El blog de Marc Bernabé

Zipang

Thursday, October 23rd, 2008
  • Título: ジパング -Zipang-
  • Autor: Kaiji Kawaguchi
  • Editorial: Kôdansha
  • Revista: Morning
  • Años publicación: 2000-?
  • Clasificación: seinen, bélico
  • Tomos: 36 (en curso)

Tengo el blog muy abandonado este mes, que está siendo más caótico y ocupado de lo que había previsto. En fin, supongo que ya me resarciré en noviembre, de momento sigamos reseñando las obras más famosas de Kaiji Kawaguchi, uno de los autores invitados a este XIV Salón del Manga, un verdadero peso pesado del seinen.
Con Zipang, Kawaguchi quiso seguramente seguir la estela de su éxito más sonado hasta el momento, The Silent Service, y volvió a meterse de lleno en el tema bélico, esta vez con un argumento que muy novedoso no es, pero que es resultón y, si está bien llevado (como es el caso), puede convertir a un manga que en principio podría ser mediocre en un muy buen manga.
El argumento no es nada complicado de explicar, es tan sencillo como que el gobierno japonés manda a una pequeña flota de las Fuerzas de Autodefensa (FF.AA.) de Japón a una misión de mantenimiento de paz en Ecuador (un tema muy polémico ya que, en teoría, según estipula la Constitución, las FF. AA. solo pueden entrar en combate para defender a Japón de un posible ataque, con lo cual cualquier operación que incluya un potencial conflicto en el extranjero es vista con mucho recelo por el público japonés). La flota, entre la que se encuentra la fragata Mirai, un barco de guerra equipado con tecnología AEGIS último modelo, zarpa pues rumbo a Sudamérica ante la crítica mirada de los manifestantes que exigen que la operación se cancele.
En un momento dado, la flotilla se topa con una fuerte tormenta, un rayo impacta sobre el Mirai (el nombre significa “futuro”) y, sin comerlo ni beberlo, ¡se topan de bruces con el legendario Yamato, buque insignia de la Armada Imperial japonesa durante la II Guerra Mundial! Poco después, los tripulantes del Mirai descubren que se encuentran en una zona con muchísima concentración de barcos y aviones, que parecen pertenecer a dos bandos opuestos, y que están en plena batalla.
¡Por un desconocido fenómeno, el Mirai se ha trasladado a junio de 1942, en plena batalla de Midway entre la Armada Imperial japonesa y la flota de los Estados Unidos! La batalla de Midway fue importantísima en el devenir de la II Guerra Mundial porque marcó un antes y un después. Hasta ese momento, la maquinaria japonesa de guerra había pasado como una apisonadora imparable por ahí donde ponía la vista, pero en Midway los Estados Unidos consiguieron pararles los pies por primera vez. A partir de esa batalla, todo iría cuesta abajo: un camino descendente que desembocaría en el bombardeo intensísimo de Japón por parte de los Estados Unidos y en la terrible batalla de Okinawa, y que culminaría con las dos bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki.
Cuando la tripulación del Mirai aún está intentando asimilar lo ocurrido, encuentran un avión derribado, a punto de hundirse, con un superviviente a bordo, un joven oficial llamado Takumi Kusaka, teniente comandante de la Armada Imperial japonesa. Así pues, el primer dilema es: ¿salvan al joven oficial de una muerte segura o le dejan morir ahí mismo? Si le salvan, ¿cambiarán el curso de la Historia? ¿Deben inmiscuirse o no? Al final, después de una discusión a bordo, se decide salvar a Kusaka, que a partir de entonces se incorporará como personaje habitual en la historia.

Un ejemplo de la maestría gráfica y narrativa de Kawaguchi


El siguiente dilema, claro está, es: con un barco del siglo XXI equipado con la última tecnología bélica es posible acabar con cualquier acorazado e incluso portaaviones de los años 40… ¿Deben utilizar esta baza a su favor o bien deben mantenerse al margen? Si se mantienen al margen, ellos conocen perfectamente lo que ocurrió y saben que no intentar detener la ceguera japonesa a tiempo provocará millones de muertes de sus compatriotas…
Así empieza pues esta historia, que como ya he dicho antes es bastante manida (lo del viaje en el tiempo y las dudas sobre si inmiscuirse o no en la historia lo hemos visto/leído en infinidad de ocasiones), pero que resulta muy trepidante en manos de un maestro como Kawaguchi, que no se corta a la hora de incluir temática patriótica japonesa en su obra. Este es un terreno muy resbaladizo, ya que cualquier historia que hable de la II Guerra Mundial, según como se enfoque, puede llegar a ser considerada “de extrema derecha” por el público y por lo tanto perder inmediatamente el apoyo de los lectores e incluso ganarse su desprecio. Pero no, Kawaguchi consigue esquivar (a veces por los pelos) la temática más radical del “gran Japón” y realiza una historia muy bien hilvanada que no se emborracha (en demasía) en discursitos de exaltación de la raza japonesa.
Debido a su calidad y al apoyo del público y la crítica, Jipang consiguió un premio Kôdansha y además se ha adaptado a un anime de 26 episodios (que adapta solamente una parte del manga). El dibujo de Zipang es mucho más claro y estilizado que en The Silent Service, se nota una evolución muy positiva en el estilo de Kawaguchi que acerca el dibujo (sobre todo de los barcos y aviones, tanto modernos como antiguos) a cotas de belleza y realismo dignas de Naoki Urasawa.
En su momento yo me leí más o menos hasta el tomo 5 y la verdad es que la historia me encantó y siempre he querido seguir leyéndola. Kawaguchi la lleva muy bien y sabe cómo sorprender al lector y mantenerle en vilo. Igual cuando se termine me agencio un día la serie completa y me la ventilo toda seguida, ya veremos.
El caso es que ocho años después de su inicio sigue publicándose en las páginas de la revista Morning y lleva ya la friolera de 36 tomos… Como ya dije en la reseña de The Silent Service, Kawaguchi será muy bueno, pero sus historias más conocidas y exitosas son tan largas que francamente hay que tener narices para arriesgarse a traerlas a nuestro país. Los franceses, sin embargo, parecen más atrevidos en este sentido (también tienen un mercado del manga infinitamente mayor) y la editorial Kana ha publicado ya los 15 primeros tomos. En fin, ¿quién sabe? A ver si algún día podemos leerla en castellano, ¿no? ¡La esperanza es lo último que se pierde!

Chinmoku no kantai (The Silent Service)

Wednesday, October 15th, 2008
  • Título: 沈黙の艦隊 -Chinmoku no kantai- (La flota silenciosa; The Silent Service)
  • Autor: Kaiji Kawaguchi
  • Editorial: Kôdansha
  • Revista: Morning
  • Años publicación: 1988-96
  • Clasificación: seinen, bélico
  • Tomos: 32

Este octubre estoy siendo muy poco prolífico con el blog, y no precisamente porque no lea manga (tengo un buen montón de mangas por reseñar), sino porque estoy muy liado con otro proyecto personal que me está robando más tiempo del que pensaba (pero me lo estoy pasando en grande con él) y además octubre es el mes del Festival de Sitges (este año solo pude ir a ver dos pelis, ¡pero vaya dos! 20th Century Boys y Ponyo, las dos muy buenas, en especial la segunda, ¡qué maravilla!), el Salón del Manga… ¡Y menos mal que a mí no me toca ir ni al Mipcom ni a Frankfurt, que si no…!
En fin, como prometí en mi anterior post, voy a comentar algunas de las obras de Kaiji Kawaguchi, uno de los autores invitados a este Salón del Manga 08. En esta ocasión le toca a Chinmoku no kantai (The Silent Service), todo un clásico moderno y un ejemplo de lo que da de sí el manga bélico “mainstream” (no, Motofumi Kobayashi no es “mainstream” XD).
The Silent Service es una historia de submarinos de las que a Kawaguchi le encantaban de pequeño y que siempre quiso hacer. Y la apuesta le salió bien, ya que este manga se publicó durante ocho años (aunque narra solamente los acontecimientos de dos meses), recopiló 32 tomos, recibió el 14º Premio Kôdansha y consiguió montar tal polémica que incluso se discutió sobre él en el Parlamento japonés.
Todo empieza con la construcción en secreto del Sea Bat, el primer submarino nuclear japonés. Fue construido en secreto primero porque el público japonés, lógicamente, no tiene muchos buenos recuerdos ni tampoco mucho cariño por el adjetivo “nuclear”, y segundo porque años atrás ya hubo un intento fallido de introducir submarinos nucleares en las Fuerzas de Autodefensa de Japón que casi acabó en desastre.

Kaieda, sus hombres, el submarino y los americanos

Así, la historia arranca con el aparente accidente que sufre el submarino “Yamanami” capitaneado por el comandante Kaieda. Según la versión oficial de los hechos, el Yamanami ha chocado contra un submarino nuclear soviético y se ha hundido irremediablemente, con lo que toda su tripulación ha fallecido. Lógicamente, la rabia y el pánico se apodera de la población ante la amenaza soviética, pero justamente eso era lo que deseaban tanto el gobierno japonés como el americano. La realidad es que todo es un montaje para permitir que Kaieda (ahora nombrado “póstumamente” subalmirante) y su tripulación cojan el timón del nuevo submarino Sea Bat.
El plan consiste en colocar al Sea Bat al mando de la 7º Flota de los EE.UU., pero al ser un submarino realizado con fondos y tecnología japoneses y en Japón, lógicamente la tripulación debe ser nipona y debe pertenecer a las Fuerzas de Autodefensa del país.
En estas, un eterno rival-amigo de Kaieda que le conoce muy bien, el comandante Fukamachi del submarino diésel “Tatsunami”, no se traga la historia del hundimiento del submarino de Kaieda y empieza a investigar… Hasta que descubre la verdad.
La historia sigue avanzando hasta el punto de que el Sea Bat queda al mando de Kaieda y sale a hacer un trayecto de pruebas. ¡Pero a Kaieda se le cruzan los cables y se escapa con el Sea Bat! A partir de este momento, el manga entra en una espiral de persecuciones y estrategias de los americanos (y también los japoneses y los soviéticos) contra el submarino nuclear japonés y la manera como Kaieda les esquiva y les machaca de lo lindo. En medio de todo esto, el subalmirante decide cambiarle el nombre al submarino y le pone “Yamato“, un nombre más japonés imposible.
Y más o menos aquí termina el primer tomo. Luego la cosa se lía mucho más, ya que a Kaieda se le ocurre la idea de declarar al Yamato “nación independiente” y surge la posibilidad de que el buque esté cargado con cabezas nucleares. En fin, el pollo que se monta ya os lo podéis imaginar.
En esta obra, al menos en sus primeros tomos, el dibujo de Kawaguchi es más bien normalillo, pero va evolucionando considerablemente. Ya veréis cuando ponga el post de Zipang, uno de sus manga más recientes, cómo domina actualmente los lápices y lo bien que dibuja los buques de guerra, los uniformes, las expresiones, etcétera. Y como narrador la verdad es que lleva las historias muy bien. Sin duda, Kaiji Kawaguchi podría ser considerado el Tom Clancy del manga.

Jinzô Ningen Kikaider (Kikaider, el humano artificial)

Monday, September 1st, 2008
  • Título: 人造人間キカイダー -Jinzô Ningen Kikaider- (Kikaider, el humano artificial)
  • Autor: Shôtarô Ishinomori
  • Editorial: Akita Shoten
  • Revista: Shônen Sunday
  • Años publicación: 1972-74
  • Clasificación: shônen
  • Tomos: 6


Se suele decir que, si no hubiese existido Osamu Tezuka, el título de “dios del manga” habría recaído en Shôtarô Ishinomori (1938-98). No cabe duda que su prodigiosa capacidad para contar historias, así como su prolífica carrera (de hecho, tiene el Récord Guinness de dibujante de cómics con más títulos editados, tras la edición en 2005 de sus obras completas, que abarcan un total de 500 tomos) tuvo una gran influencia en las generaciones posteriores. No en vano, a Ishinomori le llamaban “el rey del manga”. Ya veremos más cosas de Ishinomori en este blog; ahora no es tanto el momento para centrarnos en el mangaka, sino en el manga.
Reseño en esta ocasión Jinzô Ningen Kikaider (Kikaider, el humano artificial), una de sus obras “menores”, por pura curiosidad personal. Efectivamente, este mes de septiembre Planeta deAgostini comienza la publicación de Kikaider 02, una obra de siete tomos dibujada por Meimu que está basada en este manga que reseño ahora (es una especie de remake actualizado), y de cuya traducción me encargo yo mismo. No puedo decir que Kikaider 02 sea una de mis obras predilectas ni que lo esté pasando especialmente bien con su traducción,. Pero hay algo con esta obra que me ha dejado una pequeña espina clavada. Normalmente, los cómics de Planeta deAgostini se complementan con uno o más artículos que dan información acerca del entorno de la serie, su autor, etc. Pues bien, algunas veces estos artículos son bastante accesorios, ya que o bien la obra de turno no la necesita, o bien el artículo que se acaba describiendo no aporta nada nuevo al lector. En mi opinión, sin embargo, si hay una obra que necesita un artículo complementario, esta es Kikaider 02, pero lamentablemente, por motivos de paginación, no había espacio para él. Personalmente, creo que el lector que lea Kikaider 02 sin tener ni idea de lo que le rodea se perderá parte de la película, así que este post es más o menos algo que puede sustituir a ese inexistente artículo complementario.
Kikaider 02, el manga publicado por Planeta, contiene un escrito de Shôtarô Ishinomori a modo de introducción y también varios extras, como un par de largas entrevistas en los dos primeros tomos o varios escritos de homenaje escritos por personalidades del mundo del cómic y la animación relacionadas con el mundo de Ishinomori. Todos estos escritos se dedican a loar a Kikaider, tanto el manga original como su adaptación a serie de imagen real para televisión. ambos perfectos desconocidos en España. Todo esto me picó y me instó a conseguir el primer tomo de la obra original para leerlo.

Kikaider contra el robot mantis

Kikaider, el manga original, es una obra muy de su tiempo, con un estilo muy “Ishinomoriesco” y un dibujo muy tezukiano, como todo lo producido por Shôtarô Ishinomori durante los años 60 y gran parte de los 70 (no en vano, Ishinomori fue un gran admirador de Tezuka y también, cómo no, fue uno de los mangaka que vivieron en los “apartamentos del manga” Tokiwa-sô en la primera mitad de los años 50). Pero Kikaider destaca por ser una obra muy oscura y que plantea dilemas muy interesantes relacionados con la ciencia-ficción: ¿Se pueden construir robots “buenos”? ¿Qué es exactamente la “bondad”? ¿Un robot que consiga ser lo más parecido a un humano puede ser “feliz”? Todo esto subyace por debajo de una obra de ciencia-ficción al uso, con luchas entre robots (no gigantes, por cierto) y con una malvada organización que quiere destruir el mundo.
La historia está protagonizada por Mitsuko y Jirô. Ella es la hija de un prestigioso doctor en robótica, el doctor Kômyôji, que hace unos años perdió a su hijo Ichirô y que, para compensarlo, se empeña en crear a un hombre artificial al que pone de nombre Jirô (un poco como el doctor Tenma con su hijo Tobio y Astroboy, pero bastante más oscuro). Pero las cosas se tuercen y el doctor Kômyôji, engañado, acaba aliándose con el malvado profesor Gill Herbert, líder de la malvada organización DARK, para el cual construye trece robots con características similares a las de varios animales en peligro de extinción (un rinoceronte, una mantis, etc.) En cualquier caso, las cosas se lían, ya que al doctor Kômyôji le da por construir, a escondidas de Herbert, ese robot especial al que llama Jirô, y al que dota con un “circuito de la bondad” (el “Géminis”) que le impedirá acatar órdenes malvadas. Lo que Kômyôji no contempla es que las cosas se torcerán, el laboratorio en el que trabaja estallará y el Géminis de Jirô no funcionará del todo correctamente. Así, Jirô queda solo y desamparado y, al lado de Mitsuko, tendrá que huir constantemente de los trece robots enemigos y en ocasiones luchar con ellos. Cuando se transforma en modo de batalla, pero, la anomalía en el Géminis provoca que no pueda cambiar por completo y se convierte en Kikaider, un grotesco ser mecánico imperfecto y asimétrico.
Ciertamente, Kikaider 02 se entiende mejor si uno lee antes Kikaider, por varios motivos, casi todos ellos bastante sutiles. Kikaider 02 es una obra pensada originalmente para un público eminentemente cuarentón, que siguió las aventuras del personaje en su versión manga o televisiva en los años 70 y que se sirve del efecto nostalgia para vender. Por lo tanto, Meimu, no sé si consciente o inconscientemente, da varias cosas por sabidas que en Japón seguramente pasan desapercibidas, pero que en España, un terreno “virgen” en lo referente a Kikaider, se convierten en un problema. Aparte, la idea de una organización malvada que quiere conquistar el mundo y un robot que lucha contra ella podía “colar” muy bien en los años 70, pero actualmente, la verdad, a mí me parece pueril y manida. Es cierto que Meimu hace un trabajo encomiable al intentar adaptar el entorno de Kikaider a una problemática más actual y plausible (la contaminación ambiental, la filosofía en general, etc.), pero a mí el rollo de “malvados que quieren conquistar el mundo”, en una obra actual, me parece bastante anticuado.
Otras cosas que me habría gustado comentar en ese hipotético artículo para Kikaider 02, si me lo hubiesen encargado, aparte de explicar qué es Kikaider, de dónde viene, quién fue Shôtarô Ishinomori y qué hizo, qué papel desempeñaron las series sentai en la tele japonesa (y, por extensión, en toda una generación) de los años 70 a la estela de Kamen Rider (también creación de Ishinomori, por cierto), son cosas más bien lingüísticas. Por un lado, en el manga Kikaider 02 nunca -excepto en la presentación de personajes- se nombra al personaje como “Kikaider” (es o bien Jirô o bien el “Cero dos”), ni tampoco a su antagonista como “Hakaider”. Pues bien, el nombre de estos personajes deriva de las palabras japonesas “kikai” (máquina) y “hakai” (destrucción). Y también otro dato importante para entender mejor la historia es el nombre de tres de sus personajes: Ichirô (hijo mayor del doctor Kômyôji, muerto), Jirô (el humano artificial 02) y Saburô (el humano artificial también conocido como Hakaider). Estos tres nombres son típicos nombres masculinos dados al primer, segundo y tercer hijo, respectivamente, de la misma familia. Me parecen datos importantes que no se han dado.
En definitiva, me ha gustado bastante comparar el manga original de Kikaider con su adaptación moderna, ya que he podido entender mucho mejor el contexto de la obra que estoy traduciendo y lo que significa para el público al que originalmente está dirigida.

Banana Fish

Monday, August 11th, 2008
  • Título: Banana Fish
  • Autor: Akimi Yoshida
  • Editorial: Shôgakukan
  • Revista: Bessatsu Shôjo Comic
  • Años publicación: 1985-94
  • Clasificación: shôjo, shônen, seinen
  • Tomos: 19

Es la primera vez que encuentro una historia tan difícil de clasificar. ¿Es un shôjo? Técnicamente sí, si hacemos caso de la revista en la que fue publicada esta historia, la Bessatsu Shôjo Comic. ¿Es un shônen? Si nos limitamos al aspecto gráfico, ciertamente tiene más pinta de shônen que de shôjo. ¿Es un seinen? La temática (acción, mafias, una misteriosa droga, etc.) es muy seinen, así como la violencia y crudeza de algunas escenas. Es con obras como esta que la “compartimentación” en géneros pasa a ser algo totalmente accesorio. ¿Qué importa la “etiqueta” que le queramos poner si la historia está bien y el dibujo va acorde con ella?
En este sentido, Banana Fish es uno de los manga más sorprendentes que he leído últimamente, ya que la mezcla de géneros que Akimi Yoshida realizó entre 1984 y 1994 no solo es un experimento sin más. Banana Fish fue un gran éxito en su tiempo y es una de las obras más destacadas del manga de los años 80-90. Solo he leído el primer tomo y, al ser muy introductorio y tener una estructura bastante confusa (típica de las películas que empiezan con flashbacks y combinan escenas de flashback con escenas de presente, y que además tienen muchos personajes que hay que ir presentando poco a poco), no me quedé mucho con la historia, pero lo cierto es que el argumento, que es del tipo thriller con acción y misterio (comparable a obras como Monster, por ejemplo) parece muy bien llevado y, según he visto por ahí, aguanta bastante bien durante los 19 tomos de los que consta el manga.

Revista shôjo, dibujo shônen y temática seinen

La historia arranca con un corto viaje en el tiempo al año 1973, en Vietnam, donde unos soldados americanos están tomando unas cervezas al fresco en las postrimerías de la guerra. De repente, uno de los soldados aparece con una ametralladora y empieza a disparar a sus compañeros, matando a algunos de ellos. Finalmente, entre todos consiguen reducirle, y las únicas palabras que masculla el soldado enloquecido son “Banana Fish”. La acción se traslada al presente (en este caso, mediados de los años 80), a Nueva York, donde conocemos a Ash Lynx, un chico de 17 años que lidera un grupo de jóvenes macarras y que a su vez está metido en una organización mafiosa liderada por Dino Golzine.
En un momento dado, un hombre moribundo al que habían disparado se cruza con Ash en un callejón y, tras darle un vial con una sustancia indeterminada, murmura también las palabras “Banana Fish” y una dirección en Los Ángeles. Curiosamente, Ash tiene en su casa al ex soldado de la primera escena del manga (se deduce que es su hermano), actualmente inválido y permanentemente alienado: de hecho, las únicas palabras que dice son también “Banana Fish”… ¿Es “banana fish” el nombre de la peligrosa droga que dejó en estado vegetativo a su hermano? ¿Qué hay detrás de ella? ¿Por qué la mafia tiene tanto interés en todo este asunto?
Así empieza una trepidante aventura llena de aventuras, violencia (e incluso pedofilia y homosexualidad) en la que Ash se pondrá como objetivo descubrir más sobre el “Banana Fish”. Entre medio, se encuentra la policía, la mafia, y un joven llamado Eiji que acompaña a un periodista japonés que quería hacer un reportaje sobre la banda de Ash y se ve implicado en todo el asunto.
Pese a su relativa antigüedad, Banana Fish es un manga que todavía se deja leer muy bien y es altamente recomendable. Este shôjo-que-no-es-un-shôjo ha sido publicado en Estados Unidos, Francia e Italia, así que tampoco sería descabellado verlo en el futuro por estos lares. ¡Ya veremos!

Psyren

Tuesday, August 5th, 2008
  • Título: Psyren -サイレン- (Psyren)
  • Autor: Toshiaki Iwashiro
  • Editorial: Shûeisha
  • Revista: Shônen Jump
  • Años publicación: 2008-?
  • Clasificación: shônen
  • Tomos: 2 (en curso)


A finales de diciembre de 2007, cuando se puso a la venta el número 1 de 2008 de la revista Shônen Jump, estaba yo por Japón y me compré la revista por curiosidad, por ver exactamente qué obras se estaban publicando en aquel momento. Y justamente en aquel número empezaba una nueva serie llamada Psyren. La verdad es que empecé a leerla con bastante desgana ya que el autor era Toshiaki Iwashiro, creador del infame manga (en mi opinión) Mieru Hito.
Sinceramente, Mieru Hito me pareció un manga tan malo que me costó acabar el tomo 1 (y eso solo me pasa ocasionalmente, que conste, ya que aguanto bastante lo que me echen). Así que, como podéis imaginar, esta Psyren no me hizo demasiada ilusión. Pero aun así, empecé a leerla y me quedé sorprendido de lo bien narrada que está la historia. Recuerdo que en aquel momento, tras leer el primer capítulo especial de 60 páginas, me quedé con un muy buen sabor de boca y con ganas de más, e incluso llegué a pensar que por fin la Shônen Jump había encontrado un manga que podía muy bien convertirse en el relevo de series como One Piece, Naruto o Bleach, que ya llevan un montón de tomos y deberían ir pensando en terminarlas. En este mismo blog ya comenté una vez que la Jump estaba en claro peligro, ya que tiene unas cuantas series con un éxito tremendo, pero que ya llevan bastantes años publicándose y corren el peligro de que la gente se canse de ellas de un momento a otro. Por otro lado, casi ninguna de las nuevas series que han ido entrando a partir de 2006 ha acabado de cuajar (por ejemplo, MxO, que me parecía un manga bastante aceptable y que podía ir a más, la han acabado cerrando con “solo” 10 tomos).
Pero Psyren, en mi opinión, tiene números para convertirse en el nuevo bombazo que dé un poco de aire a la Jump y permita que Oda, Kishimoto o Kubo terminen sus actuales series y puedan dedicarse a nuevos personajes y nuevos argumentos que refresquen un poco la revista. Tampoco nos engañemos, sin embargo. Psyren es una serie shônen al uso, con sus aventuras, piños y misterios. Pero está bastante bien llevada y el dibujo no está nada mal (aunque aun así espero que Iwashiro vaya mejorando con el tiempo).

Realmente, este es un shônen al uso. Pero se deja leer

Ageha Yoshina es un estudiante de instituto al que le encanta meterse en peleas. Un buen día, pasa por el lado de una cabina telefónica en la que el teléfono está sonando. Ni corto ni perezoso, coge el teléfono y al otro lado del auricular solo se oyen sonidos y zumbidos sin sentido (pero la viñeta nos muestra una especie de monstruo con un teléfono móvil encima de la cabina donde está Ageha). Tras colgar el teléfono, sale de la ranura una targeta telefónica en la que solo hay escrita la palabra “Psyren”. Al día siguiente, se encuentra por casualidad la cartera de Sakurako, una amiga de la infancia que antes era muy alegre y ahora se ha vuelto callada y taciturna: dentro de la cartera encuentra otra tarjeta “Psyren”. Al preguntarle, ella le dice que no sabe nada sobre esa targeta pero, al poco, desde la lejanía, masculla un apenas audible “ayúdame”…
Poco después, Ageha se entera de que corre una leyenda urbana según la cual está desapareciendo bastante gente que encuentra targetas telefónicas “Psyren” y las introduce en teléfonos públicos. Decidido a saber más sobre todo este asunto, e intrigado por la velada súplica de ayuda de Sakurako, nuestro protagonista decide introducir su tarjeta en un teléfono y… ¡Viaja a un mundo paralelo que parece un escenario postapocalíptico!
Ahí, se encuentra con Sakurako y varias otras personas. Al parecer, se les obliga a completar un “juego” si quieren volver a su mundo original: deben llegar a la “puerta” de salida atravesando el yermo páramo que se extiende ante sus ojos… Sin saber que ese páramo está poblado de extraños y violentos monstruos.
Y así tenemos todos los ingredientes “Jump” para conseguir un best-seller: misterios, jóvenes armados, piños a malsalva y una guapa protagonista vestida de uniforme y blandiendo una espada ensangrentada.
Como he comentado hace un momento, este manga no es el epítome de la originalidad, pero tiene los ingredientes necesarios para convertirse en el próximo éxito de la Shônen Jump. Veremos si Iwashiro no echa por la borda el potencial éxito que tiene entre las manos.