El shonen manga es el tipo de manga más popular, enfocado al público juvenil, principalmente masculino. La mayoría de las obras más exitosas del cómic japonés, como Dragon Ball, One Piece, Naruto, Ranma 1/2 o Campeones (Capitán Tsubasa / Oliver y Benji), entre tantas otras, se engloban en este subgénero. Además, las series animadas (anime) basadas en estas obras se han emitido por todo el mundo y gozan de una popularidad global. En esta conferencia exploraremos los orígenes y la evolución de este subgénero del manga, desde los años 20, con el primer éxito Shôchan no Bôken (Las aventuras de Shôchan) hasta las obras más rompedoras de la actualidad.
Conferencia realizada en el Teatro de la Universidad Nacional de Ingeniería -UNI- (Lima, Perú), en febrero de 2012 y organizada por Fundación Japón y la Embajada del Japón en Perú.
Conferencia – La evolución del manga shônen
Monday, April 9th, 2012Yōjinbō (El guardaespaldas)
Friday, February 10th, 2012- Título: 用心棒 –Yōjinbō– (El guardaespaldas)
- Autor: Fujiko Fujio A (basado en la película original de Akira Kurosawa)
- Editorial: Chūō Kōron-sha
- Revista: —
- Años publicación: 1998
- Clasificación: seinen, cine
- Tomos: 1
Hace poco, leyendo unos ensayos de Fujiko Fujio A, supe que este autor y muchos de su quinta habían recibido fuertes influencias de las películas de Akira Kurosawa en su juventud y que, muchos años más tarde, recibieron un encargo de la editorial Chūō Kōron-sha para adaptar algunas de sus obras más conocidas al manga. Estos autores son Takao Saitō (Golgo 13), Gōseki Kojima (El lobo solitario y su cachorro, Hanzō, Asa el ejecutor…), Fujiko Fujio A (Ninja Hattori-kun, Manga Michi…) y Shōtarō Ishinomori (Cyborg 009, Kamen Rider…), aunque este último, lamentablemente, no pudo participar finalmente debido a su repentina muerte en 1998.
La suerte hizo que en mi último viaje a Japón me topara con el tomo de Yōjinbō, la adaptación de Fujiko Fujio A de la película homónima de Akira Kurosawa, una de las más conocidas del famoso director, y ni corto ni perezoso lo adquirí.
No soy muy aficionado al cine de Kurosawa, la verdad, y es que en general las historias de jidaigeki (ambientadas en el período samurái) no me atraen mucho, pero sí me picaba la curiosidad por ver cómo uno de los mayores autores de manga de todos los tiempos adaptaba una película del director japonés más internacionalmente aclamado.
Un rōnin errante llega a un pueblo extrañamente silencioso. Resulta que en el pueblo se está llevando a cabo una guerra de bandos entre dos grupos que se disputan el poder (los antepasados de los actuales yakuza, para que nos entendamos) y cualquier forastero que llega, si tiene cierto nivel con la espada, es susceptible de ser contratado como yōjinbō (guardaespaldas, matón) por uno de los dos bandos. El protagonista, que se hace llamar Sanjūrō Kuwabatake, se ve metido de lleno en esta disputa de poder y decide aprovecharse, usando todo tipo de trucos para conseguir comida y bebida gratis, así como dinero. La cosa se lía mucho más que esto, así que no voy a extenderme, y probablemente ya habéis visto la película, por lo que sabéis que en esta obra hay escenas geniales en las que Sanjūrō demuestra gran astucia, así como escenas de trepidante lucha con espada.
Por lo poco que recuerdo de la película (la vi hace varios años), la adaptación manga es muy fiel y se deja leer con rapidez.
Lo mejor
- Un gran autor de manga versionando una gran obra cinematográfica de un director legendario.
- Se nota la reverencia que Fujiko Fujio A siente por Kurosawa y también por el actor Toshirō Mifune, el héroe de toda una generación.
Lo peor
- El estilo de dibujo, en mi opinión, no casa mucho con el argumento. Se percibe un gran esfuerzo por parte del autor, pero no puede esconder que su estilo primordial se basa en las formas redondeadas del manga infantil. A mí francamente no me importa, estoy acostumbrado al dibujo de este autor, pero al profano le parecerá rarísimo.
Yume miru kikai (Las máquinas de soñar)
Wednesday, May 4th, 2011- Título: 夢みる機械 –Yume miru kikai– (Las máquinas de soñar)
- Autor: Daijirō Morohoshi
- Editorial: Asahi Sonorama
- Revista: Shōnen Jump, entre varias otras
- Años publicación: entre 1973 y 1976
- Clasificación: shōnen
- Tomos: 1
El autor Daijirō Morohoshi era una asignatura pendiente en mi mangateca. Había leído algunas críticas bastante positivas sobre su obra, que le encumbraban a una posición bastante alta dentro del manga de corte alternativo, pero nunca había tenido ocasión de leer nada suyo. No por falta de ganas, sino por falta de oportunidades; nunca había encontrado una obra suya que me llamara la atención de forma especial.
Sin embargo, en uno de mis viajes a Japón del año pasado, en una de mis habituales razias a las librerías de manga vintage de Tokio, encontré este tomo que me dijo, inmediatamente “cómprame”. Básicamente fue por el título: Yume miru kikai es exactamente el mismo título que la película en la que estaba trabajando el malogrado director de anime Satoshi Kon cuando le diagnosticaron el cáncer que lo mató al cabo de pocos meses, en agosto de 2010. Desconozco el argumento de la peli de Kon (que por cierto ojalá que se pueda terminar y estrenar), y tampoco tengo ni idea de su temática. Probablemente el título de esta obra y el de la película sean una mera coincidencia. Al fin y al cabo, Yume miru kikai puede traducirse como “La máquina de soñar” o “La máquina que sueña”. En el caso de la obra de Morohoshi, el contexto nos dice que la traducción correcta es la primera, ¿pero es también el caso de la película de Kon?
No tengo ni idea, pero la coincidencia me hizo muchísima gracia y ya solo faltó que el nombre del autor fuera Daijirō Morohoshi, del que hace tiempo que quería leer algo. Así que sin dudarlo compré el tomo a pesar de que su precio era un poco más elevado de lo que normalmente estoy dispuesto a pagar por un manga vintage.
El tomo es una recopilación de historias cortas que Morohoshi publicó en varias revistas entre los años 1973 y 1976, es decir, al inicio de su carrera. La longitud, el estilo y en general el nivel de las historias es muy variable, lo cual resulta sorprendente. Por un lado tenemos historias dibujadas con un estilo bastante particular que recuerda un poco al de Kazuo Umezu y que es el que, tras la lógica evolución causada por el tiempo, es el que acabó teniendo este autor. Sin embargo, por otro lado tenemos historias realizadas con un estilo mucho menos recargado y en cierto modo caricaturesco, y otras directamente de estilo humorístico.
¿Y de qué van las historias? Pues son muy variadas, pero en general las más extensas son de corte fantástico, podríamos decir de ciencia-ficción. La primera, la que da título al manga, recuerda muchísimo a otras obras, como Matrix, en el sentido de que mucha gente se ve atraída por los cantos de sirena de una empresa que se dedica a comercializar máquinas de soñar, con las que el individuo en cuestión se sume en un sueño fantástico lleno de riqueza, diversión y vacaciones, mientras esa misma persona es sustituida en el mundo real por un androide indistinguible que se encarga de ir a trabajar por ella, lidiar con su familia, etcétera.
En general, las historias resultan muy entretenidas y absorbentes; he disfrutado mucho con la lectura de este tomo. Sin embargo, algunas de ellas se hacen un poco pesadas (hay una de humor surrealista que me costó bastante, y la última historia, que está muy bien planteada y tiene mucho potencial, falla un poco al írsele un poco de las manos). En todo caso, si estas son de las primeras historias que escribió Morohoshi y tienen este nivelazo, entiendo por qué este es un autor tan aclamado sobre todo en el círculo de los otros autores de manga y los críticos de manga. Como leí este manga estando todavía en Japón, procuré agenciarme el primer tomo de una de sus obras más representativas, Saiyū Yōen-den, que procederé a leer y reseñar en cuanto pueda.
Lo mejor
- Historias cortas de ciencia-ficción, en general muy buenas y originales.
- Variedad de estilos de dibujo y temáticas.
Lo peor
- El dibujo es un poco acartonado aunque cumple con su cometido.
- Algunas historias son mejores que otras.
Kami no toride (El fuerte de papel)
Thursday, December 23rd, 2010- Título: 紙の砦 –Kami no toride– (El fuerte de papel)
- Autor: Osamu Tezuka
- Editorial: Daitosha
- Revista: Shōnen King, Shōnen Jump, Shōnen Magazine y COM
- Años publicación: entre 1970 y 1976
- Clasificación: shōnen, semiautobiográfico
- Tomos: 1
A lo tonto llevo tres años ya con este blog (cómo pasa el tiempo) y, aunque he hablado repetidas veces sobre Osamu Tezuka, el “dios” del manga, curiosamente nunca había llegado a reseñar una obra suya. Las razones son varias: Tezuka es ya relativamente conocido y he preferido priorizar la presentación de otros enormes mangaka como Shōtarō Ishinomori, Fujio Akatsuka y demás; las mejores y más conocidas obras de Tezuka ya han sido publicadas en España; y alguna que otra vez me he pillado los dedos leyendo un manga de Tezuka con gran ilusión y encontrándome con una obra aburridísima (no todo iba a ser genial, evidentemente). Ha llegado la hora, sin embargo, tres años más tarde, de reseñar una obra de este imprescindible autor en el blog.
El tomo de Kami no toride (El fuerte de papel), al menos la edición que tengo yo (de 1977), contiene varias historias cortas con cierto regusto autobiográfico. Todas ellas narran la adolescencia y/o aventuras de un chaval durante la guerra o la posguerra: un chaval bastante enclenque, con gafas, que sueña con ser dibujante de manga. Obviamente, un retrato del propio Tezuka.
Kami no toride, la historia que da título al tomo, se desarrolla durante la II Guerra Mundial. Tetsurō Oosamu es un chaval que trabaja en una de las numerosas fábricas de armas y municiones de Japón. Su gran pasión es dibujar manga, pero debido a las restricciones y acusaciones de “antipatriótico” que recibía cualquiera que no se mostrara ciegamente a favor del régimen y de la guerra, tiene que hacerlo a escondidas. En medio de bombardeos y una cándida historia de amor, Oosamu continuará desarrollando su pasión.
Seis historias, de diferente longitud y temática, se suceden en este gran tomo. Todas ellas dejan entrever la gran pasión por el manga que tenía Tezuka, así como las penurias que tuvo que soportar durante esos primeros años de su carrera, cuando el manga ni estaba bien visto por la sociedad ni era algo con lo que poder ganarse la vida. Desconozco hasta qué punto se basan en hechos reales estas historias, pero sin duda Tezuka se inspiró considerablemente en sus propias vivencias para narrar la miseria, la frustración y la depresión de la guerra, y también para expresar esos destellos de esperanza y cariño que brotaban de vez en cuando como pequeñas flores en medio de un campo de cenizas. Para Tezuka, sin duda, el manga fue una de esas flores de esperanza.
Lo mejor
- Grandes historias, amenas y emotivas.
- El estilo semiautobiográfico nos abre una ventana a la guerra y a la posguerra en Japón, así como a las dificultades de dibujar manga en esa época.
- Gran amor por el manga y la vida en general.
Lo peor
- Que aún no se haya publicado en España.
Otoko Oidon (Yo, el hombre)
Monday, December 13th, 2010- Título: 男おいどん –Otoko Oidon– (Yo, el hombre)
- Autor: Leiji Matsumoto
- Editorial: Kōdansha
- Revista: Shōnen Magazine
- Años publicación: 1971-73
- Clasificación: shōnen
- Tomos: 9
En la anterior reseña, sobre Dai yojōhan dai monogatari, ya hablamos sobre la contribución de Leiji Matsumoto a un nuevo género de ficción japonés: el yojōhan-mono o “historias de cuatro tatamis y medio”, por lo que no vamos a profundizar más en este concepto. Si te perdiste la anterior reseña, léela ahora porque si de lo contrario no vas a entender muy bien el concepto detrás de este manga que comento ahora.
Ya conocemos a Leiji Matsumoto, pope del TLQM (Todo Lo Que Mola) y celebérrimo autor de obras de space-opera como Capitán Harlock o Galaxy Express 999, pero la obra con la que se hizo realmente famoso y que le permitió dedicarse posteriormente a la creación de personajes tan carismáticos como Harlock o Maetel no fue otra que esta Otoko Oidon.
Cuenta el maestro que, aún no sabe por qué, los editores de la prestigiosa Shōnen Magazine, en aquel entonces la gran líder del mercado del shōnen manga, en cuyas páginas se publicaban en aquellos momentos dos de los mayores iconos de la historia del manga con letras mayúsculas, Kyojin no Hoshi y Ashita no Joe, se fijaron en él. En aquellos momentos estaba publicando, con éxito moderado, el manga Dai yojōhan dai monogatari en las páginas de la revista para lectores adultos Bessatsu Manga Action, y desde la Shōnen Magazine le pidieron un manga similar, solo que quitándole ciertas situaciones sexuales y más “adultas” para hacerlo más acorde con su público eminentemente adolescente.
Y así fue cómo nació Otoko Oidon, que se convirtió rápidamente en un gran éxito debido, probablemente, a que en aquellos momentos la edad media de los lectores de la revista Shōnen Magazine estaba entre los 16 y los 25 años, y que muchos de ellos se sintieron identificados con el protagonista ya que estaban viviendo en condiciones similares a las suyas tras mudarse desde el campo a la gran ciudad en busca de trabajo o para estudiar.
Otoko Oidon nos cuenta las peripecias de Nobotta Ooyama, un chaval llegado a Tokio desde la lejana Kyūshū para estudiar –lo que le da fatal, por lo que acaba dejándolo– y, luego, ante el pasotismo de sus padres, que se niegan en redondo a enviarle dinero, para trabajar y ganarse la vida –lo que tampoco termina de irle bien debido a su condición de patán, vago y paso-de-todo–. En medio de la patética vida del inútil pero a la vez adorable Nobotta se van cruzando otros personajes: la dueña de los apartamentos: una vieja que en realidad es un trozo de pan y se preocupa mucho por él, los vecinos, algunas bellas compañeras de clase, los dueños del garito de ramen, etcétera.
Al poco de empezar la historia, Nobotta se queda sin dinero para pagar el alquiler y decide empeñar todas sus pertenencias, incluido su futón, lo que le obliga a dormir sobre papeles de periódico. Por alguna razón, lo único que tiene en cantidad son calzoncillos sucios, que se amontonan en cantidades industriales en su armario y que incluso crían setas… ¡Que el protagonista, en momentos de desespero, llega a comerse!
De hecho, el propio Matsumoto, también originario de Kyūshū, estuvo viviendo en un apartamento similar en su primera época en Tokio y tuvo experiencias similares a las del protagonista. Incluso me contó durante la entrevista para Masters of Manga que lo de las setas criando sobre montañas de calzoncillos sucios es real y que, aunque él no llegó a comérselas, sí que hizo el experimento de dárselas a Tetsuya Chiba (sin decirle de dónde habían salido, claro), que las comió con gusto y dijo que estaban buenas. Por cierto, se ve que Chiba no estuvo muy contento al enterarse a posteriori del origen de las setas que había devorado, claro ^____^.
En definitiva, Otoko Oidon es una especie de remake de Dai yojōhan dai monogatari, sin algunos elementos más subidos de tono, pero con un estilo de dibujo bastante más depurado y un guión mejor llevado debido, sin duda, a la experiencia que el maestro había cobrado escribiendo esa primera obra.
Oidon, por cierto, es un pronombre de primera persona (yo) que se utiliza en el dialecto de Kyūshū que utiliza el protagonista, por lo que el título se traduciría por “Yo, el hombre”.
Lo mejor
- Historias autoconclusivas aunque ligadas temporalmente.
- Una lectura amena.
- Como siempre, las chicas Matsumoto se salen…
Lo peor
- Lo mismo que para Dai yojōhan dai monogatari, es decir:
- Al protagonista a veces le darías dos bofetones y le gritarías “¡espabila, joder!”
- Casi imposible poder ver algo así publicado en Occidente.
Comentarios recientes