El blog de Marc Bernabé

Oo-oku (El harén)

Monday, June 30th, 2008
  • Título: 大奥 –Oo-oku– (El harén)
  • Autor: Fumi Yoshinaga
  • Editorial: Hakusensha
  • Revista: Melody
  • Años publicación: 2004-?
  • Clasificación: josei, seinen, histórico
  • Tomos: 3 (en curso)

Este manga no me lo habría comprado si no hubiese sido por su palmarés; y me habría arrepentido, la verdad. No me malinterpretéis: las obras de samuráis me gustan bastante, y de hecho hasta cierto punto me he llegado a “especializar” en traducir obras históricas (La Espada del Inmortal, Kenshin, Sidooh, Gintama, Ryûgetsushô, Ikkyû etc.), pero hay un tipo de obras de época con las que de momento no he congeniado mucho. Me refiero a las típicas series de samuráis de esas que suelen echar en la tele japonesa, como Mito Kômon o similares, donde predomina el diálogo y la acción queda en un segundo o tercer plano. En este tipo de obras, se utiliza un lenguaje “antiguo”, con expresiones bastante rocambolescas y rebuscadas, así como conceptos y cargos de la antigua corte imperial o del gobierno feudal bakufu.
Para que os hagáis a la idea, una frase tipo “Cuidado con el karô, que ha ido al bugyôsho para hablar de la situación en Hatchôbori” no sería demasiado rara en este tipo de obras, pero además adornada con una pátina de expresiones y construcciones gramaticales antiguas actualmente en desuso (el japonés antiguo y el moderno son bastante diferentes). Ahora, debido al rodaje que llevo de tomos y tomos de mangas de samuráis traducidos, puedo ya comenzar a captar de qué va la cosa y saber que la frase anterior se refiere a que se preste atención al miembro del consejo del comandante supremo –shôgun– (karô), porque se ha ido a la oficina del bugyô (traducido como “magistrado”, pero en realidad era una especie de comisario de la policía de la época) para hablar de la situación en la antigua cárcel de la ciudad de Edo -actual Tokio-, situada en la zona de Hatchôbori. Aunque ahora más o menos puedo seguir fluidamente este tipo de conversaciones, sigue sin atraerme demasiado el tema “costumbrismo samurái”, la verdad.
En cualquier caso, la obra que reseño en esta ocasión, Oo-oku, está realizada por Fumi Yoshinaga, autora conocida por sus manga josei, como Antique Bakery, así como por sus obras de boy’s love. Ciertamente, no es una temática que me atraiga demasiado. Sin embargo, Oo-oku consiguió un premio a la excelencia en 2006 del prestigioso Japan Media Arts Festival y fue nominada para los premios Tezuka, auténtica referencia de la industria del manga, en 2007. Había que ver de qué va la cosa, ¿verdad? Y, sinceramente, me ha encantado.
El inicio del manga es bastante soprendente: una misteriosa epidemia se declara en un pueblecito de Japón y se extiende a todo el país en cuestión de pocos años. Curiosamente, la epidemia solo afecta a los hombres, así que la población masculina de Japón queda reducida a una cuarta parte de lo que había sido. Esto provoca, por supuesto, que haya un hombre por cada cuatro mujeres, lo que obliga a las mujeres a hacerse cargo de las riendas del país y a realizar trabajos que hasta el momento habían sido realizados por hombres, como la construcción, herrería, temas militares… Incluso los máximos cargos dentro del gobierno pasan a ser ocupados por mujeres, y el cargo de shôgun acaba recayendo también sobre una mujer. Los hombres se convierten en preciadas piezas de una sociedad matriarcal que les necesita para reproducirse; así, con tal de conseguir “simiente” masculina, las tornas se cambian también en los barrios de placer, como el de Yoshiwara, donde los hombres se acuestan con sus clientas y les “donan” su simiente a cambio de dinero.
Un dibujo austero pero resultón y un guión fluido y adictivo


Como no puede ser de otra manera, tener a un hombre a disposición exclusiva de una mujer se convierte en un gran lujo. Así, la shôgun demuestra su enorme poder con un harén masculino que se dice que cuenta con más de 3000 hombres (aunque en realidad hay unos 800), todos a su exclusivo servicio. Los aposentos de este harén, donde ninguna mujer excepto la shôgun puede entrar, se llaman “oo-oku” (El gran fondo), y existieron en el Japón real del período Edo pero, claro está, con shôguns masculinos y harenes femeninos.
Oo-oku nos cuenta la historia de Yûnoshin Mizuno, hatamoto (samurái de rango bajo al servicio del shôgun) bonachón y amable con todas las mujeres, hasta el punto de que se acuesta con muchas de ellas, feas y guapas, gratuitamente, para “hacerles el favor” de regalarles su simiente. En un momento dado, Mizuno decide ingresar al oo-oku para ayudar a su familia, en una situación económica más bien precaria, y ahí empieza de verdad el manga, que nos cuenta las intrigas del harén masculino, el trato con la shôgun, etc.
Me ha parecido un manga muy interesante, muy bien narrado y apasionante. A pesar del extenso uso de jerga “de época” como la que mento más arriba, tal vez porque ya estoy por fin acostumbrado a ella, o tal vez porque Yoshinaga escribe con una fluidez sorprendente que hace que las distintas intervenciones sean muy sencillas de seguir, devoré el primer tomo y me quedé con ganas de más. El manga, además, está por lo visto estructurado en varias historias autoconclusivas: unas tres cuartas partes del primer tomo las ocupa la historia de Yûnoshin Mizuno, y luego empieza otra historia, igualmente interesante. De hecho, el primer tomo termina con un cliffhanger que provoca ganas de seguir leyendo el segundo volumen inmediatamente (lástima que no lo tenga a mano).
Al ser un josei, el manga está escrito por una mujer y enfocado básicamente a público femenino, aunque eso no quita que cualquiera pueda disfrutar de él. El trazo, sencillo y femenino, puede echar para atrás en el momento de hojear el manga, pero una vez te pones a leer, no desmerece en absoluto el guión. Hay escenas, como por ejemplo un conato de violación entre los hombres del harén, ávidos de sexo, y también algún detalle de amor o afecto homosexual, como era esperable de una autora que destaca por sus obras de boy’s love, pero en absoluto desentonan. De hecho, lo raro sería que este tipo de cosas no ocurrieran en una situación extrema en la que tienes a ochocientos hombres jóvenes encerrados y sin contacto alguno con ninguna mujer que no sea la shôgun. Una shôgun, por cierto, que al principio del manga es una señorona, pero luego pasa a ser una niña que por supuesto no tiene el horno para bollos, y cuatro largos años después, tras la muerte por enfermedad de la shôgun infantil, pasa a ser una mujer bastante pueblerina que, por fin, parece que va a utilizar el oo-oku para su propósito. ¿Quién será el afortunado elegido por la shôgun para pasar la noche?

Akadô Suzunosuke (Suzunosuke del peto rojo)

Thursday, June 5th, 2008
  • Título: 赤胴鈴之助 –Akadô Suzunosuke– (Suzunosuke del peto rojo)
  • Autor: Tsunayoshi Takeuchi
  • Editorial: Shônen Gahôsha (edición clásica), Shôgakukan Creative (edición actual)
  • Revista: Shônen Gahô
  • Años publicación: 1954-1960
  • Clasificación: shônen, samuráis
  • Tomos: 22 (en la versión original), 5 (en curso en la edición actual)

Si bien es cierto que la figura de Osamu Tezuka es reverenciada en el mundo del manga por ser el gran creador e impulsor del manga tal y como lo conocemos actualmente, también es verdad que su sombra es tan absolutamente enorme que llega a tapar casi del todo, al menos visto desde Occidente, el resto del manga de tipo shônen que se realizó durante los años 50 y parte de los 60. Como ya sabéis, soy gran admirador de Tezuka y de su obra, y he leído muchas historias suyas, pero no deja de hacerme un poco de rabia la injusticia que representa para los demás creadores de los años 50 y 60 haber quedado en un segundo o incluso tercer plano “por culpa” de la colosal figura del Dios del manga.
Y es que, cuando uno piensa en manga de los años 50, lo primero que le viene a la mente es Jungle Taitei (El emperador de la jungla), Ribon no Kishi (La princesa caballero), y sobre todo Tetsuwan Atom (Astroboy), todas ellas obras de Osamu Tezuka. Es extremadamente complicado, al menos en Occidente, encontrar a alguien que pueda mentar al menos una obra destacada del shônen de los años 50 que no saliera de la pluma de Tezuka. Y no es porque no las hubiera, por supuesto, ya que durante aquella época se llegaron a publicar infinidad de volúmenes de manga llamados akahon (“libro rojo”, por los estridentes tonos de rojo que decoraban sus portadas) y empezaron a surgir las primeras revistas para público infantil que primero publicarían manga como entretenimiento en algunas secciones (la mayoría de las revistas llevaban texto o historias ilustradas) y que luego evolucionarían hasta revistas 100% de manga, tal y como son ahora.
¡Huy, ya me estoy yendo por los cérros de Úbeda! En fin, el manga que presento en esta ocasión es uno de los más representativos de los años 50, aunque permanece tapado detrás del torbellino creativo de Tezuka. Su título es Akadô Suzunosuke, que se podría traducir como Suzunosuke del peto rojo, y es un manga que generó un gran fenómeno en el Japón de la época. El cómic fue un invento de Eiichi Fukui (autor de la célebre Igaguri-kun, que iba de un judoka), que solo llegó a presentar un único capítulo de la historia en 1954 antes de morir fulminado por exceso de trabajo a la corta edad de 33 años. La historia, huérfana de padre, la heredaría el dibujante Tsunayoshi Takeuchi, que conseguiría hacer de ella el gran éxito que fue. Este es uno de los primeros manga sobre samuráis que surgieron después de la derrota japonesa en la II Guerra Mundial, ya que el ejército de ocupación americano había mantenido durante unos años la prohibición de crear historias, tanto de cine como de manga o novelas, que loaran el “espíritu samurái”, con el objetivo de impedir que el nacionalismo extremo volviera a aflorar en Japón. Así, después de que se levantara la prohibición, el público japonés, sediento de las historias de samuráis que tanto gustaban en la época, imagino que recibió con los brazos abiertos a obras de este estilo, de las cuales Akadô Suzunosukees una de las que más acabó destacando.

Una de las páginas a color que podemos disfrutar.

¿Y de qué va la historia? Pues la verdad es que es bastante simple, al menos en el primer tomo que he leído. Nos cuenta las aventuras de Suzunosuke Kinno, un enérgico joven que aprende esgrima en un dojo. Su padre murió siendo él muy joven, mientras que su madre tuvo que dejarle atrás en su momento y no la conoce. Un día, un hombre irrumpe en el dojo en el que entrena Suzunosuke y empieza a derrotar a sus compañeros. El protagonista se enfrenta a él y, a pesar de que realiza un buen combate, acaba derrotado. Poco después, se descubre que el hombre es un discípulo del prestigioso Shûsaku Chiba, maestro de la disciplina Hokushin Ittô-ryû. El hombre ve que Suzunosuke tiene madera para la esgrima y le recomienda que vaya a entrenar al dojo de Shûsaku. Así, el hasta entonces maestro de Suzunosuke le desea mucha suerte en su nueva andadura y le cede el peto rojo que solía usar su padre, un famoso espadachín, para que le acompañe en su prometedor futuro. Este peto es lo que le da a Suzunosuke su apodo de Akadô (peto rojo), que da el título a la obra.
A partir de aquí, la historia nos cuenta las aventuras de Suzunosuke en el dojo de Shûsaku y su determinación por llegar a ser el mejor espadachín de todo Japón, Por supuesto, no faltarán enemigos, como el maquinador Rainoshin, ex discípulo de Shûsaku al que Suzunosuke derrotó al poco de llegar al dojo y que posteriormente dejó la disciplina y se entrenó, conducido por el rencor, para hacerse más fuerte que nunca y conseguir acabar con Suzunosuke. La trama está llena de aventuras, peleas y sobre todo de crecimiento interior del joven Suzunosuke, que siempre lleva como estandarte la lealtad, la amistad y el valor.
Akadô Suzunosuke
se hizo popular sobre todo gracias al éxito que tuvo un serial radiofónico basado en él que fue emitido entre 1957 y 1959 en Radio Tokyo. También se crearon varias películas de imagen real basadas en el personaje e incluso un anime bastante posterior, de 52 episodios, emitido entre 1972 y 1973.
Akadô Suzunosuke fue publicado en las páginas de la histórica revista Shônen Gahô entre 1954 y 1960. Debido a la irregularidad de la edición en aquel entonces, y a que aparte de los propios capítulos publicados en la revista en sí también se publicaban tomitos extra que venían de regalo con la revista (llamados furoku, “suplementos”), es muy complicado saber exactamente cuántos tomos abarca en total la obra, al menos en su edición original. En el detallado índice que acompaña al primer volumen de la edición que yo tengo he podido contar hasta 22 volúmenes, así que supongo que por ahí irán los tiros. También tengo constancia de una edición de lujo publicada en los años 90 que abarcaba 13 tomos.
En noviembre de 2007, una empresa “hija” del gigante Shôgakukan llamada Shôgakukan Creative que se dedica, entre otras cosas, a recuperar y restaurar manga clásico, inició la edición de una nueva colección de las aventuras de Suzunosuke. Esta es la versión que tengo yo y que está obteniendo un éxito considerable en Japón, hasta el punto de que me llamó la atención al encontrarla destacada en varias librerías y acabé comprándomela. Por el momento han salido 5 volúmenes y, teniendo en cuenta que cada volumen abarca dos tomos de la versión original, probablemente acabará teniendo un total de 10 u 11 tomos si la historia se publica íntegra.
La tarea realizada por Shôgakukan Creative es extraordinaria. No solo el libro está impreso y encuadernado con una calidad fantástica, sino que además se han dedicado a restaurar concienzudamente el dibujo. Me explico: estos manga de los años 50 se publicaban con una calidad pésima y normalmente con tinta de color -verde, azul, roja…- en vez de tinta negra. Esto provoca que, si se carece de las láminas originales, el proceso de limpieza y restauración de unas páginas cuyo dibujo ha quedado degradadísimo debido a la mala calidad del papel, muchas veces extremadamente poroso, y una tinta de colores suaves que se destiñe con el tiempo, se convierte en una verdadera tarea titánica. Así, aunque en general los trazos no se ven del todo nítidos en esta edición, sí que resulta alucinante hasta qué punto lo han podido limpiar, sobre todo comparado lado a lado con algunos furoku de la misma época que poseo en mi colección particular y que, francamente, se ven de todo menos nítidos (ya de por sí la calidad de impresión de la época era mala, y si a eso le sumas un papel pésimo y tintas de color, pues es lo que hay). Y no solo eso, sino que además el equipo de Shôgakukan Creative recupera y restaura las páginas a color (unas 30 en todo el tomo, de poco más de 250 páginas) con una calidad extraordinaria y encima ofrece unos anexos con un par de artículos y una lista exhaustiva de toda la obra de Tsunayoshi Takeuchi.
¿Que si es un manga recomendable? Pues francamente, ha acusado mucho el paso del tiempo y, aunque debo reconocer que la historia se deja leer, la verdad es que es muy simple y pueril. A mí me ha gustado porque me considero un estudioso de la historia del manga y leerla me ha permitido hacerme una mejor idea de cómo la recibieron los lectores de la época y por qué tuvo el éxito que tuvo, pero para el lector de la actualidad, no necesariamente interesado en la historia del manga… Buf, sinceramente mejor que no. El éxito que ha obtenido esta edición en Japón se debe, imagino, al efecto nostalgia de la gente que la leyó en su momento, gente que actualmente supera los 60 o 70 años, y a unos pocos curiosos como yo que quieren saber cómo fue este manga que provocó un gran fenómeno. Así, mucho tendrían que cambiar las cosas para que Akadô Suzunosuke tuviera algún día una versión occidental. Pero claro, si en España se han llegado a publicar recientemente nuevas ediciones de las aventuras de Nemo in Slumberland, Krazy Kat y cosas así… Quién sabe, quizás es simplemente cuestión de tiempo, ¿no?

Tokkô no shima (La isla de los kamikaze)

Monday, May 26th, 2008
  • Título: 特攻の島 -Tokkô no shima- (La isla de los kamikaze)
  • Autor: Shyuho Sato
  • Editorial: Kôbunsha
  • Revista: Manga Times
  • Años publicación: 2004-?
  • Clasificación: seinen, bélico
  • Tomos: 1 (en curso)

Esta semana no tengo mucho tiempo que dedicarle al blog, así que de momento, para quitarme el “mono” de escribir (esto del blog engancha), me dedicaré a hacer reseñas cortitas sin relevencia histórica (que tiendo a meter unos rollos de órdago cuando hablo de obras o de autores que dejaron huella ^_^). Espero poder recuperar el ritmo pronto, pero los compromisos acucian y esta semana la tengo bastante ocupada.
El manga que comento en esta ocasión me llamó mucho la atención por ser del mismo autor que Say Hello to Black Jack (SHTBJ), un manga médico que me encanta y que he tenido el placer de traducir. En este caso, Shyuho Sato se desmarca del tema médico y nos sorprende con Tokkô no shima, una obra que narra la tragedia de un soldado japonés en la II Guerra Mundial al que ordenan hacer de kamikaze.
特攻 tokkô o 特攻隊 tokkôtai (literalmente “ataque especial” o “tropas de ataque especial”) era el nombre oficial para los kamikaze, soldados suicidas del ejército imperial japonés que se lanzaban con sus vehículos cargados de bombas sobre los barcos americanos con el objetivo de hundirlos. Cuando uno habla de tokkô (kamikaze) piensa inevitablemente en los aviones, pero lo que poca gente sabe es que también había kamikaze que se abalanzaban sobre el enemigo montados en pequeños submarinos llamados “kaiten“. Este manga narra las peripecias de una tropa en la isla en la que se formaron los pilotos suicidas de los kaiten, y se centra en la figura de un soldado perteneciente a esta tropa llamado Watanabe.
Para los que hayáis leído SHTBJ, el tal Watanabe es una fotocopia de el joven doctor Saitô, ni más ni menos. Se cuestiona la necesidad de realizar estos ataques suicidas, se interroga sobre el dolor que las muertes de sus compañeros y de él mismo causarán a sus familias, indaga en los sentimientos patrióticos de sus compañeros, etc. Y todo eso usando viñetas y situaciones muy similares a las del manga de médicos que ha lanzado a la fama a su autor, llenas de sentimiento, “pasión”, trascendentalidad y gritos desgarradores llenos de desafío. En fin, si no habéis leído SHTBJ quizás no entenderéis esta descripción, pero los que lo hayáis leído creo que captaréis muy bien la idea.

Tan trascendente o más que en SHTBJ:
Watanabe: Comandante… ¿Me permite una pregunta…? ¿No alberga usted dudas sobre el hecho de atacar con el “kaiten”…?
Comandante:No. No tiene sentido desarrollar armas que uno no pueda pilotar por sí mismo… 

Francamente, y aparte de las similaridades con la anterior obra de médicos (lo cual a mí me hizo gracia, pero a la vez me irritó porque vi que este autor no es capaz de cambiar de registro) el manga está muy bien. Narra una parte de la historia bélica japonesa, la de los submarinos suicidas, que es muy poco conocida, y además lo hace desde el punto de vista japonés (lamentablemente, la mayoría de la información que nos llega sobre la Guerra del Pacífico is “made in USA”, con todo lo que esto implica) y se centra mucho en los sentimientos, la búsqueda del porqué, etc. Es decir, que nos pinta a los soldados japoneses como personas, en vez de como máquinas que no piensan y son capaces de suicidarse por su patria porque se lo ordena su superior.
Lo que me escama es que este manga parece haber sido cancelado en Japón, puesto que solo existe un tomo a la venta y en ninguna parte he visto que Shyuho Sato esté continuándolo ni nada. Espero que no lo corte, porque realmente me gustaría mucho saber cómo sigue la historia, porque aparte de ser entretenida, se aprende mucho. ¿Sabíais que los submarinos “kaiten” carecían de escotillas, visores y de todo? Es decir, que los que los pilotaban debían guiarse por cartas marinas, brújulas y cálculos en plan “si he avanzado a tal velocidad durante tanto tiempo, entonces he recorrido tantas millas”. Es decir, que ya de por sí había altas posibilidades de acabar chocando con algún escollo y hundiéndose antes de poder siquiera acercarse al barco enemigo… Un porcentaje espantoso de misiones de “kaiten” acabaron en fracaso y en la muerte de sus tripulantes. Morir hundiendo un barco enemigo podía ser hasta cierto punto aceptable; morir inútilmente chocando contra un arrecife tenía que ser patético, inútil y todo lo que se os ocurra…
Una curiosidad que no deja de escamarme: fijaos en la cubierta del tomo. El nombre del protagonista bordado en el traje, 渡辺, aparece al revés, como si se estuviera viendo en un espejo (las letras están al revés y además aparecen en la parte derecha del pecho, cuando en el interior del manga aparecen a la izquierda y escritas correctamente). No puedo dejar de preguntarme si es un error del diseñador o qué, es que es rarísimo. Aunque dudo que sea un error, ya que las editoriales japonesas suelen ser muy pejigueras con estas cosas…

Nonnonbaa to ore – La abuela y yo-

Sunday, April 13th, 2008
  • Título: のんのんばあとオレ -Nonnonbaa to ore (La abuela y yo)
  • Autor: Shigeru Mizuki
  • Editorial: Chikuma Shobô
  • Revista:
  • Años publicación: 1977
  • Clasificación: Shônen-seinen
  • Tomos: 1

Shigeru Mizuki es uno de los grandes. Nacido en 1922 y todavía en activo a sus 86 añazos, este veteranísimo mangaka participó en la Guerra del Pacífico, donde perdió el brazo izquierdo (lo que significa que ha realizado TODA su extensísima obra con un solo brazo), hizo de “cuentacuentos” por la calle (kamishibai), realizó numerosos encargos para las “librerías de préstamo de manga” (kashihon’ya), se consagró como mangaka de éxito en los años 60 y finalmente se ha erigido como uno de los especialistas más eminentes de Japón en el ámbito de lo paranormal. Investigar la obra de Mizuki a fondo llevaría años debido a lo bestialmente prolífico que ha llegado a ser este autor, en todos los ámbitos de su carrera. Básicamente, podemos destacar tres grandes tendencias en su obra:

  • Yôkai. los “yôkai” (妖怪) son los seres sobrenaturales japoneses. Fantasmas, monstruos, entes espirituales… Es muy difícil definir brevemente al yôkai, porque tampoco son malos ni buenos necesariamente, los hay con formas sólidas y otros etéreos -tipo fantasmas- y también los hay que no hacen nada, simplemente que están ahí. Mizuki, como veremos, es un gran maestro en el arte de lo paranormal, y en todo Japón, incluso a nivel académico, siempre que se menta a grandes estudiosos de lo paranormal surgen de buenas a primeras dos nombres: Kunio Yanagita, el gran padre de la etnología japonesa, y el propio Shigeru Mizuki. Mizuki ha publicado infinidad de obras presentando a los distintos yôkai, como enciclopedias, libros ilustrados, series de televisión, etcétera. Para los curiosos, una de sus recopilaciones de yôkai está en disponible en italiano (Enciclopedia dei mostri giapponesi, Kappa Edizioni) y francés (Yôkai. Dictionnaire des monstres japonais, Pika Éditions). Dentro de esta corriente “fantasmagórica” destaca el manga GeGeGe no Kitarô, tal vez su obra más famosa, que ha sido adaptada a anime (e incluso a película de imagen real) repetidas veces -y que tengo en la lista de obras por reseñar próximamente, permanezcan atentos a este blog-.
  • Histórico y bélico. Debido a su participación como soldado en la II Guerra Mundial, Mizuki ha escrito numerosas obras sobre la propia guerra (tanto en forma de manga como de ensayo), pero no se ha quedado ahí, sino que también tiene obras históricas y hasta una biografía de Adolf Hitler, que Glénat ha anunciado que editará en español, convirtiéndose así en la primera obra de Shigeru Mizuki que aparece en España.
  • Autobiográfico. Estamos ante un autor que no se corta a la hora de contar su pasado, y así tenemos varias obras que narran la vida de Shigeru Mizuki contada por él mismo, sobre todo en forma de manga. Se trata de libros interesantísimos, ya que nos abren la puerta a la totalidad de la era Shôwa (1926-1989) desde la perspectiva de alguien que la vivió de principio a fin. De hecho, su obra autobiográfica más conocida se titula 昭和史 Shôwa-shi (Historia de la era Shôwa).
El manga que tengo el gusto de reseñar en esta ocasión es principalmente autobiográfico, pero también tiene mucho que ver con los yôkai. Nos cuenta la infancia del joven Shigeru en su pueblo natal de Sakai-Minato, en la prefectura de Tottori (Japón “profundo” donde lo haya), y su relación con una anciana vecina llamada Fusa Kageyama, a la que todos conocían con el sobrenombre de “nonnonbaa”. Por lo que he podido investigar, “Nonnon-sama” (señora Nonnon) es como se llamaba en Sakai-Minato a la diosa budista Kannon. “Baa” significa “vieja”, “anciana”, y por lo tanto “nonnonbaa” es una manera dialectal de decir “abuela muy creyente”.
Nonnonbaa fue la que prendió la mecha de la pasión del joven Shigeru (a quien llamaban de pequeño “Gege”) por lo sobrenatural. Esta abuela fue la que le contó todo tipo de historias fantasmales y le fue hablando sobre los diferentes yôkai que existen y cómo hacerles frente (o evitar que se enfaden contigo o incluso propiciar que te echen una mano). La pobre Nonnonbaa se quedó viuda ya bastante anciana y la familia de Mizuki la contrató en primera instancia para hacerse cargo de las tareas del hogar, de ahí que Shigeru y ella reforzaran extraordinariamente el fuerte vínculo que ya tenían de antes, de cuando el joven futuro mangaka iba a visitarla a su casa para que le contara historias.

El joven Shigeru, Nonnonbaa y un yôkai

El manga es básicamente autobiográfico y nos cuenta las peripecias de Shigeru durante su infancia, a principios de los años 30, como por ejemplo las guerras de bandos que había entre los niños de los diferentes barrios, sus experiencias en la escuela y la gente a la que iba conociendo, así como a la alta mortalidad infantil, algo cotidiano y normal en la época, que se presenta como un suceso más, sin ahondar demasiado en el drama. También podemos conocer a su familia, con una madre orgullosa de proceder de una familia “que antaño poseía no sé cuántos almacenes” (como repite varias veces) y un padre bastante vivalavirgen. Es muy interesante ver cómo se vivía en el Japón rural de la preguerra y solo por esto el libro ya vale la pena.
A pesar de presentarnos la infancia del joven Shigeru y su bellísima relación con la entrañable Nonnonbaa, el libro también se permite pequeños desvíos hacia lo fantástico, con la aparición de algunos yôkai. Por un lado, es un poco decepcionante que haya estos retazos de fantasía en la obra, porque se desdibuja su “veracidad” como obra autobiográfica y provoca que el lector dude de si la obra es autobiográfica de verdad o no (me consta que sí). Supongo que se puede considerar a estos desvíos como representaciones de lo que realmente estaba pensando el pequeño Shigeru, es decir, que se pensaba que realmente ahí había un yôkai y que lo estaba viendo.

Este tomo único de 403 páginas es una gozada de principio a fin y lo disfruté como pocos libros me hacen disfrutar. La obra se publicó en dos partes en 1977, directamente en forma de libro (es decir, que no fue prepublicado en ninguna revista, como es lo habitual). Desafortunadamente, no he podido conseguir una edición original de la obra porque son muy difíciles de encontrar y aparte van carísimas. Actualmente, existen dos ediciones recientes disponibles en librerías japonesas: una en formato “bolsillo” publicada por Kôdansha (que es la que yo tengo y cuya portada aparece escaneada al principio del post) y otra en formato “lujo”, que la editorial Kadokawa publicó en 2007 con motivo de la consecución por parte de esta obra del Premio al Mejor Álbum del Festival de Angoulême 2007 (la primera vez que una obra japonesa recibe este premio del prestigioso festival dedicado sobre todo a la “bande dessinée” francobelga). Esta obra de lujo es en formato A4, tremendamente grande y pesada, y también cara (3800 yenes). Yo habría preferido agenciarme esta última edición pero, siendo realistas, su tamaño y peso me tiraron para atrás (que luego esto hay que facturarlo en el avión o enviarlo por correos).
Para los curiosos y en espera de que alguien se decida a publicar esta obra en España (que seguro que alguien lo hace, y más después de la consecución de semejante premio; lo que me extraña es que nadie haya anunciado su licencia todavía), sabed que obviamente está disponible al otro lado de los Pirineos con el título de NonNonBâ (Ed. Cornélius, 2006).