El blog de Marc Bernabé

Mx0

Saturday, December 29th, 2007
  • Título: エムXゼロ -Mx0-
  • Autor: Yasuhiro Kanô
  • Editorial: Shûeisha
  • Revista: Shônen Jump
  • Clasificación: Shônen
  • Tomos: 7 (en curso)

Toca hablar de una serie actual, que todavía sigue en curso en la sempiterna “fábrica de churros súper éxitos shônen“, la revista Shônen Jump. Ya dije en su momento que por razones profesionales, pero también personales, me gusta estar al día de lo que se cuece en Japón y, evidentemente, cualquier manga de la Shônen Jump que destaque un poquito tiene muchos números de publicarse también por estos lares. Ahora mismo, ya se publica en España como el 50% de las series que se serializan en estos momentos en la Shônen Jump (tipo Bleach, Naruto, Prince of Tennis, Neuro, Reborn, etc.); el restante 50%, o bien son series con poca salida en Occidente (como KochiKame) o bien son series relativamente nuevas que son más una incógnita que otra cosa. El año 2007 fue bastante convulso para la Shônen Jump debido a la finalización de varias series importantes, que fueron sustituidas por otras nuevas. Por si fuera poco, varias de estas series nuevas no han funcionado como se pensaba y han tenido que ceder su lugar a otras (por ejemplo, el tan cacareado Blue Dragon sólo duró cuatro tomos).
En cualquier caso, esta serie, Mx0 (Emu-zero), empezó a mediados de 2006 y, junto a To-Love-Ru, son las dos únicas series que empezaron en 2006 que todavía aguantan. De To-Love-Ru (una comedia romántica picantona cuyo planteamiento recuerda un poco a Lamu -con alien ligerita de ropa y eso-) ya se ha anunciado un anime. No creo que tarden mucho en anunciar el anime de Mx0, o si no tiempo al tiempo.
La serie es, básicamente, el enésimo Harry Potter. Ya sabéis cómo son las empresas: si hay una fórmula que funciona y está de moda, pues cópiala y chupa rueda. En el manga, que hayamos visto por estos lares, ya han chupado rueda de Potter la editorial Kôdansha (con Negima!) y Hakusensha (con Alice, escuela de magia). ¡No podía ser que la mastodóntica Shûeisha se quedase atrás! Pues hala, serie de “escuela de magia” al canto.
Los clones de Manaka y Tôjô, en Mx0
Cuando leí la sinopsis del manga y el rollo de la escuela de magia y tal, la verdad es que casi lo dejé. Pero bueno, al final me puse a leerlo y tengo que decir que no está nada mal. Muy original no es, pero tiene gracia. Va de un tío que suspende el examen de ingreso a un instituto y que luego vuelve al mismo para ver si encuentra a la chica que se cachondeó de él durante la entrevista y (según él) le hizo fallar y fracasar. Claro, la chica le hace tilín… Total, que uno de los profesores le confunde con un alumno y le hace pasar al instituto con métodos poco ortodoxos (usando magia). El prota flipa y, como es bastante camorrilla, se rebota y se las apaña para mangarle al profe su poderosa targeta mágica y realizar algunos trucos increíbles con ella. El resultado es que el chico, pese a que no tiene nada de poder mágico (por eso falló en la entrevista, y no por culpa de la chica), acaba ingresando al instituto para que no despidan al profesor. Pero nadie debe enterarse de que en realidad no puede usar la magia… Total, que empiezan a sucederse las típicas situaciones en las que el prota se ve acorralado y tiene que apañárselas para salir de la situación. Y por en medio está la chica (que resulta ser la hija del profe de marras), que está para mojar pan y que por supuesto, en contra de su voluntad, acaba metida en situaciones comprometidas con el protagonista (si habéis leído Ichigo 100%, imaginaos a Manaka y Tôjô, porque es lo mismo, incluso el diseño de los personajes es casi idéntico).
Es una comedia bastante conseguida y el dibujo es muy atractivo para ser un tomo 1. De hecho, el dibujante es bastante veterano, ya que ésta es su tercera serie (las dos primeras pasaron sin pena ni gloria) y se nota que no es uno de esos típicos chavalines que empiezan con un dibujo vacilante y malillo y van evolucionando. Resumiendo, No creo que tardemos mucho en ver Mx0 por aquí, y menos si acaban haciendo un anime basado en él.

Spiderman

Friday, December 28th, 2007
  • Título: スパインダーマン -Spiderman-
  • Autor: Ryôichi Ikegami
  • Editorial: Asahi Sonorama
  • Revista: Shônen Magazine Mensual
  • Clasificación: Shônen
  • Tomos: 8 (completa)


Esa florecita… Esas letras romanas del título “Spid Erman”… Mmm…
Este manga no deja de ser una buena curiosidad morbosilla. Por un lado, es una versión japonesa de un hiper famoso cómic americano (o amekomi, como dicen los japoneses), por el otro, es una de las primeras obras del actualmente archi-famoso Ryôichi Ikegami (Crying Freeman, Santuario, Ryûgetsushô, Mai the Psychic Girl…)
Fue publicado originalmente entre 1970 y 1971, cuando Ikegami era un don nadie (curiosamente, tardó cinco años en recopilarse en tomo, hasta 1976) y, francamente, su estilo por aquel entonces era más bien cutre. Nada que ver con el espectacular Ikegami de los años 80 y 90, ése que dibuja con un detalle increíble (pero cuyo dominio de las expresiones faciales deja bastante que desear, si se me permite el comentario). Es impresionante leer el Spiderman de Ikegami, primero porque parece increíble que sea el mismo dibujante que más tarde parió maravillas del dibujo como Crying Freeman (¡cómo evolucionó el tío!) segundo porque te echas unas risas con lo cutre y cogida por los pelos que es la historia.
A ver, que nadie se llame a engaño. Nunca he sido gran fan del cómic americano de superhéroes, y mi cultura “spidermanesca” se limita a unos pocos comic books que, no recuerdo cómo, acabaron en mis manos en mi infancia tardía (y a la primera peli de Raimi que me tragué en un vuelo hacia Japón, las demás no las he visto). Pero por lo que recuerdo, esos comic books ochenteros no me parecieron ni cutres ni tampoco aburridos. Pero este Spiderman japonés… ¡Buf! ¡Vaya enemigos más cutres aparecen! En el primer tomo, un tío con una máscara en forma de estrella y leotardos bujarrones primero, y una especie de lagartija después… En fin, a los amantes del kitsch seguro que les encanta. Y eso siempre bajo el punto de vista niponizante de que Spiderman resulta ser un chaval japonés llamado Yû Komori que, lógicamente, vive en Japón (y va al instituto y tal y bla bla bla -ya sabéis cómo son la mayor parte de los manga shônen-).


Éste no es mi Ikegami, ¡me lo han cambiao!
Ahora, investigando un poco para escribir este post acabo de descubrir dos cosas: primera, que ha habido varias reediciones de la obra en varios formatos (un par recientes, en 2002 y 2004, aprovechando el tirón de las dos primeras pelis) y con distinto número de tomos -Lo digo por si os interesa agenciárosla, tiene que ser muy sencillo hacerlo-.
Y segunda (no sé si es verdad), que se dice que Stan Lee llegó a reconocer como parte del universo Spiderman a la famosa cutre-serie nipona sentai del personaje (by Tôei), pero siempre se negó a hacer lo propio con este manga (y eso que Marvel aparece -en pequeñito- en el copyright, es decir, que no es una versión pirata). En fin, que visto lo visto no creo que veamos este manga publicado en Occidente. Nunca se sabe, sin embargo. Preguntad a Viturtia a ver cómo lo ve. ^_^

KochiKame

Wednesday, December 26th, 2007
  • Título: こちら葛飾区亀有公園前派出所 (Kochira Katsushika-ku Kameari Kôen-mae Hashutsujo)
  • Autor: Osamu Akimoto
  • Editorial: Shûeisha
  • Revista: Shônen Jump
  • Clasificación: Shônen
  • Tomos: 158 (en curso)

La obra que inaugura el área de reseñas de este blog tiene el honor de tener posiblemente el título más largo de todos los manga (aunque popularmente se le conoce por la abreviatura KochiKame), pero también es la serie con el récord de tomos publicados, un total de 158 a fecha de enero de 2008. Un momento, ¿¡158!? A unas 190 páginas el tomo, esto equivale a ¡31.590 páginas de manga!
Aunque Aquí la comisaría de policía de enfrente del parque de Kameari, en el distrito de Katsushika (así se traduciría el título) se empezara a publicar en 1976 (o sea, que tiene mi misma edad, ¡argh!), no ostenta el récord de manga más longevo (récord que ostenta Golgo 13, en publicación desde 1968). Lo increíble de este manga es que, semana tras semana (y sin faltar ni una sola), durante más de 31 años, ha estado publicándose en las páginas de la famosísima e hiper-competitiva Shônen Jump, notoria por ser la que ha parido más éxitos (de lejos) del manga shônen japonés. Una revista en la que, a la mínima que una serie pierde apoyo popular, se corta sin más contemplaciones. Pues KochiKame lleva aguantando 31 años ahí, y con más salud que nunca, siempre manteniéndose en los puestos altos de las votaciones de popularidad de los lectores.
Por si fuera poco, siempre que veo fotos de Osamu Akimoto, el autor, alucino con este hombre. Siempre aparece sonriendo, con una expresión dulcísima en la cara, ¡feliz de la vida! Semana tras semana, currando en esta serie sin parar durante la friolera de 31 años seguidos (y ojo, porque a veces -aunque pocas- le da por ponerse a hacer otras series o proyectos diferentes como libros, etc.). Osamu Akimoto es uno de los mangaka a los que más admiro, ¡y es que, a diferencia de la mayoría, jamás le he leído quejarse de lo duro que es su trabajo, ni de la falta de tiempo, ni nada! ¡Y siempre con esa amable sonrisa en la cara!

Pero aún no he comentado de qué va la serie, ¿no? Ups, perdón. La serie va sobre las andanzas de Ryôtsu, un agente de policía de lo más bruto, ruin, marrullero y deshonesto (¡pero que se hace querer!). Acompañado por un elenco de personajes bestial, con centenares de personajes diferentes, cada capítulo es una historia autoconclusiva de humor. Esto posibilita que cualquiera se pueda enganchar a la historia desde prácticamente cualquier tomo, y por ejemplo KochiKame es una de las opciones de lectura habituales en los lugares en los que el cliente debe esperar y matar el tiempo (peluquerías, dentistas, comercios de comida para llevar, etc.). Prácticamente todo Japón conoce a Ryôtsu y, si tiene un rato disponible, no duda ni un instante en tomar un tomo del manga y leer uno o dos capítulos al azar.
La gracia de KochiKame no radica sólo en sus personajes ni en su humor. A mí me encanta leerla porque el autor procura estar siempre a la última en tendencias, tecnología, videojuegos, etc., además de ser un erudito en la historia y tradiciones de Tokio y lugares de interés. Así, en los últimos tomos vemos a Ryôtsu discutir sobre las consolas de última generación (PS3, Wii, X-Box 360), ir a un maid café en Akihabara, etc, pero también participar en un festival tradicional o en un torneo de shôgi. Es una manera divertida de conocer las tendencias de la sociedad japonesa actual y aprender sobre tradiciones o lugares, ¡aparte de que la serie tiene un “no-sé-qué” que engancha muchísimo! Aunque me enganché al manga sobre el tomo 140, a raíz de trabajar en la traducción de la versión animada de la serie, es uno de los pocos manga que sigo religiosamente a medida que se van publicando tomos en Japón, ya que casi parece hecho para mí. Aunque su humor es bastante universal (aunque muy exagerado y cafre), el marco en el que se desarrolla la historia (barrios tradicionales de Tokio) y el trasfondo de la misma -más “nipona” que el anime- provocan que este manga tenga prácticamente nulas posibilidades de triunfar fuera de Japón.
Una última curiosidad es que el autor firmó los primeros cinco tomos de la obra con el apodo Tatsuhiko Yamadome, 山止たつひこ parodia del nombre 山上たつひこ (Tatsuhiko Yamagami), el autor del famoso manga setentero Gaki Deka (humor cafre sobre policías). Nótese que la diferencia entre ambos nombres escritos en kanji es un solo trazo en un carácter (止 vs 上). Sólo las primeras ediciones de los primeros cinco tomos están firmadas “Tatsuhiko Yamadome” y actualmente son muy difíciles de encontrar. Así, una de las joyas de mi colección es una primera edición del tomo 1 (de 1977) firmada con el apodo Tatsuhiko Yamadome. Para contrastar, también tengo la 96º (!!) edición de este mismo tomo 1, de 1994, firmada “Osamu Akimoto” 秋本治.

La portada del número 1 firmada Tatsuhiko Yamadome
(comparar con la portada al principio del post)


Curiosamente, ahora que tengo delante un tomo de 1977, otro de 1994 y otro de 2007, en 1977 los tomos costaban 320 yenes. En 1994 habían subido a 370 y actualmente cuestan 390 (más IVA del 5%). Es decir, sólo 70 yenes de subida en 30 años. Esto da una pista sobre la baja inflación de Japón, ¿verdad?