El blog de Marc Bernabé

Tetería Kitarō

Friday, August 7th, 2009
  • Nombre del lugar: 鬼太郎茶屋 Kitarō Chaya (Tetería Kitarō)
  • Dirección: 5-12-8 Jindaiji-Motomachi Chōfu-shi, Tōkyō-to (182-0017) (Google Maps)
  • Cómo ir: En bus Keiō u Odakyū (dirección Chōfu-eki kitaguchi) desde las estaciones de Mitaka o Kichijōji (JR línea Chūō) / En bus Keiō (dirección Jindaiji) desde las estaciones de Chōfū o Tsutsujigaoka (Keiō) / En bus Keiō u Odakyū (dirección Mitaka-Kichijōji) desde la estación de Chōfu (Keiō). Parar en las paradas Jindaiji Iriguchi o Jindaiji Shōgakkō y andar unos cinco minutos
  • Precio: entrada gratuita
  • Horario: De 10.00 a 17.00. Último pedido de comida o bebida a las 16.30. Cerrado los lunes no festivos.
  • Web (solo en japonés): http://www.youkai.co.jp/chaya.html

Cuando Shigeru Mizuki se mudó definitivamente a Tokio, fue a parar a la entonces pequeña ciudad de Chōfu, al oeste de la capital japonesa, y aún vive allí desde hace décadas. Por tanto, en Chōfu también le tienen un aprecio especial al anciano maestro mangaka, y en 2003 decidieron dedicarle un pequeño espacio: esta “Tetería Kitarō” (Kitarō Chaya).

La tiendecida de merchan y paridillas

Fue en marzo de 2008 cuando me entraron ganas de dar un friki-paseo de los míos y decidí ir primero a la Kitarō Chaya y después al bar-restaurante Jackson Hole (de Nana), ya que ambos sitios están en Chōfu y calculé que podía ir por la mañana a la tetería y luego llegar al Jackson Hole justo para la hora de comer. Desde la tetería hasta el Jackson Hole hay un buen trecho, unos 40 minutos andando o así, y no puedo decir que recomiende especialmente el paseo ya que no vi nada interesante en el camino: ninguna tienda rara, ningún templo misterioso, nada. Así que, si quieres ir a la Kitarō Chaya, tal vez es mejor ir y volver en bus y punto.

¿Qué mejor lugar para relajarse que la terracita? ¡Genial!


En fin, ¿y qué es la Kitarō Chaya o “Tetería Kitarō”? Pues se trata de una antigua tetería de madera tradicional japonesa, perfectamente conservada, solo que adornada con motivos yōkai desde que en 2003 fue convertida en lo que es ahora. Es un sitio encantador. En la planta baja tenemos una zona en la que se vende todo tipo de merchandising relacionado con la obra de Mizuki, incluidos libros y mangas suyos, y un apartado con dos o tres mesas donde uno puede sentarse a tomar un té (por supuesto, que por algo es una tetería) y algún dulce. Destaca el Medama oyaji kuri zenzai (Zenzai con castaña del “padre ojo”), donde se nos sirve un delicioso zenzai con una bolita de mochi que representa al padre de Kitarō (básicamente, un ojo con patas). Estaba muy bueno, por cierto. Ah, también destaca la “Cerveza Kitarō” y otras chorradillas del estilo.

Aquí te puedes sentar a tomar tu té o tu comida. Atención a los detallitos y muñequitos.


Luego, se puede subir por una estrecha y empinada escalera de madera al piso de arriba, donde hay una pequeña muestra de estatuillas yōkai y demás, así como una encantadora terracita en la que relajarse un rato en medio de la tranquilidad de la zona, ya que da a un pequeño estanque con tortugas. Lo que más me gustó de la tetería es la generosa cantidad de detallitos que hay por todas partes, como muñequitos de seres sobrenaturales por aquí o por allá, pequeñas representaciones de yōkai pintadas o colgadas en los sitios más inesperados, etcétera. Se nota que lo hicieron con muchísimo cariño.

Detalles encantadores por doquier


La Kitarō Chaya está situada al principio de una pequeña calle que lleva al templo budista Jindaiji. Es una de las típicas “calles de peregrinaje” con numerosos comercios tradicionales que venden recuerdos, comida y amuletos varios (como muñecos daruma). Este tipo de calles que conducen a templos pueden ser encantadoras o más bien sosas, pero en el caso del Jindaiji os aseguro que es una de las calles más con más carisma que he visto en Japón; realmente bonita y con mucha variedad de tiendas, chiringuitos y ambiente.

¡Y más detalles!


Francamente, hay que tener bastantes ganas de ir a este lugar, ya que el acceso es bastante complicado e implica subir a un bus, lo que no es fácil si uno no sabe japonés o va con alguien que sepa. Aun así, tampoco es imposible llegar si uno se enrolla con los pasajeros del autobús o con el conductor y les dice que “avíseme cuando lleguemos al Jindaiji, kudasai”. Si tienes una mañana en Tokio, no sabes qué hacer y te gusta o interesa el mundo de Shigeru Mizuki, recomiendo mucho esta visita. Por cierto, creo que se puede combinar bien con una visita al Museo Ghibli, ya que desde la estación de Mitaka (donde está Ghibli) se puede tomar un bus hacia el templo Jindaiji.

¡Y más estatuillas y detalles!

Museo Memorial Shigeru Mizuki

Monday, August 3rd, 2009
  • Nombre del museo: 水木しげる記念館 –Mizuki Shigeru Kinenkan– Museo Memorial Shigeru Mizuki
  • Dirección: 5 Honmachi, Sakai-minato-shi, Tottori (684-0025) (Google Maps)
  • Cómo ir: A unos 10 minutos a pie de la estación Sakai-Minato de JR (línea Sakai), en un paseo por la adornada Shigeru Mizuki Road
  • Precio: 700 yenes (adultos), 500 yenes (estudiantes) o 300 yenes (niños)
  • Horario: De 9.30 a 17.00 (18.00 en verano). Admisiones hasta las 16.30. Cerrado los martes no festivos.
  • Web (solo en japonés): http://www.sakaiminato.net/mizuki/

(c) Mizuki Shigeru Kinenkan

Dentro de mi serie de posts dedicada a los museos y lugares más interesantes relacionados con el manga, y en conjunción con el “especial Shigeru Mizuki” que estoy realizando estos días, es el momento, cómo no, de centrarnos en el museo dedicado a este gran mangaka.
Sin embargo, tengo que decir que esta vez haré un poco de “trampa”, ya que cuando fui a Sakai-Minato, en verano de 2004, quedé tan embelesado con la calle Shigeru Mizuki (luego explico más) que cuando me di cuenta y quise ir al museo ya era demasiado tarde y estaban a punto de cerrar (fallo mío por no haber averiguado los horarios de antemano). O sea, que a pesar de haber ido hasta tan lejos (Sakai-Minato está tremeeeendamente lejos) desaproveché una oportunidad que no sé si podré volver a tener. Afortunadamente, el viaje no tenía el objetivo de ir a visitar el pueblo y el museo de Mizuki, sino que íbamos de camino a Matsue e Izumo cuando, recordando que en Sakai-Minato había “algo” relacionado con este autor (en aquel entonces no me interesaba tanto la obra de Mizuki y poca cosa conocía de él), sugerí hacer un desvío y un alto en el camino. ¡Y cuánto me alegro de haberlo hecho!

Estatuas de bronce en la Mizuki Shigeru Road

Sin comerlo ni beberlo, un viaje que estaba pensado como un fin de semana largo turístico por la costa del mar de Japón, pasando por la duna de Tottori hasta la bonita ciudad de Matsue y los famosos santuarios sintoístas de Izumo, adoptó tintes muy frikis gracias a esta visita, y también a que unos kilómetros antes habíamos parado en el pueblo de Gōshō Aoyama y habíamos estado un rato fotografiando las estatuas de Conan Edogawa que hay por ahí (ya contaré sobre esto en otro momento).

Un señor haciendo un “papá ojo” (arriba) y un cartel de bienvenida al pueblo

Sakai-Minato es el pequeño pueblo pesquero en el extremo occidental de la prefectura de Tottori (tocando a Shimane) donde se crió el gran Shigeru Mizuki. A finales de los años 80, como pasó (y sigue pasando) en tantos pueblos rurales japoneses, el cambio en los hábitos de los consumidores japoneses y la aparición de grandes supermercados y centros comerciales hizo que las “calles comerciales” con pequeños comercios de toda la vida perdieran vigor y se fueran convirtiendo en calles fantasma. Con tal de atraer al turismo (y el dinero que comporta) y revitalizar los municipios, muchos pueblos japoneses han intentado varias estrategias, algunas exitosas y otras no tanto. Así, algunos pueblecitos, aprovechando que son “el pueblo del mangaka X” o “el pueblo donde vivió el dibujante Y”, empezaron a crear museos y áreas temáticas para ver si conseguían atraer a turistas. Este es el origen de muchos museos dedicados a mangaka que hay por todo Japón, de hecho, y el de Shigeru Mizuki no es una excepción.
Así, en 1993, la pequeña ciudad de Sakai-Minato, donde se crió Mizuki desde su más tierna infancia, decidió dedicarle la entonces desangelada calle comercial, que pasó a ser conocida con el nombre de “Mizuki Shigeru Road”, e instaló un total de 23 estatuillas de bronce con personajes de Mizuki. A lo largo de los años, el número de estatuas se fue ampliando hasta las 120 actuales y, al recibir las visitas de miles y miles de turistas y curiosos, se puede decir que el pueblo tuvo un gran éxito en su cometido.

Más y más estatuas de monstruitos

Finalmente, en 2003 se abrió el museo dedicado a este gran mangaka, de nombre Museo Memorial Shigeru Mizuki. Al museo no pude ir, pero el año pasado, en la Kitarō Chaya (Tetería Kitarō, en otro post hablaré de ella) pude hacerme con el magnífico libro-catálogo que presenta los contenidos del mismo, así que ahora sé muy bien lo que me perdí *sigh*.
El museo se puede dividir en cuatro partes, grosso modo. En la primera de ellas se nos presenta la vida de Mizuki a través de fotografías y vídeos, y se nos dan muestras de sus obras, tanto a través de páginas originales como a través de libros publicados en la época. También se muestran sus obras pictóricas de juventud y algunas muestras de kamishibai (teatrillo callejero con ilustraciones) creadas por él.

Dioramas del interior del museo. (c) Mizuki Shigeru Kinenkan


Otra zona, cómo no, está dedicada a los yōkai, los monstruitos que él rescató del cuasi olvido folclórico y devolvió a la primera fila para darlos a conocer entre los japoneses de todas las edades. En esta parte podemos ver dioramas y figuras muy bien hechas que representan a estos seres sobrenaturales tan carismáticos. Otra parte del museo, más pequeñita, presenta una colección de máscaras étnicas, ya que Mizuki suele comprar este tipo de objetos cuando viaja al extranjero, una de sus pasiones. Esta parte, por cierto, está relacionada con la zona del museo donde se presentan fotografías y recuerdos de Mizuki en sus viajes alrededor del mundo.

Reproducción del estudio de Mizuki… ¡Con el propio Mizuki en persona! XD (c) Mizuki Shigeru Kinenkan


Finalmente, en la segunda planta hay un espacio dedicado a exposiciones temporales, imagino que no limitadas a Mizuki y su obra.
Al museo, como ya he dicho, no pude ir, pero la calle con las estatuillas me encantó a mí (por supuesto), pero también a los tres amigos que me acompañaban en ese viaje. Y eso que yo era el único que conocía (aunque fuera de refilón) a Mizuki antes de llegar a Sakai-Minato. Con esto quiero decir que si alguna vez vais por esa zona, o queréis visitar Izumo y Matsue (viaje muy recomendable), no descartéis parar en Sakai-Minato, porque vale muchísimo la pena.

Detalles de la Mizuki Shigeru Road. Me gusta la “Peluquería Kitarō”

Las estatuillas están todas muy bien realizadas y encima los comercios que hay por la zona también se aprovechan del “tirón yōkai”, lo que lo hace muy divertido. También se venden numerosos recuerdos y chorraditas varias y se puede ir a rezar incluso al “Santuario Yōkai”. En definitiva, ¡que vale mucho la pena!
Por cierto, aquí tenéis más fotos interesantes de la calle en cuestión.

El Santuario Yōkai

Museo conmemorativo Osamu Tezuka

Monday, June 29th, 2009
  • Nombre del museo: Museo conmemorativo Osamu Tezuka
  • Dirección: Mukogawa-chō 7-6-5, Takarazuka-shi, Hyōgo (Google Maps)
  • Cómo ir: A unos 10 minutos a pie de las estaciones Takarazuka (líneas Hankyū Takarazuka y JR Hyōgo) y Takarazuka-minamiguchi (línea Hankyū Takarazuka)
  • Precio: 500 yenes (adultos), 400 yenes (estudiantes) o 100 yenes (niños)
  • Horario: De 9.30 a 17.00. Admisiones hasta las 16.30. Cerrado los miércoles no festivos y la época de fin e inicio de año, además de otras ocasiones excepcionales.
  • Web (solo en japonés): http://tezukaosamu.net/jp/museum/index.html

Después de presentar al museo más pionero dedicado al manga, el Museo municipal de arte tebeístico de Saitama y el segundo en liza, el Museo de Arte Machiko Hasegawa, es justo seguir esta serie dedicada a museos y lugares relacionados con el manga con el centro dedicado al mismísimo “dios” del manga, Osamu Tezuka.
Este museo, llamado en japonés 手塚治虫記念館 Tezuka Osamu Kinenkan, es decir, “Museo conmemorativo Osamu Tezuka”, en inglés recibe el nombre oficial de The Osamu Tezuka Manga Museum. Fue inaugurado en 1994, cinco años después de la muerte del autor más influyente en el cómic de Japón. Destaco la fecha porque, para mí, marca el pistoletazo de salida para la construcción de numerosos otros museos, centros y demás dedicados a dibujantes de manga, muertos o vivo, por toda la geografía japonesa, como por ejemplo los dos museos dedicados a Shōtarō Ishinomori, uno de los cuales ya comenté en este post o muchos otros que iré comentando en próximas ocasiones.

La entrada del museo

No sé si vale la pena explicar mucho sobre este museo, ya que si habéis estado en Japón probablemente lo habréis visitado, y si no pues seguramente habréis leído artículos o visto fotos sobre él en varios medios, ya que se trata de un lugar bastante bien conocido “otakumente” hablando. Para mí, se trata de un lugar especial, ya que he estado en él por lo menos cinco o seis veces. La primera fue en 1999, en mi primera estancia en Japón, cuando vivía en Kioto, y más tarde, a partir de 2002, como estuve viviendo tres años en la zona de Ishibashi, a solo 20 minutos en tren de Takarazuka, muchas veces fui para acompañar a amigos a visitarlo o simplemente para dar un paseo. Así, se podría decir que “me lo sé de memoria”.
El museo, como acabo de decir, está en la ciudad de Takarazuka, que es donde el autor se crió al mudarse allí sus padres cuando él era aún muy pequeño. Takarazuka es fácilmente accesible desde Osaka (unos 35 minutos, directo desde Umeda en los trenes Hankyū) y desde Kioto (una hora y pico, transbordos incluidos, desde JR Kyoto con JR o desde Kawaramachi con Hankyū).

Techo decorado con algunos personajes tezukianos, con Astroboy en el centro

En Takarazuka, Tezuka desarrolló dos de sus grandes pasiones: los insectos y el teatro-cabaret de estilo Takarazuka. El chaval se pasaba horas persiguiendo a mariposas y escarabajos por los bosques de Takarazuka y luego los clasificaba, los dibujaba y los estudiaba. Le gustaban tanto que incorporó el kanji de “insecto” (虫) a su seudónimo como autor, es decir 手塚治虫 (Tezuka Osamu). En realidad se llamaba 手塚治, que se lee exactamente igual, “Tezuka Osamu”.
En cuanto al teatro-cabaret de Takarazuka, es un invento bastante particular, ya que es un tipo de teatro musical extremadamente kitsch en el que solo participan mujeres, incluso para los papeles de hombres. Este teatro gustaba muchísimo a Tezuka y a su madre, algo que serviría de inspiración años después para crear el gran icono del manga shōjo Ribon no kishi (La princesa caballero / Chopy y la princesa).

Un joven lector del dios del manga

En fin, vamos al museo en sí. Recomiendo bajar en la estación de Takarazuka más que en la de Takarazuka-minamiguchi. Aunque pueda parecer que la segunda está más cerca, en realidad más o menos las dos están a la misma distancia. Lo bueno que tiene bajar en Takarazuka es que para llegar al museo tienes que pasar por una avenida de lo más sui generis (la arquitectura de los edificios de la zona es de risa) y también pasar por delante del famoso Teatro-Cabaret de Takarazuka. Con suerte, igual ves pasar a una de las actrices, seguida por un montón de mujeres (las fans suelen ser femeninas) que la siguen con gran reverencia y en silencio, sacando fotos de vez en cuando pero sin decir ni pío. Yo lo vi un día y no podía casi aguantarme la risa de lo esperpéntico del espectáculo.
El edificio del museo no es gran cosa. Destaca una cúpula pintada con los colores del arco iris y poco más. La entrada está bastante bien, ya que en el pequeño jardín destaca por encima de todo una gran estatua del ave fénix (hi no tori) en la que es obligatorio sacarse una foto. En el suelo veremos las huellas de las “manos” de varios personajes de Tezuka, entre ellas Astroboy, Black Jack, Zafiro, Mostacho, etc…

La estatua del fénix (iz.) y un niño comparando su pie con la huella de Dororo (der)

Una vez dentro, pagamos la entrada y nos recreamos en la decoración del vestíbulo, con un gran Astroboy en el techo, y las paredes y el techo decoradas en plan medieval, siguiendo la estética de Ribon no Kishi. Justo delante, una estatua de Astroboy que nos da la bienvenida, una pequeña vitrina con merchandising vintage relacionado con las obras de Tezuka, y un ascensor y unas escaleras, que van arriba y abajo.
Pero antes, pasemos a la izquierda, donde una especie de cápsulas de cristal nos cuentan, mediante objetos, la vida y obra de Osamu Tezuka. Entre varios objetos expuestos, recuerdo vivamente las gafas de pasta y la boina tan entrañables que siempre llevaba el autor, varios originales de sus obras y también cuadernos de apuntes de cuando, de niño, dibujaba insectos o creaba sencillos cómics que ya contaban con una calidad increíble para la época y la edad del chaval. Esta zona, pese a que es pequeñita, es la más interesante del museo, al menos para mí. La lástima de todo esto es que, pese a tratarse del museo dedicado al “dios” del manga, todos los textos, incluido el sencillo catálogo que venden, están en perfecto japonés. ¡Incluso la web está solo en japonés en pleno año 2009! La verdad es que esto me parece bastante penoso.

La zona de exposición principal

Destaco asimismo un televisor puesto al fondo de la sala donde varios mangaka, algunos de ellos ya difuntos (como Ishinomori o Fujio F. Fujiko) hablan sobre Tezuka. También en japonés a pelo, claro. Y finalmente, al fondo de esta primera planta hay un pequeño cine donde se pasan algunos cortos que solo se pueden ver aquí. La primera vez que fui, en 1999, vi un interesantísimo documental sobre Tezuka, pero desde entonces lo han sustituido por estos cortos que, a ver, mal no están, pero a mi modo de ver tampoco resultan tan interesantes como aquel documental.

¡Las legendarias boina y gafas!

Siguiendo la visita, pasamos a la planta superior, donde lo primero que vemos es una zona en la que se realizan exposiciones temporales no necesariamente relacionadas con Osamu Tezuka. Que yo recuerde de haber ido, una vez había una sobre Takashi Yanase (autor de Anpanman), otra sobre el anime de Astroboy de 2003, que estaba a punto de estrenarse, y la última vez que fui había una que me encantó sobre adaptaciones manga de obras de Tezuka realizadas por otros autores, con (agárrense que vienen curvas) originales de Pluto de Urasawa. Dios mío, si las páginas de Urasawa impresas en un tomo ya quitan el hipo, ¡los originales son IMPRESIONANTES! ¡Qué nivel de detalle le pone el tío en cada viñeta, madre mía…! He revisado mi archivo de fotos y no encuentro ninguna de Pluto, por lo que deduzco que las fotos en esa zona estarían prohibidas aquel día… ¡Mecachis!
El día de la exposición de Astroboy, por cierto, fui por una frikada muy-muy grande. Concretamente, era el día 7 de abril de 2003… ¡El día en el que nació Astroboy según especificó Tezuka en la historia original dibujada en los años 50! Me hacía ilusión ir al Museo Tezuka aquel día en concreto, porque esperaba que se realizaría algún evento especial, pero no. Como mucho, había uno disfrazado de Astroboy paseándose por ahí y un pequeño montaje en el que se veía a un muñeco de Astroboy levantándose de la mesa de operaciones donde fue creado, pero creo que esto no era más que atrezo para la exposición sobre el anime de Astroboy y no tenía demasiado que ver con el día nacimiento en sí. Qué sosos son los japoneses a veces, ¿eh?

La biblioteca (arriba) y el nacimiento de Astroboy (abajo)

Bueno, un poco más allá se encuentra la tienda de recuerdos, con merchandising de Tezuka que no resulta tan especial ya que se puede encontrar en otros lugares. También hay una biblioteca con la obra del autor (incluidas ediciones extranjeras, entre ellas las españolas de Buda, Black Jack o Adolf) en la que uno puede coger el libro que quiera y leerlo libremente. Y, para entretenerse, unos ordenadores con un montón de información sobre Tezuka, incluidos juegos y episodios y cortos de anime que realizó su estudio de animación. Para finalizar la visita a esta planta, una pared repleta de portadas de obras suyas y unas mesas en las que, tras comprar un refresco o un café en una máquina expendedora, puedes sentarte a tomarte un respiro.

El taller de anime está supervisado por un modelo a tamaño real de un caricatuzado Tezuka

Finalmente, bajamos las escaleras (o usamos el ascensor) y pasamos a la planta inferior, el sótano, que está ocupado íntegramente por una especie de estudio de animación capitaneado por una figura a tamaño real de Osamu Tezuka, versión caricatura. En este estudio puedes realizar tu propia animación y está casi siempre lleno de niños. Esto es lo que más ha cambiado en el museo, ya que en mi primera visita lo único que había eran unas mesas de luz. Las azafatas te daban varios papelitos en los que tenías que dibujar tu obra, procurando que el dibujo tuviera movimiento de un papel a otro, y luego ellas escaneaban los papelitos y montaban tu “anime”, que se pasaba en las pantallas de la sala. Actualmente, el proceso es por ordenador enteramente.

El antes y el después de la zona de confección de anime. En 1999 (arriba, sí ese soy yo XD) y en 2004 (abajo)

Pues aquí llega la visita. Se trata de un museo de tamaño mediano, que tampoco es gran cosa, pero no es una mala visita que tan solo ocupará medio día, desplazamiento desde Osaka o Kioto incluido. El gran problema de este museo, al igual que prácticamente todos los demás centros relacionados con el manga, es que está todo en japonés solamente, incluido el catálogo, por lo que o vas con alguien que sepa japonés, o te llevas algún libro escrito en español o inglés sobre Tezuka para ir siguiendo las exposiciones, o te resignas e intentas disfrutar de la visita “mirando los dibujitos”.
Bueno, ¿qué os ha parecido la visita? Aún tengo otros lugares relacionados con Tezuka que me gustaría comentar, por cierto, pero mejor lo dejo para otra ocasión. A partir de ahora seré menos “cuadriculado” en estos posts y simplemente comentaré lugares o museos sin ningún orden en particular, pero hasta este momento me sentía obligado a empezar “por el principio” con estos tres museos, el de Rakuten Kitazawa, el de Machiko Hasegawa y el de Osamu Tezuka. ¿Alguna preferencia en particular para la próxima visita?

Bonus track: una entrevista que me hicieron en un periódico japonés en 2003 cuya foto está sacada delante de la estatua del fénix

Museo municipal de arte tebeístico de Saitama

Thursday, June 18th, 2009
  • Nombre del museo: Museo municipal de arte tebeístico de Saitama
  • Dirección: Bonsai-chō 150, Kita-ku, Saitama-shi, Saitama (Google Maps)
  • Cómo ir: A 5 minutos a pie de la estación Ōmiya-kōen (línea Tōbu Noda)
  • Precio: gratuito
  • Horario: De 9.00 a 16.00. Cerrado los lunes no festivos y la época de fin e inicio de año


Tal vez es justo que el Museo municipal de arte tebeístico de Saitama, o Saitama Shiritsu Manga-kaikan さいたま市立漫画会館, como se conoce en japonés, sea de los primeros en aparecer en esta serie recientemente inaugurada dedicada a museos y lugares emblemáticos relacionados con el manga. Y lo es porque fue ni más ni menos que el primer museo relacionado con el manga en abrir en Japón; concretamente fue inaugurado en el año 1966.

Rakuten Kitazawa, el dibujante al que está dedicado el museo

Vamos a ser claros: es solo recientemente, muy recientemente, que el manga por fin está consiguiendo la notoriedad que se merece en su país, Japón. Hasta bien entrados los años 90, el manga era considerado simple “subcultura”, algo que no merecía la atención ni el reconocimiento que bien merecía desde hacía décadas por su capacidad de entretener e influenciar a las masas, entre muchos otros méritos (y deméritos, claro). Ha sido solo a partir de los años 90, e incluso me atrevería a decir a partir de la entrada del siglo XXI, que por fin está habiendo reconocimiento y se han inaugurado museos y exposiciones especiales dedicados al manga o a artistas en concreto por toda la geografía japonesa.
Por eso tiene mérito que haya un museo con una historia que se remonta a más de 40 años atrás. Pero tiene un poco de trampa, ya que este centro está dedicado principalmente a la memoria de Rakuten Kitazawa, que, más que un simple mangaka, fue caricaturista, ilustrador y periodista, y sus obras más conocidas estuvieron dirigidas al público adulto y erudito. Sería un poco como, poniendo ejemplos patrios, serían Forges o El Perich –en contraposición a gente como Ibáñez o Vázquez, claro–. ¿Verdad que no os parecería raro que las autoridades pusieran dinero para un museo dedicado a Forges, pero sí os parecería rarísimo que lo hicieran para un museo dedicado a Vázquez? Pues eso. Lo mismo, pero en Japón.

El primer número de la revista Tokyo Puck

No quiero quitarle méritos a Rakuten, por supuesto, ya que fue una pieza fundamental para el establecimiento del arte del cómic en Japón, y de hecho tiene el honor de ser “el primer mangaka profesional de la historia”, como él mismo dijo. Nacido en 1876, aprendió el arte de la caricatura de un dibujante inglés llamado Frank A. Nankivell en Yokohama, cuando trabajaba para un periódico semanal en inglés llamado Box of Curios. A partir de ahí, su carrera progresó meteóricamente: el ilustre Yukichi Fukuzawa (el que presta su efigie a los billetes de 10.000 yenes, nada menos) decidió ficharle para su publicación Jiji Shinpo (Informativo sobre sucesos del momento), donde triunfó con la sección dominical Jiji Manga. Más tarde, Rakuten decidió fundar su propia revista, a la que tituló Tokyo Puck, con la que consiguió un éxito tremendo gracias a sus caricaturas políticas no exentas de polémica y mucha mala leche. Y así siguió, durante años y años, intercalando en su carrera un largo viaje a Europa (donde el gobierno francés le otorgó una medalla al mérito) y dedicándose de vez en cuando a la pintura tradicional japonesa. En sus últimos años de vida, Rakuten abrió su academia, en la que se esmeraría en formar a la nueva generación de caricaturistas japoneses.

Ejemplos de la sección Jiji Manga, realizada por Rakuten

El Museo municipal de arte tebeístico de Saitama (se llama así por expreso deseo póstumo del autor, que prefería que el centro se convirtiera en un motor para la promoción del arte tebeístico más que en una exaltación de su figura), se levantó encima de la propia casa de Rakuten, donada por su viuda. Aunque es un edificio moderno, en su interior se conservan perfectamente algunas estancias que utilizó el dibujante en su día, como por ejemplo su despacho, donde trabajaba, o el jardín. Está situado en un barrio precioso, el llamado “Bonsai-chō” o “barrio del bonsái”, que es donde en 1925 se instalaron muchos cultivadores de bonsáis provenientes de Tokio. Así, es una zona tranquilísima, con casas unifamiliares con su jardín, y mucha vegetación.
El Museo consta de dos pisos: en la planta baja encontramos el despacho de Rakuten, protegido por una mampara de cristal para que nadie pueda entrar; la recepción, donde uno puede comprar recuerdos o libros; una biblioteca con más de 3500 tomos de manga disponibles gratuitamente para leer in situ; el jardín (bastante pequeñito); y la sala dedicada a la vida y obra de Rakuten. La planta superior está dedicada íntegramente a las exposiciones temporales especiales relacionadas con el mundo del manga y la ilustración. Por lo que he visto, en esta sala se han realizado algunas exposiciones bastante interesantes sobre autores de manga concretos, pero cuando yo fui estaban expuestos los trabajos de un concurso juvenil del manga de la ciudad de Saitama y, francamente, no me inspiró para quedarme allí mucho rato.

El despacho de Rakuten, perfectamente conservado. Es un escaneo de un libro porque cuando fui daba el sol en el cristal que lo protege y casi no se veía nada. ¡Como para hacer fotos! XD

La sala dedicada a la vida y obra del autor, pues, es bastante típica en estos casos: en una zona se explica la biografía de Rakuten, paso a paso. En otra zona se presenta extensamente su obra, con varios ejemplares originales de periódicos o revistas en las que publicó y sus explicaciones correspondientes. Y en el centro, unas vitrinas con algunos efectos personales suyos (por ejemplo, le gustaba mucho la alfarería artística y tenía algunas piezas) y objetos conmemorativos, como la medalla del gobierno francés.

La sala dedicada a Rakuten, con muestras de su obra y objetos personales

¿Valoración personal? Pues la verdad, a no ser que uno sea un fanático del arte caricaturesco, no recomiendo mucho la visita, y además todas las exposiciones están íntegramente en japonés, por lo que si no se domina el idioma tampoco va a sacar gran cosa. Ahora bien, existe la opción de, nada más llegar, comprar el excelente catálogo del Museo titulado Kitazawa Rakuten, Founder of the Modern Japanese Cartoon por poco dinero (no recuerdo qué valía, pero rondaba solo los 1000 yenes por un libro a todo color de 60 páginas). El catálogo está en edición bilingüe japonés-inglés y es un repaso excelente y muy conciso de la vida y obra de Rakuten, con muchísimas ilustraciones de sus obras. Así, se puede seguir bien la exposición a medida que se hojea el catálogo. Para mí fue la gran compra del día, ya que no existen libros concisos sobre este autor en el mercado, solo hay grandes tochos infumables en japonés, a menudo en blanco y negro, y carísimos. Además, ya que la entrada al museo es gratuita, resulta muy fácil invertir en algo como esto.

Detalles de la exposición dedicada a Rakuten

Otro aspecto que destacaría es el agradabilísimo paseo que me di aquel día. Como me gusta caminar, en vez de ir directamente a la estación que queda más cerca, bajé en la estación de Omiya y fui andando. El trayecto entero dura unos 30 o 40 minutos y te da la posibilidad de atravesar un gran y precioso parque con un santuario sintoísta al que se llega después de recorrer una gran avenida llena de árboles. Además, el área de Bonsai-chō, donde está situado el museo, es muy bonita. Y, por si fuera poco, el hecho de bajar en Omiya me permitió descubrir una pequeña tienda estrechísima y curiosísima justo delante de la salida este donde venden todo tipo de muñequitos frikis vintage (sí, sí, de los años 60-70-80) que sería la perdición de cualquier amante de los muñecos y los juguetes. ¡Madre mía, menuda tienda!

El tranquilo y bonito barrio de Bonsai-chō, donde se sitúa este museo

Finalmente, si sois de esos a los que les encantan los trenes, tenéis suerte, porque a unos 30 o 40 minutos a pie en dirección oeste se encuentra el Museo del Ferrocarril. Yo no pude ir porque no tenía tiempo (ni tampoco me fascina demasiado el tema, la verdad), pero puede ser una visita muy interesante debido a la increíble cultura ferroviaria que tiene Japón. Además, es un museo muy nuevo y probablemente muy moderno, por lo que la visita a Omiya, a la que se puede sumar también la frikada del Museo John Lennon (por cierto, el único oficial y que cuenta con los objetos personales que pertenecen a su viuda Yoko Ono) puede ser una visita muy completa para un día en las cercanías de Tokio que no sepas muy bien qué hacer.

Museo de Arte Machiko Hasegawa

Saturday, May 23rd, 2009
  • Nombre del museo: Museo de Arte Machiko Hasegawa
  • Dirección: Sakura-Shinmachi 1-30-6 Setagaya, Tokio (Google Maps)
  • Cómo ir: A 10 minutos a pie de la estación Sakura-Shinmachi (línea Den’en Toshi de Tōkyū)
  • Precio: 600 yenes adultos / 500 estudiantes / 400 niños
  • Horario: De 10.00 a 17.30. Cerrado los lunes no festivos y la época de fin e inicio de año
El exterior del museo

He tardado bastante, pero en conjunción con la “Semana Machiko Hasegawa” ha llegado la hora de seguir con la serie de artículos relacionados con museos o sitios relacionados con el manga en Japón. Pese a que siempre he centrado el peso del blog en las reseñas puras y duras, hasta ahora había estado escribiendo algunos artículos accesorios, como la serie Adivina qué mangaka es o los artículos de Opinión, amén de algunos artículos sobre paseos, ferias o algún que otro museo. Ahora aprovecho para ordenar un poco el blog y crear dos nuevas etiquetas, Museos y lugares y Festivales y ferias, que sustituyen a las etiquetas paseos y traveling.

El tiquet de la entrada (izquierda) y unos tampones conmemorativos que estampé (derecha)
  • En Museos y lugares, pues, se agrupan visitas a museos relacionados con el manga, así como a lugares emblemáticos o históricos. Hasta ahora tenemos el Jackson Hole (de Nana), la nueva tienda de Mandarake en Akihabara, el Tour de editoriales de manga, la Makoto-chan House y los apartamentos Tokiwa-sō, el Museo Internacional del Manga de Kioto y el Museo de Shōtarō Ishinomori.
  • En Festivales y ferias, una sección más reciente, agrupo las visitas a eventos relacionados con el manga, principalmente en Japón. Hasta ahora tengo la Jump Festa 2009, el Comiket 75 y Tokyo Anime Fair 2009.

Así pues, como ya sugerí en el artículo del Museo de Shōtarō Ishinomori, a partir de ahora pienso ir ampliando esta sección con otros museos o lugares que he ido visitando o que visitaré. Para empezar, un pequeño lugar bastante curioso, el Museo de arte Machiko Hasegawa.
Ya hablé bastante sobre este sitio y sobre Machiko Hasegawa en la reseña Sazae-san uchiakebanashi y en Adivina qué mangaka es (XIV), así que no me extenderé mucho sobre quién fue esta autora ni sobre su importancia en el mundo del manga. (Re)leed los dos posts para más información. Aunque no fue el primer museo dedicado a un autor de manga que abrió en Japón (ese honor lo tiene el Manga Kaikan dedicado a Rakuten Kitazawa, que abrió en 1966), he elegido este museo en particular para empezar la serie por la importancia de su autora y sus obras en el marco del manga contemporáneo. Aunque no es estrictamente un museo dedicado a la vida y obra de la autora, sino algo bastante peculiar…
El Museo de arte Machiko Hasegawa está situado al término de una calle comercial en el barrio de Sakura-Shinmachi llamada “calle Sazae-san”, muy cerca de donde Hasegawa vivió gran parte de su vida. La estación de tren más cercana es Sakura-Shinmachi, en la línea Tōkyū Den’en Toshi, a solo 9 minutos de Shibuya. Desde la estación se tarda menos de 10 minutos a pie en llegar al museo, un pequeño edificio de obra vista. El trayecto a pie es bastante entretenido debido a que la calle comercial que conduce al museo tiene bastantes detalles relacionados con la obra de Hasegawa, sobre todo Sazae-san e Ijiwaru baasan, desde banderolas en las farolas hasta azulejos en los pilones, pasando por escaparates decorados con motivos de los personajes.

Algunos detalles de la “calle Sazae-san”. Banderola, pilón y caja eléctrica decorados

¿Y qué podría esperar uno al entrar en un museo dedicado a la memoria de una famosísima dibujante de manga después de apoquinar los 600 yenes de la entrada? Pues exposiciones sobre sus obras, páginas originales, un recorrido por la vida de la autora, objetos personales suyos y cosas así, ¿verdad? Pues no, este museo es muy diferente, puesto que el museo está dedicado a la exposición y conservación de obras pictóricas y esculturas de estilos dispares… No realizados por la autora, sino por reputados pintores, sobre todo japoneses.
Cuenta la mismísima Hasegawa en el panfleto del museo, en forma de manga, que cuando a su hermana y a ella empezaron a irles muy bien las cosas, dieron rienda suelta a una de sus grandes aficiones: la compra de obras de arte (otra de sus aficiones era viajar). Así, se dedicaban a recorrer galerías de arte y exposiciones especiales en grandes almacenes en busca de pinturas que les gustaran. Su único criterio era este: que les gustara la obra.

Fotos del interior del museo. Las he “chorizado” de la web oficial del museo porque en esa parte estaba prohibido hacer fotos.

Así, con el tiempo fueron obteniendo una considerable colección (bastante ecléctica, huelga decirlo). Un día, invitaron a su casa a otro coleccionista de cuadros, que las felicitó por la calidad de las obras que tenían pero que también les dijo que “lo triste de todo esto es que solo su familia puede disfrutar de ellas”. Al abrir los ojos ante la realidad, las dos hermanas Hasegawa decidieron que harían un museo en el que exponer al público todas sus obras para que no solo ellas, sino también todo el mundo con cierta inquietud artística, pudieran disfrutarlas. Así, el Museo de Arte Hasegawa abrió sus puertas en 1985 (en 1992, tras la muerte de Machiko aquel mismo año, su nombre cambió a Museo de Arte Machiko Hasegawa).
No sé si se abrió antes o después de la muerte de Machiko, pero la única referencia a las obras manga y a la propia Machiko como mangaka que hay en el museo es una pequeña sala anexa. En ella, pues lo típico y esperable en un lugar como este. A saber: cronología de la vida de la autora, curiosidades sobre sus aficiones, manera de ser, etcétera, páginas originales de algunas de sus obras, ediciones originales antiguas, una tele en la que se pasan episodios memorables de Sazae-san relacionados con la época del año en la que se visite el museo y cosas así. También en este caso había una maqueta de la casa de la familia de Sazae.

Una muestra de la parte dedicada a la Hasegawa mangaka
La maqueta de la casa de Sazae y su familia

Pero no os voy a engañar: la visita decepciona bastante. El museo tiene obras de arte bastante bonitas y si os interesa el arte pictórico, entonces puede ser una buena visita, pero si pensáis en visitar el museo exclusivamente para conocer mejor la obra manga de Machiko Hasegawa, os llevaréis una decepción. La sala dedicada al manga es pequeña y decorada con poca gracia en comparación con el resto del edificio y francamente parece un añadido hecho a regañadientes por “presión popular”. Imagino que las Hasegawa no querían que se relacionara su museo con el manga, sino que querían que fuera considerado un museo de arte puro y duro, Pero los visitantes querían más y querían ver páginas originales de Sazae-san y objetos conmemorativos. Bueno, es la sensación que da, no sé si fue así realmente o no.

Originales de Sazae-san. Ojo a la curiosidad: hacía cada viñeta por separado y luego las pegaba en los cuadros de cuatro viñetas.

Finalmente, destacar la tienda del museo, en la que, aquí sí, se pueden adquirir libros y objetos relacionados con las obras manga de Hasegawa. Algunos de los objetos solo se pueden adquirir en el museo, lo que aumenta su “cotización” entre los fans de Sazae-san e Ijiwaru baasan, unos fans que básicamente andan entre los 50 y los 70 años de edad.

Otra foto de la sección dedicada a la propia Hasegawa, esta vez sobre sus aficiones.

¿Qué os ha parecido esta primera visita? Para el segundo artículo de la serie (sin contar los que ya había escrito antes) os puedo dar a elegir. Tengo “comentables” hasta ahora el Museo de Rakuten Kitazawa (el decano de todos los museos de manga), el Museo Osamu Tezuka, el pueblo de Gōshō Aoyama (autor de Detective Conan y Yaiba) tal como estaba en 2003 –me consta que ahora ha cambiado-, el pueblo de Sakai-Minato y el Museo Shigeru Mizuki, la Kitarō Jaya también de Shigeru Mizuki, el Museo de Animación de Suginami, el Museo de Fujio Akatsuka, el Museo Bandai / Museo Gundam antes de que cerrara (¡con lo chulo que era!), el Museo Ghibli (of course, casi me lo dejo), la Sala Memorial Suihō Tagawa (autor de Norakuro) y el templo (budista) del manga en Kawasaki. En todos estos sitios he estado. Y me faltan varios aún, pero normalmente quedan muy en provincias y es complicado que pueda visitarlos.
En fin, ¿cuál comento en el segundo artículo?