El blog de Marc Bernabé

Dôsei jidai (La época en la que vivíamos juntos)

Wednesday, June 25th, 2008
  • Título: 同棲時代 –Dôsei jidai– (La época en la que vivíamos juntos)
  • Autor: Kazuo Kamimura
  • Editorial: Futabasha
  • Revista: Manga Action
  • Años publicación: 1972-73
  • Clasificación: seinen, costumbrista
  • Tomos: 6

Impresionado. Esta es la palabra que resume cómo me quedé al leer este manga hace escasos meses. Me maravilla la profundidad que tiene el mundo del manga (como la puede tener el del cine, la literatura, etc, claro), en el que, cuando tienes la sensación de estar muy cerca del fondo, de conocer las obras más maravillosas que se han parido en la Tierra del Sol Naciente, vas y te encuentras otra perla, esta vez realizada hace más de tres décadas y media. Este tipo de encuentros son los que animan a uno a seguir adelante, a seguir escarbando, y lo cierto es que últimamente estoy siendo bastante afortunado, puesto que sigo encontrando obras que me dejan anonadado (junto a mucha morralla, que también es verdad que no todo es tan bonito ^_^).
Dôsei jidai es una obra fascinante en muchos sentidos. A mí me encantó, y eso que, como suelo hacer, solo me leí el primer tomo. Espero algún día poder leerme los otros cinco. La obra está ambientada en los años 70, es decir, en la misma época en la que se creó, justo después de los graves disturbios y protestas estudiantiles que definieron la segunda mitad de los años 60. Era una época en la que se empezó a poner de moda entre los jóvenes que empezaban a entrar en la edad adulta el hecho de irse a vivir juntos, es decir, el 同棲 dôsei. Esto que en Occidente ahora nos parece tan obvio, en Japón, incluso ahora, sigue estando relativamente mal visto, ya que la tendencia habitual es la de irse a vivir con la pareja solo después de haberse casado. De hecho, la palabra dôsei (cohabitar -un hombre y una mujer, y se entiende que como pareja, es decir, manteniendo relaciones sexuales y tal-) no tiene connotaciones positivas: se usa muy poco y se prefieren paráfrasis más “blandas” como por ejemplo issho ni sumu koto (vivir juntos). Como anécdota personal, una vez, durante mi primer año de estudios en Japón, allá en el 99, se me ocurrió en mi ignorancia decir que yo “dôsei” con mi pareja, y la verdad es que me miraron bastante raro, como si estuviese haciendo algún tipo de cosa mala. 

Un sugerente dibujo y un poético pero trágico y oscuro guión 

En cualquier caso, si incluso ahora hay pocas parejas japonesas que den el paso de ponerse a vivir bajo el mismo techo sin estar casadas, en los años 70, a pesar de que en la época fue un fenómeno que cuajó bastante, no era precisamente algo bien visto. Esta obra, dibujada y guionizada por Kazuo Kamimura, nos narra la historia de una de estas parejas; Kyôko, empleada en una empresa publicitaria, y Jirô, ilustrador freelance.
El manga es extremadamente poético, muy pausado, pero también de contenido muy duro. Vivir en pareja no es fácil, ni tampoco es todo precioso, bonito y de color de rosa. Y menos si se hace yendo contracorriente de la sociedad, es decir, compartiendo piso sin estar casados. Ya de por sí, encontrar un lugar donde vivir no es fácil, puesto que los propios propietarios de apartamentos de alquiler no se fían demasiado de las parejas no casadas (lo he puesto en presente porque es algo que todavía hoy, en el año 2008, sigue vigente), pero es que la incomprensión social y la falta de que te tomen en serio es realmente grave. Por ejemplo, hay un capítulo en el que Kyôko es tentada por su jefe en la empresa para irse de copas y “algo más”. Ella se niega porque tiene pareja, pero él le dice “venga ya, si no estás casada ni nada”. Esto implica que el jefe no cree que la relación de Kyôko sea seria ni estable, sino que la considera un simple pasatiempo y que es algo tan frágil que es prácticamente como si estuviera soltera. Esto es algo que, incluso hoy, sigue ocurriendo, aunque afortunadamente con menos intensidad; el hecho es que una pareja no casada no es tomada muy en serio.
La atmósfera del manga es más bien oscura, ya que Kyôko es una mujer muy taciturna y con muchos problemas internos, mientras que Jirô, a pesar de sus virtudes, tiene también muchos defectos como por ejemplo el de no ser demasiado “echado para delante” (vamos, que es un poco vago). Una obra tremendamente realista y adulta, dura, en la que seremos testigos de discusiones entre la pareja, incluso cosas tan duras como abortos y conatos de suicidio, pero también tiernas escenas de amor e incluso de sexo, con una ambientación maravillosa en la que el cuidado texto acompaña a la perfección la bella imagen, llena de metáforas visuales.
Cabe comentar que el actualmente tan famoso y apreciado (en Occidente, por lo menos) Jirô Taniguchi empezó como ayudante de Kazuo Kamimura, el autor de este manga. Ciertamente, leyendo Dôsei jidai me ha parecido entrever las raíces de Taniguchi en más de una ocasión. Ojalá alguna editorial descubra esta obra algún día y la traiga, ya que hará las delicias de las legiones de amantes del buen cómic costumbrista, poético, y calmado, pero lleno de sentimiento que, hasta ahora, solo se han podido refugiar bajo el paraguas de Jirô Taniguchi.

Kyojin no hoshi (La estrella de los Giants)

Monday, April 21st, 2008
  • Título: 巨人の星 –Kyojin no Hoshi- (La estrella de los Giants)
  • Autor: Ikki Kajiwara (guión) / Noboru Kawasaki (dibujo)
  • Editorial: Kôdansha
  • Revista: Shônen Magazine
  • Años publicación: 1966-1971
  • Clasificación: shônen, deportivo (spokon)
  • Tomos: 19

Voy a dedicar dos entradas seguidas a las dos grandes series que originaron el boom del spokon y que marcaron un antes y un después muy pronunciado en la historia del manga: Kyojin no Hoshi y Ashita no Joe. Para los despistados, el “spokon” (abreviatura de スポーツ根性 sports konjô, o sea “tenacidad deportiva”) es un género de manga que se centra en las competiciones deportivas de cualquier tipo, poniendo siempre el esfuerzo, la tenacidad y el drama por delante de todo.
Es justo decir que antes de Kyojin y Ashita, por supuesto, hubo ya varios manga de deporte, lo que significa que no fueron los pioneros como tales. Pero sí consiguieron, con su éxito abrumador, marcar escuela e influir a todo lo que vendría después. Ikki Kajiwara (AKA Asao Takamori), el “inventor” de Kyojin, seguido de Tiger Mask (lucha libre de enmascarados) e inmediatamente después de Ashita, es el verdadero padre del género “spokon”, del cual beben directamente obras como Attack No. 1 (La panda de Julia), Ace o Nerae (Raqueta de Oro), Astro Kyûdan (Team Astro), Capitán Tsubasa, etc.
El título Kyojin no Hoshi se puede interpretar de dos maneras. Kyojin (literalmente “gigante”) es el término con el que los japoneses conocen a equipo de béisbol tokiota de los Yomiuri Giants, el más poderoso y laureado de la historia del béisbol japonés, conocido por tirar de talonario y fichar siempre a los jugadores más conocidos, convirtiéndose así en el favorito de la mayoría de los japoneses (con la honrada excepción del área de Osaka y cercanías, donde la fiebre por los Hanshin Tigers impide cualquier avance significativo de los Giants). Estableciendo un paralelismo fácil de comprender, los Giants son al béisbol japonés (el deporte rey en Japón) lo que el Real Madrid podría ser al fútbol español. Siguiendo con el nombre, “no” es partícula de posesivo (es decir “de”, “perteneciente a”); mientras que Hoshi significa “estrella”. Así, en una interpretación simple y literal, el título se traduciría por “La estrella de los Giants” –entendido tanto como “estrella” literal (ya que en la obra se menta varias veces a la “estrella de la constelación del gigante (Kyojin)” o a que “cuando muera, me convertiré en una estrella en la constelación del gigante”) como en su significado figurado de “jugador prominente”–. Hasta aquí todo bien. Lo que pasa es que el protagonista se llama Hyûma Hoshi, con lo que, en una tercera interpretación, el título podría traducirse perfectamente como “Hoshi de los Giants”.

El manga nos narra la historia de Hyûma Hoshi, un joven cuyo padre, Ittetsu, fue un prometedor jugador de béisbol que llegó a estar a punto de debutar con los Giants antes de la II Guerra Mundial. Sin embargo, al estallar la guerra le mandaron al frente, donde se lesionó el hombro, lo que finalmente le impidió debutar y tener una carrera estelar en el deporte rey de Japón. A partir de entonces, Ittetsu, muy pobre y viudo, vive con su hija Akiko y su hijo Hyûma en un barrio deprimido de la capital nipona, trabajando como jornalero en la construcción de carreteras. De carácter muy arisco y hostil, se pasa buena parte del día borracho e irascible. Sin embargo, los genes de Ittetsu han pasado a su joven hijo Hyûma, que resulta tener un gran talento para el béisbol, un talento que nadie conoce puesto que no pertenece a ningún equipo.
Hyûma entrenando con su padre Ittetsu, vistiendo la famosa chaqueta de muelles


Ittetsu se empeña en hacer de su hijo un grandísimo jugador que se convierta en la estrella de los Giants, precisamente lo que él no pudo llegar a ser, así que le impone un entrenamiento extremadamente espartano que incluye una especie de chaqueta de muelles a la que llama “Dai-league ball ikusei Gips” (literalmente “Escayola para formación de pelota de la liga americana”). Esta chaqueta de muelles, absolutamente legendaria, millones de veces copiada y ampliamente parodiada en el manganime y más allá, sirve para forzar a Hyûma a realizar esfuerzos sobrehumanos para realizar cualquier ademán, como por ejemplo comer con palillos o simplemente escribir, para así desarrollar sus músculos de modo que pueda lanzar pelotas con la fuerza, precisión y velocidad suficientes para derrotar a jugadores de la liga americana de béisbol.
Entre los planes de Ittetsu se incluye apuntar a su hijo a un instituto de hijos de papá que tiene un club de béisbol normalito. Para ello, trabaja día y noche en la construcción para conseguir el dinero necesario para la matrícula de su hijo. El caso es que, en Japón, participar en el torneo nacional de béisbol de institutos supone un escaparate muy importante que todos los equipos profesionales observan con atención para fichar antes que nadie a las futuras estrellas. Conseguir imponerse en los preliminares de cada prefectura para poder ir a las finales nacionales que se celebran en el celebérrimo estadio Kôshien, cerca de Osaka, es el sueño de cualquier adolescente pelón (como característica distintiva del béisbol, todos los jugadores de los clubes de instituto suelen raparse el pelo durante su pertenencia al club). Y, no digamos ya, coronarse campeón nacional en el Kôshien abre las puertas de cualquier equipo profesional, que acude raudo a fichar a los jugadores más destacados de la final.

Así, la obsesión de Ittetsu radica en que si su hijo no va al instituto, no podrá participar en el campeonato nacional y por lo tanto nunca destacará lo suficiente como para que los Giants se fijen en él y le fichen. Por eso trabaja día y noche en condiciones durísimas hasta lograr el dinero de la matrícula de su hijo, pero paga el sobreesfuerzo enfermando. Pese al rechazo inicial del presidente de la asociación de padres a dejar entrar en el instituto de “chicos bien” a un pobretón, Hoshi se gana el respeto de Chûta Ban, capitán del equipo de judo, disciplina en la cual es campeón de Japón, y líder de la escuadra de animadores del equipo de béisbol. Chûta resulta ser el hijo del presidente y además es un apasionado del béisbol; tras varios rifirrafes, el grandullón de Chûta acabará entrando también al equipo de béisbol y se convertirá en el único catcher capaz de detener las terribles bolas que lanza Hyûma, convirtiéndose así en su complemento ideal. A partir de este punto, empezará la andadura de Hyûma en el instituto; primero deberá ganarse la confianza de sus compañeros y entrenador y luego deberán participar todos en la competición con vistas a llegar al Kôshien. Por supuesto, no faltará el “gran rival”, que en este caso es Mitsuru Hanagata que, cómo no, acabará fichando por los Hanshin Tigers, grandes rivales de los Yomiuri Giants.
Pese a su antigüedad y su temática beisbolística, este título me ha gustado mucho. He comprendido por qué los japoneses se volcaron en él hasta el punto de convertirlo en un fenómeno nacional y por qué ha resultado ser tan y tan influyente en la historia del ocio japonés. Ahora, tras leerlo, comprendo mucho mejor muchas cosas que tantas veces hemos visto en el manganime. Francamente, veo muy complicado, al menos a corto-medio plazo, ver publicado este título en España, primero por su antigüedad, segundo por su temática y tercero porque no tiene un componente nostálgico ya que su anime nunca se emitió en nuestro país. Pero soñar es gratis…

Ace o nerae! (Raqueta de oro)

Wednesday, March 19th, 2008
  • Título: エースをねらえ! (Ace o nerae!) -¡Busca el “ace”! / Raqueta de oro-
  • Autor: Sumika Yamamoto
  • Editorial: Shûeisha
  • Revista: Margaret
  • Años publicación: 1973-1980
  • Clasificación: shôjo, deportivo
  • Tomos: 18 (completa)
Antes de empezar, me disculpo por mi silencio de los últimos días. Una serie de encargos de última hora, un par de conferencias y una serie de intensos preparativos pre-viaje me han imposibilitado escribir como me gustaría. Actualmente me encuentro en el Japón de mis amores durante unos días y no tengo escáner, así que de momento iré tirando del material que tenía escaneado para “futuras reseñas”. Mi ritmo de actualización aquí tampoco será muy alto, la verdad, puesto que aparte del trabajo normal de traducción también tengo que salir mucho por motivos de trabajo (y ocio, claro). Pero ya veréis a la vuelta que vuelvo cargado, he descubierto algunos mangas que son para mear y no echar gota. ^_^
En cualquier caso, una de mis “obsesiones” últimamente tiene que ver con el shôjo manga. Debido a mi trabajo como traductor, he leído bastantes historias, pero casi siempre han sido obras recientes y en general estaban cortadas por el mismo patrón (con honrosas excepciones). Pensándolo bien, a España muy poca cosa ha llegado de shôjo clásico, y sinceramente mi conocimiento sobre el tema, saliendo de la excelente La Rosa de Versalles que nuestro equipo tuvo el placer de traducir hace unos años, y La ventana de Orfeo y Mayme Angel, que estamos traduciendo ahora mismo, deja bastante que desear. Así que aquí estoy, estudiando e informándome. De hecho, en casa tengo un libro sobre la historia del shôjo, pero sólo alcanza hasta el año 1962 y esa época me interesa, pero no tanto. El otro día conseguí ganar en las subhastas de Amazon Japan la segunda parte de esta obra (totalmente descatalogada y que abarca de 1963 a 1989) y espero que me llegue mañana mismo. Ya tengo ganas de empezar a estudiar…
Seguramente iré poniendo reseñas de vez en cuando, ya que me parece muy interesante y además se trata de un terreno relativamente poco explorado. Además, por experiencia os digo que cuesta muchísimo más conseguir tomos originales de clásicos shôjo que de clásicos shônen (¡anda que no me costó encontrar un tomo 1 de Attack Nº 1 edición clásica!) ¿Por qué será?
Así que la reseña de esta vez va de un shôjo clásico, ni más ni menos que Ace o nerae!, cuya serie de animación fue pasada por las teles españolas en esos gloriosos 80-90 con el título de Raqueta de oro. Debo confesar que nunca miré la serie ni tampoco conocía el argumento más allá de que va de tenis. La historia empieza presentándolos al club de tenis femeninos del instituto Nishi, y entre sus miembros, la tímida Hiromi Oka, una estudiante de primero que admira a sus senpai (miembros del club mayores que ella, y por lo tanto, “superiores” en todo), en especial a Reika Ryûzaki, apodada Ochô-fujin (Madame Butterfly). La Butterly es un exceso en todos los sentidos: de lejos la mejor de todas, es una niña de casa buena, y es altiva, va de superior, y tiene la melena de rizos dorados y el amaneramiento más estilo “drama queen” desde la María Antonieta de La Rosa de Versalles. Pero Hiromi y las demás estudiantes de primero la adoran y la respetan como a una verdadera hermana mayor, lo que a ella le encanta.

Aish, esos ricitos y esas flores… En grande, Madame Butterfly,
en la esquina inferior derecha, la prota, Hiromi

En estas, que llega al instituto un nuevo entrenador para el club de tenis: Jin Munakata, que resulta ser el típico guaperas que a la vez es distante y frío. Munakata empieza los entrenamientos con mano dura y, para sorpresa de todos, selecciona a Hiromi como miembro del grupo titular… ¡Oh, sacrilegio! ¡Es tabú que una kôhai de primero pase por delante de las “diosas” senpai! Cómo no, las otras chicas, Madame Butterfly en cabeza (cómo no), deciden hacerle la vida imposible a la pobre Hiromi, que sin comerlo ni beberlo se encuentra en el ojo del huracán. Pero Munakata insiste y Hiromi debe jugar…
La verdad es que es un manga muy original para la época en la que fue concebido, en plena fiebre por los mangas deportivos shônen tipo Ashita no Joe (boxeo) y Kyojin no Hoshi (béisbol). Podríamos decir que ésta es una respuesta shôjo a estos manga, con la particularidad de que no se sacan de la manga “tiros del tigre” ni “saques de triple efecto”, ya que intenta ser “realista”. La historia es entretenida y después de leerlo entiendo que llegara a ser un manga de culto en Japón, del que se hicieron varios anime (incluso una serie de imagen real en el año 2004) y que originó un enorme boom del tenis por todo el Japón.
También leer este manga me hizo estar pensando en cómo ha cambiado la mentalidad japonesa en los últimos años sobre el tema del “esfuerzo”. Hasta hace relativamente, poco, los japoneses tenían una especie de adoración por el “esfuerzo”, y no son pocos los mangas setenteros y ochenteros que presentan a un protagonista bastante mediocre que, con mucho esfuerzo y perseverancia, va mejorando y mejorando hasta llegar a ser el mejor. Ace o nerae! es este tipo de manga. Sin embargo, en los últimos años observo que en los manga ya no destaca tanto el “esfuerzo”, sino el “talento”, en un modo de pensar mucho más occidentalizado. Ahora no tenemos a Hyûmas que se maten entrenando para llegar a la cumbre del béisbol, ni a Son Gokus que mueran y resuciten mil veces; tenemos a Ryômas Echizen que son más chulos que un ocho en las pistas de tenis y se mofan de los antaño sagrados senpai, o a Senas Kobayakawa que desde el primer momento corren como una flecha por el campo de fútbol americano. Es sólo una reflexión, ¿pero no os parece algo curioso?
Por cierto, si no la habéis visto, os recomiendo ver la peli Ping Pong, basada en un manga homónimo de Taiyô Matsumoto. Para mí, ésa es la peli que resume esto que acabo de escribir, porque va del enfrentamiento entre un tío que se entrena como un loco, a la vieja usanza, y otro que tiene un talento natural para el ping pong y que, sin esforzarse, puede vencer a sus rivales. Al final, lo que no deja de ser un signo muy claro del cambio de mentalidad japonesa, gana el que tiene talento sobre el que se esfuerza, algo impensable no hace tantos años, donde habría ganado el héroe que se esfuerza por encima del chuleta que lo tiene todo hecho de forma innata… A mí esto me pareció muy sintomático y me hizo pensar mucho.

Kuro no tenshi (Los ángeles negros)

Tuesday, March 4th, 2008
  • Título: 黒の天使 -Kuro no tenshi- (Los ángeles negros)
  • Autor: Takashi Ishii
  • Editorial: Shônen Gahôsha
  • Revista: Young Comic
  • Años publicación: 1976-77
  • Clasificación: seinen
  • Tomos: 3

Hace unos años, en lo que era la antigua Nipoweb (un portal sobre lengua y cultura japonesa), en la sección de cine japonés escribí un artículo sobre películas basadas en manga que fue uno de los que consiguió más éxito. De hecho, más de uno me escribió pidiéndome reproducirlo en su revista, web o fanzine, y de hecho incluso una versión mejorada del mismo acabó saliendo en la revista Cine Asia, debidamente rescatado y reescrito por mi buen amigo Eduard Terrades, reputado crítico cinematográfico especializado en Japón. De hecho, es posible que un día me decida a rescatar mi artículo original, sacarle un poco el polvo, actualizarlo un poco y presentarlo de nuevo en este blog, ya que fue un trabajo muy interesante en todos los aspectos y es una lástima que esté muriéndose de risa en mi disco duro.
En cualquier caso, con esto quiero decir que no pocos manga han sido adaptados a la gran pantalla, en películas de imagen real para cines. Pero tal vez uno de los casos más peculiares es el de Takashi Ishii, puesto que este autor no sólo vio varios de sus manga adaptados a la gran pantalla (siendo el más famoso Tenshi no Harawata –Angel Guts-, con nueve obras cinematográficas), sino que él mismo acabó “adaptándose” a sí mismo al cine, haciendo primero de guionista y más tarde de director, puesto en el que sigue hoy en día. Tal vez los más inquietos del lugar hayáis visto su película más conocida hasta el momento, titulada GONIN, ya que ha llegado a nuestro país en DVD. En esta obra tiene un pequeño papel el ínclito Takeshi Kitano, lo que sin duda ha contribuido a que esté en las videotecas de muchos aficionados al cine japonés, independientemente de la calidad de la peli (que no está mal, pero tampoco es una de las mayores joyas del séptimo arte). Cabe decir que el amigo Ishii se ha especializado en lo que en Japón se llama “Pinku eiga” (o sea, “cine rosa”), que no va de las versiones japonesas de la Pantoja o del príncipe Guillermo (por decir algo) sino que es un término acuñado para designar a un tipo de cine erótico único en Japón. Digo único porque las leyes de censura japonesas, que prohíben mostrar abiertamente los órganos sexuales –y que hasta 1993 prohibían incluso mostrar el vello púbico– obligaban a los directores de cine a inventarse todo tipo de trucos para crear obras semipornográficas sin tener que recurrir necesariamente al “mosaico” (pixelado que tapa los órganos sexuales) que define al porno japonés o AV (Adult Video). Las películas de “pinku eiga” no son solamente de folleteo y “yamete yamete*”, sino que tienen una historia –generalmente pero no necesariamente asociada a la violencia yakuza– amenizada por sesiones eróticas más o menos enfermizas, según el director.

*En japonés “detente, detente”. Es lo que gritan las chicas japonesas cuando hacen guarreridas niponas, al menos si hacemos caso de estas películas. Accidentalmente, da para un excelente juego de palabras en español.

En cualquier caso, Takashii Ishii empezó como dibujante, concretamente especializado en lo que durante muchos años se llamó gekiga y actualmente se llama seinen manga. La palabra gekiga fue acuñada por Yoshihiro Tatsumi para desmarcarse del “manga”, término que en los años 50-60 se asociaba al público infantil, a trazo sencillo “tezukiano” y a argumentos más bien maniqueístas y simples. Así, el gekiga nacía como una nueva concepción de cómic, enfocada a un público más adulto, con dibujo más realista y detallado, y con argumentos mucho más complejos. Para que os hagáis a la idea, Golgo 13 es tal vez el gekiga más representativo de la historia. Pues bien, este Kuro no Tenshi que reseño en esta ocasión es, a mi entender, uno de los ejemplos más puros y a la vez bellos de gekiga que conozco.

Reza lo que sepas, colega…

De hecho, Kuro no Tenshi (Los ángeles negros) es una “pinku eiga” en papel, ni más ni menos. Nos cuenta la historia de dos asesinas a sueldo, Mayo y Emu, ambas para mojar pan, que se dedican a cumplir sus misiones haciendo uso de sus “armas de mujer”. De hecho, este libro tiene pinta de haber sido creado casi como storyboard para un filme. De hecho, mi tomo, una primera edición del año 1977, lleva una faja que anuncia la creación de una película basada en él, dirigida por Norifumi Suzuki. Curiosamente no encuentro ninguna referencia a esta obra por ninguna parte, así que cabe asumir que el proyecto fue cancelado. Lo que sí he visto por ahí es una película con el mismo título, dirigida por el mismo Takashi Ishii, de 1998, pero el argumento no parece casar mucho con el del manga, así que estoy un poco perdido.
En cualquier caso, el primer tomo –de tres– abarca cinco historias en las que nuestras dos sexi-heroínas se dedican a cumplir misiones, matando a facinerosos, capos yakuza y cosas así. Los métodos que usan son bastante chocantes, de hecho. En una misión, Mayo seduce al facineroso de turno después de pasar una especie de cásting en el que competía con varias otras mujeres y de ser cacheada “a conciencia” (con todo lo que las comillas implican) y atada en plan bondage; luego se carga al tío cogiéndole con las piernas y asfixiándole con el potorrillo. En otra historia, Mayo se hace pasar por stripper y, cuando tiene al yakuza encandilado con su baile erótico, después de habérselo enseñado todo-todito, saca la pistola dispuesta a matarle. Pero tiene tan mala suerte que, como ya la habían calado debido a un chivatazo, la capturan y la encierran en una sala para violarla de todas las maneras posibles. Emu, la modosita del dúo sexi-letal, acude al rescate, pero también la atrapan y la violan. Al final, entre las dos logran escapar y cumplir su misión, cómo no, acabando con los enemigos en pelota picada.
En fin, el manga no es precisamente un alegato al feminismo, como podéis ver. De hecho, destila un tufo setentero machista japonés bastante fuerte. Sin embargo, el dibujo de Ishii es de lo más detallado y bonito que he visto, y dibuja a las mujeres con una fuerza tremenda. Es un poco como el estilo de Ryôichi Ikegami, realista y lleno de detalle, con preciosas mujeres, pero los personajes que dibuja Ishii son más flexibles y menos estáticos que los de Ikegami. Como podéis comprobar en este blog, el manga en general me gusta mucho y, aunque también disfruto del cine, las películas japonesas de bajo presupuesto –y en especial el pinku eiga— no son generalmente de mi agrado. Así, no os sorprenderá si os digo que lamento profundamente que el manga haya perdido a un autor tan fantástico como Takashi Ishii, con todo el respeto a todos los cinéfilos a los que os guste su obra cinematográfica.
Ésta y la que viene son unas semanas un poco complicadas para mí, con muchos compromisos (¡me ha tocado hacer de vocal en una mesa electoral, buaaaah, todo el domingo a la porra!), un montón de trabajo, y un viaje en ciernes, así que probablemente tendré que bajar el ritmo de actualizaciones durante unos días. Pero como compensación, entre Ackman y un servidor hemos preparado una sorpresa para todos vosotros que presentaremos probablemente hacia finales de esta misma semana. ¡No os lo perdáis!

Más sobre KochiKame

Saturday, February 16th, 2008
No sé si debido a mi post de KochiKame de hace unas semanas o a la casualidad, en algunos foros se ha comenzado a hablar sobre la posibilidad o no de que una editorial saque en España este manga. Evidentemente, como decía en ese post original, editar íntegramente KochiKame es una temeridad mayúscula, primero por la cantidad de tomos de que consta (158 y contando), segundo porque es una serie muy “japonesa”, tercero porque algunos episodios se basan en cosas de actualidad japonesa y según qué temas ya están más que pasados de moda (recuerdo que sobre el tomo 110 y pico hay un capítulo dedicado a qué es mejor, si los sistemas de teléfono móvil o los sistemas PHS – años después, el PHS está prácticamente en desuso), etc.
Pero existen alternativas que hacen factible una hipotética edición parcial de KochiKame, de forma similar a lo de Golgo 13 (serie de 150 tomos y contando, de la cual Glénat sacó un “Best of”en 2 tomos de 1200 páginas en total). En casa tengo estos cuatro ejemplos, pero conociendo el tirón de esta serie en Japón, seguro que hay muchos más. Amigos editores, si os pasáis por aquí tomad nota, por favor. Ahí van:

1. KOCHIKAME SENRYÔBAKO
Año: 2005 / Páginas: 259 / ISBN: 4-08-873725-3

Para mí, la mejor opción y la más fácil de cara a negociar con la editorial japonesa por ser muy reciente. Se trata de un tomo unitario de tipo Kanzenban (“edición completa”, es decir, tamaño grandecito, papel de calidad superior, algunas páginas a color, igual que las ediciones de Planeta de Dragon Ball o Marmalade Boy o las de Glénat de Fushigi Yûgi -català- o la futura de Rurôni Kenshin). Aquí se recopilan las mejores historias (no se especifica según el criterio de quién) de los primeros 30 años de vida de la serie. Una de las historias, quizás la más famosa, de titulo El día que desaparecieron las chimeneas fantasma, ha recibido el trato especial de ser coloreada íntegramente para este libro. El punto flaco es que muchas de las historias son de las de la infancia de Ryôtsû, las que explotan el factor natsukashii (nostalgia) que tanto gusta a los japoneses en plan “ah, qué buenos viejos tiempos eran aquellos”. En Japón funciona muy bien el factor nostalgia, pero no creo que en España los lectores se emocionen mucho al recordar “aquel día de 1964 en que derribaron las cuatro chimeneas de la central eléctrica de Tokyo Denryoku en Senju”, más que nada porque dudo que nadie sepa nada sobre esas chimeneas. Las historias de la infancia de Ryôtsû me gustan bastante porque aprendo muchas cosas sobre la Tokio de los años 60, pero son las más aburridas para el lector occidental desde mi humilde punto de vista.

2. KOCHIRA KATSUSHIKA-KU KAMEARI KÔEN-MAE HASHUTSUJO
-DOKUSHA GA ERABU KESSAKUSEN- TOKUBETSU CHÛMON
Año: 1996 / Páginas: 249 / ISBN: 4-08-852690-2

Otra gran opción de tomo unitario con “lo mejor de”, esta vez totalmente en blanco y negro y con el mismo tamaño y calidad (malilla) que un tomo normal tipo shônen. Es este caso, se especifica que es la elección de los lectores, por lo que volvemos a encontrar unas cuantas historias de la infancia de Ryôtsû, pero menos que en el tomo que he presentado en el punto 1. Este tomo se publicó con la intención de presentar las 10 mejores historias de los 20 primeros años de la serie. La mala suerte es que algunas se repiten respecto al tomo del punto 1, pero solamente son dos (una de ellas, la de las chimeneas de las narices, pero esta vez en el blanco y negro original). Este tomo no lo he visto en librerías normales, pero curiosamente siempre está presente en las librerías de los aeropuertos, ya que es una gran opción para leer durante un vuelo.

3. KOCHIKAME ’82
Año: 2001 / Páginas: 183 / ISBN: 4-08-106118-1

Esta colección me parece muy interesante por su contenido, tal vez la más interesante de todas, pero creo que será muy difícil de licenciar si alguien se lo propone. Me explico: yo sólo tengo el tomo cuya portada pongo aquí, pero por lo visto forma parte de una colección de “lo mejor de KochiKame de cada año”, siendo este tomo el correspondiente a 1982. Si se editó en 2001, entonces cabe suponer que la colección tendrá unos 23-24 volúmenes si no la han ampliado desde entonces. El tema es que es casi imposible obtener más información sobre esta colección. En Japón, existe un mercado secundario para el manga que consiste en realizar recopilaciones en calidad malísima (papel malo, cubiertas de cartón blando sin sobrecubiertas, etc), pero muy-muy baratas. Estas recopilaciones se venden sobre todo en los llamados convini o “tiendas de conveniencia”, ubicuas en todo el archipiélago japonés. Así, este tomo lo compré en un convini una vez, supongo que para amenizar un viaje en tren o algo así. Estos tomos no se consideran colecciones como tales, sino revistas, por lo que no aparecen en bases de datos y no hay ni rastro de ellos en la web de Shûeisha, por lo que, a menos que se pregunte a la editorial Shûeisha, es imposible saber cuántos tomos son, y también es complicadísimo encontrarlos de segunda mano (ya que este tipo de tomos son para “leer y tirar”, básicamente, y en las tiendas de segunda mano apenas se encuentran).
Sin embargo, una colección de 20-25 tomos de KochiKame con lo mejor de cada año no estaría nada mal, ¿verdad? Desde luego, mucho menos arriesgado que la serie regular de 158 tomos…

4. KOCHIKAME TSUKIGIME
CHÔ SELECTION

Año: 2004 / Páginas: 187 / ISBN: No figura (??)

Otro de esos tomos de convini de los que hablaba en el punto 3. Para mí es la peor opción de las cuatro. El título sugiere que era una colección mensual (tsukigime significa “cada mes”) y éste era el correspondiente a diciembre, como se puede deducir de la portada. Estaría muy bien si fuera una colección de 12 números con historietas referentes a cada mes del año, y que por ejemplo ésta de diciembre incluyera historias sobre la Navidad en Japón y otras cosas interesantes que ocurren en esas fechas (Comiket, Jump Festa, fin de año, cumpleaños del Emperador, etc.). Pero no, se trata de una recopilación de historias y punto, sin ningún tema principal en concreto. Qué oportunidad más mal aprovechada, ¿verdad?

5. CHÔ KOCHIKAME

De este libro no pongo ISBN ni nada, porque no lo considero apto para ser publicado en España (imposible, debido a las muchas ilustraciones de muchos autores que hay, y que conociendo a los japoneses, se debería obtener permiso de toooodos y cada uno de ellos, ¡urgh!), pero es una curiosidad muy interesante. Es un libro de tamaño A4 de 325 páginas, varias de ellas a color, con un CD-ROM de regalo, que fue editado en 2006 para conmemorar el 30º aniversario de KochiKame. Está repleto de datos sobre la serie, entrevistas al autor, etc. Lo más curioso de todo es que hay varias historias de crossover, de KochiKame con alguna otra serie famosa. Concretamente, con Golgo 13 (la serie de más tomos –KochiKame– contra la más longeva –Golgo 13-), con Lupin III, con Musculman (anda que no), con Dragon Ball (Ryôtsû contra Freezer ^_^!!) y un “súper remix” delas cinco series de humor de la Shônen Jump en ese momento (KochiKame, Bobobo, Pyu to fuku Jaguar, Taizô Mote King Saga y Maison du Penguin). También hay un montón de ilustraciones de KochiKame realizadas por mangakas famosísimos, y sus mensajes de felicitación. Si queréis ver a Ryôtsû dibujado por Tite Kubo, Masashi Kishimoto, Tetsuo Hara, Kôsuke Fujishima, Hiromu Arakawa, etc., sólo lo encontraréis aquí.

Además, en este libro salen también los recopilatorios de KochiKame, y hay dos que yo no tengo y que deberían figurar también en este post por puro completismo:
6. KOCHIRA KATSUSHIKA-KU KAMEARI KÔEN-MAE HASHUTSUJO -SHITAMACHI FUNSENKI- Recopilatorio de lo mejor de los 10 primeros años de la serie.
7. EDICIÓN DE BOLSILLO (BUNKO-BAN). De 26 tomos, recopila lo mejor hasta el tomo 80 de la serie regular, y cuenta con una “secuela” de 4 tomos más. Existe una tercera colección de bolsillo, pero recopila íntegramente los tomos 81 a 100 en un total de 10 volúmenes (no es una selección, sino todo el material).

En fin, ya nadie tiene excusa para no editar algo de KochiKame en España. No creo que una hipotética editorial se forrara con esta serie, pero puede ser una buena curiosidad, ¿no? Además, contando con el apoyo del anime que se emite en varias cadenas autonómicas, seguro que no se vende mal del todo.