El blog de Marc Bernabé

7 Seeds

Monday, February 6th, 2017
  • Título: 7 SEEDS
  • Autor: Yumi Tamura
  • Editorial: Shōgakukan
  • Revista: Betsucomi, Flowers
  • Años publicación: 2001-en curso
  • Clasificación: shōjo, aventuras, misterio
  • Tomos: 33 (en curso)

No sé quién, ni cuánto tiempo hace, alguien me recomendó encarecidamente este manga. Literalmente llevaba años en el montoncito de “manga por leer”, y siempre que iba a ese montoncito a por una nueva obra esta quedaba irremediablemente relegada a “otro día”. Cierto es que la portada del tomo 1 tampoco es que me parezca –a mí, lector varón de 40 tacos– a priori atractiva, pero no sé si este era el único factor del irremediable “bueno, ya otro día si eso”. En todo caso, craso error.

El otro día, no sé muy bien por qué, tomé por fin este tomo, dispuesto a ver qué tal era esta obra que hacía tanto tiempo que me habían recomendado, me sumergí en él y, al cabo de un rato, descubrí que me lo había leído entero del tirón. Aunque me gustaría hacerlo, y no lo descarto, no he leído más allá; será cuestión de ver si consigo los demás tomos, aunque estamos hablando de una serie que ya cuenta con 33 volúmenes y sigue abierta. No es precisamente cortita.

Eso sí, si os sumergís en ella, sobre todo no vayáis a la Wikipedia a conseguir información sobre ella, porque os va a destripar todas las sorpresas. El tomo 1 es un tomo muy misterioso, no sabes muy bien qué está pasando, te deja con una sensación de misterio impresionante, te introduce de forma magistral en la historia sin contarte nada del fondo y te deja con ganas de saber qué narices les está pasando a esos personajes y por qué. Yo he cometido ahora mismo el error de ir a la Wikipedia a por la información para rellenar la ficha que abre la reseña (años de publicación, revista, etc.) y allí, al menos en la versión en inglés, la primera que me ha salido, de buenas a primeras te desvelan todo el misterio que Tamura, la autora, se está guardando como oro en paño al menos a lo largo de todo el tomo 1.

Violentísimos conejos, enormes plantas carnívoras… Una maravilla de isla, la verdad.

En fin, ¿y de qué va este manga? Pues tiene un inicio de esos que podríamos definir como trepidantes. Tras una brevísima presentación de la protagonista, la tímida Natsu, que es la típica adolescente insegura pero por otra parte totalmente normal, con su familia y todo eso, la acción se traslada de golpe y porrazo a alta mar, en un bote hinchable en medio de una tormenta y en plena noche. En ese bote se encuentran otras tres personas: dos chicos (el guapo y atento Arashi y el guaperas y desvergonzado Semimaru) y una chica (la borde y sexi Botan). A duras penas consiguen capear el temporal, y al día siguiente logran llegar a una costa que parece tropical.

¿Qué demonios hacen esos cuatro allí? Ninguno de ellos sabe nada (corrijo: Botan sí parece saber algo, pero no acaba de soltar prenda y juega a hacerse la misteriosa), cuando se fueron a dormir, en sus respectivas casas, todo estaba perfectamente normal. Y de repente despertaron en un bote en medio del mar, equipados con mochilas con aparatos y provisiones de supervivencia.

Al desembarcar, empiezan a explorar la isla para ver si encuentran a otras personas o al menos algo de comida. Y se empiezan a topar con cosas rarísimas: cantidades enormes de grimosos insectos, una especie de conejos carnívoros que se devoran unos a otros y se abalanzan sobre ellos, gigantescas y peligrosísimas plantas carnívoras y muchísimas más anomalías.

¿Qué ocurre en esa isla? ¿Cómo han acabado allí? ¿Cómo saldrán de esta? Esta y muchas más preguntas acosan al lector desde el primer momento en el que se sumerge en 7 Seeds y, como digo, el misterio está a la orden del día, ya que en todo el tomo 1 no se da absolutamente ninguna pista: al contrario, el misterio aumenta a cada página que pasa. De nuevo, por favor, no vayáis a buscar información a Wikipedia o donde sea sobre este título: yo lo he hecho, para rellenar la ficha que abre la reseña, y me he comido un saco de spoilers tan grande que me está consumiendo la rabia. En todo caso, lo que he leído por encima, spoiler mediante, me ha dejado bastante sorprendido, y me ha dado aún más ganas de seguir leyendo esta historia.

Lo mejor

  • Un misterio total, la autora sabe mantener muy bien la tensión y dejarnos con ganas de saber qué narices va a pasar. Y no suelta prenda.
  • El survival horror que presenta este título me recuerda un poco a Lost. Aunque tengamos en cuenta que Lost es posterior, del 2004.
  • Un ejemplo más (por si hiciera falta, que creo que a estas alturas ya no) de que el shōjo manga, o manga creado originalmente teniendo en mente el público femenino joven como target principal, tiene una variedad de temáticas y estilos tan grande como el shōnen o el seinen.

Lo peor

  • Muchos ni se acercarían a este manga por la estética decididamente shōjo que tiene, con esos ojazos de la protagonista y los perfiles egregios de los guaperillas Semimaru y Arashi. A mí, y eso que soy un gafotaku bregado, casi me pasa. La habría cagado mucho.
  • Tamura tiene un dibujo que a veces peca de poco detallado y hasta sucio (al menos en el tomo 1), en el sentido de que, sobre todo en escenas de acción, a veces no sabes muy bien qué está ocurriendo.

Kakukaku Shikajika (Bla bla bla)

Tuesday, April 7th, 2015
  • Título: かくかくしかじか –Kakukaku Shikajika– (Bla bla bla)
  • Autor: Akiko Higashimura
  • Editorial: Shūeisha
  • Revista: Cocohana
  • Años publicación: 2012-15
  • Clasificación: autobiográfico
  • Tomos: 5

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Hacía un tiempo que le había echado un ojo a este manga (de hecho, estaba en la pila de “por leer”), básicamente porque me hizo gracia el título. La expresión kakukaku shikajika se usa en japonés para abreviar en una explicación larga, que no queremos narrar en su totalidad. Por ejemplo, si a mí me preguntan “¿cómo acabaste como traductor de manga?” podría responder, si me diera cierta pereza contarlo todo en detalle, “pues mira, siempre me ha gustado el cómic en general, desde pequeño, y también siempre me ha llamado la atención Japón en general y el idioma japonés en particular, así que en un momento dado se me presentó la oportunidad de aprender japonés en la Facultad de Traducción e Interpretación, me apunté y… kakukaku shikajika”. Sobre todo he visto esta expresión usada por escrito, en los mangas, cuando el lector ya conoce una situación pero un personaje se ve obligado, por exigencia del guión, a contar lo que ha ocurrido a otro personaje. Así, se abrevia por el estilo “pues han venido unos policías y kakukaku shikajika”. Hasta cierto punto, es similar a nuestro “y bla, bla, bla”.

Aparte, el verbo kaku significa “dibujar”, por lo que es posible que la autora haya querido dar el matiz sonoro de “dibujar, dibujar, y más y más” usando esta expresión kakukaku shikajika.

Pues bien, ¿que hizo el otro día que me decantara por sacar este manga de la pila de “pendientes de leer”? Pues simple y llanamente que hace escasos días fue galardonado con el premio Manga Taishō, uno de los cuatro o cinco premios más importantes de Japón.

Kakukaku Shikajika se define un poco como “una versión shōjo de Manga Michi”, una frase que, como muy bien sabéis si sois lectores habituales de este blog, hace referencia a la mítica obra de Fujiko Fujio A en la que contó, de forma semiautobiográfica, sus inicios en el mundo profesional del manga. Pues bien, dándose cuenta su autora Akiko Higashimura que no existe realmente ningún manga que cuente el “camino del manga” desde el punto de vista femenino, de una mujer que se dedique a hacer mangas para chicas, decidió hacerlo ella en la forma de este Kakukaku Shikajika.

El resultado es un manga muy entrañable y sorprendentemente fácil de leer. El estilo es a caballo entre el shōjo y el josei, lo cual se entiende muy bien cuando averiguamos el carácter de la revista en el que se ha publicado, la Cocohana, que se autodefine como una revista de “shōjo manga para lectoras adultas”. Es una contradicción, porque 少女 shōjo significa “niña”, pero curiosamente se entiende: el estilo gráfico es más bien el del shōjo, y la temática es light y entretenida, sin pretensiones de ir más allá, pero la temática no es la típica del shōjo de amoríos adolescentes y tal, sino que va un paso más allá. Sin duda, esa tendencia que tenemos de compartimentar y clasificar se no dificulta sobremanera cuando hablamos de manga, ¿verdad?

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El maestro del infierno

La historia cuenta las andanzas de Akiko Higashi (la propia autora), una chica que estudia tercero de bachillerato (último año antes de entrar en la universidad) y quiere llegar a ser shōjo mangaka porque desde pequeña es ávida lectora de revistas como la Ribbon o la Bouquet y no se le da mal dibujar. Pese a ser mala estudiante, su idea es conseguir ser aceptada en una universidad especializada en Bellas Artes y, desde allí, mientras gana base y agilidad artística, ir haciendo sus pinitos para ir haciendo manga y enviándolo a editoriales para ver si en algún momento puede debutar.

Sin embargo, no nos vayamos a pensar que esto es un manga sobre dibujar manga. En parte lo es, claro, pero sin ir más lejos toooodo el primer tomo entero lo invierte en contar su background desde su infancia, y luego el dilema de encontrarse en tercero de bachillerato y tener que preparar los exámenes de entrada en la universidad, para pasar luego a narrar, con todo lujo de detalles, su experiencia en los exámenes propios de cada universidad a la que se presentó. No obstante, sin duda el verdadero protagonista, al menos en el primer arco, es su profesor particular de dibujo (primero de bocetos a lápiz y luego de óleos), Kenzō Hidaka, al que llega por “recomendación” de una amiga y que se revela como un auténtico ogro desagradable que la obliga a dibujar y dibujar sin piedad… y al que poco a poco se le va cogiendo cariño pese a sus malas pulgas y a su tendencia a golpear con la espada de bambú shinai a los alumnos que no aplican sus enseñanzas como es debido.

Lo mejor

  • Una obra entrañable y que engancha al lector.
  • El profesor Hidaka, que al principio lo odias pero luego le vas cogiendo más y más cariño.

Lo peor

  • El estilo “shōjo adulto” puede ser un poco complicado de entender y seguir para muchos lectores, sobre todo occidentales: aparte del dibujo, que está a caballo entre lo infantil y lo adulto, tiene mucho texto escrito a mano en forma de comentarios “al margen” que pueden resultar pesados. Esta es una evolución natural del manga en Japón, al haber muchísimas mujeres que leen manga desde niñas y que quieren seguir leyendo manga pero no pasarse directamente a obras josei más seriotas y que narran cuestiones de “la mujer de hoy en día”, sino que simplemente quieren entretenerse leyendo manga. Otro ejemplo de este tipo de manga es, sin ir más lejos, la obra ganadora del premio Manga Taishō de 2014. Umimachi Diary, o las obras de Chika Umino, Honey & Clover (publicada en España) o San gatsu no lion (también galardonada con el Manga Taishō, en 2011).

Asakiyumemishi

Tuesday, December 2nd, 2014
  • Título: あさきゆめみし –Asakiyumemishi–
  • Autor: Waki Yamato
  • Editorial: Kōdansha
  • Revista: mimi / mimi Excellent
  • Años publicación: 1979-93
  • Clasificación: histórico, shōjo
  • Tomos: 13

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Aunque en realidad terminó en 1993, Asakiyumemishi es considerado un manga shōjo clásico, concretamente de la primera edad de oro del shōjo, ya que empezó en 1979 y tiene un estilo tanto gráfico como narrativo muy “años 70”.

Asakiyumemishi es la adaptación a manga de la famosísima Genji Monogatari (La historia de Genji), considerada la primera novela de la historia de la humanidad y creada sobre el año 1008 por la cortesana imperial Murasaki Shikibu. Este manga tiene el mérito de ser el primer cómic japonés –o si no fue el primero, sin duda sí el más influyente– en adaptar al medio gráfico una de las grandes joyas de la literatura japonesa primigenia. Más adelante han surgido muchos más y entre varios autores y obras han hecho de esto una especie de subgénero dentro del manga, pero Waki Yamato fue toda una pionera en este sentido, y a ella se deben las descripciones gráficas en cuestión de ropa, arquitectura, peinados, etcétera que ahora todos asociamos con la época Heian de la historia japonesa. Claro está, Yamato tuvo que documentarse mucho para ello y no quiero decir que inventara nada, pero sí que afianzó una manera de dibujar a los personajes de esa época que hoy en día sigue viéndose. Sin ir más lejos, solo hay que mirar el estilo de Onmyōji, un manga que reseñé hace pocas semanas en este mismo blog, para ver las similitudes y evidentes influencias.

El Genji Monogatari original es una historia bastante ardua de leer, y no digo ya en japonés clásico –imposible directamente sin no eres un experto del tema– sino en las adaptaciones a japonés moderno o incluso en traducciones a otros idiomas. Las descripciones son muy ambiguas, las situaciones son complicadas de imaginar y ni siquiera muchos de los personajes tienen un nombre como tal, ya que se los menciona con apodos o según su cargo o rango. Por lo que es un verdadero galimatías, a pesar de que la historia como tal es bastante sencilla en el sentido de que narra las aventuras amorosas de Hikaru Genji (Genji el resplandeciente), un galán que, con sus bellísimas facciones y exquisitos modales, tenía a todas las damas de la corte suspirando por él.

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Genji intentando ligar a través de las cortinillas, con todo muy velado. Una imagen muy “del Genji Monogatari”.

Asakiyumemishi hace un trabajo excelente resumiendo, recopilando y concretando las diferentes historias. Si bien estamos no ante la verdadera “Historia de Genji” sino ante la interpretación de Waki Yamato de esa historia, a mí –y a miles y miles de japoneses– me vale para saber un poco más de esta novela, que en su momento empecé (en una traducción al castellano) pero que tuve que dejar porque me aburría sobremanera. Este manga permite aproximarse al Genji Monogatari de una forma más amena y con una perspectiva visual, y ampliar un poco los conocimientos de literatura clásica sin tener que tragarte ese –lo siento– tostón de 920 páginas (en una de sus versiones en español).

Por cierto, el título es un verso del famoso poema japonés “iroha”, compuesto en el período Heian (sobre la misma época que el Genji Monogatari) y curioso por utilizar todas las sílabas del idioma japonés una sola vez cada una. Durante siglos fue el “orden alfabético” de este idioma (ahora es distinto, ya no se usa el i-ro-ha). “Asakiyumemishi” significa “y no veremos sueños superficiales”.

Lo mejor

  • La posibilidad de aproximarse a la árida literatura japonesa de la época Heian mediante un medio más ameno como es el manga.
  • El trabajazo que tuvo que hacer Waki Yamato para ambientar gráfica y argumentalmente esta historia, partiendo de una base prácticamente inexistente en ambos sentidos. Actualmente, cualquier autor que quiera escribir sobre la época Heian tiene bastante documentación, pero a finales de los años 70 Yamato se encontró con un erial.
  • Gráficamente, las propuestas son muy interesantes, como el hecho de no pintar el pelo de negro en las escenas oníricas, o simplemente de jugar de alguna forma con las larguísimas melenas de las cortesanas, usándolas como recurso estilístico muy atractivo.

Lo peor

  • El Genji Monogatari no es una historia especialmente adictiva, y el manga, aunque mejora eso, sigue siendo un poco tostón, al menos para mi gusto.
  • Una de las cosas que hace que nos perdamos al leer el Genji Monogatari es la sucesión de términos, rangos y nombres de lugares que son totalmente de otra época, por lo que el lector no avezado se desorienta enseguida con tanta cosa nueva. En menor grado, esto es algo que ocurre también en Asakiyumemishi.
  • También el uso de ciertas expresiones arcaizantes en los diálogos dificulta que se pueda seguir bien el manga.

Hiatari ryōkō (Alegre juventud)

Monday, December 30th, 2013

  • Título: 陽あたり良好 –Hiatari ryōkō– (Alegre juventud)Hiatari ryōkō
  • Autor: Mitsuru Adachi
  • Editorial: Shōgakukan
  • Revista: Shōjo Comic
  • Años publicación: 1980-81
  • Clasificación: comedia romántica
  • Tomos: 5 (edición normal) / 2 (edición Wide)

Debo reconocer que he tardado mucho en descubrir a Mitsuru Adachi, pero que una vez lo he descubierto, hará cosa de dos o tres años, me he rendido a la evidencia: es uno de los autores más entrañables que existen en el mundo del manga. Sus historias suelen ser todas muy parecidas, con triángulos amorosos sutiles, historias de instituto y mucho deporte (sobre todo béisbol) de trasfondo. Pero a pesar de que muchas de sus historias son calcadas, tiene algo que engancha y que directamente enamora.

Tras Touch, Miyuki, Cross Game y alguna que otra historia menos larga, esta vez me he decidido a leer Hiatari ryōkō, cuyo anime fue emitido en España bajo el título de Alegre juventud y es muy recordado por ello. Por eso he usado ese título en la ficha de más arriba, aunque en realidad Hiatari ryōko es una expresión que se traduciría por “da mucho el sol”, más o menos, y que se utiliza una vez al principio de la historia cuando Kasumi, la protagonista femenina, abre la cortina de su cuarto, ve encantada cómo la luz del sol inunda alegremente la habitación y exclama justo esa frase.

Temporalmente, esta historia pertenece a la segunda época de Adachi, que desde que debutó a principios de los años 70 hasta finales de esa misma década no pasó de ser un autor del montón, sin conseguir demasiado éxito. Pero luego, sobre todo a partir de la historia de béisbol Nine, el éxito comercial empezó a sonreírle y a partir de entonces encadenó tres exitazos sonados: Hiatari ryōko, Miyuki (creada en parte simultáneamente con Hiatari ryōko) y, cómo no, Touch (que empezó justo después de terminar Hiatari ryōkō y que hizo mientras trabajaba también en Miyuki).

Aunque en épocas posteriores Adachi ha seguido siendo un autor muy exitoso y sus historias son muy buenas (sobre todo Cross Game), creo que serán pocos los que negarán que su época de mayor esplendor fue precisamente la de Nine – Hiatari ryōko – Miyuki – Touch.

Hiatari ryōkō

Inteligentes y divertidos diálogos en una obra de rápida y entretenida lectura.

Así pues, ya empecé a leer Hiatari ryōkō con muchas ganas, sabiendo que estaba ante una obra muy querida por la gente (por algo será) y que fue contemporánea de Miyuki, un manga que me robó el corazón. Y ciertamente no me ha defraudado, ¡qué maravilla de manga!

De nuevo, si estamos ya acostumbrados a los planteamientos adachianos, no nos sorprenderá saber que la historia se basa en un triángulo amoroso. En este caso, los protagonistas son Yūsaku Takasugi, un chico bastante peculiar al que le gusta “animar a la gente” (y que por lo tanto se apuntará en el grupo de animadores del instituto, que tiene pésima fama) y Kasumi Kishimoto, una chica muy espabilada y dicharachera que tiene un noviete, Katsuhiko, que vive en el extranjero.

La historia empieza cuando Kasumi se va a vivir con su tía para poder ir desde su casa cómodamente al instituto. Una vez allí, se encuentra con que su tía ha montado una especie de pensión para otros chicos del instituto, todos ellos hombres: el guaperas pervertido ligón Shin Mikimoto, el grandullón y devorador Takashi Ariyama, el extraño y silencioso Makoto Aido y… el atrevido Yūsaku Takasugi, al que conoce cuando este abre, en pelotas, la puerta del baño y la ve allí duchándose también desnuda.

Como siempre en las obras adachianas, habrá muchos líos y muchas situaciones diferentes, incluso el casi obligatorio arco en el que el club de béisbol del instituto participa en las eliminatorias para el Kōshien (¡un arco bastante largo en el que el manga se transforma, deja de ser una comedia romántica y pasa a ser un manga deportivo con todas las letras!), y los sentimientos de Kasumi hacia Takasugi, que al principio eran casi odio, se van poco a poco transformando…

 

Lo mejor

  • Para mí, lo mejor de los mangas de Adachi son sus diálogos, absolutamente brillantes, mordaces y divertidos. Desde mi faceta como traductor profesional, y como parte de la deformación profesional que lógicamente tengo, pienso que tiene que ser todo un reto trasladar estos textos de modo que mantengan en lo posible esa gran agudeza del original. Ojalá algún día pueda…

 

Lo peor

  • Ahora ya no, pero en su momento seguro que muchos lectores renegaron de este manga puesto que originalmente fue publicado en una revista para chicas, la Shōjo Comic nada menos. Sin embargo, su contenido es muy poco shōjo. Tan shōjo como puede serlo Miyuki (¡publicado en una revista shōnen, la Shōnen Big Comic!) o incluso menos puesto que Hiatari ryōkō tiene un componente fuerte de béisbol en un momento dado y en Miyuki el deporte no se toca para nada.

 

Papillon -Hana to Chō- (Papillon -La flor y la mariposa-)

Tuesday, September 10th, 2013
  • Título: パピヨン-花と蝶- –Papillon -Hana to Chō- (Papillon -La flor y la mariposa-)
  • Autor: Miwa Ueda
  • Editorial: Kōdansha
  • Revista: Bessatsu Friend (Betsufure)
  • Años publicación: 2006-09
  • Clasificación: shōjo
  • Tomos: 8

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Es una verdadera lástima que, por una razón u otra, el shōjo manga o manga para chicas haya dejado de estar en boga en España hasta el punto de que, actualmente, la cantidad de obras de este estilo que se publican está peligrosamente cercana al cero, un claro contraste con la situación hasta hace unos cuatro o cinco años, cuando se publicaban toneladas de shōjo. ¿Qué ha pasado aquí? No lo sé exactamente, los factores pueden ser muchos, pero la explicación más sencilla es que se ha dejado de vender porque las chicas ya no consumen este tipo de material. ¿Y por qué no lo consumen? De nuevo muchos factores posibles: ya no está “de moda” leer manga entre las chicas; las lectoras se sienten más atraídas por manga de tipo shōnen, que cada vez intentan ser más del agrado de las chicas; el acceso a miles de obras de forma gratuita en forma de scanlations en la red…

El caso es que en sus tiempos yo solía leer bastantes obras shōjo por motivos de trabajo, ya que la profusión de ediciones de este material acababa repercutiendo como es lógico en mi trabajo y fuera directamente (como traductor) como indirectamente (como revisor), bastante de él acababa pasando por mis manos. Una de las obras en las que trabajé en su momento, como revisor en este caso, fue Peach Girl de Miwa Ueda, una obra de 18 tomos que editó Planeta deAgostini y que me gustó bastante por cómo estaba enfocada y por su facilidad de lectura, ágil y dinámica.

Obviamente, tanto por sexo como por edad estoy radicalmente alejado del público target al que se dirigen estas obras, por lo que un manga shōjo tiene que tener algo especial para que me atraiga, y Peach Girl lo consiguió. Así que cuando tuve la oportunidad de leer Papillon, la siguiente obra de Ueda después de Peach Girl, lo hice. Me he leído 3 tomos de los 8 que tiene la obra (está completa) y la verdad es que me he quedado con un excelente sabor de boca. La premisa de la historia es muy simple y manida… Y no solo la premisa, todo el desarrollo es bastante simplón, pero la forma con la que narra Ueda es agradable y contiene suficientes cliffhangers y sorpresas como para que el lector (al menos yo) se quede enganchado y tenga ganas de más.

Ageha y Hana (ageha es un tipo de mariposa mientras que hana significa “flor”, de ahí el subtítulo de la obra –y papillon en francés es “mariposa”, por cierto–) son dos hermanas gemelas que, desde muy pequeñas, acabaron separadas dentro del seno de la familia: Ageha se crió en el campo con su abuela, mientras que Hana estuvo siempre en la ciudad con sus padres. Y así estuvieron durante años hasta que, más tarde, Ageha regresó a la casa de sus padres en la ciudad. A pesar de ser hermanas gemelas, ambas son radicalmente diferentes: Ageha es taciturna, tímida y no cuida demasiado su aspecto físico, mientras que Hana es alegre, extrovertida y muy coqueta. Como es lógico, Hana se lleva de calle a los chicos, mientras que nadie se fija en Ageha.

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Hana y Ageha, las hermanas gemelas, una la guapa y la otra la “patito feo”.

Ryūsei, antiguo amigo de la infancia de Ageha, aparece en escena. Ageha siempre ha sentido algo especial por Ryūsei, aunque él no la reconoce a ella porque ha cambiado mucho desde que era niña… En estas, aparece un chico muy guapo que la pilla con una foto “robada” de Ryūsei en las manos, le coge esa foto y le escribe un garabato: “Ryūsei y yo salimos juntos y nos queremos mucho”. Ella se enfada, pero él la insta a expresar en voz alta su deseo porque, insiste, si lo hace habrá más posibilidades de que se haga realidad. El caso es que más tarde una chica de la clase le pilla la foto con el garabato y se lía parda: todas se mofan de ella, pero… Esto la hace más fuerte, decide que trabajará duro para conseguir hacer realidad su sueño y empieza a arreglarse…

Y así empieza una clásica historia de “patito feo”, la chica desarreglada con gafas que empieza a arreglarse, se quita las gafas y resulta ser tan guapa como su propia hermana, que aparece en escena para ligarse a Ryūsei a la fuerza en cuanto se da cuenta de que Ageha podría conseguirlo… Y, en medio de todo esto, aparece la figura del psicólogo en prácticas del colegio, Hayato Ichijiku (Kyū-chan), el chico guapísimo de antes, que tendrá un papel muy especial… Por cierto, Kyū-chan es el protagonista de una de las metáforas del manga, al llamar Sanagi (crisálida) a Ageha (recordemos, es un tipo de mariposa), sugiriendo que, si se esfuerza, podrá romper su crisálida y convertirse en una hermosa mariposa.

La obra, como vemos, es bastante manida, pero a mí me resulta simpática. Además, me parece loable el intento de introducir conceptos de psicología y asistencia social en medio de la trama (de hecho, Ueda consultó con especialistas del tema para poder hacer su obra). A medida que avanza la obra aparecen, acertadamente creo yo, algunos traumas y problemas psicológicos de los personajes, que no obstante se resuelven de forma sorprendentemente simple. Es poco realista en este aspecto, pero es cierto que estamos hablando de una obra para lectoras adolescentes y no se le puede ni debe exigir más.

En definitiva, una obra muy entretenida y curiosa.

Lo mejor

  • Lectura ágil y rápida.
  • La introducción de conceptos psicológicos y posibles soluciones.
  • Ueda usa muy bien los cliffhangers, sobre todo al final de cada tomo, para dejarnos con ganas de empezar el siguiente.

Lo peor

  • Está muy visto lo del “patito feo”.
  • La figura de Kyū-chan como psicólogo joven y ligón me parece demasiado irreal.
  • Peca de simplista.