El blog de Marc Bernabé

Gojira (Godzilla)

Monday, December 14th, 2009
  • Título: ゴジラ –Gojira– (Godzilla)
  • Autor: Kazuhisa Iwata
  • Editorial: Shōgakukan
  • Revista: CoroCoro Comic
  • Años publicación: 1985
  • Clasificación: shōnen, kaijū, tokusatsu
  • Tomos: 1

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Godzilla, el mítico monstruo destructor, esa especie de dinosaurio mutante por culpa de la radiación que se dedica a destruir Tokio una y otra vez… ¿Qué decir del más mítico de los 怪獣 kaijū (literalmente “extrañas bestias”) de la cinematografía japonesa que no se sepa o que no nos haya contado Urías en su post de la Arcadia?

Siendo el manga un medio de comunicación tan popular en Japón, no es nuevo que se adapten todo tipo de productos de éxito (películas, series, videojuegos, novelas…) al manga. Y Godzilla no es una excepción a ello, por supuesto. Sin embargo, durante mis pesquisas para encontrar algún manga basado en Godzilla quedé sorprendido al no encontrar prácticamente menciones a adaptaciones manga del terrible monstruo. Me consta que se hicieron cómics de Godzilla en los años 50, pero actualmente son inencontrables ya que nunca se han reeditado. Al final, tras buscar un rato, encontré este tomo único titulado simplemente Godzilla, que fue publicado a mediados de los años 80 y fue el primero de una serie de tomos autoconclusivos que adaptaban películas del monstruo.

Godzilla y Zoku-Godzilla (Más Gozilla), tomos editados en 1958 por Akashiya Shobô y creados por Shigeru Kayama (guión) y Shigeru Fujita (dibujo) más una página interior de muestra. Actualmente absolutamente inencontrables.

Godzilla y Zoku-Godzilla (Más Gozilla), tomos editados en 1958 por Akashiya Shobō y creados por Shigeru Kayama (guión) y Shigeru Fujita (dibujo) más una página interior de muestra. Actualmente absolutamente inencontrables.

Con este título, yo esperaba una adaptación manga de la película original de 1954, pero al empezar a leer me di cuenta de que en realidad era una adaptación de la película con la que se “resucitó” la serie Godzilla en el año 1984. Entre 1954 y 1975 se realizaron 15 películas del monstruo, que empezaron siendo cintas más bien de terror y fueron evolucionando hacia un producto infantil de lo más anodino hasta que finalmente perdieron el favor del público. En 1984, nueve años después de la última película hasta el momento, los productores de la Tōhō decidieron pulsar el botón de “reset” y volver a empezar con otra película titulada simplemente Godzilla (pero que los fans conocen como Godzilla 1984 para diferenciarla de la primera). Esta película se concibió como una secuela directa del film de 1954, ignorando a todas las obras realizadas entre medio. Este manga, pues, es una adaptación de Godzilla 1984, algo lógico por otra parte.

El argumento es más bien simple. 30 años después de la aparición de Godzilla, que destruyó Tokio (recordad que la acción transcurre en 1984, es decir exactamente 30 años después del estreno de la peli original), ocurre una erupción volcánica en el mar, cerca de Japón. Pronto, un barco pesquero que faenaba por la zona recibe el ataque de un misterioso monstruo… Mientras tanto, el joven periodista Gorō Maki se encuentra navegando por la zona (?) y se topa con el barco, que parece desierto. Tras abordarlo, comprueba horrorizado que unas gigantescas cochinillas han matado a la tripulación. Él mismo está a punto de morir también por culpa de los asquerosos y enormes insectos, cuando el único superviviente, el joven Okumura, aparece de repente y le salva in extremis.

Misilazos, destrucción... ¡Godzilla!

Misilazos, destrucción... ¡Godzilla!

Tras llegar a tierra, la acción avanza rápidamente. Un prestigioso científico llamado Hayashida entra en escena y, tras escuchar el testimonio de los jóvenes, concluye que el causante de todo esto no es otro que el terrible monstruo que asoló Japón 30 años atrás: ¡Godzilla! Probablemente, dice, la erupción volcánica ha despertado al dinosaurio mutante. Así, en colaboración con el gobierno japonés, pone en marcha un plan para impedir que el monstruo vuelva a causar estragos. Sin embargo, Godzilla llega antes de lo previsto y empieza a destruirlo todo, como no podía ser de otra manera.

A partir de este momento, la cosa se lía bastante y empiezan a salir escenas de las Fuerzas de Autodefensa japonesas liándose a misilazos con Godzilla, se meten en el ajo la URSS y los EEUU (recordemos que estamos a mediados de los 80), la URSS dispara un mísil con cabeza atómica contra el monstruo (que se encuentra en el centro de Tokio) y tal y pascual. Muchos tiros y mucha acción, en definitiva.

El manga no está mal, la verdad es que se deja leer bastante. Es muy infantil, no se matan en explicaciones o en justificar el argumento de manera lógica y es de desarrollo rápido. Poco más hay que esperar en un manga publicado originalmente en una revista infantil. El estilo de dibujo es típicamente ochentero, lo que personalmente me gusta bastante ya que, visto ahora, resulta hasta refrescante.

En definitiva, un manga que no pasará a la historia, desde luego, pero que se deja leer perfectamente.

No os perdáis los otros dos posts publicados simultáneamente con este:
Las pelis de Godzilla en La Arcadia de Urías
La publicidad y Godzilla en Publicidad Japón

Lo mejor

  • ¡Un manga de Godzilla! ¿How cool is that?
  • ¡Tiros, mísiles, destrucción, rugidos!
  • El dibujo de Godzilla está muy logrado.

Lo peor

  • Un poco demasiado infantil para mi gusto.
  • El diseño de personajes es bastante anticuado.

Child Planet

Friday, October 23rd, 2009
  • Título: チャイルド☆プラネット–Child Planet–
  • Autor: Issei Eifuku (dibujo) / Kentarō Takekuma
  • Editorial: Shōgakukan
  • Revista: Young Sunday
  • Años publicación: 1996-97
  • Clasificación: seinen, apocalíptico
  • Tomos: 7


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Issei Eifuku es el guionista de Takemitsu Zamurai – El samurái que vendió su alma (Ediciones Glénat), y como tal nos visitará durante este próximo XV Salón del Manga como autor invitado (junto al genial dibujante Taiyō Matsumoto). Si te pones a investigar un poco sobre su figura, que es algo que he estado haciendo estos días para prepararme para ser el intérprete de él y Matsumoto durante el Salón, descubres que su carrera empezó en realidad no como guionista, sino como ayudante del propio Matsumoto. Ayudante de dibujo, se entiende: uno de esos “negros” que se dedican a dibujar los fondos, entintar, poner tramas y demás en las obras de manga de los dibujantes consagrados. Y como puedo comprobar, efectivamente, y como ya comenté en la reseña de GoGo Monster, Eifuku figura como ayudante en los créditos.

Sin embargo, como hacen tantos ayudantes, Eifuku también “salió del nido” y probó suerte como autor; en esta faceta, consiguió publicar varias obras que han sido recopiladas en unos cuantos tomos. Sin embargo, resulta curioso que la obra que mejor parece haber funcionado (al menos, la única–aparte de Takemitsu– que se menta como “más representativa” de Eifuku en las varias fuentes que he consultado) es Child Planet, ¡que está guionizada por un autor llamado Kentarō Takekuma (famoso crítico de manga, por cierto)! Pongo las exclamaciones porque realmente me sorprende esta inversión de papeles: un guionista tan absolutamente brillante como Eifuku haciendo de dibujante para otro guionista… ¡El mundo al revés!

La conclusión a la que he llegado tras leer el tomo 1 de los 7 de los que consta Child Planet es que me alegro mucho de que Eifuku haya conseguido destaparse como guionista genial y que por fin haya logrado el éxito con Takemitsu (que será su obra más larga, ya que el tomo 7 de Takemitsu está a punto de salir en Japón y aún sigue abierta, por lo que superará a Child Planet). Y lo digo porque como dibujante resulta… Bueno, digamos que más bien es del montón tirando hacia abajo, aunque se le nota cierta influencia de Matsumoto (que no resulta suficiente).

¡Que se mueran los adultos!

¡Que se mueran los adultos!

El argumento es el típico postapocalíptico: ocurre un gran desastre y los supervivientes tienen que espabilarse. En este caso, es un poco El señor de las moscas meets Dragon Head. El manga empieza fuerte, con unos escolares enterrando e incinerando a los profesores de su escuela, que están todos muertos. Poco después, el flash forward termina y se inicia la historia en sí, en la que vemos que por la acción de un virus o gas venenoso los adultos se vuelven locos y poco después mueren vomitando sangre, con lo que solo los niños y jóvenes quedan en pie. Accidentes, destrucción, persecuciones, sangre, más destrucción, más sangre, más violencia…

Las similitudes con Dragon Head de Minetarō Mochizuki son bastante importantes, hasta el punto de que, viendo la fecha de edición (empezó en 1996, mientras que Dragon Head es de 1995), uno puede llegar a sospechar aquello que he dicho más de una vez de la “copia” entre editoriales: si una obra tiene éxito, otra editorial contraataca con una obra similar (caso de Say hello to Black Jack vs. Team Medical Dragon, Rurōni Kenshin vs. Samurai Deeper Kyō, etc.), y Dragon Head es de Kōdansha mientras que Child Planet es de su gran rival editorial, Shōgakukan. Por si fuera poco, el estilo de dibujo de Eifuku se parece bastante al de Mochizuki.

Lo que sí es cierto es que ambas obras son muy de su tiempo. Dragon Head, curiosamente, tuvo el mérito de adelantarse (por solo días) al Gran Terremoto de Hanshin, así como al ataque terrorista con gas sarín en el metro de Tokio perpetrado por la secta Aum Shinrikyō, dos sucesos que calaron muy hondo en la conciencia colectiva de los japoneses. Precisamente por este componente “clarividente” resulta interesantísimo Dragon Head, mientras que Child Planet, posterior a todo esto, parece ser una respuesta más bien oportunista y aprovechada. Aun así, resulta interesante para captar, aunque sea de soslayo, el miedo a los grandes desastres y al terrorismo vírico o con gases que azotó a los japoneses durante la segunda mitad de los años 90. Por cierto, está bien analizar las obras manga dentro de su contexto, ¿verdad?

En resumen, Child Planet me ha parecido una obra bastante del montón, aunque entretenidilla, y si alguna vez tengo la oportunidad de leerla entera no me importará dedicarle unas horas. No en vano las historias apocalípticas me gustan bastante, y me he quedado intrigado por saber cómo se espabilarán los chavales en un mundo sin adultos.

Lo mejor

  • ¡Apocalipsis! ¡Destrucción! ¡Catástrofe!
  • Una obra muy de su tiempo e interesante para observar la psique de los japoneses de la época.
  • Que Eifuku haya descubierto su faceta de guionista genial y haya aparcado los lápices.

Lo peor

  • Guión bastante manido.
  • Dibujo más bien tosco.

Kappa Sen’ichi ya (Las mil y una noches kappa)

Monday, August 10th, 2009
  • Título: 河童千一夜 –Kappa Sen’ichi ya– (Las mil y una noches kappa)
  • Autor: Shigeru Mizuki
  • Editorial: Kōdansha
  • Revista: Varias
  • Años publicación: 1986 (esta edición)
  • Clasificación: shōnen, seinen
  • Tomos: 1


Probablemente, si sois asiduos a la lectura de manga, conoceréis la figura de los kappa, estos seres que viven en pantanos y ríos de aguas claras, que tienen apariencia de tortugas, con membranas entre los dedos, una coraza a la espalda y un peinado en plan fraile budista. En plena coronilla, tienen una especie de “plato” que siempre debe estar lleno de agua, porque si se vacía, el kappa morirá. A los kappa les encantan los pepinos y luchar al sumo, entre otros tópicos que se repiten a la saciedad en los manga y anime. En fin, si queréis información más detallada, os remito a la Wikipedia.
Una de las obras más conocidas de Shigeru Mizuki, el maestro manga del folklore y los seres sobrenaturales de Japón, es Kappa no Sanpei, es decir, Sanpei el kappa. Aún no he podido leer Sanpei, por lo que nada puedo decir de ella, pero hace años cayó en mis manos este libro sobre kappa también dibujado por Mizuki, aunque hasta hace muy poco no había encontrado el momento para leerlo. Este libro es el primero de una serie de cuatro publicados por Kōdansha a mediados de los años 80, y cada uno de ellos tenía la particularidad de ser una recopilación de historias cortas relacionadas con un tema o un ser sobrenatural en concreto. Así, el tomo 1 va sobre kappa.
Lamentablemente, en ninguna parte aparece la fecha ni la revista original de publicación de las historias recopiladas en este libro, pero por lo que he podido investigar, muchas de ellas fueron publicadas en tomo por primera vez en 1970 por la editorial Futabasha, así que se puede deducir que son historias creadas durante los años 60 en varias revistas.

Historias de kappa

Ha sido bastante sorprendente leer este grueso tomo de 367 páginas porque la imagen de los kappa que da Mizuki es muy diferente a la imagen que se fomenta actualmente de ellos. Me explico, en la amplia mayoría de las obras en las que aparecen kappa creadas en los últimos años, se nos presenta a estos seres como personajillos adorables, monísimos y muy inocentes. Esto no significa necesariamente que sean obras malas, sino que la imagen que dan de los kappa es muy diferente a la visión tradicional de ellos.
Por cierto, aprovecho para recomendaros la peli de anime El verano de Coo, que ha sacado recientemente Selecta Visión. La verdad es que es cosa fina, una película maravillosa que me temo pasará desapercibida pese a su grandísima calidad. El verano de Coo, con un planteamiento muy Ghibli, está protagonizada por un adorable kappa.
La imagen tradicional de los kappa, en contraposición, es la de peligrosos seres que, a la que te despistas, te atrapan y te succionan las entrañas por el agujero del culo. Como veis muy lejos de los kappa actuales. Pues bien, en estas obras de Mizuki no es ni una cosa ni la otra: los kappa son feos y bastante tontuelos, pero no tienen ni pizca de maldad y acaban a menudo siendo víctimas de los humanos, que se aprovechan de ellos o directamente los matan. Se trata de un punto de vista intermedio entre la visión tenebrosa que se tenía de ellos hasta el siglo XIX y la imagen adorable que se fomenta actualmente, lo que es bastante curioso ya que podríamos decir que Mizuki es como el “eslabón” que une a las dos tendencias de presentar a estos seres.
Las historias en sí están bastante bien, algunas son mejores y otras peores, pero en general tienen una pátina bastante oscura y tenebrosa que hace que la obra se quede más en el terreno del seinen que del shōnen. El tomo se complementa con un par de historias no relacionadas con los kappa, pero también muy interesantes.

GeGeGe no Kitarō

Wednesday, August 5th, 2009
  • Título: ゲゲゲの鬼太郎 –GeGeGe no Kitarō–
  • Autor: Shigeru Mizuki
  • Editorial: Kōdansha
  • Revista: Shōnen Magazine
  • Años publicación: 1965-70
  • Clasificación: shōnen
  • Tomos: 9

No se puede hablar del gran autor Shigeru Mizuki sin mencionar su obra más conocida, GeGeGe no Kitarō. Antes de empezar con la reseña, quiero puntualizar que Kitarō es un personaje con muchas versiones, ya que Mizuki lo ha estado utilizando durante toda su vida profesional: ya empezó con él en su época de dibujante de obras de “teatro ilustrado” kamishibai, cuando lo tituló Hakaba no Kitarō (Kitarō del cementerio), y luego, a finales de los 50, recuperó al personaje para el mercado de librerías de manga de alquiler (kashihon’ya), con el mismo título y con un enfoque bastante siniestro.
En 1965, en pleno boom de las revistas semanales de manga, la editorial Kōdansha se fijó en Mizuki para que creara una nueva obra para la Shōnen Magazine, a lo que él respondió recuperando el personaje de Kitarō y suavizando sus características para que fuera apto para el público juvenil que leía la revista. El título siguió siendo Hakaba no Kitarō hasta que, en el momento de adaptar la obra para la televisión, le pidieron a Mizuki que cambiara el título a algo menos siniestro porque si no sería imposible conseguir un patrocinador. Así, Mizuki decidió ponerle GeGeGe no Kitarō (“Gege” es la onomatopeya japonesa para cuando te dan un susto espantoso, y además era el mote de juventud del propio Mizuki), título con el que pasaría a la posteridad.
Después de que GeGeGe no Kitarō fuera cortado en la Shōnen Magazine, la Shōnen Sunday de Shōgakukan recuperó al personaje y le dio una nueva oportunidad, y desde entonces Kitarō ha aparecido en multitud de ocasiones, en varias revistas para varias editoriales. No sé cuántos tomos ocupan en total las “obras completas” de Kitarō porque francamente es muy lioso todo el asunto, pero aquí voy a centrarme únicamente en la edición para Shōnen Magazine, de 9 tomos, que fue la que sacó al personaje del ostracismo y le permitió triunfar. Como veis en el scan de la portada que pongo aquí, el título es ゲゲゲの鬼太郎 (GeGeGe no Kitarō) pero arriba, en pequeñito, pone 「墓場の鬼太郎」改名, que vendría a ser algo como “anteriormente titulado Hakaba no Kitarō”. En la cotizadísima primera edición de este tomo, el título era pues Hakaba no Kitarō, pero luego fue cambiado a GeGeGe no Kitarō –mi edición es la 2ª, de 1968–. Esta inscripción que figura en mi tomo solo figuró durante un tiempo; a partir de poco ya desaparecería y solo pondría ゲゲゲの鬼太郎 (GeGeGe no Kitarō).

Kitarō y algunos de sus coleguillas monstruosos

Bueno, ¿y de qué va el famoso Kitarō? Pues son episodios autoconclusivos, que pueden tener entre veinte y ciento y pico páginas, sobre varias aventuras vividas por Kitarō, el último superviviente (junto a su padre: un ojo parlanchín y con patas) de la tribu de los Espíritus. Kitarō es una especie de niño misterioso que siempre va con el flequillo tapándole un ojo (en realidad no tiene ojo ahí, sino la cuenca vacía), una chaqueta a rayas amarillas y negras y unos zuecos de madera. No se sabe muy bien qué es Kitarō, puesto que a lo largo de las historias demuestra tener extraños poderes, como por ejemplo el de la regeneración, que lo hacen inmortal. El caso es que el protagonista se ve inmerso en todo tipo de aventuras en las que intervienen fantasmas, espectros, seres sobrenaturales y todo tipo de yōkai del imaginario japonés; normalmente, Kitarō acaba ayudando a los seres humanos, aunque normalmente estos se sienten repelidos por él.
La gracia del manga es esta atmósfera oscura y de “terror” que desprende, así como todos los yōkai que van apareciendo. Esta obra tuvo tanto éxito en su momento, sobre todo gracias a su adaptación animada, que generó toda una fiebre por los yōkai en Japón; así, los niños empezaron a coleccionar figuritas de yōkai y a saberse de memoria todas las características de estos “terroríficos” monstruitos.
A mí el manga de Kitarō me ha gustado bastante, aunque la verdad tampoco le veo tanta gracia: hay otras obras de Mizuki que me han gustado mucho más. Pero también es verdad que sin Kitarō no habría habido todas estas otras obras que a mí tanto me gustan, y Mizuki nunca habría dejado de ser un mangaka del montón. Kitarō ha gozado de ni más ni menos cinco series de anime, una por cada década desde los años 60, y luego algunas miniseries paralelas. La adaptación más reciente terminó a finales de marzo de este año, con un total de 100 episodios. Por si fuera poco, los años 2007 y 2008 se realizaron películas de imagen real basadas en este personaje, por lo que se puede decir que Kitarō sigue gozando de muy buena salud en Japón pese a contar ya con 60 añitos a sus espaldas.

Insects

Monday, June 8th, 2009
  • Título: インセクツ –Insects–
  • Autor: Satoshi Sugiyama
  • Editorial: Gentōsha
  • Revista: Comic Birz
  • Años publicación: 2007-09
  • Clasificación: seinen, apocalíptico
  • Tomos: 4


Como mi buen amigo y compañero de fatigas en el mundo de la traducción de manga y anime Jesús tiene, entre otros hobbies, una gran afición por la entomología (véase su interesantísimo Entomoblog), siempre que veo algo relacionado con los bichos que pueda interesarle intento compartirlo con él. Y, claro está, yo cuando voy a Japón normalmente no me paseo por la sección de entomología de las librerías (no sabría ni por dónde empezar ni qué libros podrían interesarle a Jesús, además que me consta que él ya les da un “repaso” cada vez que va a Japón XD), así que normalmente lo que pasa es que, examinando las estanterías de la sección manga, me topo con algún título curioso que compartir con él. Esto pasó con Insect Detective Yoshida Yoshimi, del que aprovechamos para hacer reseña simultánea. La verdad, resulta muy interesante leer ambas reseñas, ya que los dos nos fijamos en cosas totalmente diferentes, él como entomólogo aficionado y yo como total profano: en Entomoblog y en MangaLand.
Hace varios meses vi en una librería una colección que por aquel entonces tenía 3 tomos, que tenía unas portadas muy sugerentes con enormes bichos paseándose una ciudad japonesa, y cuyo título era Insects. “¡Carnaza para Jesús!”, pensé. Así que, ni corto ni perezoso, le escribí un e-mail comentándole que había visto esta colección, pero que no tenía ni idea de qué iba ya que los tomos estaban retractilados. Al cabo de poco, Jesús fue a Japón y se compró los tomos; y hace muy poco salió el cuarto y último y también se lo agenció. Cuando los hubo leído, me los mandó a mí y aquí estoy, así que en esta ocasión también tenemos doble reseña: esta y la de Entomoblog. Para mantener la originalidad de mi reseña, no releeré la de Jesús hasta que haya finalizado de escribir la mía.

En fin, vamos a la reseña en sí. Insects, colección finalizada de cuatro volúmenes publicada entre 2007 y 2009 en la revista Comic Birzy firmada por Satoshi Sugiyama. Unos científicos se dedican a hacer unos experimentos con insectos: su intención es aumentar su tamaño para así conseguir cantidades razonables de cierta proteína que luego utilizarán para otra cosa. En fin, no recuerdo muy bien la base científica del manga, pero el caso es que los científicos quieren hacer bichos grandes. Pero luego ocurre un accidente y pierden el control: los bichos empiezan a hacerse cada vez mayores. De repente, llegan las Fuerzas de Autodefensa japonesas, que acordonan la zona, impiden que la gente salga de ella y empiezan a actuar de manera muy extraña; de hecho, vienen extraña y curiosamente preparados para hacer frente a cualquier contingencia que tenga que ver con bichos enormes.

Las Fuerzas de Autodefensa contra bichos gigantes. Moooola

Resumiendo, al cabo de poco descubrimos que todo es un enorme complot liderado por el viceprimer ministro japonés, cuyo objetivo es ser capaz de aumentar el tamaño de los insectos de una zona en concreto para que, como una enorme plaga, puedan acabar con posibles enemigos antes de perecer (ya que los bichos cuyo tamaño ha aumentado mueren naturalmente al cabo de pocos días y son incapaces de reproducirse). Es decir, desea conseguir una especie de terrible arma biológica en forma de macroinsectos y para ello usa como chivos expiatorios a los pobres científicos del principio, que cargan con toda la culpa ante los medios de comunicación. Qué malo maloso es el tío, ¿no? En fin, os podéis imaginar que la situación se le va un poquitíiiiin de las manos y que los insectos, que cada vez son mayores, se cargan al personal cosa linda y destrozan la ciudad a gusto. ¡El último insecto que aparece es un gigantesco mastodonte mayor incluso que Godzilla (un poco ‘sagerao’, pero bueno, también es muy japonés)!
La historia tiene varios personajes principales a los que el autor va enfocando sucesivamente: desde el viceprimer ministro hasta los científicos, pasando por el típico joven protagonista de los manga japoneses, Jun (que es hermano de uno de los científicos), la chica amiga del colegio de Jun, los miembros de las FF.AA. que se huelen algo sospechoso, etcétera. En definitiva, estamos ante un manga de terror y acción que, la verdad, no cansa nada de leer y además consta de cuatro tomos que van in crescendo y francamente engancha bastante. Pero no nos engañemos, esto es una película de clase B al uso, solo que en forma de manga, algo que me ha recordado mucho en esencia a King of Thorn (que casualmente tradujo Jesús): un puro producto de entretenimiento sin más.
El gran punto flaco del manga es sin duda el dibujo: Sugiyama no dibuja bien. Sus personajes son toscos y no les sabe imprimir “movimiento”. En las escenas estáticas sale relativamente airoso, pero cuando escenas en las que los personajes corren el efecto resulta hasta ridículo. Aunque hay que hacerle justicia y decir que su dominio de las técnicas cinematográficas es excelente: hay escenas en las que parece que, más que leyendo un manga, estemos viendo una película. Este manga sería un excelente storyboard, por cierto, pero como manga, en lo que respecta a dibujo, deja bastante que desear. Ojalá hubiera sido un dibujante un poco mejor el que hubiera hecho este manga, ya que seguramente eso le daría posibilidades de ser publicado en el extranjero y de cosechar cierto éxito, pero tal como está ahora dudo mucho que llegue a España y, si lo hace, creo que no venderá nada de nada. Los lectores españoles y los occidentales en general dan muchísima importancia al dibujo, por muy buena que sea la historia.
En fin, yo me lo pasé muy bien leyéndolo, ¿para qué mentir? La verdad es que de vez en cuando va bien leer algo light y sin más pretensiones. Incluso alguna vez Sugiyama consiguió arrancarme algún respingo en alguna escena con repugnantes bichos gigantes apareciendo de la nada para atacar a los personajes. ¿Qué tienen los bichos que da tanto repelús? XD