- Título: 超神伝説うろつき童子 –Chōjin densetsu Urotsukidōji– (La leyenda del superdios – Niño que ronda)
- Autor: Toshio Maeda
- Editorial: Wani Magazine-sha
- Revista: Manga Erotopia
- Años publicación: 1981-87
- Clasificación: sobrenatural, monstruos
- Tomos: 6
Los más viejos del lugar recordamos perfectamente la obra Urotsukidōji que, aunque nunca nos llegó en su forma original de manga, sí lo hizo como uno de los primeros animes que se publicó en formato VHS en España. Urotsukidōji causó una gran impresión entre los jóvenes interesados en la animación japonesa. Si hasta entonces habíamos asociado la animación (o “dibujos animados”) a productos para el público infantil, la llegada de obras como Akira y poco después la irrupción de la empresa Manga Films, que trajo obras como El puño de la estrella del norte, contribuyó a cambiar esta asociación. Aún recuerdo con claridad el impacto que Akira causó en mí, cuando me di cuenta de que la animación no era algo exclusivamente para niños y que en Japón estaban realizando espectaculares obras animadas para el público adulto.
Pero Urotsukidōji fue un paso más allá, al presentar una obra de animación con alto contenido sexual en la que preciosas chicas caían presa de terribles monstruos repletos de tentáculos, y que esos tentáculos eran capaces de levantar a las chicas en el aire y se introducían en orificios habidos y por haber… Ya imagino que, medio en coña, me diréis que miento para mantener una apariencia “respetuosa” (ja ja ja), pero lo cierto es que personalmente nunca he visto Urotsukidōji. Nunca he tenido especial interés en esta obra ni tampoco se ha cruzado nunca en mi camino, pero obviamente sé de qué va y he visto imágenes aquí y allá, y soy consciente de la enorme importancia que tuvo en su momento a la hora de popularizar el manga y el anime en España, ya que no eran pocos los que, cuando les preguntaban qué obras japonesas conocían, respondían que Dragon Ball y Urotsukidōji.
Hace pocas semanas, el autor del manga original, Toshio Maeda, visitó Madrid en ocasión de la Japan Weekend y tuve la oportunidad de conocerlo, ya que da la casualidad que él también conoce al artista Chiyoji, al que conozco desde hace años. El hecho de tener un conocido común nos acercó y quedamos para charlar un rato y para que lo ayudara durante la Japan Weekend en calidad de intérprete. Así, procuré conseguir un ejemplar de su obra más famosa para poder conocerla de primera mano, y esta es la reseña que presento.
El manga se ambienta en un instituto y narra una historia en la que una serie de monstruos amenaza a la humanidad, ya que el llamado chōjin (superdios) está a punto de surgir después de 300 años. Los diferentes monstruos, de lascividad extrema, van atacando a diferentes chicas y mujeres de formas de lo más estrambóticas. Bueno, el argumento es el que es, y en realidad es bastante complicado de resumir: por qué aparecen los monstruos, quién y qué es el chōjin, etcétera, son cuestiones que se van desgranando poco a poco formando una historia que en realidad es bastante compleja. Pero lo que interesa, en realidad, es que todo es una excusa para sacar a monstruos que se lo monten con chicas humanas.
El tema de los tentáculos en sí apenas aparece en el manga original: Maeda simplemente transforma ciertas partes, como la lengua o una cola, en largas protuberancias que adoptan formas fálicas. Al parecer, según contó el propio autor, fue el director del anime quien tuvo la idea de los múltiples tentáculos como de pulpo que todos asociamos ahora con Urotsukidōji. En realidad, la idea de utilizar protuberancias como falos penetradores vino del deseo de esquivar de forma inteligente la censura japonesa contra la pornografía, que prohíbe la descripción gráfica de órganos sexuales, tanto femeninos como masculinos. Al dibujar protuberancias en forma de falo como sustitutivos de penes, es posible dibujarlas con todo lujo de detalles, sin necesidad de censurar nada. Esta fue, pues, la génesis del ahora ya establecido subgénero de “sexo con tentáculos”.
Lo mejor
- El estilo de dibujo de Toshio Maeda me parece espectacular, sobre todo en comparación con el manga erótico y pornográfico de la actualidad, donde se deforman los personajes para convertirlos en auténticas caricaturas de mujeres de pechos y nalgas imposibles y ojos casi más grandes que la propia cara, recubiertas por cuajarones de sospechoso líquido blancuzco.
- El hecho, muy “old school”, de querer hilvanar una historia compleja para presentar diferentes situaciones sexuales. De nuevo, en el manga erótico y pornográfico actual necesitan poca historia para “entrar a matar”, ya que cualquier excusa es buena.
Lo peor
- La historia es tan complicadilla que yo, francamente, me he perdido un poco. Tanto monstruo, varios mundos, leyendas y más cosas hacen que el manga sea complicado de seguir. Tampoco importa tanto, porque en realidad el lector de este tipo de obras va a lo que va, y como las escenas de sexo están muy bien dibujadas, ¿qué más da lo demás?
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