- Título: Billy Bat
- Autor: Naoki Urasawa (dibujo y guión) / Takashi Nagasaki (coautor del guión)
- Editorial: Kōdansha
- Revista: Morning
- Años publicación: 2008-?
- Clasificación: seinen
- Tomos: 1 (en curso)
Hace muy poco que ha salido el primer tomo de Billy Bat, la nueva obra de Naoki Urasawa en Japón, y he tenido la suerte de poder conseguirlo con rapidez. Y de “devorarlo”, claro está, ya que no en vano Urasawa es mi autor favorito junto al gran Tezuka.
Billy Bat nos cuenta la historia de Kevin Yamagata, un nipoamericano de segunda generación que, en el año 1949, vive en Los Ángeles y trabaja como autor de cómics para la Marble Comics. Concretamente, su obra se llama Billy Bat y va de un murciélago investigador privado a lo Philip Marlowe que tiende a meterse en toda clase de líos. Vamos, la clásica historia del detective privado de la novela negra y el cine de los años 40 y 50.
Un buen día, llegan a casa de Kevin unos policías que están investigando a un posible espía soviético y, al ver uno de ellos las páginas de Billy Bat en las que está trabajando, le comenta que ese personaje del murciélago él ya lo había visto antes, en Japón, cuando se encontraba estacionado allí como miembro del ejército de ocupación americano. Kevin, alucinado, concluye que es posible que haya “tomado prestado” sin querer el personaje, que tal vez habría visto durante su estancia en Japón hace unos pocos años, cuando trabajaba como intérprete del ejército americano.
Como en su familia existe una horrenda historia de plagio (a su padre le plagiaron un invento que luego resultó ser muy exitoso y no consiguió ni fama ni dinero por culpa de eso), Kevin decide ir a Japón para ver si es cierto que ha tomado prestado al personaje y, si es así, entonces le pedirá permiso al autor original para que le deje usarlo en sus cómics. Ni corto ni perezoso, Kevin se va a Japón y, una vez allí, empezará a meterse en toda clase de líos. Resulta además que el personaje del murciélago se aparece en los lugares más inesperados y que tiene algo siniestro a su alrededor (un poco como el símbolo de la mano con el dedo extendido de 20th Century Boys). ¿Qué es ese murciélago? ¿De dónde ha salido? ¿Por qué los que saben algo de él le preguntan si el suyo (es decir, Billy Bat) es “el blanco” o “el negro”? Un montón de preguntas acosan al atribulado Yamagata, que se va metiendo de cabeza en un siniestro lío del que le costará horrores salir…
Bueno, como podéis ver, el argumento es el típico de Urasawa. A partir de un suceso aparentemente minúsculo, se destapa poco a poco un caso de enorme envergadura, en el que se van entrelazando todo tipo de personajes y argumentos paralelos y, como es habitual, el autor nos cuela un mega-cliffhanger en la última página del tomo. Nada nuevo bajo el sol; es lo que ha venido haciendo desde Monster y ha seguido con 20th Century Boys y Pluto, así que sin tapujos puedo decir que Billy Bat es… ¡Más de lo mismo!
Esto se puede interpretar de dos formas, sin embargo. De la forma negativa, es decir, “Urasawa ya cansa siempre con los mismos argumentos y personajes” o de la positiva, en plan “me encanta Urasawa y me da igual que pretenda venderme lo mismo otra vez, que lo compraré con gusto”. Yo me debato entre las dos, pero al final creo que me quedo con la segunda, ya que al fin y al cabo pocos autores contemporáneos consiguen engancharme a sus historias del modo en que lo consiguen Naoki Urasawa y su ex editor y actual mánager y “coguionista” Takashi Nagasaki.
Cosas que me llaman la atención de esta obra: el “opening” es genial. El primer episodio entero, y parte del segundo, son una historieta de Billy Bat impresa a todo color (23 páginas enteritas) y con el estilo de dibujo (incluido el colorido) y de narración de los antiguos cómics americanos de los años 40 y 50. Aún recuerdo cuando salió publicado el primer episodio en la revista Morning, lo anonadada que se quedó la gente al ver que la “nueva obra de Urasawa” era una cosa tan rara y aparentemente experimental. En el episodio 2, descubrimos que el cómic de Billy Bat resulta ser “un cómic dentro del cómic”, en un efecto genial de “metamanga” para iniciar el tomo y la obra en sí. También me encanta la ambientación. La época de la posguerra de Japón, así como los años 50 y 60, personalmente me fascinan, y me encanta leer obras ambientadas en esa época. Urasawa lo retrata genial, y encima tenemos cameos de Shintakarajima (La nueva isla del tesoro) de Osamu Tezuka y del general MacArthur.
Por cierto, la mayor curiosidad de esta obra es la revista y la editorial que la publica. Ni más ni menos que la revista Morning de Kōdansha. ¿Y qué pasa con eso? Pues que desde 1983, el año en el que debutó Urasawa, hasta el pasado mes de marzo de 2009 o así, cuando terminó Pluto, la totalidad de su obra (más de 130 tomos, o sea, más de 26.000 páginas) había estado ligada a la editorial Shōgakukan. El hecho de que se haya pasado a Kōdansha tiene que haber sido un golpe terrible para Shōgakukan, y más teniendo en cuenta que Takashi Nagasaki había sido editor de esta última editorial antes de independizarse. Ahora imagino que Urasawa, con la influencia de Nagasaki de por medio, va a ir buscando el mejor postor para cada nueva obra que quiera realizar. Tiene todo el derecho a ello, pero conociendo a los japoneses, su marcha no habrá sentado nada bien en Shōgakukan.
Comentarios recientes