El blog de Marc Bernabé

Natsuko no sake (El sake de Natsuko)

Wednesday, March 1st, 2017
  • Título: 夏子の酒 –Natsuko no sake– (El sake de Natsuko)
  • Autor: Akira Oze
  • Editorial: Kōdasha
  • Revista: Morning
  • Años publicación: 1988-1991
  • Clasificación: costumbrista
  • Tomos: 12

Los que me seguís en redes sociales ya sabéis que en los últimos dos años o así me he convertido en un apasionado del sake, el “licor de arroz” típico japonés. Todo empezó a raíz de traducir el tomo 2 de la edición de Norma de Oishinbo, el manga especializado en cocina japonesa: durante esa traducción, que fue durísima pero me encantó, aprendí una cantidad de datos incomensurable sobre sake. Variedades, calidades, fabricación, conservación, modos de servirlo, etcétera. No puedo decir que me haya convertido en un experto, porque no es así ni mucho menos, pero lo que sí es seguro es que ahora mismo seguramente seré una de las pocas personas en todo el país que tienen un conocimiento relativamente profundo del sake. Tampoco es tan difícil, ya que, lamentablemente, ¿a cuánta gente conocéis que pueda contaros en qué consiste la –abismal– diferencia entre un sanzōshu y un daiginjō? Es una lástima, pero espero que, a lo largo del tiempo, la gente de aquí pueda empezar a apreciar el buen sake, ya que el mundo del sake no tiene nada que envidiar al de, por poner un ejemplo de una bebida igualmente fermentada, el vino. ¡La variedad de calidades, sabores y matices del sake resulta sorprendente!

El hecho de que uno de mis amigos, Roger Ortuño de comerjapones.com se haya convertido en el único sumiller de sake de origen no japonés en toda la península ibérica, y haya sido nombrado, entre otras cosas, Embajador de Buena Voluntad de la Gastronomía Japonesa, especializándose muchísimo en sake y compartiendo algunos de sus conocimientos conmigo, ha ayudado mucho en este “boom particular” del sake. De un tiempo a esta parte, cada vez que voy a Japón procuro degustar todo tipo de sake y aprender más sobre él, e incluso hace poco tuve el privilegio de visitar una bodega de sake acompañado del maestro tōji (máximo responsable de la producción de sake) de dicha bodega.

Como siempre que siento curiosidad sobre algún tema en concreto lo primero que hago es intentar conseguir más datos: si es posible, en forma de manga, ya que lo considero una forma ideal de aprender mientras pasas un buen rato leyendo. Una de las obras que más he disfrutado durante el parón del blog ha sido Natsuko no sake (El sake de Natsuko). Esta es una obra, como tantas, que ya conocía de antes, de nombre, pero no había tenido oportunidad de leer todavía.

Pues bien, me puse a ello y disfruté muchísimo, aprendiendo una cantidad ingente de cosas durante el proceso. Esta es la historia de Natsuko Saeki, una joven que es hija del dueño de una bodega de sake. En principio, la bodega la va a heredar su hermano mayor, que es un gran apasionado del sake y, cómo no –esto es un manga, amigos–, aspira a fabricar el mejor de los sakes posibles. Para ello, después de investigar mucho, consigue encontrar una variedad de arroz que se creía perdida, llamada tatsunishiki, y que, pese a ser ideal para la producción de sake, se dejó de utilizar porque su cultivo era extremadamente complicado y, a los agricultores de antaño, les daba más problemas que otra cosa, por lo que pasaron a cultivar arroz más sencillo de manejar.

Natsuko catando el sake que se produce en su bodega.

Cuando el hermano lo tiene todo listo para empezar la operación de fabricar ese “mejor sake de Japón”, ocurre el gran drama, como suele pasar en los mangas: el joven cae enfermo y muere. Entonces, Natsuko decide que, en memoria de su hermano, hará todo lo posible por seguir y completar su sueño.

Así empieza la historia de Natsuko, una veinteañera sin apenas conocimientos de fabricación de sake (aunque a sumiller no la gana nadie, ya que tiene una experiencia, un paladar y una resistencia al alcohol increíbles) que tendrá que luchar contra viento y marea, y contra las tendencias de la industria japonesa del momento (finales de los 80, principios de los 90) de “cantidad sobre calidad”, para crear ese nuevo sake a partir del arroz tatsunishiki. Para ello, lo primero que tendrá que hacer es cultivar los pocos granos del arroz que consiguió su hermano para conseguir, en un par de años, suficiente cantidad de arroz como para iniciar la producción de sake. Y así es el primer gran arco argumental de este manga: la pugna de Natsuko por, por un lado, conseguir una primera cosecha (¡al final tendrá que cultivar el arroz ella misma!) y, por el otro, convencer a la cooperativa agraria de que cultivar el tatsunishiki, y con ello renunciar a cualquier tipo de ayuda externa en forma de pesticidas y abonos químicos, es la mejor idea posible.

Una vez superado este escollo, cosa que no resulta nada fácil debido a la cabezonería de los agricultores, Natsuko tendrá que trabajar codo con codo junto al tōji para, sin dejar de producir sake “normal” (ya que la bodega es una empresa y no puede permitirse el lujo de paralizar toda la producción por un “capricho de la niña”), embarcarse en la creación de ese sake supremo fabricado a partir del arroz tatsunishiki. En medio de todo esto, por supuesto, todo tipo de aventuras, desengaños, algún que otro escarceo amoroso, rivalidades y mucho, mucho, mucho esfuerzo.

Lo mejor

  • Aunque manida, la historia entretiene y el dibujo la acompaña muy bien.
  • Lo que se aprende sobre el cultivo de arroz y la fabricación de sake vale su peso en oro.

Lo peor

  • Sinceramente, es una historia bastante previsible, aunque no por ello menos interesante.

Notari Matsutarō (Matsutarō el tranquilón)

Monday, February 20th, 2017
  • Título: のたり松太郎 –Notari Matsutarō– (Matsutarō el tranquilón)
  • Autor: Tetsuya Chiba
  • Editorial: Shōgakukan
  • Revista: Big Comics
  • Años publicación: 1973-1998
  • Clasificación: deportivo, costumbrista
  • Tomos: 36

Durante mi “hiatus” en el blog, como ya comenté, no he dejado de leer manga en ningún momento, solo que he variado un poco mis hábitos: en vez de ir picoteando de aquí y de allá, tomos 1 y a lo sumo 2, para ver por encima cómo es una obra, hacerme una idea sobre ella y comentarla aquí en el blog, me he dedicado a leer obras más largas, a ritmo más bien pausado (el que me permitía el escaso tiempo disponible) y disfrutándolas como obra entera en vez de como algo puntual. Y me ha gustado mucho la experiencia, la verdad. Lástima que el tiempo que tengo sea tan escaso y haya tantísimas obras que me interesan, porque si no lo haría más a menudo. Tengo que encontrar el equilibrio entre leer obras largas que realmente me apetezca leer enteras y picotear tomos 1 por pura curiosidad como parte de mi faceta de “estudioso” del manga. Pero no es fácil.

En todo caso, una de las obras que leí entera durante esta época es esta Notari Matsutarō. Hubo un tiempo en el que tuve un pequeño “boom particular” de Tetsuya Chiba (autor de Ashita no Joe entre otras obras), y me leí algunas de este autor, bastante menores (a ver si en algún momento las reseño) y esta la tomé con muchísimas ganas porque hacía muuucho tiempo que me llamaba la atención. No en vano es la obra más larga de este autor, ¡estuvo 25 años trabajando en ella nada menos!

La historia nos cuenta la trayectoria de un chico llamado Matsutarō Sakaguchi, criado con su madre y sus numerosos hermanos pequeños en una zona deprimida cerca de Fukuoka, en Kyūshū. Pese a su entorno paupérrimo, no estamos ante el típico protagonista esforzado y que se parte el lomo para ayudar a su madre y a sus hermanos, sino todo lo contrario: no da más que problemas. De gran envergadura y con una fuerza descomunal, aparte de no ser precisamente el más listo de la clase (de hecho ha repetido curso varias veces), la especialidad de Matsutarō es meterse en líos, a cuál más gordo, y a dar muchos dolores de cabeza a su madre.

Muy a regañadientes, en un momento dado Matsutarō se ve metido en el mundo del sumō, el deporte nacional de Japón. Uno de sus profesores del colegio ve un enorme potencial en él y trata de convencerlo para que se apunte como aprendiz en un “establo” de sumō de Tokio. La cosa no es fácil, porque Matsutarō es un cabezón impresionante, y esto de la vida del luchador de sumō, el levantarse pronto, entrenar duro y respetar la jerarquía, no va absolutamente nada con él. Matsutarō no para de meterse en problemas, y en meter en problemas a compañeros suyos que sí están motivadísimos para seguir el camino del sumō, como el bajito Kiyoshi Tanaka, extremadamente tímido y, a priori, con un cuerpo demasiado pequeño para esta exigente disciplina, mezcla de deporte y ritual tradicional ancestral.

Entrenamientos, torneos y vida diaria se suceden en este interesante manga.

En todo caso, la historia va avanzando poco a poco, con Matsutarō y Tanaka ascendiendo en los rankings del banzuke (la “tabla clasificatoria” de los luchadores de sumō), pero no va a ser un camino fácil. Porque Matsutarō es un auténtico desastre como luchador: tiene todo lo que necesita para llegar a ser un gran campeón yokozuna, o al menos llegar a los puestos más altos, pero es vago e irreverente. A no ser que tenga una motivación especial, Matsutarō no hará demasiado buen papel en los torneos. Y esa motivación viene dada básicamente por el dinero: nuestro protagonista se convierte en un especialista en imponerse –en ocasiones de manera poco ética– a auténticos titanes del banzuke, porque es en esos combates que más llaman la atención donde el premio económico para el ganador es más cuantioso, mientras que los combates más asequibles para él, ante rivales a priori menores, suele perderlos por puro desinterés. En todo caso, la predisposición al vicio de Matsutarō hace que todo lo que pueda ganar se lo reviente en alcohol, tabaco, apuestas y mujeres…

Estamos ante un manga que en ocasiones se vuelve un poco repetitivo, irritante incluso (porque sabes que, si se lo propusiera, Matsutarō podría llegar a realizar verdaderas hazañas, pero el tío es tan vago y pasa tanto de todo que nunca llega a hacerlo del todo), pero de nuevo tiene esa característica que a mí tanto me gusta de este tipo de obras: aprendes muchísimo leyendo, en este caso sobre el mundo del sumō, sus reglas, su jerarquía, el modo en el que viven los luchadores, los tipos de premios que hay, sus peinados, su comida y muchísimas cosas más. No puedo decir que ahora soy un experto en sumō, pero desde luego mis conocimientos sobre él han aumentado de forma exponencial. ¡Aprender leyendo manga mola!

Lo mejor

  • Historia adictiva con la que además aprendes mucho.
  • El dibujo me encanta, tiene ese punto añejo pero deliciosamente detallado de un gran maestro del manga como Tetsuya Chiba.
  • Si te interesa este manga, difícilmente accesible si no sabes japonés, es posible que puedas acceder a un anime de 23 episodios que se realizó en 2014 o incluso a los 5 OVA que se crearon entre 1990 y 1991.

Lo peor

  • Se puede hacer un poco repetitivo.
  • El personaje de Matsutarō irrita porque sabes que puede llegar a mucho más pero simplemente pasa de todo. Pero, visto desde otro punto de vista, también es un mérito de la obra, ya que en el manga este tipo de personajes son poco comunes: generalmente se centran en el esfuerzo y la victoria final a pesar de todas las vicisitudes, y el hecho de tener un personaje tan pasota resulta bastante innovador. En este caso, sí que es cierto que Matsutarō se apunta alguna victoria, y alguna de ellas muy emotiva, pero por ejemplo en todo el arco final del manga el tío sigue en activo pese a tener ya 35 años (una edad en la que la mayoría de los luchadores hace tiempo que se han retirado) simplemente porque no tiene otra forma de ganarse la vida y ya le va bien ir tirando.
  • No se sabe si la historia está terminada porque Chiba nunca ha anunciado su final. Aunque es cierto que los últimos tomos ya son un spin-off que se centra básicamente en Tanaka y que difícilmente va a tener continuidad, aparte de que desde 1998 que no dibuja ningún capítulo nuevo.

Shōta no sushi (El sushi de Shōta)

Tuesday, February 14th, 2017
  • Título: 将太の寿司 –Shōta no sushi– (El sushi de Shōta)
  • Autor: Daisuke Terasawa
  • Editorial: Kōdansha
  • Revista: Shōnen Magazine
  • Años publicación: 1992-97
  • Clasificación: culinario, shōnen
  • Tomos: 27

A Daisuke Terasawa lo conocemos básicamente por ser el autor de Mr. Ajikko, una obra que, al menos en tierras catalanas, nos es bastante familiar gracias a su versión animada, emitida en los años 90 en TV3, con el título El gran Suixi (sic.), aunque todos lo llamábamos El rei del sushi. Esa era la historia de un chaval que se dedicaba a participar en concursos culinarios, no necesariamente de sushi (de hecho, cocinaba de todo menos sushi, casi se podría decir) y con una exageración pasmosa en cuanto a reacciones de los comensales al probar la comida. El manga de Mr. Ajikko en el que se basa ese mítico anime lo reseñé en este mismo blog hace unos años.

Tengo el tomo 1 de Shōta no sushi en mi “mangateca” particular desde hace muchos años, no sé si incluso desde antes de comisariar la exposición “Manga paladear” para el Salón del Manga de Barcelona de 2012. Obviamente, en ese momento sí era consciente de que era un manga del mismo autor que Mr. Ajikko, pero cuando lo tomé el otro día, para por fin leerlo –no sé exactamente qué impulso me llevó a hacerlo– ya ni me fijé en el nombre del autor y hasta este mismo momento, en el que me he puesto a buscar los datos de años de publicación y todo lo demás para la ficha que abre la reseña, he caído en la cuenta: “¡Pero si es del mismo autor que Mr. Ajikko!”

Hasta este punto resulta diferente una obra de la otra. Ciertamente, el estilo de dibujo es el mismo, pero es que el de Terasawa es un estilo bastante común entre los mangakas de finales de los 80 y principios de los 90, así que no me sorprende no haber caído en la cuenta. Lo que cambia bastante es el enfoque de la obra, al menos en este primer tomo. Luego, según voy leyendo por ahí, la cosa cambia y el manga pasa a presentar “competiciones” y “retos” entre cocineros, al igual que con Mr. Ajikko, pero en este primer tomo la historia que nos presenta es muy costumbrista y para nada exagerada.

La historia está protagonizada por Shōta, un joven que trabaja en un restaurante de sushi como aprendiz. Ya lleva año y medio allí y, como no puede ser de otra manera dentro de la estricta jerarquía nipona, se dedica a tareas menores como servir té a los clientes, limpiar el local y, tal vez, preparar algún pescado (quitarle las espinas, marinarlo, o lo que sea) para que se pueda servir más tarde en forma de sushi.

Primer enfrentamiento: contra un chaval engreído que se cree el mejor sushiman del universo.

Pero Shōta es ese chaval típico tan voluntarioso que aparece en los mangas. Se ilusiona con su trabajo, lo considera un orgullo y le da igual ser el último mono en el restaurante porque a su lado tiene al gran y prestigioso “sushiman” que es el dueño y a sus senpais que trabajan en la barra haciendo el sushi, y él está aprendiendo de ellos. Pero claro, como es el típico protagonista de shōnen, siempre tan ilusionado y voluntarioso, practica como loco en su casa, durante horas, cocinando el arroz y dándole forma para que los nigiri le salgan lo mejor posible.

Si bien este no es estrictamente un manga de historias autoconclusivas, porque la trama subyacente va avanzando y Shōta digamos que cada vez cuenta con mayor confianza del dueño del restaurante y sus senpai, sí que al menos en el primer tomo tenemos un total de tres arcos argumentales que pueden considerarse autoconclusivos. En el primero, una antigua compañera de clase de Shōta, muy joven, tiene que casarse por una cuestión de relaciones familiares, y quiere que Shōta le prepare una ración de sushi: será la primera vez que el dueño del restaurante le permita ponerse detrás de la barra y hacer nigiri y maki para que los deguste un cliente. En el segundo arco, aparece un chico muy prepotente que resulta que sabe hacer excelentes nigiri con un solo gesto de la mano (cuando lo normal es hacerlo en 5 o 6 movimientos, en 4 o 3 los más experimentados). Tiene una historia bastante negra detrás relacionada con su padre y ahora se dedica a retar a restaurantes de sushi para ganar dinero, en plan “si consigo hacer un mejor sushi que tú me pagarás X dinero”. Pese a su obvia inexperiencia, Shōta acaba teniendo que enfrentarse a él por orden del dueño de su restaurante. Finalmente, el tercer capítulo del tomo nos habla sobre la relación del wasabi con el sushi, cuando aparece una chica que es responsable de un campo de cultivo de wasabi: esta hace abrir los ojos del protagonista sobre la gran importancia que tiene esta raíz en el sushi y cómo se tiene que tratar.

A mí me ha parecido un manga la mar de entretenido y, como suele pasar con los mangas temáticos, aprendes muchísimas cosas: en este caso sobre el funcionamiento de un restaurante de sushi y los procesos de preparación de este manjar. Por lo que veo, el manga evoluciona más tarde hacia las típicas batallas y enfrentamientos entre cocineros (de hecho, el reto entre el chaval prepotente y Shōta ya entra dentro del estilo tan típico de Terasawa), pero no me cabe duda de que sigue siendo un manga entretenidísimo, muy costumbrista (al menos al principio), y con el que vas aprendiendo un montón de cosas. Me encantan este tipo de mangas.

A propósito, este título tuvo que tener un éxito bastante considerable, porque no solo el manga original abarcó un total de 27 tomos (mientras que Mr. Ajikko duró 19), sino que encima ha tenido dos secuelas (aunque es cierto que, a diferencia de Mr. Ajikko, Shōta no sushi no ha sido nunca adaptado a anime). La primera se subtitula “Saga del Torneo Nacional” (ya estamos con los torneítos…), se publicó entre 1997 y 2000 y alcanzó los 17 tomos. La segunda, en cambio, no tuvo aparentemente tanto éxito: se publicó entre 2013 y 2015, bajo el título Shōta no sushi 2 – World Stage y duró solamente 4 volúmenes.

Lo mejor

  • De esos mangas que a mí tanto me gustan con los que pasas un buen rato leyendo y encima aprendes.
  • Tiene buen desarrollo y no se hace aburrido.

Lo peor

  • No le veo nada de malo, al menos hasta donde he leído (el tomo 1), aunque tal vez luego la cosa se vuelva más previsible y aburrida.

Chiisakobee

Monday, November 2nd, 2015
  • Título: ちいさこべえ –Chiisakobee–
  • Autor: Shūgorō Yamamoto (historia original) / Minetarō Mochizuki (manga)
  • Editorial: Shōgakukan
  • Revista: Big Comic Special
  • Años publicación: 2012-15
  • Clasificación: slice of life
  • Tomos: 4

chiisakobee1

Desde que lo descubrí con Dragon Head, a finales de los 90 (y poco después, en 2001, fue uno de los primeros encargos de traducción de manga que tuve), Minetarō Mochizuki es un autor que me gusta y al que sigo la pista siempre que puedo. Tiene un estilo de dibujo peculiar, bastante “simplón” si lo queremos llamar así, pero a mí personalmente me fascinan sus historias y, dentro de ellas, su trabajo en la composición de cada página y los ángulos y enfoques que usa en sus viñetas, muy peculiares (como se puede ver en la página de ejemplo que incluyo un poco más abajo).

En su día ya disfruté de sus obras anteriores a Dragon Head, bastante primitivas, y más tarde en Maiwai, obra que llegó a España y en cuya traducción estuve involucrado (no como traductor, porque no podía en ese momento, pero sí como revisor de la traducción). Y ahora me he puesto un poco al día leyendo las últimas cosas en las que ha trabajado: esta Chiisakobee y otra llamada Tōkyō Kaidō (Chicos extraños de Tokio).

Entre ellas no tienen nada que ver, en realidad. Chiisakobee es una adaptación a manga de una novela histórica del escritor Shūgorō Yamamoto (1903-67) que, entre otras adaptaciones (una película, una obra de teatro musical…), tuvo una pequeña serie televisiva de 5 episodios en la cadena NHK en el año 2006. Mientras que novela, película, obra y serie de TV se ambientan en el período Edo (1603-1868), Mochizuki ha tenido la idea de trasladar la acción al Japón actual, y de convertir al protagonista, Shigeji, en una especie de hipster barbudo y melenudo que personalmente me recuerda muchísimo a algunos personajes de Wes Anderson.

SDS

Me encantan las composiciones de Mochizuki.

Shigeji es hijo de un carpintero tradicional de los que, en Japón, se encargan de construir viviendas de madera al estilo de toda la vida, que estudió arquitectura en la universidad y que durante varios años estuvo perdido por ahí sin que se supiera nada de él. Hace relativamente poco, volvió con una espesísima barba y melena y se incorporó a la empresa Ōdome de su padre. Sin embargo, mientras el equipo de Shigeji se encuentra en Kamakura trabajando en una construcción, se declara un gran incendio en el barrio de Tokio donde se encuentra la sede de la empresa y no solo esta se quema, sino que los padres de Shigeji fallecen.

El estoico y taciturno Shigeji se encuentra, pues, en la tesitura de tener que liderar la empresa y levantarla de nuevo. Para que les ayude con las tareas de la casa (afortunadamente la casa principal de Ōdome, donde se alojan algunos de los empleados, se ha salvado del fuego), contratan a la joven Ritsu, que también ha perdido su vivienda… Al poco, sin embargo, Shigeji descubre que Ritsu se ha traído consigo a varios niños huérfanos, cada cual con su carácter particular, que tampoco tienen donde vivir. Tras algunos estira y afloja, se decide que todos vivirán en la casa. Si ya Shigeji tenía suficientes problemas para ponerse al frente de la empresa de carpintería debido a sus precedentes, a su juventud y a su aspecto, ahora se ve ante la responsabilidad de cuidar de Ritsu y los niños. Y, a pesar de todo, extremadamente celoso y orgulloso, se niega a recibir ayuda alguna…

Lo mejor

  • Una tranquila historia sobre sentimientos y humanidad, con toques de comedia romántica.
  • Te acabas encariñando de los tozudos (cada uno a su manera) Shigeji y Ritsu.

Lo peor

  • Es una historia demasiado japonesa como para que ninguna editorial española pueda decidir apostar por ella. No hay nada imposible, claro, y cosas más raras se han visto, pero lo veo complicado.

Shiawase (Felicidad)

Wednesday, April 22nd, 2015
  • Título: しあわせ –Shiawase– (Felicidad)
  • Autor: Seiji Toda
  • Editorial: Ohzora Shuppan
  • Revista: autopublicado en web
  • Años publicación: 1999-2004
  • Clasificación: historias cortas
  • Tomos: 1

shiawase1

Este es el típico manga que, en mi caso, me pillo básicamente porque me llama la atención la portada o el título. En este caso, me dio la sensación de que podría ser uno de esos mangas tranquilos, con cierto regusto gafapasta, y con una historia más bien costumbristas que se deja leer con facilidad y emociona al lector, un poco como la maravillosa Undercurrent que va a publicar dentro de poco Milky Way Ediciones y que he tenido el gran gusto de traducir.

Sin embargo, el “truco” de la portada o el título no siempre funciona como crees: en este caso, aunque no puedo decir que Shiawase me haya parecido mala ni mucho menos, la verdad es que ha resultado ser una obra muy distinta a lo que pensaba, ya que ha resultado ser una recopilación de historias cortas. A posteriori he descubierto que Seiji Toda, el autor, empezó publicando sus obras en internet, en su propia página web, y a raíz de esto llamó la atención de las editoriales, que no solo le publicaron en papel su creación digital (como es el caso de este libro), sino que lo ficharon para que trabajara para sus revistas como mangaka profesional. Así que, dibujantes aspirantes a profesionales de ahí fuera, que a veces me preguntáis qué tenéis que hacer para publicar vuestros cómics: vivimos en una era en la que cualquiera, sea bueno o malo, puede publicar sus obras: es tan sencillo como abrir un blog y empezar a subir el material. Si sois buenos y constantes, acabaréis llamando la atención de la gente y finalmente –si este es el objetivo que tenéis– podréis publicar en papel, sea de forma autopublicada (y con ejemplos de grandísimo éxito, incluso en España, como los de Jesulink o Andrés Palomino) o bien porque alguna editorial se ha interesado por vuestras obras y las quiere publicar en papel.

En japonés, como en todos los idiomas, existen palabras muy precisas que resultan muy complicadas de trasladar a otros idiomas, al menos en una sola palabra y sin mediar explicación. Entre ellas, tenemos la palabra 切ない setsunai, que vendría a ser un concepto a caballo entre la tristeza y la melancolía. Aunque a veces encontramos la palabra en contextos bastante duros (de hecho, mi diccionario da la traducción “triste y doloroso” para esta palabra, con un ejemplo que reza, en su traducción, “¡Cuán setsunai (triste/angustiada) tiene que estar la madre que ha perdido a un hijo!”), en general lo he visto muy utilizado en situaciones como “te deja la novia y estás triste, te sientes solo, desamparado, nostálgico”. Es decir, que describe un estado de ánimo malo, pero no de mal rollo total y absoluto. En mi percepción del idioma (que igual está equivocada porque no soy nativo), la palabra setsunai no tiene necesariamente carga estrictamente negativa. No sé si me explico, es una sensación de vacío, dolor y tristeza pero no necesariamente de mal rollo, en plan “ah, ya se caen los pétalos de los cerezos en flor, ¡qué setsunai!”. Y encuentro que dicha palabra tiene cierta relación con el concepto clásico del 物の哀れ mono no aware, que mi diccionario describe como “pathos” y también como “una respuesta estética a la transitoriedad de las cosas bellas”. Tenéis una descripción más detallada de este concepto en este artículo.

¿Por qué explico esto? Pues porque la palabra que me ha evocado la lectura de las historias de este manga es precisamente esta: setsunai. Es curioso, porque las historias que se incluyen en Shiawase son de longitud muy variable. Algunas tienen una sola página, hay un par bastante largas (de unas 20-30 páginas), otras de 2 páginas, de 3, de 5… pero todas ellas te dejan con un regusto triste, setsunai, en el cuerpo. Como ejemplo, os pongo una de las historias de una sola página con su traducción, para que veáis de qué estoy hablando.

Medusas Tengo medusas en casa. Cuando mueren, esas medusas se disuelven “totalmente” en el agua; no dejan cadáver. Es como si nunca hubieran existido en primer lugar. Quisiera ser una medusa... Pero yo sí dejaría un cadáver. Por eso sigo esforzándome.

Medusas
Tengo medusas en casa.
Cuando mueren, esas medusas se disuelven “totalmente” en el agua; no dejan cadáver.
Es como si nunca hubieran existido en primer lugar.
Quisiera ser una medusa…
Pero yo sí dejaría un cadáver.
Por eso sigo esforzándome.

Lo mejor

  • Historias autoconclusivas que evocan sentimientos en el lector, generalmente tristes.
  • Costumbrismo, metáfora y buena narrativa.

Lo peor

  • Algunas historias son más flojas, o se entienden peor.
  • Aunque en general el manga me ha gustado bastante, me he quedado con ganas de ver cómo Toda se desenvuelve en historias más largas, ya que creo que puede crear cosas bastante memorables. Le seguiré la pista al autor para ver cómo evoluciona.