El blog de Marc Bernabé

Vinland Saga

Thursday, October 15th, 2009
  • Título: ヴィンランド・サガ –Vinland Saga–
  • Autor: Makoto Yukimura
  • Editorial: Kōdansha
  • Revista: Shōnen Magazine / Afternoon
  • Años publicación: 2005-?
  • Clasificación: seinen, histórico
  • Tomos: 8 (en curso)

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Como he dicho otras veces, cuando leo o traduzco un manga que me gusta, siempre intento conseguir más obras del mismo autor para comprobar si ese manga que tanto me ha gustado es un simple “one hit wonder” o bien es que el autor es bueno y punto. Este es el caso del manga que nos ocupa, firmado por Makoto Yukimura, autor de esa maravilla del manga reciente de ciencia-ficción que es Planetes. Tengo entendido que Planetes, editado en España por Panini, vendió bastante mal, lo que no acabo de entender: es un pedazo de seinen como la copa de un pino y encima es cortito (solo 4 tomos de nada). ¿Cómo es posible que en España pasara desapercibido? ¿Tan tocho es el lector medio de manga? ¿Tan corto de miras es que solo quiere ver piños shōnen y romances ñoños shōjo? Puede que sea simplemente que la media de edad de los lectores es bastante baja y que no haya suficientes lectores adultos… Pero entonces, ¿por qué La espada del inmortal sí se vende bien? (ah, igual es porque sale violencia a mansalva y chicas monas y además Hiroaki Samura dibuja como dios…)

En fin, no me enrollo. Dadle una oportunidad a Planetes. Tanto con el manga (recordad: solo 4 tomos de deliciosa ciencia-ficción “costumbrista” -si es que existe eso-) como con el anime, editado por Selecta Visión en una preciosa edición y que es una adaptación libre del manga, pero aun así maravillosa y que en ocasiones incluso logra superarlo, y encima con una animación preciosa.

Ehm… ¿Por dónde iba? Ah, sí, Makoto Yukimura. A mí me encanta el estilo de este autor, así como sus personajes, por lo que cuando me enteré de que empezaba nueva obra, no dudé en hacerme con ella desde el primer tomo. Esta obra, titulada Vinland Saga, va sobre vikingos, una temática totalmente distinta a la de su primera obra Planetes, en todos los sentidos.

La portada del "antiguo" tomo 1 (colección Shônen Magazine Comics)

La portada del “antiguo” tomo 1 (colección Shōnen Magazine Comics)

Con Vinland Saga he tenido hasta ahora una relación un poco extraña, porque compré el primer tomo (que leí enseguida y me encantó), al cabo de unos meses salió el segundo (que no llegué a comprar) y luego esperé y esperé y no salió el tercero. Un año y pico o dos más tarde, cuando ya casi no me acordaba de la serie, en uno de mis viajes a Japón vi cuatro tomos de esta serie a la venta en una librería… ¡Pero tanto el tamaño de los libros como el diseño de las portadas eran totalmente distintos! En fin, decidí darle otra oportunidad, volver a comprar el tomo 1 (puesto que el tomo 1 de la nueva edición incluye un capítulo más que el de la antigua edición, llámales tontos) y los otros tres y leérmelos. Lo que ocurrió con Vinland Saga es algo bastante peculiar en Japón, y pocas veces lo he visto: este manga empezó a serializarse semanalmente en la revista Shōnen Magazine de Kōdansha, y por consiguiente los dos primeros tomos salieron con un tamaño y un diseño acordes a la colección de los tomos de la Magazine… Pero se ve que al autor se le hizo muy cuesta arriba esto de publicar a ritmo semanal (recuerdo que en los comentarios de Planetes decía que era lento dibujando, sí) y al final sus editores, para no quemarlo, decidieron trasladar la serie a la revista Afternoon, de cadencia mensual. Y claro, luego hubo que rediseñar y republicar el material para que los tomos fueran acordes a la colección seinen de la editorial Kōdansha. La verdad es que esto es bastante extraño, y me imagino que, si el autor alguna vez se hace mínimamente famoso, las primeras ediciones de estos tomos antiguos llegarán a cotizarse bastante en el mercado de coleccionistas.

Otro caso raro que recuerdo, que aún es más extremo que este, es el de Biomega, de Tsutomu Nihei, que empezó a publicarse en la Afternoon de Kōdansha, que llegó a publicar un tomo, y un par de años más tarde siguió en la Young Jump de Shūeisha, que republicó el tomo 1 con otro diseño y retomó la serie a partir de ahí. En este caso no solo hubo cambio de revista, ¡sino que incluso lo hubo de editorial! Algo rarísimo en Japón, creedme. Así, el tomo 1 de Biomega versión Kōdansha es otra rareza de estas que algún día igual se cotizan mucho (a ver si es verdad, que yo lo tengo e igual me saca de pobre XD).

Buf, cómo me voy por las ramas hoy, madre mía. ¡Esta es la reseña de Vinland Saga, ¿no?! XD Como he dicho, este es un manga de vikingos, lo cual es rarísimo en autores japoneses que cuando realizan mangas históricos normalmente no se atreven a salir de temas japoneses (¿cuántas versiones hay de la historia de Musashi, por ejemplo? ¡Decenas!) o como mucho chinos. En este manga se nos narra la historia del joven Torfin, un vikingo islandés que forma parte del temible grupo de Ashelad, un cínico líder vikingo que se dedica a saquear y piratear por toda Europa. El manga se abre con una feroz batalla entre dos señores feudales francos (francos de la antigua Francia, se entiende, no “sinceros”) en la que los vikingos de Ashelad irrumpen a lo bestia para decantar la balanza del lado de los atacantes… Y dejar “pelados” a los defensores, dejando con un palmo de narices a los atacantes. Una vez vencida la batalla, ¿el joven Torfin desafía a Ashelad porque ansía matarle?

Una brutal secuencia de acción a doble página (recordad, se lee a la japonesa, de izquierda a derecha)

Una brutal secuencia de acción a doble página (recordad, se lee a la japonesa, de derecha a izquierda)

Más tarde la historia entra en un largo flashback en el que se nos narra la infancia de Torfin en un pequeño pueblo de la fría Islandia en el que vivía con su padre, su madre y su hermana mayor. Ahí descubrimos que el padre de Torfin, Touls, había sido en realidad un fiero guerrero vikingo (el “troll”, le llamaban) que decidió desertar. En un momento dado, la invasión vikinga de Inglaterra se pone tan complicada que las tropas del rey de Dinamarca localizan y vuelven a llamar a filas a Touls… En fin, es un poco complicado de explicar lo que ocurre, pero al final Touls acaba muriendo por culpa de una trampa de Ashelad. El pequeño Torfin, que estaba presente, se empeña en matar a Ashelad sin conseguirlo, y al final acaba formando parte de su tropa: Ashelad solo le concede una oportunidad de cobrarse su cabeza cada vez que Torfin realiza una hazaña en la batalla.

Y bueno, de esto va Vinland Saga: batallas ferocísimas con mucha sangre y vísceras, invasiones vikingas, pinceladas de humor y la maestría al guión de Makoto Yukimura, que consigue una serie absorbente que se lee con mucha facilidad. Lástima que su ritmo sea más bien lento: solo hay 8 tomos en el mercado y cada vez que sale uno nuevo ya no te acuerdas de lo que pasó antes y por lo tanto toca releer.

Por cierto, para los que me pedís que hable un poco sobre traducción: este manga costaría bastante, más que nada en lo referente a la romanización de los nombres de los personajes y los varios conceptos de la cultura o mitología nórdica que aparecen. Habría que consultar con expertos para saber si el nombre del protagonista sería mejor Torfin o Tolfin o Torphin o Tolphin o incluso otra posibilidad. O Ashelad, Asherad, Aserat, yo qué sé. Realmente el japonés es un idioma tan pobre fonéticamente que los problemas de romanización correcta o plausible de según qué nombres extranjeros (fuera de los ingleses y, por supuesto, los españoles) son un dolor de cabeza brutal para el traductor.

Lo mejor

  • Acción a raudales muy bien dibujada.
  • Un argumento atractivo y muy bien llevado.
  • ¡Invasiones vikingas!
  • El dibujo me parece muy bueno.

Lo peor

  • La lentitud del autor. ¡Queremos más!
  • El “timo” de las dos ediciones de los tomos 1 y 2.

Gekiga baka-tachi!! (¡¡Los tontos del gekiga!!)

Thursday, September 10th, 2009
  • Título: 劇画バカたち!! –Gekiga baka-tachi!! – (¡¡Los tontos del gekiga!!)
  • Autor: Masahiko Matsumoto
  • Editorial: Seirin Kōgeisha
  • Revista: Big Comic Zōkan
  • Años publicación: 1979-84 (publicación en revista) / 2009 (libro)
  • Clasificación: seinen, autobiografía
  • Tomos: 1


Hace unos meses reseñé la obra Gekiga Hyōryū de Yoshihiro Tatsumi, un manga autobiográfico lanzado en conmemoración del 50º aniversario de la acuñación de la palabra gekiga (“dibujos dramáticos”, más o menos –hay muchas variaciones, pero para que se entienda– lo que actualmente se conoce como “seinen manga”). En aquel momento no lo sabía, pero Gekiga Hyōryū ya había sido licenciado por Astiberri y no creo que su versión española tarde mucho en aparecer por estos lares. Antes de seguir con esta reseña, por cierto, recomiendo releer la de la obra de Tatsumi ya que daré cosas por sabidas.

Lo que prácticamente nadie sabía es que antes de Gekiga Hyōryū ya existía otro relato en forma de manga sobre los inicios del gekiga y que precedía al de Tatsumi en 16 años, ya que fue publicado entre 1979 y 1984 en las páginas de la revista Big Comic Zōkan por Masahiko Matsumoto. La obra nunca fue publicada en forma de tomo hasta que, en abril de este año 2009, seguramente gracias al éxito cosechado por la biografía de Yoshihiro Tatsumi, la misma editorial Seirin Kōgeisha decidió rescatar la obra de Matsumoto del olvido.

Masahiko Matsumoto (1934-2005) fue uno de los principales integrantes del movimiento gekiga, junto con Yoshihiro Tatsumi (el que inventó la palabra), Takao Saitō (autor de Golgo 13, Survival, Breakdown, etc.) y otros autores. Esta obra se centra básicamente en los inicios de estos tres autores desde su debut en Osaka hasta que se mudaron a Tokio después del éxito de publicaciones como Kage, Machi o Kagi. Así, nos cuenta lo mismo que Gekiga Hyōryū, solo que empieza después y acaba antes. Mientras que Gegiga Hyōryū se inicia con la infancia de Tatsumi y su hermano y nos cuenta su trayectoria durante los años 50 hasta llegar a principios de los 60, Gekiga baka-tachi!! se centra solamente entre los años 1953 y 1957 aproximadamente. El final, por cierto, es abrupto y da la sensación de que se podría haber seguido perfectamente con la historia, pero que alguien (no necesariamente el autor) decidió dejarla aparcada. Aun así, esto no resta importancia al evidente valor documental de este libro.

Saitō, Matsumoto y Tatsumi currando en Osaka

Aunque ambas obras se solapan y básicamente cuentan la misma historia, es interesantísimo compararlas y observar el cambio de punto de vista entre los dos autores. Es decir, en esta ocasión tenemos el raro privilegio de poder “escuchar” dos versiones de la misma historia, con algunas situaciones descritas de forma radicalmente distinta según las cuenta Tatsumi o Matsumoto (un poco como en la película Rashōmon XD).

Matsumoto, Tatsumi y Saitō debutaron a principios de los años 50 con la editorial de Osaka Hinomaru Bunko, para la cual dibujaban historias para su publicación y distribución en la red de librerías de alquiler (kashihon’ya). En un momento dado, ante la dificultad que tenía un solo dibujante para realizar historias largas para recopilarlas en un solo tomo, se les ocurrió la idea de colaborar unos cuantos autores con historias cortas para formar una especie de “libro-revista” de periodicidad mensual titulada Kage (Sombra). Aunque al principio costó un poco, Kage obtuvo un gran éxito por lo innovador de su concepto y por lo transgresor de sus contenidos, en los que figuraban detectives, pistolas, persecuciones, asesinatos… en una época en la que el manga en general se nutría básicamente de contenidos muy blancos para niños.

El éxito de Kage propició que salieran muchas publicaciones que imitaban su estilo, algunas de ellas, como Machi (Ciudad) o Kagi (Llave), dibujadas o incluso directamente editadas por los propios autores de Kage. Con tal de desmarcarse del manga más infantil y también para responder a las críticas de asociaciones de padres y demás por la crudeza de sus historias, estos autores buscaron una denominación alternativa, ya que, según ellos, lo suyo era “manga que no es manga”. Así, Matsumoto propuso en 1956 la denominación “komaga” (dibujos de piezas), que no llegó a cuajar; al final fue la palabra “gekiga” (dibujos dramáticos), propuesta por Tatsumi, la que se impuso en 1957, y poco después estos autores formaron el llamado Gekiga Kōbō (Taller Gekiga) para canalizar su obra.

Según se puede leer en el artículo explicativo que acompaña a Gekiga baka-tachi!! (una verdadera rareza que se agradece mucho), esta obra fue propuesta por el exitoso Takao Saitō a su editor en la revista Big Comic. El editor, pues, aceptó contratar a Matsumoto, que por aquel entonces había caído en la más absoluta de las oscuridades y se dedicaba a dibujar manga pornográfico con el seudónimo de Takashi Inaga, para que hiciera esta obra en los números extra (zōkan) de Big Comic. Big Comic, por cierto, es donde, desde 1969, se publica Golgo 13, la obra magna de Takao Saitō, por lo que seguramente por esto Matsumoto decidió enfocar Gekiga baka-tachi!! de modo que explicara varias anécdotas de la juventud de Saitō (menudo pillo estaba hecho el tío, por cierto) para complacer a los lectores de Golgo 13.

Al final de la obra, además, se incluye un texto de Takao Saitō en el que aclara varias cosas sobre su modo de ser, su actitud hacia la profesión de mangaka, su relación con Matsumoto y Tatsumi, etcétera. También dice expresamente que él no piensa crear nunca su autobiografía, con lo que lamentablemente no vamos a poder conocer nunca una tercera versión de los hechos que rodearon al nacimiento del manga para adultos.

Mizuki Shigeru-den (Autobiografía de Shigeru Mizuki)

Thursday, July 30th, 2009
  • Título: 水木しげる伝 –Mizuki Shigeru-den– (Autobiografía de Shigeru Mizuki)
  • Autor: Shigeru Mizuki
  • Editorial: Kōdansha
  • Revista: ninguna
  • Años publicación: 2001 y 2005
  • Clasificación: seinen, autobiografía
  • Tomos: 3

Habiendo vuelto de mi semanita de vacaciones en la que he aprovechado para descansar y leer mucho, retomo el blog con energías renovadas. Espero que el “efecto verano” de sopor y alejamiento generalizado de los ordenadores no merme mucha actividad a este blog porque he decidido dedicar unos cuantos posts seguidos al grandioso Shigeru Mizuki, uno de los más geniales creadores históricos de manga, que debutará en nuestro país cuando Glénat edite su interesante biografía de Adolf Hitler. ¡Vamos allá con la autobiografía del maestro!
Estoy descubriendo que me gustan los manga que hablan sobre manga, ya sean autobiografías (como la de Yoshihiro Tatsumi) o relatos de algún tipo basados en manga reales (como Kingyo-ya). Espoleado en parte por lo mucho que me gustó la biografía de Tatsumi, y aprovechando un ramalazo que he tenido últimamente relacionado con la figura del mangaka Shigeru Mizuki, decidí comprarme los tres tomos de su autobiografía, que había visto hacía un tiempo en una librería japonesa. Hasta ahora me había resistido, ya que son tres tomos de tamaño bolsillo (es decir, pequeñitos, pero gordotes), de unas 500 páginas cada uno, pero finalmente la curiosidad pudo conmigo y lo hice. ¡Y no me arrepiento!
Desde la primera hasta la última página no he podido dejar de leer la interesantísima autobiografía de Shigeru Mizuki, el creador de GeGeGe no Kitarō, Kappa no Sanpei, Akuma-kun o la galardonada en Angoulême 2005 Nonnonbaa to ore, además de experto en seres sobrenaturales japoneses (yōkai). Esta autobiografía salió publicada por primera vez en 2001 con el título Boku no isshō wa gegege no rakuen da (Mi vida es un paraíso “gegege”), pero entre 2004 y 2005 la editorial Kōdansha decidió volver a publicarla, con correcciones y añadidos (por ejemplo, se añaden páginas al final que relatan lo acontecido entre 2001 y 2004) y cambiándole el título al más explícito Kanzenban manga Mizuki Shigeru-den (Edición definitiva en manga – Autobiografía de Shigeru Mizuki). Esta es la edición que tengo yo, con portadas en las que sale el bueno de Mizuki, ya ancianito él, junto a él mismo en versión manga y otros personajes suyos. ¿Y qué nos cuenta cada tomo?
Tomo 1: La infancia de Shigeru Mizuki, nacido Shigeru Mura, en el pueblo de Sakai-Minato, su relación con la vieja Nonnonbaa, sus jaleos en la escuela y sus peleas con los vecinos, así como sus primeros pinitos con los yōkai. Interesantísimo tomo introductorio que en ocasiones se solapa bastante con lo ya leído en Nonnonbaa to ore, pero que aun así resulta una puerta de entrada fascinante a la infancia de Mizuki en particular y a la vida en los años 20 y 30 en el Japón rural en general.

En su etapa como soldado en Nueva Guinea recibía más palos que una estera de parte de sus superiores.

Tomo 2: La experiencia en la guerra de Mizuki, que fue enviado a Nueva Guinea para luchar en la Guerra del Pacífico. Sus horribles experiencias allí (como el bombardeo en el que fue herido en el brazo izquierdo, que más tarde tuvo que serle amputado), sus múltiples aventuras en la selva y su amistad con los nativos, que le acogieron con los brazos abiertos. Un tomo, además, trufado de explicaciones contextuales que nos describen cómo iba avanzando la guerra y qué es lo que ocurría en Japón y otras partes del mundo mientras él se encontraba luchando contra australianos, británicos y americanos en las cercanías de la población de Rabaul.
Tomo 3: El regreso a Japón, las penurias de la posguerra, los múltiples trabajos que tuvo que hacer para sobrevivir (¡con un brazo menos!), su corto período como administrador de un edificio de apartamentos en la calle Mizuki de Kōbe (allí empezó a trabajar como dibujante, y uno de sus clientes se empeñaba en llamarle “Mizuki” en vez de “Mura” -su apellido real-, así que al final se rindió y acabó firmando sus obras como “Shigeru Mizuki” XD), etc. También nos relata su entrada casi por casualidad al mundo artístico, primero como dibujante de obras de kamishibai (teatrillo con viñetas que unos charlatanes interpretaban en las esquinas), luego como autor para la red de librerías de manga de alquiler (kashihon’ya) y, finalmente, la consagración y el éxito como autor de manga shōnen para revistas como Shōnen Magazine. En medio de todo esto, la miseria absoluta y la desesperación por apenas poder ganarse la vida como dibujante, su boda casi forzada (prácticamente la decidieron sus padres y tuvo que casarse al día siguiente de la entrevista, sin apenas conocer a su mujer), el reencuentro con la gente de Nueva Guinea y su gran amigo Topetoro, etc.
Esta obra me ha encantado. En general, está muy bien ambientada, se ciñe a los sucesos sin fantasías (en Nonnonbaa to ore, una de las cosas que no me gustaron tanto es que en medio de la historia había cosas fantasiosas que restaban credibilidad) y es un relato fresco y ágil. En el tercer tomo el autor desbarra un poco e intercala historias fantasiosas, pero lo hace más que nada para expresar su estado de ánimo en aquel momento, como por ejemplo durante la época en la que tenía que trabajar muchísimas horas al día sin descanso y sin poder disfrutar ni del dinero ni de la fama (Mizuki se define a sí mismo como “bastante vaguete”).
Lo que me ha sorprendido de la obra es que: 1) Apenas habla de si le gustaba dibujar o no, y por qué acabó dedicándose a dibujar. La historia fluye naturalmente hacia allí: un buen día, alguien le pregunta si estaría dispuesto a dibujar para kamishibai, y Mizuki dice que sí. Y a partir de ahí todo evoluciona. 2) Cuenta sus horribles experiencias durante y después de la guerra con una ingenuidad que muchos querrían para sí. Los occidentales tendemos a recrearnos en la descripción de los horrores que nos toca vivir, a ponerle mucho drama y tal, pero por lo que estoy viendo los japoneses simplemente lo aceptan estoicamente y, cuando lo narran, lo narran como si tal cosa. Es horrible ver escenas de Mizuki con el brazo amputado lleno de gusanos y tal, y te lo cuenta como si te estuviera contando un cuento. Sorprendente.
En definitiva, una gran obra para conocer a uno de los creadores más carismáticos de todo Japón y a un mangaka que, a sus casi 90 años, sigue destilando alegría de vivir y optimismo. Se merece pues el honor de ser considerado uno de los mangaka que me caen más bien y a los que más admiro. ¡Bravo Mizuki!

Sakuran

Tuesday, June 2nd, 2009
  • Título: さくらん –Sakuran–
  • Autora: Moyoco Anno
  • Editorial: Kōdansha
  • Revista: Evening
  • Años publicación: 2001-03
  • Clasificación: josei, seinen
  • Tomos: 1

Hace ya bastante tiempo me leí este manga de prestado, pero ahora he podido releerlo gracias al regalo de Deirdre y Nerea de Pro Shoujo Spain (¡mil gracias por el detallazo!). Cuando me lo leí por primera vez, igual lo pillé en un mal momento porque por un lado no acabó de gustarme y por el otro hubo algunas escenas que no entendí debido a que los personajes utilizan una variedad del japonés arcaica y encima llena de nociones y conceptos muy del contexto en el que está enmarcada la obra y que desconocía. Ahora, tras la relectura, debo decir que me ha gustado mucho más y lo he pasado muy bien leyéndola, igual porque he pillado el libro con más ganas, porque estoy más rodado con el japonés arcaico después de enfrentarme a la traducción de obras como Ikkyū o Hanzō, o por una mezcla de los dos factores.
Sakuran es la historia de Kiyoha, una “dama de compañía” del barrio de placer de Yoshiwara, en la antigua Edo, durante la época de los samuráis. Aunque no se dice en la obra, calculo que se enmarca sobre el siglo XVIII o a principios del siglo XIX y también diré que, aunque en ningún momento se utiliza la palabra “geisha” en las páginas de este manga, la usaré para que podáis seguir fácilmente mi reseña. En vez de geisha, se usan otros conceptos y palabras que supongo eran los que se usaban en la época, siendo “geisha” una palabra más reciente que engloba a todas estas damas de compañía de hace 200 o 300 años. Uno de los conceptos que más se utilizan, por ejemplo, es el de oiran, que vendría a ser la geisha más cotizada y de más rango de cada una de las casas de placer. Solo las geishas más guapas, elegantes y exitosas podían llegar a ser la oiran de su local, lo que las erigía en la gran capitoste de todas las demás geishas, komuro (niñas que en un momento dado serían geishas), hikikomi (jovencitas que aún no están “en el mercado”) y shinzō (geisha recién puesta “en el mercado”).
Kiyoha es una geisha de lo más peculiar, con un carácter bastante violento y desenfadado muy poco propio de una chica de compañía, pero aun así, debido a su belleza y precisamente a su peculiar carácter, tiene mucho éxito entre los clientes. El tomo se abre con un episodio en el que la oiran del local muere a manos de un cliente enamorado de ella y, muy a su pesar y en contra de su voluntad, nombran oiran a Kiyoha. Es decir, que el manga empieza por el final. A partir de aquí, empieza el gran flashback que durará el resto del tomo y en el que se nos narra la vida de Kiyoha, desde que fue vendida al local cuando aún era solo una niña hasta que se convierte en una geisha cotizada, pasando claro está por el momento en el que la “venden” a su primer cliente en la ceremonia del mizuage.
 

Trabajando…

Actualmente se insiste mucho en decir que las geishas no son prostitutas, sino simples damas de compañía que charlan con los clientes, les distraen, les sirven copas, juegan con ellos y bailan y cantan para ellos. Son, como indica el nombre geisha (芸者) en japonés, “personas 者 artísticas 芸”. Ciertamente, esto es así actualmente, pero en el pasado, además de su arte y su porte, también vendían su cuerpo. Esta obra nos acerca de forma magistral a la forma de vida de estas chicas y a sus dramas internos: desde el esclavismo que representa su venta desde la más tierna infancia hasta el cautiverio total que sufrían detrás de las verjas y portones que mantenían cerrado el barrio de Yoshiwara, pasando por tórridos amoríos (incompatibles con la profesión, por supuesto) y disputas y peleas con las demás geishas del local. Moyoco Anno presenta un gran retrato de la vida en Yoshiwara de esa época muy bien documentado, con mucha gracia y simpatía y con el estilizado estilo de dibujo que caracteriza a la autora de Sugar Sugar Rune y Tokyo Style.
Clasifico este manga como seinen y como josei a la vez por varios motivos. Es seinen porque se publicó en la revista Evening, que es una publicación eminentemente para hombres. Es josei porque Moyoco Anno es una mujer y, como tal, tiene una manera particular de dibujar y presentar los argumentos, una manera que podríamos tildar sin tapujos de “femenina”. La temática también está bastante enfocada al público femenino, por lo que en este aspecto sería josei. Sin embargo, no por eso es una obra que no puedan disfrutar los hombres, ni mucho menos, por lo que, según mi manera de ver las cosas, estaría en la frontera entre el seinen y el josei, del mismo modo que ocurre con Tokyo Style (seinen porque se publicó en una revista seinen, pero josei “de corazón”). Pero bueno, al fin y al cabo esto de “seinen” y “josei” no son más que etiquetas y no creo que valga la pena devanarse los sesos en cosas así: lo importante es que la obra sea buena, y esta lo es.
Aunque Sakuran se compone de un solo tomo, Moyoco Anno retomó la obra en 2005 y empezó una segunda parte en la misma revista Evening, que de momento ha dejado inconclusa e inédita en formato libro. Por otro lado, a los curiosos les encantará saber que en 2007 se realizó una película de imagen real basada en este manga y con el mismo título.

Por cierto, si me permitís un comentario personal (bueno, al fin y al cabo este es un blog personal XD), durante mucho tiempo llegué a aborrecer el tema geishas porque me parecía una temática demasiado mistificada y ellas, demasiado encumbradas en el imaginario de la persona occidental media sobre todo por culpa de la novela y película Memorias de una geisha (¡cuánto daño hizo, y encima con una china en el papel protagonista!). Al fin y al cabo, las geishas no son más que un elemento arcaico dentro de una sociedad, la japonesa, en la que cada vez tienen menos cabida ya que están siendo desplazadas y absorbidas por la vorágine de la modernidad. Son básicamente fósiles de una época ya pasada y se están convirtiendo en simples iconos turísticos sin más valor que el que puede tener ver a un león en la jaula de un zoo (en contraposición a verlo en libertad en la sabana africana).
Sin embargo, esta opinión cambió bastante a raíz de un viaje increíble que tuve la enorme suerte de hacer hace un par de años en compañia de un matrimonio acaudalado que me contrató como cicerone e intérprete durante su viaje a Japón. En este viaje, entre muchas otras experiencias inolvidables que jamás habría imaginado que tendría, tuve la oportunidad de cenar en dos restaurantes de mega-lujo de Kioto, donde este matrimonio contrató a una maiko (aprendiz de geisha) la primera noche y a dos geishas la segunda, que tocaron y bailaron para nosotros. Fue entonces cuando mi opinión sobre las geishas cambió radicalmente, sobre todo gracias a la maiko. Su encanto, su arte para entablar conversación y su porte me dejaron fascinado. Hasta aquel momento, no entendía qué gracia podía tener una mujer maquillada totalmente de blanco, pero os juro que tras charlar un rato con ella eso se difuminó, dejó de tener importancia e incluso llegó a resultar atractivo. Francamente, no me extraña que tantos hombres se hayan enamorado de geishas a lo largo de los siglos. Y encima esa entonación al hablar, ese dialecto de Kioto tan dulce… ¡Buf, impresionante! A mis clientes les encantó la experiencia, claro, porque iban predispuestos favorablemente, pero yo iba en plan escéptico y al final quedé embelesado.

Mi dulce geisha (por cierto, si tenéis Spotify no os perdáis la canción del link, que es LA HOSTIA XDDDD)

Sigo considerando que las geishas son un elemento arcaico, pero ahora temo porque ocurrirá lo obvio, y es que se irán convirtiendo en puros reclamos turísticos. Con mucha pena escuché como la maiko me decía que estaba asistiendo a clases de inglés porque cada vez más venían extranjeros a contratarlas (sobre todo en grupo, con viajes organizados, ¡qué horror!) y necesitaba comunicarse con ellos. ¡Dios, si una de las gracias más evidentes es su entonación y su dulcísimo acento de Kioto! ¡No me las hagas hablar en inglés, que les quitas toda la gracia!
En fin, esta experiencia marcó un antes y un después en mi visión de las geishas y seguramente por eso, ahora que he releído Sakuran tras haberla tenido, me ha gustado e interesado muchísimo más que la primera vez.

Sazae-san

Wednesday, May 20th, 2009
  • Título: サザエさん –Sazae-san–
  • Autor: Machiko Hasegawa
  • Editorial: Shimaisha
  • Revista: Periódicos Fukunichi y Asahi, entre otras publicaciones
  • Años publicación: 1946-74
  • Clasificación: costumbrista, tiras de periódico
  • Tomos: 68

¡Seguimos con la “Semana Machiko Hasegawa”! Ya en el post sobre Sazae-san uchiakebanashi hablé bastante sobre Sazae-san, LA serie japonesa de tiras de periódico por antonomasia, por lo que igual repito algunas ideas aquí.
Machiko Hasegawa, natural de Fukuoka, en la sureña isla de Kyūshū, empezó a dibujar una serie de historietas de cuatro viñetas para el periódico local Fukunichi en 1946, cuando tenía 26 años. En aquella época, era muy infrecuente que hubiera mujeres que se dedicaran al cómic, y de hecho seguiría siéndolo durante al menos una década más, si no dos, lo que convierte a Hasegawa en la gran pionera de las dibujantes de manga.
La serie Sazae-san se centraba en historietas humorísticas protagonizadas por Sazae, un ama de casa bastante pizpireta y espabilada, aunque por otro lado lo cierto es que Sazae, dentro de todo, era una mujer bastante normal y tenía muchísimo en común con la mujer media de la época (mejor dicho, de las épocas, en plural, ya que el personaje evolucionó junto con la sociedad), y lo mismo se puede decir de su familia. Dicho de otro modo, todo el mundo, hombres y mujeres, podía identificarse con ella.

Tira de 1946. Sazae a estudiantes: Eh, chicos, no podéis apoyaros en el escalón. / Cartel: A la estación. / Sazae: ¡Que uno no se puede apoyar en el escalón! (y resulta ser el revisor, que tiene un uniforme muy parecido al de los estudiantes).

Aunque el área donde se desarrolla Sazae-san empieza siendo la ciudad de Fukuoka, de donde era la autora, cuando esta última se mudó a Tokio, en 1949, Sazae se mudó con ella a la capital. Previamente, en el último capítulo publicado en Fukuoka, Sazae se había casado con el que le acompañaría desde entonces hasta el final de sus aventuras, el bueno de Masuo. Así, Sazae pasó de ser conocida por el apellido Isono a adoptar el apellido de su marido, Fuguda (aunque el apellido Isono seguiría muy vigente en la serie por sus hermanos pequeños Katsuo y Wakame y sus padres Namihei y Fune), e incluso tuvo un hijo, Tarao (huelgan comentarios sobre el nombrecito XD). Por cierto, todos estos nombres tienen que ver con cosas del mar: Sazae es una especie de caracola marina muy grande, Fugu (de Fuguda) es “pez globo”, Isono sería “campo de arrecifes”, Katsuo es “bonito” (el pez), Wakame es un tipo de alga comestible, Namihei sería “olas”, Fune “barco” y Tarao viene de “bacalao”.
En fin… Casualidades de la vida, en casa tengo, cómo no, el número 1 de la serie y, por fortuna, uno de los últimos, el 65, ambos de la edición original de la editorial Shimaisha (empresa “Las hermanas”). Para confeccionar esta reseña he decidido leerlos los dos, y me alegro muchísimo de haberlo hecho, puesto que he podido ampliar mucho mis miras respecto a la serie. Por cierto, la Shimaisha fue la empresa fundada por Machiko Hasegawa junto a su hermana Mariko, que hacía las veces de mánager de Machiko (que, por cierto, nunca se casó ni formó familia).
Para empezar, desde el punto de vista de un occidental, las historias de Sazae-san son generalmente… muy japonesas. Se centran mucho en festividades, maneras de actuar o comportarse, dichos, juegos de palabras, etcétera. Por otro lado, desde el punto de vista del siglo XXI, se puede decir que es una serie extremadamente centrada en su tiempo (no es de extrañar, ya que se publicaba en un periódico a diario). Es decir, aparecen chistes relacionados con sucesos muy concretos de su tiempo, sucesos muy de la vida diaria, como por ejemplo el aumento de 30 a 40 yenes del precio de los autobuses en 1972 y cosas así… Es decir, incluso a mí, que me considero bastante conocedor de la historia japonesa desde la posguerra, se me han escapado muchos chistes por falta de contexto y en muchas tiras me he quedado con un gran interrogante en la cabeza.

Tira de 1972. Sazae: ¡Señora, ¿cómo puede permitir que ese gamberro cochino se le cuele?! / Señora: ¡Es mi hijo! ¡¡Había ido a por tabaco!!

Cabe decir, sin embargo, que estoy hablando de la edición original de la Shimaisha, que viene “pelada”, con las tiras y punto, en tomos de unas 100 páginas. Sin artículos ni nada. Por no tener, el primer tomo ni siquiera tiene una mención sobre las fechas de publicación original de las tiras (por suerte, el tomo 65 sí la tiene). Sin embargo, por lo que he podido ver, la edición actualmente disponible de mano de la editorial del periódico Asahi (de 45 tomos en formato bolsillo) contiene artículos explicativos que complementan a la obra y la hacen más entendible. ¡Menos mal! También existe una edición bilingüe inglés-japonés editada por Kōdansha en los años 90 con el título The wonderful world of Sazae-san (de 15 tomos, aunque por supuesto no incluye todas las tiras), que imagino que también tiene muchos artículos de este tipo… O bien ha sido editada a lo bestia para omitir las tiras más “oscuras” y poner solo las más neutras y entendibles, que seguramente es lo que hicieron.
Al leer dos tomos cuyas historietas fueron realizadas con más de 20 años de diferencia he podido ver muy claramente la evolución del estilo de dibujo de la autora (más tosco al principio y mucho más fino hacia el final), así como el cambio tremendo en la actitud de Sazae respecto a su entorno. Esto se puede comprobar perfectamente en las dos tiras de ejemplo que pongo, una del tomo 1 (1946) y la otra del tomo 65 (1972). En el primer tomo, la familia de Sazae se escandaliza cuando ven que la chica prefiere vestirse a lo occidental en vez de llevar kimono, mientras el propio personaje hace picaresca en los mercados negros y con los cupones de racionamiento, interacciona tímidamente con algún que otro soldado americano del ejército de ocupación, etcétera. Sin embargo, a principios de los años 70, Sazae se queja de la inflación, viste totalmente de estilo occidental, está en contra de la guerra de Vietnam, interacciona con los hippies y en general vive de forma muy distinta a como vivía en sus inicios. Francamente interesante la evolución del personaje junto a la propia sociedad japonesa.
Como ya sabéis, Sazae-san tiene anime, un anime que este octubre de 2009 celebra su 40º aniversario (¡desde 1969!) de emisión ininterrumpida los domingos por la tarde y que además siempre, absolutamente siempre, se corona en el primer puesto de los programas de anime más vistos de la semana. Increíble, ¿verdad?