El blog de Marc Bernabé

Illumination no yoru 23:59 hatsu (Noche iluminada, salida a las 23.59)

Friday, November 28th, 2008
  • Título: 電飾の夜23:59発 –Illumination no yoru 23:59 hatsu– (Noche iluminada, salida a las 23.59)
  • Autor: Hisashi Sakaguchi
  • Editorial: Tôkyô Sanseisha
  • Revista: Varias
  • Años publicación: 1983
  • Clasificación: seinen
  • Tomos: 1

Después de quedarme anonadado con Ikkyû e Ishi no Hana (Partisan), me entró la curiosidad por conocer mejor la obra de Hisashi Sakaguchi y decidí agenciarme más obras de su lamentablemente corta producción (tenéis más detalles en el post sobre Ishi no Hana – Partisan). Así, hace poco pude conseguir Version (que todavía no he empezado a leer, aunque es relativamente conocida en España por haber sido publicada parcialmente a finales de los 90 por Glénat) y este tomo único de Illumination no yoru 23:59 hatsu.
Como decía en el post de Partisan, Sakaguchi no se liaba mucho con obras muy largas (las únicas largas son Ikkyû (4 tomos), Partisan (6 tomos) y Version (3 tomos)), así que hasta cierto punto se especializó en historias cortas, muchas de las cuales se recopilaron en forma de tomo. Actualmente, la mayoría de ellas están disponibles en la colección de 5 tomos Sakaguchi Hisashi Tanpen-shû. Pero cuidado, porque esta colección fue publicada por Chikuma Shûhan-sha, una editorial que quebró en diciembre de 2007, con lo que estos tomos cada vez serán más complicados de conseguir, hasta que finalmente se agoten.
Tenía mucha curiosidad por ver cómo se desenvolvía el maestro Sakaguchi en la narrativa corta, así que, ni corto ni perezoso, conseguí este tomo editado en 1983 por la pequeña editorial Tôkyô Sanseisha. Al haber sido publicado en 1983, lógicamente todas las historias fueron dibujadas antes de esta fecha y por lo tanto se enmarcan en la etapa más primeriza del Hisashi Sakaguchi mangaka. Así, aunque algunas de las historias ya tienen el dibujo depurado del Sakaguchi más maduro, otras tienen un dibujo más tosco, propio de un dibujante primerizo.

En cuanto a las historias en sí, la verdad es que tienen un nivel bastante variable, aunque todas ellas, sin embargo, tienen contenidos bastante “filosóficos” o directamente raros, típicos del autor. El tomo recopila un total de siete historias cortas de longitud variable. Por ejemplo, la historia que abre el libro y que le da título, Illumination no yoru 23:59 hatsu, ocupa 74 páginas, mientras que la segunda, Symphonyyy, es de solo 4 páginas. Realizaré una reseña corta de cada historia:

La inquietante momia de la historia que da título al libro
  • Illumination no yoru 23:59 hatsu. Historia que abre el libro y le da título. Muy inquietante y bien llevada. Nos cuenta la historia de un chico obsesionado con la tesis de graduación de la carrera, que acaba cayendo en una peligrosa paranoia tras encontrar en una playa una especie de momia de extraña forma.
  • Symphonyyy. Con solo cuatro páginas sin texto, nos presenta una especie de baile de marionetas.
  • Kanon. En el año 301 de la era espacial, a los criminales se les da dos opciones: pudrirse en la cárcel o ceder su cerebro para que, sin perder su conciencia, su carácter ni sus recuerdos, sea colocado en cuerpos robóticos que serán enviados a las colonias espaciales para realizar tareas de vigilancia y dirección de los peones (máquinas simples gobernadas por cerebros sin conciencia arrancados de bebés con el consentimiento de sus padres).
  • Shinka (Evolución). Otra historia de ciencia-ficción que nos narra la exploración de un planeta inquietantemente parecido a la Tierra… Pero que guarda desagradables sorpresas.
  • Natsuyasumi (Vacaciones de verano). Experimento lisérgico que, con escenas fantásticas y dibujo distorsionado, cuenta el viaje en autobús de una niña al término de sus vacaciones de verano.
  • Rokugatsu no ame (Lluvia de junio). Otra extraña historia con la lluvia como protagonista. Muy poética.
  • Ruten (Cambio constante). Otra historia de ciencia ficción, muy corta (4 páginas), muda y también muy poética.

El tomo se completa con un interesante cuestionario al autor, una completa lista de su obra como mangaka hasta 1983, una especie de entrevista, un errático epílogo escrito por el propio Sakaguchi y otro epílogo escrito por un amigo suyo. Unos complementos muy interesantes para conocer más de cerca este enigmático y malogrado autor.

Dorohedoro

Tuesday, November 25th, 2008
  • Título: Dorohedoro
  • Autor: Q Hayashida
  • Editorial: Shôgakukan
  • Revista: Ikki Comix
  • Años publicación: 1999-?
  • Clasificación: seinen
  • Tomos: 12 (en curso)

Mira que hay mangas raros por ahí; pues este es uno de ellos, una de estas bizarradas estrambóticas alternativas-experimentales que normalmente no suelen terminar de gustarme, pero que esta vez me tiene enganchado: Dorohedoro, obra de Q (Kyû) Hayashida. Se publica en la Ikki de Shôgakukan, una revista de cómic alternativo que casi podría considerarse una especie de Garo de la era moderna, donde publicó por ejemplo el gran Matsumoto Taiyou (autor de Tekkon Kinkreet) y publica actualmente Daisuke Igarashi (Hechiceras), además de ser el hogar de obras como mi adorada Kingyo-ya Koshoten o las conocidas en España Freesia y Sexy Voice and Robo.
Ya no recuerdo cuándo empecé a adquirir los tomos de Dorohedoro, pero hace ya bastantes años, y desde entonces he ido siguiendo la serie regularmente hasta que recientemente he leído el tomo 12, publicado a finales de septiembre en Japón y por lo tanto el último disponible de momento. Si compré el primer tomo de Dorohedoro fue simplemente porque me encantó su portada, aquí no hay misterio. Aparte de ser un libro de tamaño grande aunque bastante finito, la portada tiene un efecto en relieve que la asimila a las escamas de un reptil. Este efecto tan curioso, junto con el llamativo dibujo del protagonista en la portada, me llamó tanto la atención que no pude hacer otra cosa que llevármelo a casa.
Al abrir el libro, uno puede decepcionarse si se espera disfrutar de un gran arte: porque el dibujo es más bien sucio y feísta, y los personajes son muy estáticos. Tampoco nos engañemos: Hayashida no es un gran dibujante. Pero aun así, este dibujo sucio se combina con un argumento rarísimo en el que no falta el gore y las situaciones más descabelladas, junto a pinceladas de humor negro estrafolario. El autor dice en un texto que he encontrado en la web de Ikki, literalmente “Este manga nació a partir de la inspiración que recibí de cierta canción. Esa canción tenía unas letras horriblemente oscuras y violentas, pero la melodía era tan alegre que casi hacía que uno se pusiera a bailar. Así que cogí esta idea, la combiné en forma de cómic con otras cosas que me gustan, y así surgió lo que es Dorohedoro en la actualidad”. Yo, francamente, no lo habría dicho mejor. ¡Precisamente esto es lo que es Dorohedoro!
Se va el caimán, se va el caimán… XDDD

A este paso no os voy a contar el argumento. A grandes rasgos, es así: he aquí un mundo imaginario donde existen dos dimensiones (bueno, en realidad son más, pero de momento quedémonos con la idea de las dos); en una dimensión viven los “magos”, unos tipos que, mediante unos conductos internos de su cuerpo pueden generar una especie de “humo” con los dedos o la boca. El humo mágico surte distintos efectos: por ejemplo, uno de los personajes puede transformar en seta cualquier cosa que desee; hay otro capaz de resucitar a los muertos; otro cuyo humo corta en rodajas a todo lo que toca; otro que cura, etcétera. En la otra dimensión, una ciudad llamada “Hole”, vive gente normal y corriente, aunque sufren la tortura de los magos. Porque los magos pueden ir y volver de “Hole” mediante unas puertas muy similares a la de Doraemon (XD); y una vez en Hole, se dedican a hacer experimentos con su humo contra los pobres humanos.
Así, en Hole vive gente muy deforme, como el protagonista de la historia, Kaiman, un hombre al que algún mago le lanzó un humo que convirtió su cabeza en la de un caimán y en el proceso le borró la memoria. Además, en las profundidades de la garganta de Kaiman se esconde una cabeza humana viva cuya identidad nadie conoce (¿es la cabeza original de Kaiman?). En fin, la premisa de la historia es que Kaiman quiere recuperar su memoria, volver a ser normal y de paso cazar y vengarse del mago que le convirtió en monstruo. Él y Nikaidô, la cocinera y propietaria de un restaurante al que Kaiman va habitualmente a atiborrarse de gyôza, se meterán en una aventura impresionante en la que iremos descubriendo cosas sobre los magos, el humo, la misteriosa organización de los “cruz en los ojos”, los demonios, la magia y todo tipo de cosas a cuál más estrambótica. Como bien dicen en el epílogo de cada uno de los tomos, en lo que se nos resume lo que hemos “aprendido” en las páginas que acabamos de leer, “todo esto todavía… Está en medio del caos… ¡Así es Dorohedoro!”
Por cierto, que si os interesa, Dorohedoro está siendo publicado en Francia por Soleil y me sorprendí mucho cuando vi que la edición de los dos primeros tomos es idéntica a la japonesa, con el relieve “reptiliano” en la cubierta y todo. A partir del tercer tomo supongo que decidieron que no les salía a cuenta y dejaron de poner el relieve, pero los dos primeros son exactos a los originales.

Daitôkyô binbô seikatsu manual (Manual de la vida de pobre en la gran Tokio)

Friday, November 21st, 2008
  • Título: 大東京ビンボー生活マニュアル -Daitôkyô binbô seikatsu maual- (Manual de la vida de pobre en la gran Tokio)
  • Autor: Tsukasa Maekawa
  • Editorial: Kôdansha
  • Revista: Morning
  • Años publicación: 1988-89
  • Clasificación: seinen, costumbrista
  • Tomos: 5

Para variar, voy a comentar un manga “raruno”, una de esas cosas que probablemente solo a mí me interesan. Este manga tiene bastante historia para mí. Me explico: antes incluso de empezar a aprender japonés, conseguí unos libros titulados Mangajin’s Basic Japanese Through Comics que explicaban varios conceptos de la lengua japonesa tomando viñetas de manga como ejemplos (no es ningún secreto que me inspiré en estos libros al crear Japonés en viñetas, por cierto, fueron una gran influencia para mí. Antes de que salten los típicos criticones, diré que aunque JeV se inspira en estos libros, el concepto es totalmente distinto y es una obra radicalmente diferente. Que conste en acta XD).
Pues bien, en Basic Japanese Through Comics usaban viñetas de mangas muy diferentes, pero siempre había unos cuantos que salían de forma bastante frecuente, imagino que porque al autor o autores les gustaban especialmente. Uno de estos que salen siempre es este Daitôkyô Binbô Seikatsu Manual (Manual de la vida de pobre en la gran Tokio) y siempre había tenido curiosidad por leerme la historia. Ya veis, una chorrada de motivo.
En todos estos años, a pesar de que a veces pensaba en este cómic y reafirmaba mi idea de querer leerlo, nunca lo había conseguido (tampoco lo había buscado especialmente, la verdad), pero hace poco, cuando volví a pensar en él, se me ocurrió que podría intentar hacerme con él, tuve éxito en mi empeño y por fin me lo leí.
Pobretón hasta las últimas consecuencias

El protagonista del cómic es un chaval llamado Kôsuke que no sabemos muy bien a qué se dedica. Vive en un pequeño apartamento tipo Maison Ikkoku y su filosofía es la de llevar el concepto de “vida de pobre” a su extremo más radical. Así, las primeras 20 o 30 páginas a mí me irritaron bastante porque mostraban actitudes tan radicales como pedirle prestado un cazo al vecino para cocinarse algo o chorradas por el estilo. Como si los cazos costaran tanto dinero… A Kôsuke le ayuda bastante su novia, una chica muy positiva que no sé muy bien qué hace con ese vago, pero le suele invitar a tomar café, o a ir de paseo, etc. Siempre pagando ella. Sí, es un rollo muy raro, ya lo sé, pero es que el manga es raro.
Pero al poco, el cómic sufre una transformación curiosa y se convierte en un manga costumbrista, de tipo contemplativo y hasta poético, que se centra en los pequeños placeres de la vida, en aquellos pequeños detallitos que pueden hacernos felices aunque no tengamos el último modelo de ordenador o de teléfono móvil. Tiene algunas escenas muy bonitas, la verdad.
En cuanto a guión, el manga es bastante anodino, ya lo hemos visto. En cuanto a dibujo, tiene un estilo bastante minimalista y feísta y desde luego rompe el gran mito de que todo el manga japonés tiene personajes de ojos enormes (los ojos del prota son dos simples puntos, si os fijáis). Desde luego, el mundo del manga es muuuuuuucho más que ojos grandes y superpoderes. Si vais leyendo este blog desde hace un tiempo, espero que os hayáis dado cuenta ya de la enorme variedad de estilos de dibujo y temáticas que podemos encontrar en el cómic japonés.

Ozu Yasujirô no nazo (El misterio de Yasujirô Ozu)

Friday, September 26th, 2008
  • Título: 小津安二郎の謎 -Ozu Yasujirô no nazo- (El misterio de Yasujirô Ozu)
  • Autor: Masahiro Sonomura (guión) / Mariko Nakamura (dibujo)
  • Editorial: Shôgakukan
  • Revista: Big Comic Spirits
  • Años publicación: 1999
  • Clasificación: seinen, biografía
  • Tomos: 1


Pues nada, todo lo bueno se acaba y mis vacaciones no iban a ser una excepción. Toca volver al trabajo y a la rutina diaria, algo que tampoco me desagrada, francamente. Me encanta viajar y perderme por el mundo, pero también disfruto del día a día normal. En fin, reanudemos el blog con una nueva reseña.
A riesgo de sonar “gafapasta”, diré que me encantan las películas de Yasujirô Ozu, considerado uno de los tres grandes directores de cine clásico de Japón junto con Akira Kurosawa y Kenji Mizoguchi. Exacto, estoy hablando de un director de cine cuyas películas más memorables se rodaron en los años 50 (aunque estaba trabajando como director desde los años 30), la amplia mayoría de ellas en blanco y negro y más lentas de desarrollo que el caballo del malo.
Aunque tampoco, por supuesto, le hago ascos a Akira Kurosawa (en Mizoguchi, Naruse, etc. todavía no he entrado), mi favorito de largo en el cine clásico japonés es Ozu. Y esto es porque este director siempre realizó películas contemporáneas a sí mismo, en las que la acción no se desarrolla en el Japón feudal, sino en el Japón de los años 30, 40, 50 o 60 (según el año en el que se rodara la película de turno). Y esta particularidad de su cine, que se centra en las relaciones humanas sobre todo entre familiares, permite abrir una ventana incomparable y totalmente real a un Japón que ya no existe.
Este aspecto es el que a mí me fascina de las películas de Ozu: cómo vivían los japoneses de los años 50, cómo vestían, cómo se comportaban, ¡cómo hablaban! Realmente, en solo 50 años, Japón ha cambiado una barbaridad si comparamos la actualidad con lo que vemos en las pelis de Ozu… ¡Parecían aligenígenas! Esa reverencias, esa sumisión de la mujer, siempre con una sonrisa (muchas veces forzada) en la cara, esas relaciones entre los jóvenes o entre los mayores, o entre mayores y jóvenes, esa manera de hablar con una distinción tan clara entre el lenguaje de los hombres y el de las mujeres, entre el japonés formal y el informal (distinciones que se mantienen hoy en día, pero no de forma tan patente ya que las diferencias se han ido limando con el tiempo). Vamos, para mí, que me gusta el tema clásico y soy un apasionado de la era Shôwa (1926-89), estas películas son verdaderas maravillas.
Porque de acuerdo que una película te cuenta la melancolía de un padre al ver marcharse a su hija de casa para contraer matrimonio (arreglado, por supuesto), otra te cuenta un pique entre dos hermanas y otra las peripecias de unos niños para poder ver la televisión, ¡ese aparato revolucionario que solo unos pocos privilegiados pueden tener…! Sí, las historias pueden parecer anodinas, pero no lo son tanto; y el ritmo de Ozu es lento, lentísimo, pero también absorbente.
Ozu era famoso por su técnica de grabar “desde la altura del tatami”, es decir, con la cámara muy baja. Aquí vemos una escena de la grabación de Banshun (Primavera tardía, 1949) donde vemos claramente la posición de la cámara y el director. En la última viñeta, Ozu le da instrucciones al actor Chishû Ryû en la memorable última escena de la peli.
En cualquier caso, como se suele decir, si hay algo, es muy posible que exista un manga sobre ese algo. Y cómo no, existe una biografía de Ozu en forma de cómic, este Ozu Yasujirô no nazo (El misterio de Yasujirô Ozu). Como me dijo un amigo cuando le hablé de este libro, “ah, sí, el misterio de Ozu, sí, claro. Pues es, a saber; poner la cámara a ras de suelo, hablar múuu bajito y moverse múuu despacito”. XDD.
De hecho, es el primer libro de un proyecto de Shôgakukan que iba a ser dedicado a varios directores de cine, pero imagino que no les fue demasiado bien porque solo sacaron dos libros más: el de Akira Kurosawa y uno dedicado a Sadao Yamanaka.
El cómic empieza con la visita a Japón de un famoso director de Hollywood, Leslie O. Stan, que contacta con la editorial Shôgakukan para que le ayude durante su visita de incógnito al país a cambio de una exclusiva sobre su visita. La editorial le encarga a la joven Noriko que cuide de Stan y le ayude en todo lo posible; al cabo de poco de llegar Stan, Noriko descubre que su visita se debe a que es un gran apasionado de Yasujirô Ozu y quiere aprender todo lo posible sobre su persona. Así, lo primero que hacen es ir a Kamakura, donde reposa Ozu en una tumba en cuya lápida solo figura el kanji 無 (la “nada”). Por cierto, yo también fui una vez al templo Enryakuji para presentar mis respetos al gran maestro en su tumba… Sí, friki que es uno…
Bueno, sigamos. Stan se queda patidifuso al ver la tumba con el kanji de “la nada” inscrito y se pregunta por qué demonios ese concepto figura en su lápida, en vez de su apellido como sería normal… Así, Stan, Noriko y el joven Hirayama, que se incorpora muy pronto a la historia, realizarán una investigación para averiguar más sobre Ozu, indagar sobre su vida, los conceptos detrás de sus películas, etc. Para ello, se entrevistan con varios actores de la época, técnicos, gente que le conoció (todos gente real, a los que los autores del libro investigaron e incorporaron luego al cómic), lugares que frecuentó, etcétera.
El resultado es un libro muy ameno que nos cuenta la vida de Ozu, sus experiencias, su forma de trabajar, su filosofía y su visión del cine, así como varias anécdotas de sus películas más famosas, como Tokyo Monogatari (Historias de Tokio), considerada su obra maestra. A mí me ha parecido un libro muy interesante. El de Kurosawa también me lo leí hace tiempo y también me gustó mucho, pero este de Ozu es especial para mí, ya que me ofrece una visión de pájaro sobre la persona detrás de esas películas que me fascinan.
Realmente, el cómic es un medio ideal para realizar biografías: uno consigue gozar de una cantidad ingente de datos en forma de texto, pero también de imágenes (muchas de ellas sacadas de fotos reales) para hacerse una idea excelente de cómo fue la vida de una persona. Con las posibilidades que tiene el cómic, no deja de ser bastante irritante que solo en Japón se utilice en todo su potencial didáctico.

Sarusuberi (Espumilla)

Saturday, August 23rd, 2008
  • Título: 百日紅 –Sarusuberi– (Espumilla)
  • Autor: Hinako Sugiura
  • Editorial: Jitsugyô no Nihon-sha
  • Revista: Manga Sunday
  • Años publicación: 1983-88
  • Clasificación: seinen, histórico, costumbrista
  • Tomos: 3

Ahora hacía un tiempo que no ponía un manga “gafapasta”, ¿verdad? ¡Pues nada, esto hay que remediarlo! Últimamente le estoy cogiendo el gustillo a esto de los manga de tipo costumbrista ambientados en el Japón feudal, y eso que no hace tanto que no me gustaba este tipo de obras. Hace poco, leí y disfruté muchísimo con Oo-oku y ahora es el turno de esta Sarusuberi. Voy a ser sincero y diré que me costó lo suyo entrar en esta obra. La adquirí tras leer una referencia a ella donde se la ponía por las nubes y se la describía como una obra maestra de la literatura manga. Lo cierto es que, en un primer momento, solo pude leerme medio tomo hasta que lo acabé dejando aparcado. Sin embargo, recientemente le he dado una segunda oportunidad y, ahora sí, he podido disfrutarla como se merece.
Sarusuberi nos cuenta retales de la vida del gran maestro del ukiyo-e (grabados tradicionales japoneses del período Edo) Hokusai Katsushika, de su hija Oei y de la gente de su alrededor, en la Edo (antigua Tokio) de mediados del siglo XIX, cuando el maestro ya era bastante mayor. Hokusai, como muchos sabréis, es el “inventor” de la palabra “manga”: fue él quien publicó una serie de libros de bocetos semicómicos a los que tituló Hokusai Manga (Dibujos irresponsables de Hokusai), que obtuvieron un gran éxito y que provocaron que la palabra manga fuera asociada a partir de aquel momento con las caricaturas o dibujos cómicos y, con el tiempo, al propio cómic.
La autora de esta obra, Hinako Sugiura, tuvo una vida lamentablemente corta (falleció en 2005 a los 46 años), pero intensa. Apasionada del período Edo, inició su carrera en el mundo del manga especializándose en obras de cómic con estilo de dibujo “a lo ukiyo-e” en la histórica revista alternativa Garo, lo que le valió hacerse un nombre en el mundillo “gafapasta” del manga en los años 80. Tuvo una carrera muy corta como mangaka, ya que en 1993 anunció que dejaba la plumilla para dedicarse a la pasión de su vida, que era el estudio de la cultura popular del período Edo (1600-1868). Como investigadora y especialista, Sugiura también destacó mucho: escribió numerosos libros y ensayos y colaboró en programas de televisión, en los que a menudo aparecía vestida con kimono. En realidad, tras su muerte se descubrió que en 1993 se le había diagnosticado cáncer y sus médicos le recomendaron que dejara la estresante y agotadora profesión de mangaka para realizar otro tipo de tareas menos exigentes y poder dedicarse mejor a luchar contra la enfermedad.

El maestro Hokusai, dibujando un dragón

Sarusuberi es una obra un poco especial. Por un lado, nos cuenta pequeños episodios de la vida de Hokusai y su entorno, presentándonos al maestro como un viejo excéntrico, muy curioso y francamente genial; un verdadero torbellino de creatividad. No en vano, el título de la obra hace referencia a semejante torrente creativo: Sarusuberi es una planta de origen oriental que, según he podido investigar, en español recibe el nombre de “espumilla” o “árbol de Júpiter”. Su nombre científico es Lagerstroemia indica. Al parecer, se trata de una planta que da flores grandes, en cantidad muy generosa, en un momento dado. Luego se les caen todas de golpe y a continuación vuelve a florecer de nuevo esplendorosa y abundantemente. Así pues, esta planta pasa a simbolizar la pasión creativa de Hokusai.
Las historias son curiosas: tal vez por esto me costó entrar en el manga la primera vez, ya que me esperaba otra cosa muy distinta (no sé exactamente qué esperaba, pero lo que me encontré me desconcertó e hizo que no pudiera entrar). Son pequeños relatos de tipo costumbrista, que nos narran episodios de la vida del viejo Hokusai. Lo que pasa es que, en ocasiones, mezcla pequeños detalles fantásticos en la historia (por ejemplo, en un momento dado, un hombre muerto cuyo rostro estaba inmortalizando Hokusai en su lecho de muerte se levanta y mira fijamente al pintor) que a mí personalmente me dejaron con un gran interrogante flotando sobre la cabeza. Sin embargo, también es verdad que, una vez entras y consigues que la obra te abra sus puertas, puedes disfrutar mucho más de su sutileza y su gracia.
El dibujo también en peculiar, ya que es bastante sencillo, pero tiene un aire “a lo ukiyo-e” muy interesante; difícil al principio, entrañable una vez te acostumbras. De hecho, las preciosas portadillas que abren cada historia están dibujadas con un estilo 100% ukiyo-e y realmente son estampas preciosas. En definitiva, esta es una obra recomendada para los “gafapastas” de pro, y más si están interesados en cómo se vivía en la primera mitad del siglo XIX en la antigua Edo y en conocer más sobre la figura del excéntrico Hokusai, su hija y sus discípulos. Los amantes del shônen, el shôjo romanticón o los seinen de acción, abstenerse. Solo recomendado para fans de Taniguchi y similares.