El blog de Marc Bernabé

Billy Bat

Monday, July 13th, 2009
  • Título: Billy Bat
  • Autor: Naoki Urasawa (dibujo y guión) / Takashi Nagasaki (coautor del guión)
  • Editorial: Kōdansha
  • Revista: Morning
  • Años publicación: 2008-?
  • Clasificación: seinen
  • Tomos: 1 (en curso)


Hace muy poco que ha salido el primer tomo de Billy Bat, la nueva obra de Naoki Urasawa en Japón, y he tenido la suerte de poder conseguirlo con rapidez. Y de “devorarlo”, claro está, ya que no en vano Urasawa es mi autor favorito junto al gran Tezuka.
Billy Bat nos cuenta la historia de Kevin Yamagata, un nipoamericano de segunda generación que, en el año 1949, vive en Los Ángeles y trabaja como autor de cómics para la Marble Comics. Concretamente, su obra se llama Billy Bat y va de un murciélago investigador privado a lo Philip Marlowe que tiende a meterse en toda clase de líos. Vamos, la clásica historia del detective privado de la novela negra y el cine de los años 40 y 50.
Un buen día, llegan a casa de Kevin unos policías que están investigando a un posible espía soviético y, al ver uno de ellos las páginas de Billy Bat en las que está trabajando, le comenta que ese personaje del murciélago él ya lo había visto antes, en Japón, cuando se encontraba estacionado allí como miembro del ejército de ocupación americano. Kevin, alucinado, concluye que es posible que haya “tomado prestado” sin querer el personaje, que tal vez habría visto durante su estancia en Japón hace unos pocos años, cuando trabajaba como intérprete del ejército americano.
Como en su familia existe una horrenda historia de plagio (a su padre le plagiaron un invento que luego resultó ser muy exitoso y no consiguió ni fama ni dinero por culpa de eso), Kevin decide ir a Japón para ver si es cierto que ha tomado prestado al personaje y, si es así, entonces le pedirá permiso al autor original para que le deje usarlo en sus cómics. Ni corto ni perezoso, Kevin se va a Japón y, una vez allí, empezará a meterse en toda clase de líos. Resulta además que el personaje del murciélago se aparece en los lugares más inesperados y que tiene algo siniestro a su alrededor (un poco como el símbolo de la mano con el dedo extendido de 20th Century Boys). ¿Qué es ese murciélago? ¿De dónde ha salido? ¿Por qué los que saben algo de él le preguntan si el suyo (es decir, Billy Bat) es “el blanco” o “el negro”? Un montón de preguntas acosan al atribulado Yamagata, que se va metiendo de cabeza en un siniestro lío del que le costará horrores salir…

En el Japón de la posguerra… Un cómic, un autor, un misterio…

Bueno, como podéis ver, el argumento es el típico de Urasawa. A partir de un suceso aparentemente minúsculo, se destapa poco a poco un caso de enorme envergadura, en el que se van entrelazando todo tipo de personajes y argumentos paralelos y, como es habitual, el autor nos cuela un mega-cliffhanger en la última página del tomo. Nada nuevo bajo el sol; es lo que ha venido haciendo desde Monster y ha seguido con 20th Century Boys y Pluto, así que sin tapujos puedo decir que Billy Bat es… ¡Más de lo mismo!
Esto se puede interpretar de dos formas, sin embargo. De la forma negativa, es decir, “Urasawa ya cansa siempre con los mismos argumentos y personajes” o de la positiva, en plan “me encanta Urasawa y me da igual que pretenda venderme lo mismo otra vez, que lo compraré con gusto”. Yo me debato entre las dos, pero al final creo que me quedo con la segunda, ya que al fin y al cabo pocos autores contemporáneos consiguen engancharme a sus historias del modo en que lo consiguen Naoki Urasawa y su ex editor y actual mánager y “coguionista” Takashi Nagasaki.
Cosas que me llaman la atención de esta obra: el “opening” es genial. El primer episodio entero, y parte del segundo, son una historieta de Billy Bat impresa a todo color (23 páginas enteritas) y con el estilo de dibujo (incluido el colorido) y de narración de los antiguos cómics americanos de los años 40 y 50. Aún recuerdo cuando salió publicado el primer episodio en la revista Morning, lo anonadada que se quedó la gente al ver que la “nueva obra de Urasawa” era una cosa tan rara y aparentemente experimental. En el episodio 2, descubrimos que el cómic de Billy Bat resulta ser “un cómic dentro del cómic”, en un efecto genial de “metamanga” para iniciar el tomo y la obra en sí. También me encanta la ambientación. La época de la posguerra de Japón, así como los años 50 y 60, personalmente me fascinan, y me encanta leer obras ambientadas en esa época. Urasawa lo retrata genial, y encima tenemos cameos de Shintakarajima (La nueva isla del tesoro) de Osamu Tezuka y del general MacArthur.
Por cierto, la mayor curiosidad de esta obra es la revista y la editorial que la publica. Ni más ni menos que la revista Morning de Kōdansha. ¿Y qué pasa con eso? Pues que desde 1983, el año en el que debutó Urasawa, hasta el pasado mes de marzo de 2009 o así, cuando terminó Pluto, la totalidad de su obra (más de 130 tomos, o sea, más de 26.000 páginas) había estado ligada a la editorial Shōgakukan. El hecho de que se haya pasado a Kōdansha tiene que haber sido un golpe terrible para Shōgakukan, y más teniendo en cuenta que Takashi Nagasaki había sido editor de esta última editorial antes de independizarse. Ahora imagino que Urasawa, con la influencia de Nagasaki de por medio, va a ir buscando el mejor postor para cada nueva obra que quiera realizar. Tiene todo el derecho a ello, pero conociendo a los japoneses, su marcha no habrá sentado nada bien en Shōgakukan.

Penguin no mondai (Los problemas del pingüino)

Monday, June 22nd, 2009
  • Título: ペンギンの問題 –Penguin no mondai– (Los problemas del pingüino)
  • Autor: Yūji Nagai
  • Editorial: Shōgakukan
  • Revista: CoroCoro Comic
  • Años publicación: 2006-?
  • Clasificación: kodomo, humor
  • Tomos: 5 (en curso)

No son muchos los títulos del llamado kodomo manga o “manga para niños” que reseño en este blog, básicamente porque la gran parte de lo que hay en el mercado japonés que se engloba en este tipo de manga son o bien adaptaciones de grandes éxitos televisivos tipo Pokémon, o bien grandes operaciones de márketing como Duel Masters, o bien obras de humor bastante anodino e infantil (por supuesto, siendo manga infantil….), o bien adaptaciones o spin-offs de otras series, como la misma Doraemon (actualmente, por ejemplo, se publica una serie que se llama Dorabase que va de unos Doraemons que juegan al béisbol). Así, es complicado encontrar obras de kodomo manga que puedan resultar interesantes de leer, básicamente por los argumentos simplones y por los diseños de ojos enormes y pelopinchos exagerados que tienden a usar.
Pero Penguin no mondai es para mí la excepción que rompe la regla, porque pese a ser un manga de risa con personaje “carismático”, la verdad es que el humor que tiene es lo suficientemente burro como para haberme caído en gracia. La premisa del manga es que una especie de pingüino llamado Beckham Kinoshita (el nombre tiene ya un montón de guasa XDDDD) aparece un día en el colegio de Naoto Yamada con la intención de empezar a estudiar en él. A nadie excepto a Naoto parece extrañarle que haya un pingüino parlante que quiera ir a la escuela, y poco a poco vamos descubriendo la tremenda mala leche de Beckham. Porque el pingüino se las apaña para situarse en el centro de situaciones de lo más estrambóticas, siempre con el sorprendido Naoto como testigo de sus acciones y con un elenco de personajes que van apareciendo sucesivamente de lo más “rarunos”. Por ejemplo, está un señor que lleva chistera y bigote, pero siempre va desnudo y sudoroso (!?) –aunque siempre se las apañan para que no se vean sus partes–, una viejecita de aspecto adorable con su bastoncito y todo pero que cuando se destapa resulta ser una tremenda maestra de las artes marciales, una ardillita, Michael Inoue (XDDD), que siempre pringa, etcétera. Además, es imposible saber qué es Beckham exactamente, porque a veces resulta que se transforma, o adopta otras personalidades, o se desdobla… Bueno, una absurdidad tras otra que hace que a mí esta serie me resulte bastante refrescante y divertida, más que nada por la cara de flipe que se le queda al anonadado Naoto cada vez que Beckham lía una de las suyas. Humor absurdo y un poco escatológico, de ese tan típico japonés. Por cierto, Penguin no mondai tiene anime (con episodios de 10 minutos solamente), un videojuego y en otoño se estrenará una película y todo en cines, por si queréis echarle un vistazo.
¿¿¿Un pingüino que se pela de frío en clase???

Es una pena que el manga infantil esté en general de capa caída en Japón y que por lo tanto haya tan poco cómic creado expresamente para los niños de 5 a 8-10 años aproximadamente. Es cierto que actualmente existe muchísima competencia en forma de televisión, videojuegos y demás, pero también es triste ver cómo se va perdiendo entre los niños la costumbre de leer revistas de manga. Aunque claro, esto no es una tendencia que haya empezado recientemente, sino que lleva como 20 años así. Hasta hace muy poco, incluso, la única revista de kodomo manga que aguantaba en el mercado era la CoroCoro Comics, con su personaje insignia Doraemon a la cabeza, que junto a las versiones manga de grandes éxitos del anime o los videojuegos como Pokémon, Beyblade o Super Mario Bros iba sobreviviendo.
Hace tan solo menos de dos años, sin embargo, la editorial Kadokawa decidió sacar una revista de kodomo manga para hacerle la competencia a la CoroCoro. El título de esta revista es KeroKero Ace y, como su nombre indica, se basa en el personaje de Keroro como buque insignia. En el pasado Salón del Manga tuvimos a Yoshikazu Yasuhiko, el autor(azo) de Gundam the Origin, como autor invitado. Con él le acompañaba un señor llamado Tomoya Hirao, que es el editor en jefe de la revista Gundam Ace, donde se publica Origin. Hirao es un tío estupendo, brillante en todos los aspectos, y con actitud y corazón de auténtico niño. La verdad es que hicimos muy buenas migas y pudimos hablar de muchos temas tanto durante la celebración del Salón del Manga como en mis dos sucesivas visitas a Japón desde entonces.
En una ocasión Hirao me contó todo este tema de las revistas de kodomo manga, y me comentó que KeroKero Ace (de la que también es editor jefe) había sido una apuesta personal suya, porque le daba rabia que cada vez menos niños leyesen manga y quería corregir esta situación. Así, convenció a sus escépticos jefes y empezó con KeroKero Ace. Pues se ve que la apuesta le fue bien y actualmente la KeroKero es una de las pocas revistas que arrojan beneficios de por sí, lo que es un logro increíble ya que la mayoría de ellas pierden dinero, que luego recuperan cuando las obras se recopilan en tomo. La verdad es que la KeroKero, además de orbitar alrededor de Keroro (con obras alternativas basadas en el universo Keroro, serie que se publica en la revista insignia de Kadokawa, la Shōnen Ace), está muy enfocada a los videojuegos, los juegos de cartas y al humor absurdo y de chistes bastante guarros, muy en consonancia con el carácter de su editor jefe y con lo que gusta a los niños japoneses actuales.
Entre las series que se publican en la KeroKero destaca, para mí, Un-P Sensei, obra de Hideki Oowada (¡autor de Mudazumo naki kaikaku y Gundam-san!) que va de un luchador justiciero que lleva un gorro en forma de mojón y en vez de calzoncillos lleva una taza de váter japonesa ^_^. Bueno, muy burro todo, pero es divertido, os lo aseguro. Aún no ha salido ningún tomo recopilatorio de Un-P Sensei, pero cuando salga os prometo reseña en este mismo blog. Otanoshimi ni!

Insects

Monday, June 8th, 2009
  • Título: インセクツ –Insects–
  • Autor: Satoshi Sugiyama
  • Editorial: Gentōsha
  • Revista: Comic Birz
  • Años publicación: 2007-09
  • Clasificación: seinen, apocalíptico
  • Tomos: 4


Como mi buen amigo y compañero de fatigas en el mundo de la traducción de manga y anime Jesús tiene, entre otros hobbies, una gran afición por la entomología (véase su interesantísimo Entomoblog), siempre que veo algo relacionado con los bichos que pueda interesarle intento compartirlo con él. Y, claro está, yo cuando voy a Japón normalmente no me paseo por la sección de entomología de las librerías (no sabría ni por dónde empezar ni qué libros podrían interesarle a Jesús, además que me consta que él ya les da un “repaso” cada vez que va a Japón XD), así que normalmente lo que pasa es que, examinando las estanterías de la sección manga, me topo con algún título curioso que compartir con él. Esto pasó con Insect Detective Yoshida Yoshimi, del que aprovechamos para hacer reseña simultánea. La verdad, resulta muy interesante leer ambas reseñas, ya que los dos nos fijamos en cosas totalmente diferentes, él como entomólogo aficionado y yo como total profano: en Entomoblog y en MangaLand.
Hace varios meses vi en una librería una colección que por aquel entonces tenía 3 tomos, que tenía unas portadas muy sugerentes con enormes bichos paseándose una ciudad japonesa, y cuyo título era Insects. “¡Carnaza para Jesús!”, pensé. Así que, ni corto ni perezoso, le escribí un e-mail comentándole que había visto esta colección, pero que no tenía ni idea de qué iba ya que los tomos estaban retractilados. Al cabo de poco, Jesús fue a Japón y se compró los tomos; y hace muy poco salió el cuarto y último y también se lo agenció. Cuando los hubo leído, me los mandó a mí y aquí estoy, así que en esta ocasión también tenemos doble reseña: esta y la de Entomoblog. Para mantener la originalidad de mi reseña, no releeré la de Jesús hasta que haya finalizado de escribir la mía.

En fin, vamos a la reseña en sí. Insects, colección finalizada de cuatro volúmenes publicada entre 2007 y 2009 en la revista Comic Birzy firmada por Satoshi Sugiyama. Unos científicos se dedican a hacer unos experimentos con insectos: su intención es aumentar su tamaño para así conseguir cantidades razonables de cierta proteína que luego utilizarán para otra cosa. En fin, no recuerdo muy bien la base científica del manga, pero el caso es que los científicos quieren hacer bichos grandes. Pero luego ocurre un accidente y pierden el control: los bichos empiezan a hacerse cada vez mayores. De repente, llegan las Fuerzas de Autodefensa japonesas, que acordonan la zona, impiden que la gente salga de ella y empiezan a actuar de manera muy extraña; de hecho, vienen extraña y curiosamente preparados para hacer frente a cualquier contingencia que tenga que ver con bichos enormes.

Las Fuerzas de Autodefensa contra bichos gigantes. Moooola

Resumiendo, al cabo de poco descubrimos que todo es un enorme complot liderado por el viceprimer ministro japonés, cuyo objetivo es ser capaz de aumentar el tamaño de los insectos de una zona en concreto para que, como una enorme plaga, puedan acabar con posibles enemigos antes de perecer (ya que los bichos cuyo tamaño ha aumentado mueren naturalmente al cabo de pocos días y son incapaces de reproducirse). Es decir, desea conseguir una especie de terrible arma biológica en forma de macroinsectos y para ello usa como chivos expiatorios a los pobres científicos del principio, que cargan con toda la culpa ante los medios de comunicación. Qué malo maloso es el tío, ¿no? En fin, os podéis imaginar que la situación se le va un poquitíiiiin de las manos y que los insectos, que cada vez son mayores, se cargan al personal cosa linda y destrozan la ciudad a gusto. ¡El último insecto que aparece es un gigantesco mastodonte mayor incluso que Godzilla (un poco ‘sagerao’, pero bueno, también es muy japonés)!
La historia tiene varios personajes principales a los que el autor va enfocando sucesivamente: desde el viceprimer ministro hasta los científicos, pasando por el típico joven protagonista de los manga japoneses, Jun (que es hermano de uno de los científicos), la chica amiga del colegio de Jun, los miembros de las FF.AA. que se huelen algo sospechoso, etcétera. En definitiva, estamos ante un manga de terror y acción que, la verdad, no cansa nada de leer y además consta de cuatro tomos que van in crescendo y francamente engancha bastante. Pero no nos engañemos, esto es una película de clase B al uso, solo que en forma de manga, algo que me ha recordado mucho en esencia a King of Thorn (que casualmente tradujo Jesús): un puro producto de entretenimiento sin más.
El gran punto flaco del manga es sin duda el dibujo: Sugiyama no dibuja bien. Sus personajes son toscos y no les sabe imprimir “movimiento”. En las escenas estáticas sale relativamente airoso, pero cuando escenas en las que los personajes corren el efecto resulta hasta ridículo. Aunque hay que hacerle justicia y decir que su dominio de las técnicas cinematográficas es excelente: hay escenas en las que parece que, más que leyendo un manga, estemos viendo una película. Este manga sería un excelente storyboard, por cierto, pero como manga, en lo que respecta a dibujo, deja bastante que desear. Ojalá hubiera sido un dibujante un poco mejor el que hubiera hecho este manga, ya que seguramente eso le daría posibilidades de ser publicado en el extranjero y de cosechar cierto éxito, pero tal como está ahora dudo mucho que llegue a España y, si lo hace, creo que no venderá nada de nada. Los lectores españoles y los occidentales en general dan muchísima importancia al dibujo, por muy buena que sea la historia.
En fin, yo me lo pasé muy bien leyéndolo, ¿para qué mentir? La verdad es que de vez en cuando va bien leer algo light y sin más pretensiones. Incluso alguna vez Sugiyama consiguió arrancarme algún respingo en alguna escena con repugnantes bichos gigantes apareciendo de la nada para atacar a los personajes. ¿Qué tienen los bichos que da tanto repelús? XD

Sakuran

Tuesday, June 2nd, 2009
  • Título: さくらん –Sakuran–
  • Autora: Moyoco Anno
  • Editorial: Kōdansha
  • Revista: Evening
  • Años publicación: 2001-03
  • Clasificación: josei, seinen
  • Tomos: 1

Hace ya bastante tiempo me leí este manga de prestado, pero ahora he podido releerlo gracias al regalo de Deirdre y Nerea de Pro Shoujo Spain (¡mil gracias por el detallazo!). Cuando me lo leí por primera vez, igual lo pillé en un mal momento porque por un lado no acabó de gustarme y por el otro hubo algunas escenas que no entendí debido a que los personajes utilizan una variedad del japonés arcaica y encima llena de nociones y conceptos muy del contexto en el que está enmarcada la obra y que desconocía. Ahora, tras la relectura, debo decir que me ha gustado mucho más y lo he pasado muy bien leyéndola, igual porque he pillado el libro con más ganas, porque estoy más rodado con el japonés arcaico después de enfrentarme a la traducción de obras como Ikkyū o Hanzō, o por una mezcla de los dos factores.
Sakuran es la historia de Kiyoha, una “dama de compañía” del barrio de placer de Yoshiwara, en la antigua Edo, durante la época de los samuráis. Aunque no se dice en la obra, calculo que se enmarca sobre el siglo XVIII o a principios del siglo XIX y también diré que, aunque en ningún momento se utiliza la palabra “geisha” en las páginas de este manga, la usaré para que podáis seguir fácilmente mi reseña. En vez de geisha, se usan otros conceptos y palabras que supongo eran los que se usaban en la época, siendo “geisha” una palabra más reciente que engloba a todas estas damas de compañía de hace 200 o 300 años. Uno de los conceptos que más se utilizan, por ejemplo, es el de oiran, que vendría a ser la geisha más cotizada y de más rango de cada una de las casas de placer. Solo las geishas más guapas, elegantes y exitosas podían llegar a ser la oiran de su local, lo que las erigía en la gran capitoste de todas las demás geishas, komuro (niñas que en un momento dado serían geishas), hikikomi (jovencitas que aún no están “en el mercado”) y shinzō (geisha recién puesta “en el mercado”).
Kiyoha es una geisha de lo más peculiar, con un carácter bastante violento y desenfadado muy poco propio de una chica de compañía, pero aun así, debido a su belleza y precisamente a su peculiar carácter, tiene mucho éxito entre los clientes. El tomo se abre con un episodio en el que la oiran del local muere a manos de un cliente enamorado de ella y, muy a su pesar y en contra de su voluntad, nombran oiran a Kiyoha. Es decir, que el manga empieza por el final. A partir de aquí, empieza el gran flashback que durará el resto del tomo y en el que se nos narra la vida de Kiyoha, desde que fue vendida al local cuando aún era solo una niña hasta que se convierte en una geisha cotizada, pasando claro está por el momento en el que la “venden” a su primer cliente en la ceremonia del mizuage.
 

Trabajando…

Actualmente se insiste mucho en decir que las geishas no son prostitutas, sino simples damas de compañía que charlan con los clientes, les distraen, les sirven copas, juegan con ellos y bailan y cantan para ellos. Son, como indica el nombre geisha (芸者) en japonés, “personas 者 artísticas 芸”. Ciertamente, esto es así actualmente, pero en el pasado, además de su arte y su porte, también vendían su cuerpo. Esta obra nos acerca de forma magistral a la forma de vida de estas chicas y a sus dramas internos: desde el esclavismo que representa su venta desde la más tierna infancia hasta el cautiverio total que sufrían detrás de las verjas y portones que mantenían cerrado el barrio de Yoshiwara, pasando por tórridos amoríos (incompatibles con la profesión, por supuesto) y disputas y peleas con las demás geishas del local. Moyoco Anno presenta un gran retrato de la vida en Yoshiwara de esa época muy bien documentado, con mucha gracia y simpatía y con el estilizado estilo de dibujo que caracteriza a la autora de Sugar Sugar Rune y Tokyo Style.
Clasifico este manga como seinen y como josei a la vez por varios motivos. Es seinen porque se publicó en la revista Evening, que es una publicación eminentemente para hombres. Es josei porque Moyoco Anno es una mujer y, como tal, tiene una manera particular de dibujar y presentar los argumentos, una manera que podríamos tildar sin tapujos de “femenina”. La temática también está bastante enfocada al público femenino, por lo que en este aspecto sería josei. Sin embargo, no por eso es una obra que no puedan disfrutar los hombres, ni mucho menos, por lo que, según mi manera de ver las cosas, estaría en la frontera entre el seinen y el josei, del mismo modo que ocurre con Tokyo Style (seinen porque se publicó en una revista seinen, pero josei “de corazón”). Pero bueno, al fin y al cabo esto de “seinen” y “josei” no son más que etiquetas y no creo que valga la pena devanarse los sesos en cosas así: lo importante es que la obra sea buena, y esta lo es.
Aunque Sakuran se compone de un solo tomo, Moyoco Anno retomó la obra en 2005 y empezó una segunda parte en la misma revista Evening, que de momento ha dejado inconclusa e inédita en formato libro. Por otro lado, a los curiosos les encantará saber que en 2007 se realizó una película de imagen real basada en este manga y con el mismo título.

Por cierto, si me permitís un comentario personal (bueno, al fin y al cabo este es un blog personal XD), durante mucho tiempo llegué a aborrecer el tema geishas porque me parecía una temática demasiado mistificada y ellas, demasiado encumbradas en el imaginario de la persona occidental media sobre todo por culpa de la novela y película Memorias de una geisha (¡cuánto daño hizo, y encima con una china en el papel protagonista!). Al fin y al cabo, las geishas no son más que un elemento arcaico dentro de una sociedad, la japonesa, en la que cada vez tienen menos cabida ya que están siendo desplazadas y absorbidas por la vorágine de la modernidad. Son básicamente fósiles de una época ya pasada y se están convirtiendo en simples iconos turísticos sin más valor que el que puede tener ver a un león en la jaula de un zoo (en contraposición a verlo en libertad en la sabana africana).
Sin embargo, esta opinión cambió bastante a raíz de un viaje increíble que tuve la enorme suerte de hacer hace un par de años en compañia de un matrimonio acaudalado que me contrató como cicerone e intérprete durante su viaje a Japón. En este viaje, entre muchas otras experiencias inolvidables que jamás habría imaginado que tendría, tuve la oportunidad de cenar en dos restaurantes de mega-lujo de Kioto, donde este matrimonio contrató a una maiko (aprendiz de geisha) la primera noche y a dos geishas la segunda, que tocaron y bailaron para nosotros. Fue entonces cuando mi opinión sobre las geishas cambió radicalmente, sobre todo gracias a la maiko. Su encanto, su arte para entablar conversación y su porte me dejaron fascinado. Hasta aquel momento, no entendía qué gracia podía tener una mujer maquillada totalmente de blanco, pero os juro que tras charlar un rato con ella eso se difuminó, dejó de tener importancia e incluso llegó a resultar atractivo. Francamente, no me extraña que tantos hombres se hayan enamorado de geishas a lo largo de los siglos. Y encima esa entonación al hablar, ese dialecto de Kioto tan dulce… ¡Buf, impresionante! A mis clientes les encantó la experiencia, claro, porque iban predispuestos favorablemente, pero yo iba en plan escéptico y al final quedé embelesado.

Mi dulce geisha (por cierto, si tenéis Spotify no os perdáis la canción del link, que es LA HOSTIA XDDDD)

Sigo considerando que las geishas son un elemento arcaico, pero ahora temo porque ocurrirá lo obvio, y es que se irán convirtiendo en puros reclamos turísticos. Con mucha pena escuché como la maiko me decía que estaba asistiendo a clases de inglés porque cada vez más venían extranjeros a contratarlas (sobre todo en grupo, con viajes organizados, ¡qué horror!) y necesitaba comunicarse con ellos. ¡Dios, si una de las gracias más evidentes es su entonación y su dulcísimo acento de Kioto! ¡No me las hagas hablar en inglés, que les quitas toda la gracia!
En fin, esta experiencia marcó un antes y un después en mi visión de las geishas y seguramente por eso, ahora que he releído Sakuran tras haberla tenido, me ha gustado e interesado muchísimo más que la primera vez.

Mei-chan no shitsuji (El mayordomo de Mei)

Tuesday, May 12th, 2009
  • Título: メイちゃんの執事 –Mei-chan no shitsuji– El mayordomo de Mei
  • Autor: Riko Miyagi
  • Editorial: Shūeisha
  • Revista: Margaret
  • Años publicación: 2006-?
  • Clasificación: shōjo
  • Tomos: 9 (en curso)


Ante todo, mis disculpas a las shōjeras que siguen este blog, puesto que reconozco que en los últimos meses he dejado muy de lado el shōjo por varias circunstancias que ahora no vienen al caso. Pero a partir de ahora mi intención es redimirme en este aspecto y poner un poco más de chicha shōjo en el blog para compensar el gran escoramiento que ha sufrido mi bitácora hacia -básicamente- el seinen en estos meses.
El caso es que últimamente se licencia mucho shōjo en España y, aunque mi intención es estar bastante al día de lo que se cuece en Japón en materia de shōnen, seinen y shōjo, la verdad es que la última vez que fui a Japón, en marzo, casi todo lo que está pegando fuerte allí hoy día ¡ya está licenciado en España!, así que me quedo sin recursos para hablar sobre nuevas series punteras. XD
Pero bueno, siempre me quedan series menores, algún título importante que se hayan “dejado” las editoriales españolas, y sobre todo grandes clásicos, de los que tengo un buen porrón que leer en la pila de “pendientes”. El manga que comento en esta ocasión, Mei-chan no shitsuhi (El mayordomo de Mei), pertenece a la segunda categoría: manga importante en Japón actualmente pero todavía está sin licenciar.
Mei Shinonome es una chica pequeñita y bastante mona que estudia secundaria y que vive modestamente con sus padres en un barrio normal y corriente. Pero un día, sus padres mueren en un accidente de tráfico y se queda sola… Hasta que llega un mayordomo, Rihito Shibata, que le cuenta que su padre era el hijo mayor de la poderosísima y riquísima familia Hongō y que, ahora que no está él, Mei es la heredera de la enorme fortuna cuando muera su abuelo. Un abuelo que ella no conocía hasta entonces y que, pese a parecer un afable ancianito, recibe el apodo de “el monstruo de la era Shōwa (1926-89)”. De hecho, Mei no tenía ni idea de que su padre fuera el heredero de semejante fortuna ni de que en realidad se apellidara Hongō y no Shinonome.
Así, el guapísimo y correctísimo Rihito se hará cargo de ella como mayordomo. Por otro lado, pronto se descubre que su compañero de clase Kento, muy popular entre las chicas y que parece secretamente enamorado de Mei (a pesar de que se mete con ella continuamente) es hermano de Rihito. En el primer tomo, el que he leído, se adivina una historia bastante compleja detrás de un argumento inicial tan simplón de “niña que se queda huérfana, en realidad es heredera de rica familia y viene guapo mayordomo a ocuparse de ella”.
De hecho, este tomo finaliza con Mei teniendo que apuntarse a una escuela de niñas ricas en la que la educarán a ser una “señorita” decente. El caso es que ella acepta porque quiere estar a la altura de su adorado Rihito, de quien empieza a enamorarse (para rabia mayúscula de Kento, claro). Algo muy turbio se entrevé por detrás, ya que en un par de ocasiones atentan contra la vida de Mei y definitivamente el abuelo Hongō y los mayordomos, sobre todo Rihito, se llevan algo entre manos. La verdad, me he quedado con ganas de más, ya que parece que será un manga muy interesante y bien construido más allá de la simple concepción inicial.

Señoritas y mayordomos…

En los últimos años ya sabéis que en Japón se han puesto muy de moda las meido (maid), o sea, las sirvientas, pero entendidas de modo muy sui generis: básicamente, sirvientas de estilo victoriano, con grandes faldas y dulcísimas expresiones, que se ocupan de sus “amos” con el mayor de los mimos (repasad la reseña Maid Café Blossom para más detalles). Pues ya hace algunos años que las chicas también están reivindicando una versión masculina para ellas: los Shitsuji Café o “Café de mayordomos”, básicamente lo mismo que los Maid Café pero con chicos que van de mayordomos y tratan de o-jō-sama (señorita) a las clientas.
Se trata de una cultura que no acabo de entender muy bien, pero bueno, ahí está. Y, por supuesto, de cultura urbana bizarra también ha saltado al formato manga; este, pues, es uno de los títulos más exitosos del nuevo género shitsuji manga (manga de mayordomos). La verdad, qué manía tienen los japoneses con la vida de hiperlujo de estilo europeo… ¡Del siglo XIX! Porque ya me dirás quién tiene ahora sirvientas y mayordomos. Mei-chan no shitsuji ha saltado por cierto a la pequeña pantalla japonesa, pero no en forma de anime, sino de serie televisiva (dorama) que al parecer ha conseguido un éxito notable.
Como curiosidad lingüística, los capítulos del manga se llaman “Ovejita” (o sea, en vez de “Capítulo 1”, ponen “Ovejita 1”) y aparecen ovejas en las portadillas y como adorno en las páginas sueltas en blanco. La razón de esto, según explica la autora en un free talk, es que es un simple juego de palabras puesto que shitsuji (mayordomo) se parece mucho a hitsuji (oveja) y la tontería le hizo gracia. De hecho, el nombre de “Mei” es también un juego de palabras, porque las ovejas balan “meee” en japonés (Mei no se pronuncia tanto Me-I, como Mee). Totalmente intraducible y carne de nota del traductor en las ediciones extranjeras, pero bueno, resulta gracioso.
Otra curiosidad es que el tomo 1 incluye los capítulos (“ovejitas” XD) 1 a 5 y 7 a 8, es decir, se deja el capítulo 6 para el tomo 2. Imagino que el capítulo 6 es autoconclusivo y sin mucha relevancia, ya que la autora explica que prefería que este tomo 1 terminara con el capítulo 8 para darle mayor coherencia a la historia, por lo que escogió quitar el capítulo 6 y ponerlo en el tomo 2 antes que cortar el tomo en el capítulo 7. Y es que al final del capítulo 8 Mei parte con Rihito y Kento hacia la “escuela de señoritas”, la Escuela Femenina Santa Lucía y, efectivamente, es un muy buen momento para cerrar el tomo ya que deja al lector intrigado sobre lo que ocurrirá y le insta a comprar el tomo 2.
Bueno, ahora la incógnita es ver cuándo cae esta licencia en España, ¿no? Que hace tiempo que no amplío la lista de “mangas licenciados” ^_^.