Después de presentar al museo más pionero dedicado al manga, el
Museo municipal de arte tebeístico de Saitama y el segundo en liza, el
Museo de Arte Machiko Hasegawa, es justo seguir esta serie dedicada a museos y lugares relacionados con el manga con el centro dedicado al mismísimo “dios” del manga,
Osamu Tezuka.
Este museo, llamado en japonés 手塚治虫記念館 Tezuka Osamu Kinenkan, es decir, “Museo conmemorativo Osamu Tezuka”, en inglés recibe el nombre oficial de The Osamu Tezuka Manga Museum. Fue inaugurado en 1994, cinco años después de la muerte del autor más influyente en el cómic de Japón. Destaco la fecha porque, para mí, marca el pistoletazo de salida para la construcción de numerosos otros museos, centros y demás dedicados a dibujantes de manga, muertos o vivo, por toda la geografía japonesa, como por ejemplo los dos museos dedicados a Shōtarō Ishinomori, uno de los cuales ya comenté en
este post o muchos otros que iré comentando en próximas ocasiones.
La entrada del museo
No sé si vale la pena explicar mucho sobre este museo, ya que si habéis estado en Japón probablemente lo habréis visitado, y si no pues seguramente habréis leído artículos o visto fotos sobre él en varios medios, ya que se trata de un lugar bastante bien conocido “otakumente” hablando. Para mí, se trata de un lugar especial, ya que he estado en él por lo menos cinco o seis veces. La primera fue en 1999, en mi primera estancia en Japón, cuando vivía en Kioto, y más tarde, a partir de 2002, como estuve viviendo tres años en la zona de Ishibashi, a solo 20 minutos en tren de Takarazuka, muchas veces fui para acompañar a amigos a visitarlo o simplemente para dar un paseo. Así, se podría decir que “me lo sé de memoria”.
El museo, como acabo de decir, está en la ciudad de Takarazuka, que es donde el autor se crió al mudarse allí sus padres cuando él era aún muy pequeño. Takarazuka es fácilmente accesible desde Osaka (unos 35 minutos, directo desde Umeda en los trenes Hankyū) y desde Kioto (una hora y pico, transbordos incluidos, desde JR Kyoto con JR o desde Kawaramachi con Hankyū).
Techo decorado con algunos personajes tezukianos, con Astroboy en el centro
En Takarazuka, Tezuka desarrolló dos de sus grandes pasiones: los insectos y el teatro-cabaret de estilo Takarazuka. El chaval se pasaba horas persiguiendo a mariposas y escarabajos por los bosques de Takarazuka y luego los clasificaba, los dibujaba y los estudiaba. Le gustaban tanto que incorporó el kanji de “insecto” (虫) a su seudónimo como autor, es decir 手塚治虫 (Tezuka Osamu). En realidad se llamaba 手塚治, que se lee exactamente igual, “Tezuka Osamu”.
En cuanto al teatro-cabaret de Takarazuka, es un invento bastante particular, ya que es un tipo de teatro musical extremadamente kitsch en el que solo participan mujeres, incluso para los papeles de hombres. Este teatro gustaba muchísimo a Tezuka y a su madre, algo que serviría de inspiración años después para crear el gran icono del manga shōjo Ribon no kishi (La princesa caballero / Chopy y la princesa).
Un joven lector del dios del manga
En fin, vamos al museo en sí. Recomiendo bajar en la estación de Takarazuka más que en la de Takarazuka-minamiguchi. Aunque pueda parecer que la segunda está más cerca, en realidad más o menos las dos están a la misma distancia. Lo bueno que tiene bajar en Takarazuka es que para llegar al museo tienes que pasar por una avenida de lo más sui generis (la arquitectura de los edificios de la zona es de risa) y también pasar por delante del famoso Teatro-Cabaret de Takarazuka. Con suerte, igual ves pasar a una de las actrices, seguida por un montón de mujeres (las fans suelen ser femeninas) que la siguen con gran reverencia y en silencio, sacando fotos de vez en cuando pero sin decir ni pío. Yo lo vi un día y no podía casi aguantarme la risa de lo esperpéntico del espectáculo.
El edificio del museo no es gran cosa. Destaca una cúpula pintada con los colores del arco iris y poco más. La entrada está bastante bien, ya que en el pequeño jardín destaca por encima de todo una gran estatua del ave fénix (hi no tori) en la que es obligatorio sacarse una foto. En el suelo veremos las huellas de las “manos” de varios personajes de Tezuka, entre ellas Astroboy, Black Jack, Zafiro, Mostacho, etc…
La estatua del fénix (iz.) y un niño comparando su pie con la huella de Dororo (der)
Una vez dentro, pagamos la entrada y nos recreamos en la decoración del vestíbulo, con un gran Astroboy en el techo, y las paredes y el techo decoradas en plan medieval, siguiendo la estética de Ribon no Kishi. Justo delante, una estatua de Astroboy que nos da la bienvenida, una pequeña vitrina con merchandising vintage relacionado con las obras de Tezuka, y un ascensor y unas escaleras, que van arriba y abajo.
Pero antes, pasemos a la izquierda, donde una especie de cápsulas de cristal nos cuentan, mediante objetos, la vida y obra de Osamu Tezuka. Entre varios objetos expuestos, recuerdo vivamente las gafas de pasta y la boina tan entrañables que siempre llevaba el autor, varios originales de sus obras y también cuadernos de apuntes de cuando, de niño, dibujaba insectos o creaba sencillos cómics que ya contaban con una calidad increíble para la época y la edad del chaval. Esta zona, pese a que es pequeñita, es la más interesante del museo, al menos para mí. La lástima de todo esto es que, pese a tratarse del museo dedicado al “dios” del manga, todos los textos, incluido el sencillo catálogo que venden, están en perfecto japonés. ¡Incluso la web está solo en japonés en pleno año 2009! La verdad es que esto me parece bastante penoso.
La zona de exposición principal
Destaco asimismo un televisor puesto al fondo de la sala donde varios mangaka, algunos de ellos ya difuntos (como Ishinomori o Fujio F. Fujiko) hablan sobre Tezuka. También en japonés a pelo, claro. Y finalmente, al fondo de esta primera planta hay un pequeño cine donde se pasan algunos cortos que solo se pueden ver aquí. La primera vez que fui, en 1999, vi un interesantísimo documental sobre Tezuka, pero desde entonces lo han sustituido por estos cortos que, a ver, mal no están, pero a mi modo de ver tampoco resultan tan interesantes como aquel documental.
¡Las legendarias boina y gafas!
Siguiendo la visita, pasamos a la planta superior, donde lo primero que vemos es una zona en la que se realizan exposiciones temporales no necesariamente relacionadas con Osamu Tezuka. Que yo recuerde de haber ido, una vez había una sobre Takashi Yanase (autor de Anpanman), otra sobre el anime de Astroboy de 2003, que estaba a punto de estrenarse, y la última vez que fui había una que me encantó sobre adaptaciones manga de obras de Tezuka realizadas por otros autores, con (agárrense que vienen curvas) originales de Pluto de Urasawa. Dios mío, si las páginas de Urasawa impresas en un tomo ya quitan el hipo, ¡los originales son IMPRESIONANTES! ¡Qué nivel de detalle le pone el tío en cada viñeta, madre mía…! He revisado mi archivo de fotos y no encuentro ninguna de Pluto, por lo que deduzco que las fotos en esa zona estarían prohibidas aquel día… ¡Mecachis!
El día de la exposición de Astroboy, por cierto, fui por una frikada muy-muy grande. Concretamente, era el día 7 de abril de 2003… ¡El día en el que nació Astroboy según especificó Tezuka en la historia original dibujada en los años 50! Me hacía ilusión ir al Museo Tezuka aquel día en concreto, porque esperaba que se realizaría algún evento especial, pero no. Como mucho, había uno disfrazado de Astroboy paseándose por ahí y un pequeño montaje en el que se veía a un muñeco de Astroboy levantándose de la mesa de operaciones donde fue creado, pero creo que esto no era más que atrezo para la exposición sobre el anime de Astroboy y no tenía demasiado que ver con el día nacimiento en sí. Qué sosos son los japoneses a veces, ¿eh?
La biblioteca (arriba) y el nacimiento de Astroboy (abajo)
Bueno, un poco más allá se encuentra la tienda de recuerdos, con merchandising de Tezuka que no resulta tan especial ya que se puede encontrar en otros lugares. También hay una biblioteca con la obra del autor (incluidas ediciones extranjeras, entre ellas las españolas de Buda, Black Jack o Adolf) en la que uno puede coger el libro que quiera y leerlo libremente. Y, para entretenerse, unos ordenadores con un montón de información sobre Tezuka, incluidos juegos y episodios y cortos de anime que realizó su estudio de animación. Para finalizar la visita a esta planta, una pared repleta de portadas de obras suyas y unas mesas en las que, tras comprar un refresco o un café en una máquina expendedora, puedes sentarte a tomarte un respiro.
El taller de anime está supervisado por un modelo a tamaño real de un caricatuzado Tezuka
Finalmente, bajamos las escaleras (o usamos el ascensor) y pasamos a la planta inferior, el sótano, que está ocupado íntegramente por una especie de estudio de animación capitaneado por una figura a tamaño real de Osamu Tezuka, versión caricatura. En este estudio puedes realizar tu propia animación y está casi siempre lleno de niños. Esto es lo que más ha cambiado en el museo, ya que en mi primera visita lo único que había eran unas mesas de luz. Las azafatas te daban varios papelitos en los que tenías que dibujar tu obra, procurando que el dibujo tuviera movimiento de un papel a otro, y luego ellas escaneaban los papelitos y montaban tu “anime”, que se pasaba en las pantallas de la sala. Actualmente, el proceso es por ordenador enteramente.
El antes y el después de la zona de confección de anime. En 1999 (arriba, sí ese soy yo XD) y en 2004 (abajo)
Pues aquí llega la visita. Se trata de un museo de tamaño mediano, que tampoco es gran cosa, pero no es una mala visita que tan solo ocupará medio día, desplazamiento desde Osaka o Kioto incluido. El gran problema de este museo, al igual que prácticamente todos los demás centros relacionados con el manga, es que está todo en japonés solamente, incluido el catálogo, por lo que o vas con alguien que sepa japonés, o te llevas algún libro escrito en español o inglés sobre Tezuka para ir siguiendo las exposiciones, o te resignas e intentas disfrutar de la visita “mirando los dibujitos”.
Bueno, ¿qué os ha parecido la visita? Aún tengo otros lugares relacionados con Tezuka que me gustaría comentar, por cierto, pero mejor lo dejo para otra ocasión. A partir de ahora seré menos “cuadriculado” en estos posts y simplemente comentaré lugares o museos sin ningún orden en particular, pero hasta este momento me sentía obligado a empezar “por el principio” con estos tres museos, el de Rakuten Kitazawa, el de Machiko Hasegawa y el de Osamu Tezuka. ¿Alguna preferencia en particular para la próxima visita?
Bonus track: una entrevista que me hicieron en un periódico japonés en 2003 cuya foto está sacada delante de la estatua del fénix
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