El blog de Marc Bernabé

Banana Fish

Monday, August 11th, 2008
  • Título: Banana Fish
  • Autor: Akimi Yoshida
  • Editorial: Shôgakukan
  • Revista: Bessatsu Shôjo Comic
  • Años publicación: 1985-94
  • Clasificación: shôjo, shônen, seinen
  • Tomos: 19

Es la primera vez que encuentro una historia tan difícil de clasificar. ¿Es un shôjo? Técnicamente sí, si hacemos caso de la revista en la que fue publicada esta historia, la Bessatsu Shôjo Comic. ¿Es un shônen? Si nos limitamos al aspecto gráfico, ciertamente tiene más pinta de shônen que de shôjo. ¿Es un seinen? La temática (acción, mafias, una misteriosa droga, etc.) es muy seinen, así como la violencia y crudeza de algunas escenas. Es con obras como esta que la “compartimentación” en géneros pasa a ser algo totalmente accesorio. ¿Qué importa la “etiqueta” que le queramos poner si la historia está bien y el dibujo va acorde con ella?
En este sentido, Banana Fish es uno de los manga más sorprendentes que he leído últimamente, ya que la mezcla de géneros que Akimi Yoshida realizó entre 1984 y 1994 no solo es un experimento sin más. Banana Fish fue un gran éxito en su tiempo y es una de las obras más destacadas del manga de los años 80-90. Solo he leído el primer tomo y, al ser muy introductorio y tener una estructura bastante confusa (típica de las películas que empiezan con flashbacks y combinan escenas de flashback con escenas de presente, y que además tienen muchos personajes que hay que ir presentando poco a poco), no me quedé mucho con la historia, pero lo cierto es que el argumento, que es del tipo thriller con acción y misterio (comparable a obras como Monster, por ejemplo) parece muy bien llevado y, según he visto por ahí, aguanta bastante bien durante los 19 tomos de los que consta el manga.

Revista shôjo, dibujo shônen y temática seinen

La historia arranca con un corto viaje en el tiempo al año 1973, en Vietnam, donde unos soldados americanos están tomando unas cervezas al fresco en las postrimerías de la guerra. De repente, uno de los soldados aparece con una ametralladora y empieza a disparar a sus compañeros, matando a algunos de ellos. Finalmente, entre todos consiguen reducirle, y las únicas palabras que masculla el soldado enloquecido son “Banana Fish”. La acción se traslada al presente (en este caso, mediados de los años 80), a Nueva York, donde conocemos a Ash Lynx, un chico de 17 años que lidera un grupo de jóvenes macarras y que a su vez está metido en una organización mafiosa liderada por Dino Golzine.
En un momento dado, un hombre moribundo al que habían disparado se cruza con Ash en un callejón y, tras darle un vial con una sustancia indeterminada, murmura también las palabras “Banana Fish” y una dirección en Los Ángeles. Curiosamente, Ash tiene en su casa al ex soldado de la primera escena del manga (se deduce que es su hermano), actualmente inválido y permanentemente alienado: de hecho, las únicas palabras que dice son también “Banana Fish”… ¿Es “banana fish” el nombre de la peligrosa droga que dejó en estado vegetativo a su hermano? ¿Qué hay detrás de ella? ¿Por qué la mafia tiene tanto interés en todo este asunto?
Así empieza una trepidante aventura llena de aventuras, violencia (e incluso pedofilia y homosexualidad) en la que Ash se pondrá como objetivo descubrir más sobre el “Banana Fish”. Entre medio, se encuentra la policía, la mafia, y un joven llamado Eiji que acompaña a un periodista japonés que quería hacer un reportaje sobre la banda de Ash y se ve implicado en todo el asunto.
Pese a su relativa antigüedad, Banana Fish es un manga que todavía se deja leer muy bien y es altamente recomendable. Este shôjo-que-no-es-un-shôjo ha sido publicado en Estados Unidos, Francia e Italia, así que tampoco sería descabellado verlo en el futuro por estos lares. ¡Ya veremos!

Psyren

Tuesday, August 5th, 2008
  • Título: Psyren -サイレン- (Psyren)
  • Autor: Toshiaki Iwashiro
  • Editorial: Shûeisha
  • Revista: Shônen Jump
  • Años publicación: 2008-?
  • Clasificación: shônen
  • Tomos: 2 (en curso)


A finales de diciembre de 2007, cuando se puso a la venta el número 1 de 2008 de la revista Shônen Jump, estaba yo por Japón y me compré la revista por curiosidad, por ver exactamente qué obras se estaban publicando en aquel momento. Y justamente en aquel número empezaba una nueva serie llamada Psyren. La verdad es que empecé a leerla con bastante desgana ya que el autor era Toshiaki Iwashiro, creador del infame manga (en mi opinión) Mieru Hito.
Sinceramente, Mieru Hito me pareció un manga tan malo que me costó acabar el tomo 1 (y eso solo me pasa ocasionalmente, que conste, ya que aguanto bastante lo que me echen). Así que, como podéis imaginar, esta Psyren no me hizo demasiada ilusión. Pero aun así, empecé a leerla y me quedé sorprendido de lo bien narrada que está la historia. Recuerdo que en aquel momento, tras leer el primer capítulo especial de 60 páginas, me quedé con un muy buen sabor de boca y con ganas de más, e incluso llegué a pensar que por fin la Shônen Jump había encontrado un manga que podía muy bien convertirse en el relevo de series como One Piece, Naruto o Bleach, que ya llevan un montón de tomos y deberían ir pensando en terminarlas. En este mismo blog ya comenté una vez que la Jump estaba en claro peligro, ya que tiene unas cuantas series con un éxito tremendo, pero que ya llevan bastantes años publicándose y corren el peligro de que la gente se canse de ellas de un momento a otro. Por otro lado, casi ninguna de las nuevas series que han ido entrando a partir de 2006 ha acabado de cuajar (por ejemplo, MxO, que me parecía un manga bastante aceptable y que podía ir a más, la han acabado cerrando con “solo” 10 tomos).
Pero Psyren, en mi opinión, tiene números para convertirse en el nuevo bombazo que dé un poco de aire a la Jump y permita que Oda, Kishimoto o Kubo terminen sus actuales series y puedan dedicarse a nuevos personajes y nuevos argumentos que refresquen un poco la revista. Tampoco nos engañemos, sin embargo. Psyren es una serie shônen al uso, con sus aventuras, piños y misterios. Pero está bastante bien llevada y el dibujo no está nada mal (aunque aun así espero que Iwashiro vaya mejorando con el tiempo).

Realmente, este es un shônen al uso. Pero se deja leer

Ageha Yoshina es un estudiante de instituto al que le encanta meterse en peleas. Un buen día, pasa por el lado de una cabina telefónica en la que el teléfono está sonando. Ni corto ni perezoso, coge el teléfono y al otro lado del auricular solo se oyen sonidos y zumbidos sin sentido (pero la viñeta nos muestra una especie de monstruo con un teléfono móvil encima de la cabina donde está Ageha). Tras colgar el teléfono, sale de la ranura una targeta telefónica en la que solo hay escrita la palabra “Psyren”. Al día siguiente, se encuentra por casualidad la cartera de Sakurako, una amiga de la infancia que antes era muy alegre y ahora se ha vuelto callada y taciturna: dentro de la cartera encuentra otra tarjeta “Psyren”. Al preguntarle, ella le dice que no sabe nada sobre esa targeta pero, al poco, desde la lejanía, masculla un apenas audible “ayúdame”…
Poco después, Ageha se entera de que corre una leyenda urbana según la cual está desapareciendo bastante gente que encuentra targetas telefónicas “Psyren” y las introduce en teléfonos públicos. Decidido a saber más sobre todo este asunto, e intrigado por la velada súplica de ayuda de Sakurako, nuestro protagonista decide introducir su tarjeta en un teléfono y… ¡Viaja a un mundo paralelo que parece un escenario postapocalíptico!
Ahí, se encuentra con Sakurako y varias otras personas. Al parecer, se les obliga a completar un “juego” si quieren volver a su mundo original: deben llegar a la “puerta” de salida atravesando el yermo páramo que se extiende ante sus ojos… Sin saber que ese páramo está poblado de extraños y violentos monstruos.
Y así tenemos todos los ingredientes “Jump” para conseguir un best-seller: misterios, jóvenes armados, piños a malsalva y una guapa protagonista vestida de uniforme y blandiendo una espada ensangrentada.
Como he comentado hace un momento, este manga no es el epítome de la originalidad, pero tiene los ingredientes necesarios para convertirse en el próximo éxito de la Shônen Jump. Veremos si Iwashiro no echa por la borda el potencial éxito que tiene entre las manos.

666 Satan

Monday, July 28th, 2008
  • Título: 666〜サタン〜 (666 Satan)
  • Autor: Seishi Kishimoto
  • Editorial: Square-Enix
  • Revista: Shônen GanGan
  • Años publicación: 2001-07
  • Clasificación: shônen
  • Tomos: 19

Esta es otra de esas reseñas que escribo “medio por encargo”, debido a que en los comentarios de alguna de las entradas, algún lector ha expresado su deseo de que la reseñe. La verdad es que, como ocurrió con mi reseña de Hunter X Hunter, hace tiempo que leí este manga (aunque en este caso, solo leí el tomo 1), así que no recuerdo exactamente el argumento ni las situaciones, pero sí que puedo expresar mis impresiones al leerlo, que recuerdo claramente.
En primer lugar, tenemos que remontarnos a hace cinco o seis años, cuando vi destacado en la librería que tenía cerca de casa, en Ishibashi (Osaka) el tomo 1 de esta obra. Fue una de esas típicas situaciones en las que ves una cosa, alucinas, vuelves a mirarla, y sigues quedándote perplejo hasta, por fin, reaccionar. Y es que por el estilo del dibujo en la portada y el nombre del autor, al principio pensé que estaba ante una segunda obra del autor de Naruto, Masashi Kishimoto. ¿Cómo era posible que no me hubiera enterado de que Kishimoto publicaba otra obra? ¿Y cómo lo hacía, teniendo que dibujar 20 páginas para la Shônen Jump cada semana? ¡Y encima para otra editorial (algo casi impensable para un autor de la Shônen Jump debido a su política de formación y contratación de autores)! Hasta que por fin caí en la cuenta de que el autor de ese manga era otro, un tal Seishi Kishimoto. No me extraña que al principio me confundiera, fijaos en cómo se escriben sus nombres: 岸本斉史 (Kishimoto Masashi) y 岸本聖史 (Kishimoto Seishi). Como podéis comprobar, de cuatro caracteres que conforman cada nombre, solo difiere uno: 斉 vs. 聖.
¿Y quién es Seishi? Pues ni más ni menos que el hermano gemelo de Masashi, el autor de Naruto. Sí, el mismo que, según cuenta Masashi en el tomo 7 de Naruto, iba desde buen principio para artista: “En mi pueblo existe una tradición que yo no acabo de entender muy bien. Es la siguiente: cuando un niño cumple el año, se le pone pasta de arroz en la espalda y se colocan tres objetos ante él. El objeto que el niño elija determinará su futuro. Mis padres colocaron delante de mi hermano y de mí un ábaco, un pincel y un puñado de dinero. Parece ser que yo, sin pensármelo dos veces, agarré el dinero y empecé a reírme. ¡Menudo era yo! Por su parte, mi hermano dudó un poco y acabó cogiendo el pincel. Pero a medida que fui creciendo y a pesar de haber elegido el dinero en su momento, me fui interesando cada vez más en dibujar… Igual que mi hermano.” (Naruto, tomo 7)
Otra cita: “En la pared del que fue nuestro cuarto había un manchón de color marrón. Un día le preguntamos a nuestros padres de qué era aquella mancha y nos contaron que, cuando éramos pequeños, nos pusimos a pintar en la pared con la caca del pañal y que por mucho que lavaron la pared, la mancha marrón nunca se fue del todo. Entonces supe que me gusta dibujar desde que nací. Literalmente.” (Naruto, tomo 7)
En fin, queda claro que los dos iban para artistas, ¿no? XD

Dragon Ball, 2ª parte

Las similitudes entre Masashi y Seishi van más allá de ser hermanos gemelos: ambos han acabado dibujando manga y ambos han acabado haciéndolo con un estilo muy-muy-muy similar y con argumentos muy-muy-muy similares. Se nota de dónde han mamado ambos: exactamente de las mismas fuentes. Y la fuente principal de toda la actual generación de mangakas es, cómo no, Dragon Ball. Si el estilo de Naruto (tanto de dibujo como argumental) ya tiene muchas similaritudes con Dragon Ball, lo de 666 Satan es el no va más. Leo por ahí que al principio criticaron mucho a Seishi por hacer una copia de Naruto, ya que tanto el dibujo como el argumento (niño huérfano muy poderoso que lleva un demonio dentro) se parecen mucho a la obra de su hermano gemelo. Yo me atrevo a ir un poco más allá y a decir que ¡nunca había visto una fotocopia tan descarada de Dragon Ball!
Naruto bebe muchísimo de la fuente de Dragon Ball, a veces de forma más que evidente, pero es que 666 Satan lo hace mucho más. Y si no, mirad de qué va. La obra se ambienta en una especie de futuro post-apocalíptico donde muchos siglos antes había existido una avanzada civilización. Actualmente, la gente vive de forma bastante precaria, pero existen unos aventureros que, en plan Indiana Jones, buscan unos objetos llamados “o-parts”, que son ni más ni menos que aparatos de tecnología avanzada que dejó atrás esa civilización. Estos o-parts son bastante variados: hay desde armas hasta cualquier cosa.
En estas, empieza el manga y se nos presenta a una chica, llamada Ruby, que es una de esas buscadoras de o-parts. En un momento dado, se topa con un chaval arisco, de nombre Jio, que resulta ser muy poderoso y en cuyo interior reside una especie de personalidad alternativa: Satan, que pretende conquistar el mundo. Tras un pequeño rifirrafe inicial, Ruby y Jio deciden viajar juntos para buscar o-parts y, en el camino, tendrán que enfrentarse a todo tipo de rivales. Algo así.
Solo leí el tomo 1 y por lo tanto no sé cómo siguió la historia en los 18 volúmenes siguientes, así que mi crítica podría ser injusta. En cualquier caso, sustituye Ruby por Bulma, o-parts por bolas de dragón, Jio por Goku y directamente compara la ambientación del mundo en el que se desarrolla 666 Satan por el de Dragon Ball y tienes una idea muy clara de la impresión. con la que me quedé Peeeero, tampoco voy a ser del todo crítico y diré que, pese a que me pareció una copia descarada, también me pareció un manga bastante entretenido, trepidante y con un dibujo bastante atractivo. La verdad, es uno de esos mangas que extraña que no esté licenciado todavía. Y es que obras mucho peores se han visto por estos lares. Ya tardan, ¿no?

Soul Eater

Monday, June 9th, 2008
  • Título: ソウルイーター –Soul Eater–
  • Autor: Atsushi Ôkubo
  • Editorial: Square-Enix
  • Revista: Shônen Gangan
  • Años publicación: 2003-?
  • Clasificación: shônen, aventuras
  • Tomos:11 (en curso) 

Voy a redactar y publicar esta reseña cuanto antes porque estoy seguro de que todas las editoriales españolas van detrás de los derechos de este manga y, a la mínima que una de ellas consiga el premio, lo anunciará enseguida. Porque Soul Eater es una de las últimas sensaciones del shônen manga y, sobre todo gracias a su anime, que empezó el pasado abril en Japón, se está haciendo más y más popular a cada día que pasa. Así que, ya que me he leído el primer tomo para saber de qué va el manga, voy a hacer la reseña para que no me la “chafe” la editorial que sea cuando anuncie su licencia.
En fin, varias veces he hablado en este blog de los “sucedáneos” que surgen a raíz del éxito de una obra para chupar rueda de ella. Y si D.Gray-man, en mi humilde opinión, es la respuesta de Shûeisha al éxito de Fullmetal Alchemist, de Square-Enix, ahora es el turno de Square-Enix de chupar rueda de Shûeisha. Porque, por lo que he leído, y aunque hay muchas diferencias, la temática de esta Soul Eater (de Square-Enix) aprovecha muchas de las ideas y temáticas que pueden verse en Bleach (de Shûeisha). Ya veis que originalidad no hay mucha por ahí, y que esto del manga es un negocio como cualquier otro: si algo se pone de moda, ¡cópialo! Ojo, no estoy criticando ni una serie ni la otra, simplemente expongo mi punto de vista, que es personal e intransferible. Eso no quita que Soul Eater me haya sorprendido gratamente y que, en mi opinión, sea uno de los shônen más interesantes que se publican actualmente en Japón. Pero es que el rollo shinigami a mí ya me cansa un poquito, ¿no os pasa a vosotros? Últimamente no paran de salir mangas con shinigami: que si Bleach, que si Death Note, que si Yami no Matsuei -vale, esta es bastante más antigua-, que si Fullmoon… Y ahora Soul Eater. ¡Pelmazos! ^_^

Piños, acción, y chicas monas.

Eso sí, solo he leído el tomo 1 y, por lo que leo por ahí, este tomo es poco más que una recopilación de historias cortas con las que empezó el autor a explorar las posibilidades de la serie y convencer a sus editores de que le dieran un espacio semanal en la revista Shônen Gangan. La serie de verdad, con su argumento lineal y tal, empieza a partir del último capítulo del tomo 1. Aun así, creo que me he hecho una buena idea de las posibilidades de Soul Eater y su desarrollo.
En cualquier caso, Soul Eater es una historia de aventuras de unos aprendices en la escuela de shinigami (dioses de la muerte). Cada uno de los aprendices tiene un arma (o dos), con forma humana. Es decir, el arma tiene aspecto de chico o chica normal que, cuando llega la hora de luchar, adopta forma de arma (guadaña, kusarigama -hoz con cadena-, pistola…). El caso es que estos aprendices tienen que reunir 99 almas de humanos malvados y 1 alma de bruja para conseguir que su arma se convierta en una “guadaña letal” (death scythe) y conseguir así el nivel de shinigami. Así, las tres historias autoconclusivas de este primer tomo nos cuentan las historias de Maka (chica) y su arma Soul Eater (chaval con cara chunga); Black Star (chaval que va “de guais”) y su arma Tsubaki (chica mona atontadita); y finalmente Death the Kid (chaval chulito) y sus dos armas Patty y Liz (chicas cañón). La que más me gustó fue la de Death the Kid, un tío que siempre lo quiere todo perfecto y le entra la paranoia cuando algo no está perfectamente simétrico o alineado.
En fin, ¿qué más os voy a contar? Pues hay piños, acción, y también un poco de humor… La verdad es que la historia no es ningún alarde de originalidad, pero entiendo que pueda gustar a las generaciones jóvenes. En cuanto al dibujo, a mí me ha parecido muy atractivo desde el primer momento. Ôkubo dibuja muy bien y demuestra un dominio de los lápices muy interesante, ya que controla muy bien las escenas de acción, así como los diseños de personajes. Así como Bleach empezó bastante titubeante tanto en el aspecto gráfico como argumental (el tomo 1 no me gustó nada cuando lo leí hace unos años), y Masashi Kishimoto (el dibujante de Naruto) todavía no tiene ni idea de cómo dibujar bien el cuerpo de mujer (la semana pasada estábamos trabajando en la traducción del tomo 38 y, ¡madre mía! qué mal sigue dibujando los desnudos femeninos el tío después de tantos años… XDDD), el dibujante de Soul Eater demuestra mucha seguridad en todos estos aspectos. Porque aunque Ôkubo trabajó como asistente de Randô Ayamine (autor de Getbackers) y tiene otra serie llamada B-ichi (4 tomos), es un dibujante relativamente novel. Es sorprendente que alguien de este perfil consiga un dibujo tan atractivo en un tomo 1.
No creo que tardemos en leer por ahí que alguna editorial ha licenciado esta serie en España, así que los shônen-adictos podéis ir haciendo un hueco en vuestras estanterías, ya que es de las pocas series shônen todavía no licenciadas que tienen cierto atractivo. El anime tampoco creo que se quede sin licenciar; eso sí, en este último caso no creo que vayan tan rápidos y dudo que hasta bien entrado el 2009 alguna distribuidora nos anuncie su licencia para TV, DVD o ambos.

Akadô Suzunosuke (Suzunosuke del peto rojo)

Thursday, June 5th, 2008
  • Título: 赤胴鈴之助 –Akadô Suzunosuke– (Suzunosuke del peto rojo)
  • Autor: Tsunayoshi Takeuchi
  • Editorial: Shônen Gahôsha (edición clásica), Shôgakukan Creative (edición actual)
  • Revista: Shônen Gahô
  • Años publicación: 1954-1960
  • Clasificación: shônen, samuráis
  • Tomos: 22 (en la versión original), 5 (en curso en la edición actual)

Si bien es cierto que la figura de Osamu Tezuka es reverenciada en el mundo del manga por ser el gran creador e impulsor del manga tal y como lo conocemos actualmente, también es verdad que su sombra es tan absolutamente enorme que llega a tapar casi del todo, al menos visto desde Occidente, el resto del manga de tipo shônen que se realizó durante los años 50 y parte de los 60. Como ya sabéis, soy gran admirador de Tezuka y de su obra, y he leído muchas historias suyas, pero no deja de hacerme un poco de rabia la injusticia que representa para los demás creadores de los años 50 y 60 haber quedado en un segundo o incluso tercer plano “por culpa” de la colosal figura del Dios del manga.
Y es que, cuando uno piensa en manga de los años 50, lo primero que le viene a la mente es Jungle Taitei (El emperador de la jungla), Ribon no Kishi (La princesa caballero), y sobre todo Tetsuwan Atom (Astroboy), todas ellas obras de Osamu Tezuka. Es extremadamente complicado, al menos en Occidente, encontrar a alguien que pueda mentar al menos una obra destacada del shônen de los años 50 que no saliera de la pluma de Tezuka. Y no es porque no las hubiera, por supuesto, ya que durante aquella época se llegaron a publicar infinidad de volúmenes de manga llamados akahon (“libro rojo”, por los estridentes tonos de rojo que decoraban sus portadas) y empezaron a surgir las primeras revistas para público infantil que primero publicarían manga como entretenimiento en algunas secciones (la mayoría de las revistas llevaban texto o historias ilustradas) y que luego evolucionarían hasta revistas 100% de manga, tal y como son ahora.
¡Huy, ya me estoy yendo por los cérros de Úbeda! En fin, el manga que presento en esta ocasión es uno de los más representativos de los años 50, aunque permanece tapado detrás del torbellino creativo de Tezuka. Su título es Akadô Suzunosuke, que se podría traducir como Suzunosuke del peto rojo, y es un manga que generó un gran fenómeno en el Japón de la época. El cómic fue un invento de Eiichi Fukui (autor de la célebre Igaguri-kun, que iba de un judoka), que solo llegó a presentar un único capítulo de la historia en 1954 antes de morir fulminado por exceso de trabajo a la corta edad de 33 años. La historia, huérfana de padre, la heredaría el dibujante Tsunayoshi Takeuchi, que conseguiría hacer de ella el gran éxito que fue. Este es uno de los primeros manga sobre samuráis que surgieron después de la derrota japonesa en la II Guerra Mundial, ya que el ejército de ocupación americano había mantenido durante unos años la prohibición de crear historias, tanto de cine como de manga o novelas, que loaran el “espíritu samurái”, con el objetivo de impedir que el nacionalismo extremo volviera a aflorar en Japón. Así, después de que se levantara la prohibición, el público japonés, sediento de las historias de samuráis que tanto gustaban en la época, imagino que recibió con los brazos abiertos a obras de este estilo, de las cuales Akadô Suzunosukees una de las que más acabó destacando.

Una de las páginas a color que podemos disfrutar.

¿Y de qué va la historia? Pues la verdad es que es bastante simple, al menos en el primer tomo que he leído. Nos cuenta las aventuras de Suzunosuke Kinno, un enérgico joven que aprende esgrima en un dojo. Su padre murió siendo él muy joven, mientras que su madre tuvo que dejarle atrás en su momento y no la conoce. Un día, un hombre irrumpe en el dojo en el que entrena Suzunosuke y empieza a derrotar a sus compañeros. El protagonista se enfrenta a él y, a pesar de que realiza un buen combate, acaba derrotado. Poco después, se descubre que el hombre es un discípulo del prestigioso Shûsaku Chiba, maestro de la disciplina Hokushin Ittô-ryû. El hombre ve que Suzunosuke tiene madera para la esgrima y le recomienda que vaya a entrenar al dojo de Shûsaku. Así, el hasta entonces maestro de Suzunosuke le desea mucha suerte en su nueva andadura y le cede el peto rojo que solía usar su padre, un famoso espadachín, para que le acompañe en su prometedor futuro. Este peto es lo que le da a Suzunosuke su apodo de Akadô (peto rojo), que da el título a la obra.
A partir de aquí, la historia nos cuenta las aventuras de Suzunosuke en el dojo de Shûsaku y su determinación por llegar a ser el mejor espadachín de todo Japón, Por supuesto, no faltarán enemigos, como el maquinador Rainoshin, ex discípulo de Shûsaku al que Suzunosuke derrotó al poco de llegar al dojo y que posteriormente dejó la disciplina y se entrenó, conducido por el rencor, para hacerse más fuerte que nunca y conseguir acabar con Suzunosuke. La trama está llena de aventuras, peleas y sobre todo de crecimiento interior del joven Suzunosuke, que siempre lleva como estandarte la lealtad, la amistad y el valor.
Akadô Suzunosuke
se hizo popular sobre todo gracias al éxito que tuvo un serial radiofónico basado en él que fue emitido entre 1957 y 1959 en Radio Tokyo. También se crearon varias películas de imagen real basadas en el personaje e incluso un anime bastante posterior, de 52 episodios, emitido entre 1972 y 1973.
Akadô Suzunosuke fue publicado en las páginas de la histórica revista Shônen Gahô entre 1954 y 1960. Debido a la irregularidad de la edición en aquel entonces, y a que aparte de los propios capítulos publicados en la revista en sí también se publicaban tomitos extra que venían de regalo con la revista (llamados furoku, “suplementos”), es muy complicado saber exactamente cuántos tomos abarca en total la obra, al menos en su edición original. En el detallado índice que acompaña al primer volumen de la edición que yo tengo he podido contar hasta 22 volúmenes, así que supongo que por ahí irán los tiros. También tengo constancia de una edición de lujo publicada en los años 90 que abarcaba 13 tomos.
En noviembre de 2007, una empresa “hija” del gigante Shôgakukan llamada Shôgakukan Creative que se dedica, entre otras cosas, a recuperar y restaurar manga clásico, inició la edición de una nueva colección de las aventuras de Suzunosuke. Esta es la versión que tengo yo y que está obteniendo un éxito considerable en Japón, hasta el punto de que me llamó la atención al encontrarla destacada en varias librerías y acabé comprándomela. Por el momento han salido 5 volúmenes y, teniendo en cuenta que cada volumen abarca dos tomos de la versión original, probablemente acabará teniendo un total de 10 u 11 tomos si la historia se publica íntegra.
La tarea realizada por Shôgakukan Creative es extraordinaria. No solo el libro está impreso y encuadernado con una calidad fantástica, sino que además se han dedicado a restaurar concienzudamente el dibujo. Me explico: estos manga de los años 50 se publicaban con una calidad pésima y normalmente con tinta de color -verde, azul, roja…- en vez de tinta negra. Esto provoca que, si se carece de las láminas originales, el proceso de limpieza y restauración de unas páginas cuyo dibujo ha quedado degradadísimo debido a la mala calidad del papel, muchas veces extremadamente poroso, y una tinta de colores suaves que se destiñe con el tiempo, se convierte en una verdadera tarea titánica. Así, aunque en general los trazos no se ven del todo nítidos en esta edición, sí que resulta alucinante hasta qué punto lo han podido limpiar, sobre todo comparado lado a lado con algunos furoku de la misma época que poseo en mi colección particular y que, francamente, se ven de todo menos nítidos (ya de por sí la calidad de impresión de la época era mala, y si a eso le sumas un papel pésimo y tintas de color, pues es lo que hay). Y no solo eso, sino que además el equipo de Shôgakukan Creative recupera y restaura las páginas a color (unas 30 en todo el tomo, de poco más de 250 páginas) con una calidad extraordinaria y encima ofrece unos anexos con un par de artículos y una lista exhaustiva de toda la obra de Tsunayoshi Takeuchi.
¿Que si es un manga recomendable? Pues francamente, ha acusado mucho el paso del tiempo y, aunque debo reconocer que la historia se deja leer, la verdad es que es muy simple y pueril. A mí me ha gustado porque me considero un estudioso de la historia del manga y leerla me ha permitido hacerme una mejor idea de cómo la recibieron los lectores de la época y por qué tuvo el éxito que tuvo, pero para el lector de la actualidad, no necesariamente interesado en la historia del manga… Buf, sinceramente mejor que no. El éxito que ha obtenido esta edición en Japón se debe, imagino, al efecto nostalgia de la gente que la leyó en su momento, gente que actualmente supera los 60 o 70 años, y a unos pocos curiosos como yo que quieren saber cómo fue este manga que provocó un gran fenómeno. Así, mucho tendrían que cambiar las cosas para que Akadô Suzunosuke tuviera algún día una versión occidental. Pero claro, si en España se han llegado a publicar recientemente nuevas ediciones de las aventuras de Nemo in Slumberland, Krazy Kat y cosas así… Quién sabe, quizás es simplemente cuestión de tiempo, ¿no?