El blog de Marc Bernabé

Ace o nerae! (Raqueta de oro)

Wednesday, March 19th, 2008
  • Título: エースをねらえ! (Ace o nerae!) -¡Busca el “ace”! / Raqueta de oro-
  • Autor: Sumika Yamamoto
  • Editorial: Shûeisha
  • Revista: Margaret
  • Años publicación: 1973-1980
  • Clasificación: shôjo, deportivo
  • Tomos: 18 (completa)
Antes de empezar, me disculpo por mi silencio de los últimos días. Una serie de encargos de última hora, un par de conferencias y una serie de intensos preparativos pre-viaje me han imposibilitado escribir como me gustaría. Actualmente me encuentro en el Japón de mis amores durante unos días y no tengo escáner, así que de momento iré tirando del material que tenía escaneado para “futuras reseñas”. Mi ritmo de actualización aquí tampoco será muy alto, la verdad, puesto que aparte del trabajo normal de traducción también tengo que salir mucho por motivos de trabajo (y ocio, claro). Pero ya veréis a la vuelta que vuelvo cargado, he descubierto algunos mangas que son para mear y no echar gota. ^_^
En cualquier caso, una de mis “obsesiones” últimamente tiene que ver con el shôjo manga. Debido a mi trabajo como traductor, he leído bastantes historias, pero casi siempre han sido obras recientes y en general estaban cortadas por el mismo patrón (con honrosas excepciones). Pensándolo bien, a España muy poca cosa ha llegado de shôjo clásico, y sinceramente mi conocimiento sobre el tema, saliendo de la excelente La Rosa de Versalles que nuestro equipo tuvo el placer de traducir hace unos años, y La ventana de Orfeo y Mayme Angel, que estamos traduciendo ahora mismo, deja bastante que desear. Así que aquí estoy, estudiando e informándome. De hecho, en casa tengo un libro sobre la historia del shôjo, pero sólo alcanza hasta el año 1962 y esa época me interesa, pero no tanto. El otro día conseguí ganar en las subhastas de Amazon Japan la segunda parte de esta obra (totalmente descatalogada y que abarca de 1963 a 1989) y espero que me llegue mañana mismo. Ya tengo ganas de empezar a estudiar…
Seguramente iré poniendo reseñas de vez en cuando, ya que me parece muy interesante y además se trata de un terreno relativamente poco explorado. Además, por experiencia os digo que cuesta muchísimo más conseguir tomos originales de clásicos shôjo que de clásicos shônen (¡anda que no me costó encontrar un tomo 1 de Attack Nº 1 edición clásica!) ¿Por qué será?
Así que la reseña de esta vez va de un shôjo clásico, ni más ni menos que Ace o nerae!, cuya serie de animación fue pasada por las teles españolas en esos gloriosos 80-90 con el título de Raqueta de oro. Debo confesar que nunca miré la serie ni tampoco conocía el argumento más allá de que va de tenis. La historia empieza presentándolos al club de tenis femeninos del instituto Nishi, y entre sus miembros, la tímida Hiromi Oka, una estudiante de primero que admira a sus senpai (miembros del club mayores que ella, y por lo tanto, “superiores” en todo), en especial a Reika Ryûzaki, apodada Ochô-fujin (Madame Butterfly). La Butterly es un exceso en todos los sentidos: de lejos la mejor de todas, es una niña de casa buena, y es altiva, va de superior, y tiene la melena de rizos dorados y el amaneramiento más estilo “drama queen” desde la María Antonieta de La Rosa de Versalles. Pero Hiromi y las demás estudiantes de primero la adoran y la respetan como a una verdadera hermana mayor, lo que a ella le encanta.

Aish, esos ricitos y esas flores… En grande, Madame Butterfly,
en la esquina inferior derecha, la prota, Hiromi

En estas, que llega al instituto un nuevo entrenador para el club de tenis: Jin Munakata, que resulta ser el típico guaperas que a la vez es distante y frío. Munakata empieza los entrenamientos con mano dura y, para sorpresa de todos, selecciona a Hiromi como miembro del grupo titular… ¡Oh, sacrilegio! ¡Es tabú que una kôhai de primero pase por delante de las “diosas” senpai! Cómo no, las otras chicas, Madame Butterfly en cabeza (cómo no), deciden hacerle la vida imposible a la pobre Hiromi, que sin comerlo ni beberlo se encuentra en el ojo del huracán. Pero Munakata insiste y Hiromi debe jugar…
La verdad es que es un manga muy original para la época en la que fue concebido, en plena fiebre por los mangas deportivos shônen tipo Ashita no Joe (boxeo) y Kyojin no Hoshi (béisbol). Podríamos decir que ésta es una respuesta shôjo a estos manga, con la particularidad de que no se sacan de la manga “tiros del tigre” ni “saques de triple efecto”, ya que intenta ser “realista”. La historia es entretenida y después de leerlo entiendo que llegara a ser un manga de culto en Japón, del que se hicieron varios anime (incluso una serie de imagen real en el año 2004) y que originó un enorme boom del tenis por todo el Japón.
También leer este manga me hizo estar pensando en cómo ha cambiado la mentalidad japonesa en los últimos años sobre el tema del “esfuerzo”. Hasta hace relativamente, poco, los japoneses tenían una especie de adoración por el “esfuerzo”, y no son pocos los mangas setenteros y ochenteros que presentan a un protagonista bastante mediocre que, con mucho esfuerzo y perseverancia, va mejorando y mejorando hasta llegar a ser el mejor. Ace o nerae! es este tipo de manga. Sin embargo, en los últimos años observo que en los manga ya no destaca tanto el “esfuerzo”, sino el “talento”, en un modo de pensar mucho más occidentalizado. Ahora no tenemos a Hyûmas que se maten entrenando para llegar a la cumbre del béisbol, ni a Son Gokus que mueran y resuciten mil veces; tenemos a Ryômas Echizen que son más chulos que un ocho en las pistas de tenis y se mofan de los antaño sagrados senpai, o a Senas Kobayakawa que desde el primer momento corren como una flecha por el campo de fútbol americano. Es sólo una reflexión, ¿pero no os parece algo curioso?
Por cierto, si no la habéis visto, os recomiendo ver la peli Ping Pong, basada en un manga homónimo de Taiyô Matsumoto. Para mí, ésa es la peli que resume esto que acabo de escribir, porque va del enfrentamiento entre un tío que se entrena como un loco, a la vieja usanza, y otro que tiene un talento natural para el ping pong y que, sin esforzarse, puede vencer a sus rivales. Al final, lo que no deja de ser un signo muy claro del cambio de mentalidad japonesa, gana el que tiene talento sobre el que se esfuerza, algo impensable no hace tantos años, donde habría ganado el héroe que se esfuerza por encima del chuleta que lo tiene todo hecho de forma innata… A mí esto me pareció muy sintomático y me hizo pensar mucho.

Hatsukare (Mi primer novio)

Sunday, February 10th, 2008
  • Título: ハツカレ 初彼 -Hatsukare- (Mi primer novio)
  • Autor: Miyoshi Tômori
  • Editorial: Shûeisha
  • Revista: Margaret
  • Años publicación: 2003-2006
  • Clasificación: Shôjo, romance
  • Tomos: 10


Ya he comentado varias veces que me gusta estar informado sobre cómo está el mercado actual de manga, friki que es uno. Sin embargo, viendo este blog, supongo que se evidencia que el shôjo no es especialmente santo de mi devoción ya que, aunque quiera intentar buscar un equilibrio consciente entre shônen-shôjo-seinen-josei y también entre manga actual y clásico, me cuesta encontrar obras shôjo que tenga ganas de leer y, por lo tanto, de reseñar. Por otro lado, no quiero dejar escapar el carro del shôjo y trato de leer tanto como pueda.
Así, cada vez que voy a Japón, como las librerías ejercen una especie de magnetismo sobre mi persona y parecen “tirar” de mí cuando paso cerca de una, irremediablemente acabo entrando a muchas. En ellas, por supuesto, acabo visitando la zona de manga. En las librerías japonesas, los tomos están colocados primero por género (básicamente shônen, shôjo y seinen), dentro de cada género, la segunda clasificación es por editoriales. A continuación, por colección o revista en la que se publicó cada obra y, finalmente, por autor, en el orden “silabárico” propio del japonés. Así, si quisiéramos encontrar, por ejemplo, los tomos de esta obra que reseño ahora, Hatsukare, iríamos a la zona de shôjo, subzona Shûeisha; dentro de Shûeisha buscaríamos la colección “Margaret Comics” (normalmente, el diseño de los lomos es característico de cada colección y, cuando estás acostumbrado, un vistazo basta para localizarlos) y dentro de Margaret buscaríamos por orden “silabárico”, buscando los apellidos de autores que empiezan por TO, que están justo después de la TE y antes de la NA. ¡Ajá, ahí está! Hatsukare, de Miyoshi mori.
Sin embargo, también es muy fácil en Japón saber qué obras son las que más se venden o tienen más éxito potencial (porque se hace un anime, dorama o película de ellas): debajo de las estanterías suelen tener dispuesto un espacio horizontal en el que se apilan los tomos de las series destacadas, siendo perfectamente visibles sus portadas. Como yo no entiendo mucho de shôjo, suelo guiarme por “títulos que me suenan” (por haberlos leído en blogs o donde sea) o bien por qué series están destacadas en estas pilas. Hatsukare es una de las segundas, y supongo que estaría destacada porque en 2006 se hizo una película de imagen real basada en ella.
Chiro y Hashimoto se pasan toda la historia
ruborizándose sin parar. ¡Qué monos!

Hatsukare es una historia muy dulce, muy pastelosilla, y la verdad es que me gustó bastante. La protagonista es Chihiro (a la que sus amigas llaman Chiro), una chica muy tímida y modosita que cada mañana va al instituto en tren, como tantos miles y miles de estudiantes. En el tren, se topa siempre con un chico, Hashimoto. En la página 2 del manga, Hashimoto se declara a Chiro y le dice que si quiere salir con él. Ella se corta bastante, se ruboriza, y le dice que “vale”, sin conocerle en absoluto (claro que el chico es guapito). A partir de aquí, se desarrolla la historia entre los dos, muy tímidos ambos, que se ponen colorados a la mínima, y que se van enamorando poco a poco (es curioso porque la historia va al revés de lo habitual, donde siempre dan mil millones de vueltas antes de declararse su amor mutuo y de empezar a salir, normalmente en la última escena del manga).
Más tarde, también entran en escena los amigos de él y las amigas de ella, y probablemente habrá lío entre ellos a partir del tomo 2. La relación de Chiro (me encanta este apodo, es muy cariñoso, no sé) y Hashimoto no es un camino de rosas, ya que ni Chiro había salido antes con ningún otro chico (ni siquiera había hablado con chicos desde la guardería, ya que siempre ha ido a colegios femeninos), ni tampoco Hashimoto había tenido experiencia con chicas. Al cabo de poco aparece también en escena Ibushi, un tío que, en la guardería, se metía siempre con Chiro y la llamaba “unko” (literalmente “mierda”). Ibushi se ha cambiado de instituto y ahora va al de Hashimoto y, de hecho, se hace colega de él, un poco “a la fuerza”… Ibushi recuerda perfectamente a Chiro y, cómo no, sigue llamándola “unko”, ante lo que ella reacciona con extrema timidez y vergüenza (y más si está Hashimoto delante). En fin, imagino que Ibushi dará bastante de qué hablar en los tomos sucesivos, cómo no.
Otro tema. En la reseña de Lovely Complex comentaba que Love Com había roto el tabú que existía hasta entonces de no utilizar dialectos del japonés fuera del estándar de Tokio (leed esa reseña para más detalles). Qué sorpresa la mía al empezar a leer Hatsukare por pura casualidad (simplemente cogí uno de los shôjos de la pila de manga que tengo en la pila de “lecturas futuras”) y comprobar que en todo el manga, íntegramente, se utiliza el dialecto de Kansai. La historia ocurre en una zona ficticia de Japón, imagino que situada imaginariamente dentro de Kansai, concretamente en la zona de Osaka a juzgar por las expresiones que usan. No deja de ser curioso, ya que Love Com tenía cierta excusa para usar el dialecto de Kansai (es una especie de función de manzai mezclada con romance), pero es que en Hatsukare no hay ningún motivo en especial para usar este dialecto. Según veo, la autora es nativa de esta zona de Japón y posiblemente quiso usar su propio dialecto en su obra, sin ningún motivo en particular. Y como Love Com rompió el tabú y consiguió un éxito arrasador, imagino que su editor le dejaría hacerlo sin ningún problema. Creo que es una tendencia muy sana y además, como “kansaiero” de pro que soy al haber vivido unos años en Osaka y Kioto, sinceramente me alegro.

Love Com (Lovely Complex)

Tuesday, January 15th, 2008
  • Título: ラブ★コン (LoveCom) -Lovely Complex-
  • Autor: Aya Nakahara
  • Editorial: Shûeisha
  • Revista: Bessatsu Margaret
  • Clasificación: Shôjo
  • Tomos: 17 (completa)
Desde mis inicios como traductor de japonés, siempre he dado gracias a los kami por haber conducido mi trayectoria durante la mayor parte de mi estancia en el país nipón alrededor de la zona de Kansai. Y dentro de esta zona, haber vivido concretamente tres años en Osaka y uno en Kioto es como una bendición del cielo para un traductor de manga. ¿Por qué digo esto? Porque es muy común que en los manga aparezcan personajes que hablan en dialecto de Kansai. Concretamente, personajes graciosillos, macarrillas y vivalavirgen en la modalidad autóctona de Osaka (ejemplos: gracioso: Kero-chan de Card Captor Sakura; macarrilla: Heiji Hattori de Detective Conan; vivalavirgen: Mitsune “Kitsune” Konno de Love Hina…) y básicamente geishas y chicas de buena familia en la modalidad kiotense.
El dialecto de Kansai no es exageradamente difícil de comprender si uno tiene un alto nivel de japonés, pero ciertamente ayuda mucho haber vivido en aquella zona y haber dominado el arte de hablarlo (por cierto, que suele tener un efecto muy positivo para “romper el hielo” hablarle en dialecto de Kansai a un japonès ^_^). Sobre todo por las expresiones distintas que usan y la forma diferente de conjugar algunos verbos. Y, para un traductor de manga y anime, ¡es vital conocerlo y dominarlo!
Parece que a la gente de Osaka no le molesta, pero el estereotipo de personaje que habla en dialecto de Kansai en los manga es básicamente de personaje gracioso, tacaño, macarra, vividor o directamente yakuza. A mí me tocaría la moral, de hecho. Esto es debido a la fama que Osaka se ha granjeado de cuna del humor nacional, de ciudad de comerciantes extremadamente ahorradores y de crimen organizado. Un estereotipo que, bueno, no se ajusta 100% a la realidad, por supuesto, aunque sí es cierto que, en general, la gente de Osaka es mucho más abierta y divertida que la de Tokio. Como mínimo, ¡Osaka es la cuna del kitsch y de la exageración, y a mí me encanta!
Por otro lado, aunque en Kioto se habla también una modalidad del dialecto de Kansai, su pronunciación mucho más suave y pausada, así como el uso de ciertas conjugaciones, se relacionan con la finura, la elegancia y el buen gusto de la antigua corte imperial y también de las geishas, por lo que su imagen es muy refinada. Es curioso esta diferencia de perspectiva, sobre todo estando Kioto y Osaka separadas por sólo media hora larga de tren corriente y moliente…


El enano y la jirafa…
En fin, que me voy por las ramas. Digo todo esto porque el manga que comento en esta ocasión es un soplo de aire fresco en este sentido, y una pesadilla para un posible futuro traductor que no esté familiarizado con el dialecto de Kansai. Y es que éste es uno de los pocos manga en el que casi todos los personajes hablan en este dialecto, una verdera rareza y, hasta hace muy poco, una particularidad que era prácticamente tabú en los manga no ambientados 100% en Osaka, con personajes de la capital de Kansai. Lo cierto es que sólo por esto, este manga ya merece una mención de honor en la tarea de “normalización” del dialecto de Kansai, ya que por una vez sus hablantes no son necesariamente graciosos, macarras o vivalavirgen, sino estudiantes normales y corrientes. Quizá no lo percibáis como algo raro, pero os diré que, por ejemplo, Platonic Venus, pese a estar ambientado en la ciudad de Kobe (donde se habla también dialecto de Kansai), ¡los personajes hablan en japonés estándar! ¿Cómo se come esoooo? Yo me imagino al autor y al editor reunidos, en plan “oiga, señor editor, que como soy de Kansai, me gustaría hacer un manga en el que los personajes hablaran en mi dialecto” y el editor “si haces eso, nos arriesgamos a no vender ni uno solo de tus manga, así que mejor passsando”.
Sin embargo, Aya Nakahara, nativa de Osaka, se salió con la suya (good for you *_^!). Lovely Complex es la típica historia estudiantil shôjo de “chico conoce a chica”, pero enfocada desde un punto de vista humorístico de comedia romántica. La historia nos presenta a los dos protagonistas, Ôtani y Koizumi, un par de jóvenes con unos complejos de tomo y lomo (de ahí el título). Ôtani, el chico, mide sólo 1,56 m y encima su nombre, 大谷 Ôtani (gran valle), incluye el kanji 大, que significa “grande”. Koizumi, la chica, mide 1,70 m y su nombre se escribe 小泉 (pequeña fuente), con el kanji 小 de “pequeño”. Tanto es así, que la gente suele cachondearse de ellos “equivocándose” y llamándoles 小谷 Kotani (pequeño valle) y 大泉 Ôizumi, (gran fuente). Total, que los dos tienen una fuerte relación de amor y odio. Odio, porque cuando están juntos la gente se cachondea de ellos (el enano y la jirafa) y amor, porque es evidente desde el tomo 1 que entre ellos dos salta una especie de chispa, por mucho que pugnen por ocultarlo y engañarse a sí mismos tratándose de convencerse de lo contrario y odiarse.
Lo del dialecto de Kansai en la obra no es gratuito. El dueto que forman Koizumi y Ôtani recuerda a un dueto cómico de manzai, popularísimo en Osaka y también en todo Japón. Prácticamente todos los artistas de manzai son de Osaka (o imitan el dialecto de Osaka), y cada uno de los integrantes de los duetos responden a un estereotipo muy concreto: ambos deben ser muy distintos entre sí (gordo y flaco, alto y bajo, guapo y feo…), y uno debe ser el “atontado” (boke), haciéndose (o siendo) despistado y alerdado, y el otro, el “puyas” (tsukkomi), listo y agudo, especialista en meterle cortes al otro, a menudo acompañados de collejas. Esto está reflejado perfectamente en Lovely Complex, siendo la chica la despistada y el chico el despierto. Todo esto convierte a esta obra en una monumental función de manzai que dura 17 volúmenes y que nos viene empaquetada en la poco ortodoxa forma de una comedia romántica shôjo. Original lo es un rato, y divertido también.
Pese al éxito que ha tenido en Japón esta serie, con peli de imagen real y serie de anime, es curioso que todavía no se haya licenciado en España. No creo que tarden mucho en hacerlo y, aunque debo advertir que todo el efecto del dialecto de Kansai se perdería en una traducción al castellano, y que no se disfrutaría tanto si no se conociera todo el trasfondo que acabo de describir en este post, sigue siendo una serie muy divertida y apta para el disfrute de los lectores de todo el mundo.

ACTUALIZACIÓN ÚLTIMA HORA: Acabo de ver una noticia que dice que Planeta ha licenciado esta serie, sólo un par de horas después de escribir yo este post. ¡Juro que no está hecho adrede, je je! Menuda casualidad, ¿no?

Tera e… (Hacia Terra…)

Sunday, January 6th, 2008
  • Título: 地球へ… (Tera e…) -Hacia Terra…-
  • Autor: Keiko Takemiya
  • Editorial: Asahi Sonorama
  • Revista: Gekkan Manga Shônen
  • Clasificación: Shônen-shôjo
  • Tomos: 5 

Pasamos a comentar una historia más bien típica de ciencia-ficción, pero con la particularidad de que fue realizada a finales de los años 70 por una autora de shôjo, para una revista y un público shônen. Tera e… conoció un revival en el 2007 debido a la creación y emisión de su serie de anime (en 1980 se realizó una película, pero hasta el año pasado no contó con versión televisiva, 30 años después de que se empezara a publicar).
Keiko Takemiya es conocida sobre todo por ser una de las integrantes del grupo Hana no 24 nen gumi (Grupo floreciente del año 24), unas mujeres mangaka que nacieron en 1949 (año 24 de Shôwa) y que, en los años 70, pusieron las bases del shôjo manga actual, revolucionando los cimientos de lo que hasta entonces era el manga para chicas. Otras integrantes de esta histórica generación fueron, por ejemplo, la célebre Riyoko Ikeda (La rosa de Versalles, La ventana de Orfeo) o Motô Hagio. Takemiya también es famosa por ser una de las precursoras del shônen-ai (o boy’s love (BL), yaoi, como lo queráis llamar) con su serie Kaze to ki no uta (La canción del viento y los árboles). Algún día comentaré esta otra serie, ya que la tengo en la pila de lecturas pendientes.
Volviendo a Tera e…, no deja de ser curioso que una de las obras más famosas de Takemiya sea en realidad un shônen. Perocon paliativos, puesto que aunque la temática sea shônen, el estilo de dibujo, los recursos gráficos y la composición de página son 100% shôjo, lo que lo convierte en un híbrido muy curioso y digno de estudio.

Un curioso híbrido shônen-shôjo 

El manga nos sitúa en un futuro lejano en el que la Humanidad se ha extendido por toda la galaxia y cuya sociedad está totalmente controlada por los ordenadores. Los nuevos miembros de la sociedad son concebidos in vitro y mandados al planeta Ataxia, donde se les otorga unos padres adoptivos y se les cría hasta los 16 años. En ese momento, deberán pasar el “chequeo de madurez” y, si no hay ningún problema, serán mandados a otros planetas para que ocupen los puestos que los ordenadores hayan decidido más apropiados para ellos. Sin embargo, existe una nueva raza de seres humanos, los Myu, que cuenta con poderes extrasensoriales y que ha conseguido escapar del yugo de los ordenadores. Sin embargo, pese a sus poderes, los Myu son físicamente muy débiles, teniendo la mayor parte de ellos alguna minusvalía.
El manga se centra en la figura de Jomy Marcus Shin, un joven bastante arrogante que está a punto de someterse al chequeo de madurez pero que -cual el Neo de Matrix– resulta ser “un elegido”, la esperanza de los Myu para conseguir un líder que les guíe hacia Terra, donde construirán su anhelada sociedad lejos del yugo de los ordenadores.
La historia está bastante bien construida, pero si tengo que ser sincero tuve que volver varias veces a leer algunos pasajes o volver páginas atrás porque había momentos que ya no entendía muy bien lo que estaba pasando. Es de las típicas historias que requieren concentración absoluta en el lector y, tal vez porque cuando lo leí no estaba concentrado al 100%, Tera e… no consiguió engancharme demasiado.
Por si tenéis curiosidad, aquí podéis encontrar una reseña mucho mejor que la mía (en inglés), y aquí unas páginas de muestra de la versión inglesa (publicada en febrero de 2007 en los USA).