- Título: 宇宙海賊キャプテンハーロック –Uchū Kaizoku Captain Herlock– (Capitán Harlock, el pirata espacial)
- Autor: Leiji Matsumoto
- Editorial: Akita Shoten
- Revista: Play Comic
- Años publicación: 1977-79
- Clasificación: shōnen, space opera
- Tomos: 5
- ¡Editado en España por Ediciones Glénat!
Hoy he recibido una sorpresa brutal por parte de los colegas Urías de La Arcadia de ídem y Ale de Pepinismo, y es que han realizado una “reseña a cuatro manos”, concepto desarrollado humildemente sin quererlo ni beberlo en este blog (ver Yoshimi Yoshida y Oishinbo), de Capitán Harlock. No estando contentos con realizar una simple reseña por escrito, ¡han hecho un vídeo y todo con conexión Mataró-Fukuoka! Vamos, me quito el sombrero ante semejante hazaña, estoy asombrado.
Vedlo, vedlo: Capitán Harlock en La Arcadia de Urías y en Pepinismo (no os perdáis el final, con la canción en versión dual y GameBoyera)
El caso es que vía Twitter me han “desafiado” a hacer un comentario “extenso” al respecto y, como buen caballero, recojo el guante que me han lanzado y aquí estoy. La doble reseña me ha parecido fabulosa y poco puedo añadir al respecto más que contar mis recuerdos personales sobre esta obra en particular, que fue editada en España por Glénat hace unos años.
La verdad sea dicha, yo no vi el anime de Harlock en mi infancia, aunque Vero sí que lo vio y se confiesa gran fan del pirata espacial este. Llegamos a Japón por primera vez el 26 de marzo de 1999, cuando fuimos a pasar un año como estudiantes de intercambio allí. El mismo día 26 vinieron unos estudiantes a recibirnos al aeropuerto y nos acompañaron a la universidad, nos enseñaron el piso donde viviríamos, fuimos a comprar cuatro cosas y todo eso… Y caímos rendidos por culpa del largo viaje y el jet-lag. Al día siguiente, 27 de marzo, empezamos a explorar los alrededores y, justo delante de la estación de Saiin, encontramos una librería en un segundo piso, a la que entramos sin más dilación. ¡Yo me moría de ganas de ver cómo era la sección de manga! Recuerdo que estuvimos mirando (no era muy grande la librería) y entre muchas otras cosas encontramos la edición en formato bolsillo de Capitán Harlock (3 tomos). Vero me dijo que le traía muchos recuerdos y al final compramos ese tomo… ¡Es decir, que puedo decir que fue el primer manga que compramos en Japón! Menudos recuerdos me trae…
Pocos años después, en 2002, la editorial Glénat licenció este título y nos encargó su traducción. Recuerdo que ellos querían publicar la edición en 5 tomos (la que enseña Ale y cuya foto he puesto al principio), pero en aquel entonces estaba más que descatalogada, por lo que compramos por un lado los 3 tomos de la edición de bolsillo para trabajar con ellos y enguarrarlos, mientras que yo conseguí de segunda mano por mi parte los 5 tomos de la versión original para saber de qué página a qué página había que traducir cada vez para recomponer los 5 tomos. A día de hoy, por supuesto, aún guardo estos 5 tomos originales en mi biblioteca, ocupando un sitio de honor al lado de Galaxy Express 999 y otras obras de Leiji Matsumoto.
De la traducción recuerdo la anécdota de que en aquel verano de 2002 vivíamos en Yokohama. El Mundial de Fútbol ya se había acabado y yo estaba agotando mi contrato con el Ayuntamiento de Yokohama, por lo que debíamos mudarnos pronto a Osaka, donde en septiembre/octubre empezaríamos nuestros respectivos másters (Vero en relaciones internacionales, yo en japonología) gracias a la beca de La Caixa. Hacía mucho calor y vivíamos en un “apaato”, una casa de madera con tatamis en el suelo y váter de estilo japonés (de agacharse) y sin aire acondicionado. Era tal el calor que recuerdo estar preparando la mudanza, quitarme la camiseta y literalmente sacar agua de ella al estrujarla un poco. De vez en cuando íbamos a “refugiarnos” en un famiresu (family restaurant) cercano para trabajar una o dos horas fresquitos, pero claro, eso era infernal… Desde entonces, siempre he procurado que todos los sitios donde vaya a vivir tengan aire acondicionado (en Osaka fue casi lo primero que compramos), nunca lo he pasado tan mal con el calor.
Y un día llegó una llamada de nuestro gran amigo y mentor Jim Heisig (Kanji para recordar) proponiéndonos si nos apetecía pasar unos días en su “cabaña” del lago Nojiri, en la prefectura de Nagano. ¡Se abrió el cielo! Terminamos la mudanza a toda prisa, mandamos los trastos a Osaka, y “a Nojiri falta gent”. Nojiri es un sitio precioso, paradisíaco. En los años 50, muchos misioneros y extranjeros montaron unas cabañitas en una orilla del lago y se creó una comunidad internacional en ese lugar, algo que aún sigue (de hecho, lo llaman Gaijin-mura, o sea “pueblo de los extranjeros”).
En Nojiri se estaba de miedo: fresquito (¡por la noche hasta teníamos que encender fuego!) y de vez en cuando podías bajar al lago a hacer un chapuzón. ¡Pero los bichos que hay por allí son brutales! ¡Auténticos mutantes que podrían perfectamente enfrentarse a Godzilla! ¡Feos, con muchas patas y muy GORDOS! Y bueno, tengo muy asociado lo de Nojiri con Capitán Harlock, puesto que fue allí donde traduje el tomo 3 de esta serie mientras Vero trabajaba en la traducción de Monster y Heisig estaba currando en una traducción al inglés de un libro sobre Ramon Llull (este, precisamente) No sé, tengo esta imagen grabada en la mente de los tres currando con nuestros portátiles en una cabaña destartalada en medio de un bosque, fresquitos, y con bicharracos enormes dando vueltas por allí. Es por esto que este manga también me despierta recuerdos muy vívidos.
Aunque la obra de Matsumoto me gusta, la verdad es que cuando tengo que elegir qué quiero leer no suelo alargar la mano hacia uno de sus manga. Pero sí es cierto que me lo pasé muy bien traduciendo Capitán Harlock y leyendo Galaxy Express 999. Prometo más reseñas de Matsumoto en los próximos meses.
De la traducción de Capitán Harlock puedo añadir también un par de cosas: creo que es el único manga en el que he “suavizado” bastante expresiones extremadamente machistas. Es decir, el único manga en el que me he atrevido a alterar un poco el original para disfrazar frases directamente ofensivas para las mujeres (temía que si lo traducía literalmente, Glénat tuviera problemas y recibiera denuncias o quejas). Aparte, también me rayaban bastante las “cancioncillas” que pone Matsumoto, aunque es cierto que casi siempre ponía la misma, lo que me permitía hacer “copy & paste” y una página menos que traducir (lo cual ayuda mucho, no os mentiré).
“Yo vivo libre bajo mi propia bandera… Y seguiré haciéndolo, en este oscuro mar espacial, en este mar sin futuro, hasta que las fuerzas me abandonen… Viviré libre bajo mi propia bandera… Vago por los confines del espacio… Me llaman “el capitán Harlock”… Mientras me quede un hálito de vida, viviré libre en este mar sin futuro bajo mi propia bandera, la bandera de la calavera… Viviré libre bajo mi propia bandera…” <— ¡Pesao!
Otra curiosidad es que en japonés las mujeres enemigas se llaman マゾーン (mazon), mientras que en la versión catalana del anime eran las “mazoni”. Nos debatimos mucho entre si poner “mazon” como el original o “mazoni” como la versión catalana. Al final llegamos a la conclusión (no hemos podido probar nunca que sea verdad, o sea que sigue siendo una hipótesis) de que probablemente Harlock se tradujo del italiano al catalán, y ya sabéis cómo hacen los plurales los italianos. Piatto – piatti; grande – grandi... Y así, “mazon – mazoni”, ¿no? Con lo que al final optamos por pasar de la “i” y ceñirnos al original “mazon”.
Finalmente, el título. Los japoneses, cuando romanizan el nombre del protagonista, ponen “Herlock”, con “e”. Aquí sí que primamos la versión catalana, la conocida por los lectores potenciales del manga de Glénat, y le pusimos “Harlock”. Por cierto, el personaje en Francia se conoce como Albator y allí sí que tienen verdadera pasión por él. ¡Es todo un icono!
Y nada, hasta aquí mis recuerdos y anécdotas de esta obra. ¡Gracias por despertar en mí todos estos recuerdos, Ale y Urías!
Comentarios recientes