- Título: 惡の華 –Aku no hana– (Las flores del mal)
- Autor: Shūzō Oshimi
- Editorial: Kōdansha
- Revista: Bessatsu Shōnen Magazine
- Años publicación: 2009 – 14
- Clasificación: intriga, thriller psicológico, escolar
- Tomos: 11
Supe de Aku no hana hace relativamente poco, concretamente desde que se estrenó el anime y empezaron a llover todo tipo de comentarios acerca de él: algunos dejándolo por las nubes, otros poniéndolo a la altura del betún. Me entró la curiosidad e hice lo posible por visionar al menos un capítulo… Y quedé enganchado totalmente a la historia y a la estética del mundo de Aku no Hana, lo que me llevó, por supuesto, a interesarme por el manga original, que devoré en cuestión de muy poco tiempo.
Takao Kasuga es un chaval de unos 14 años más bien introvertido, de perfil bungaku shōnen (chaval literario), que siempre esté leyendo libros, pero no de aventuras o juveniles, sino grandes clásicos de la literatura universal más “pesada”. Su libro favorito es, como no podía ser de otra forma por el título del propio manga, Las flores del mal, del francés Charles Baudelaire (1821-67), un recopilatorio de poesías más bien retorcidas y macabras que, según el propio Takao, “contribuyeron a abrir mi mente y a trazar una clara línea entre mi ‘yo’ de antes y mi ‘yo’ actual, como si ahora fuera una nueva persona y todo lo vivido hasta ese momento hubiera sido superfluo” (estoy parafraseando porque no recuerdo las palabras exactas, pero más o menos iban por aquí los tiros).
Entre los compañeros de colegio de Kasuga destacan la bella y estudiosa Nanako Saeki, que además es su amor platónico, y la inquietante Sawa Nakamura, una chica de lo más rara. Tras una breve introducción a los personajes y su entorno, la acción propiamente dicha empieza cuando un día, al regresar al aula para buscar el libro que se había dejado, Kasuga se encuentra con la ropa de gimnasia (los pantaloncitos-casi bragas “buruma” y una camiseta) de Saeki… Kasuga intenta resistirse a la tentación, pero finalmente esta le vence… Y, casi sin darse cuenta, se lleva la ropa.
Al día siguiente, Kasuga llega por la mañana con intención de devolver esa ropa, pero se encuentra con una conmoción en la clase al haberse enterado todo el mundo de que “algún pervertido” se ha llevado la ropa de Saeki y posiblemente la está usando para dar rienda suelta a sus más oscuras perversiones. Kasuga, arrepentidísimo y lleno de remordimientos (por supuesto no ha “usado” esa ropa para nada), se horroriza al comprobar la dimensión de lo que ha hecho…

Nakamura: “Te voy a obligar a que te pongas la ropa de gimnasia que le has robado a Saeki, gusano de mierda”.
Al poco, llega la inquietante Nakamura y le dice que le vio robar esa ropa, que es un “asqueroso pervertido” y un “gusano de mierda”, y que si no quiere que le delate ante todo el mundo, tendrá que hacer caso de todo lo que ella le diga… Y entonces empieza una historia que va a dar muchas, muchísimas vueltas…
Estamos ante un brillante manga estudiantil en el que el autor hilvana una maraña de sentimientos de todo tipo, sobre todo negativos (culpa, remordimiento, miedo, angustia…) y crea un ambiente opresivo que envuelve incluso al lector, emulando a la recopilación poética de Baudelaire de la que toma el título. La inquietante Nakamura, chantajeando, insultando y poniendo contra las cuerdas al pobre Kasuga, podría parecer un personaje de lo más odioso, pero a mí, por lo menos, me llena de curiosidad el hecho de que, a pesar de su carácter, no solo la tolero, sino que además no le tengo ningún tipo de manía.
Mucho se puede extraer de esta obra de Shūzō Oshimi (del que, por cierto, a raíz de sus pequeños textos explicativos al final de cada capítulo, se puede deducir que ha basado al personaje de Kasuga en gran parte en sí mismo y en su propia juventud), sobre todo buscando analogías con obras de la literatura clásica (se nota que Oshimi domina del tema) pero, como siempre, prefiero que seáis vosotros quienes leáis la obra si os podéis hacer con ella y lleguéis a vuestras propias conclusiones. A mí me encantan las obras que suscitan un sentimiento diferente en mí cuando las leo: diversión o entretenimiento (la obvia), pero también inquietud, desasosiego, euforia, lo que sea… Y desde luego, Aku no hana es una de ellas.
El anime también es muy recomendable. Puede que al principio os choque el hecho de que está hecho con la técnica de la rotoscopia (grabar a actores reales y, calcando sus siluetas, crear la animación, que cobra mucho realismo en los movimientos pero queda muy extraña visualmente hablando), pero yo creo que es un efecto buscado precisamente para sumar un factor más al ambiente opresivo y raro que ya de por sí envuelve a la obra. También a destacar, en este sentido, la música (sobre todo el rarísimo ending), que de nuevo es otro factor determinante para enrarecer aún más el ambiente. Una adaptación muy sui generis, sin duda, pero en este sentido creo que es una de las pocas obras de anime que no solo han conseguido llevar muy bien un manga a la pequeña pantalla, sino que además es bien posible, gracias a la magistral y peculiar combinación de diseños, movimiento y sonidos (música y efectos), que estemos hablando de un anime superior al manga en el que está basado.
Lo mejor
- El ambiente que Oshimi consigue crear… Y mantener.
- El argumento va in crescendo. Cuando piensas que ya no se puede sacar más jugo de una situación, el autor mete un giro argumental bestial que te deja con la boca abierta, sin miedo a correr riesgos.
- La adaptación anime, una obra maestra EMHO.
Lo peor
- Por temática, hay quien la pueda considerar aburrida. Yo, desde luego, no.
- Al igual que la adaptación anime tiene sus fans, también tiene sus detractores a muerte, que afirman que hacer un anime así es cargarse el espíritu de la obra y que, para hacer eso, mejor que nunca se hubiera llevado a anime… Para gustos, colores.
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