- Título: 賭博堕天録カイジ 和也編 – Tobaku Datenroku Kaiji: Kazuya-hen– (Kaiji – Crónica del advenimiento apostador: Saga de Kazuya)
- Autor: Nobuyuki Fukumoto
- Editorial: Kōdansha
- Revista: Young Magazine
- Años publicación: 2009-?
- Clasificación: seinen, apuestas
- Tomos: 8 (en curso)
Seguramente algunos de vosotros ya conoceréis Kaiji, bien por el anime realizado en 2007, bien por las dos películas de acción real realizadas sobre el personaje. Sin embargo, yo no lo conocía más que de oídas. No he visto el anime ni tampoco me interesaba especialmente el personaje ni el manga.
Sin embargo, hace unas semanas, un buen amigo mío (japonés, claro) me habló tan bien de este manga, insistió tanto en él, que decidí que tenía que leerlo, y él me prestó los tomos. Empecé a leer y, la verdad, parecía que estaba ante una especie de secuela, ya que el autor no se molestaba en presentar a los personajes y, además, las fechas de publicación de los tomos eran muy recientes. Al investigar un poco más, descubrí que, efectivamente, estaba leyendo la cuarta (!) saga de este manga.
Kaiji empezó ni más ni menos que en 1996 como un manga de apuestas, de esos que tanto abundan en Japón (de póker, pachinko, mah-jongg, lo que sea…), y pronto cosechó un gran éxito. Tanto, que actualmente consta de 47 tomos repartidos en 4 sagas: las tres primeras tienen 13 tomos cada una y la cuarta, que es la que reseño en esta ocasión, tiene 8 y contando.
No conozco las otras sagas, así que me centraré solo en esta: el argumento a priori es bastante simple: un hijo de papá ricacho decide someter a tres pobres diablos a una prueba en apariencia muy sencilla. Deben sentarse, atados, en una especie de podio vertical, con unos cascos en cuyo interior suena música tan fuerte que les impide escucharse entre ellos, y con unas bombillas en la parte superior.
Aquel en cuyo casco se encienda la bombilla será “el salvador” y tendrá que apretar el botón que tiene al lado en el plazo de entre 30 y 60 segundos desde el inicio de la prueba para soltar el amarre que lo sujeta, bajar del podio y pulsar otro botón situado en la parte frontal, a la vista de todos, que certificará que la prueba ha sido superada. Solo el que está arriba del todo puede ver los cascos y saber si es el salvador, así que los dos de delante deben encontrar la forma de averiguar si son ellos los salvadores o no…
Hasta un total de 15 veces tendrán que repetir la prueba, y cada vez se irá doblando el dinero en juego. Empiezan lógicamente con cuatro perras, pero poco a poco la suma se va volviendo realmente generosa, y los tres están con deudas hasta el cuello…
¿Y qué pasa si… 1) alguien que no es el salvador pulsa el botón; 2) se pulsa el botón antes de 30 segundos; 3), pasan 60 segundos y no se ha pulsado el botón frontal; 4) no se pulsa ningún botón? Pues que la presión que ejerce el casco sobre el cráneo aumentará hasta hacer explotar la cabeza de los dos concursantes que no sean el salvador.
El manga, pues, se centra en explorar las reacciones de los concursantes, y en poner a prueba sus vínculos de amistad. Porque, en un momento dado, la suma en juego empieza a ser muy importante y las tentaciones del salvador de dejar en la estacada a sus amigos, dejarlos morir y llevarse todo el dinero, empiezan a ser muy acuciantes…
El protagonista, Kaiji, no tiene un papel muy importante en este manga, realmente hace solo de testigo y un poco de narrador. Imagino que en las otras sagas es mucho más protagonista, pero no es el caso aquí.
El dibujo de este manga es realmente feo, los personajes están dibujados de forma bastante rudimentaria, pero esta es una de las maravillas del manga en general: si el argumento es bueno, si la puesta en escena engancha, el dibujo no tiene tanta importancia. De hecho, incluso dudo de que esta obra hubiese cosechado tanto éxito con otro tipo de dibujo. Otra de las maravillas del manga de la que esta obra nos hace dar cuenta es la forma con la que se puede explorar, durante páginas y más páginas, una situación aparentemente banal. Llevamos ya ocho tomos con el jueguecito de marras, es decir, unas 1700 páginas, y la tensión que se respira sigue siendo brutal. El autor procura narrar con todo lujo de detalles el estado de ánimo de todos los personajes, no solo de forma textual sino también gráfica, con grandes muecas y exageraciones, mucha insistencia en ciertas ideas, primeros planos y metáforas gráficas muy conseguidas.
Un grandísimo manga, sin duda, pero que por temática y estilo de dibujo jamás podría triunfar fuera de Japón o de los países más acostumbrados al consumo de manga. Tengo ganas de leer las otras tres sagas de Kaiji y, claro está, de que salgan más tomos de esta saga, ¡que quiero saber si los tres concursantes superan el juego y de qué forma! ¡Engancha que da miedo!
Lo mejor
- Tremendamente adictivo.
- La generosidad con la que se dedican páginas a narrar hechos y estados de ánimo.
- La característica onomatopeya que define a la saga “Kaiji”: zawa zawa.
- Lo rocambolesco de la prueba.
Lo peor
- El dibujo es feúcho.
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