El blog de Marc Bernabé

Neko de gomen! (¡Soy una gata, perdón!)

Monday, February 4th, 2008
  • Título: 猫でごめん! (Neko de gomen!) -¡Soy una gata, perdón!-
  • Autor: Akane Nagano
  • Editorial: Kôdansha
  • Revista: Shônen Magazine
  • Años publicación: 1989-1993
  • Clasificación: Shônen, comedia romántica
  • Tomos: 8

A esta serie le tengo un cariño especial porque fue uno de los primeros tomos de manga que tuve jamás. Recuerdo que lo compré mucho antes de empezar a estudiar siquiera japonés, porque lo encontré muy barato en una caja en la que saldaban material de importación en una tienda de Barcelona (creo que era Norma, pero no estoy seguro). Era el tomo 7 y todavía lo guardo como trofeo. Más tarde, creo que en Kioto durante mi época de estudiante de intercambio (1999-2000, buf, ¡cuántos años hace de eso ya!), encontré el primer tomo y me lo compré.
No sé, el título del manga me caía muy bien y además, por poco japonés que sepas puedes entenderlo (neko = gato; gomen = perdón), pero por circunstancias de la vida nunca lo había leído. En Kioto compré muchos tomos y mi nivel no me permitía leer demasiado rápido, así que muchos tomos de los que compré entonces no pude leerlos en su momento. Luego, una mudanza y otra etapa, esta vez de cuatro años, en Japón, hicieron que estos tomos quedaran en cajas en el sótano de mi abuela. Por fin, hace relativamente poco conseguí hacer realidad mi sueño de tener una biblioteca donde guardar los tomos de forma ordenada y pude rescatar todo ese material, entre el que se encontraba este tomo 1 de Neko de gomen!, que finalmente me decidí a leer.
Cada generación en el manga tiene a uno o dos autores fetiche, del cual muchos de los demás autores imitan el estilo. Por ejemplo, en los 50 y 60 todo el mundo imitaba el estilo Tezuka, mientras que en los 70 el estilo épico del gekiga, encarnado en obras legendarias como Ashita no Joe y Kyojin no hoshi, hizo mella en el manga. En los 80, fueron sobre todo Rumiko Takahashi y Mitsuru Adachi quienes dejaron su impronta, mientras que las generaciones actuales de dibujantes shônen copian descaradamente el estilo de Akira Toriyama, hasta el punto de que la Shônen Jump, con el permiso de series como Kochikame, presenta a una serie de clones de Dragon Ball tras otra. Esto no es necesariamente malo, que quede claro, que soy el primero que disfruta con Bleach y con Naruto.
El manga shônen ochentero me encanta, sobre todo en el aspecto gráfico, con esas líneas más redondeadas del estilo de Adachi y Takahashi. Al menos, acostumbrado como estoy ahora a estar todo el tiempo trabajando con shônen actual, para mí es un soplo de aire fresco ver cómo se hacía el shônen no hace tanto tiempo.
Yayoi se pone “gatuna” en cuanto su estado anímico se altera… ¡O ve a un ratón! ^_^

El manga japonés se caracteriza también por la feroz competencia entre editoriales; cuando una editorial consigue un éxito, enseguida vienen otras a copiar la idea y tratar de chupar rueda. ¿Ejemplos? Samurai Deeper Kyo fue la respuesta de Kôdansha a Rurôni Kenshin de Shûeisha; D-Gray-man a mí me huele como el intento de Shûeisha de conseguir un Fullmetal Alchemist (de Square-Enix) propio; luego están los múltiples mangas de fútbol salidos a la estela de Captain Tsubasa (de Shûeisha), como Shoot! (de Kôdansha) o tantos otros. Mirad la lista de mangas de fútbol que tiene la Wikipedia japonesa, es para alucinar. Y seguro que la práctica totalidad son posteriores a Tsubasa.
El manga que nos ocupa en esta reseña, Neko de gomen!, es claramente, y sin ningún rubor, un intento de Kôdansha de aprovechar el éxito de Ranma 1/2, de Shôgakukan. En plan comedia, personaje que se transforma, secundarios raritos, situaciones absurdas, etc. Yayoi es una chica normal y corriente, a la que le gusta un chico empolloncete del instituto. También resulta que el padre de Yayoi es un científico un poco (bueno, mucho) chiflado que inventa una máquina de teleportación. Así, al tío no se le ocurre otra cosa que probar la maquinita con su propia hija… Pero la mala suerte hace que entre un gatito en la cabina y… Al descomponerse en la cabina de salida las moléculas de Yayoi y el gato, luego se vuelven a montar en la cabina de llegada pero de forma combinada. Esto, aquí donde lo veis, es un plagio bestial de la película La mosca (de 1986, remake de la original de 1958), lo que pasa es que en vez de mosca hay un gato y en vez de un drama-terror, es una historia de humor. Lo gracioso es que el manga no se esconde de eso, incluso se cachondea explícitamente de la “similitud” (ejem).
En fin, que el aspecto físico de Yayoi después de quedar combinada con el gato por culpa de su padre es totalmente normal… Aunque cuando se pone nerviosa, se asusta o se emociona, le salen orejitas de gato y una cola. El caso es que, por supuesto, nadie debe enterarse de esto y Yayoi trata de esconderlo, incluso ante la presencia del chico que le gusta, Minoru, que al poco le pide salir con ella. El problema es que Minoru no soporta a los gatos…
¿Queréis saber mi opinión sincera? Este manga no es un alarde de originalidad, se copia conceptos de La mosca, de Ranma 1/2 y de tantos otros… Pero me lo pasé muy bien leyéndolo. Las situaciones son divertidas y al fin y al cabo lo que cuenta en un buen manga es que cumpla su función, que es la de entretener. Y a mí me entretuvo. Este manga ciertamente no pasará a los anales de la historia del género, pero ese sabor ochentero (y de principios de los 90) que tiene me encantó, fue un buen cambio respecto de la rutina.

 

Mister Ajikko, el rey del sushi

Friday, January 11th, 2008
  • Título: ミスター味っ子 -Mister Ajikko, el rey del sushi-
  • Autor: Daisuke Terasawa
  • Editorial: Kôdansha
  • Revista: Shônen Magazine
  • Años publicación: 1986-89
  • Clasificación: shônen culinario
  • Tomos: 19
A veces, cuando estoy en plan nostálgico, me sorprendo a mí mismo recordando esas tardes cuando, después de volver del colegio, me sentaba con mi merienda delante de la tele y ponía TV3, la tele catalana, para tragarme una hora o dos de programación juvenil en forma sobre todo de animación japonesa (y series de imagen real francesas, malísimas pero que enganchaban). Con especial cariño recuerdo la época en la que primero echaban Dr. Slump, mi serie favorita de todos los tiempos, seguida de la grandiosa Dragon Ball. Era como un sueño hecho realidad. Sin embargo, llegó el día del fin de Dr. Slump, que fue sustituido por una serie absurda que iba sobre un cocinero que se llamaba Sushi. Todavía no sé si el título de la serie en catalán era El petit xef o El gran Sushi, porque era de las típicas en las que el nombre del protagonista acaba convirtiéndose en el título de facto de la serie. En fin, el cambio me tocó mucho la moral al principio, y debo confesar que odié al papanatas de Sushi con toda mi alma…
Pero eso duró poco, porque en vez de mantener la tele apagada hasta que empezara Dragon Ball, el hombre es un animal de costumbres, y yo seguía llegando del colegio y encendiendo la tele con el bocata de Nocilla en la mano a la misma hora de antes. Al poco, estaba enganchadísimo a las aventuras del bobalicón de Sushi, y conmigo, toda una generación de televidentes catalanes, gallegos y vascos.

Ahora, tantos años después, hemos empezado a traducir por primera vez al castellano esta serie de animación que tanto me enganchó de pequeño. Debo confesar que me lo estoy pasando en grande, porque la serie es tan absurda y absolutamente exagerada que me resulta imposible aborrecerla. Esta nueva traducción significará que, por fin, toda la gente del país podrá disfrutar de las aventuras culinarias de Ajikko. El título de la serie en español, Míster Ajikko, el rey del sushi, será fiel al original y a la vez tendrá un guiño al nombre con el que el personaje es conocido por su antiguo pase por las autonómicas catalana, gallega y vasca.

¡Umaaaaiii zooooo! (¡Delicioooosooooo!)

 

Como la amplísima mayoría de las series de animación japonesas, Mister Ajikko está basado en un manga, que es el que presento en esta ocasión. El manga nos cuenta la historia de Yôichi Ajiyoshi, un niño que se ha quedado huérfano de padre y que, junto a su joven madre, se encarga de mantener a flote la tasca que tienen los dos. Un buen día, un prestigiosísimo crítico culinario, el Rey del Gusto (Aji-ô), pasa por delante de la tasca y, ante la perplejidad de su ayudante, se interesa por el menú de katsudón (cerdo rebozado con huevo sobre una base de arroz) que sirven en la misma. Es el mismo Yôichi quien se encarga de prepararla y, como no podría ser de otra manera, el Rey del Gusto queda impresionado con su destreza.
A partir de este momento, Yôichi se embarca en una carrera de “batallas de sabor” contra grandes cocineros de Japón y todo el mundo, siempre buscando nuevas ideas y trantando de superarse a sí mismo. El manga es bastante más soso que el anime, si tengo que decir la verdad. En el anime, las situaciones son exageradísimas, y no es raro ver a los personajes gritando como locos de placer mientras vuelan en medio de volcanes en erupción cuando prueban un plato de delicioso sabor. ¡Incluso los ingredientes se ponen a luchar entre ellos! Toda esta exageración máxima es lo que hace interesante a esta serie, que por otro lado sería de nulo interés para el público occidental, ya que la mayoría de los platos e ingredientes que aparecen son japoneses u orientales. Batallas de sabores de curry, katsudón, ramen, tenpura, sushi, ¡todo lo que uno pueda imaginar! Pero también de espaguetis, gratinados, pizzas…
Ahora que está tan de moda recuperar series antiguas, quién sabe si alguna vez podremos leer el manga de Ajikko en español… Sin embargo, mejor si veis el anime porque, en esta ocasión y contradiciendo a la mayoría de las veces en las que se anima un manga, los animadores hicieron una labor estupenda y superaron al manga. No tengo ni idea de cuándo se empezará a emitir la serie en la tele, pero estad atentos a vuestras pantallas porque, aunque ya tiene unos añitos y se nota un poco viejecita, engancha como muy pocas series actuales pueden enganchar.
¡Y los amantes del yaoi, no os lo perdáis! Si esta serie fuese más actual, estad seguros de que habría mil millones de dôjinshi poniendo a Yôichi como pareja de los demás personajes masculinos. Porque tanta “amistad ardiente” no puede ser normal…

KochiKame

Wednesday, December 26th, 2007
  • Título: こちら葛飾区亀有公園前派出所 (Kochira Katsushika-ku Kameari Kôen-mae Hashutsujo)
  • Autor: Osamu Akimoto
  • Editorial: Shûeisha
  • Revista: Shônen Jump
  • Clasificación: Shônen
  • Tomos: 158 (en curso)

La obra que inaugura el área de reseñas de este blog tiene el honor de tener posiblemente el título más largo de todos los manga (aunque popularmente se le conoce por la abreviatura KochiKame), pero también es la serie con el récord de tomos publicados, un total de 158 a fecha de enero de 2008. Un momento, ¿¡158!? A unas 190 páginas el tomo, esto equivale a ¡31.590 páginas de manga!
Aunque Aquí la comisaría de policía de enfrente del parque de Kameari, en el distrito de Katsushika (así se traduciría el título) se empezara a publicar en 1976 (o sea, que tiene mi misma edad, ¡argh!), no ostenta el récord de manga más longevo (récord que ostenta Golgo 13, en publicación desde 1968). Lo increíble de este manga es que, semana tras semana (y sin faltar ni una sola), durante más de 31 años, ha estado publicándose en las páginas de la famosísima e hiper-competitiva Shônen Jump, notoria por ser la que ha parido más éxitos (de lejos) del manga shônen japonés. Una revista en la que, a la mínima que una serie pierde apoyo popular, se corta sin más contemplaciones. Pues KochiKame lleva aguantando 31 años ahí, y con más salud que nunca, siempre manteniéndose en los puestos altos de las votaciones de popularidad de los lectores.
Por si fuera poco, siempre que veo fotos de Osamu Akimoto, el autor, alucino con este hombre. Siempre aparece sonriendo, con una expresión dulcísima en la cara, ¡feliz de la vida! Semana tras semana, currando en esta serie sin parar durante la friolera de 31 años seguidos (y ojo, porque a veces -aunque pocas- le da por ponerse a hacer otras series o proyectos diferentes como libros, etc.). Osamu Akimoto es uno de los mangaka a los que más admiro, ¡y es que, a diferencia de la mayoría, jamás le he leído quejarse de lo duro que es su trabajo, ni de la falta de tiempo, ni nada! ¡Y siempre con esa amable sonrisa en la cara!

Pero aún no he comentado de qué va la serie, ¿no? Ups, perdón. La serie va sobre las andanzas de Ryôtsu, un agente de policía de lo más bruto, ruin, marrullero y deshonesto (¡pero que se hace querer!). Acompañado por un elenco de personajes bestial, con centenares de personajes diferentes, cada capítulo es una historia autoconclusiva de humor. Esto posibilita que cualquiera se pueda enganchar a la historia desde prácticamente cualquier tomo, y por ejemplo KochiKame es una de las opciones de lectura habituales en los lugares en los que el cliente debe esperar y matar el tiempo (peluquerías, dentistas, comercios de comida para llevar, etc.). Prácticamente todo Japón conoce a Ryôtsu y, si tiene un rato disponible, no duda ni un instante en tomar un tomo del manga y leer uno o dos capítulos al azar.
La gracia de KochiKame no radica sólo en sus personajes ni en su humor. A mí me encanta leerla porque el autor procura estar siempre a la última en tendencias, tecnología, videojuegos, etc., además de ser un erudito en la historia y tradiciones de Tokio y lugares de interés. Así, en los últimos tomos vemos a Ryôtsu discutir sobre las consolas de última generación (PS3, Wii, X-Box 360), ir a un maid café en Akihabara, etc, pero también participar en un festival tradicional o en un torneo de shôgi. Es una manera divertida de conocer las tendencias de la sociedad japonesa actual y aprender sobre tradiciones o lugares, ¡aparte de que la serie tiene un “no-sé-qué” que engancha muchísimo! Aunque me enganché al manga sobre el tomo 140, a raíz de trabajar en la traducción de la versión animada de la serie, es uno de los pocos manga que sigo religiosamente a medida que se van publicando tomos en Japón, ya que casi parece hecho para mí. Aunque su humor es bastante universal (aunque muy exagerado y cafre), el marco en el que se desarrolla la historia (barrios tradicionales de Tokio) y el trasfondo de la misma -más “nipona” que el anime- provocan que este manga tenga prácticamente nulas posibilidades de triunfar fuera de Japón.
Una última curiosidad es que el autor firmó los primeros cinco tomos de la obra con el apodo Tatsuhiko Yamadome, 山止たつひこ parodia del nombre 山上たつひこ (Tatsuhiko Yamagami), el autor del famoso manga setentero Gaki Deka (humor cafre sobre policías). Nótese que la diferencia entre ambos nombres escritos en kanji es un solo trazo en un carácter (止 vs 上). Sólo las primeras ediciones de los primeros cinco tomos están firmadas “Tatsuhiko Yamadome” y actualmente son muy difíciles de encontrar. Así, una de las joyas de mi colección es una primera edición del tomo 1 (de 1977) firmada con el apodo Tatsuhiko Yamadome. Para contrastar, también tengo la 96º (!!) edición de este mismo tomo 1, de 1994, firmada “Osamu Akimoto” 秋本治.

La portada del número 1 firmada Tatsuhiko Yamadome
(comparar con la portada al principio del post)


Curiosamente, ahora que tengo delante un tomo de 1977, otro de 1994 y otro de 2007, en 1977 los tomos costaban 320 yenes. En 1994 habían subido a 370 y actualmente cuestan 390 (más IVA del 5%). Es decir, sólo 70 yenes de subida en 30 años. Esto da una pista sobre la baja inflación de Japón, ¿verdad?