El blog de Marc Bernabé

Gekiga Yose – Shibahama (Teatrillo Gekiga – Shibahama)

Friday, April 30th, 2010
  • Título: 劇画寄席・芝浜 –Gekiga Yose – Shibahama– (Teatrillo Gekiga – Shibahama)
  • Autor: Yoshihiro Tatsumi
  • Editorial: Basilico
  • Revista:
  • Años publicación: 2009
  • Clasificación: costumbrista, histórico, humor, gekiga
  • Tomos: 1

Hace poco cayó en mis manos la obra más reciente de Yoshihiro Tatsumi, el gran maestro del gekiga que lleva más de 50 años en activo y con mejor salud que nunca tras la publicación de su obra de corte autobiográfico Gekiga Hyōryū (Una vida errante, publicada en España por Astiberri), que le valió el prestigioso Premio Cultural Osamu Tezuka.

Esta obra, titulada Gekiga Yose – Shibahama (Teatrillo Gekiga – Shibahama), en un principio no me llamaba nada la atención, porque básicamente la portada sugiere que es una obra de corte histórico ambientada en la época Edo, y en general este tipo de obras no me atrae demasiado. Sin embargo, el otro día cayó en mis manos y, ya que lo tenía a tiro, decidí leerlo. ¡Y suerte que lo hice! Es una obra impresionantemente buena y entretenida, como todas las de Yoshihiro Tatsumi.

Kabuki, noh, bunraku… Estas artes escénicas japonesas son bastante conocidas en todo el mundo, sobre todo las dos primeras. Sin embargo, hay un género que, a pesar de ser muy popular en el Japón de ayer y de hoy, pasa totalmente desapercibido en Occidente: estamos hablando del rakugo. En el rakugo, un solo “actor” (que suele ser de cierta edad) vestido con kimono, sentado con las rodillas y con un abanico en la mano, realiza monólogos que suelen tener componente cómico. Se trata pues de un arte escénico muy sencillo en apariencia, simples monólogos sin atrezzo ni vestuario: un solo hombre sentado y contando historias. De ahí que sea prácticamente desconocido en Occidente, ya que para poder disfrutar del rakugo se requiere básicamente saber japonés y tener un gran bagaje cultural sobre la vida en la época Edo, ya que casi todas las historias de rakugo, al menos las más famosas, se ambientan en ese período.

En el rakugo, lo que importa en esencia no es el “chiste” final, que a veces resulta incluso pueril o absurdo, sino el modo de contar la historia. En definitiva, no es el “destino” lo que es importante, sino el “viaje”. Y los maestros de rakugo transportan hábilmente a la audiencia en un viaje absorbente con las únicas herramientas con las que cuentan: sus gestos, un abanico y la voz, que modulan diferentemente según el personaje que interpreten (masculino o femenino, niño o adulto, joven o viejo…) y la situación en la que estén (horror, comedia, romance, misterio…). Todo tiene su manera de expresarse.

Líos de faldas en locales de geishas de la época Edo

Líos de faldas en locales de geishas de la época Edo

Pues bien, en esta ocasión, Tatsumi ha querido distanciarse un poco de su registro habitual de historias de perdedores, de los bajos fondos, de violencia y las bajezas del ser humano, y ha decidido adaptar algunas historias famosas del rakugo a formato manga. Así, en este libro se recogen ocho historias, una de las cuales, Shibahama, es el subtítulo del libro. Cómo no, la mayoría de las historias se basan precisamente en las temáticas que Tatsumi siempre ha tocado: la envidia, la codicia, la avaricia, la lujuria, etcétera. Pero esta vez no son historias salidas directamente de la mente del maestro del gekiga, sino que son adaptaciones de representaciones de rakugo ambientadas, cómo no, en la época Edo, sobre todo en los siglos XVIII y XIX. Historias de hombres que frecuentan el barrio de placer de Yoshiwara para pasar un buen rato en compañía de geishas, de amoríos e infidelidades, de timadores y hombres honrados, de golpes de fortuna y rachas de mala suerte… El ser humano en sí, pintado a menudo de forma cómica y realmente entretenida. Y, cómo no, aunque las historias suelen tener finales humorísticos, el chiste final es lo de menos: Tatsumi, al igual que los grandes maestros del rakugo, consigue meter al lector en la historia y hacerle partícipe de ese “viaje” en el que lo importante no es el destino, sino el trayecto. Impresionante Tatsumi.

Lo mejor

  • No habría imaginado que una adaptación a cómic de rakugo podría ser tan interesante.
  • Los “viajes” de las ocho historias que adapta Tatsumi son entretenidísimos.

Lo peor

  • Aunque a mí el dibujo de Tatsumi me gusta mucho y lo encuentro ideal para las historias que quiere contar, algunos lectores lo encontrarán tal vez un poco tosco. En este libro en concreto, esto tal vez sea “culpa” de la magnífica impresión con la que cuenta, que hace que las líneas estén perfectamente definidas y da la sensación de que no estemos ante un producto impreso, sino ante las páginas originales dibujadas por Tatsumi, con lo que se ven todos sus “defectos” (en algunas ocasiones se “pasa de la raya”, en otras se olvida de entintar un trozo de pelo…). A mí, que conste, esto me ha encantado, porque acerca el libro al lector y hace ver que el creador es solo uno, que ha hecho ese libro por sí solo, con todas las ventajas e inconvenientes que eso conlleva. Este, desde luego, es un producto artesanal creado sin la ayuda de ayudantes ni trucos informáticos.

Tsukiji uogashi sandaime (3ª generación en el mercado del pescado de Tsukiji)

Tuesday, April 13th, 2010
  • Título: 築地魚河岸三代目 –Tsukiji uogashi sandaime– (3ª generación en el mercado del pescado de Tsukiji)
  • Autor: Kenichi Ooishi (tomo 1), Masaharu Nabeshima (tomos 2-21) y Kazuo Kuwa (tomos 22-) / Mitsuo Hashimoto (dibujo)
  • Editorial: Shōgakukan
  • Revista: Big Comic
  • Años publicación: 2000-?
  • Clasificación: costumbrista, gourmet
  • Tomos: 27 (en curso)

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Como digo muy a menudo, en el mundo del manga hay absolutamente de todo. Piensa en una temática, por peregrina que sea, y probablemente tendrá un manga (o más) inspirada en ella.

El mercado de pescado de Tsukiji (nombre oficial: Mercado central al por mayor metropolitano de Tokio), muy cerca de Ginza, justo al lado del río Sumida a la altura del emblemático puente Kachidoki, es el centro de compra-venta de pescado más grande del mundo. Asusta la cantidad de pescado y marisco (y también otros productos) que cambia de manos cada día en estas enormes instalaciones. Grandes empresas traen el pescado, lo subastan a los mayoristas, que lo clasifican y arreglan, y a su vez lo venden a los compradores que acuden al mercado: desde encargados de compras de grandes cadenas de supermercados a dueños de pequeños establecimientos de sushi que vienen a conseguir el género más fresco y de mayor calidad posible para ofrecer a sus clientes.

Ir al mercado de Tsukiji a echar un vistazo es todo un espectáculo que vale mucho la pena vivir. Sin embargo, en los últimos años la visita a Tsukiji ha pasado de ser un pequeño “secreto” a figurar en todas las guías de viaje como lugar “imprescindible” que visitar en un viaje a Japón/Tokio, lo que ha provocado que se haya convertido en una especie de circo con gran afluencia de visitantes, sobre todo a la hora de la subasta del atún. Aun así, y a pesar de las aglomeraciones, sigue siendo muy recomendable darse una vuelta por este enorme centro de trabajo de los pescaderos al por mayor de Tokio.

Hace solo unos días estuve por allí con un amigo y le prometí a Roger de comerJapones.com que sacaría un vídeo para publicar en su prestigiosa web. Como lo prometido es deuda, podéis ver el vídeo en comerJapones.com, pero también lo pongo aquí. Por cierto, que este artículo se publica de forma sincronizada con uno sobre Tsukiji que ha escrito Roger y que podéis leer aquí.

(También en Youtube)

¿Os ha gustado el vídeo?

Y ahora la pregunta lógica tratándose de este blog es… ¿Existe un manga sobre el Tsukiji? Pues sí, y además es un manga muy exitoso que lleva ya diez años publicándose y ha acumulado la nada desdeñable cifra de 27 tomos hasta el día de hoy (que conste, sin embargo, que yo no lo conocía antes y que lo descubrí hace unas semanas a raíz de una carambola de estas que da la vida). Por cierto, hoy mismo he estado en un videoclub y, echando un vistazo a las películas que tenían disponibles para alquilar, estaba una basada en este manga. Un día la alquilaré a ver qué tal.

Tsukiji Uogashi Sandaime (3ª generación en el mercado del pescado de Tsukiji) empieza como tantos otros manga: con un gran cambio en la vida del protagonista. En este caso, Shūtarō Akagi, un empleado de banca amable y capaz al que se le encarga la tarea de echar del banco a 100 trabajadores para sanear las cuentas. Tras despedir a 99 compañeros, Shūtarō decide ser él el último sacrificado y se despide a sí mismo. Sin embargo, tiene un plan muy concreto: como está casado con la hija del dueño de una de las tiendas al por mayor de Tsukiji, decide aceptar la oferta de su suegro y pasar a ser el jefe de esa tienda. Así, después del padre de su suegro y su suegro, Shūtarō representa la 3ª generación (sandaime) al frente del negocio familiar.

Sin embargo, no todo es tan fácil: a pesar de ser un joven muy voluntarioso, trabajador y lleno de ilusión, Shūtarō no tiene ni idea de pescados. No sabe distinguir entre las diferentes especies, ni sabe cortar o abrir correctamente cada pescado, ni tampoco tiene ni idea de moverse por un mercado tan enorme como el de Tsukiji. Así, deberá ir aprendiendo sobre la marcha.

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El protagonista llegando al puesto de pescado en Tsukiji que regenta junto a sus nuevos empleados.

Como es lógico en este tipo de obras manga, los inicios resultan bastante durillos, ya que la mayoría de sus nuevos subordinados no dan ni un duro por él y hacen apuestas para ver cuánto durará en el mercado. Y no es para menos: el primer día, Shūtarō llega torpemente al puesto de venta vestido con traje, tropezando y siendo casi atropellado por los carritos y los taare (unos vehículos de carga muy peculiares que abundan mucho en Tsukiji) y desorientándose terriblemente en medio de tanta caja y tanto pescado. Pero pronto empieza a ganarse la confianza de sus subordinados gracias a sus ganas de aprender y de mejorar y a su espíritu trabajador. Una de las claves de su éxito reside en intentar, dentro de lo posible, degustar los pescados que van teniendo a la venta para poder recomendarlos correctamente a sus clientes.

Así, el manga está estructurado en historias autoconclusivas (que a veces duran un capítulo o a veces dos o tres, pero raramente más) en las que el lector aprende un montón: sobre el funcionamiento del mercado de Tsukiji, sobre pescados y sobre cocina.

La verdad es que me ha encantado leer el primer tomo de este manga, he aprendido un montón y me han entrado muchas ganas de seguir leyendo. Ay, tanto manga por leer y tan poco tiempo… *Sigh*

Lo mejor

  • Aprendes un montón.
  • El guión está muy bien escrito y el dibujo es agradable.
  • El mercado de Tsukiji está muy bien representado.
  • Da ganas de comer pescado: crudo, cocido, a la brasa, hervido… ¡De todas las maneras!

Lo peor

  • Por la temática y la extensión, veo imposible la publicación de este manga fuera de Japón. Qué pena.

Sebangō Zero (Dorsal 0)

Thursday, February 25th, 2010
  • Título: 背番号0 –Sebangō Zero– (Dorsal 0)
  • Autor: Hiroo Terada
  • Editorial: Mushi Pro
  • Revista: Yakyū Shōnen
  • Años publicación: 1956-60
  • Clasificación: shōnen, deportivo, costumbrista
  • Tomos: 1

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Seguramente habréis notado mi “pequeña” obsesión por los apartamentos Tokiwa-sō, donde convivieron varios de los más importantes creadores de manga en los años 50, unos autores que hicieron crecer el medio y lo llevaron a cotas insospechadas, hasta el punto que casi se podría decir que sin ellos, Japón no sería como es ahora el país donde más cómic se consume, donde el cómic genera más mercado, y donde más autores trabajan incansablemente creando nuevas historias. No me cansaré de repetir los nombres de los habitantes más ilustres del Tokiwa-sō: Osamu Tezuka, Shōtarō Ishinomori, Fujio Akatsuka y el dúo Fujiko Fujio.

Estos cuatro nombres (cinco, si contamos que Fujiko Fujio se separaron y ahora son conocidos como Fujiko F. Fujio y Fujiko Fujio Ⓐ) son los que siempre se mencionan cuando hablamos del Tokiwa-sō y los albores del manga. Pero hubo varios otros creadores viviendo allí (o bien simplemente apuntándose a sus fiestas), que tuvieron más o menos suerte, como por ejemplo Shin’ichi Suzuki, Naoya Moriyasu, Tokuo Yokota, Jirō Tsunoda, Hideko Mizuno…

Y sin embargo, existe un autor, el más veterano de ellos (con permiso de Tezuka) y auténtica alma del grupo, al que muy pocos recuerdan y que me apetece reivindicar: Hiroo Terada (1931-92). Leyendo Manga Michi, uno se hace a la idea de lo mucho que significó Terada (llamado cariñosamente Tera-san por los demás) para el grupo del Tokiwa-sō: con 25 años, él fue el “hermano mayor” de esos jovencísimos autores (que rondaban los 20), un chico serio, responsable, muy trabajador y que siempre estaba allí para dar consejos a sus compañeros, cocinarles algo en momentos delicados o dejarles dinero cuando les ocurría algún imprevisto.

El papel de Tera-san se reivindica sobre todo en la película Tokiwa-sō no seishun (La juventud del Tokiwa-sō), de 1996, que me encantó y va a ser proyectada por primera vez subtitulada en un idioma occidental el próximo jueves en Madrid. De hecho, creo que la reseñaré en este mismo blog, porque aunque no sea un manga, trata muy directamente sobre manga y vale mucho la pena. En esta película, como decía, se da el protagonismo a Tera-san, que ve cómo sus compañeros van consiguiendo el éxito poco a poco mientras que él, a pesar de su duro trabajo, se va quedando atrás. En este sentido, es una cinta bastante triste y melancólica, realmente excelente en este sentido.

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Zero y los chicos del Z Team jugando a béisbol.

Ya desde que vi la película se me quedó la imagen de Tera-san como el gran olvidado del Tokiwa-sō, pero tras leer Manga Michi esta imagen se me quedó grabada con aún más fuerza en la mente. Tera-san, el amable y atento “hermano mayor”, un dibujante con verdadera integridad y pasión por su trabajo, pero que precisamente debido a su integridad y a sus ideas de que “el manga es para el público infantil y debe ser entretenido, pero nunca dañino” se quedó claramente atrás. Ya a finales de los años 50, su estilo se consideraba “anticuado” y “pasado de moda”. Y a pesar de todo, él siguió en sus trece y nunca quiso cambiar de estilo.

Sebangō 0 (Dorsal Cero) es una de sus obras más conocidas, y además es considerada una de las primeras obras manga sobre béisbol, precursora de títulos tan legendarios como Kyojin no Hoshi, Astro Kyūdan o Dokaben. Tera-san era, de hecho, un gran apasionado del béisbol, y en cuanto tenía un momento salía a la calle a lanzar unas bolas.

No había podido leer nada de Hiroo Terada hasta ahora porque sus obras no se reeditan actualmente y su producción no fue nunca muy destacada, por lo que muy poco de lo que hizo se recopiló en tomo (en los años 50, el manga se publicaba solo en revistas; no fue hasta bien entrados los años 60 que empezaron a venderse tomos unitarios tankōbon en el formato actual). Sebangō 0 es una de las pocas excepciones: este tomo que reseño fue editado por Mushi Pro (la editorial que montó Osamu Tezuka) en el año 1968, ocho años después de que se terminara de publicar en la revista Yakyū Shōnen entre 1956 y 1960.

La historia está protagonizada por Zero (le llaman así porque su dorsal es el número 0), la estrella del equipo del barrio, el “Z Team”, y está ambientada en un barrio normal y corriente del Tokio de los años 50. Cada uno de los capítulos es autoconclusivo y nos cuenta alguna anécdota de Zero y sus amigos, la mayoría de ellas basadas en el béisbol. Lo que sí tienen todas las historias en común es que son extremadamente inocentes, fomentan la amistad y el compañerismo y, aunque algunas veces hay algún mal rollo, siempre se acaba arreglando, lo que termina por fortalecer los lazos de amistad entre los personajes.

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De izquierda a derecha: Terada, Akatsuka, Tezuka, Fujko Fujio Ⓐ y Moriyasu. Los del Tokiwa-sō formaron un equipo de béisbol llamado "Errors" y Tezuka fue a verles un día.

Por ejemplo, un día de mala suerte en el que todo parece salir mal pero luego se arregla; o un “espía” de otro barrio que se apunta al equipo Z para ver cuál es el secreto de su éxito y al final decide que se hará amigo de todos ellos; o un día en el que deciden ayudar a un pobre chico al que su madre tiene esclavizado estudiando como un loco y a pesar de ello saca muy malas notas (la conclusión a la que llegan es que el chico tiene que relajarse y jugar, por ejemplo al béisbol, para luego estudiar con más concentración, y la mamá se queda contentísima y todos felices); o cuando el padre y la hermana de Zero deciden ayudar a su madre, a la que ven muy agobiada, y le dicen que se vaya unos días de vacaciones a un balneario… Al final la madre regresa al cabo de un solo día porque se siente culpable de haberlos dejado allí solos –pobrecitos, que no saben ni freírse un huevo–, y todos contentos.

Como veis, todas historias muy inocentes, muy “íntegras”, muy acordes con la imagen de Tera-san que me había forjado en mi mente tras ver la peli Tokiwa-sō no seishun y leer Manga Michi de Fujiko Fujio Ⓐ. No me extraña que Tera-san no consiguiera el éxito: ciertamente, a pesar de ser una obra de la segunda mitad de los años 50, ya se percibe muy anticuada comparada con otras cosas que se hacían en la época. Pero como he dicho antes, Tera-san nunca quiso cambiar de estilo, y mucho menos dedicarse a crear obras con violencia o contenidos potencialmente “dañinos”, por lo que jamás pudo levantar cabeza y cayó en el olvido.

Este, pues, es mi pequeño homenaje a un dibujante tozudo como pocos, el alma y el líder de los grandes dibujantes que poblaron los apartamentos Tokiwa-sō. Gracias, Tera-san.

Lo mejor

  • Historias tiernas y muy inocentes.
  • Una ventana a la vida de los japoneses de clase media en los años 50.
  • El personaje Nonki-sensei, un mangaka del barrio al que le encanta el béisbol y ayuda a los chicos del Equipo Z cuando puede (basado obviamente en el carácter del propio Tera-san).

Lo peor

  • El estilo de dibujo, así como la temática, resultan anticuados.
  • Algunas situaciones, como el evidente machismo, pueden resultar ofensivas hoy en día, aunque en la época eran completamente normales.

Hajimete mama ni nareta hi (El día en el que fui madre por primera vez)

Friday, January 29th, 2010
  • Título: はじめてママになれた日 –Hajimete mama ni nareta hi– (El día en el que fui madre por primera vez)
  • Autora: Yukari Kawachi
  • Editorial: Kōdansha
  • Revista: Dessert
  • Años publicación: 2006
  • Clasificación: shōjo, josei
  • Tomos: 1

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Hoy estoy muy contento de abrir las puertas del blog a Vero, mi pareja y la madre de mi hija, que comentará un manga. Es la primera vez que cuelgo una reseña que no sea mía y estoy muy contento por ello, ¡además es que ha quedado genial! Espero que os guste. Adelante, Vero:

Como sabéis, Marc y yo hemos sido papis recientemente y estamos descubriendo esta nueva etapa de la vida que cada día nos trae algo nuevo y distinto con una pequeña que cambia y crece a pasos agigantados, y que es capaz de hacernos babear, reír, frustrar, pegar un portazo y volver a babear, todo en menos de una hora. Tan agotador como apasionante. Buena parte del tiempo, pues, en eso estamos.

Una de mis aficiones desde que supimos del embarazo ha sido leer todo lo que cae en mis manos sobre la paternidad, diferentes maneras de enfocarla, teorías de crianza y demás. Como nuestra hija Gemma nos dio la sorpresa en Japón (la rayita azul; ¿o era rosa?), los primeros libros y revistas eran japoneses, y ya en ese punto empezamos a ver que el embarazo y la paternidad se viven de manera bastante distinta en los dos países. Un ejemplo de embarazo, por ejemplo: en España los médicos desaconsejan comer nada crudo por miedo a un posible contagio de una enfermedad llamada toxoplasmosis que puede ser fatal para el bebé; en Japón en cambio, la meca del sushi, a ningún médico se le ocurriría prohibírtelo. Y otro más: en Japón lo estándar es aumentar de peso entre 6 y 9 kilos durante la gestación; en España, los libros sitúan la media normal entre los 10 y los 16 kg.

En resumen, desde que empecé a leer sobre estos temas en publicaciones japonesas ha sido como hacer pasatiempos de “encuentra las 10 diferencias”. Globalmente, la impresión que me llevo es que en Japón se da un enfoque mucho más ingenuo y naif a la paternidad de lo que lo hacemos nosotros y que, así como aquí se vive cada vez más como una aventura compartida, en Japón es todavía maternidad de forma casi exclusiva. Según el almanaque de 2006, el último que tengo a mano, casi el 40% de las mujeres abandona su carrera laboral cuando da a luz al primer hijo (y del 60% restante hay que pensar que una parte ya dejó el trabajo al contraer matrimonio).

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Un bebé no es como una muñequita. Entre otras cosas, no tiene botón de "mute" ni de "OFF"

En estas, Marc se va a Japón el mes pasado y me trae un par de volúmenes de manga sobre el tema: Hajimete mama ni nareta hi (El día en el que fui madre por primera vez), de Yukari Kawachi y Hajimete mama ni naru anata e: 8% no kiseki (Para ti, que eres madre por primera vez: el milagro del 8%), de varias autoras, entre ellas la misma Kawachi. Supongo que pensó que entre tanta teoría y libro sesudo, un poco de ficción no me vendría mal tampoco. ¡Y fue un acierto!

En esta entrada comentaré solo Hajimete mama ni nareta hi. La historia que da nombre al tomo ocupa solo las primeras 75 páginas y narra en primera persona la experiencia de Rika, que recuerda a una madre distante y huraña que la maltrataba física y verbalmente. A los 18 años, Rika conoce a su primer amor y le falta tiempo para irse de casa. El día de su boda se promete a sí misma que el suyo será un hogar alegre. Y cuando al poco tiempo nace su hija Sakura, Rika se desvive por cumplir su promesa. Su meta es convertirse en una madre impecable.

Al principio lo consigue. Pero poco a poco el llanto del bebé, la soledad derivada de la escasa interacción de los primeros meses y la falta de tiempo la desbordan. Se exige tanto a sí misma que no se permite confiar en su marido, ni siquiera para comentarle el maltrato recibido de pequeña. A los nervios y el cansancio acumulados se suma un miedo cerval a convertirse ella misma en una maltratadora para Sakura.

Este sencillo argumento da que pensar en varios sentidos: en primer lugar, Rika se empeña en llevar sobre sus hombros toda la responsabilidad de la crianza del bebé, además del cuidado de la casa y de su esposo. Cierto, en un porcentaje muy alto las madres japonesas abandonan el trabajo para dedicar el 100% de su tiempo al niño. ¿Pero hasta qué punto justifica eso el escaso diálogo y el miedo a compartir inseguridades y flaquezas con la pareja? ¿Y la confianza? ¿Y el apoyarse en el otro? Luego, la figura del maltratador como mala persona o como persona frustrada y simplemente infeliz. Con su propia maternidad, Rika se plantea cómo debió de sentirse su madre cuando ella era pequeña y de algún modo empieza a comprender su transformación en una mujer hosca, amargada y resentida. Y por ende, violenta.

La violencia doméstica (katei bōryoku) y el maltrato infantil (kodomo gyakutai) son dos temas tristemente de actualidad tanto en España como en Japón y ese es el motivo por el que la autora, según explica en el epílogo del libro, decide tratarlos en esta historia. Lo hace no desde una perspectiva censora sino mediante un intento de buscar las causas que los provocan, proponiendo que de alguna manera que cualquiera puede convertirse en un maltratador si no canaliza bien sus emociones negativas que vienen con el paquete de la paternidad (y que pocos explican). Desde luego, la ecuación: responsabilidad de una nueva vida + soledad + inexperiencia + autoexigencia = ¡peligro! Pero bueno, todo con mesura. Personalmente, la historia se me hizo dura de leer y me dejó un regusto amargo, a pesar del inevitable desenlace feliz. Y seguramente esto no me hubiera ocurrido si la hubiera leído antes de ser madre.

Kawachi dedica el resto del volumen a otra historia, Hitori botchi no hōkago (Sola después de clase), la de una adolescente que tiene serios problemas para adaptarse a su nuevo instituto de Tokio cuando trasladan a su padre de Osaka a la capital.

Yukari Kawachi, de 41 años, es una autora de manga shōjo que publica principalmente en la Dessert de Kodansha y de la cual en España conocemos solo Mirai e no tegami (Carta al futuro) de 2002, un volumen único publicado por Planeta deAgostini en la colección “Un manga, un romance”. Hasta el año 2000 dibujaba básicamente historias de amor y fantasía y a partir de entonces añadió el tema de la maternidad en varios tomos, la mayoría autoconclusivos. Tiene un dibujo típicamente shōjo, con todos los elementos emblemáticos del género. La dibujante, me parece a mí, ha crecido con sus lectoras: la evolución temática es clara, aunque estéticamente conserva la esencia del shōjo. Y yo me pregunto: si la estética se mantiene pero, en veinte años más, nos cuenta una historia de amor en la tercera edad… ¿Seguirá siendo shōjo? ^_^ ¡Seguro que las expertas y expertos que leen este blog podéis contestarme a esto!

Ai… Shirisomeshi koro ni… (La época en la que conocimos el amor)

Tuesday, January 19th, 2010
  • Título: 愛…しりそめし頃に… –Ai… Shirisomeshi koro ni…– (La época en la que conocimos el amor)
  • Autor: Fujiko Fujio Ⓐ
  • Editorial: Shōgakukan
  • Revista: Big Comic Original Zōkan
  • Años publicación: 1989-?
  • Clasificación: shōnen, seinen, metamanga, biografía
  • Tomos: 9 (en curso)

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Al ser una secuela de la serie Manga michi (El camino del manga), Ai… Shirisomeshi koro ni… (La época en la que conocimos el amor) sigue narrando las aventuras de Maga y Saino en su camino para convertirse en famosos creadores de manga. A pesar del cambio radical de título, la historia sigue siendo la misma, y retoma el argumento desde el punto en el que se quedó en Manga Michi I, solapándose bastante con lo que se cuenta en Manga Michi Parte II. Es decir, los protagonistas siguen viviendo en los apartamentos Tokiwa-sō, donde ya viven de forma permanente Shōtarō Ishimori y Fujio Akatsuka. La historia empieza básicamente igual que Manga Michi Parte II: Maga vive una época de vacas muy flacas después de haber caído en desgracia al haber fallado en cadena en numerosas fechas de entrega, aunque al final del tomo 1 empieza a recuperarse y a conseguir nuevo trabajo.

La principal diferencia con Manga Michi (partes I y II) es que aquí el protagonismo absoluto lo copa el personaje de Michio Maga, y mientras que Shigeru Saino, el gran amigo y compañero de fatigas, aparece solo de vez en cuando. Imagino que, tras la rotura del dúo “Fujiko Fujio”, Motoo Abiko (es decir, Fujio Fukiko Ⓐ), quiso poner distancia entre él y su ex compañero Hiroshi Fujimoto (o sea, Fujiko F. Fujio) y presentarse a sí mismo no como la mitad de un dúo creativo, sino como un creador en sí mismo, con entidad propia. El caso es que aquí Michio es el protagonista absoluto, lo que no deja de quitarle un poco de encanto a la obra y desvirtúa bastante su condición de “semiautobiografía”. Otros cambios son por ejemplo el estilo de dibujo más sobrio y el hecho de que el nombre del dibujante Naoya Moriyasu aparece cambiado a Yasuji Kazamori (imagino que Moriyasu se quejó de que aquí le pintaba como un vividor y un jetas y exigió no aparecer con su nombre real).

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Trabajando a destajo

En fin, una obra solamente recomendable para los muy fans de Manga Michi y de los “apartamentos del manga” Tokiwa-sō, entre los que por supuesto me cuento. Seguramente seguiré comprando los tomos, ya que no son muchos: de hecho, los dos primeros capítulos publicados en este tomo se presentaron en diciembre de 1989 y abril de 1990 en la revista Big Comic Original Zōkan, pero no fue hasta diciembre de 1995 que se inició su serialización, con un capítulo cada dos meses, por lo que el ritmo es lento y fácil de seguir: actualmente cuenta con solo 9 tomos en el mercado a pesar de llevar 20 años abierta.

Hasta ahora he comprado hasta el tomo 3, ya que al ser libros bastante grandes y caros prefiero ir poco a poco para dosificar y además poder saborearlos mejor. Esta colección incluye jugosos extras: así el tomo 2 incluye un capítulo especial en homenaje al entonces recién fallecido Fujiko F. Fujio, su gran compañero de fatigas durante tantos años, mientras que en el tomo 3 se publica íntegra la carta que Hiroo Terada mandó al dúo para invitarles a vivir en Tokiwa-sō, donde les contaba todo lo referente a la vida en ese edificio de apartamentos; es un documento impresionantemente valioso. Normalmente, el extra consiste en un pequeño pliegue al final con páginas de comics de Fujiko Fujio de los años 50 que se mencionan dentro del manga, y en un formato muy similar al original, lo que aumenta enteros el valor documental de estas obras.

Lo mejor

  • Que la historia sigue adelante después de dejarnos en ascuas en Manga Michi
  • El pliegue del final con una edición símil de alguna obra de los años 50, y los diferentes extras

Lo peor

  • Que la obra no sea 100% autobiográfica y por lo tanto no sepamos lo que realmente ocurrió
  • La relegación a un segundo plano del personaje de Saino
  • Las “poesías” con las que se flipa el autor de vez en cuando como colofón de los distintos capítulos; me parecen innecesarias y no entiendo muy bien su función allí en medio
  • Como no se espabile Fujiko Fujio Ⓐ, nos quedaremos a medias en la historia (ahora tiene 75 años)