El blog de Marc Bernabé

Seishun Shōnen Magazine 1978-1983 (La Shōnen Magazine de nuestra juventud 1978-1983)

Monday, November 16th, 2009
  • Título: 青春少年マガジン1978-1983 –Seishun Shōnen Magazine 1978-1983– (La Shōnen Magazine de nuestra juventud 1978-1983)
  • Autor: Makoto Kobayashi
  • Editorial: Kōdansha
  • Revista: Shōnen Magazine
  • Años publicación: 2008
  • Clasificación: autobiografía
  • Tomos: 1

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Como vimos en la reseña anterior, Makoto Kobayashi es conocido en el mundillo del manga sobre todo por su obra What’s Michael, la desternillante historia de un gato bastante cabroncete, pero en Japón existe toda una generación, la que creció a principios de los años 80, que le recuerda más por su obra de humor Ichi-ni no Sanshirō (1-2 Sanshirō), la historia con la que se hizo famoso y que se publicó entre 1978 y 1983 en la revista Shōnen Magazine.

Como parte de la conmemoración del 50º aniversario de la Shōnen Magazine, los editores le pidieron a Kobayashi que escribiera un manga autobiográfico en el que contara sus anécdotas durante la época en la que publicó Ichi-ni no Sanshirō, una de las más exitosas de la revista. Así nació este Seishun Shōnen Magazine 1978-1983 (La Shōnen Magazine de nuestra juventud 1978-1983), una interesante obra que resulta muy amena de leer y que nos presenta la vida de unos mangaka de finales de los años 70 y principios de los 80.

Por supuesto, el protagonista es el propio Makoto Kobayashi, quien siempre en clave de humor nos guía a través de su trayectoria, desde que empezó a intentar publicar en alguna revista, lo que incluye su primera visita a la editorial Kōdansha para presentar su obra, hasta que dio por finalizada su obra Ichi-ni no Sanshirō en 1983. Entre medio, vemos cómo ganó el premio al mejor autor novel (por el que le dieron un millón de yenes y un equipo de música), cómo entabló amistad con sus compañeros –y rivales– de revista Shinji Ono y Natsuki Oowada y las semanas enteras casi sin dormir que se tiró durante la confección de su manga. Como no podía ser de otra manera, también nos relata las partes duras, como por ejemplo enfermedades o un arrebato involuntario que le cogió un día, por culpa del que casi se suicida.

Como el japonés es un idioma que carece de género y número, el título japonés de este manga, Seishun Shōnen Magazine, puede interpretarse tanto como La Shōnen Magazine de mi juventud como La Shōnen Magazine de nuestra juventud. He optado por la segunda opción porque el manga, aparte de ser un relato autobiográfico enmarcado en una época concreta, también es en gran parte un homenaje a los malogrados Shinji Ono y Natsuki Oowada, grandes amigos y rivales de Kobayashi en la época y compañeros de penurias. De hecho, a los tres les llamaban Shinjin 3 baka (Los tres novatos idiotas), porque entraron a la revista en la misma época.

Una siestilla de 30 minutos para recuperar fuerzas... ¡Y a currar otra vez!

Una siestilla de 30 minutos para recuperar fuerzas… ¡Y a currar otra vez!

Shinji Ono pagó muy caro el hecho de dedicarse a un oficio tan duro como el de mangaka y encima hacerlo con tanto ímpetu y ansias de superación que siempre le hizo estar gravemente enfermo (las escenas en las que Ono aparece con los dedos de la mano vendados porque es incapaz de moverlos, y aun así se las apaña para atarse la plumilla a los dedos con tal de seguir dibujando, entre otras, son muy emotivas, y más porque Kobayashi siempre pinta a Ono con una expresión socarrona que seguro que es la que siempre tenía). En cuanto a Oowada, después de un grave episodio de agotamiento extremo que casi le mata, regresó a su pueblo para recuperarse. Más adelante volvió a Tokio y se reincorporó al oficio de mangaka hasta que se quitó la vida en 1994. Solo un año después, en 1995, las enfermedades se cobraron la vida de Shinji Ono. Así pues, este manga es un claro homenaje a estos autores.

Pero no todo es sentimentalismo; al contrario, ya que como he dicho antes Kobayashi no olvida nunca el buen humor y nos relata algunos episodios de esa época de forma desternillante, como cuando llegó tarde a la ceremonia de entrega de premios al mejor novato porque se durmió, o cuando –de nuevo– llegó tarde a la ceremonia de entrega del Premio Kōdansha de Manga –Sección Shōnen–, que le fue otorgado en 1982 por Ichi-ni no Sanshirō a la edad de 23 años, todo un récord.

Como detalles interesantes desde mi punto de vista personal, podemos ver “cameos” del guionista de shōnen más legendario de la historia, Ikki Kajiwara (Kyojin no hoshi, Ashita no Joe), Buronson (Shō Fumimura), famoso guionista conocido sobre todo por El puño de la estrella del norte o Santuario, o los mangakas Mikio Mochizuki (Wild 7), Tetsuya Chiba (Ashita no Joe), el recientemente malogrado Fujio Akatsuka o, faltaría más, el “dios” Osamu Tezuka.

El tomo tiene unas 260 páginas pero el manga en sí ocupa las primeras 200. Después de la historia principal vienen unas 60 páginas de color rosáceo en las que se nos presentan algunas páginas y los argumentos las obras anteriores al debut de Kobayashi, con comentarios del mismo autor y, como extra muy interesante, la historia Kakutō sankyōdai (Los tres hermanos luchadores), el relato corto con el que debutó como profesional y que serviría como base para la exitosa Ichi-ni no Sanshirō. Se trata de un extra especialmente interesante porque es la primera vez que se publica después de que apareciera en el número 28 de 1978 de la Shōnen Magazine, lo que, por lo tanto, hacía muy complicado llegar a poder leerla.

En definitiva, un documento muy interesante para los que, como yo, nos interesamos por la historia del manga en general y por las interioridades del oficio de mangaka en particular. Aunque también tengo que añadir que como proyecto especial para conmemorar el 50º aniversario de la Shōnen Magazine me parece un poco pobre. ¿Por qué centrarse solo en un autor y en una época concreta? Podrían haber realizado un manga en varios tomos sobre la historia en general de la revista, o también un libro conmemorativo a todo color con artículos, entrevistas y muchas fotos, digo yo. ¡Cincuenta años no se cumplen todos los días, desde luego!

PS: Por cierto, os recuerdo que este sábado toca presentación en la FNAC Triangle de Barcelona, la última que haremos en la ciudad condal en un tiempo. ¡Tenéis las señas en la barra de la derecha, os esperamos allí!

Oishinbo

Friday, November 6th, 2009
  • Título: 美味しんぼ –Oishinbo–
  • Autor: Tetsu Kariya (guión) / Akira Hanasaki (dibujo)
  • Editorial: Shōgakukan
  • Revista: Big Comic Spirits
  • Años publicación: 1983-?
  • Clasificación: seinen, gourmet
  • Tomos: 103 (en curso)

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Al igual que hice en su momento con Yoshimi Yoshida, detective de insectos en conjunción con Jesús de Entomoblog esta reseña forma parte de un experimento conjunto con un blog amigo. Esta vez, Roger del prestigioso blog sobre gastronomía japonesa comerjapones.com y yo hemos decidido leer un manga en el que tenemos un interés común y, sin leer antes la reseña uno del otro, las hemos publicado al mismo tiempo. Es muy interesante leer dos reseñas de una misma obra porque se muestran dos puntos de vista totalmente distintos, ¿no os parece? Pues aquí tenéis mi reseña, vista desde el punto de vista de un lector de manga, y aquí tenéis la de Roger, desde el punto de vista de un verdadero gourmet de lo japonés.

¿A quién de vosotros os suena Oishinbo? A muy pocos, imagino, y eso a pesar de que es una de las series más exitosas y longevas de la historia del cómic japonés; se publica desde 1983 y el año pasado superó la friolera de 100 tomos recopilatorios, algo que solo un puñado de otras series hasta el momento habían conseguido. De hecho, con esta reseña inauguro el tag “+100” tomos, en el que iré comentando estas míticas series que han superado la increíble cifra de 100 tomos (hasta ahora he comentado KochiKame y la serie Dokaben). Por cierto, también es la sexta serie con más ventas de la historia (empatada con Golgo 13 y Doraemon a 100 millones de tomos y por debajo de Dragon Ball (150 millones), KochiKame (140 millones), Detective Conan (120 millones) y One Piece y Slam Dunk (110 millones)). ¡Cien millones de tomos! Jo-der.

¿Pero qué tiene Oishinbo que sea tan especial como para haberse ganado el favor del público japonés durante tantos años y tantos tomos? Estamos ante una obra del subgénero conocido como “gourmet manga” (o ryōri manga, no sé exactamente si tiene un nombre fijo, pero yo le llamaré “gourmet manga”). De hecho, aunque no he podido comprobar si Oishinbo fue el primer gourmet manga, sí es seguro que es el que hizo escuela, el “padre” de todos los manga de cocina, cocineros y gourmet habidos y por haber (entre ellos, recordémoslo, se incluye la mítica Mister Ajikko – El rey del sushi). Y de todos es sabido (y si no lo sabéis, ahora mismo os lo diré XD) que el japonés es un pueblo extremadamente gourmet, que disfruta comiendo y probando sabores procedentes de todos los rincones de Japón y también del mundo entero. Existen miles de libros, guías y revistas que recomiendan “los mejores restaurantes de”, y un porcentaje obscenamente alto del espacio en las guías de viajes japonesas está ocupado por direcciones de restaurantes y fotos de la comida que sirven. No es raro, además, que en los viajes al extranjero que realizan muchos japoneses el motivo central de los mismos sea, sí señor, la comida, y además son capaces de irse a ese restaurante perdido en lo más remoto de un país porque “allí sirven la mejor X del país” (sustituir la “X” por el nombre de cualquier plato).

No sé qué fue antes, si el huevo o la gallina; es decir, no sé si lo de ser un pueblo gourmet les viene a los japoneses de antes o bien fue Oishinbo y la miríada de obras del estilo que salieron después a su estela lo que provocó que los japoneses de repente empezaran a valorar la comida de una forma que parece rayar la exageración. Podría ser lo segundo; de hecho la Wikipedia japonesa llega a sugerirlo.

Discutiendo con un chef francés sobre cuál es la mejor carne

Discutiendo con un chef francés sobre cuál es la mejor carne

Oishinbo se enmarca en un periódico japonés, el Tōzai Shinbun, dirigido por un gourmet de pro. Para el centenario de la publicación, el director decide encargar a un par de periodistas la confección del “menú definitivo”, es decir, un menú que consista en un equilibrio perfecto de los manjares más deliciosos del mundo (con especial ahínco en la comida japonesa, cómo no). Solo dos empleados pasan una prueba de paladar que consiste en discernir entre tres tipos de agua y de tofu: el malhumorado y maleducado Shirō Yamaoka (que parece pasar de absolutamente todo) y la novata Yūko Kurita.

Al principio, Yamaoka pasa un huevo de todo y todo el mundo se pregunta si de verdad es una buena idea dejar un proyecto tan serio y decisivo en manos de este tipo y de una chica jovencísima recién entrada a la empresa. Pero poco a poco Yamaoka se va destapando como un gourmet de finísimo paladar y enormes conocimientos, y Kurita, con su capacidad innata para discernir sabores, se destapa también como una gran crítica de cocina. Al cabo de pocos capítulos se descubre el porqué de las habilidades gourmet de Yamaoka: su padre, Yūzan Kaibara, un hombre extremadamente exigente con la comida, les hizo la vida tan imposible a él y a su madre por culpa de su obsesión culinaria que al final acabó “matándola”. A raíz de ello, Yamaoka, que desde muy pequeño había estado en contacto con los mejores manjares del mundo, decidió marcharse de casa y renegar de su apellido (tomando el de su madre), enemistándose de por vida con su padre.

Y bueno, básicamente este es el argumento de fondo. Lógicamente ocurren más cosas, pero esta es la base. Así, capítulo a capítulo, Yamaoka y Kurita irán probando todo tipo de platos e irán demostrando por qué esto es más bueno que lo otro, desmontando teorías establecidas y dejando anonadados y noqueados a todo tipo de expertos. La principal gracia de Oishinbo, así como de la mayoría de los manga culinarios, es que no se centra tanto en “cómo preparar” un plato, sino en describir los sabores, la textura y el “cuerpo” de los alimentos y el porqué de todo ello (incluyendo, por supuesto, información sobre la preparación). De hecho, el propio título ya describe bastante bien de qué va el manga: es una palabra inventada que sugiere la amalgama del adjetivo oishii (delicioso) y el sustantivo kuishinbo (glotón), y que vendría a significar algo como “Ávidos de delicias”.

Una vez conoces el argumento de base, los diferentes capítulos se pueden tomar como piezas independientes, lo que hace innecesario seguir linealmente la obra para disfrutarla. Por eso Oishinbo, como KochiKame o Golgo 13, es uno de los cómics más vendidos en los kioscos de las estaciones de tren y las tiendas 24 horas, y de los más leídos en peluquerías o garitos de comida rápida. Si tienes un ratito para matar, nada mejor que leer un capítulo suelto de una serie cuyos personajes conoces. Para mí, este es el secreto de la gran longevidad de estos títulos.

Por si fuera poco, esta distribución en capítulos autoconclusivos permite que se hayan recopilado tomos temáticos sobre sushi, fideos, carne, pescado, etcétera, que se venden en todo tipo de formatos, como por ejemplo las ediciones baratísimas en papel malísimo y cubiertas de cartón barato que venden en las estaciones o tiendas 24 horas japonesas. Por si os interesa este manga, varios tomos temáticos de Oishinbo están siendo editados actualmente por Viz Media en los Estados Unidos (ya llevan 7 tomos), así que no es necesario saber japonés para introducirse en uno de los manga más conocidos y queridos por el público japonés.

Por cierto, si tienes ciertas nociones de japonés y tienes un blog de una temática definida (fotografía, viajes, zoología, tokusatsu, corte y confección, fisioterapia, televisión, curling, lo que sea…) podemos hacer este experimento cuando quieras. Seguro que encontramos un manga que se adecúe a la temática de tu blog, nos hacemos con él (de eso me encargaría yo), lo leemos y lo comentamos al unísono en nuestros respectivos blogs. ¿Te apuntas?

Lo mejor

  • La gran cantidad de detalle e información que contiene cada capítulo. ¡Es impresionante lo documentado que está!
  • Estamos ante un manga que ha creado escuela y ha causado un gran impacto en la sociedad japonesa en general, y se nota.
  • Se ensalza el valor de los sabores simples y las comidas sencillas por encima de la pomposidad y la ostentación.
  • Esas exageraciones geniales, como por ejemplo hacerle un TAC a unas piezas de sushi para ver cuán apretados entre sí están los granos de arroz. XD
  • Esas descripciones tan detalladas de los sabores y las texturas, que además han sido imitadas hasta la saciedad.

Lo peor

  • Llevan 103 tomos y aún siguen buscando ese “menú definitivo”. ¡El presupuesto del periódico Tōzai debe de ser brutal para financiar eso!
  • El dibujo puede parecer más bien estático y aburrido a simple vista, pero va perfecto para la temática y al cabo de pocas páginas te olvidas.
  • Yamaoka se pasa de chuleta a veces (aunque también es la gracia del manga).

GoGo Monster

Wednesday, October 21st, 2009
  • Título: GoGo モンスター –GoGo Monster–
  • Autor: Taiyō Matsumoto
  • Editorial: Shōgakukan
  • Revista:
  • Años publicación: 2000
  • Clasificación: seinen
  • Tomos: 1

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Al igual que hice el año pasado, inicio una pequeña rueda de reseñas de obras relacionadas con los autores invitados al Salón del Manga, aunque este año parece que al final nos quedaremos “solo” con Taiyō Matsumoto e Issei Eifuku, que llegan para presentar Takemitsu Zamurai – El samurái que vendió su alma (Matsumoto dibuja y Eifuki guioniza). Y digo “solo” entre comillas porque ¡vaya par de autorazos tenemos, señor! La lástima es que en España son muy desconocidos y seguramente pasarán más bien desapercibidos, pero es mi modesta misión intentar que, desde este humilde blog, se conozcan un poco mejor.

Aunque no le hago ascos a nada en el manga (considero que como “experto” que quiero llegar a ser algún día debo catar un poco de todo), tengo que decir que el manga alternativo, comúnmente conocido como “gafapasta”, me cuesta bastante de digerir. Afortunadamente, mi cabezonería y postura anticierre de miras me ha permitido superar bastante esta barrera y conocer a obras y autores “gafapastas” que han llegado a gustarme muchísimo y a convertirse en indispensables en mi biblioteca (como Yoshiharu Tsuge, mi adorado Usamaru Furuya, Yoshihiro Tatsumi, En la prisión de Kazuichi Hanawa, Diario de una desaparición de Hideo Azuma…). Taiyō Matsumoto es uno de esos autores que, de buenas a primeras, me causa ciertas reticencias, y de hecho hasta hace muy poco no he podido valorarlo como se merece.

Solo tengo una obra de Matsumoto en mi biblioteca (aparte de Tekkon Kinkreet y Takemitsu Zamurai, que no cuentan para este blog porque se han editado en España, ambas por Glénat), y la compré por… Bueno, por aquello por lo que muchos acabamos comprando cosas, ¿no? Simplemente porque me encantó el diseño del libro. Sí, por nada más que eso. Es que cuando vi este libro en la tienda, con su caja de cartón protectora, su tapa dura, sus cantos teñidos de rojo (¡y con la tinta roja trazando un dibujo!), etcétera, no pude resistirme. No es la primera vez que digo que a mí me gustan los libros tanto por su contenido como por el propio libro, y si se trata de una edición tan excepcional como esta… Me cuesta resistirme.

Detalles de la magnífica edición, ¡una gloria!

Detalles de la magnífica edición, ¡una gloria!

Pues nada, mi edición es la 5ª, del 2001, por lo que imagino que compré GoGo Monster sobre aquel año. Lo leí, por supuesto, pero me pareció algo muy raro (aunque extrañamente atrayente) y nada, lo aparqué en mi estantería. Aparte de GoGo Monster, de Matsumoto no leí nada más durante varios años, pero sí vi algunas películas basadas en obras suyas (Aoi haru, que me pareció rara con ganas aunque me permitió descubrir la tremebunda música de los Thee Michelle Gun Elephant; y Ping Pong, una especie de Shaolin Soccer versión ping pong que me gustó bastante, y en cuya banda sonora figuran los geniales Supercar). Pero hace un par de años, sin embargo, salió la peli de Tekkon Kinkreet, que me dejó fascinado por su derroche de colorido e imaginación, y posteriormente Glénat me encargó traducir el manga en el que se basa esta película.

Tekkon Kinkreet, el manga, me gustó, pero no me llegó a fascinar; de hecho, por una vez (y sin que sirva de precedente), creo que me gustó más la versión animada que la original en manga. Y es que es una grandísima película, y el color que tiene hace que gane muuuuchos enteros. Pero, ¡ay! cuando Glénat licenció Takemitsu Zamurai… Tengo que decir que mi visión sobre Matsumoto ha cambiado completamente. ¡¡Qué maravilla de obra!! Estoy impresionado con Takemitsu, por su estilo de dibujo rarísimo (poco que ver con el resto de la obra de Matsumoto, por cierto) pero increíblemente atractivo, y por su extraño y etéreo guión, que contiene una extraña aura que te atrapa y te sumerge en la historia. La pena de Takemitsu es que, por su dibujo y su extraño guión, me temo que será la típica obra que será ensalzada por cuatro gafapastas, entre los que me incluyo, pero que pasará totalmente desapercibida ante las masas. Desde aquí, un llamamiento: si os gusta el manga… ¡Qué coño!, el propio arte del cómic en general, ¡tenéis que comprar Takemitsu Zamurai! De verdad, qué obra de arte; pocas veces he leído yo algo con una esencia tan increíble. Es como si el propio cómic tuviera alma.

En fin, como siempre, me estoy yendo por las ramas. Esta es la reseña de GoGo Monster, una obra que fue publicada directamente en forma de tomo en el año 2000 pero en la que Matsumoto estuvo trabajando durante dos años. Por cierto, pocos saben que Issei Eifuku, el guionista de Takemitsu, fue ayudante de Matsumoto antes de salir de las catacumbas gráficas para brillar en el campo de la guionización: de hecho, en GoGo Monster figura Eifuku como ayudante. El caso de GoGo Monster es realmente extraño, ya que no es muy habitual que los manga se publiquen directamente en tomo sin haber sido serializados en ninguna revista.

Bienvenidos al onírico mundo de Matsumoto-sensei

Bienvenidos al onírico mundo de Matsumoto-sensei

En fin, esta es la historia de Yuki Tachibana, un extraño chaval que estudia primaria y es el típico “tío raro” de la clase. Siempre está solo y afirma poder “sentir” la presencia de misteriosos seres que pueblan el colegio al que va y que a veces hacen alguna que otra perrería. A lo largo de las páginas, la evidente evolución de Yuki, en la que el nuevo estudiante recién llegado Makoto Suzuki y el inteligentísimo pero prácticamente autista Sasaki (al que apodan “I.Q.” por su gran inteligencia, aunque siempre lleva la cabeza tapada con una caja de cartón) tienen un papel fundamental. Y es que, a media que se va haciendo mayor, Yuki va perdiendo la capacidad de sentir a estos seres, en especial a su líder, un ser al que él llama “Superstar”.

Este manga me parece una evidente metáfora del proceso de hacerse mayor y de pérdida de la inocencia (creo, que ya os digo que esto del tema gafapasta no va mucho conmigo y en general me cuesta analizar obras de este tipo con cierta profundidad –que igual luego resulta que preguntas al autor y no tienen ninguna profundidad en especial, pero bueno, ya me entendéis–). En todo caso, el manga se deja leer muy bien y, como ocurre con las obras de Matsumoto, contiene cierta “esencia” que se queda en el lector y le hace plantearse cosas, un poco como ocurre con las obras de Yoshiharu Tsuge (ver El hombre sin talento). El dibujo, con el estilo “alternativo” y realmente “poco manga” del Matsumoto pre-Takemitsu, resulta también extraño pero muy acorde a la historia.

En definitiva, GoGo Monster me parece una obra imprescindible para los fans de Matsumoto… Unos fans que, mucho me temo, no son demasiados en España, por lo que tal vez sea un poco complicado verla editada por aquí al menos a corto o medio plazo (y ojalá me equivoque).

Lo mejor

  • Historia extraña pero absorbente.
  • Un dibujo de corte alternativo y “feísta”, pero muy acorde con el argumento.
  • La propia edición física del libro, ¡qué maravilla!
  • Las bocas llenas de dientes que dibuja Matsumoto. XD

Lo peor

  • Para paladares muy (demasiado) selectos. Demasiado “gafapasta” para resultar rentable en España.
  • A veces se pasa un poco de esotérico.

AUTOBOMBO

¡No olvides que esta tarde, a las 19 h, vamos a presentar la serie Kanji en viñetas en Casa del Llibre BCN (Psg, Gràcia, 62)! ¿Nos vemos allí?

Vinland Saga

Thursday, October 15th, 2009
  • Título: ヴィンランド・サガ –Vinland Saga–
  • Autor: Makoto Yukimura
  • Editorial: Kōdansha
  • Revista: Shōnen Magazine / Afternoon
  • Años publicación: 2005-?
  • Clasificación: seinen, histórico
  • Tomos: 8 (en curso)

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Como he dicho otras veces, cuando leo o traduzco un manga que me gusta, siempre intento conseguir más obras del mismo autor para comprobar si ese manga que tanto me ha gustado es un simple “one hit wonder” o bien es que el autor es bueno y punto. Este es el caso del manga que nos ocupa, firmado por Makoto Yukimura, autor de esa maravilla del manga reciente de ciencia-ficción que es Planetes. Tengo entendido que Planetes, editado en España por Panini, vendió bastante mal, lo que no acabo de entender: es un pedazo de seinen como la copa de un pino y encima es cortito (solo 4 tomos de nada). ¿Cómo es posible que en España pasara desapercibido? ¿Tan tocho es el lector medio de manga? ¿Tan corto de miras es que solo quiere ver piños shōnen y romances ñoños shōjo? Puede que sea simplemente que la media de edad de los lectores es bastante baja y que no haya suficientes lectores adultos… Pero entonces, ¿por qué La espada del inmortal sí se vende bien? (ah, igual es porque sale violencia a mansalva y chicas monas y además Hiroaki Samura dibuja como dios…)

En fin, no me enrollo. Dadle una oportunidad a Planetes. Tanto con el manga (recordad: solo 4 tomos de deliciosa ciencia-ficción “costumbrista” -si es que existe eso-) como con el anime, editado por Selecta Visión en una preciosa edición y que es una adaptación libre del manga, pero aun así maravillosa y que en ocasiones incluso logra superarlo, y encima con una animación preciosa.

Ehm… ¿Por dónde iba? Ah, sí, Makoto Yukimura. A mí me encanta el estilo de este autor, así como sus personajes, por lo que cuando me enteré de que empezaba nueva obra, no dudé en hacerme con ella desde el primer tomo. Esta obra, titulada Vinland Saga, va sobre vikingos, una temática totalmente distinta a la de su primera obra Planetes, en todos los sentidos.

La portada del "antiguo" tomo 1 (colección Shônen Magazine Comics)

La portada del “antiguo” tomo 1 (colección Shōnen Magazine Comics)

Con Vinland Saga he tenido hasta ahora una relación un poco extraña, porque compré el primer tomo (que leí enseguida y me encantó), al cabo de unos meses salió el segundo (que no llegué a comprar) y luego esperé y esperé y no salió el tercero. Un año y pico o dos más tarde, cuando ya casi no me acordaba de la serie, en uno de mis viajes a Japón vi cuatro tomos de esta serie a la venta en una librería… ¡Pero tanto el tamaño de los libros como el diseño de las portadas eran totalmente distintos! En fin, decidí darle otra oportunidad, volver a comprar el tomo 1 (puesto que el tomo 1 de la nueva edición incluye un capítulo más que el de la antigua edición, llámales tontos) y los otros tres y leérmelos. Lo que ocurrió con Vinland Saga es algo bastante peculiar en Japón, y pocas veces lo he visto: este manga empezó a serializarse semanalmente en la revista Shōnen Magazine de Kōdansha, y por consiguiente los dos primeros tomos salieron con un tamaño y un diseño acordes a la colección de los tomos de la Magazine… Pero se ve que al autor se le hizo muy cuesta arriba esto de publicar a ritmo semanal (recuerdo que en los comentarios de Planetes decía que era lento dibujando, sí) y al final sus editores, para no quemarlo, decidieron trasladar la serie a la revista Afternoon, de cadencia mensual. Y claro, luego hubo que rediseñar y republicar el material para que los tomos fueran acordes a la colección seinen de la editorial Kōdansha. La verdad es que esto es bastante extraño, y me imagino que, si el autor alguna vez se hace mínimamente famoso, las primeras ediciones de estos tomos antiguos llegarán a cotizarse bastante en el mercado de coleccionistas.

Otro caso raro que recuerdo, que aún es más extremo que este, es el de Biomega, de Tsutomu Nihei, que empezó a publicarse en la Afternoon de Kōdansha, que llegó a publicar un tomo, y un par de años más tarde siguió en la Young Jump de Shūeisha, que republicó el tomo 1 con otro diseño y retomó la serie a partir de ahí. En este caso no solo hubo cambio de revista, ¡sino que incluso lo hubo de editorial! Algo rarísimo en Japón, creedme. Así, el tomo 1 de Biomega versión Kōdansha es otra rareza de estas que algún día igual se cotizan mucho (a ver si es verdad, que yo lo tengo e igual me saca de pobre XD).

Buf, cómo me voy por las ramas hoy, madre mía. ¡Esta es la reseña de Vinland Saga, ¿no?! XD Como he dicho, este es un manga de vikingos, lo cual es rarísimo en autores japoneses que cuando realizan mangas históricos normalmente no se atreven a salir de temas japoneses (¿cuántas versiones hay de la historia de Musashi, por ejemplo? ¡Decenas!) o como mucho chinos. En este manga se nos narra la historia del joven Torfin, un vikingo islandés que forma parte del temible grupo de Ashelad, un cínico líder vikingo que se dedica a saquear y piratear por toda Europa. El manga se abre con una feroz batalla entre dos señores feudales francos (francos de la antigua Francia, se entiende, no “sinceros”) en la que los vikingos de Ashelad irrumpen a lo bestia para decantar la balanza del lado de los atacantes… Y dejar “pelados” a los defensores, dejando con un palmo de narices a los atacantes. Una vez vencida la batalla, ¿el joven Torfin desafía a Ashelad porque ansía matarle?

Una brutal secuencia de acción a doble página (recordad, se lee a la japonesa, de izquierda a derecha)

Una brutal secuencia de acción a doble página (recordad, se lee a la japonesa, de derecha a izquierda)

Más tarde la historia entra en un largo flashback en el que se nos narra la infancia de Torfin en un pequeño pueblo de la fría Islandia en el que vivía con su padre, su madre y su hermana mayor. Ahí descubrimos que el padre de Torfin, Touls, había sido en realidad un fiero guerrero vikingo (el “troll”, le llamaban) que decidió desertar. En un momento dado, la invasión vikinga de Inglaterra se pone tan complicada que las tropas del rey de Dinamarca localizan y vuelven a llamar a filas a Touls… En fin, es un poco complicado de explicar lo que ocurre, pero al final Touls acaba muriendo por culpa de una trampa de Ashelad. El pequeño Torfin, que estaba presente, se empeña en matar a Ashelad sin conseguirlo, y al final acaba formando parte de su tropa: Ashelad solo le concede una oportunidad de cobrarse su cabeza cada vez que Torfin realiza una hazaña en la batalla.

Y bueno, de esto va Vinland Saga: batallas ferocísimas con mucha sangre y vísceras, invasiones vikingas, pinceladas de humor y la maestría al guión de Makoto Yukimura, que consigue una serie absorbente que se lee con mucha facilidad. Lástima que su ritmo sea más bien lento: solo hay 8 tomos en el mercado y cada vez que sale uno nuevo ya no te acuerdas de lo que pasó antes y por lo tanto toca releer.

Por cierto, para los que me pedís que hable un poco sobre traducción: este manga costaría bastante, más que nada en lo referente a la romanización de los nombres de los personajes y los varios conceptos de la cultura o mitología nórdica que aparecen. Habría que consultar con expertos para saber si el nombre del protagonista sería mejor Torfin o Tolfin o Torphin o Tolphin o incluso otra posibilidad. O Ashelad, Asherad, Aserat, yo qué sé. Realmente el japonés es un idioma tan pobre fonéticamente que los problemas de romanización correcta o plausible de según qué nombres extranjeros (fuera de los ingleses y, por supuesto, los españoles) son un dolor de cabeza brutal para el traductor.

Lo mejor

  • Acción a raudales muy bien dibujada.
  • Un argumento atractivo y muy bien llevado.
  • ¡Invasiones vikingas!
  • El dibujo me parece muy bueno.

Lo peor

  • La lentitud del autor. ¡Queremos más!
  • El “timo” de las dos ediciones de los tomos 1 y 2.

Skip Beat!

Thursday, October 8th, 2009
  • Título: スキッピ・ビート! –Skip Beat!–
  • Autora: Yoshiki Nakamura
  • Editorial: Hakusensha
  • Revista: Hana to Yume
  • Años publicación: 2002-?
  • Clasificación: shōjo, humor
  • Tomos: 22 (en curso)

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Voy a ser claro: las series shōjo pastelosas en general y las series de la revista Hana to Yume en particular no me gustan. La Hana to Yume, al menos en la última década, siempre se ha caracterizado por presentar historias bastante raras, ¿no os parece? Historias con temáticas poco convencionales y directamente extrañas, muchas de ellas con tintes de shōnen-ai, y en general con un estilo de dibujo bastante homogéneo entre ellas que a mí personalmente no me convence. Además, como traductor tampoco me gustan porque suelen tener mucho texto y también textitos escritos a mano por todas partes, por no decir los espantosos y a menudo aburridos free talk de las autoras. Y por último, tampoco me gusta nada el aburrido diseño de las portadas, lomos y solapas, que además siempre es exactamente igual desde hace décadas.

Skip Beat! es una serie de la Hana to Yume y, como tal, no se escapa de tener que sufrir este diseño anodino de portadas, de la cantidad respetable de texto y free talks ni del estilo de dibujo calcado al de tantas otras series de la misma revista. Sin embargo, al menos en el tomo 1, el que he leído, me ha parecido una serie bastante refrescante y, sobre todo, divertida.

Tengo que decir que las series shōjo que disfruto son básicamente las de humor, como por ejemplo Love Com o, sobre todo, las de Mayumi Yokoyama, autora cuyas obras Instituto Bijinzaka y Galism! he tenido el placer de traducir y disfrutar un montón. Yoshiki Nakamura, la autora de Skip Beat!, tiene en mi opinión bastantes similitudes con Mayumi Yokoyama en lo referido al uso de las caricaturas y la exageración gráficas aplicadas al manga. Y es que simplemente hay algunas viñetas que son impagables.

Kyōko Mogami, la protagonista, es una chica tan recatada y trabajadora, que llega a renunciar a estudiar bachillerato para poder dedicar todo su tiempo, día y noche, a trabajar y ganar dinero. Lo que quiere es conseguir fondos para poder pagarse un piso de semilujo y tener dinero para dedicarlo… A cuidar de Shō Fuwa, un guaperas chuleta amigo suyo de la infancia que llegó a Tokio para triunfar en el mundo de la farándula y convertirse en famosete. Un día, Kyōko se entera por casualidad de la verdad: Fuwa la convenció para que le acompañara a Tokio básicamente para que ella le mantuviese y le hiciera de ama de casa. ¡Y ella había sido tan idiota como para consentírselo todo!

Kyōko y Ren Suruga. Nada de humor en esta página.
Kyōko y Ren Suruga. Nada de humor en esta página.

Al enfrentarse a Fuwa, él reconoce la verdad y la deja tirada sin más contemplaciones. Al verse utilizada de tan vil manera, Kyōko sufre un ataque de rabia y jura que se vengará de él: hará lo imposible para conseguir ser una famosilla y lograr así que, un día, Fuwa, se arrepienta de lo que le hizo. De la noche a la mañana, Kyōko se cambia de peinado y de forma de vestir y empieza una carrera que la llevará a ser una artista. Lo primero: presentarse a una audición de la productora rival de la de Fuwa, una productora a la que precisamente pertenece Ren Suruga, otro guaperas que es el gran “rival” de Shō Fuwa…

Mucho humor y muy bien llevado en esta historia. Ahora, esta serie parece estar viviendo una segunda juventud gracias a la reciente versión anime, de 25 episodios, emitida entre octubre de 2008 y marzo de 2009, que ha hecho que esté en boca de todos y cuente incluso con videojuegos y demás. A mí me ha gustado bastante, pero el hecho es que la serie lleva ya 22 tomos publicados y no parece tener visos de finalizar. ¿Consigue Nakamura mantener el ritmo y el humor durante tantos tomos?

Lo mejor

  • Mucho humor y bastante bien llevado
  • Las caricaturas y monigotes que representan los estados de ánimo de la prota
  • El director de la productora LME. A mí me recuerda al director de la escuela de Ranma 1/2 (XD)

Lo peor

  • Shō Fuwa es asqueroso
  • El planteamiento es un poco estúpido y Kyōko es demasiado pava al principio
  • Tanto textito por todas partes pone un poco nervioso