El blog de Marc Bernabé

Gekiga baka-tachi!! (¡¡Los tontos del gekiga!!)

Thursday, September 10th, 2009
  • Título: 劇画バカたち!! –Gekiga baka-tachi!! – (¡¡Los tontos del gekiga!!)
  • Autor: Masahiko Matsumoto
  • Editorial: Seirin Kōgeisha
  • Revista: Big Comic Zōkan
  • Años publicación: 1979-84 (publicación en revista) / 2009 (libro)
  • Clasificación: seinen, autobiografía
  • Tomos: 1


Hace unos meses reseñé la obra Gekiga Hyōryū de Yoshihiro Tatsumi, un manga autobiográfico lanzado en conmemoración del 50º aniversario de la acuñación de la palabra gekiga (“dibujos dramáticos”, más o menos –hay muchas variaciones, pero para que se entienda– lo que actualmente se conoce como “seinen manga”). En aquel momento no lo sabía, pero Gekiga Hyōryū ya había sido licenciado por Astiberri y no creo que su versión española tarde mucho en aparecer por estos lares. Antes de seguir con esta reseña, por cierto, recomiendo releer la de la obra de Tatsumi ya que daré cosas por sabidas.

Lo que prácticamente nadie sabía es que antes de Gekiga Hyōryū ya existía otro relato en forma de manga sobre los inicios del gekiga y que precedía al de Tatsumi en 16 años, ya que fue publicado entre 1979 y 1984 en las páginas de la revista Big Comic Zōkan por Masahiko Matsumoto. La obra nunca fue publicada en forma de tomo hasta que, en abril de este año 2009, seguramente gracias al éxito cosechado por la biografía de Yoshihiro Tatsumi, la misma editorial Seirin Kōgeisha decidió rescatar la obra de Matsumoto del olvido.

Masahiko Matsumoto (1934-2005) fue uno de los principales integrantes del movimiento gekiga, junto con Yoshihiro Tatsumi (el que inventó la palabra), Takao Saitō (autor de Golgo 13, Survival, Breakdown, etc.) y otros autores. Esta obra se centra básicamente en los inicios de estos tres autores desde su debut en Osaka hasta que se mudaron a Tokio después del éxito de publicaciones como Kage, Machi o Kagi. Así, nos cuenta lo mismo que Gekiga Hyōryū, solo que empieza después y acaba antes. Mientras que Gegiga Hyōryū se inicia con la infancia de Tatsumi y su hermano y nos cuenta su trayectoria durante los años 50 hasta llegar a principios de los 60, Gekiga baka-tachi!! se centra solamente entre los años 1953 y 1957 aproximadamente. El final, por cierto, es abrupto y da la sensación de que se podría haber seguido perfectamente con la historia, pero que alguien (no necesariamente el autor) decidió dejarla aparcada. Aun así, esto no resta importancia al evidente valor documental de este libro.

Saitō, Matsumoto y Tatsumi currando en Osaka

Aunque ambas obras se solapan y básicamente cuentan la misma historia, es interesantísimo compararlas y observar el cambio de punto de vista entre los dos autores. Es decir, en esta ocasión tenemos el raro privilegio de poder “escuchar” dos versiones de la misma historia, con algunas situaciones descritas de forma radicalmente distinta según las cuenta Tatsumi o Matsumoto (un poco como en la película Rashōmon XD).

Matsumoto, Tatsumi y Saitō debutaron a principios de los años 50 con la editorial de Osaka Hinomaru Bunko, para la cual dibujaban historias para su publicación y distribución en la red de librerías de alquiler (kashihon’ya). En un momento dado, ante la dificultad que tenía un solo dibujante para realizar historias largas para recopilarlas en un solo tomo, se les ocurrió la idea de colaborar unos cuantos autores con historias cortas para formar una especie de “libro-revista” de periodicidad mensual titulada Kage (Sombra). Aunque al principio costó un poco, Kage obtuvo un gran éxito por lo innovador de su concepto y por lo transgresor de sus contenidos, en los que figuraban detectives, pistolas, persecuciones, asesinatos… en una época en la que el manga en general se nutría básicamente de contenidos muy blancos para niños.

El éxito de Kage propició que salieran muchas publicaciones que imitaban su estilo, algunas de ellas, como Machi (Ciudad) o Kagi (Llave), dibujadas o incluso directamente editadas por los propios autores de Kage. Con tal de desmarcarse del manga más infantil y también para responder a las críticas de asociaciones de padres y demás por la crudeza de sus historias, estos autores buscaron una denominación alternativa, ya que, según ellos, lo suyo era “manga que no es manga”. Así, Matsumoto propuso en 1956 la denominación “komaga” (dibujos de piezas), que no llegó a cuajar; al final fue la palabra “gekiga” (dibujos dramáticos), propuesta por Tatsumi, la que se impuso en 1957, y poco después estos autores formaron el llamado Gekiga Kōbō (Taller Gekiga) para canalizar su obra.

Según se puede leer en el artículo explicativo que acompaña a Gekiga baka-tachi!! (una verdadera rareza que se agradece mucho), esta obra fue propuesta por el exitoso Takao Saitō a su editor en la revista Big Comic. El editor, pues, aceptó contratar a Matsumoto, que por aquel entonces había caído en la más absoluta de las oscuridades y se dedicaba a dibujar manga pornográfico con el seudónimo de Takashi Inaga, para que hiciera esta obra en los números extra (zōkan) de Big Comic. Big Comic, por cierto, es donde, desde 1969, se publica Golgo 13, la obra magna de Takao Saitō, por lo que seguramente por esto Matsumoto decidió enfocar Gekiga baka-tachi!! de modo que explicara varias anécdotas de la juventud de Saitō (menudo pillo estaba hecho el tío, por cierto) para complacer a los lectores de Golgo 13.

Al final de la obra, además, se incluye un texto de Takao Saitō en el que aclara varias cosas sobre su modo de ser, su actitud hacia la profesión de mangaka, su relación con Matsumoto y Tatsumi, etcétera. También dice expresamente que él no piensa crear nunca su autobiografía, con lo que lamentablemente no vamos a poder conocer nunca una tercera versión de los hechos que rodearon al nacimiento del manga para adultos.

Kage (Sombra) y Machi (Ciudad)

Monday, September 7th, 2009
  • Título: 影 –Kage – (Sombra) y 街 –Machi– (Ciudad)
  • Autor: Varios
  • Editorial: Shōgakukan Creative (edición facsímil)
  • Revista:
  • Años publicación: 1956-1966 (Kage) y 1957-1962 (Machi) / 2009 (edición facsímil)
  • Clasificación: seinen, gekiga
  • Tomos: 120 (Kage) y 63 (Machi)
Portada de Kage 1

Leyendo la obra Gekiga Hyōryū, el manga autobiográfico de Yoshihiro Tatsumi, es imposible refrenar los impulsos para ampliar, por poco que sea, los conocimientos sobre el manga de la época que aparecen en el libro. O si no ya me diréis cuando os leáis la edición española de este interesantísimo libro que está preparando Astiberri…

Una de las cosas que más llaman la atención de la época en la que Yoshihiro Tatsumi, Takao Saitō y Masahiko Matsumoto, entre otros, estaban creando las fundaciones de lo que poco después se conocería como gekiga (dibujos dramáticos) y que ahora se conoce como seinen manga (manga para adultos) es el tema de sus primeros pinitos con los libros-revista, sobre todo Kage.

En los años 50, la edición de manga estaba clarísimamente dividida en dos tipos de editoriales, que tenían rutas totalmente distintas de publicación y distribución. Mientras las editoriales grandes publicaban revistas infantiles que incluían manga (de Osamu Tezuka, Fujiko Fujio, Shōtarō Ishinomori, etc.) que se vendían en las librerías de todo Japón, había otras editoriales, mucho más pequeñas y humildes, que centraban su negocio en publicar tomos de manga exclusivamente para la red de librerías de alquiler kashihon’ya y con distribución limitada a zonas concretas. En los años 50 había kashihon’ya por todas partes en las que, por un módico precio, uno podía alquilar un manga o una novela para leer tranquilamente en casa o en la misma tienda.

Portada de Machi 1

Tatsumi y los suyos trabajaban para este último mercado de librerías de alquiler, un mercado en el que, por supuesto, había muchos menos tabúes y manías respecto a qué era lo que se podía publicar y cómo. Como se cuenta en Gekiga Hyōryū, un día los jóvenes y motivados creadores que trabajaban para la editorial de Osaka llamada Hinomaru Bunko tuvieron la idea de unirse para crear antologías de historias cortas de misterio y detectives. Así, en vez de dedicar un solo autor varios meses de su tiempo a realizar un libro unitario, entre varios podían unirse para, con solo unas pocas páginas al mes cada uno, poder lanzar un libro mensualmente, numerado como si fuera una revista. Así es como nació Kage (Sombra), en 1956. Kage obtuvo un gran éxito y, cómo no, poco después empezaron a salirle imitadores por todas partes. Incluso, como nos cuenta Tatsumi, los propios autores de Kage empezaron a comprometerse con otras editoriales para realizar otras de estas cabeceras, como Machi (en la que no participó Takao Saitō porque el tipo no tendía a caer muy bien).

En febrero de este año, la editorial Shōgakukan Creative (ojo a esta editorial porque lo que están haciendo desde hace solo unos pocos años con reediciones facsímil de obras de manga clásico es increíble) tuvo la genial idea de crear una edición facsímil de los números 1 de Kage y Machi para saciar la curiosidad de gente como yo mismo. Y es que en 2009 se conmemora el 50º aniversario de la acuñación de la palabra gekiga, un movimiento del que Kage y Machi son los embriones.

Página de la interesantísima historia El hombre de la habitación contigua, incluida en Kage 1

La edición de Shōgakukan Creative imita perfectamente la edición original de ambas revistas, tanto en tamaño como en aspecto. Lo único que han añadido es una pequeña página extra de créditos al final de cada libro, pero aparte de esto, la edición es exacta a la de los años 50 de ambos libros-revista: así, ambos cuentan con unas 96 páginas, tienen tapa dura, un primer pliegue de páginas a todo color y el resto de los pliegues impresos con tintas de colores cambiantes. Ambos libros vienen en una caja de cartón y están acompañados de un folleto con interesantes artículos complementarios, como por ejemplo una entrevista a Takao “Golgo 13” Saitō, una cronología, etcétera.

Leídas ahora las historias contenidas en Kage y Machi, la verdad es que parecen más bien pueriles, pero si lo colocamos en su contexto, en el que el manga era solo para niños y tenía unos contenidos francamente anodinos y planos, puedo comprender la revolución que armaron al crear un tipo de manga no para niños (lo normal en la época), sino para lectores adolescentes y adultos que habían crecido leyendo las obras de Tezuka y compañía y que querían seguir leyendo cómics, aunque no infantiles. En Kage 1, por cierto, se incluye la legendaria historia Rinshitsu no otoko (El hombre de la habitación contigua) de Masahiko Matsumoto, una obra que impactó enormemente a Tatsumi y a los demás autores de su círculo y que moldeó los inicios del manga para lectores adultos, con violencia realista, sangre, muertes y un uso impresionante de las técnicas cinematográficas para absorber al lector.

Las demás historias incluidas en ambos títulos tienen altibajos, ya que las hay bastante aburridas, pero otras, sobre todo las de Tatsumi y Matsumoto, resultan muy interesantes pese a su evidente “primitivismo” visto ahora. Ni que sea para observar la evolución increíble de Takao Saitō (el autor de Golgo 13, Survival y Breakdown, recordémoslo) desde su anodina primera historia para Kage hasta ahora, o la evolución en dibujo y estilo que ya hay entre las obras de Tatsumi y Matsumoto entre 1956 (en Kage 1) y 1957 (en Machi 1) vale la pena hacerse con esta magnífica edición facsímil.

Nanatsu no kao o motsu otoko, Tarao Bannai (Bannai Tarao, el hombre de los siete rostros)

Saturday, August 29th, 2009
  • Título: 七つの顔をもつ男、多羅尾伴内 –Nanatsu no kao o motsu otoko, Tarao Bannai– (Bannai Tarao, el hombre de los siete rostros)
  • Autor: Kazuo Koike (guión), Shôtarô Ishinomori (dibujo), Yoshitake Hisa (historia original)
  • Editorial: Kôdansha
  • Revista: Shônen Magazine
  • Años publicación: 1978
  • Clasificación: shônen, misterio
  • Tomos: 5


Al final he tenido que dejar el blog de lado durante dos semanitas, pero por una muy buena causa: ¡mi hija Gemma nació el pasado 20 de agosto! Y esto de ser padre es un oficio absorbente, de verdad XD. Pero bueno, creo que ya todo empieza a volver a su (nuevo) cauce. En fin, vamos allá y retomemos el blog:
No recuerdo en qué librería de segunda mano de Tokio compré este tomo ni cuándo, pero viendo los nombres en la portada entiendo inmediatamente por qué alargué la mano hacia el libro y me hice con él sin pensarlo dos veces. No es para menos: en el guión tenemos a uno de los guionistas más prestigiosos del manga de todos los tiempos, Kazuo Koike (El lobo solitario y su cachorro, Lady Snowblood, Hanzo el camino del asesino…), mientras que a los lápices tenemos al mismísimo “rey del manga” Shōtarō Ishinomori. ¿Qué amante del manga clásico querría perderse una colaboración de este nivel?
Lo curioso es que esta obra no aparece apenas mencionada en las bibliografías ni de Koike ni de Ishinomori (salvo en las bibliografías más completas, claro). ¿Entonces qué pasa? Después de leer el cómic, tengo que decir que no es ninguna maravilla en ninguno de los dos aspectos, ni en el guión ni en el dibujo, pero tampoco me ha parecido tan malo como para merecer que la Historia se olvide de él. De hecho, tiene detalles muy buenos y se deja leer de forma bastante trepidante, lo que ojalá muchos manga de hoy en día pudieran decir.
Las aventuras del detective Bannai Tarao (vaya apellido más desafortunado, por cierto XD) son una serie de novelas creadas por Yoshitake Hisa a partir de la posguerra y que obtuvieron mucho éxito durante los años 50, cuando fueron adaptadas a la pantalla grande. Koike e Ishinomori quisieron rendir homenaje a este carismático personaje y le dedicaron este manga en 1978, ya años después de su gran “boom”.

La famosa frase trademark de Tarao: “A veces soy chófer tuerto, a veces marinero de ultramar, a veces gran magnate, a veces bien vestido caballero de mediana edad, a veces cocinero chino, a veces misterioso cazador, y a veces el detective Bannai Tarao… Y sin embargo, mi verdadera identidad… ¡Es la del mensajero de la justicia y la verdad: Taizō Fujimura!”

El manga nos cuenta las tribulaciones de un envejecido Bannai Tarao que busca desesperadamente a algún joven digno de convertirse en el segundo Bannai Tarao. Un día conoce a Junpei Shitai, un joven muy impulsivo y testarudo, y decide investigarle para ver si se corresponde con la idea que tiene del que debería ser su sucesor. A pesar de lo brusco que es y los aparentes problemas de carácter que tiene Junpei, Tarao decide finalmente que este chico es su sucesor ideal… Y se enfrasca en la tarea de atraerle hacia sí y convencerle de que herede su puesto, el puesto del prestigioso detective de las “siete caras” (siete disfraces con los que es capaz de camuflarse en cualquier entorno).
Junpei es más tozudo que una mula y no se deja convencer por Tarao y así empieza un tremendo estira y afloja entre los dos. Al final del primer tomo, por fin Tarao convence a Junpei para ser su sucesor y… la verdad es que en este punto me quedé con ganas de más, pero como solo tengo el primer tomo no sé cómo sigue. En fin, a ver si algún día tengo la oportunidad para ver cómo sigue el manga.
La verdad es que me ha gustado el manga, sí. Me ha parecido entretenido, bien narrado (cómo no, viniendo de la mente de Koike) y bien dibujado para la época. No entiendo cómo aparentemente no consiguió gran repercusión en su momento…

Kappa Sen’ichi ya (Las mil y una noches kappa)

Monday, August 10th, 2009
  • Título: 河童千一夜 –Kappa Sen’ichi ya– (Las mil y una noches kappa)
  • Autor: Shigeru Mizuki
  • Editorial: Kōdansha
  • Revista: Varias
  • Años publicación: 1986 (esta edición)
  • Clasificación: shōnen, seinen
  • Tomos: 1


Probablemente, si sois asiduos a la lectura de manga, conoceréis la figura de los kappa, estos seres que viven en pantanos y ríos de aguas claras, que tienen apariencia de tortugas, con membranas entre los dedos, una coraza a la espalda y un peinado en plan fraile budista. En plena coronilla, tienen una especie de “plato” que siempre debe estar lleno de agua, porque si se vacía, el kappa morirá. A los kappa les encantan los pepinos y luchar al sumo, entre otros tópicos que se repiten a la saciedad en los manga y anime. En fin, si queréis información más detallada, os remito a la Wikipedia.
Una de las obras más conocidas de Shigeru Mizuki, el maestro manga del folklore y los seres sobrenaturales de Japón, es Kappa no Sanpei, es decir, Sanpei el kappa. Aún no he podido leer Sanpei, por lo que nada puedo decir de ella, pero hace años cayó en mis manos este libro sobre kappa también dibujado por Mizuki, aunque hasta hace muy poco no había encontrado el momento para leerlo. Este libro es el primero de una serie de cuatro publicados por Kōdansha a mediados de los años 80, y cada uno de ellos tenía la particularidad de ser una recopilación de historias cortas relacionadas con un tema o un ser sobrenatural en concreto. Así, el tomo 1 va sobre kappa.
Lamentablemente, en ninguna parte aparece la fecha ni la revista original de publicación de las historias recopiladas en este libro, pero por lo que he podido investigar, muchas de ellas fueron publicadas en tomo por primera vez en 1970 por la editorial Futabasha, así que se puede deducir que son historias creadas durante los años 60 en varias revistas.

Historias de kappa

Ha sido bastante sorprendente leer este grueso tomo de 367 páginas porque la imagen de los kappa que da Mizuki es muy diferente a la imagen que se fomenta actualmente de ellos. Me explico, en la amplia mayoría de las obras en las que aparecen kappa creadas en los últimos años, se nos presenta a estos seres como personajillos adorables, monísimos y muy inocentes. Esto no significa necesariamente que sean obras malas, sino que la imagen que dan de los kappa es muy diferente a la visión tradicional de ellos.
Por cierto, aprovecho para recomendaros la peli de anime El verano de Coo, que ha sacado recientemente Selecta Visión. La verdad es que es cosa fina, una película maravillosa que me temo pasará desapercibida pese a su grandísima calidad. El verano de Coo, con un planteamiento muy Ghibli, está protagonizada por un adorable kappa.
La imagen tradicional de los kappa, en contraposición, es la de peligrosos seres que, a la que te despistas, te atrapan y te succionan las entrañas por el agujero del culo. Como veis muy lejos de los kappa actuales. Pues bien, en estas obras de Mizuki no es ni una cosa ni la otra: los kappa son feos y bastante tontuelos, pero no tienen ni pizca de maldad y acaban a menudo siendo víctimas de los humanos, que se aprovechan de ellos o directamente los matan. Se trata de un punto de vista intermedio entre la visión tenebrosa que se tenía de ellos hasta el siglo XIX y la imagen adorable que se fomenta actualmente, lo que es bastante curioso ya que podríamos decir que Mizuki es como el “eslabón” que une a las dos tendencias de presentar a estos seres.
Las historias en sí están bastante bien, algunas son mejores y otras peores, pero en general tienen una pátina bastante oscura y tenebrosa que hace que la obra se quede más en el terreno del seinen que del shōnen. El tomo se complementa con un par de historias no relacionadas con los kappa, pero también muy interesantes.

GeGeGe no Kitarō

Wednesday, August 5th, 2009
  • Título: ゲゲゲの鬼太郎 –GeGeGe no Kitarō–
  • Autor: Shigeru Mizuki
  • Editorial: Kōdansha
  • Revista: Shōnen Magazine
  • Años publicación: 1965-70
  • Clasificación: shōnen
  • Tomos: 9

No se puede hablar del gran autor Shigeru Mizuki sin mencionar su obra más conocida, GeGeGe no Kitarō. Antes de empezar con la reseña, quiero puntualizar que Kitarō es un personaje con muchas versiones, ya que Mizuki lo ha estado utilizando durante toda su vida profesional: ya empezó con él en su época de dibujante de obras de “teatro ilustrado” kamishibai, cuando lo tituló Hakaba no Kitarō (Kitarō del cementerio), y luego, a finales de los 50, recuperó al personaje para el mercado de librerías de manga de alquiler (kashihon’ya), con el mismo título y con un enfoque bastante siniestro.
En 1965, en pleno boom de las revistas semanales de manga, la editorial Kōdansha se fijó en Mizuki para que creara una nueva obra para la Shōnen Magazine, a lo que él respondió recuperando el personaje de Kitarō y suavizando sus características para que fuera apto para el público juvenil que leía la revista. El título siguió siendo Hakaba no Kitarō hasta que, en el momento de adaptar la obra para la televisión, le pidieron a Mizuki que cambiara el título a algo menos siniestro porque si no sería imposible conseguir un patrocinador. Así, Mizuki decidió ponerle GeGeGe no Kitarō (“Gege” es la onomatopeya japonesa para cuando te dan un susto espantoso, y además era el mote de juventud del propio Mizuki), título con el que pasaría a la posteridad.
Después de que GeGeGe no Kitarō fuera cortado en la Shōnen Magazine, la Shōnen Sunday de Shōgakukan recuperó al personaje y le dio una nueva oportunidad, y desde entonces Kitarō ha aparecido en multitud de ocasiones, en varias revistas para varias editoriales. No sé cuántos tomos ocupan en total las “obras completas” de Kitarō porque francamente es muy lioso todo el asunto, pero aquí voy a centrarme únicamente en la edición para Shōnen Magazine, de 9 tomos, que fue la que sacó al personaje del ostracismo y le permitió triunfar. Como veis en el scan de la portada que pongo aquí, el título es ゲゲゲの鬼太郎 (GeGeGe no Kitarō) pero arriba, en pequeñito, pone 「墓場の鬼太郎」改名, que vendría a ser algo como “anteriormente titulado Hakaba no Kitarō”. En la cotizadísima primera edición de este tomo, el título era pues Hakaba no Kitarō, pero luego fue cambiado a GeGeGe no Kitarō –mi edición es la 2ª, de 1968–. Esta inscripción que figura en mi tomo solo figuró durante un tiempo; a partir de poco ya desaparecería y solo pondría ゲゲゲの鬼太郎 (GeGeGe no Kitarō).

Kitarō y algunos de sus coleguillas monstruosos

Bueno, ¿y de qué va el famoso Kitarō? Pues son episodios autoconclusivos, que pueden tener entre veinte y ciento y pico páginas, sobre varias aventuras vividas por Kitarō, el último superviviente (junto a su padre: un ojo parlanchín y con patas) de la tribu de los Espíritus. Kitarō es una especie de niño misterioso que siempre va con el flequillo tapándole un ojo (en realidad no tiene ojo ahí, sino la cuenca vacía), una chaqueta a rayas amarillas y negras y unos zuecos de madera. No se sabe muy bien qué es Kitarō, puesto que a lo largo de las historias demuestra tener extraños poderes, como por ejemplo el de la regeneración, que lo hacen inmortal. El caso es que el protagonista se ve inmerso en todo tipo de aventuras en las que intervienen fantasmas, espectros, seres sobrenaturales y todo tipo de yōkai del imaginario japonés; normalmente, Kitarō acaba ayudando a los seres humanos, aunque normalmente estos se sienten repelidos por él.
La gracia del manga es esta atmósfera oscura y de “terror” que desprende, así como todos los yōkai que van apareciendo. Esta obra tuvo tanto éxito en su momento, sobre todo gracias a su adaptación animada, que generó toda una fiebre por los yōkai en Japón; así, los niños empezaron a coleccionar figuritas de yōkai y a saberse de memoria todas las características de estos “terroríficos” monstruitos.
A mí el manga de Kitarō me ha gustado bastante, aunque la verdad tampoco le veo tanta gracia: hay otras obras de Mizuki que me han gustado mucho más. Pero también es verdad que sin Kitarō no habría habido todas estas otras obras que a mí tanto me gustan, y Mizuki nunca habría dejado de ser un mangaka del montón. Kitarō ha gozado de ni más ni menos cinco series de anime, una por cada década desde los años 60, y luego algunas miniseries paralelas. La adaptación más reciente terminó a finales de marzo de este año, con un total de 100 episodios. Por si fuera poco, los años 2007 y 2008 se realizaron películas de imagen real basadas en este personaje, por lo que se puede decir que Kitarō sigue gozando de muy buena salud en Japón pese a contar ya con 60 añitos a sus espaldas.