El blog de Marc Bernabé

Kaichō Shima Kōsaku (Presidente honorífico Kōsaku Shima)

  • Título: 会長島耕作 –Kaichō Shima Kōsaku– (Presidente honorífico Kōsaku Shima)
  • Autor: Kenshi Hirokane
  • Editorial: Kōdansha
  • Revista: Morning
  • Años publicación: 2013-en curso
  • Clasificación: empresarial
  • Tomos: 3 (en curso)

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Mi intención original era ir leyendo la serie de Shima Kōsaku por orden empezando por la saga Kachō hasta su puesto más reciente en lo más alto y, una vez llegado allí, empezar con las precuelas. Tenéis el índice de las diferentes sagas en este enlace por si os perdéis un poco cuando voy hablando de las varias sagas, por cierto.

Pero hace poco estuve de Japón y vi que había salido justo esos días el primer tomo de la saga Kaichō y no pude resistirme a comprarlo y, más tarde, en el viaje de avión de vuelta, a devorarlo. Me he saltado un montón de peripecias de Shima y me he comido algún spoiler que otro (tampoco nada especialmente sorprendente, la verdad), pero al fin y al cabo los propios títulos de las sagas ya son un spoiler en sí mismo ya que evidencian el ascenso de Shima en la empresa Hatsushiba (que durante la época como presidente del personaje cambia de nombre a Tecot tras sufrir una fusión con otra empresa de electrónica) desde su ingreso a la misma en la saga Young hasta lo más alto de lo más alto.

En todo caso, ir leyendo esta serie me está permitiendo aprender muchísimo sobre el mundo empresarial japonés. Hasta ahora había salido varias veces la figura del kaichō (el subtítulo de la obra lo traduce por “Chairman” en inglés), pero no me había quedado muy claro qué era exactamente esa figura. Básicamente, cada vez que se producía un cambio de presidente en la empresa (siendo el presidente el responsable máximo de la marcha de la empresa y la toma de las decisiones más importantes), el presidente saliente era nombrado kaichō y/o sōdanyaku (consejero) y pasaba a un segundo o incluso tercer plano, apareciendo de vez en cuando como un personaje con cierto poder pero en realidad muy apartado del día a día de la empresa.

Cuando Shima termina retirándose como presidente de la Tecot en el tomo 16 de la saga Shachō, pues, el paso siguiente lógico es que sea nombrado Kaichō, que es precisamente lo que ocurre y, por lo tanto, este hecho provoca un nuevo cambio en el título de la obra al iniciarse una nueva saga que es la que reseño en esta ocasión.

Este primer tomo empieza contándonos la adaptación de Shima a su nuevo puesto y aprendiendo y por lo tanto presentando (¡por fin!) a los lectores qué es exactamente un kaichō en una empresa japonesa. Básicamente, y resumiendo mucho, el kaichō de una gran empresa japonesa está bastante apartado del día a día de la corporación a la que representa, ya que este es el papel que corresponde al presidente o shachō.

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También en el Keidanren hay facciones y Shima, fiel a sus principios, declina meterse en ninguna… Y, claro, eso también le reportará problemas…

Sus funciones pasan a ser las de representar la empresa dentro de la sociedad japonesa, por un lado como la cara visible de la Tecot como miembro de asociaciones patronales como el Keidanren (Federación Empresarial de Japón, básicamente la versión japonesa de la CEOE española, aunque en el manga lo llaman “Keizairen” para curarse en salud, pero es obvio que están hablando del Keidanren) y también como nexo de unión entre el mundo empresarial y el mundo político.

Las funciones de Shima pasarán, por lo tanto, a trabajar no tanto por el bien de su empresa, sino por el bien de Japón en general, proponiendo nuevas políticas y estrategias a los políticos, estableciendo planes de desarrollo y, cómo no, haciendo y deshaciendo tejemanejes al nivel más alto, reuniéndose a menudo con ministros o incluso el mismísimo primer ministro nipón. En este sentido, pasamos de un manga empresarial a un manga con fuerte componente político, lo cual resulta también extremadamente interesante.

En esta primera parte, pues, se nos cuenta cuál es el papel de un kaichō (ahora entendéis por qué he preferido traducir el título como “presidente honorífico”, aunque realmente no estoy muy seguro de que sea la traducción más adecuada y acepto sugerencias alternativas), el funcionamiento de la patronal, las asociaciones supraempresariales y la forma cómo el mundo empresarial ejerce “lobby” sobre el gobierno y cómo el gobierno expresa ciertas exigencias en contrapartida al mundo empresarial.

En la segunda parte, una vez aclarado lo que es un kaichō, Shima descubre uno de los temas a los que quiere dar prioridad, y es que siente que el hecho de que Japón sea un país tan dependiente de las importaciones de alimentos lo hace muy vulnerable, por lo que llega a la conclusión de que la agricultura va a ser un tema esencial que explorar y desarrollar en el futuro próximo, y decide trabajar para conseguir un mejor aprovechamiento de los recursos agrícolas japoneses. Así, va a visitar innovadoras plantaciones de última generación para aprender formas alternativas de cultivo y se informa de todo lo que implica una restructuración profunda de la agricultura.

Por otra parte, en la obra hay también bastantes referencias a la concesión a Tokio de los Juegos Olímpicos de 2020, y varias conversaciones sobre lo que implicará, tanto pros como contras, este gran evento, tanto a nivel empresarial de la Tecot (desarrollo de la nueva generación de televisores y otras tecnologías) como a nivel nacional, sin olvidarse de las posibles implicaciones que puede conllevar el obvio problema de radiación que sufre el país a raíz del desastre de Fukushima.

Este primer tomo me ha dejado francamente con ganas de más. Por un lado me da rabia tener que esperar unos meses hasta que salga el segundo tomo, acostumbrado como estoy ahora a devorar un tomo tras otro de la serie, pero por el otro me hace bastante ilusión poder seguir en tiempo real, también en parte por las menciones a la actualidad más rabiosa que surgen aquí y allá. Esto es un no parar de aprender.

Cuando hace unos años entrevisté a Kenshi Hirokane, le pregunté sobre hasta dónde creía que Shima podía llegar, pensando en que me respondería tal vez “a primer ministro de Japón”. Pero su respuesta fue que no veía a Shima involucrándose en política general, que el personaje es un businessman nato i que como mucho le veía situándose en el puesto más alto del mundo empresarial japonés, es decir, como presidente del Keidanren. Ahora, en esta la saga Kaichō, Shima acaba de entrar a esta organización patronal, así que me parece que es cuestión de tiempo que llegue a lo más alto… ¿Lo conseguirá? ¿Y qué pasará después…? ¿Tendremos por ejemplo la saga “Jubilado Shima Kōsaku”…? El tiempo lo dirá… Shima tiene ahora 67 años (os recuerdo que el manga avanza en tiempo real) y es de suponer que le queda cuerda para rato, así que ya veremos.

Lo mejor

  • Aprender, aprender y aprender. Siempre entreteniéndose.
  • La rabiosa actualidad que presenta la obra en todo momento.
  • El hecho de pasar del mundo empresarial puro al politiqueo me parece también extremadamente interesante.

Lo peor

  • Este manga es lo que es, por lo tanto aunque podría quejarme de que “hay mucho texto” o de que “es muy especializado y denso”, en realidad es algo que me gusta y que debe ser así.

Torishimariyaku Shima Kōsaku (Director administrativo Kōsaku Shima)

  • Título: 取締役島耕作 –Torishimariyaku Shima Kōsaku– (Director administrativo Kōsaku Shima)
  • Autor: Kenshi Hirokane
  • Editorial: Kōdansha
  • Revista: Morning
  • Años publicación: 2002-2005
  • Clasificación: empresarial
  • Tomos: 8

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Sigo totalmente enganchado a las aventuras de Kōsaku Shima, el súper salaryman japonés, en su carrera dentro de la empresa de electrónica Hatsushiba. Os remito al nuevo índice que he realizado porque ya estoy viendo que voy a acabar leyéndome y reseñando toda la serie, y así voy a tener ordenadas las diferentes sagas.

En su época como Buchō (Jefe de departamento) veíamos que la serie derivaba bastante desde un manga en el que poco veíamos del día a día en el trabajo de Shima en favor de sus escarceos amorosos y otros asuntos (la saga Kachō) hasta un manga mucho más serio en el que Shima sienta la cabeza en lo referente a líos de faldas y se dedica en cuerpo y alma a su trabajo.

La saga Buchō me gustó mucho por lo variada que era: por un lado la subsaga de la compra y venta de vinos principalmente franceses, luego el periplo en la empresa discográfica y finalmente (esto no lo comenté porque cuando hice la reseña aún no había llegado) la caída en desgracia por culpa de un cambio de presidente de la empresa que le considera miembro de una facción enemiga, que aprovecha un error cometido por él (¡oh, Shima es humano y se equivoca!) para relegarle al ostracismo.

Shima acaba en Fukuoka, en una empresa filial menor, y encima bajo las órdenes de un tipejo asqueroso al que en su momento tuvo como subordinado y del que en su momento tuvo que librarse por los problemas que le daba, algunos de ellos realmente serios, de tipo acoso sexual a trabajadoras de la empresa. Cómo no, por otro lado, Shima consigue no solo solventar la situación, sino encima desplazar a su antiguo subordinado, erigirse como presidente de la empresa filial y mejorar ostensiblemente su facturación y el ambiente interno entre los trabajadores de la misma.

Cuando hay un nuevo cambio de presidente de la Hatsushiba, Shima consigue que por fin se reconozca su buen trabajo y le nombren torishimariyaku, es decir, “director administrativo”, un puesto que implica un asiento en la junta directiva de la empresa y unas responsabilidades muy grandes.

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Introducción a las relaciones empresariales entre Japón y China.

Como miembro de la junta directiva, Shima tiene ahora un papel esencial en la toma de decisiones de la empresa Hatsushiba, y el nuevo presidente Katsuki decide mandarle a Shanghái como director de la sucursal de la boyante ciudad china. Aún voy por el tomo 4 (de 8), así que tampoco sé cómo va a seguir evolucionando la saga, pero por lo que veo hojeando los tomos siguientes Shima va a seguir en China durante toda la saga Torishimariyaku. En esta saga, dibujada entre 2002 y 2005, el autor Kenshi Hirokane decide dirigir la mirada hacia la cada vez más fuerte potencia china, y presentar y enfocar los problemas a los que se enfrentan las empresas extranjeras en general y las japonesas en particular que deciden trabajar con, en y/o para China.

El factor entretenimiento que tiene la serie sigue siendo esencial, porque al fin y al cabo este es un manga  que tiene que enganchar. Dejando aparte los temas empresariales, Shima vive algunas aventuras no estrictamente del trabajo que hacen que la serie sea realmente interesante. Pero por encima de todo, desde la saga Buchō, esta es una serie con una clara vocación educativa y también, para qué negarlo, una serie en la que Hirokane presenta sus propias ideas sobre cómo deberían actuar las empresas japonesas.

Independientemente de si uno está o no de acuerdo con lo que dice Hirokane y sus ideas, que hacen replantearse los mismísimos cimientos de la cultura empresarial japonesa tradicional, lo cierto es que leer este manga me está permitiendo aprender muchísimo sobre el mundo de los negocios a gran escala, y con cada escalón que sube Shima, más “macro” se vuelve este conocimiento adquirido. Podemos decir que la serie evoluciona desde el nivel “micro” (el trabajo del día a día de un salaryman de a pie hasta un puesto de cierta responsabilidad como el de kachō) hasta el nivel “macro”. Hasta el punto en el que en la saga en la que el autor está trabajando actualmente, ya en 2014 (Kaichō, director honorífico), Shima ya no trabaja tanto para su empresa como para el beneficio global de la economía japonesa. Pero no voy a anticiparme, porque en cuestión de pocos días voy a reseñar la serie Kaichō, saltándome de momento las sagas Jōmu, Senmu y Shachō.

Lo mejor

  • Cada vez se aprende más, a niveles bastante profundos. Esta vez sobre las relaciones comerciales entre Japón y China. El trabajo de documentación de Kenshi Hirokane es para quitarse el sombrero.

Lo peor

  • A veces resulta un poco denso porque tiene mucha explicación y bastante vocabulario especializado.

Shima Kōsaku – Índice

Voy a utilizar esta entrada como un índice de las diferentes reseñas de las varias sagas de la serie Shima Kōsaku que estoy realizando poco a poco.

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Jigoku no gundan (El ejército infernal)

  • Título: 地獄の軍団 –Jigoku no gundan– (El ejército infernal)
  • Autor: Yoshihiro Tatsumi
  • Editorial: Jitsugyō no Nihon-sha
  • Revista: Manga Sunday
  • Años publicación: 1982-83
  • Clasificación: horror, bajos fondos
  • Tomos: 6

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Ya he hablado varias veces sobre Yoshihiro Tatsumi y he reseñado algunas de sus obras en este mismo blog, pero si recordáis siempre han sido libros sueltos, generalmente recopilatorios de historias cortas autoconclusivas. Y es que Tatsumi, el “inventor” de la palabra gekiga, que surgió para distinguir lo que hacía él y otros autores, enfocado a un publico más adulto, del “manga” que había hasta entonces (básicamente para niños, de argumentos simples y maniqueos). Durante décadas, la palabra gekiga indicó pues al manga para público adulto, término que fue sustituido más adelante por el neutro “seinen manga” (manga para adultos), que es la denominación que se utiliza actualmente.

En todo caso, como digo, Tatsumi siempre ha trabajado mejor las historias cortas y es muy raro encontrar historias suyas que se desarrollen durante más de un tomo. Jigoku no gundan (El ejército infernal) es posiblemente su obra más larga, ya que se editó en 6 volúmenes, una verdadera rareza en la obra de este autor.

Los lectores de Tatsumi tenemos muy presente sus filias por los bajos fondos, por la descripción de las miserias humanas. Las suyas son historias de perdedores, de gente miserable, extremadamente oscuras y gran parte de las veces con desenlaces que no son precisamente de “happy end”. Si te gustan estas historias depresivas, pero que dan muchísimo que pensar, Tatsumi es un autor que te encantará y te recomiendo encarecidamente la película Tatsumi, que presenta en forma de animación varias de ellas. Una auténtica joya de la animación, realizada por un director de Singapur.

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El niño criado por las ratas en la alcantarilla.

A pesar de ser una historia larga, Jigoku no gundan es tan dura o más que las historias cortas de Tatsumi. Nos presenta la historia de un chico al que su madre abandona en una sucísima letrina pública nada más darle a luz por ser un hijo no deseado. Algunas ratas de alcantarilla descubren al bebé y deciden llevárselo y criarlo, un poco como en la historia de Rómulo y Remo y la loba. Pasa el tiempo y el bebé se hace cada vez mayor al lado de las ratas, viviendo en la nauseabunda alcantarilla y alimentándose básicamente de desechos. Más tarde, una vieja vagabunda le descubre y decide adoptarle, enseñarle a hablar y a desenvolverse en la sociedad humana. Pero el mal está hecho para el chico, que tiene una psique de lo más retorcida y es capaz de hacer auténticas atrocidades controlando a las ratas a su antojo…

Lo mejor

  • Poder ver cómo Tatsumi se desenvuelve en el ámbito de la historia larga argumental.
  • Las vilezas y atrocidades que nos cuenta.

Lo peor

  • Francamente, me encanta Tatsumi, así que no veo grandes pegas a esta dura historia. Como mucho, decir que no es para todos los públicos, como se hace patente por poco que leas el argumento que acabo de describir. Y que la premisa, obviamente, es totalmente irreal, pero bueno, eso es algo que para mí no tiene importancia.

Buchō Shima Kōsaku (Jefe de departamento Kōsaku Shima)

  • Título: 部長島耕作 –Buchō Shima Kōsaku– (Jefe de departamento Kōsaku Shima)
  • Autor: Kenshi Hirokane
  • Editorial: Kōdansha
  • Revista: Morning
  • Años publicación: 1992-2002
  • Clasificación: empresarial
  • Tomos: 13

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Hace tiempo que no me decido a escribir reseñas para este blog, y la respuesta a eso está en que apenas leo tomos sueltos de manga porque… ¡estoy absolutamente enganchado a las aventuras de Kōsaku Shima! Ya os hablé hace poco de esta saga del salaryman más famoso del manga, y os conté que había empezado a leer su primera serie, Kachō Shima Kōsaku (Jefe de sección Kōsaku Shima) y que me tenía en vilo. Pues bien, en cuestión de poco tiempo me leí los 17 tomos de que consta esta serie e inmediatamente pasé a su secuela, esta Buchō Shima Kōsaku (Jefe de departamento Kōsaku Shima).

En estos momentos me encuentro ya leyendo el tomo 9 (de 13), por lo que podéis imaginar que sigo totalmente fascinado por las aventuras de este ejecutivo en su empresa, la ficcional Hatsushiba. Os comenté en Kachō que me sorprendía mucho el aspecto erótico de la serie, y es que Shima no paraba de conquistar a mujer tras mujer, pero eso solo fue en los 6 o 7 primeros tomos de la serie. Más adelante, la mujer de Shima decide divorciarse de él y es en ese momento cuando él decide, aunque no de forma argumentada ni aparentemente consciente, sentar un poco la cabeza. A partir de entonces, no solo Shima deja de tener relaciones sexuales con mujeres de todo tipo, sino que incluso decide conscientemente evitar las insinuaciones que recibe. Es un poco como si Hirokane, el autor, hubiera sido muy criticado por este aspecto y hubiese querido redimir un poco al personaje y darle una pátina más respetable. La única relación un poco fija de Shima es con Kumiko Ōmachi, una chica que había sido su subordinada y que se descubre que es la hija del amante del fundador de su empresa, ya fallecido. Esta ex amante es muy rica, posee muchas acciones de la Hatsushiba, con lo que su hija Kumiko resulta ser no solo un gran partido, sino también fuera del alcance realista de Shima. Aun así, ambos van manteniendo cierta relación a distancia, relativamente libre pero estable, en la que impera el amor mutuo. De hecho, el amor que siente Shima por Kumiko es el principal motivo por el que evita conscientemente liarse con otras mujeres, ya que decide, de nuevo de forma no argumentada, declinar todas las insinuaciones para serle fiel a la joven (que por cierto casi podría ser su hija).

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El supersalaryman Shima partiendo la pana en La France.

Varios éxitos de Shima en su andadura como jefe de sección provocan pues que ascienda a jefe del departamento de promoción general de la empresa, puesto en el que destaca mucho por su excelente hacer. Sin embargo, más tarde explota la burbuja económica japonesa y unos años después el actual director general de la Hatsushiba, el señor Nakazawa (del que Shima es gran confidente), decide retirarse. Previendo que su retirada va a conllevar ciertos problemas a Shima, Nakazawa le propone trasladarle a la empresa filial Hatsushiba Trading, que se dedica principalmente al comercio de vinos de gran calidad desde Francia a Japón.

Así, la primera parte de Buchō Shima Kōsaku es una especie de excusa para que Kenshi Hirokane, el autor, hable largo y tendido sobre su pasión de la época, los vinos franceses. Vemos a Shima negociando la adquisición de caros vinos en Francia, así como participando en subastas en casas londinenses como la Sotheby’s (no sale ese nombre, pero vamos, se sobreentiende). Como no podía ser de otra forma, Shima consigue, con la ayuda de Kumiko y otras carambolas de la vida, hacerse con la distribución exclusiva de un vino que aún no ha salido al mercado pero que resulta ser una auténtica gallina de los huevos de oro. Shima, de nuevo, consigue apuntarse otro éxito en su haber, a pesar de que al principio no sabe nada de vinos. Pero eso lo usa Hirokane como excusa para contarnos la vida y milagros de los vinos franceses, desde las particularidades de su región de origen (Burdeos, Borgoña, etcétera) hasta comentarios sobre las marcas más prestigiosas y las mejores añadas.

Más tarde, y esta es la tesitura en la que me encuentro ahora, mandan a Shima a una empresa filial que se dedica al negocio de la música: Sunlight Records. Que está muy afectada por la crisis y los malos vicios acumulados desde hace muchos años, por lo que la misión del super salaryman consiste en realizar una desagradable e ingrata reestructuración empresarial extensiva para hacerla viable. Con Japón en plena crisis galopante, Shima se ve obligado a investigar los malos vicios de esta empresa, identificar a los empleados más nocivos y darles la ingrata noticia de que van a tener que ir al paro. Paralelamente, destacan sus esfuerzos por conseguir nuevos éxitos para la discográfica, desde “reinventar” a una veterana y ya un poco pasada de moda cantante de enka para volver a colocarla en el candelero hasta descubrir a una nueva cantante, muy joven (¡que resulta ser hija suya, de la época en la que tuvo una amante en Estados Unidos!), en un caso que a mí me recuerda sobremanera al de la famosa Hikaru Utada. No me cabe duda de que Hirokane se inspiró en Utada para realizar esta saga de la joven cantante, ya que además concuerda perfectamente en el tiempo: si Utada fue lanzada al estrellato en 1999, la saga de esta chica empieza sobre el año 2000 en las páginas del manga.

De nuevo, se trata de una serie de manga bastante espesa, con bastante diálogo especializado, pero que a mí ha conseguido fascinarme. En parte, es un viaje por la economía japonesa, empezando por la época de la gran burbuja, donde todo era Jauja (la serie Kachō) y ahora por la época en la que los japoneses debían apretarse el cinturón y pagar por los excesos cometidos (la serie Buchō). De momento seguiré leyendo y posiblemente dentro de unos días o semanas leáis una próxima reseña, esta vez sobre la siguiente saga, Torishimariyaku Shima Kōsaku (Gerente Kōsaku Shima).

Lo mejor

  • Un viaje por la economía japonesa de los últimos 30 años.
  • Muchos detalles sobre temas variados, en este caso sobre vinos y la industria de la música.

Lo peor

Igual el tema del vino se le fue demasiado de las manos a Hirokane; la obra pasó de ser un manga sobre un oficinista a ser un manga sobre vinos. Afortunadamente, pudo corregir la trayectoria.