- Título: ピンポン –Ping Pong–
- Autor: Taiyō Matsumoto
- Editorial: Shōgakukan
- Revista: Big Comic Spirits
- Años publicación: 1996-97
- Clasificación: deportivo, experimental
- Tomos: 5
Ya hace años, me leí parte de esta historia y también en su momento vi la película de imagen real basada en ella, y es una historia que me gusta mucho (enseguida explicaré por qué) que había dejado medio olvidada. Hasta que me enteré de que Masaaki Yuasa, un director de anime que me gusta muchísimo por tener un estilo inimitable (me flipa su película Mind Game, y también dirigió la película de Shin Chan más sui géneris, que también me gusta mucho: Aventuras en Henderland) está dirigiendo una serie de anime basada en este manga de los años 90.
Me puse a ver el anime y efectivamente no me decepcionó, es una obra bastante experimental y muy bien hecha (no gustará a todos los públicos, solo al gafapasta o cansado de siempre lo mismo y gustoso de algo fresco de vez en cuando) que adapta a la perfección el manga original. Totalmente recomendado siempre que te guste lo diferente y poco convencional. Si lo tuyo es Naruto o One Piece, entonces mejor ni te acerques a él.
Ping Pong cuenta la historia de dos chicos, Peko (Yutaka Hoshino) y Smile (Makoto Tsukimoto) que forman parte del club de ping pong de un instituto y participan en los diferentes torneos. Normalmente, los mangas deportivos tienen dos tipos de protagonista: el que es un genio innato (que suele ser el “rival” que al final pringa por arrogancia) y el que no lo es necesariamente pero con esfuerzo consigue la victoria. Sin embargo, Matsumoto se cargó todos los clichés del manga deportivo con esta obra: al principio puede parecer que es Peko, un chico muy abierto, bastante polémico y chuleras, el que tiene el don; mientras que Smile, un chaval de gafas, callado, cabizbajo y que nunca sonríe (de ahí su irónico apodo) es su sidekick, que a duras penas está allí porque simplemente se esfuerza por estar a la altura de su amigo de toda la vida.
Pero pronto vemos que no es así necesariamente: es Smile el que realmente tiene el don y, aunque a regañadientes, su profesor consigue motivarle a su manera para que se esfuerce más y pueda superar a otros rivales. Uno de los momentos más impactantes de la serie, a mi entender, es cuando aparece un chico que, cuando nos cuentan su background, vemos que es un monstruo del esfuerzo, que todo lo que ha conseguido ha sido no por ser especialmente bueno, sino por entrenar como un loco. Y Smile va y se lo carga, con lo que ahí el autor Taiyō Matsumoto desmonta parcialmente uno de los dogmas más férreos de la mentalidad japonesa: el esfuerzo por encima de todo lo demás (digo “parcialmente” porque es cierto que Smile tiene un don, pero también es cierto que se esfuerza a su vez).
En cuanto al dibujo, es el Taiyō Matsumoto de los años 90, mucho más cercano a Tekkonkinkreet que a Takemitsu Zamurái o Sunny con un estilo muy suelto y muy poco “manga” que chocará a los no profanos que piensen que el estilo del manga es más o menos siempre igual con todos los autores. La puesta en escena me parece brutal, con un manejo magistral de las viñetas para dar sensación de velocidad e incluso ansiedad sobre todo en los partidos, que son cortos pero intensos.
Lo mejor
- Un gran manga con un argumento sorprendente y muchas lecturas.
- Un dibujo peculiar con una puesta de escena inmejorable.
- No solo los protagonistas tienen carisma, sino sobre todo los rivales. China, Sakuma, Dragon… Impresionantes, todos a su manera.
Lo peor
- Muy pocos valorarán realmente lo grande que es este manga.
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