- Título: チャイルド☆プラネット–Child Planet–
- Autor: Issei Eifuku (dibujo) / Kentarō Takekuma
- Editorial: Shōgakukan
- Revista: Young Sunday
- Años publicación: 1996-97
- Clasificación: seinen, apocalíptico
- Tomos: 7
Issei Eifuku es el guionista de Takemitsu Zamurai – El samurái que vendió su alma (Ediciones Glénat), y como tal nos visitará durante este próximo XV Salón del Manga como autor invitado (junto al genial dibujante Taiyō Matsumoto). Si te pones a investigar un poco sobre su figura, que es algo que he estado haciendo estos días para prepararme para ser el intérprete de él y Matsumoto durante el Salón, descubres que su carrera empezó en realidad no como guionista, sino como ayudante del propio Matsumoto. Ayudante de dibujo, se entiende: uno de esos “negros” que se dedican a dibujar los fondos, entintar, poner tramas y demás en las obras de manga de los dibujantes consagrados. Y como puedo comprobar, efectivamente, y como ya comenté en la reseña de GoGo Monster, Eifuku figura como ayudante en los créditos.
Sin embargo, como hacen tantos ayudantes, Eifuku también “salió del nido” y probó suerte como autor; en esta faceta, consiguió publicar varias obras que han sido recopiladas en unos cuantos tomos. Sin embargo, resulta curioso que la obra que mejor parece haber funcionado (al menos, la única–aparte de Takemitsu– que se menta como “más representativa” de Eifuku en las varias fuentes que he consultado) es Child Planet, ¡que está guionizada por un autor llamado Kentarō Takekuma (famoso crítico de manga, por cierto)! Pongo las exclamaciones porque realmente me sorprende esta inversión de papeles: un guionista tan absolutamente brillante como Eifuku haciendo de dibujante para otro guionista… ¡El mundo al revés!
La conclusión a la que he llegado tras leer el tomo 1 de los 7 de los que consta Child Planet es que me alegro mucho de que Eifuku haya conseguido destaparse como guionista genial y que por fin haya logrado el éxito con Takemitsu (que será su obra más larga, ya que el tomo 7 de Takemitsu está a punto de salir en Japón y aún sigue abierta, por lo que superará a Child Planet). Y lo digo porque como dibujante resulta… Bueno, digamos que más bien es del montón tirando hacia abajo, aunque se le nota cierta influencia de Matsumoto (que no resulta suficiente).
El argumento es el típico postapocalíptico: ocurre un gran desastre y los supervivientes tienen que espabilarse. En este caso, es un poco El señor de las moscas meets Dragon Head. El manga empieza fuerte, con unos escolares enterrando e incinerando a los profesores de su escuela, que están todos muertos. Poco después, el flash forward termina y se inicia la historia en sí, en la que vemos que por la acción de un virus o gas venenoso los adultos se vuelven locos y poco después mueren vomitando sangre, con lo que solo los niños y jóvenes quedan en pie. Accidentes, destrucción, persecuciones, sangre, más destrucción, más sangre, más violencia…
Las similitudes con Dragon Head de Minetarō Mochizuki son bastante importantes, hasta el punto de que, viendo la fecha de edición (empezó en 1996, mientras que Dragon Head es de 1995), uno puede llegar a sospechar aquello que he dicho más de una vez de la “copia” entre editoriales: si una obra tiene éxito, otra editorial contraataca con una obra similar (caso de Say hello to Black Jack vs. Team Medical Dragon, Rurōni Kenshin vs. Samurai Deeper Kyō, etc.), y Dragon Head es de Kōdansha mientras que Child Planet es de su gran rival editorial, Shōgakukan. Por si fuera poco, el estilo de dibujo de Eifuku se parece bastante al de Mochizuki.
Lo que sí es cierto es que ambas obras son muy de su tiempo. Dragon Head, curiosamente, tuvo el mérito de adelantarse (por solo días) al Gran Terremoto de Hanshin, así como al ataque terrorista con gas sarín en el metro de Tokio perpetrado por la secta Aum Shinrikyō, dos sucesos que calaron muy hondo en la conciencia colectiva de los japoneses. Precisamente por este componente “clarividente” resulta interesantísimo Dragon Head, mientras que Child Planet, posterior a todo esto, parece ser una respuesta más bien oportunista y aprovechada. Aun así, resulta interesante para captar, aunque sea de soslayo, el miedo a los grandes desastres y al terrorismo vírico o con gases que azotó a los japoneses durante la segunda mitad de los años 90. Por cierto, está bien analizar las obras manga dentro de su contexto, ¿verdad?
En resumen, Child Planet me ha parecido una obra bastante del montón, aunque entretenidilla, y si alguna vez tengo la oportunidad de leerla entera no me importará dedicarle unas horas. No en vano las historias apocalípticas me gustan bastante, y me he quedado intrigado por saber cómo se espabilarán los chavales en un mundo sin adultos.
Lo mejor
- ¡Apocalipsis! ¡Destrucción! ¡Catástrofe!
- Una obra muy de su tiempo e interesante para observar la psique de los japoneses de la época.
- Que Eifuku haya descubierto su faceta de guionista genial y haya aparcado los lápices.
Lo peor
- Guión bastante manido.
- Dibujo más bien tosco.
Comentarios recientes