El blog de Marc Bernabé

Museo de Shōtarō Ishinomori

Saturday, February 28th, 2009
En mi último viaje a Japón tuve que ir por varios motivos a Nagoya, Osaka y Kioto, y por lo tanto me compré un Japan Rail Pass, la manera más eficiente, rápida y hasta cierto punto económica que hay de moverse por Japón. El caso es que el JR Pass sirve para una semana (también los hay de dos y hasta de tres semanas) y me sobraba un día, así que decidí sacarme una espina que tenía clavada desde hace tiempo y cogí los bártulos para marcarme un viaje de ida y vuelta en el mismo día a Ishinomaki, una ciudad que queda a un par de horas en tren desde Sendai (que a su vez queda a un par de horas de Tokio en tren bala Shinkansen). Vamos, un poco donde el Buda perdió la sandalia.
Tapa de alcantarilla de Ishinomaki, con Robokon y el Museo Ishinomori

Ishinomaki es la ciudad donde se crió Shōtarō Ishinomori, uno de los mayores y más influyentes creadores de manga de la historia (en este post y en este otro hablé sobre él) y como tal tiene su propio museo, que se inauguró en el año 2001. De hecho, tiene dos museos: uno es este, y el otro está relativamente cerca de este, en la ciudad de Tome, que es donde nació Ishinomori.Desde luego, no es nada usual que un mismo artista tenga dos museos dedicados a su vida y obra, ¿verdad? Eso sí, por escala y facilidad de acceso, sin embargo, se podría decir que el de Ishinomaki es el más destacado de los dos –al otro museo es muy difícil llegar con transporte público; es prácticamente imperativo ir en coche, y además es bastante más pequeñito–.

Un personaje de Ishinomori da un poco de alegría a las gélidas calles de la ciudad


Ishinomaki es una pequeña ciudad cerca de la costa del océano Pacífico que, en pleno diciembre, está prácticamente desierta y a menudo nevada (vamos, que hace un frío de narices). La estación de tren, así como las calles de la ciudad, están decoradas por varias esculturas y motivos dedicados a los personajes del hijo predilecto Shōtarō Ishinomori, por lo que nada más llegar uno ya se siente inmerso en el mundo de Cyborg 009, Kamen Rider o Ganbare! Robokon.

Conjunto de estatuas de Cyborg 009 en la estación


Un personaje de Cyborg 009 montado sobre la estación de Ishinomaki
Estatua de Kamen Rider en una de las calles que lleva al museo

Pero la joya de la corona es el fabuloso Ishinomori-Mangakan* (Museo del Manga de (Shōtarō) Ishinomori), un museo que en inglés se llama de forma totalmente distinta: Ishinomaki Mangattan Museum. Curiosamente, en japonés incluye el nombre del autor mientras que en inglés la referencia es al nombre de la ciudad que lo acoge. Además, lo de Mangattan imagino que viene del hecho de que el museo está situado en una isla en medio de un río (muy bonita localización, por cierto) y supongo que han querido jugar con las palabras “Manhattan” (por lo de que está en una isla) y “manga”. Dudoso gusto.

* Como curiosidad, seguramente ya sabéis que la palabra “manga” se escribe 漫画 en kanji, aunque muchos preferimos escribirla en silabario katakana マンガ por varias razones que serían muy largas de especificar y que aquí no vienen a cuento. Sin embargo, Ishinomori insistió siempre en que la palabra “manga” había que escribirla 萬画. El kanji 萬 (man) es la forma antigua de 万 (man), que significa “diez mil”. Según él, el “manga” es el arte de los “diez mil dibujos”, tal y como indica su “declaración manga”. Sin embargo, solo sus paisanos le hicieron caso, así que en Ishinomaki y su región al manga se lo llama 萬画 en vez de漫画. De aquí que el nombre oficial del museo en japonés sea 石ノ森萬画館 (Ishinomori Mangakan). Un poco chorras, pero bueno.

El edificio del museo, en medio de la isla. Es muy bonito, ciertamente.

El museo en sí es una obra de arte, ya que tiene forma de nave espacial. La idea es que los personajes de Ishinomori (y el propio Ishinomori) han bajado a la Tierra para visitarnos en su nave y en cualquier momento pueden volver a despegar: mientras tanto, pues, disfrutaremos del arte de este gran mangaka. Por cierto, en la biografía de Ishinomori que hay en el museo se dice que nació en 1938, falleció en 1998 y volvió en 2001 (año de la inauguración del museo). Chistosos, estos “ishinomakeños”.
El edificio tiene tres plantas: en la primera, tenemos una interesante tienda con recuerdos del museo y de las obras más famosas del “sensei” (Cyborg 009, Ganbare! Robokon, Kamen Rider, Kikaider y Hotel), además de la impresionante colección en 500 tomos de sus obras completas, que le valió el Récord Guinness póstumo al dibujante de cómic más prolífico.

La tienda del museo
Los 500 tomos de sus obras completas. ¡Impresionante!


El pasillo que lleva hasta la segunda planta es muy interesante: por un lado, una exposición permanente donde se desmenuzan las variadas técnicas que Ishinomori utilizaba en sus obras, usando la obra corta Ryūjinnuma como ejemplo (obra que comentaré pronto en este blog). Por el otro, una especie de escotillas-marco con las caras de los personajes más famosos.

El pasillo que lleva a la segunda planta

En la segunda planta podemos ver por un lado la exposición itinerante de turno (en el caso del día que fui yo, una exposición especial en celebración del 70º aniversario del nacimiento de Ishinomori, con obras y felicitaciones de varios autores de manga y también escritos, obras y objetos del autor) y por el otro la interesante exposición permanente. Esta exposición permanente incluye dioramas muy currados, una bonita maqueta de los apartamentos Tokiwa-sō, exposición de originales, etcétera.

Diorama de Kikaider
Diorama de Hotel
Otro diorama (no identifico de qué serie será, sorry)

Además, se incluyen pequeñas atracciones –como la posibilidad de conducir virtualmente la moto de Kamen Rider– para que puedan disfrutar los pequeños… y no tan pequeños. Lo que pasa es que estas atracciones se pagan aparte, lo que no me pareció muy bien, la verdad, ya que tampoco eran precisamente baratas. También es verdad que fui en pleno invierno y había poquísimos visitantes. Imagino que en verano tiene que ir mucha gente a visitar el museo y si las atracciones fueran gratis habría bastantes follones y colas.

El “amoto” de Kamen Rider. ¿Subes?

Finalmente, en la tercera y última planta se puede visitar y usar a discreción la biblioteca, con mangas de Shōtarō Ishinomori pero también de muchos otros autores (con sección de libros en inglés y chino, aunque no en español), se puede disfrutar de varias cabinas de visionado de anime, uno puede hacer su propio anime sencillito, etcétera.

La biblioteca del museo. Para tirarte una tarde entera leyendo de gorra.

Además, si estás cansado y/o hambriento y sediento siempre puedes meterte en la cafetería-restaurante y tomarte algo de comida o bebida… Con motivos de los manga de Ishinomori.

Lo mejor de la cafetería son sus vistas al río

En resumen, el museo está bastante bien y es interesante. De hecho, ellos se jactan de ser el museo dedicado a un mangaka más grande de Japón, y ciertamente así es: es un museo grande y muy bien pensado, con una arquitectura poco menos que peculiar. Si estuviera cerca de Tokio la verdad es que lo recomendaría bastante, aunque su ubicación hace que su atractivo a ojos del visitante ocasional a Japón hace que disminuya considerablemente a no ser que uno sea mega-fan de Ishinomori y decida dedicar un día entero de su viaje solamente a ir a visitar el museo, y tenga un JR Pass que quemar (si no, la sangría puede ser considerable). Lo bueno es que, aunque la ciudad de Ishinomaki está muy lejos de todo y en mi opinión el museo no justifica un viaje expresamente desde Tokio, queda bastante cerca del famoso punto turístico de Matsushima y por lo tanto las dos visitas se pueden combinar fácilmente.

Gracioso muñeco de Robokon. Por cierto, la mano con la que Robokon pega al robot es un tampón. Pones un papelito debajo y ¡plas! te imprime un dibujo-recuerdo del museo.

PS: Por cierto, si os gustan este tipo de reportajes por museos y sitios relacionados con el manga y el anime, puedo hacer varios más de visitas que hice hace tiempo, como el museo Tezuka, el de Shigeru Mizuki, el pueblo de Gōshō Aoyama, el museo de Animación de Suginami, el museo de Machiko Hasegawa, y cosas así. Podría rescatar las fotos, subirlas y comentar un poco sobre estos lugares. Si os interesa, comentadlo y puedo ir poniendo una al mes o algo así.

Museo Internacional del Manga de Kioto

Tuesday, January 27th, 2009
Estas últimas semanas estoy realmente enfrascado -obsesionado, casi diría yo- en darle un buen empujón al libro Kanji en Viñetas 3 (¡el último de la serie!) que por varios temas va bastante retrasado respecto al plan original. Así que llevo días trabajando a destajo en este libro, lo que me quita casi todo el tiempo que tengo para otros asuntos, como por ejemplo actualizar el blog. Hoy por fin he terminado el trabajo gordo. Aunque todavía quedan bastantes -muchas- horas de trabajo por delante, esta tarea preliminar es de largo la más tediosa y delicada, así que me he quitado una buena losa de encima. Para celebrarlo, pondré un pequeño relato de mi visita al Museo Internacional del Manga de Kioto de hace un mes, una visita muy recomendada e interesante. ¡No os lo perdáis para nada del mundo cuando vayáis a Kioto!

Hace poco tuve por fin la oportunidad de visitar el Museo Internacional del Manga de Kioto, abierto desde el año 2006 en pleno centro de la milenaria ciudad japonesa. Como volví a Barcelona en otoño de 2005 y desde ese momento cada vez que he ido a Japón ha sido a Tokio y cercanías, hasta ahora no había podido desplazarme a Kioto para hacer esta visita al único museo profesional que trata el manga de una forma global que existe en Japón. En la actualidad, existen numerosos museos dedicados exclusivamente a la figura un mangaka, como el museo de Osamu Tezuka en Takarazuka, el de Shôtarô Ishinomori en Ishinomaki, el de Shigeru Mizuki en Sakai-Minato y muchos otros, pero hasta el año 2006, curiosamente, no existía ningún museo global sobre el manga ni ningún centro de investigación dedicado a esta parte tan importante de la cultura japonesa contemporánea. De hecho, solo había iniciativas privadas como la Biblioteca de Manga Contemporáneo de Tokio llevada en privado por el señor Naiki en unas condiciones más bien deplorables.

La entrada al museo

Pero esto se solucionó en el año 2006 cuando, fruto de una colaboración entre la ciudad de Kioto y la Universidad Privada Seika, que es la pionera en los estudios de manga en Japón y principal impulsora de la Nihon Manga Gakkai (Sociedad Japonesa de Estudios sobre Cómics), de la que soy miembro desde hace tiempo, se pudo crear este museo.

El museo y su espectacular patio de césped artificial

Las instalaciones del museo aprovechan la estructura de una antigua escuela de primaria, aunque por supuesto todo está perfectamente acondicionado y convertido en un fantástico museo de primerísima calidad que, en mi opinión, supera de largo el nivel del Museo de la Bande Dessinée de Angoulême. Una auténtica maravilla.

El pasillo elevado que une los dos edificios originales de la escuela

Aparte de tener una superficie bestial, el museo está concebido como un lugar de diversión en el que se trata al manga como lo que es: no solamente arte (que también), sino como un lugar en el que disfrutar de la lectura de manga. Esta es la principal diferencia con el museo de Angoulême, ya que en Angoulême todo está perfectamente puesto en vitrinas y enmarcado en cuadros, pero ay de ti que toques nada.

En el despacho del director hay guardados estos modelos de manos reales de mangaka que han visitado el Museo

En el museo del manga de Kioto hay disponibles para su lectura cientos de miles de tomos, dispuestos en estanterías a lo largo de todos los pasillos y estancias; mangas sobre todo donados por particulares (destaca una colección de más de 40.000 tomos donados por una kashihon’ya –tienda de manga de alquiler- que cerró en Tokio en 2005) que cualquier visitante puede tomar de la estantería y ponerse a leer en cualquier rincón, incluso en el patio que, tapizado por una hermosa extensión de césped artificial, se convierte en un lugar ideal para leer y tomar el sol en primavera, verano y otoño (yo fui a finales de diciembre, lloviendo, y lógicamente no había nadie ahí fuera leyendo). Quizás esto es lo que más me gustó del museo del manga, que no se lo tomen como puro arte que hay que colocar en vitrinas, sino como exactamente lo que es: un producto de entretenimiento para leer y disfrutar. ¡Me quito el sombrero!

Una de las muuuchas estanterías llenas de manga que hay por los pasillos

En cuanto a las exposiciones en sí, pues están las permanentes, que explican la historia del manga (a destacar los ejemplares expuestos de obras que antes solo había visto en foto, como ejemplares auténticos de la revista Tôbaé o la revista Tokyo Puck y una colección de números 1 de revistas, como la Shônen Jump, la Big Comic, la COM, la Garo… increíble) y otras particularidades.

La colección de números 1 de revistas legendarias

También tenemos exposiciones temporales: por ejemplo durante mi visita había una sobre manga inspirados en el período Heian de la historia japonesa y otra sobre cómic francés, ambas muy bien montadas y ambientadas, así como una exposición sobre un proyecto internacional relacionado con el manga cuyo representante español no era otro que J.M. Ken Niimura (¡y no me habías dicho nada, Ken, vaya sorpresa me llevé!).

Exposición sobre manga ambientado en el período Heian
Exposición sobre BD

Luego está la parte lúdica del museo, con una sala en la que un cuentacuentos explica historias con kamishibai, un sucedáneo del manga de los años 50 que consistía en explicar una historia pasando paneles ilustrados. O sea, como un teatro de marionetas, pero en vez de marionetas con ilustraciones.

¡La ilusión que me hizo ver por primera vez en mi vida una representación de kamishibai!

También hay una sala para los más peques, enfocada no tanto al manga como a los libros de cuentos ilustrados, en la que una persona se sienta a contar un cuento mientras los peques escuchan embelesados a su alrededor. Asimismo, en otra sala uno puede hacer sus pinitos con la animación con la ayuda de ordenadores. Y en los fines de semana se puede participar en talleres de cómo dibujar manga con clases magistrales por parte de profesionales y semiprofesionales, e incluso llevarse a casa una caricatura.

La zona infantil. Siendo un día laborable por la mañana, no había nadie

El tercer aspecto del museo se centra en la investigación y la conservación del patrimonio, y afortunadamente pude tener acceso a lugares a los que el público no puede entrar debido a mi condición de miembro de la Nihon Manga Gakkai. Este aspecto del museo, para mí, es el que más me impresionó, ya que por un lado está un equipo de investigadores permanente trabajando en el museo, preparando las diversas exposiciones, ordenando y clasificando el catálogo, etcétera. También se dispone de una sala de acceso limitado a investigadores en la que instalarse y ponerse a trabajar, con acceso a todo el fondo del museo…

Los trabajadores del museo trabajando como posesos para organizar, catalogar, ordenar, listar, restaurar… ¡Buf, cuánto trabajo por hacer!

Y luego están las “catacumbas”, salas perfectamente acondicionadas y protegidas, de acceso restringido, con cientos de miles de tomos y revistas guardados en interminables hileras de estanterías. ¡El sueño de cualquier amante del manga! En entre estos tomos, por supuesto, joyas increíbles que en el mercado costarían decenas y hasta cientos de miles de yenes… No podía dejar de babear.

Una de las muchas hileras de estanterías en las “catacumbas”
Otra parte de las “catacumbas”

El caso es que en el Museo del Manga previeron un espacio de almacenaje que ellos pensaban que sería más que de sobras, pero en solo un par de años estas previsiones se les están quedando cortas debido a que coleccionistas y amantes del manga de todo el país envían día tras día cajas y cajas y cajas con donaciones de manga valiosísimo; estos coleccionistas, que o bien están ya mayores o bien tienen tanto material que ya no les cabe en casa, saben que tienen colecciones que deben ser conservadas para la posterioridad y que por ningún motivo deben perderse. Por tanto las donan al museo, sabiendo que allí las cuidarán perfectamente. Emocionante, ¿verdad? En este caso, a pesar de que hasta el año 2006 no había habido ningún lugar donde conservar en las condiciones que se merece este importantísimo patrimonio de la cultura japonesa, se puede decir que la iniciativa privada ha conseguido hacer lo que la iniciativa pública no había hecho hasta ahora y gracias a coleccionistas privados se ha conservado hasta hoy todo este material de importantísimo valor histórico.

Cajas de donaciones apelotonadas en las escaleras que bajan a los archivos, esperando a ser catalogadas y ordenadas

En resumen, el Museo Internacional del Manga de Kioto es una parada obligatoria para todo amante del manga que visite Japón. Como está situado en la ciudad de Kioto, una ciudad que hay que incluir en cualquier visita turística a Japón que se precie, no cuesta nada apartar una mañana o una tarde y hacerle una visita… ¡Sin olvidarse de parar a tomar un cafelito o un té en la cafetería adjunta, en cuyas paredes hay ilustraciones realizadas in situ por grandes mangaka que en el pasado han visitado el museo!

En la pared del café, autógrafos y dibujos del “trío Gundam” (Tomino, Yasuhiko y Ookawara) y un Joe fantástico de Tetsuya Chiba
¡Y parte de la sección de cómic español, una selección realizada por el expertísimo Toni Guiral con la humilde ayuda de un servidor!

Makoto-chan House y Tokiwa-sô; un paseíto por Tokio

Friday, December 12th, 2008
Esta tarde he estado dando un paseíto de estos que tanto me gustan por Tokio, mapa en mano y con dos o más puntos relativamente cercanos entre sí que quería visitar y muchas ganas de andar. Hoy, cómo no, he estado en dos sitios “mangueros”.
Primero me he acercado a Kichijôji, donde el ínclito Kazuo Umezu (el protagonista del “Adivina qué mangaka es” más reciente) se ha construido una polémica casa muy de su estilo. La casa se llama “Makoto-chan House” y es un homenaje a una de sus obras más famosas, Makoto-chan, cuya secuela comenté en este post.

A la izquierda, la Makoto-chan House, en medio del vecindario. Tampoco canta tanto, ¿no?
Vista frontal

¡El tío se ha puesto un buzón “vintage” de verdad!

Como veis, la casa está pintada a rayas rojas y blancas, que es el estilo que se asocia a Umezu (siempre va con camisetas de esta guisa) y tiene detallitos muy curiosos. En un principio, se ve que los vecinos se quejaron mucho de la “aberración” que representaba esta casa e incluso le llevaron a juicio para que no la construyera, pero ahora parece que se han calmado las cosas. Se supone que Umezu vive y trabaja en este lugar (aunque no sé seguro si vive o no, creo que su estudio está aquí). Hace relativamente poco que se inaguró, por cierto: fue en abril de este año 2008.

Una panorámica de la casita


Un detalle de la característica torre en forma de cara


La casa está muy cerca de la estación de Kichijôji, a apenas unos 5 minutos andando, por lo que es fácil de visitar. Incluso se puede combinar perfectamente con un paseo desde el Museo Ghibli (ruta desde el museo Ghibli hasta Makoto-chan House). Yo no lo he hecho pero calculo que como mucho habrá media horita a pie atravesando el parque de Mitaka y la zona residencial con unas casitas de agárrate y no te menees.
Al volver a la estación me he encontrado una tienda de libros de segunda mano increíble. Tenían de todo y la sección de manga, aunque bastante pequeña, era curiosísima porque no era de las típicas que tienen manga de segunda mano reciente, sino que tenía cosas muy recientes mezcladas con cosas realmente antiguas y rarísimas. Por ejemplo, me he encontrado y comprado un libro-revista de 1968 (¡40 años!) de la Ribon con una versión manga de Lo que el viento se llevó realizada por la veteranísima decana del shôjo Miyako Maki (esposa de Leiji Matsumoto, por cierto). ¡Increíble! Por supuesto, cuando me lo lea lo comentaré aquí.

La tienda de libros de segunda mano


Vista del interior de la tienda. ¡Yo vuelvo!


Lo suyo en este punto, en un viaje “normal”, es subir al tren en Kichijôji y, a escasas cinco o seis estaciones en dirección Shinjuku se encuentra Nakano, con el inefable edificio Broadway, meca del otakismo japonés; sería una parada lógica en un recorrido manguero Museo Ghibli – Makoto-chan House, Broadway – Tokiwa-sô. Pero como en invierno oscurece muy pronto, he decidido pasar por alto esta fase y me he dirigido hasta la siguiente estación, Higashi-Nakano, donde he hecho un trasbordo a la línia Ôedo hasta Ochiaiminaminagasaki (pronunciar sin respirar XD). El objetivo: visitar el sitio donde en su momento estuvieron los famosos apartamentos Tokiwa-sô, los “apartamentos del manga”. Este es el lugar por si alguna vez os apetece ir, aunque ya veréis que no hay nada que valga la pena, la verdad, es más la gracia de ir y presentar los respetos a los dioses del manga que otra cosa. Los muy capullines de los japoneses, en vez de preservar el edificio y habilitarlo como museo o algo así, lo derribaron en 1982. ¡Para mear y no echar gota!
En fin, ya he hablado mil veces de Tokiwa-sô en este blog, pero aun así en principio ahora venía todo el rollo de Osamu Tezuka, Fujio Fujiko, Shôtarô Ishinomori y tal y pascual, pero una extraña conexión mental con Alejo, genial responsable del genial Glob! (¡no es peloteo, lo juro -James, que te conozco XD-! ¡Me encanta el Glob!) ha hecho que justo hoy, mientras yo estaba paseando por las calles que pisaron estos monstruos del manga, él estuviera escribiendo y publicando un post sobre esto mismo, así que pongo un link y os ahorro el rollo: os dejo con Alejo, que os contará qué fue el Tokiwa-sô.
La verdad es que no esperaba ver nada especial en el lugar, quizás una plaquita conmemorativa o algo (aunque ni siquiera esto me esperaba, conociendo a los japoneses), y me he sorprendido al ver este cartel, que es un poco cutrillo, pero que es mejor que nada.

“El distrito comercial en el que estaba el Tokiwa-sô: Calle Comercial Minaminagasaki Nikoniko y Calle Comercial Jiyûdôri Ninu – 1953 a 61 aprox. – Aquí estuvieron las raíces de los dioses del manga – El lugar sagrado del manga en el que pasaron su juventud los dioses del manga (Osamu Tezuka, Fujiko Fujio, Shôtarô Ishinomori, Fujio Akatsuka) – Entrada al lugar donde estaba el Tokiwa-sô – Antes, el Tokiwa-sô se encontraba al final a la derecha de este callejón, donde actualmente está la editorial Nihon Kajo”

¡En este lugar exacto estaba el Tokiwa-sô! ¡Reverencia! Actualmente hay una editorial.


Edificio de apartamentos muy cerca del antiguo Tokiwa-sô.


Los callejones de la zona

Tras la visita y merodear un poco por los alrededores, he decidido irme andando hasta la estación de Kanamechô porque me iba bien para coger el metro, y de camino he pasado por los alrededores de la estación de Shiinamachi, que son realmente pintorescos, y he dado un paseíto buenísimo en un día de invierno bastante cálido y agradable y con una atmósfera limpísima. Esto es lo bueno del invierno japonés: aunque haga frío, la atmósfera suele estar muy limpia y el cielo azul, es un tiempo ideal para ir a sacar fotos.

El distrito comercial Nikoniko


Niños flipándose ante un extranjero con cámara (hacía mucho que no me pasaba esto en Tokio, je je)


Papel de váter de Shin-chan y Chibi Maruko-chan. ¡No lo había visto nunca! Si alguna vez tengo ganas de limpiarme el culo con Shinnosuke, ¡ahora ya sé cómo! XD


La zona cerca de la estación de Shiinamachi


Aparte, como bonus track, ayer estuve con mi amiguete David, al que supliqué que por favor me dejara participar en la genial sección “La bebida del día” de su blog Nihoneymoon. Y visitando a David desde Nara estaba otro David, más conocido como “Flapy”, autor del visitadísimo y premiadísimo blog Flapy in Japan, que también aprovechó para hacerme una entrevista en vídeo. No creo que ninguno de los dos Davides tarde mucho en subir este material en el que me humillo públicamente, así que permaneced atentos a vuestros monitores! XDDD

Traveling (II): Tour de editoriales

Sunday, May 4th, 2008
Parece que el post que en su momento puse sobre el Jackson Hole gustó bastante, y como a mí me gusta “poco” pasear por Tokio y descubrir lugares, se me ha ocurrido inaugurar una nueva sección de paseíllos por Tokio y cercanías. No siempre estará relacionado con manga, pero intentaré que los paseos que vaya presentando aquí tengan algo que ver, así no traicionaré el espíritu del blog.
Ya dije en su momento que me encanta pasear por Tokio, pero no pasear por pasear, sino que me marco ciertos objetivos (más peregrinos o menos, eso no importa) y voy a pie, con un mapa en la mano para guiarme. Ese día me dio por ir desde Kôdansha hasta Shôgakukan, pasando por otras editoriales y lugares que había por el camino. Eso me permitió descubrir lugares muy bonitos, calles entrañables, tiendas raras y otras curiosidades que de otra manera no habría descubierto y que le dan toda la gracia y la sal al paseo en sí, más que los “edificios de editoriales” que pudiera ver (realmente, el menor de mis intereses).
Este paseo lo realizé en noviembre de 2007 y es un palizón considerable de 3 o 4 horas (con paradas, claro), en las que se recorren a pie casi 6 kilómetros y medio. Si te sientes con fuerzas, puedes hacerlo del tirón, igual que yo, pero si no, te recomiendo partirlo en dos fases. Al principio no sabía exactamente cómo hacerlo, pero he descubierto que Google Maps permite crear itinerarios con gran detalle de zoom, y además permite poner comentarios y fotos en los lugares destacados. También es impresionante el hecho de que puedes abrir el itinerario con Google Earth, lo que permite ver los edificios y las calles “de verdad” y además puedes ver fotos subidas por otros usuarios. La verdad es que está muy bien, ¿no?

¡El super tour de editoriales!

¿Nunca te has preguntado dónde exactamente van nuestros editores de manga a negociar los nuevos títulos para nuestro mercado? Pues en este paseo visitaremos las más importantes editoriales de manga de Japón, donde se encuentran “los japoneses” que tienen la culpa de todos los retrasos porque tardan milenios en aprobar las portadas y otros temas, los muy… ^_^
Empezaremos visitando Kôdansha y su filial Kôbunsha, con un desvío opcional hasta un templo muy cercano, precioso, llamado Gokokuji. A partir de Kôdansha, iremos hacia el sureste hasta Kadokawa Shoten. Este segundo tramo es muy largo, pero incluye pasar por la zona residencial tranquilísima de Mejirodai; disfrutar de la naturaleza en la cuesta Munatsuki y la orilla del río Kanda; visitar la cutrecilla pero entrañable Biblioteca de Manga Contemporáneo; perderse por la zona de imprentas que rodea al monstruo Dai Nippon Printing; recorrer la entrañable cuesta Kagurazaka, llena de tiendecitas y restaurantes tradicionales; y pasar por el lado de la estación de Iidabashi, en medio de un puente sobre el río. Una vez en Kadokawa Shoten, avanzaremos hacia el oeste, ahora sí, viendo editorial tras editorial: Fujimi Shobô, Shôdensha y finalmente los monstruos Shûeisha y Shôgakukan, que se encuentran lado a lado en el barrio de librerías de libros antiguos de Jinbôchô.
Quedan fuera del itinerario varias otras editoriales, que pueden incluirse fácilmente haciendo algún que otro desvío, así que las he puesto también: Futabasha (cerca de Kagurazaka), Ascii Media Works y Hakusensha (entre Jinbôchô y Ochanomizu) y, para terminar, la editorial Japan Publications Trading, también en Jinbôchô, que publica mis libros Japonés en viñetas y Kanji en viñetas en inglés, porque me hacía ilusión ponerla ^_^ Si queréis que añada más editoriales al mapa, no tenéis más que avisarme y trataré de añadirlas. ¡Espero que os guste el paseo virtual!

Nuevo Mandarake en Akihabara

Saturday, April 5th, 2008
No sé si a estas alturas de la película es necesario explicar qué es Mandarake. Para los neófitos o los despistados, comentaré que es una tienda especializada en subcultura popular japonesa de segunda mano. Empezó en Nakano como una tienda de manga de segunda mano, y en pocos años se empezó a expandir y a tocar todo tipo de cosas, como anime, cosplay, objetos retro, juguetes y figuras, videojuegos antiguos, etc.
Lo que empezó siendo una tienda normal y corriente en el edificio Broadway de Nakano se fue expandiendo y ocupando muchas otras plazas del mismo edificio (que es como una especie de centro comercial de 4 plantas). Alrededor de Mandarake, también se han instalado otras tiendas afines aprovechando el flujo de gente que esta tienda atrae, por lo que el edificio Broadway de Nakano se ha convertido en una especie de templo friki muy interesante. Y curioso, porque aún quedan muchas tiendas “normales”, es decir, de ropa, complementos, etc., que conviven puerta con puerta con lo más friki que puede haber en Japón.

Desde Nakano, Mandarake se ha expandido y tiene varias otras tiendas en Tokio y en otras ciudades de Japón (Osaka, Nagoya, Fukuoka, etc.). Es una tienda de referencia para el fan del manganime, el
dôjinshi, los juguetes, etc. Su selección de manga, por ejemplo, es muy variada: pueden tanto tener el último número de Naruto como ejemplares de revistas de manga de los años 50, pasando por supuesto por todo el espectro que hay entre medio. Por ejemplo, en Mandarake Nakano es donde vi por primera y única vez un ejemplar a la venta del mítico Shintakarajima (La nueva isla del tesoro) de Osamu Tezuka: fue en mi primera visita, allá por el 2001, y recuerdo que costaba más de 600.000 yenes (más de 5300 euros al cambio de entonces – que, por cierto, hoy serían 3741 euros, que el yen ha bajado mucho desde entonces). No he vuelto a ver nunca más este libro a la venta, me pregunto qué precio tendría ahora… Suerte que le eché una foto aquel día, que si no…

En fin, todo esto me lleva a que hoy se ha inaugurado una nueva sucursal de Mandarake, concretamente en la zona de Akihabara, reino de los frikis de la electrónica por excelencia. Ya existía un Mandarake en Akihabara, pero era muy pequeño, estaba situado en una 3º o 4º planta, y era exclusivamente de dôjinshi, la mayoría de ellos porno a saco, por lo que estaba siempre lleno de babosos. Aparte de que los dôjinshi no me gustan, el ambiente estaba muy cargado en esa tienda y creo que solo he ido un par de veces (la primera, precisamente el día de la inauguración también, por pura casualidad).
En mi anterior viaje a Japón, a finales de noviembre, había una zona donde acababan de echar al suelo un edificio viejo y donde quedaba un solar. Justo estaban empezando a trabajar. Hace tres semanas, cuatro meses después, en ese lugar se levantaba un gran edificio (para que os hagáis a la idea de la velocidad a la que trabajan los albañiles japoneses). Al cabo de dos semanas (la semana pasada), volví a pasar por ahí y vi un cartelito que ponía “próxima inauguración de Mandarake el día 5 de abril”. Ojo, porque todavía estaban los albañiles trabajando y por supuesto no había nada de género dentro. Pues hoy he ido a ver y, efectivamente, la tienda estaba abierta y trabajando a tope. Ay, Japón…
He sacado varias fotos, pero para no sobrecargar el blog con tanta foto, he decidido subirlas a una cuenta de Picasa, así es más sencillo. He añadido comentarios, ¡espero que os guste el tour!