El blog de Marc Bernabé

Akadô Suzunosuke (Suzunosuke del peto rojo)

Thursday, June 5th, 2008
  • Título: 赤胴鈴之助 –Akadô Suzunosuke– (Suzunosuke del peto rojo)
  • Autor: Tsunayoshi Takeuchi
  • Editorial: Shônen Gahôsha (edición clásica), Shôgakukan Creative (edición actual)
  • Revista: Shônen Gahô
  • Años publicación: 1954-1960
  • Clasificación: shônen, samuráis
  • Tomos: 22 (en la versión original), 5 (en curso en la edición actual)

Si bien es cierto que la figura de Osamu Tezuka es reverenciada en el mundo del manga por ser el gran creador e impulsor del manga tal y como lo conocemos actualmente, también es verdad que su sombra es tan absolutamente enorme que llega a tapar casi del todo, al menos visto desde Occidente, el resto del manga de tipo shônen que se realizó durante los años 50 y parte de los 60. Como ya sabéis, soy gran admirador de Tezuka y de su obra, y he leído muchas historias suyas, pero no deja de hacerme un poco de rabia la injusticia que representa para los demás creadores de los años 50 y 60 haber quedado en un segundo o incluso tercer plano “por culpa” de la colosal figura del Dios del manga.
Y es que, cuando uno piensa en manga de los años 50, lo primero que le viene a la mente es Jungle Taitei (El emperador de la jungla), Ribon no Kishi (La princesa caballero), y sobre todo Tetsuwan Atom (Astroboy), todas ellas obras de Osamu Tezuka. Es extremadamente complicado, al menos en Occidente, encontrar a alguien que pueda mentar al menos una obra destacada del shônen de los años 50 que no saliera de la pluma de Tezuka. Y no es porque no las hubiera, por supuesto, ya que durante aquella época se llegaron a publicar infinidad de volúmenes de manga llamados akahon (“libro rojo”, por los estridentes tonos de rojo que decoraban sus portadas) y empezaron a surgir las primeras revistas para público infantil que primero publicarían manga como entretenimiento en algunas secciones (la mayoría de las revistas llevaban texto o historias ilustradas) y que luego evolucionarían hasta revistas 100% de manga, tal y como son ahora.
¡Huy, ya me estoy yendo por los cérros de Úbeda! En fin, el manga que presento en esta ocasión es uno de los más representativos de los años 50, aunque permanece tapado detrás del torbellino creativo de Tezuka. Su título es Akadô Suzunosuke, que se podría traducir como Suzunosuke del peto rojo, y es un manga que generó un gran fenómeno en el Japón de la época. El cómic fue un invento de Eiichi Fukui (autor de la célebre Igaguri-kun, que iba de un judoka), que solo llegó a presentar un único capítulo de la historia en 1954 antes de morir fulminado por exceso de trabajo a la corta edad de 33 años. La historia, huérfana de padre, la heredaría el dibujante Tsunayoshi Takeuchi, que conseguiría hacer de ella el gran éxito que fue. Este es uno de los primeros manga sobre samuráis que surgieron después de la derrota japonesa en la II Guerra Mundial, ya que el ejército de ocupación americano había mantenido durante unos años la prohibición de crear historias, tanto de cine como de manga o novelas, que loaran el “espíritu samurái”, con el objetivo de impedir que el nacionalismo extremo volviera a aflorar en Japón. Así, después de que se levantara la prohibición, el público japonés, sediento de las historias de samuráis que tanto gustaban en la época, imagino que recibió con los brazos abiertos a obras de este estilo, de las cuales Akadô Suzunosukees una de las que más acabó destacando.

Una de las páginas a color que podemos disfrutar.

¿Y de qué va la historia? Pues la verdad es que es bastante simple, al menos en el primer tomo que he leído. Nos cuenta las aventuras de Suzunosuke Kinno, un enérgico joven que aprende esgrima en un dojo. Su padre murió siendo él muy joven, mientras que su madre tuvo que dejarle atrás en su momento y no la conoce. Un día, un hombre irrumpe en el dojo en el que entrena Suzunosuke y empieza a derrotar a sus compañeros. El protagonista se enfrenta a él y, a pesar de que realiza un buen combate, acaba derrotado. Poco después, se descubre que el hombre es un discípulo del prestigioso Shûsaku Chiba, maestro de la disciplina Hokushin Ittô-ryû. El hombre ve que Suzunosuke tiene madera para la esgrima y le recomienda que vaya a entrenar al dojo de Shûsaku. Así, el hasta entonces maestro de Suzunosuke le desea mucha suerte en su nueva andadura y le cede el peto rojo que solía usar su padre, un famoso espadachín, para que le acompañe en su prometedor futuro. Este peto es lo que le da a Suzunosuke su apodo de Akadô (peto rojo), que da el título a la obra.
A partir de aquí, la historia nos cuenta las aventuras de Suzunosuke en el dojo de Shûsaku y su determinación por llegar a ser el mejor espadachín de todo Japón, Por supuesto, no faltarán enemigos, como el maquinador Rainoshin, ex discípulo de Shûsaku al que Suzunosuke derrotó al poco de llegar al dojo y que posteriormente dejó la disciplina y se entrenó, conducido por el rencor, para hacerse más fuerte que nunca y conseguir acabar con Suzunosuke. La trama está llena de aventuras, peleas y sobre todo de crecimiento interior del joven Suzunosuke, que siempre lleva como estandarte la lealtad, la amistad y el valor.
Akadô Suzunosuke
se hizo popular sobre todo gracias al éxito que tuvo un serial radiofónico basado en él que fue emitido entre 1957 y 1959 en Radio Tokyo. También se crearon varias películas de imagen real basadas en el personaje e incluso un anime bastante posterior, de 52 episodios, emitido entre 1972 y 1973.
Akadô Suzunosuke fue publicado en las páginas de la histórica revista Shônen Gahô entre 1954 y 1960. Debido a la irregularidad de la edición en aquel entonces, y a que aparte de los propios capítulos publicados en la revista en sí también se publicaban tomitos extra que venían de regalo con la revista (llamados furoku, “suplementos”), es muy complicado saber exactamente cuántos tomos abarca en total la obra, al menos en su edición original. En el detallado índice que acompaña al primer volumen de la edición que yo tengo he podido contar hasta 22 volúmenes, así que supongo que por ahí irán los tiros. También tengo constancia de una edición de lujo publicada en los años 90 que abarcaba 13 tomos.
En noviembre de 2007, una empresa “hija” del gigante Shôgakukan llamada Shôgakukan Creative que se dedica, entre otras cosas, a recuperar y restaurar manga clásico, inició la edición de una nueva colección de las aventuras de Suzunosuke. Esta es la versión que tengo yo y que está obteniendo un éxito considerable en Japón, hasta el punto de que me llamó la atención al encontrarla destacada en varias librerías y acabé comprándomela. Por el momento han salido 5 volúmenes y, teniendo en cuenta que cada volumen abarca dos tomos de la versión original, probablemente acabará teniendo un total de 10 u 11 tomos si la historia se publica íntegra.
La tarea realizada por Shôgakukan Creative es extraordinaria. No solo el libro está impreso y encuadernado con una calidad fantástica, sino que además se han dedicado a restaurar concienzudamente el dibujo. Me explico: estos manga de los años 50 se publicaban con una calidad pésima y normalmente con tinta de color -verde, azul, roja…- en vez de tinta negra. Esto provoca que, si se carece de las láminas originales, el proceso de limpieza y restauración de unas páginas cuyo dibujo ha quedado degradadísimo debido a la mala calidad del papel, muchas veces extremadamente poroso, y una tinta de colores suaves que se destiñe con el tiempo, se convierte en una verdadera tarea titánica. Así, aunque en general los trazos no se ven del todo nítidos en esta edición, sí que resulta alucinante hasta qué punto lo han podido limpiar, sobre todo comparado lado a lado con algunos furoku de la misma época que poseo en mi colección particular y que, francamente, se ven de todo menos nítidos (ya de por sí la calidad de impresión de la época era mala, y si a eso le sumas un papel pésimo y tintas de color, pues es lo que hay). Y no solo eso, sino que además el equipo de Shôgakukan Creative recupera y restaura las páginas a color (unas 30 en todo el tomo, de poco más de 250 páginas) con una calidad extraordinaria y encima ofrece unos anexos con un par de artículos y una lista exhaustiva de toda la obra de Tsunayoshi Takeuchi.
¿Que si es un manga recomendable? Pues francamente, ha acusado mucho el paso del tiempo y, aunque debo reconocer que la historia se deja leer, la verdad es que es muy simple y pueril. A mí me ha gustado porque me considero un estudioso de la historia del manga y leerla me ha permitido hacerme una mejor idea de cómo la recibieron los lectores de la época y por qué tuvo el éxito que tuvo, pero para el lector de la actualidad, no necesariamente interesado en la historia del manga… Buf, sinceramente mejor que no. El éxito que ha obtenido esta edición en Japón se debe, imagino, al efecto nostalgia de la gente que la leyó en su momento, gente que actualmente supera los 60 o 70 años, y a unos pocos curiosos como yo que quieren saber cómo fue este manga que provocó un gran fenómeno. Así, mucho tendrían que cambiar las cosas para que Akadô Suzunosuke tuviera algún día una versión occidental. Pero claro, si en España se han llegado a publicar recientemente nuevas ediciones de las aventuras de Nemo in Slumberland, Krazy Kat y cosas así… Quién sabe, quizás es simplemente cuestión de tiempo, ¿no?

Kaze to ki no uta (Poema del viento y los árboles)

Thursday, May 22nd, 2008
  • Título: 風と木の詩 -Kaze to ki no uta- (Poema del viento y los árboles)
  • Autor: Keiko Takemiya
  • Editorial: Shôgakukan
  • Revista: Shôjo Comics
  • Años publicación: 1976-1982
  • Clasificación: shôjo, shônen-ai
  • Tomos: 17

Aunque no dé muchas muestras de ello en el blog, sigo investigando la historia del shôjo manga y tratando de leer algunas de sus historias más representativas. Es un proceso lento y al cual no puedo dedicar mucho tiempo, pero la verdad es que estoy bastante contento con lo mucho que estoy aprendiendo. Últimamente me ha dado por introducirme un poco más en el llamado “Grupo del 24”, concretamente en las mangaka del “Oizumi Salon”, y más concretamente en las líderes indiscutibles del período, Keiko Takemiya y Moto Hagio. Curiosamente, Takemiya es la primera autora que tiene el privilegio de tener más de una obra comentada en este humilde blog, ya que en su momento ya comenté Tera e…
Como ya decía en la reseña de Tera e…, el apodo “Grupo del 24” (24-nen gumi) se aplica a una serie de dibujantes de manga que nacieron en el año 24 de Shôwa (1949) o alrededores, y que básicamente revolucionaron el shôjo manga en los años 70. Hasta ese momento, el shôjo había sido básicamente un subgénero del manga bastante marginal y plano, con historias pueriles y poco elaboradas, destinadas a entretener a las niñas. Historias de chicas desafortunadas, huérfanas, con inmaculados amoríos, suspiros, príncipes azules y estas cosas.
El “Grupo del 24” entró como un elefante en una cacharrería en este panorama y presentó historias muchísimo más elaboradas, con mucho cuerpo, que pusieron al manga para chicas al mismo nivel que los demás géneros del manga, con verdaderos culebrones exquisitamente realizados que supusieron una revolución, gracias a la cual el shôjo manga actual existe tal como es ahora. Se podría decir que lo que Osamu Tezuka fue para el shônen (o para el manga en general) o Sanpei Shirato para el seinen lo fueron las mujeres del Grupo del 24 para el shôjo. Entre las mangaka incluidas en este grupo tenemos por ejemplo a Riyoko Ikeda (La rosa de Versalles, La ventana de Orfeo…), Moto Hagio, Keiko Takemiya o Ryôko Yamagishi, por nombrar a las más famosillas.
En cuanto al Oizumi Salon, es el apodo de un apartamento en la zona de Oizumi, en Tokio, donde compartieron piso Hagio y Takemiya durante un par de años y donde acabaron reuniéndose muchas de las mangaka de la nueva generación, en un caso similar al del famoso Tokiwa-sô de los años 50, donde convivieron Osamu Tezuka, Fujiko Fujio, Shôtarô Ishinomori, Fujio Akatsuka, Jirô Tsunoda, etc.
Como decía, últimamente estoy profundizando en la obra de Keiko Takemiya y de Moto Hagio, y más concretamente estoy haciendo lo que se podría llamar “arqueología del shônen-ai“. Efectivamente, tanto Takemiya como Hagio fueron las pioneras a la hora de utilizar el amor homosexual entre chicos como tema en sus obras. Supongo que ni en sueños se habrían imaginado que sus historias de atormentados chicos guapos en internados de Francia o Alemania generarían un fenómeno tan increíble como es el del yaoi en general, el dôjinshi yaoi, el boy’s love y todo esto capaz de llenar dos comikets al año con miles y miles de personas y generar tantos cientos de miles de fanzines al año.

Un culebrón bastante heavy… ¿Se liarán Serge y Gilbert?

Dos obras se cuentan como las pioneras del yaoi. Normalmente se habla de 11 gatsu no Gymnasium, de Moto Hagio, como la primera obra shônen-ai, y de Kaze to ki no uta como la que realmente triunfó y generó el boom. Investigando un poco más a fondo, he podido averiguar que 11 gatsu no Gymnasium (Instituto en noviembre, 1971) fue un spin-off de una idea original de Hagio que no pudo publicar hasta 1975, Thomas no Shinzô (El corazón de Thomas). Así, tenemos un total de tres obras pioneras. Tengo las tres, pero de momento solo he podido leer 11 gatsu y Kaze (Thomas lo tengo pendiente). En cualquier caso, 11 gatsu es solo una historia corta de menos de 50 páginas y, a mi entender, solo se puede considerar shônen-ai en el sentido de que sale un conato de beso y poca cosa más. Realmente dista mucho de ser shônen-ai, aunque tiene algunas pinceladas que apuntan en esa dirección. Más que shônen-ai, con 11 gatsu estamos ante un “proto-shônen-ai“.
Lo que es muy curioso es que las tres obras se parecen muchísimo en el sentido de que están ambientadas en internados europeos “de época”. Entiendo la relación entre 11 gatsu y Thomas en el sentido de que son obras hermanas que comparten los mismos personajes, pero lo de Kaze me escama y me hace sospechar que Takemiya le “copió” un poco la idea a Hagio y la hizo suya. Recordemos que ambas autoras fueron compañeras de piso durante dos años, entre 1970 y 1972, así que inevitablemente sus obras de aquella época por fuerza tenían que estar en la misma onda. Aunque, la verdad, si abres lado a lado Thomas y Kaze, ambas obras se parecen un montón en lo que se refiere al estilo de dibujo, ambientación, manera de disponer las viñetas en la página, etc. Como digo, tengo pendiente de leer Thomas, pero me da la sensación de que será muy parecido a Kaze.
En cualquier caso, para bien o para mal, la obra que se hizo famosa y que consiguió el mayor éxito fue Kaze to ki no uta, con lo cual los méritos de Moto Hagio han quedado bastante en un segundo plano. ¿Y de qué va Kaze? Está ambientado en un internado francés solo de chicos a finales del siglo XIX y empieza con la llegada al mismo de Serge, hijo de la relación nunca aprobada entre un noble francés y una bella mujer gitana. Así, los rasgos de Serge son regios y bien esculpidos, como los de su padre, pero su pelo es negro y su piel oscura, como la de su madre. La combinación resulta en una extraña belleza exótica, aunque las raíces gitanas de su madre provocan que muchos de los chicos del internado tengan prejuicios con él, que rayan en la xenofobia.
En el internado solo existe una cama libre, con lo cual Serge acaba compartiendo habitación con Gilbert, un chico rubio, muy guapo, de facciones angelicales pero con un carácter retorcido a más no poder y que usa su cuerpo para ganarse favores o bien, directamente, maltratar psicológicamente a los demás. De hecho, el cómic empieza bastante fuerte, con una escena en la que se nos muestra a Gilbert en la cama con un chico de un curso superior, ambos desnudos. Suena el timbre y Gilbert sale rápidamente de la cama, saliendo al pasillo a medio vestir, lo que escandaliza a todos. Poco después, el director del internado lo llama a su despacho, se supone que para meterle bronca, aunque cuando se quedan solos, ambos se besan… El inicio es bastante impactante incluso visto hoy, más de 30 años después; y el desarrollo del manga no se queda atrás en lo que a crudeza se refiere. Por cierto, consultando la Wikipedia en inglés respecto a esta obra, he visto esta frase que sinceramente me ha parecido genial para ilustrar lo crudo que es este manga, así que la traduzco tal cual: El argumento presenta temas de prejuicio de clases, racismo, homofobia, homosexualidad, incesto, pedofilia, violación, prostitución y drogadicción. ¡Casi ná!
El manga se desarrolla como ya podéis imaginar: en medio de conspiraciones, torturas mentales, relaciones homosexuales, etc. Un culebrón bastante impresionante y muy bien realizado en el que la pregunta que permanentemente acosa al lector es “¿se acabarán liando el serio y diligente Serge y el pequeño diablo Gilbert?” Ahora, después de leerla (aunque parcialmente), entiendo muy bien el fenómeno que suscitó esta obra (y seguramente no se ganó el favor de los padres de las niñas que la leían) ya que, aparte de este argumento tan enrevesado, tiene un dibujo atractivo y un lirismo muy bien utilizado.

Ashita no Joe (Joe del mañana)

Thursday, April 24th, 2008
  • Título: あしたのジョー –Ashita no Joe- (Joe del mañana)
  • Autor: Asao Takamori (guión) / Tetsuya Chiba (dibujo)
  • Editorial: Kôdansha
  • Revista: Shônen Magazine
  • Años publicación: 1968-1973
  • Clasificación: shônen, deportivo (spokon)
  • Tomos: 20

Mientras todavía duraba la serialización de Kyojin no Hoshi, al guionista Asaki Takamori le entró una especie de fiebre creativa y, entre los años 1966 y 1973, realizó con distintos seudónimos el guión de tres series que entrarían en la historia del manganime por la puerta grande. Primero, la propia Kyojin no Hoshi (1966-1971, firmando como “Ikki Kajiwara”), después Tiger Mask (1968-1971, también como “Ikki Kajiwara”) y finalmente Ashita no Joe (1968-1973, como “Asao Takamori”). Por supuesto, estas no fueron las únicas series que guionizó durante su carrera, truncada en 1987 a la prematura edad de 50 años, pero sí fueron de largo las más famosas.
Si Kyojin no Hoshi se convirtió en un fenómeno en el Japón de finales de los 60, Ashita no Joe (Joe del mañana) fue ya el no va más. Su popularidad fue tal que, por ejemplo, tras la muerte en el tomo 8 de Tooru Rikiishi, el carismático rival de Joe caído en el ring tras una épica batalla contra el protagonista, se celebró en las oficinas de la editorial Kôdansha el que de momento es el único funeral celebrado jamás para un personaje de manganime. Un funeral de verdad, se entiende, con sacerdote budista y toda la parafernalia asociada a los sepelios en Japón. Incluso también se dice que, en el primer caso de secuestro de un avión comercial en Japón, por parte del grupo terrorista del Ejército Rojo japonés, los secuestradores incluyeron en su comunicado reivindicativo la frase “Nosotros somos el Joe del mañana”.
Ashita no Joe narra la historia de Jô “Joe” Yabuki, un joven huérfano terriblemente conflictivo y antisocial que, un buen día, aparece por un pobrísimo barrio de chabolas de Tokio. Ahí, no tarda en meterse en una trifulca con el grupo local de gamberrillos, una pelea que presencia un viejo calvo y tuerto, con una prominente cicatriz en la cara y borracho hasta la médula, llamado Danpei Tange. Tange, ex boxeador que justo cuando estaba a punto de aspirar al título de campeón nacional se quedó tuerto en un combate y vio truncada su prometedora carrera, se prenda enseguida del joven Joe. En él, ve a un joven con madera para el boxeo, así que decide ponerle bajo su tutelaje y entrenarle. Pero Joe es más listo que el hambre, y el boxeo le importa un comino; por un lado, le dice a Tange que sí, que será su discípulo, pero a cambio deberá pagarle una cuota diaria para sus dietas. Así, Tange decide ponerse a trabajar en la construcción de carreteras durante la noche y gran parte del día, mientras en sus ratos libres entrena a Joe. Joe, por su parte, finge entrenar, pero en realidad, cuando Tange está fuera, se dedica a gastar el dinero que tanto le cuesta ganar a su tutor, jugándoselo al pachinko o bien inventándose timos para conseguir más dinero fácil.

Monumental paliza de Tange al rebelde Joe

Al final, Joe se inventa un timo tan grande que la policía no puede seguir pasando por alto sus fechorías, así que le detienen y le mandan a un reformatorio ante la desesperación de Tange, que ve como su sueño de convertir al salvaje Joe, tan propenso a meterse en peleas, en un boxeador legendario es cada vez más difícil. Pero no por ello abandonará, ya que decide mandarle a Joe una carta donde le explica algunos trucos del boxeo y le indica recomendaciones para entrenar. Su idea es seguir mandándole cartas para ir formándole desde la distancia. Esa primera carta empieza con la frase “Ashita no tame ni” (Para el día de mañana); y es precisamente esta frase la que da su título a la obra. Joe, como no podía ser de otra manera, hace trizas la carta pero luego, aburrido, decide recomponerla y leerla. Así, descubre que, si sigue las recomendaciones de Tange, puede depurar su técnica, lo que le permite obtener una cierta ventaja sobre los demás reclusos del reformatorio. Uno de ellos, el enorme Nishi, que al principio era el jefe de unos presos que sometieron a Joe a una serie de terribles torturas, acaba siendo vencido por Joe y finalmente se convierte en su fiel compañero.
A partir de aquí, empieza la carrera de Joe en el mundo del boxeo, donde tendrá que hacer frente a varios rivales como al terrible Tooru Rikiishi, o al fortísimo “último rival”, el mexicano José Mendoza, contra el que protagonizará un épico combate con terribles consecuencias. NO LEAS LO SIGUIENTE SI NO QUIERES SABER CÓMO ACABA LA HISTORIA. De hecho, la celebérrima última viñeta de la historia nos presenta a un Joe sentado en el rincón del ring, muerto tras quedar totalmente agotado por el terrible combate contra Mendoza, que, pese a conseguir in extremis la victoria por puntos, se ha quedado con el pelo blanco debido al tremendo desgaste físico. Este trágico y tan atípico final, en el que el protagonista no solo pierde el último combate, sino que además muere, supuso un verdadero shock para los lectores japoneses, que sin embargo no pidieron un funeral para Joe, repitiendo lo que se había hecho para su primer gran rival. FIN DEL SPOILER.
Francamente, es difícil no establecer paralelismos con Kyojin no Hoshi. Pese a que ambos protagonistas son diferentes (Hyûma es voluntarioso y obediente, mientras que Joe se hace el remolón y es un gamberro empedernido), el entorno es bastante similar, sobre todo en lo referente a la lentitud del avance de la historia y en los personajes que hacen de “tutores”. En ambos manga, pese a ser de temática deportiva, se tarda mucho en llegar realmente a los partidos/combates, ya que los autores invierten muchas páginas (tomos enteros) en poner la base de la historia hasta que por fin los protagonistas pisan la arena del estadio de béisbol o la lona del ring. Pero precisamente este es uno de los secretos del gran éxito de ambos manga, ya que ponen al lector en situación y permiten encariñarse de los personajes y conocerles perfectamente cuando al fin debutan en sus respectivas especialidades deportivas. Por otra parte, el paralelismo entre el padre de Hyûma y el tutor de Joe es evidente: ambos son antiguos expertos en su materia deportiva que vieron su carrera truncada en el mejor momento, actualmente muy pobres, borrachos y totalmente descarriados, pero que reconducen su vida para ayudar a los prometedores jóvenes Hyûma y Joe, y trabajan en condiciones durísimas en la construcción para ayudarles. Finalmente, el personaje grandullón que primero es enemigo declarado del protagonista y luego se convierte en su mano derecha (Chûta Ban en Kyojin y Nishi en Ashita) es también un punto en común clarísimo.
Al igual que Kyojin, Ashita me ha gustado muchísimo y ha sido un gran placer leer este gran clásico del manga. Ambas obras son capitales en la historia del cómic japonés, primero por los fenómenos que suscitaron en la sociedad nipona (originando auténticas fiebres por el béisbol en general y los Giants en particular en el primer caso y por el boxeo en el segundo) y segundo por la enorme influencia que han tenido en las obras posteriores. Del mismo modo que ocurre con Kyojin, es muy complicado que veamos esta obra publicada en español al menos en un futuro a corto o medio plazo, pero espero que llegue el día en el que se creen las condiciones de mercado que permitan la publicación de estos grandes clásicos de publicación actualmente inviable.

Kyojin no hoshi (La estrella de los Giants)

Monday, April 21st, 2008
  • Título: 巨人の星 –Kyojin no Hoshi- (La estrella de los Giants)
  • Autor: Ikki Kajiwara (guión) / Noboru Kawasaki (dibujo)
  • Editorial: Kôdansha
  • Revista: Shônen Magazine
  • Años publicación: 1966-1971
  • Clasificación: shônen, deportivo (spokon)
  • Tomos: 19

Voy a dedicar dos entradas seguidas a las dos grandes series que originaron el boom del spokon y que marcaron un antes y un después muy pronunciado en la historia del manga: Kyojin no Hoshi y Ashita no Joe. Para los despistados, el “spokon” (abreviatura de スポーツ根性 sports konjô, o sea “tenacidad deportiva”) es un género de manga que se centra en las competiciones deportivas de cualquier tipo, poniendo siempre el esfuerzo, la tenacidad y el drama por delante de todo.
Es justo decir que antes de Kyojin y Ashita, por supuesto, hubo ya varios manga de deporte, lo que significa que no fueron los pioneros como tales. Pero sí consiguieron, con su éxito abrumador, marcar escuela e influir a todo lo que vendría después. Ikki Kajiwara (AKA Asao Takamori), el “inventor” de Kyojin, seguido de Tiger Mask (lucha libre de enmascarados) e inmediatamente después de Ashita, es el verdadero padre del género “spokon”, del cual beben directamente obras como Attack No. 1 (La panda de Julia), Ace o Nerae (Raqueta de Oro), Astro Kyûdan (Team Astro), Capitán Tsubasa, etc.
El título Kyojin no Hoshi se puede interpretar de dos maneras. Kyojin (literalmente “gigante”) es el término con el que los japoneses conocen a equipo de béisbol tokiota de los Yomiuri Giants, el más poderoso y laureado de la historia del béisbol japonés, conocido por tirar de talonario y fichar siempre a los jugadores más conocidos, convirtiéndose así en el favorito de la mayoría de los japoneses (con la honrada excepción del área de Osaka y cercanías, donde la fiebre por los Hanshin Tigers impide cualquier avance significativo de los Giants). Estableciendo un paralelismo fácil de comprender, los Giants son al béisbol japonés (el deporte rey en Japón) lo que el Real Madrid podría ser al fútbol español. Siguiendo con el nombre, “no” es partícula de posesivo (es decir “de”, “perteneciente a”); mientras que Hoshi significa “estrella”. Así, en una interpretación simple y literal, el título se traduciría por “La estrella de los Giants” –entendido tanto como “estrella” literal (ya que en la obra se menta varias veces a la “estrella de la constelación del gigante (Kyojin)” o a que “cuando muera, me convertiré en una estrella en la constelación del gigante”) como en su significado figurado de “jugador prominente”–. Hasta aquí todo bien. Lo que pasa es que el protagonista se llama Hyûma Hoshi, con lo que, en una tercera interpretación, el título podría traducirse perfectamente como “Hoshi de los Giants”.

El manga nos narra la historia de Hyûma Hoshi, un joven cuyo padre, Ittetsu, fue un prometedor jugador de béisbol que llegó a estar a punto de debutar con los Giants antes de la II Guerra Mundial. Sin embargo, al estallar la guerra le mandaron al frente, donde se lesionó el hombro, lo que finalmente le impidió debutar y tener una carrera estelar en el deporte rey de Japón. A partir de entonces, Ittetsu, muy pobre y viudo, vive con su hija Akiko y su hijo Hyûma en un barrio deprimido de la capital nipona, trabajando como jornalero en la construcción de carreteras. De carácter muy arisco y hostil, se pasa buena parte del día borracho e irascible. Sin embargo, los genes de Ittetsu han pasado a su joven hijo Hyûma, que resulta tener un gran talento para el béisbol, un talento que nadie conoce puesto que no pertenece a ningún equipo.
Hyûma entrenando con su padre Ittetsu, vistiendo la famosa chaqueta de muelles


Ittetsu se empeña en hacer de su hijo un grandísimo jugador que se convierta en la estrella de los Giants, precisamente lo que él no pudo llegar a ser, así que le impone un entrenamiento extremadamente espartano que incluye una especie de chaqueta de muelles a la que llama “Dai-league ball ikusei Gips” (literalmente “Escayola para formación de pelota de la liga americana”). Esta chaqueta de muelles, absolutamente legendaria, millones de veces copiada y ampliamente parodiada en el manganime y más allá, sirve para forzar a Hyûma a realizar esfuerzos sobrehumanos para realizar cualquier ademán, como por ejemplo comer con palillos o simplemente escribir, para así desarrollar sus músculos de modo que pueda lanzar pelotas con la fuerza, precisión y velocidad suficientes para derrotar a jugadores de la liga americana de béisbol.
Entre los planes de Ittetsu se incluye apuntar a su hijo a un instituto de hijos de papá que tiene un club de béisbol normalito. Para ello, trabaja día y noche en la construcción para conseguir el dinero necesario para la matrícula de su hijo. El caso es que, en Japón, participar en el torneo nacional de béisbol de institutos supone un escaparate muy importante que todos los equipos profesionales observan con atención para fichar antes que nadie a las futuras estrellas. Conseguir imponerse en los preliminares de cada prefectura para poder ir a las finales nacionales que se celebran en el celebérrimo estadio Kôshien, cerca de Osaka, es el sueño de cualquier adolescente pelón (como característica distintiva del béisbol, todos los jugadores de los clubes de instituto suelen raparse el pelo durante su pertenencia al club). Y, no digamos ya, coronarse campeón nacional en el Kôshien abre las puertas de cualquier equipo profesional, que acude raudo a fichar a los jugadores más destacados de la final.

Así, la obsesión de Ittetsu radica en que si su hijo no va al instituto, no podrá participar en el campeonato nacional y por lo tanto nunca destacará lo suficiente como para que los Giants se fijen en él y le fichen. Por eso trabaja día y noche en condiciones durísimas hasta lograr el dinero de la matrícula de su hijo, pero paga el sobreesfuerzo enfermando. Pese al rechazo inicial del presidente de la asociación de padres a dejar entrar en el instituto de “chicos bien” a un pobretón, Hoshi se gana el respeto de Chûta Ban, capitán del equipo de judo, disciplina en la cual es campeón de Japón, y líder de la escuadra de animadores del equipo de béisbol. Chûta resulta ser el hijo del presidente y además es un apasionado del béisbol; tras varios rifirrafes, el grandullón de Chûta acabará entrando también al equipo de béisbol y se convertirá en el único catcher capaz de detener las terribles bolas que lanza Hyûma, convirtiéndose así en su complemento ideal. A partir de este punto, empezará la andadura de Hyûma en el instituto; primero deberá ganarse la confianza de sus compañeros y entrenador y luego deberán participar todos en la competición con vistas a llegar al Kôshien. Por supuesto, no faltará el “gran rival”, que en este caso es Mitsuru Hanagata que, cómo no, acabará fichando por los Hanshin Tigers, grandes rivales de los Yomiuri Giants.
Pese a su antigüedad y su temática beisbolística, este título me ha gustado mucho. He comprendido por qué los japoneses se volcaron en él hasta el punto de convertirlo en un fenómeno nacional y por qué ha resultado ser tan y tan influyente en la historia del ocio japonés. Ahora, tras leerlo, comprendo mucho mejor muchas cosas que tantas veces hemos visto en el manganime. Francamente, veo muy complicado, al menos a corto-medio plazo, ver publicado este título en España, primero por su antigüedad, segundo por su temática y tercero porque no tiene un componente nostálgico ya que su anime nunca se emitió en nuestro país. Pero soñar es gratis…

Ace o nerae! (Raqueta de oro)

Wednesday, March 19th, 2008
  • Título: エースをねらえ! (Ace o nerae!) -¡Busca el “ace”! / Raqueta de oro-
  • Autor: Sumika Yamamoto
  • Editorial: Shûeisha
  • Revista: Margaret
  • Años publicación: 1973-1980
  • Clasificación: shôjo, deportivo
  • Tomos: 18 (completa)
Antes de empezar, me disculpo por mi silencio de los últimos días. Una serie de encargos de última hora, un par de conferencias y una serie de intensos preparativos pre-viaje me han imposibilitado escribir como me gustaría. Actualmente me encuentro en el Japón de mis amores durante unos días y no tengo escáner, así que de momento iré tirando del material que tenía escaneado para “futuras reseñas”. Mi ritmo de actualización aquí tampoco será muy alto, la verdad, puesto que aparte del trabajo normal de traducción también tengo que salir mucho por motivos de trabajo (y ocio, claro). Pero ya veréis a la vuelta que vuelvo cargado, he descubierto algunos mangas que son para mear y no echar gota. ^_^
En cualquier caso, una de mis “obsesiones” últimamente tiene que ver con el shôjo manga. Debido a mi trabajo como traductor, he leído bastantes historias, pero casi siempre han sido obras recientes y en general estaban cortadas por el mismo patrón (con honrosas excepciones). Pensándolo bien, a España muy poca cosa ha llegado de shôjo clásico, y sinceramente mi conocimiento sobre el tema, saliendo de la excelente La Rosa de Versalles que nuestro equipo tuvo el placer de traducir hace unos años, y La ventana de Orfeo y Mayme Angel, que estamos traduciendo ahora mismo, deja bastante que desear. Así que aquí estoy, estudiando e informándome. De hecho, en casa tengo un libro sobre la historia del shôjo, pero sólo alcanza hasta el año 1962 y esa época me interesa, pero no tanto. El otro día conseguí ganar en las subhastas de Amazon Japan la segunda parte de esta obra (totalmente descatalogada y que abarca de 1963 a 1989) y espero que me llegue mañana mismo. Ya tengo ganas de empezar a estudiar…
Seguramente iré poniendo reseñas de vez en cuando, ya que me parece muy interesante y además se trata de un terreno relativamente poco explorado. Además, por experiencia os digo que cuesta muchísimo más conseguir tomos originales de clásicos shôjo que de clásicos shônen (¡anda que no me costó encontrar un tomo 1 de Attack Nº 1 edición clásica!) ¿Por qué será?
Así que la reseña de esta vez va de un shôjo clásico, ni más ni menos que Ace o nerae!, cuya serie de animación fue pasada por las teles españolas en esos gloriosos 80-90 con el título de Raqueta de oro. Debo confesar que nunca miré la serie ni tampoco conocía el argumento más allá de que va de tenis. La historia empieza presentándolos al club de tenis femeninos del instituto Nishi, y entre sus miembros, la tímida Hiromi Oka, una estudiante de primero que admira a sus senpai (miembros del club mayores que ella, y por lo tanto, “superiores” en todo), en especial a Reika Ryûzaki, apodada Ochô-fujin (Madame Butterfly). La Butterly es un exceso en todos los sentidos: de lejos la mejor de todas, es una niña de casa buena, y es altiva, va de superior, y tiene la melena de rizos dorados y el amaneramiento más estilo “drama queen” desde la María Antonieta de La Rosa de Versalles. Pero Hiromi y las demás estudiantes de primero la adoran y la respetan como a una verdadera hermana mayor, lo que a ella le encanta.

Aish, esos ricitos y esas flores… En grande, Madame Butterfly,
en la esquina inferior derecha, la prota, Hiromi

En estas, que llega al instituto un nuevo entrenador para el club de tenis: Jin Munakata, que resulta ser el típico guaperas que a la vez es distante y frío. Munakata empieza los entrenamientos con mano dura y, para sorpresa de todos, selecciona a Hiromi como miembro del grupo titular… ¡Oh, sacrilegio! ¡Es tabú que una kôhai de primero pase por delante de las “diosas” senpai! Cómo no, las otras chicas, Madame Butterfly en cabeza (cómo no), deciden hacerle la vida imposible a la pobre Hiromi, que sin comerlo ni beberlo se encuentra en el ojo del huracán. Pero Munakata insiste y Hiromi debe jugar…
La verdad es que es un manga muy original para la época en la que fue concebido, en plena fiebre por los mangas deportivos shônen tipo Ashita no Joe (boxeo) y Kyojin no Hoshi (béisbol). Podríamos decir que ésta es una respuesta shôjo a estos manga, con la particularidad de que no se sacan de la manga “tiros del tigre” ni “saques de triple efecto”, ya que intenta ser “realista”. La historia es entretenida y después de leerlo entiendo que llegara a ser un manga de culto en Japón, del que se hicieron varios anime (incluso una serie de imagen real en el año 2004) y que originó un enorme boom del tenis por todo el Japón.
También leer este manga me hizo estar pensando en cómo ha cambiado la mentalidad japonesa en los últimos años sobre el tema del “esfuerzo”. Hasta hace relativamente, poco, los japoneses tenían una especie de adoración por el “esfuerzo”, y no son pocos los mangas setenteros y ochenteros que presentan a un protagonista bastante mediocre que, con mucho esfuerzo y perseverancia, va mejorando y mejorando hasta llegar a ser el mejor. Ace o nerae! es este tipo de manga. Sin embargo, en los últimos años observo que en los manga ya no destaca tanto el “esfuerzo”, sino el “talento”, en un modo de pensar mucho más occidentalizado. Ahora no tenemos a Hyûmas que se maten entrenando para llegar a la cumbre del béisbol, ni a Son Gokus que mueran y resuciten mil veces; tenemos a Ryômas Echizen que son más chulos que un ocho en las pistas de tenis y se mofan de los antaño sagrados senpai, o a Senas Kobayakawa que desde el primer momento corren como una flecha por el campo de fútbol americano. Es sólo una reflexión, ¿pero no os parece algo curioso?
Por cierto, si no la habéis visto, os recomiendo ver la peli Ping Pong, basada en un manga homónimo de Taiyô Matsumoto. Para mí, ésa es la peli que resume esto que acabo de escribir, porque va del enfrentamiento entre un tío que se entrena como un loco, a la vieja usanza, y otro que tiene un talento natural para el ping pong y que, sin esforzarse, puede vencer a sus rivales. Al final, lo que no deja de ser un signo muy claro del cambio de mentalidad japonesa, gana el que tiene talento sobre el que se esfuerza, algo impensable no hace tantos años, donde habría ganado el héroe que se esfuerza por encima del chuleta que lo tiene todo hecho de forma innata… A mí esto me pareció muy sintomático y me hizo pensar mucho.