- Título: 男はつらいよ・コミック寅さん–Otoko wa tsurai yo – Comic Tora-san– (Qué duro es ser un hombre – Tora-san en cómic)
- Autor: Yōji Yamada (historia original) / Norio Hayashi (guión) / Ken’ichirō Takai (dibujo)
- Editorial: Gakken
- Revista: —
- Años publicación: 1991-97
- Clasificación: seinen, costumbrista
- Tomos: 9
Si os hablo de Tora-san, la mayoría me miraréis con cara de extrañados y me diréis que no tenéis ni idea de qué os hablo. Y es cierto, Tora-san es un gran desconocido para los no japoneses, pero como ocurre con tantas otras cosas en Japón, es un verdadero icono con mayúsculas de su cultura popular, concretamente cinematográfica, un personaje conocido por absolutamente todos… Y en cambio perfectamente desconocido fuera del país nipón. Aunque probablemente si le hablamos a un francés (no hace falta irse tan lejos como Japón) sobre Alfredo Landa tampoco le conocerá, con lo que de otra parte es lógico que algo así ocurra; son personajes demasiado locales como para salir a la palestra internacional.
Efectivamente, Tora-san (o, mejor dicho, Kiyoshi Atsumi, el actor que le encarnaba) es más o menos el equivalente japonés a Alfredo Landa. Atsumi encarnó en la pantalla grande a Torajirō Kuruma (conocido cariñosamente como Tora-san), un vividor empedernido, bribón y medio estafador que, a pesar de todo, tiene un gran corazón. Existen 48 películas de Tora-san (el título oficial es Otoko wa tsurai yo, es decir, Qué duro es ser un hombre, pero todo el mundo se refiere a ellas como “las pelis de Tora-san”), producidas entre 1969 y 1995, cuando tuvieron que parar por la muerte de Atsumi a los 68 años. La serie cinematográfica, la más longeva del mundo hasta hace poco (leo en la Wikipedia que una serie de películas chinas la ha superado), se ganó los corazones de todos los japoneses, que acudían en masa a los cines dos veces al año para su cita con el granuja de Tora-san. Tan famoso llegó a ser el personaje que, cómo no, se ha erigido un museo en Tokio en su honor, situado en la zona de Shibamata, que por cierto es un barrio encantador muy desconocido por el turista occidental y que para mí es uno de los grandes secretos de Tokio. ¡Tiene un encanto brutal!
Un apunte: toda la serie de Tora-san fue dirigida y guionizada por Yōji Yamada, que en los últimos años se ha convertido en un director muy reconocido a nivel internacional por sus películas costumbristas ambientadas en el período Edo como Tasogare Seibei (El ocaso del samurái), Kakushi ken – oni no tsume (The Hidden Blade) o Bushi no ichibun (Love and Honor), estrenadas todas ellas en España por Notro Films.
Las pelis de Tora-san son siempre básicamente iguales: Tora-san vagabundea por alguna región de Japón, siempre diferente, donde conoce a una mujer madura pero muy guapa y soltera, de la que se enamora. En un momento dado, como buen hijo pródigo, Tora-san vuelve a casa de sus tíos en la zona de Shibamata, en Tokio, donde regentan una tienda de dulces. Ahí suele liarla con la gente del barrio, insultando a todo el mundo y haciendo la vida imposible a sus tíos y a su hermana Sakura, aunque por su carisma nadie se acaba cabreando realmente con él. Al final siempre se las apaña para acabar con un desengaño amoroso y marchándose de viaje otra vez… Hasta la siguiente película.
Todas las películas son así, sí, y puede parecer de lo más aburrido, pero la verdad es que engancha. La gran mayoría de los japoneses de 55 años para arriba adoran a Tora-san, así como algunos gaijin excéntricos como mi amigo David de Nihoneymoon o yo mismo. A mí personalmente estas películas me encantan, son de lo más entretenidas, me encanta la personalidad y el modo de hablar garrulo y basto de Tora-san y lo paso muy bien viéndolas, ya que además me abren una ventana a la vida de las clases trabajadoras durante la era Shōwa (1926-89), una época, ya lo he dicho varias veces, que me fascina de verdad. En la oficina hasta tengo colgada una lámina de Tora-san en la pared, je je. Durante mi etapa en Japón a veces solía ir al videoclub y alquilaba alguna de Tora-san; creo que habré visto unas 12 o 15 de ellas. Ahora hace ya años que no veo ninguna y de vez en cuando me entran muchísimas ganas de hacerlo, pero desde España es imposible (nota mental: comprar alguna peli de Tora-san en mi próximo viaje a Japón para resarcirme).
Durante uno de estos arrebatos de tener ganas de ver en acción al colega Tora-san pensé “ostras, la teoría dice que hay un manga para todo. Siguiendo la lógica, tiene que haber algún comic de Tora-san, ¿no?”. Así que me puse a investigar y, como es habitual, los japoneses no me defraudaron: existe una serie de cómics de Tora-san. Increíble. ¡Anda que tardé en hacerme con el tomo 1!
Por lo que veo, la serie no tuvo demasiado éxito, ya que solo se editaron 9 tomos entre 1991 y 1997. Con Norio Hayashi a los guiones y Ken’ichirō Takai al dibujo, cada tomo al parecer adapta una de las películas; como mínimo el tomo 1 es un recuento prácticamente al milímetro de la primera peli. La adaptación a mí me ha parecido magnífica, porque los autores no se han limitado a traspasar tal cual al papel lo que ocurre en la pantalla, sino que han utilizado todas las “armas” propias y únicas del medio del manga para expresar los sentimientos de los personajes, la tensión o calidez de las situaciones, etcétera.
El dibujo es muy curioso, con personajes cabezones y bajitos, de estética casi “superdeformed”. Leyendo el manga me estaba sonando mucho ese estilo, pero no había atado cabos hasta informarme más tarde un poco mejor. Y es que Hayashi y Takai son los autores de la serie de Yamaguchi Roppeita, un clásico del manga de salaryman en publicación desde 1986 que suele verse a menudo en Japón, sobre todo si te metes en garitos de ramen o comida sencilla y rápida, donde suelen tener manga de este tipo para que lo lean los clientes mientras comen (y más de una vez he hojeado tomos de Yamaguchi Roppeita en estos garitos, por lo que no me extraña que me sonara tanto ese estilo de dibujo).
A mí el tomo 1 me ha encantado. Igual tengo alma de hombre japonés de la tercera edad, no sé, pero confieso que me fascina Tora-san y este manga me ha saciado un poco ese “mono” que tenía por ver alguna peli del entrañable personaje, me ha arrancado más de una carcajada y hasta suspiros de añoranza por esos años que pasé viviendo en Japón y que a veces echo tanto de menos.
Lo mejor
- ¡Tora-san en manga! ¿Para qué decir más?
- Una adaptación muy buena, que usa recursos propios y únicos del medio del cómic.
- El estilo de dibujo, aunque curiosísimo, me parece muy apropiado y no desentona nada.
Lo peor
- Que solo durara 9 tomos. ¿No tuvo éxito? Leo en un blog japonés que la distribución de estos manga fue muy mala, y que era muy complicado encontrarlo en las librerías.
- Que no conozca a mucha gente (occidental, se entiende) a quien le guste Tora-san. ¡Me encantaría tener conversaciones con otros sobre este personaje!
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