra de un buen amigo, el autor hispanojaponés J.M. Ken Niimura. Ken, hijo de padre japonés y madre española, se crió enteramente en España hasta que sus inquietudes le instaron a irse por ahí a hacer mundo: primero a Bélgica, en un Erasmus de Bellas Artes, luego a París, más tarde una temporada en la parte francófona de Canadá y ahora mismo en el país de su padre y sus abuelos paternos: Japón.
Ken y yo nos conocimos hace un montón de años, unos 15 o así, cuando ambos estábamos colaborando para la revista Dokan: yo con mi curso de japonés (embrión del libro Japonés en viñetas, en el que él colaboró como ilustrador, por cierto), y él con ilustraciones varias. Aún recuerdo esa pequeña historia que realizó y envió a la revista por primera vez; creo que tenía solo 17 años o así, pero esa historia tenía ya un dibujo y un argumento que atrapaban. Fue a raíz de esa historia que Mary Molina, entonces redactora jefa de la revista, decidió ficharle para encargarle ilustraciones de vez en cuando, y fue así como nos conocimos y trabamos amistad.
En el primer párrafo he detallado un poco el “currículum vital” de Ken y los países en los que ha vivido porque es un dato que resulta esencial para entender a este autor. Si bien su base mental y cultural es española, por motivos obvios tuvo siempre un contacto muy cercano con la cultura japonesa, y está claro que su primerísima influencia fue el manga y el anime de Japón, imagino que también con no poca influencia del cómic eminentemente español de la escuela Bruguera que todos hemos leído en nuestra infancia (Mortadelo, Zipi y Zape, Anacleto…, estas cosas).
Así, durante su primera época Ken tenía un estilo eminentemente manga, que pronto variaría un poco al entrar a estudiar Bellas Artes y participar en un Erasmus que le mandó nada menos que a Bélgica, cuna del cómic europeo de “línea clara” (Tintín y sus “compañeros”, para que nos entendamos). Ese contacto con el cómic europeo y sus autores se acentuó más tarde cuando se desplazó a París. En esta etapa “francófila” incorporó claras influencias del cómic francobelga en su arte. Pero más tarde, Ken también se vio situado en el Nuevo Mundo, concretamente en Canadá, donde imagino que de nuevo absorbería influencias y conseguiría contactos y conocidos que le arrastrarían un poco hacia el cómic americano. De hecho, llegó a publicar una historia corta de Spiderman en la editorial Marvel, y su obra hasta el momento más exitosa es Soy una matagigantes, publicada originalmente en Estados Unidos y guionizada por el prestigioso Joe Kelly. Finalmente, desde hace un par de años, Ken se encuentra en Tokio intentando abrirse paso en la industria del manga, algo francamente MUY DIFÍCIL (como se puede comprobar viendo este vídeo). Y lo está consiguiendo, hasta el punto de haber conseguido una serialización, esta Henshin, que se publicará en forma de tomo dentro de un par de meses en Japón, en el seno nada menos que de la editorial Shōgakukan, una de las “tres grandes” editoriales de manga.
Todo esto me lleva a dos reflexiones:
- No conozco a ningún autor tan “global” como Ken, con influencias de todo el cómic importante en el mundo (europeo, japonés, americano, español y seguramente argentino e italiano…), y que a pesar de eso ha conseguido un estilo único, perfectamente suyo, que incorpora un poco todas estas influencias. Es el “mestizo comiquero” más formidable que me puedo imaginar.
- Tampoco conozco a ningún autor que haya conseguido publicar en las principales industrias del cómic del mundo “desde dentro”. Ken ha publicado en España, en Francia, en Estados Unidos y ahora en Japón. Y no me refiero a traducciones de sus obras, sino a hacerlas específicamente para cada uno de esos mercados, usando los formatos específicos para esos mercados (álbum, comic book, novela gráfica y ahora tomo de manga).
¡¡BRUTAL, KEN!!
Ken (el de las gafas) con invitados en su propia casa (la disposición del piso es real XD)
Dicho esto, voy a reseñar el manga que ha realizado Ken, siempre refiriéndome a “manga” con mi propia definición de “cómic hecho en Japón, pensado en su origen para el público japonés y con métodos editoriales japoneses”, en la que Henshin encaja perfectamente.
Estamos ante una obra originalmente publicada en la revista online Ikki Para de forma gratuita (de hecho, si queréis podéis leerla entera aquí si sabéis japonés. Y si no, pues esperad unos pocos meses porque no creo que tarde mucho en publicarse en España).
Cuenta con un total de 12 historias autoconclusivas que pueden versar sobre casi cualquier cosa: algunas son bastante fantásticas, otras costumbristas, otras simplemente se basan en experiencias y relatos del día a día del propio autor… Pero todas ellas tienen “algo”, una pizca de gracia, de ingenuidad, de mala leche (¡ese capítulo 5, por dios!), de cariño y buen gusto que consiguen atrapar al lector. Aunque al principio fui siguiendo la serialización de forma mensual, es cierto que los últimos meses, por varias circunstancias, no estuve atento a las actualizaciones. Hace muy poco, sin embargo, decidí leer todo el material, los 12 capítulos, y me sorprendí a mí mismo devorándolos con avidez, capítulo tras capítulo, hasta el punto de que tuve que parar porque estaba notando que debía dejar un poco más de tiempo para “digerir” lo que estaba leyendo. Si fuera por mí, lo habría leído del tirón, y de hecho voy a hacerlo un día de estos para encontrar más cosas ocultas, buscar cabos que atar (la primera historia y la última, sin ir más lejos, están interrelacionadas) y darme cuenta de matices que en una lectura rápida seguramente se me han pasado.
Todo ello con el estilo gráfico y argumental de Ken, un autor que aglutina todo lo bueno de los diferentes estilos del cómic mundial… Aunque tiene el “defecto” (que para mí no lo es, ojo), de ser bastante “gafapasta” y “underground” (el capítulo 10 –perfectamente disfrutable sepas japonés o no porque es mudo– es de lo más “gafotaku” que existe, por cierto), motivo por el que muchos potenciales lectores seguramente no le darán una oportunidad a este libro cuando salga publicado. Ellos se lo pierden.
Lo mejor
- ¡El primer manga de Ken!
- Historias autoconclusivas muy variadas pero todas con un toque entrañable.
Lo peor
- Que mucha gente, al ver el dibujo “poco manga” de Ken, no le dé una oportunidad. De cualquier modo, esta no es una historia para adolescentes amantes del shōnen comercial, así que tampoco es grave.
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