El blog de Marc Bernabé

Trampas de la ambigüedad del idioma japonés

Thursday, February 21st, 2013

Por temas de aprobaciones, las editoriales siempre piden adelantar las traducciones de los textos de sobrecubierta, con lo peligroso que es. Los comentarios de los autores en las solapas no revisten problema alguno, pero los resúmenes son otro cantar.

Ya sabéis que el japonés es un idioma muy ambiguo (no tiene marcas de género o número), por lo que traducir a ciegas un resumen es horrible. Normalmente se usan estos textos para aprobaciones, que llevan bastante tiempo, y una vez recibido el OK de la editorial japonesa y con la traducción final, se pone la buena. Pero a veces hay errores, o alguien se olvida de cambiar ese texto, y puede ocurrir que el resumen de contracubierta sea un desastre.

naruto

Por ejemplo, en el tomo 30 de Naruto (imagen de arriba) hablaban de アジト (ajito). Sin contexto, la traductora interpretó que era un nuevo personaje, “Ajito”, y así lo puso. Al revisar ese texto, yo tampoco caí, me pareció plausible un personaje llamado “Ajito”. De hecho, muchos nombres de los personajes de Naruto están escritos en katakana (ナルト (Naruto), サスケ (Sasuke), カカシ (Kakashi), ガイ (Gai), イタチ (Itachi), カブト (Kabuto), デイダラ (Deidara)…), lo que obviamente sumó a la confusión. En este caso, la palabra “ajito” en realidad se refería a la “guarida” (japonesización y contracción del inglés agitating point=ajito).

Ese texto traducido no se cambió en la versión que fue a imprenta (referencia), por lo que en el resumen del tomo 30 se habla de un tal “Ajito” que no aparece.  La traducción correcta sería “Naruto y sus compañeros irrumpen en la guarida de los Akatsuki…” Otra de las curiosidades de traducir del japonés.

Narutoes

Estadísticas manga 2012

Saturday, January 19th, 2013

Con el nuevo año, ha llegado el momento de realizar el tradicional análisis de lo que ha dado de sí el mercado español de cómic asiático, que en los últimos años es equivalente a manga japonés tras el fracaso estrepitoso de los intentos de editar cómics de otras nacionalidades asiáticas, sobre todo coreanos, hace ya tres o cuatro años. Antes de empezar a leer, recomiendo como siempre releer el análisis del año anterior, en este caso el de 2011, para poneros en contexto.

Como siempre, recordad que este es un estudio cuantitativo. Solo contamos las novedades (no se cuentan relanzamientos a precio reducido ni reimpresiones, aunque sí reediciones en formato distinto al que aparecieron en su origen –kanzenban, bolsillo, tomo doble…-), independientemente de que una novedad tenga una tirada de 500 o 20.000 ejemplares, para nosotros contará solo como una unidad. No barajamos cifras de tiradas ni de ventas simplemente porque las editoriales no las facilitan. Por eso, aunque podamos llegar a una conclusión (p.e., el mercado del manga en España está estable), esta conclusión solo se aplica al hecho de que sale una cantidad similar de novedades con respecto a los últimos dos años. Si conociéramos otro tipo de cifras, la conclusión podría ser radicalmente distinta (ejemplo: aunque el mercado parece estabilizado, lo cierto es que estamos en declive porque la tirada media o el promedio de las cifras de ventas son muy menores y por lo tanto arrojan menos beneficios a las editoriales. O viceversa, que está en auge. Pero esto no lo podemos saber.)

Entendemos “manga”, por cierto, como cómic realizado originalmente en Japón, por lo que no se incluye en el recuento ningún tipo de obra con estilo gráfico influenciado por el manga realizada en Occidente (en algún lugar hay que trazar la línea).

Vamos allá con la cifra de tomos de manga editados en el año 2012:

Total01-12

Observamos por fin un repunte en las cifras, algo que ya vaticiné el año pasado, ya que el clima imperante sugería que por fin la cosa se estaba estabilizando. Aparentemente, todo se ha puesto en su lugar y el mercado del manga ha conseguido su estabilidad tras el duro correctivo impuesto por la crisis económica y otros factores. Parece que se edita lo justo para que las cifras salgan a las editoriales, no se realizan grandes aventuras ni apuestas arriesgadas más allá de las obvias y, como todo, algunas de ellas han funcionado (y muy bien) pero otras han fracasado. Totalmente normal.

Por cierto, si el año pasado no teníamos ninguna muestra de cómic asiático no japonés, este año hemos visto como una nueva editorial Milkyway Ediciones, se arriesgaba sacando un tomo de cómic coreano, manhwa, incluido en el recuento.

¿Y cómo queda repartido el “pastel” del manga por editoriales?

Editoriales(global)12

A priori, de nuevo, todo parece bastante estable y similar al año pasado. EDT (antes Glénat) sigue en esa primera posición que recuperó el año pasado, seguida muy de cerca, eso sí, por Norma (2ª) e Ivrea (3ª), que arrebata a Planeta (4ª) el 3r puesto que había logrado el año pasado. Panini, como siempre, se mantiene en su posición de 5ª “grande”, a bastante distancia de las demás.

En cuestión de cifras, EDT se ha mantenido estable, pasando de 99 novedades a 98; Norma ha aumentado ligeramente de 86 a 92; Ivrea se recupera del bajón del año pasado pegando una buena subida: de 61 a 88, mientras que Planeta, sorprendentemente, ha tenido un aparente bajón: de 67 a 53. Se observa pues una estabilidad evidente y Planeta parece por fin haber conseguido una trayectoria continuista después de los bandazos de hace unos años, en los que pasaba de publicar muy poco a muchísimo, y de nuevo muy poco. Siguiendo con Planeta, por cierto, la verdad es que la sensación de “bajón” en número de novedades solo la da la cifra (de 67 a 53), pero hay que tener en cuenta que este 2012 ha adoptado una política de reediciones y formatos de lujo que incluye publicar obras en formatos de muchísimas páginas (como la reedición de Adolf, que cuenta como un solo tomo mientras que antiguamente fueron 5, o la caja de lujo de Dragon Ball, que cuenta también como uno solo pero incluye material de más de 3,5 tomos de la edición Ultimate, unos 5 en la edición tankōbon normal).

Panini, como siempre, se mantiene en su línea continuista y protagoniza un ligero aumento: de 20 novedades pasa a 22, algo que de hecho lleva muchos años manteniendo, con alrededor de 20 tomos al año publicados.

Al igual que el año pasado, “las otras” editoriales siguen teniendo una porción muy pequeñita del pastel, y su papel global se ha reducido: el año pasado teníamos 13 novedades en manos de editoriales pequeñas, pero este tenemos 10 (1 de ellas el manhwa publicado por Miklyway). Si el año pasado teníamos 10 editoriales publicando manga pero entre 5 de ellas se comían el 96,5% del pastel, ahora tenemos 12 editoriales, pero entre esas mismas 5 grandes ocupan el 97,2% del total. Es decir, más concentración todavía.

Estas otras editoriales son Ponent Mon (pasa de 3 novedades a 1 sola), La Cúpula (se mantiene en 1), Astiberri (de 1 a 2), Herder (se mantiene en 2) y las de nueva aparición Japan Weekend (1), 001 Ediciones (1), Yowu Entertainment (1) y Mikyway (1). A destacar la desaparición de Dolmen, que de 6 mangas en 2011 ha pasado a 0 en 2012.

Bueno, y ahora llega el momento de la reflexión y el vaticinio del año en curso, el 2013. Independientemente de las cifras que acabamos de ver, que sugieren cierta normalidad, el mercado del manga ha sufrido un fuerte impacto que se va a notar considerablemente en 2013. No sé hasta qué punto, pero me temo que la cantidad de novedades global va a bajar. No va a ser así en cuestión de calidad: en estos últimos años, el obligado ajuste ha provocado que las editoriales hayan afinado más en sus licencias, y que hayan ido a lo seguro. Por un lado, lo mejor de lo mejor del manga japonés actual, por el otro, reediciones en formatos de lujo, con nuevas traducciones y rotulaciones, de verdaderos “clásicos modernos” que no pueden faltar en las estanterías del fan de manga. Actualmente, el mercado español de manga ofrece un porcentaje de calidad argumental y gráfica que, creo, nunca  antes se ha dado. Entrar en una librería especializada e ir a la sección de manga nos garantiza estar delante de prácticamente lo mejor de lo mejor que ofrece este tipo de cómic, es el Club del Gourmet Manga. Evidentemente, también encontraremos algo de morralla, pero en un porcentaje infinitamente menor que (EMHO) nunca.

La única gran víctima es el shōjo manga, que parece gafado totalmente y al parecer sus cifras de ventas no permiten grandes apuestas, una verdadera pena en muchos sentidos (creo que un día de estos escribiré un artículo de opinión al respecto, porque si no me alargaré demasiado aquí).

El fuerte impacto del que hablaba unas líneas más arribas en realidad han sido dos impactos, ambos protagonizados por la editorial Glénat, actualmente conocida como EDT.

  • Primeramente, la desvinculación de Glénat Francia de su filial española, que la puso en venta. Finalmente, los compradores fueron los mismos administradores que la estaban llevando hasta ese momento: Joan Navarro y Fèlix Sabaté, que cambiaron el nombre de la editorial a Editores de Tebeos (EDT). Esto no tiene por qué ser a priori una mala noticia, sino justo al contrario: la desvinculación permitió que Navarro y Sabaté pudieran por fin arriesgarse a editar una serie de autores que tal vez no se veían en buenos ojos desde la casa madre francesa. El más significativo de ellos es Shintarō Kago, al que podríamos considerar la gran revelación de 2012, ya que, para bien o para mal (más bien que mal, por cierto) se ha hablado de él en todos los ámbitos, más allá del puramente manga (una excepción muy bienvenida, por cierto).
  • Segundo, el consabido “Shueishazo”. El verano pasado, la editorial Shūeisha decidió no renovar el master agreement que tenía con Glénat/EDT, lo que a la práctica implicaba que EDT perdía todas sus licencias con esta editorial: y estas incluyen estrellas rutilantes como Bleach, Naruto y Death Note. Las licencias más jugosas se repartieron entre las otras 4 grandes, mientras que las que no daban beneficios o directamente arrojaban pérdidas van a ser descatalogadas y destruidas en mayo de 2013 a más tardar.

¿Esto qué implica? Pues a priori, que EDT va a ver como su primera posición de los dos últimos años como editorial que más cantidad de novedades manga saca se pierde irremediablemente y seguramente pasa al 4º puesto o incluso al 5º. Es cierto que mantiene vínculos con otras editoriales japonesas (sobre todo Shōgakukan y Hakusensha, pero también Kōdansha y otras más pequeñas) y que en principio esto es suficiente para sobrevivir (sin ir más lejos, Ivrea y Norma sobrevivieron muchos años sin tener acceso a las series de Shūeisha), pero sin duda se enfrentan a un reto muy grande que les va a obligar a reposicionarse. Un proceso, por cierto, que ya han iniciado, entrando en un nicho de mercado poco explotado como el del manga alternativo o transgresor, lo que dará más variedad todavía a nuestro mercado.

Lo que queda por ver es si las otras 4 grandes van a aumentar o no sus cifras de novedades al haber conseguido de golpe estas nuevas licencias. Posiblemente, teniendo propiedades tan jugosas como Naruto (Planeta), Bleach (Panini) o Death Note (Norma), estas dejen de arriesgarse con otras series que, alternativamente, sí habrían comprado. ¿Para qué arriesgarte y contratar una serie que no sabes si funcionará cuando ya tienes en el saco licencias de eficacia más que probada? Además, habiendo desembolsado ciertas cantidades para hacerse con las licencias de EDT, ¿qué presupuesto les quedará ahora para hacerse con cosas nuevas?

De ahí que mi predicción para este 2013 sea una nueva caída. Espero que no demasiado pronunciada, pero caída y, espero, preludio a un nuevo repunte en 2014, una vez se haya estabilizado todo de nuevo tras el Shueishazo.

Este año hemos realizado el recuento basándonos sobre todo en las lisas de Listado Manga, cotejándolas con otras fuentes. Mis agradecimientos por su encomiable labor, así como a Toni Ramírez por su gran ayuda con los recuentos.

¿Qué pasa con la Shonen Jump?

Wednesday, January 9th, 2013

Jump

(Entrada creada en enero de 2013 y editada en enero de 2015)

Sin contar con excepciones como KochiKame y las distintas series de JoJo’s Bizarre Adventure

Exitazos de la Jump en los 80.
Kinnikuman: 38 tomos
Cobra: 18
Dr. Slump: 18
Captain Tsubasa: 37
Hokuto no Ken: 27
KOR: 18
Dragon Ball: 42
City Hunter: 35
Saint Seiya: 28

En los 90.
Video Girl Ai: 15
Dragon Quest Dai: 37
Slam Dunk: 31
Yu Yu Hakusho: 19
Rurouni Kenshin: 28
Yu-Gi-Oh!: 38

En los 2000
Prince of Tennis: 42
Reborn!: 42
Death Note: 12
Eyeshield 21: 37
Bakuman: 20

Grandes éxitos aún en curso
Gintama: 57
Bleach: 66
One Piece: 76

Naruto: 72 (terminada)

O sea, con las excepciones de las históricas KochiKame y JoJo, nunca una serie de la Jump había superado la barrera de los 42 tomos hasta que One Piece la rompió en septiembre de 2006, cuando salió al mercado su 43º tomo.
Da que pensar que actualmente haya tres series, ni más ni menos, que han superado de largo esa barrera y que aún están en curso, más Naruto que ha terminado recientemente (noviembre 2014) con un total de 72 tomos -aunque hay una posible secuela en marcha…- ¿Opiniones al respecto?

Regresado de vacaciones

Monday, September 10th, 2012

Ya estoy aquí después de unos días de desconexión, que realmente me hacían mucha falta. Tengo mucho trabajo acumulado, pero espero que esto no me impida ir subiendo una reseña de vez en cuando. ¡Seguimos viéndonos por aquí!

Como bonus, os dejo una de las fotos más frikis que me he hecho, y que seguramente me haré en toda mi vida: leyendo manga (Bakuman.) flotando en las aguas del mar Muerto.

¡Ah! Y un poco exagerado, pero sí… El mar muerto es más o menos así…

Cómo, EMHO, debe ser una buena traducción

Wednesday, June 27th, 2012

Para que figure también en mi blog personal, recupero este artículo, que formaba parte de una recopilación de artículos de opinión sobre la traducción de manga, anime y videojuegos de la página web Koi-nya. Recomiendo leer, no solo la mía, sino también las otras opiniones que se vierten en ese recopilatorio. ¡Es realmente interesante!

Ante todo, debo decir que los artículos de opinión no se me dan muy bien. Soy una persona en general tolerante, respeto las opiniones de los demás y, aunque obviamente tengo la mía, me cuesta muchísimo expresarla y, mucho más, encumbrarla por encima de la de los demás como si fuera un dogma.

Creo que nadie tiene la razón absoluta, que dependiendo del prisma con el que se mire, las circunstancias de cada cual o la situación, así como otros factores, cada opinión puede ser perfectamente válida. Por eso, aunque estoy encantado de colaborar en esta iniciativa de koi-nya, lo cierto es que lo hago bastante apurado. Aunque tengo que decir que juego con cierta ventaja, ya que los colaboradores de la página han tenido a bien pasarme de antemano sus artículos, con lo que tengo claro cómo enfocar este artículo.

Veo en las opiniones de los demás posturas a favor y en contra de los fansubs y scanlations, ciertas críticas a los traductores profesionales y cosas así. Ya avanzo: no voy a posicionarme en eso. Primero, porque no se puede generalizar: al igual que hay fansubs/scanlations malísimos, estoy seguro de que también los hay excelentes (no puedo profundizar porque, gozando del privilegio de poder disfrutar del original sin filtros, no los consumo y por lo tanto no los conozco). Y, al mismo tiempo que para ciertas cosas son excelentes (dar a conocer series, pasión en su trabajo, inmediatez…) para otras pueden llegar a ser muy dañinos si, como ocurre con cualquier cosa en esta vida, se abusa de ellos. Sin ir más lejos, yendo a la raíz de todo, si los creadores no pueden ver recompensadas sus inversiones (de tiempo, de esfuerzo, de dinero, o de todas a la vez), dejarán de crear. Así de sencillo.

En cualquier caso, voy a expresar mi opinión sobre cómo debe ser, en mi humilde opinión, una buena traducción. Y esto es aplicable tanto a fansubs/scanlations como a traducciones profesionales, de manga o de anime.

Para mí, una buena traducción de manga/anime debe ser, simplemente, aquella que permite al lector extranjero (español, francés guaraní, uigur, lo que sea…) situarse al mismo nivel –o casi, si no es posible– que el lector original japonés. Nada más.

Esta es la premisa que aplico en todas mis traducciones y, por extensión, la que aplicamos en la agencia de traducción Daruma Serveis Lingüístics. Obviamente, si un cliente (editorial o distribuidora de anime) nos pide otro enfoque, deberemos adoptarlo, pero cuando no hay especificación –la mayoría de las veces, por otro lado– es este el criterio que utilizamos.

Dicho esto, unos cuantos puntos:

  1. Respeto por el original. No nos inventamos cosas, no ponemos más ni menos que en el original. Tal vez no usemos las mismas palabras, tampoco es necesario, pero debemos transmitir la intención, el registro y el “tono” del original. Si habla un mayordomo en registro muy formal, le haremos usar castellano formal, incluso rimbombante o anticuado. Si es un delincuente hablando de forma muy burda, en castellano hablará con tacos (sí, en japonés hay muy pocos tacos, pero la forma de hablar, el tono, la gramática, etc. que se usa en ciertas situaciones es perfectamente equivalente a nuestros variopintos insultos, por lo que en estos casos se pueden usar tacos sin problemas), y así.

  2. Naturalidad en castellano. No se trata de conseguir que el guión parezca escrito por un español, tampoco es eso, pero sí se debe buscar una sonoridad, una naturalidad, que permita leer el texto con total fluidez. De esto se deriva también el no-uso de los famosos sufijos honoríficos (-san, -chan, -kun…). En español no existen y bien que nos apañamos. No niego que en algunas ocasiones son muy útiles ya que tienen matices que delatan el tipo de relación que tienen los personajes entre sí. Sin embargo, aunque en español los obviemos, tenemos otras herramientas o estrategias con los que conseguir resultados similares: más o menos formalidad de lenguaje, ciertas expresiones o palabras, etc., con las que podemos dar a entender esas relaciones. Ciertamente, no niego que muchos matices se perderán potencialmente en el proceso, pero si el traductor es bueno casi no se tendría que notar.
  3. Permitir que el ritmo de lectura de la traducción sea igual o muy parecido al original. Esto implica no abusar de las notas de traducción, por ejemplo. Si algo se puede parafrasear, explicar de alguna forma dentro del texto o “sortear” como sea, mejor eso que interrumpir al lector en su lectura con una nota. Evidentemente, también dependerá del tipo de obra y de la importancia del hecho cultural. No es lo mismo que unos personajes coman takoyaki en una sola viñeta y digan lo ricos que están (en cuyo caso pondremos “bolitas de pulpo” o similar) o que se pasen toooodo un capítulo hablando de todos los tipos de takoyaki, sus bondades y defectos y todo lo demás. En este segundo caso, pondremos bien una paráfrasis tipo “me encantan las bolas de pulpo “takoyaki” la primera vez que salga el término, bien una nota del traductor del estilo “Típicas bolitas rellenas de pulpo que se comen recién hechas, muy calientes (¡cuidado con quemarse el paladar al primer mordisco!), generalmente en puestos callejeros. Se trata de un snack muy típico de la ciudad de Osaka”.
    Esto es válido en el manga, no así en el anime, donde existe la regla de que, profesionalmente, no se contemplan las notas de traducción ni en doblaje ni en subtitulación (y ahí sí que los traductores no tenemos nada que hacer; las reglas son así y se tienen que aceptar).
  4. Por otra parte, y ligado al punto 2), cuando la cantidad de notas se prevé muy elevada debido al contexto histórico o social de la obra, se sugiere a la editorial la redacción de un artículo introductorio con el que se pretende colocar, insisto, al lector al mismo nivel que el original japonés. Eso fue así, por ejemplo, en los casos de Rurouni Kenshin (edición Kanzenban) o Ikkyû. Alternativamente, se sugiere colocar todas las notas al final del tomo (caso de Bakuman.) para, de nuevo, no entorpecer continuamente la lectura. Sin embargo, estas propuestas a veces no llegan a buen puerto por cuestiones de a) paginación (no hay quedan páginas libres en el tomo), b) autorizaciones (la editorial japonesa no autoriza a colocar material extra o bien exige un proceso de aprobación muy complicado de llevar a buen puerto).
  5. Trasladar la intención del autor por encima de las palabras en sí. Esto se aplica sobre todo en obras de humor, en las que prima la intención original –hacer reír–. Aquí, las palabras en sí dejan de tener importancia: lo que la cobra es que la adaptación (aquí ya no hablamos de “traducción” pura y dura, sino que va más allá) haga reír igual que el original. En Shin Chan, por ejemplo, cambiamos muchísimas cosas. Cuando Shinnosuke, con intención de ligar, pregunta a las chicas si “prefieren poner cebolleta en el nattô (semillas de soja fermentadas) o se lo toman a palo seco”, en castellano pregunta si “le ponen queso rallado a los macarrones o se los comen tal cual”. La traducción literal no tendría ninguna gracia en castellano, la adaptación sí porque “entra” a la primera. Y así, cientos de adaptaciones que, por cierto, contaron con el beneplácito del autor, el malogrado Yoshito Usui, que se mostró encantado cuando, medio asustado por una posible reacción iracunda, me atreví a confesarle que estábamos cambiando muchas cosas en aras de la risa. Su respuesta, acompañada de una gran sonrisa, fue: “¡genial, cambiad lo que queráis, la cuestión es que Shin Chan haga reír, y obviamente, visto el éxito que tiene en España, lo estáis consiguiendo, así que adelante!”
    También en esta línea, a veces hay que cambiar nombres o referencias concretas, japonesas, por otras universales (nunca eminentemente españolas, sino referentes que también un japonés podría perfectamente conocer y utilizar). Así, cuando Shinnosuke habla de sus modelos o actrices –japonesas– favoritas, en castellano pusimos nombres de bellezas internacionales como (en su tiempo) Claudia Schiffer o Cindy Crawford o, más recientemente, Anna Kournikova, Scarlett Johansson o similares. En castellano no tendría la misma gracia que Shin Chan flipara con una revista con semidesnudos de Ayako Nishida (por decir algo) que de Scarlett Johansson, ¿verdad?
    En este punto, por cierto, también hay que tener en consideración el tipo de público al que va dirigido la traducción. No es lo mismo traducir para “el gran público”, que no tiene por qué conocer nada de Japón y hay que dárselo todo “masticado”, que para un reducto de fans acérrimos que conocen perfectamente el contexto en el que está enmarcada la obra en cuestión. La primera traducción será muy adaptativa, en la segunda probablemente dejaremos muchos términos en japonés y ofreceremos información extra en forma de notas o artículos.
  6. No usar dialectos. Es una lástima, pero aunque en el manga / anime abundan los personajes que hablan en dialecto (especialmente en el de Osaka/Kansai), en castellano no podemos trasladar esto como dialecto e irremediablemente se pierde. No tiene ningún sentido que un japonés hable como un gallego o como un andaluz. Por mucho que nos duela, el matiz tiene que perderse aunque, eso sí, podemos intentar “recuperar “algo de la idiosincrasia del personaje haciéndole usar ciertas palabras o expresiones. La única excepción que nos hemos encontrado en Daruma, por cierto, es la de Lala González, estudiante mexicana que llega a la escuela Yagami en School Rumble. En este caso, y solo en este caso, Lala habla en la versión española con un fuerte acento mexicano (¡porque es mexicana!) que obviamente, no tiene en japonés, donde habla como una extranjera cualquiera.

  7. Me dejo casi lo más importante para el final. Muchas veces se cae en el error de pensar que, para un traductor de manga / anime, lo más importante es conocer el idioma japonés. No digo que no sea importante: de hecho, obviamente, es fundamental tener un nivel muy alto de japonés, y es preferible, por cuestiones sociales, de contexto, etcétera, que el traductor haya pasado un tiempo en Japón estudiando y viviendo en el país. Sin embargo, muchas veces se desdeña la importancia vital que tiene el hecho de conocer y dominar perfectamente el propio idioma. En Daruma hemos evaluado decenas de pruebas a aspirantes a traductores profesionales, muchos de ellos con un nivel de japonés sin tacha, impresionante diría yo. Sorprendentemente, un porcentaje muy alto de estos aspirantes falla estrepitosamente en castellano: faltas de ortografía, mala utilización de la gramática, poca naturalidad al escribir, errores de puntuación… Verdaderos desastres. Cuando no conoces una palabra, una expresión o una referencia japonesa, tienes herramientas para cubrir esas lagunas (diccionarios, manuales de gramática, Internet, incluso preguntar a amigos japoneses…), pero si tu nivel de español es deficiente, ahí no hay nada que hacer. Mi recomendación: leer y escribir mucho en castellano, y fijarte en lo que lees y escribes. No hay otra.

Y nada, seguramente me estoy dejando muchos puntos, y probablemente muchos de los que expreso son discutibles, pero más o menos esto es todo. La premisa es, básicamente, intentar que el texto adaptado suene natural, fluido –hay que evitar que el texto sea “acartonado”, poco natural, forzado – y que conserve la intención, el registro y el carácter del original. El objetivo, en mi opinión, y reitero la idea que he expresado al principio, debe ser que el lector español disfrute del manga de la misma forma que lo hace el lector original japonés.