De nuevo, ha llegado la época de publicar las Estadísticas Manga 2023. Al igual que el año pasado, me encuentro en un momento personal en el que prefiero centrar mis esfuerzos en mi día a día como traductor y corresponsable de Daruma Serveis Lingüístics y Espai Daruma y aparcar la mayoría de los proyectos paralelos en los que tanta ilusión y esfuerzo solía poner, pero para los cuales ya no tengo la misma motivación.
Así, en principio no tengo muchos motivos para seguir analizando el mercado del manga en España más que la de no dejar cortada una labor que realizo desde hace más de 20 años y de disponer de datos y gráficos actualizados para utilizar en actividades de divulgación que puedan surgirme. Y, ya que lo hago, me cuesta bien poco ponerlo a disposición de todo el mundo a través de este artículo.
Afortunadamente, los amigos de Guía del Cómic están haciendo una gran labor como complemento y, sobre todo, ampliación de estos datos: realizan un recuento parecido -y encima ellos no se limitan únicamente al recuento de novedades de cómic asiático, sino de cómic en general- y dan un contrapunto ideal para que quede claro, por si había alguna duda, que estos datos están basados en recuentos reales. Así que os emplazo a seguirlos para conseguir datos más actualizados y precisos, análisis más profundos y seguimiento más dinámico de la actualidad en general. No creo que tarden mucho en publicar sus propios números (publico esto a 2 de enero de 2023, y el año pasado presentaron sus estadísticas el 11 de enero, así que imagino que será inminente), con lo que estad atentos si os interesan estos datos.
Dicho esto, solo me queda recordar las “normas” básicas de este artículo, que son las mismas de cada año. Para más información de qué son estas Estadísticas y cómo funcionan, así como su historia, recomiendo encarecidamente repasar el artículo de 2021, que fue el más minucioso. Además aquí tienes el histórico desde 2008.
Este artículo no tiene ninguna pretensión académica. Eres perfectamente libre de utilizar sus datos en este tipo de publicaciones si lo crees conveniente, pero teniendo muy claro que, a pesar de que intentamos trabajar con rigor, nuestra metodología no se rige por los principios académicos ni cuenta con revisión por pares.
Estas estadísticas se basan en los únicos datos objetivos de los que disponemos, que son el número de novedades lanzadas al mercado.
En estas estadísticas solo contamos las novedades. No se cuentan relanzamientos a precio reducido ni segundas o terceras ediciones (reimpresiones), aunque sí reediciones en formato distinto al que aparecieron en su origen –kanzenban, bolsillo, tomo doble…– o con el mismo formato, pero nueva traducción y rotulación, a veces bajo un sello editorial diferente del que lo publicó en el primer momento.
Independientemente de la tirada (número de ejemplares impresos) que tenga cada novedad –dato que no podemos saber–, para nosotros será solo una novedad. Tampoco el número de páginas influye (es injusto, lo sabemos, pero de algún modo tenemos que hacer el recuento).
Definimos manga, por cierto, como “cómic realizado en Japón y destinado, originalmente, al público japonés”. Una definición cada vez más difuminada y con la que mucha gente no está de acuerdo, ciertamente, pero en algún lado hay que marcar la línea.
No barajamos cifras de tiradas ni de ventas porque las editoriales no las facilitan. Por eso, aunque podamos llegar a una conclusión (p.e., el mercado del manga en España está en auge), esta conclusión solo se aplica al hecho de que sale una cantidad superior de novedades con respecto a los últimos dos o tres años. Si supiéramos otro tipo de cifras, la conclusión podría ser radicalmente distinta.
En principio, no contamos productos derivados o de espíritu afín que no sean estrictamente cómic, como databooks, novelizaciones o incluso light novels, que supondrían sumar a estos gráficos entre 25 y 30 unidades más. Tampoco contamos las obras de estilo manga que no sean de origen asiático, tanto obras creadas en español originalmente como traducidas de origen francés, italiano, etc.
Estas son estadísticas realizadas de forma totalmente amateur, por lo que podría haber errores, nos podríamos haber dejado alguna obra por contabilizar, puede haber debate sobre si la obra X es “reimpresión” (por lo tanto no cuenta) o “reedición en otro formato” (por lo tanto sí cuenta), o incluso si cuenta como “manga”, etcétera. No os toméis esto como unas cifras absolutas y poseedoras de la verdad absoluta. Para lo que sí tienen que servir, y sirven, es para tener un retrato aproximado pero suficientemente fiable de cómo está el mercado.
Dicho esto, aquí tenemos el habitual gráfico de barras en el que se ve perfectamente la evolución de los lanzamientos por año y se constata que en 2023 el subidón ha seguido. Aunque múltiples informaciones dan a entender que la gran ola ya ha pasado y que las cifras no son tan halagüeñas como en 2022, el número de novedades no ha cesado de aumentar.
Como dato adicional, he hecho también un ejercicio un poco más global para dar a conocer una cifra aún más realista.
Como hablamos de mercado español de manga, debemos contar también las novedades en idiomas que no sean el castellano, es decir, 140 novedades en catalán (¡ha seguido subiendo!) y 11 en euskera (¡también!). Obviamente, hablamos del estado español, no del manga EN español, que supondría contar también los lanzamientos en mercados como el mexicano o el argentino, entre otros. 151 más por este lado.
Creo que sería conveniente hacer el ejercicio de sumar las novedades de cómic coreano (manhwa), que está subiendo mucho últimamente (ahora contamos 31 novedades) y cómic chino y taiwanés (manhua – 8 novedades). Los sumamos como ejercicio interesante porque consideramos que son libros con un mercado muy parecido al del manga, con público similar, con proceso similar de licencia, traducción, rotulación, etc. y de formato también parecido. 39 más por este lado.
Así, el total estaría en 1508 novedades de manga en español + 140 en catalán + 11 en euskera + 31 de origen coreano + 8 de origen chino = 1698.
A continuación, aquí van los “quesitos” del peso de cada editorial por novedades en el año 2023 y, a continuación, el gráfico que compara el lanzamiento de novedades de cada una de ellas desde 2008. Vemos un triple empate entre las tres editoriales principales, Ivrea, Planeta y Norma, que han sacado cantidades similares de novedades, alrededor de las 270 cada una.
Finalmente, ofrecemos aquí el listado completo de editoriales (que hayan publicado manga, manhwa o manhua en español, catalán o euskera), que nos da la friolera de 40 editoriales publicando cómic de origen asiático traducido, de nuevo una cifra récord.
Y hasta aquí llega esta nueva edición light de las “Estadísticas Manga”. Espero que os haya gustado y os invito a hacer vuestras cábalas sobre el estado actual del mercado, pronósticos para el futuro y demás, ya sea en los comentarios de este mismo blog, a través de las redes sociales o en vuestros propios canales de comunicación.
Como siempre, quiero agradecer la labor del incombustible Listado Manga en la pormenorización de los lanzamientos y a la labor del metódico Toni Ramírez, que me ayuda cada año con la tarea de realizar los recuentos y al que agradezco infinitamente su paciencia y buen trabajo.
Un año más (¡feliz año nuevo!), estamos aquí con la edición de las Estadísticas Manga 2022. Los que seáis seguidores de este artículo anual ya sabéis de qué va: ofrecemos datos y reflexiones sobre el mercado del manga en España a partir de los únicos datos que podemos manejar de forma pública, es decir, el número de lanzamientos en general y por editorial.
Normalmente hago un texto muy largo con análisis y conjeturas varias sobre el estado del mercado manga, pero este año, por circunstancias diversas, prefiero ser escueto y básicamente ofrecer los datos para que las conjeturas y reflexiones las haga cada uno por su cuenta.
Este artículo no tiene ninguna pretensión académica.
Estas estadísticas se basan en los únicos datos objetivos de los que disponemos, que son el número de novedades lanzadas al mercado.
En estas estadísticas solo contamos las novedades. No se cuentan relanzamientos a precio reducido ni segundas o terceras ediciones (reimpresiones), aunque sí reediciones en formato distinto al que aparecieron en su origen –kanzenban, bolsillo, tomo doble…– o con el mismo formato, pero nueva traducción y rotulación, a veces bajo un sello editorial diferente del que lo publicó en el primer momento.
Independientemente de que una novedad tenga una tirada de 500 o 20.000 ejemplares –dato que no podemos saber–, para nosotros será solo una novedad. Tampoco el número de páginas influye (es injusto, lo sabemos, pero de algún modo tenemos que hacer el recuento).
Definimos manga, por cierto, como “cómic realizado en Japón y destinado, originalmente, al público japonés”. Una definición cada vez más difuminada, ciertamente, pero en algún lado hay que marcar la línea.
No barajamos cifras de tiradas ni de ventas porque las editoriales no las facilitan. Por eso, aunque podamos llegar a una conclusión (p.e., el mercado del manga en España está en auge), esta conclusión solo se aplica al hecho de que sale una cantidad superior de novedades con respecto a los últimos dos o tres años. Si supiéramos otro tipo de cifras, la conclusión podría ser radicalmente distinta.
En principio, no contamos productos derivados o de espíritu afín que no sean estrictamente cómic, como databooks, novelizaciones o incluso light novels, que supondrían sumar a estos gráficos entre 25 y 30 unidades más (así, como cálculo a ojo). Tampoco contamos las obras de estilo manga que no sean de origen asiático, tanto obras creadas en español originalmente como traducidas de origen francés, italiano, etc.
Estas son estadísticas realizadas de forma totalmente amateur, por lo que podría haber errores, nos podríamos haber dejado alguna obra por contabilizar, puede haber debate sobre si la obra X es “reimpresión” (por lo tanto no cuenta) o “reedición en otro formato” (por lo tanto sí cuenta), o incluso si cuenta como “manga”, etcétera. No os toméis esto como unas cifras absolutas y poseedoras de la verdad absoluta. Para lo que sí tienen que servir, y sirven, es para tener un retrato aproximado pero suficientemente fiable de cómo está el mercado.
Dicho esto, aquí tenemos el habitual gráfico de barras en el que se ve perfectamente la evolución de los lanzamientos por año y se constata que en 2022 ha habido un gran petardazo para arriba pese a las incertidumbres que comentábamos el año pasado (pandemia, escasez de papel…) más las sumadas en este 2022 (guerra en Ucrania, inflación elevada, incremento de hipotecas…) El manga está de moda.
Como dato adicional, he hecho también un ejercicio un poco más global para dar a conocer una cifra aún más realista.
Como hablamos de mercado español de manga, debemos contar también las novedades en idiomas que no sean el castellano, es decir, 87 novedades en catalán (¡año increíble para el manga en catalán!) y 3 en euskera (¡por primera vez se publica manga en euskera!). Obviamente, hablamos del estado español, no del manga EN español, que supondría contar también los lanzamientos en mercados como el mexicano o el argentino, entre otros. 90 más por este lado, pues.
Creo que sería conveniente hacer el ejercicio de sumar también las novedades en de cómic coreano (manhwa), que está subiendo mucho últimamente (ahora contamos 20 novedades) y cómic chino y taiwanés (manhua – 10 novedades), que parece que llega con mucha fuerza en parte gracias al fenómeno danmei. Los sumamos como ejercicio interesante porque consideramos que son libros con un mercado muy parecido al del manga, con público similar, con proceso similar de licencia, traducción, rotulación, etc. y de formato también parecido. 20 más por este lado, pues.
Así, el total estaría en 1320 novedades de manga en español + 87 en catalán + 3 en euskera + 20 de origen coreano + 10 de origen chino = 1440.
A continuación, aquí van los “quesitos” del peso de cada editorial por novedades en el año 2022 y, a continuación, el gráfico que compara el lanzamiento de novedades de cada una de ellas desde 2008. Este año hemos sumado a la ecuación el nuevo sello Distrito Manga, que ha empezado fuerte con 35 novedades pero ya promete más de 100 para el año que viene, por lo que sin duda se colocará como una de las principales. No en vano, es el sello manga que pertenece al gigante editorial Penguin Random House, que hasta ahora no se había situado en el sector del cómic japonés (si no tenemos en cuenta un tímido intento hace ya bastantes años).
Finalmente, ofrecemos aquí el listado completo de editoriales (que hayan publicado manga, manhwa o manhua en español, catalán o euskera), que nos da la friolera de 38 editoriales publicando cómic de origen asiático traducido. El año pasado ya obtuvimos el récord en este sentido, con 25 (¡y ya parecía mucho!) pero este año han surgido nada menos que 13 sellos más.
Y hasta aquí llega esta edición light de las “Estadísticas Manga”. Espero que os haya gustado y os invito a hacer vuestras cábalas sobre el estado actual del mercado, pronósticos para el futuro y demás, ya sea en los comentarios de este mismo blog, a través de las redes sociales o en vuestros propios canales de comunicación.
Como siempre, quiero agradecer la labor del incombustible Listado Manga en la pormenorización de los lanzamientos y a la labor de Toni Ramírez, que me ayuda cada año con la tarea de realizar los recuentos y sin cuya ayuda tardaría el doble en realizar este trabajo.
Ante todo, ¡feliz año nuevo! Ya tenemos aquí las –para mi sorpresa– esperadas por tanta gente Estadísticas Manga 2021, que no es ni más ni menos que la ampliación de un recuento que empecé a hacer en 2005 para mi tesina de máster en japonología. El tema de mi trabajo era la enseñanza del japonés a través del manga (lo que, en mi caso, es el método Japonés en viñetas): mi visión era que estaba subiendo una generación –yo mismo era un ejemplo– de personas que se interesaban por Japón y, por extensión, por el japonés, debido a la influencia del manga, el anime y el posteriormente llamado Japan Cool en general. Y que valía la pena desarrollar métodos de enseñanza más dinámicos y que aprovecharan este factor para conseguir que el estudio fuera más ameno, efectivo y, sobre todo, se consiguiera mantener la motivación durante el proceso de aprendizaje.
Mi profesora me dijo que muy bien todo, pero que para sentar las bases de mi trabajo necesitaba demostrar de alguna forma la correlación entre el auge de los estudios de japonés y ese supuesto auge del interés por el manga y el anime en Occidente. Así que por un lado tomé la evolución de los datos oficiales sobre aspirantes al JLPT y número de estudiantes de japonés en España y por el otro, a falta de datos oficiales y de estudios previos del tema, pensé que podía demostrar el auge del manga contando las novedades de cada año desde 2001 (primer año del que tenía datos en aquel entonces): si ambas gráficas subían –como fue efectivamente el caso–, tenía ahí un primer pilar para demostrar esa correlación.
La cuestión es que, desde entonces, empezaron a invitarme a hablar en charlas y conferencias sobre lo que es el fenómeno del manga, y este gráfico me fue útil para demostrar que el manga seguía en auge en España, así que cada año iba haciendo el recuento por mi cuenta. Hasta que, en 2008, decidí hacer una publicación en mi blog para que pudiera llegar a más gente. Y nada, hasta aquí: cada año, a principios de año, es tradición presentar unas cifras y un texto en el que pretendo radiografiar o analizar el estado del mercado del manga en España, a mi manera, con sesgo subjetivo. Este artículo no tiene ninguna pretensión académica ni se apoya en grandes verdades contrastadas. Me consta que bastante gente lo utiliza como referencia, por lo que representa cierta responsabilidad para mí, pero por favor tened en cuenta lo de siempre. Repito el mantra de cada año:
Estas estadísticas se basan en los únicos datos objetivos de los que disponemos, que son el número de novedades lanzadas al mercado.
En estas estadísticas solo contamos las novedades. No se cuentan relanzamientos a precio reducido ni segundas o terceras ediciones (reimpresiones), aunque sí reediciones en formato distinto al que aparecieron en su origen –kanzenban, bolsillo, tomo doble…– o con el mismo formato, pero nueva traducción y rotulación, a veces bajo un sello editorial diferente del que lo publicó en el primer momento.
Independientemente de que una novedad tenga una tirada de 500 o 20.000 ejemplares –dato que no podemos saber–, para nosotros será solo una novedad. Tampoco el número de páginas influye: cuenta igual un tomo de Jujutsu Kaisen de 190 páginas que las obras de la colección Tezuka, con 500-600 páginas cada una (es injusto, lo sabemos, pero de algún modo tenemos que hacer el recuento).
Definimos manga, por cierto, como “cómic realizado en Japón y destinado, originalmente, al público japonés”. Una definición cada vez más difuminada, ciertamente, pero en algún lado hay que marcar la línea.
No barajamos cifras de tiradas ni de ventas porque las editoriales no las facilitan. Por eso, aunque podamos llegar a una conclusión (p.e., el mercado del manga en España está en auge), esta conclusión solo se aplica al hecho de que sale una cantidad superior de novedades con respecto a los últimos dos o tres años. Si supiéramos otro tipo de cifras, la conclusión podría ser radicalmente distinta.
Estas son estadísticas realizadas de forma totalmente amateur, “por amor al arte”, como se dice, por lo que podría haber errores, nos podríamos haber dejado alguna obra por contabilizar, puede haber debate sobre si la obra X es “reimpresión” (por lo tanto no cuenta) o “reedición en otro formato” (por lo tanto sí cuenta), o incluso si cuenta como “manga”, etcétera. No os toméis esto como unas cifras absolutas y poseedoras de la verdad absoluta. Para lo que sí tienen que servir, y sirven, es para tener un retrato aproximado pero suficientemente fiable de cómo está el mercado.
Los compañeros de Guía del Cómic realizan también un recuento de novedades anual: “Un año de tebeos”. El suyo es general, no solo de manga, pero obviamente tienen desgloses sobre el cómic japonés. He podido acceder a sus recuentos internos (¡gracias!) y veréis, cuando lo publiquen, que las cifras serán diferentes, pero no mucho. Esto es debido a diferencias de criterio en cuanto al recuento, y cómo contar si una obra “entra” o no. Son cosas normales, ya que esto no es una ciencia exacta. Lo importante es que la “big picture” sea la misma, que lo es, para que se pueda comprobar que lo que se afirma aquí no es un “invent”.
Siempre es así, pero esta vez es aún más importante releer el texto del año pasado para intentar dar una explicación de lo que ha pasado y está pasando. Veréis que el año pasado, con la gran sorpresa de la pandemia y el confinamiento duro, hubo un buen susto, un gran parón y muchísima incertidumbre. De hecho, mi texto tenía un componente de incertidumbre muy grande. El confinamiento fue un golpe duro para la industria, un parón inesperado y radical. Pero después empezamos a ver colas en las librerías especializadas (que en un principio achacamos simplemente a las limitaciones de aforo) y, pese a que no se pudo celebrar el Manga Barcelona físicamente, parecía que la gente respondía y tenía ganas de seguir leyendo manga y disfrutando de nuestra afición, la mejor del mundo.
Mis preguntas hace un año eran más bien de tipo macroeconómico: ¿qué pasará si la gente –por quedarse en paro masivamente, ver sus sueldos reducidos, etc. (como en la crisis de 2008)–, deja de tener dinero para gastar en ocio? ¿Se mantendrá el mercado? Y apuntaba dos posibilidades: una recuperación en “V” que implicaba una vuelta relativamente rápida a las cifras anteriores, con lo cual el 2020 habría sido un ataque de “hipo” provocado por la pandemia… O el inicio de una crisis como la de 2008, en la que vimos un hundimiento del mercado de aproximadamente el 50%, que se prolongó a lo largo de cinco años para por fin recuperar el camino ascendente en 2015.
¿Y qué es lo que ha ocurrido este año? Ved el famoso gráfico de recuento de novedades manga a lo largo de estos últimos 20 (!!) años:
¿Quién habría podido imaginar algo así después de un 2020 tan convulso? ¿Y en un 2021 en el que el virus sigue entre nosotros, más que nunca si cabe (escribo este texto en pleno auge de la enorme sexta ola de contagios provocada por la variante ómicron)? Pues sí, este año se han roto todos los récords, hemos superado de largo las 1000 novedades (haciendo un cálculo tonto, ¡la media es de 86 tomos nuevos al mes!) y todo indica que el clima es muy bueno en el sector del manga. ¿Por qué digo que el clima es bueno? Bueno, algunos factores:
Haikyū!! (Planeta Cómic) se coloca en el número 1 en ventas de libros (en general) en la semana de su lanzamiento, superando a pesos pesados del sector novelístico y de ensayo. Un hito sin precedentes. Además, no es un caso aislado, porque varios mangas (hasta unos 20 en un momento dado) se sitúan en las listas de los 100 libros más vendidos en España. Parece que esto del manga ya ha dejado de ser una propuesta de nicho y ha pasado al mainstream. Alucino.
El crítico, experto y referente de galones más que contrastados Álvaro Pons nos da otra pista sobre el auge imparable del manga en este artículo del 22 de septiembre de 2021: “Sin datos conocidos, solo se puede trabajar con los que vienen de auditoras como Nielsen BookScan, ávidamente guardados por las editoriales que los manejan, pero de los que se van consiguiendo filtraciones bajo mano y que indican que las ventas de cómics en España están absolutamente dominadas por el manga, que podrían suponer más del 60% del mercado, seguido por los superhéroes y la novela gráfica”. ¡Boom!
Norma lanza Tokyo Revengers con una campaña impresionante y un display alucinante en su tienda (que este año se ha vuelto a ampliar, por cierto) de Barcelona.
Si bien la fiebre de Guardianes de la noche (Kimetsu no Yaiba) se empieza a difuminar tras el fin de la serie de manga, empiezan a subir fuerte otros títulos como Jujutsu Kaisen, Chainsawman, Kaiju n.8 (que se empezará a publicar en España en 2022) y hasta Jigokuraku con el anuncio de su anime. Es decir, hay claro relevo en lo que sería “el megahit del momento”, que es el que introduce a nuevos lectores que luego, claro (¡es que el manga mola mucho!) se quedan y amplían horizontes con otras obras.
Los libreros especializados en cómic y manga con los que he hablado o que he visto hablar en directos, entrevistas y demás, cuentan que están muy contentos, que el manga se vende muy bien y que hay muy buen clima.
Semejante clima de optimismo percibo entre los representantes editoriales. Estos son, en general, más cautos, pero en general se les ve contentos e ilusionados con la marcha del mercado.
El último trimestre del año ha sido una LOCURA de anuncios de nuevas licencias, algunas de ellas de series con muchos tomos como Kingdom, Dragon Quest Dai, GTO, etc. Lo que hace pensar que, si 2021 ha acabado con tantísima licencia anunciada para 2022, entre lo que ya está en marcha y lo nuevo que va a salir (que se sepa de momento), la barra en el gráfico de 2022 pegará casi sin ninguna duda otro subidón.
No paran de anunciarse nuevos proyectos editoriales, que repasaremos más adelante en este artículo. Nuevas editoriales significa nuevas apuestas por títulos, autores, géneros y perspectivas. Algunas triunfarán, otras fracasarán, pero es importante y muy interesante que se hagan pruebas.
Pese a las restricciones, el Manga Barcelona vendió todas sus entradas en una sola tarde de locura. ¡Es que ni con un concierto de los Stones! El evento se desarrolló con relativa normalidad (dentro de las restricciones) y fue, de nuevo, una gran fiesta del sector. Debajo de las mascarillas, se respiraba alegría e ilusión en el ambiente.
Hay cantera. Por nuestra actividad en Espai Daruma realizando charlas, cursos y ciclos en bibliotecas y centros cívicos (cada vez hay más demanda, lo que denota el interés latente que hay), estamos en contacto directo con lectores de muchas edades. Y es significativo constatar que niños muy jóvenes (10-12 años) estén tan enganchados al manga: llegamos a contar que un 70%-80% de una clase de sexto de primaria eran lectores y fans de manga, cuando no hace tantos años habría habido dos o tres, que habrían sido “los raritos”. Estos niños están leyendo los hits del momento como los anteriormente mencionados así como My Hero Academia (un furor en ese sector de edad), pero también sempiternos como Dragon Ball, Naruto, One Piece… Esto hace ser muy optimista con respecto al futuro de nuestro sector. Por si fuera poco, macrocadenas de ropa como Bershka, Pull & Bear y otras tienen líneas de camisetas y sudaderas “frikis” en las que he visto material de Dragon Ball, One Piece, Junji Itō (!!), Card Captor Sakura, Evangelion, Bleach y Naruto. ¿Imaginabais algo así hace apenas dos o tres años? Yo no. Repito: hay cantera.
El boom no es exclusivo del mercado español. Se están viviendo fenómenos similares en otros mercados como el francés, el italiano, el estadounidense, el argentino o el mexicano, de los que yo tenga algún conocimiento. Es un boom global o, al menos, occidental.
¿Las causas de este auge? Pues cada uno esgrimirá unas y se dejará otras, pero yo, en mi visión puramente subjetiva, lo achaco a estas posibles causas:
Normalización de lo que es consumir producto de manga y anime. Si bien no hace tanto el que leía manga o veía anime era “el rarito”, ahora se ha normalizado y es un tipo de producto más que se consume de forma normal entre los adolescentes. Seguramente haya contribuido el hecho que esta generación es ya hija de gente que ha crecido viendo anime en la tele en los años noventa y cuyos padres no lo ven “raro” o “criticable”, o el menos no tanto como antes. Además, la casi constante presencia de películas de anime en las carteleras de cine (inimaginable no hace tanto) y la aceptación de películas como Belle en festivales internacionales tan prestigiosos y noticiables como el de Cannes es algo muy significativo también: el anime tampoco es ya cosa de “cuatro frikis”, sino que ya de forma general entre la crítica se considera, como es justo, que puede ser algo artístico, innovador, bonito y digno de 14 minutos de standing ovation.
El confinamiento y la limitación de la interacción social. Parece bastante claro que mucha gente se enganchó al anime durante el confinamiento gracias a su disponibilidad en las plataformas Netflix y Prime Video sobre todo. Como ya solía ocurrir en los años 90 y 2000, el anime es la verdadera puerta de entrada de nuevos fans. Un interés que se extiende al manga: descubres el anime y te alucina tanto que quieres leer el manga original y tenerlo en tus estanterías. A falta de otro tipo de ocio basado en la interacción social (fiestas, festivales, conciertos, discotecas, botellones, parques de atracciones…) la gente se ha volcado en un tipo de entretenimiento más individual y casero: de ahí el brutal subidón del videojuego, del sector audiovisual (del que forma parte el anime) y el sector del libro (del que forma parte, muy destacada ya, el manga).
Cierta moda, por qué no decirlo. Ahora está de moda seguir My Hero Academia, Ataque a los titanes, Kimetsu no yaiba, Haikyū!!, Tokyo Revengers… Y si no estás “en la onda” de lo que mola en un círculo determinado de gente, te pierdes (véase sin ir más lejos el fenómeno de la serie coreana El juego del calamar, que si no la habías visto estabas totalmente perdido en las conversaciones). Esa tendencia social hace que mucha gente se quede enganchada al manga (joder, ¡es que mola, si ya lo venimos diciendo toda la vida los viejotakus!)
Mantenimiento de lectores. Parece que lo de dejar de leer manga al llegar a cierto punto en la vida del lector, que era hasta hace unos años lo habitual, ya no es tanto así. El que lee manga de toda la vida quiere seguir leyéndolo y de hecho consume bastante porque tiene más poder adquisitivo. Incluso vuelven al manga personas que lo habían dejado hace años. Las editoriales han visto que ahí ya tienen un sector importante de lectores más crecidos y maduros que desean otro tipo de producto, y se lo están ofreciendo. Esto contribuye a una mayor variedad de tipos de series y obras que se publican: el mercado del manga ya no depende básicamente del shōnen, sino que está mucho más compartimentado. Obviamente, el shōnen sigue siendo la principal vía de entrada y piedra fundacional, pero es una base sólida y fiable sobre la que se puede construir una “pirámide mangacional” muy bonita, con obras para todo tipo de gustos y públicos.
Revivals constantes de series. Series como Naruto, Bleach, por supuesto Dragon Ball, parecen incombustibles. One Piece suma lectores constantemente. Por si fuera poco, Prime Video pondrá en enero de 2022 Naruto, Kimetsu no Yaiba y Goblin Slayer. Yo veo ahí otro subidón en una serie que parecía olvidada y latente –hasta que se diera el inevitable revival– como Naruto, pero que en realidad parece que lo está petando bastante fuerte entre los adolescentes (!!) ¿Y ese anuncio el 31 de diciembre de 2021, cuando estábamos ya casi tragando las uvas, de un nuevo anime de Urusei Yatsura/Lamu/Lum? ¡Boooom!
Pasemos, como siempre, a analizar los dos gráficos siguientes, que son la repartición del “pastel” del manga por editoriales y el número de lanzamientos por editorial y año desde 2008.
Seguimos viendo la pugna clásica por el primer puesto entre las “big three” en cuestión de lanzamientos de novedades: estas tres editoriales siempre parecen andar más o menos a la par y superándose unas a otras según el año. Estas big three son, por orden de cantidad de novedades en este año, Planeta, Norma e Ivrea.
Planeta Cómic sigue ocupando ese primer puesto que ya recuperó en 2020 y, con 236, se acerca decididamente a batir el récord de más lanzamientos por una sola editorial en un año que ostenta la difunta Glénat desde 2008, con 244. De hecho, técnicamente ya lo ha batido porque en nuestro recuento no hemos tenido en cuenta la reedición de Dragon Ball Ultimate. A pesar de contar con nueva traducción y rotulación, no cuenta como novedad por la propia editorial porque ya hacía un tiempo que iban reponiendo los tomos agotados de la antigua versión con los de la nueva. Si se hiciera este recuento, tendríamos que sumar 34 tomos en español y otros 34 en catalán, con lo que se superarían los 300 (!!). Tampoco contamos la reimpresión de los 10 números de Asa el ejecutor (no nos consta que haya habido cambios con respecto a traducción ni rotulación ni formato con respecto a la anterior vez que se publicó en 2006). Pero sí hemos contado el cofre de KochiKame no como 1 sino como 10 (en realidad son 10 tomos de 400 páginas, equivalentes a 20, pero contaremos 10). Nos parecía demasiado injusto contar una colección de 4000 páginas como 1 sola novedad, poniéndola al mismo nivel que tomos estándar de 200 páginas. Aunque se vendan en un cofre indivisible son, de hecho, 10 tomos. Tampoco estamos contando productos derivados como databooks o light novels, de los que Planeta publica una cantidad considerable que haría aumentar todavía más estas cifras. Ni tampoco la aplaudida iniciativa de “mangañol” Planeta Manga ni sus tomos recopilatorios, porque ya decíamos al principio que algunas fronteras teníamos que poner y una de ellas la situábamos en la definición de lo que es, para realizar nuestras cuentas, el “cómic japonés”. Así que la cifra “real” de material que podría ser considerado manga y que publica Planeta podría ser bastante superior a la cifra que ofrecemos que, repetimos, están basadas en nuestros propios criterios, que pueden ser discutibles. Otro inciso importante: siempre decimos que no tenemos datos de ventas y por lo tanto no podemos saber el peso real de cada editorial. Porque una cosa es la cantidad de material diferente que publicas y otra muy distinta las ventas globales. Yo siempre decía, en análisis anteriores, que Planeta podía (o no) ser líder en cuestión de número de novedades, pero que probablemente en ventas sí lo sería por el mero hecho de tener en su catálogo supeventas tan gigantes como My Hero Academia, One Piece, Dragon Ball, Naruto y otras. Pues bien, este año tenemos la declaración del propio editor jefe de Planeta Cómic (minuto 25 en esta entrevista) de que, según sus afirmaciones y sus propios cálculos, uno de cada dos mangas vendidos en España llevarían el sello de esta editorial, lo que le daría efectivamente el 50% del peso del mercado real, una cifra muy superior a este 22,85% que ocupa en cuestión de lanzamientos.
Norma sigue también muy lanzada y de hecho ha batido también su propio récord de novedades en un solo año. Sigue manteniendo su línea de tener un ojo excelente para conseguir licencias que “lo petan” como Ataque a los titanes, Kimetsu no Yaiba, Chainsaw man, Jujutsu Kaisen o Tokyo Revengers, y de tener en cartera potenciales hits futuros (dependiendo del eventual éxito o no de hipotéticas futuras versiones anime) como Mashle o Jigokuraku, entre muchas otras series muy variadas, sobre todo de tipo shōnen. Nada que añadir a lo comentado en años anteriores: es una línea muy coherente y su andadura va a la par con la evolución del mercado, y además su estrategia de marketing y de relación con el lector y con el fandom en general es excelente, con buena actividad en redes, tanto en Twitter e Instagram como con directos en Twitch en los que los editores están en contacto directo con sus lectores.
Parecido comentario puedo hacer de Ivrea: siguen en su línea de combinar hits del shōnen con obras más destinadas al otaku de pro. De nuevo, buena gestión y línea de novedades. Si bien hasta el año pasado siempre estaban muy a la par con Norma y Planeta, este año están un poquito más abajo (aunque también es verdad que están lanzando novedades de 300-400 páginas, por encima del tomo estándar de 200). Ivrea sigue también con las sorpresas de las recuperaciones de obras como Yū Yū Hakusho, Shaman King, GTO, 3×3 Ojos y demás, que a los veteranos nos pueden parecer decisiones extrañas pero es cierto que son obras míticas y que sin duda se ha demostrado que tienen un hueco en el mercado. Para mí, no obstante, la mayor sorpresa de Ivrea ha sido la anunciada licencia de Kingdom, un manga que es cierto que es un megahit en Japón pero que era muy complicado ver licenciado: una obra de intrigas y estrategia ambientada en un escenario tan enrevesado para el lector occidental como la antigua China que además, ¡es larguísima! Cuenta ya con más de 60 volúmenes en Japón. ¿Será una locura destinada al fracaso? ¿O tal vez será un puñetero acierto como el de JoJo’s Bizarre Adventure, con el que casi todos veíamos un potencial suicidio empresarial pero ha resultado ser un exitazo? Ya veremos. A estas alturas, ya no me extrañaría nada. Sea como sea, la licencia de Kingdom revela que los editores de Ivrea ven el mercado lo suficientemente maduro y crecido como para que una serie como esta tenga buena acogida. Otra pista más.
Pasemos ahora a las medianas, que son tres… ¿O son cuatro? Milky Way, ECC, Panini y… ¿Arechi? A por ellas.
De Milky Way poco puedo añadir tampoco a lo visto en años anteriores. Un ojo excelente para seleccionar las obras, una coherencia editorial que la gente ya tiene interiorizada desde el principio (si tiene “sello Milky”, ya sabes qué tipo de obra es y es difícil que te defraude), una calidad de edición impecable, la iniciativa “manga de medianoche” que ya es un clásico, y una excelente gestión de redes.
ECC ha sido una sorpresa para mí. La verdad es que no esperaba que este año hubiera sacado tantas novedades, porque en los últimos dos años, desde fuera, se podía percibir cierto desgaste. Efectivamente, desde el pico de 2008 su ritmo había bajado bastante, pero en este 2021 han pisado el acelerador y han dado un tirón muy fuerte a muchas series que tenían relativamente paradas o con un ritmo de publicación muy irregular. Dorohedoro, Qué difícil es el amor para un otaku, La tierra de las gemas, Perfect World, etc. son series con las que ECC ha pisado el acelerador y con las que se ha colocado de nuevo muy cerca de Milky Way, superando de nuevo a Panini con bastante diferencia.
En cuanto a Panini, para mí sigue siendo una editorial que tiene un muy buen fondo de catálogo y está realizando lanzamientos muy interesantes, aparte de estar recuperando en edición ómnibus (2 en 1) mangas como Bleach, 666 Satan y demás, pero que parecen pasar más desapercibidos que los de otras editoriales porque llegan al mercado, como quien dice, “por sorpresa”. No hay grandes anuncios, no hay demasiada publicidad (si descontamos lo que se realiza en la excelente y meritoria revista Otaku Bunka, de vocación generalista y neutral pero, al fin y al cabo, de su propio sello editorial) y la actividad de cara al fan es muy escasa. Desearía que desde Panini se hiciera un esfuerzo mayor en dar a conocer las obras que publica, ya que personalmente soy muy fan de muchas de ellas y hay algunas que me da rabia que, aparentemente, pasen desapercibidas, dejadas prácticamente a la suerte de que el potencial lector las vea en su librería de confianza, decida hojearlas y darles una oportunidad.
Arechi… OMG. Sujétame el cubata. Vamos a ver, el año pasado Arechi era una editorial minúscula que apenas había debutado con 3 novedades. Es cierto que es el sello manga de la editorial Yermo, muy potente en el sector del cómic francobelga, pero no dejaba de ser una nueva apuesta editorial que era una incógnita. A finales de 2020 ya dio señales de que se iría bastante arriba, no en vano había anunciado la publicación mensual de dos seriazas como City Hunter y F. Compo, lo que hacía prever que sus cifras para 2021 ya la situarían, como mínimo, como “la más grande de las pequeñas”. Pero ciertamente esas previsiones se han quedado cortas y Arechi se ha situado, en su segundo año de vida en el mercado, como “la más pequeña de las medianas”, a mucha distancia de la “más grande de las pequeñas”. Y parece que esta tendencia va a seguir al alza, ya que Arechi ha anunciado muchos más lanzamientos de cara a 2022, entre los que está mi queridísima Ashita no Joe. Por fin. Uau. Respect. De Arechi también puedo decir que ya tiene a un público entregadísimo, que ha conseguido hacerse un hueco, un nicho, combinando ediciones de material clásico con obras nuevas muy interesantes y apostando decididamente por el shōjo. Mala noticia, por cierto, que según un directo realizado por la propia editorial el 30 de diciembre, parece que el shōjo clásico no acaba de despegar. Esperemos que este llamamiento dé frutos, porque para una editorial que apuesta por un material tan interesante sería una pena dejar pasar esta oportunidad por una cuestión de prejuicios. Leed shōjo clásico, por favor. Al menos dadle una oportunidad.
Ahora por ahora, las tres grandes editoriales publican casi el 60% del manga que se comercializa en España, lo que sumado a las cuatro medianas, arroja que entre siete editoriales se comen el 89,6% del pastel. Son cifras casi iguales a las del año pasado, aunque la notable diferencia es que tenemos a Arechi ahí arriba, es decir, un “comensal” más.
Finalmente, demos un repaso a las demás editoriales que también publican manga pero cantidades menores. Espero ser un poco más escueto porque ya veo que esto se me está yendo mucho de madre, pero creo que vale la pena hacer un análisis más pormenorizado que otras veces. Este año hemos contado un total de 25 editoriales que han publicado material que se puede considerar manga, es un récord absoluto. El segundo récord histórico estaba en 20, ¡son 5 editoriales más! Y encima siguen apareciendo anuncios de nuevas apuestas, como Moondust Ediciones -que ya han empezado a publicar, pero todavía en 2021 con material que “no cuenta” para estas Estadísticas- y el renacer/refundación de MangaLine España, que me vengan a la mente ahora mismo. ¡Qué locura! Solo 1 de las que aparecían en las estadísticas de 2020 no aparece en esta ocasión: la editorial Quaterni, especializada en literatura japonesa y que alguna vez ha lanzado tangencialmente alguna obra considerable como manga. No sorprende, por tanto, esta ausencia.
Arechi ha adelantado a Ediciones Babylon como un F1 y se ha ido tan arriba que ha pasado a contar como “editorial mediana”, lo que ha permitido que Babylon siga ocupando su puesto de “más grande de las pequeñas”, con una nada desdeñable cifra de 18 novedades, un poquito más que el año pasado, en una trayectoria ascendente.
Ooso se sitúa, con 12 novedades, en el siguiente puesto. Es un poco “trampa” porque todos sus lanzamientos cuentan doble porque se publican tanto en español como en catalán, así que técnicamente estaríamos hablando de 6. Shōnen clásico de aventuras y superhéroes es su sello, un nicho de mercado muy meritorio.
Tomodomo parecía haber perdido fuelle en los últimos años y se la veía como “desganada”, pero este año está volviendo con 10 novedades. Esperemos que se siga consolidando un catálogo que personalmente me resulta muy interesante.
Fandogamia, con 8 novedades manga, también parece haber encontrado cierta estabilidad. La visibilidad de la editorial en redes y eventos hace mucho para dar a conocer la actividad de la gran F, que apuesta por obras que se van de los cánones, muy interesantes. Además, ideológicamente están de sobra comprometidos, como muestra la valiente y económicamente desastrosa (pero muy coherente) decisión de retirar de la venta los tomos de ¡Cuéntame, Galko-chan! después de conocerse la noticia de la detención de su autor por posesión de material pedófilo prohibido. Uau. Respect.
Satori sigue con su línea que podríamos definir como “delicatesen manga”. 6 novedades en 2021 que hacen las delicias del otaku sibarita. Criterio, buen hacer y “sello Satori de calidad”. No hace falta decir mucho más.
Editorial Hidra, un nuevo contendiente en la escena manga, ha sacado 6 novedades este año. Estamos hablando de una editorial con experiencia en el campo de la literatura y ocio juvenil, por lo que potencialmente estamos ante una editorial cuyos números pueden aumentar bastante en el futuro. Vamos a ver. De momento, pese a que la comunicación con el lector tiene margen de mejora, la selección de obras y la calidad de edición son muy buenas.
A Kitsune ya la vimos debutar el año pasado con 7 novedades y este año ha sacado 6, y no estamos contando el primer tomo de ¿Qué le pasa a la secretaria Kim? por no ser técnicamente manga sino manhwa (más abajo comentaremos más sobre este tema). Sigue en su línea, parecida a la de Hidra.
Odaiba, nueva aparición, propuesta editorial de los responsables de los eventos Japan Weekend, con 6 novedades, parece haber encontrado un nicho en la edición de material BL y TL (teens love). Obras con regusto picante que, sin llegar a ser pornográficas, tienen alta carga erótica. Y yo digo, ¿por qué no? Vamos a ver qué tal, parece que están contentos.
La Cúpula vuelve al manga con 6 novedades. La editorial más veterana en esto de publicar manga (recordemos que ya en los ochenta publicó alguna que otra obra) va apareciendo y desapareciendo. Este año le contamos los 3 tomos de La casa de los herejes que, técnicamente, tal vez deberían contabilizarse como “reedición” y no como novedad, pero es que hacía tantos años que estaban descatalogados que creo que merecen contar. Gengoro Tagame y Hideshi Hino power. Muy de nicho, pero ahí están.
Kodai apareció en 2019 y este año ha sacado 5 interesantes novedades. Son bastante de nicho y ahí siguen, buscando (y encontrando) su hueco. Muy buena comunicación con el lector.
Sekai, otra de las nuevas, aparece con 5 novedades, todas ellas tomos de Give my regards to Black Jack, un manga que ya fue editado en el pasado por Glénat y cuya licencia es totalmente libre. Veremos qué nos ofrecen en el futuro.
Ponent Mon es otra de las veteranas que casi siempre están ahí. 4 novedades, en su línea.
Nowevolution, con 4 novedades, es otra de estas que hace años que están ahí sin hacer mucho ruido pero que van haciendo.
Fujur, también con 4 novedades, va creciendo poco a poco, sobre todo en el nicho del BL. Buen hacer y buen nombre entre sus lectores. Muy meritorio.
Gallo Nero sigue ahí, con 2 novedades, publicando mangas muy, digamos, gafotaku, de los que hacen las delicias de la crítica y casi siempre aparecen en las listas de “lo mejor de” de los críticos: excelente contenido que comercialmente es más bien complicado. Eso sí, muy meritorio y necesario.
Héroes de Papel reaparece con 2 novedades manga después de haber publicado 1 en 2019. Vamos a ver qué tal. Pinta bien.
ShockDom, una editorial italiana con un trasfondo muy interesante, ha publicado 2 novedades que podríamos considerar manga. No se ve una apuesta clara por el cómic japonés en esta editorial, de hecho las dos novedades que ha sacado son más bien de tipo artístico y de autor, y las consideramos manga básicamente por ser obras japonesas. Veremos qué tal.
Y por último, otro clásico: Astiberri, una editorial de cómics muy prestigiosa, saca de vez en cuanto algún tomo de autores japoneses dentro de su excelente línea de publicación. Se nota que el manga no es su prioridad, ni falta que hace. Ellos sacan lo que consideran que puede ser interesante para su propio público, y este año ha sido 1 novedad solamente: La Cantina de Medianoche vol 4. A su ritmo.
Sigamos el análisis hablando sobre demografías. Intentaré no extenderme demasiado. El shōnen, como decía, sigue siendo la base de toda la escena manga: en el shōnen se apoya y descansa nuestro mercado, como generador de megahits e introductor de nuevos lectores. El shōjo parece haber despegado un poco, gracias a la labor de editoriales como Arechi, aunque sigue bastante parado. En cuanto al seinen, cada vez más y mejor, no nos podemos quejar. De josei se saca poquita cosa (sería un sector aún por explotar, veremos qué pasa en el futuro), pero sí es cierto que géneros considerados más de nicho, como el BL o incluso el yuri y hasta el TL, sí están despegando. Lo del BL es muy destacable porque se publica bastante variedad, en una línea claramente ascendente, y de muy diversa consideración, desde cosas muy soft hasta material más subido de tono.
En cuestión de clásicos, la cosa sigue mejorando. Es cierto que es un nicho difícil, pero oye, se van sacando cosas y parece que, dentro de lo que es el mercado, van funcionando. La colección Tezuka de Planeta es un puntazo, un sueño hecho realidad que sigue y sigue, sin hacer demasiado ruido pero ahí, sigue y sigue. Olé. Y, para mí, Ashita no Joe, por fin. Por fin. Menudo clasicazo. Lo vamos a gozar. La nota triste: ese anuncio que decía Arechi sobre que el shōjo clásico no acaba de afianzarse. Vamos, vamos. No fotem.
El manga educativo sigue en general muerto, sigo esperando que alguna editorial se fije en este nicho de mercado, vamos a ver. Sé que es difícil, pero me gustaría imaginar un futuro en el que niños y adultos podamos aprender sobre diversos temas leyendo manga.
En cuanto al ámbito digital, para mi sorpresa sigue ahí paradito con la excepción del experimento inminente de MangaLine Online, que ya veremos. Pese al confinamiento y las restricciones y a que hay un clima aparentemente favorable para el afianzamiento definitivo del manga en formato digital, no acaba de haber grandes movimientos y podría calcar lo que dije el año pasado. No sé. Es cierto que la gente compra en físico y esto es fantástico. Supongo que el público occidental sigue siendo más “coleccionista” que puramente “lector”: nos gusta tener nuestros tomos en las estanterías. Veremos, aunque es sorprendente que no haya movimientos puesto que en Japón ya hace años (desde 2017) que las cifras de mercado del manga digital han superado a las del manga físico.
Bien, ya vamos finalizando el extenso análisis del mercado manga, ufff, qué tostón, ¿verdad? Gracias por leer hasta aquí, espero que os esté resultando interesante todo lo que estoy volcando aquí a vuelapluma. Finalizaré con algunas cuestiones de futuro.
¿Estamos ante una burbuja del manga similar a la de 2008? No lo parece, visto que, como decía más arriba, tenemos un mercado afianzado y encima “hay cantera”. Es cierto que algunas iniciativas fracasarán y otras triunfarán, pero el clima parece bastante propicio a no ser que algún factor externo (¿una crisis económica?) pueda afectar a la capacidad adquisitiva de la gente. Por otro lado, los bonos y ayudas a la cultura destinados los jóvenes ofrecen un potencial brutal para nuestro sector a corto y medio plazo.
¿Qué pasa con la crisis del papel? Cuando todo parece ir tan bien, resulta que se anuncia que hay escasez de materias primas como parte de las consecuencias de la pandemia y la alteración mundial de la logística. Puede que haya un frenazo por culpa del tema del papel, y también un posible incremento de precios por este mismo motivo, además del aumento del IPC. De hecho, Panini ya ha implementado un incremento de precios bastante notorio. No sé cómo irá pero me temo que habrá incrementos inevitables. Planeta Cómic es la única editorial que ha manifestado públicamente que sus precios se mantendrán para todo 2022.
2022 va a ser un año que marcará un antes y un después en el manga en catalán. Ya se han anunciado series como Dr. Slump (¡por fin!) y My Hero Academia (¡uau!) y, aparte de la iniciativa de Ooso desde su primerísimo día y la publicación constante de material de la franquicia Dragon Ball, probablemente habrá más.
Está habiendo un revival del manwha coreano. Ya hace unos 15 años hubo un intento considerable de traer cómic coreano, pero no fue muy bien y desapareció. Ahora obras como Solo Leveling, Tower of God y ¿Qué le pasa a la secretaria Kim? están abriendo de nuevo la veda gracias al boom del webtoon, y editoriales de nueva hornada como Moondust apuestan no solo por el cómic coreano sino también por el chino. Interesante. Este año no hemos contado estas obras en el recuento (han sido 10, lo que llevaría nuestra suma total a 1044 novedades), pero seguramente de cara al año que viene tendremos que hacer un gráfico específico para este tipo de obras asiáticas no japonesas porque parece que van a venir bastantes. Es fantástico que haya tantas propuestas diferentes, en la variedad está el gusto.
Y hasta aquí llega esta extensísima edición de las “Estadísticas Manga”. Espero que os haya gustado. Como siempre, quiero agradecer la labor del incombustible Listado Manga en la pormenorización de los lanzamientos y a la labor de Toni Ramírez, que me ayuda cada año con la tarea de realizar los recuentos y sin cuya ayuda tardaría el doble o más en realizar este trabajo. ¡Viva el manga!
Addenda a 12 de enero:
Se han conocido recientemente datos nuevos acerca de otros mercados. MangaChat publica en su blog un desglose de las novedades manga francesas y su recuento es de 2044 novedades, ¡el doble que en España! Un crecimiento también brutal. He aquí un gráfico de cosecha propia recopilando sus datos más los de Mangaverse entre 2002 y 2012. Faltan los datos de 2013 y 2014 porque nadie los recopiló, pero seguramente estarían sobre los 1750-1800, lo que indicaría un mercado bastante más asentado y con menos sobresaltos que el español.
El twittero DonBlack ha hecho un recuento sobre las novedades 2021 en Latinoamérica y aquí tenemos los resultados. También muy interesante. (Pongo el twit original, pero también me tomo la libertad de subir las imágenes por mi cuenta por si alguna vez falla Twitter o desaparece el twit o se borra la cuenta o tantas otras cosas que pueden suceder).
Last but not least,Pro Shojo Spain realizó también un recuento, en este caso de novedades manga de demografía femenina, con un interesante gráfico de la evolución de este sector concreto de nuestro mercado, que evoluciona de forma bastante paralela al bloque general.
Título: 少年の名はジルベール –Shōnen no na wa Gilbert– (El chico se llama Gilbert)
Autora: Keiko Takemiya
Editorial: Shōgakukan
Revista: —
Año publicación: 2016
Clasificación: autobiografía
Tomos: 1
Después de leer el reciente libro escrito por Moto Hagio y haber quedado bastante impactado por lo que contaba en él (si no leíste el post, recomiendo que lo hagas antes de seguir leyendo, para que puedas seguir el hilo de lo que voy contando aquí), mi siguiente paso fue lo que siempre me gusta hacer. Considero que en toda historia hay siempre por lo menos dos versiones, y que para poder ejercer un juicio justo, aunque sea a nivel estrictamente personal, es necesario conocer las dos caras de la moneda. Y como Hagio escribió su libro en gran parte en reacción al libro autobiográfico que escribió Keiko Takemiya en 2016, qué menos que hacerme con él, leerlo y poder conocer de primera mano qué es lo que suscitó esa reacción tan dura y desgarradora por parte de Hagio.
Este tipo de libros prefiero leerlos en papel, no solo por una cuestión de comodidad sino también por un tema de tenerlos a mano en mi biblioteca y consultarlos fácilmente, pero resulta que en estos momentos, en Japón, no está disponible más que de segunda mano, e importarlo habría sido bastante farragoso y costoso, no solo económicamente, sino también en cuestión de tiempo. Así que no tuve más remedio que adquirir la versión digital, ¡y ni tan mal! Pese a mis reticencias, no se me ha hecho nada pesado leerlo en digital y además esta versión incluye un montón de extras en forma de extensas muestras de los mangas que Takemiya menciona en el texto, unos extras que al parecer no figuran en la versión impresa y que ayudan a contextualizar lo que se cuenta.
No quiero seguir adelante sin rescatar aquí el texto que dejó Ana María Caro, traductora de las obras de Moto Hagio publicadas en español por Tomodomo Ediciones, en la sección de comentarios de mi post sobre el libro de Hagio, un lugar en el que habría pasado bastante desapercibido. Se nota que Ana María domina muchísimo el tema y tiene más conocimientos que yo sobre esta cuestión, por lo que le cedo la palabra:
Espero que leas el libro de Takemiya, Marc, creo que todo este asunto se entiende mejor con los dos juntos. Además, está muy bien escrito y es muy emocionante. Takemiya se marca un Bakuman., siendo ella el prota que se esfuerza y Hagio el genio rival imbatible, por lo que no me extraña que le propusieran hacer una serie de TV.
El tema de los celos de Takemiya ella misma lo había admitido en su biografía. Moto Hagio lo que añade de nuevas son los matices. Creo que la clave del conflicto está en las horribles acusaciones de plagio que aparecieron después de que Hagio publicara Thomas no shinzō.
Lo que yo interpreto que ocurrió es que, después de que Takemiya le lanzara a Hagio toda esa sarta de reproches sobre Kotori no su (Nido de pájaros) alegando que se había copiado de ella (del proyecto que todavía era La balada del viento y los árboles) le concede que no tiene derecho a acusarla de tal cosa, pero le pide que a cambio se aleje, de su cuaderno, de sus lecturas… en definitiva, no quiere que compartan influencias. Como bien dices, no quiere que le pise los planes. Sin embargo, las acusaciones de plagio vuelven a repetirse cuando sale Thomas. No directamente, sino en base a rumores (muy feo, esto), que según Hagio corren por el mundillo hasta los años noventa. Esta es la razón de que Hagio no haya vuelto a leer nada de Takemiya. Si no la lee, no pueden acusarla de haberla copiado. Es lo que ella misma dice. Una pena que exista este conflicto entre dos grandísimas autoras. Pero, por otra parte, no es una historia fuera de lo común en círculos artísticos.
“Sálvames” aparte, que es, por desgracia, con lo que se está quedando todo el mundo, creo que el libro de Hagio aporta reflexiones muy interesantes sobre la creación, la autoría, la crítica y la creación del “canon” artístico. Su renuncia a considerarse una madre del BL, me parece otra concesión muy generosa a Takemiya y Masuyama. Es innegable la influencia de las obras de Hagio, a pesar de no ser shōnen ai, sobre las autoras de BL. Recuerdo ahora mismo como, por ejemplo, una de las teóricas más importantes del género, Akiko Mizoguchi, cita El clan de los Poeen el prólogo de su tesis doctoral Living and reading yaoi.
¿Hay que negar esa influencia por mera voluntad de la autora? Deberán decidirlo quienes tengan que escribir la historia del manga en un futuro.
Por otra parte, en cuanto al tema del Grupo del 24, lo que interpreto que critica Moto Hagio es que se hiciera una lista con las autoras que eran “aptas” para revolucionar el shōjo y las que no. Creo que quiere que nos preguntemos qué criterios son los que se manejan para considerar que una obra es artísticamente relevante y que nos fijemos en quién los decide. Masuyama apelaba al “gafapastismo” de la época. Quería autoras susceptibles de ser reconocidas por la crítica, con influencias de actualidad (post mayo del 68: Hesse, Jean Genet, la nouvelle vague, Tarkovski…). Autoras rupturistas, intelectuales, que “epataran”, en parte, porque era lo que se llevaba entonces. Estaba haciendo marketing, en cierto sentido.
Y no digo que esto sea malo porque lo que salió de ahí a mí me encanta, aunque estaría bien preguntarse, como invita Hagio, por qué estas referencias son las válidas y cuánto tiene esto de complacer los gustos de cierto sector influyente en el ámbito cultural, si me permitís el adjetivo, patriarcal. Es un poco conquistar el sistema desde dentro. Y lo consiguieron, ahí están en todos los libros como una edad dorada del shōjo que no se ha vuelto a repetir. ¿Por qué? Es una buena pregunta. Igual, y creo que es a lo que apunta Moto Hagio, habría también que reconocer la valía y recuperar a otra serie de autoras más denostadas.
Muchas gracias a Ana María por ofrecernos este texto y darme permiso para reproducirlo aquí. Me parece muy valioso su punto de vista.
Por mi parte, el libro de Keiko Takemiya me ha gustado mucho en el sentido de que es un libro de corte mucho más “estándar” en el sentido autobiográfico, al menos en comparación con el de Hagio, en el que realmente se desnuda y da muchas pistas sobre su forma de ser y sobre sus pugnas o desacuerdos con ella misma y hasta con otras personas, lo que es extremadamente raro, al menos en Japón.
Takemiya narra su pugna al entrar en el mundo del manga, sus grandes dificultades, su fundamental amistad con Norie Masuyama, su posterior amistad con Moto Hagio y el hecho de que decidiera ofrecerle vivir juntas en esa casa medio ruinosa en Ōizumi que Takemiya bautiza como “Ōizumi Salon”… El viaje a Europa junto a la misma Masuyama, Hagio y la también autora de manga Ryōko Yamagishi. Un viaje, por cierto que también describe Hagio en su libro pero desde su propio punto de vista; y es sorprendente la forma tan distinta como vivieron un mismo viaje.
También, como menciona Ana María, y aquí entramos en el meollo del asunto que tanto está dando que hablar estos días, los problemas de Takemiya con los celos (que admite explícitamente en su libro) por Hagio. Contrariamente a lo que decía Hagio en su obra, que no se explicaba cómo Takemiya, una mujer tan inteligente, capaz, talentosa y encima simpática y muy guapa, podía tener recelos de alguien como ella, mucho más taciturna, callada y, a su juicio, con menos talento (en fin, lo que decía antes de las dos caras de la misma moneda y la diferencia de percepciones según cada persona).
En ningún momento Takemiya acusa a Hagio de nada en este libro que reseño ahora, de hecho pasa bastante por encima el episodio de la disolución del Ōizumi Salon y lo achaca al hecho de que ella prefería estar alejada de Hagio por una cuestión de celos y de sus propias dificultades a la hora de llevar adelante sus propios proyectos. Mientras Takemiya pugnaba por hacerse un hueco en la industria y llevar adelante sus ideas de revolucionar el shōjo manga utilizando las ideas de Masuyama, que incluían la incorporación definitiva del shōnen ai (precursor del BL) al manga para chicas, Hagio iba trabajando discretamente, en un aparente segundo plano, pero de forma metódica y exitosa. Pese a que sus trabajos no parecieron tener demasiada relevancia cuando se publicaron originalmente en las revistas, cuando salieron los volúmenes recopilatorios de su obra El clan de los Poe, las ventas y el éxito estuvieron muy por encima de las expectativas, sorprendiendo a propios y extraños, incluso en el seno de la propia editorial Shōgakukan. Un éxito que repetiría y consolidaría con obras posteriores como El corazón de Thomas.
Por su lado, Keiko Takemiya pugnó durante muchos años para poder publicar la historia que realmente quería presentar. Una historia que había imaginado y desarrollado a conciencia con la ayuda de Norie Masuyama, en calidad prácticamente de coautora o productora (cargos que ella siempre rechazó, por cierto) pero que ninguna editorial se atrevía a publicar por considerarla no apta para su público. Esta obra no es otra que La balada del viento y los árboles, verdadera piedra fundacional de lo que hoy en día es el BL.
Como digo, el libro es un relato interesantísimo de la pugna por Takemiya por publicar “la obra de su vida”, para lo que tuvo que luchar contra viento y marea y conseguir convencer a sus editores a lo largo de varios años. Varios intentos con historias cortas, alguna serie que medio funcionó y, finalmente, la “apuesta” con su editor de toda la vida de que, si conseguía el número 1 en las encuestas con una serie, este intercedería por ella con sus jefes para convencerles de que era conveniente publicar una historia shōjo protagonizada por chicos (y no por chicas con ojos enormes e historias lacrimógenas, que era el estándar de la época) que además incluía numerosas insinuaciones de amor homosexual (incluida una secuencia de apertura realmente fuerte para la época, en la que dos chicos aparecen en actitud más que cariñosa desnudos en una cama) y otras descripciones muy fuertes que, en aquel momento, eran impensables no solo en el manga para chicas sino en el manga en general.
La obra con la que Takemiya intentó conseguir ese número 1, ayudada por Masuyama, fue Pharao no haka (La tumba del faraón), una historia de intrigas ambientada en el antiguo Egipto. Aunque nunca llegó a conseguir ese número 1, Takemiya logró cobrar la confianza suficiente como para atreverse con una serialización larga, a manejar a los personajes, a gestionar las expectativas de los lectores, a reaccionar a los resultados de las encuestas y, en última instancia, a olvidarse de todos esos factores externos para centrarse en contar una buena historia, bien construida, con buenos personajes y que cobrara “vida propia”.
Aunque La tumba del faraón no consiguiera ese ansiado número 1 en las encuestas, sus resultados fueron suficientemente buenos como para que su editor presentara con cierta fuerza a sus jefes el proyecto de La balada del viento y los árboles. Tuvo que luchar contra viento y marea hasta que por fin consiguió la luz verde en 1976, años después de su concepción inicial. Y cuando la obtuvo, Takemiya por fin consiguió presentar la serie de su vida, a lo que las lectoras respondieron con tanto entusiasmo que convirtieron La balada el viento y los árboles en un gran éxito y en la piedra fundacional de ese nuevo shōjo manga que crearon entre la propia Keiko Takemiya, Moto Hagio, Ryōko Yamagishi y tantas otras autoras de la llamada “Generación del 24”. Y, como se suele decir, el resto… es historia.
Aunque el libro de Hagio no está aún disponible en otro idioma que el japonés (y se desconoce si alguna vez se publicará en otro idioma), el de Takemiya sí va a estar dentro de poco traducido a un idioma occidental, concretamente el italiano. El 23 de junio se publica en Italia Il suo nome era Gilbert. Keiko Takemiya e i meravigliosi anni del Gruppo 24, con lo que, si os interesa este libro, pronto lo podréis leer aunque sea en italiano.
Finalmente, un apunte acerca de las reacciones que ha suscitado el libro de Hagio: la más notoria es la de la hermana y mánager de Keiko Takemiya, Hideko Ōuchida, que el 25 de mayo de 2021 publicó en su blog una sentida entrada acerca de las reacciones que suscitó en ella el libro de Hagio. Una entrada que pude leer en su momento pero que fue borrada al cabo de 2 días por la propia autora, seguramente arrepentida de haber volcado en ella tantos sentimientos personales.
En dicha entrada, Ōuchida expresaba su consternación tras leer el libro de Moto Hagio y básicamente se lamentaba por las terribles consecuencias que podían llegar a tener los malentendidos en las relaciones entre personas. Daba a entender que lo que ocurrió entre Takemiya y Hagio fue un gran malentendido, que ella no tenía ni idea de los graves problemas de tantos tipos que le supuso a Hagio el hecho de que corrieran tantos rumores acerca de posibles plagios, el trato de su hermana hacia la otra gran autora y todo lo demás. Y lamentaba muchísimo todo lo ocurrido.
Lo que leí en esa ya desaparecida entrada resuena bastante con lo que yo he pensado después de leer los dos libros autobiográficos de ambas autoras: creo que aquí hubo enormes problemas de comunicación entre dos personas de carácter muy diferente, y que estos generaron una serie de situaciones totalmente tóxicas de graves consecuencias. Lamento que Hagio nunca haya leído la obra de Takemiya después del trauma de su separación. Y lamento que Hagio no haya leído, ni tenga intención de leer, la obra que reseño aquí.
Aunque me parece que es totalmente respetable el hecho de que Hagio decida no querer saber nada más de Takemiya nunca más en la vida, y se mantenga en su tozudez de no leer nada de ella, ni siquiera su autobiografía –en la que en ningún momento deja en mal lugar a Hagio, sino al contrario–, no puedo dejar de pensar que ojalá algún día recapacitara. Tal vez podría descubrir que realmente todo fue un enorme y lamentable malentendido. De nuevo, respeto totalmente la decisión de Hagio; está en todo su derecho y el daño psicológico que ha sufrido durante tanto tiempo por culpa de esta situación me parece evidente y desgarrador. No obstante, de nuevo, coincido con Ōuchida en pensar que ojalá hubiera margen para cierta flexibilidad y una eventual reconciliación.
En fin, por mi parte solo quiero expresar que lamento profundamente toda esta situación entre dos grandes autoras de manga. Por mi parte, he conocido y entrevistado a ambas y las dos me trataron con exquisitez. En el caso de Takemiya, me citó en su casa de Kamakura, decorada con gusto de tipo europeo clásico, lo que casa perfectamente con su forma de ser y sus gustos según lo relata en su propia autobiografía, y accedió a concederme una larga entrevista que, a día de hoy, resta lamentablemente inédita. Ojalá algún día pueda tener la oportunidad de presentarla. No depende enteramente de mí.
En todo caso, para finalizar esta serie de dos entradas acerca de las dos grandes autoras de la llamada “Generación del 24” y sus libros autobiográficos, solo quiero expresar mi deseo de que su obra sea más conocida en Occidente. En los últimos años se ha avanzado muchísimo en la presentación en español de obras clásicas del manga y hemos tenido la suerte de ver publicadas La balada del viento y los árboles por Milky Way Ediciones y varias obras de Moto Hagio (¿Quién es el 11º pasajero?, Catarsis, El clan de los Poe) por parte de Tomodomo Ediciones. Dadles una oportunidad, valen muchísimo la pena.
Título: 一度きりの大泉の話 -Ichidokiri no Ōizumi- (Hablar una única vez sobre Ōizumi)
Autora: Moto Hagio
Editorial: Kawade Shobō Shinsho
Revista: —
Año publicación: 2021
Clasificación: autobiografía
Tomos: 1
No creo que me sea muy sencillo escribir este post, o al menos poder transmitir correctamente las informaciones que contiene el libro que voy a reseñar ni las sensaciones que me ha transmitido. Pero, siendo que este es un libro que ha salido en Japón hace muy poco (abril 2021) y cuya publicación en idiomas occidentales veo complicada, al menos en un plazo relativamente corto de tiempo, creo que es importante dar unas pinceladas sobre su contenido porque cambia bastante una serie de concepciones fijadas acerca de la historia del manga en general y del shōjo manga en particular. Concepciones que yo mismo tenía por muy asentadas y que, sin conocer todas las facetas del asunto –normal, puesto que Hagio explica por primera (y última) vez su parte de la historia con este libro– estaba contribuyendo a transmitir a través de artículos y charlas.
Como probablemente sabes si eres lector habitual de este blog (aunque hace años que no escribo ninguna reseña), me sigues en mi cuenta de Twitter o sabes a través de otros artículos, posts, charlas o lo que sea –míos o no–, o incluso has leído alguna de sus obras publicadas en español por Tomodomo Ediciones, Moto Hagio es considerada una de las grandes renovadoras del shōjo manga.
Como se ha comentado en muchas ocasiones, el manga para chicas siempre ha existido en Japón, aunque debido a la escasa presencia de mujeres a los lápices en los primeros años del manga contemporáneo (debido básicamente a cuestiones culturales típicas de la época –estaba mal visto que una chica dibujara manga–) prácticamente todos los creadores de cómic japonés destinado al público femenino eran hombres (Osamu Tezuka, Leiji Matsumoto, Tetsuya Chiba, Kazuo Umezz…). Salvo algunas excepciones, como Machiko Hasegawa, Masako Watanabe, Miyako Maki o Hideko Mizuno, aquello eran hombres veinteañeros y treintañeros creando historias para niñas. Con lo cual, muchas de las obras shōjo de los años 50 y 60 iban sobre huerfanitas, princesas o bailarinas de ballet y se tenía una concepción –no necesariamente correcta– de que el shōjo manga era “menor” en comparación con el shōnen y el gekiga. Para conocer más acerca de aquella época, nada mejor que nos lo cuente el mítico editor Akira Maruyama.
Así, cuando a finales de los 60 y, sobre todo, a principios de los 70, empezó a haber cada vez más y más mujeres dibujando manga –influenciadas sobre todo por Shōtarō Ishinomori y Osamu Tezuka–, el panorama cambió radicalmente y se produjo una “revolución” que por fin puso al shōjo en el lugar que siempre le habría correspondido –es decir, como un tipo más de manga al mismo nivel que el shōnen o el gekiga–: en el shōjo podía haber dramas históricos, romances, historias de ciencia ficción, de vampiros… Vamos, de todo.
Todo esto se suele atribuir al llamado “Grupo del 24” o “Generación del 24” (Hana no 24-gumi), llamado así porque las autoras de esta hornada habían nacido en los alrededores del año 24 de Shōwa, es decir, 1949.
Cuando se habla del Grupo del 24, dos nombres salen siempre en primer lugar: Keiko Takemiya (La balada del viento y los árboles, Terra e…) y Moto Hagio, que a principios de los años 70 se hicieron amigas y decidieron compartir una casa en la zona de Ōizumi, en Tokio, para poder dedicarse a su trabajo. Fue Norie Masuyama, que ya vivía con su familia en esa zona, quien les encontró la casa y, con el tiempo, pasó a vivir con ellas. Durante un par de años, aquella casa recibió innumerables visitas de diferentes autoras y fans, algunas de ellas más tarde reputadas mangaka a su vez. Algunas de ellas se quedaron incluso a vivir con ellas durante temporadas más o menos largas. Aquellos dos años de compartir casa fueron el germen del llamado “Ōizumi Salon”, que a menudo se conoce como “el Tokiwa-sō del shōjo manga”.
En 2016, Takemiya publicó una obra autobiográfica llamada Shōnen no na wa Gilbert (El chico se llama Gilbert), en alusión al protagonista de su mítica La balada del viento y los árboles (publicada en español por Milky Way Ediciones), donde al parecer cuenta muchas cosas sobre esta época del Ōizumi Salon. A partir de la publicación de este libro de Takemiya, Hagio cuenta que empezó a recibir una cantidad enorme de peticiones de entrevistas y propuestas para hacer series y otros proyectos acerca de este lugar y aquella época. Y aquello fue lo que motivó a la autora a contar su versión de la historia, que ahora se ha publicado en forma de este libro que reseño.
El libro se puede dividir en dos partes bastante claras. La primera cuenta la trayectoria de Moto Hagio con pelos y señales, desde su infancia y adolescencia en Ōmuta (Kyūshū) hasta su época en Ōizumi. También cuenta todos los enormes problemas que tuvo con sus padres, que jamás aceptaron que se dedicara al manga, lo cual le supuso un montón de problemas durante toda su vida, según se puede percibir por la dolorosa forma como Hagio detalla su relación con su familia, que incluso se podría definir como “agria y llena de rencor”.
En esta parte se cuenta cómo Hagio conoció a Norie Masuyama y a Keiko Takemiya. Takemiya era (y es) una talentosa autora, extremadamente dotada, hábil e inteligente. Masuyama no sabía dibujar pero fue una enorme influencia para las dos, ya que les recomendaba libros, películas y proponía historias y argumentos, y era una auténtica fanática de lo que ella llamaba shōnen ai (amor entre chicos). Veneraba toda película, serie, libro o incluso grupos como los Niños Cantores de Viena, y llenaba la cabeza con sus fantasías homosexuales entre chicos a todo el que quisiera escucharla: era, sin duda, la fujoshi primigenia. Además, cuenta Hagio, era muy crítica e insistente, y tenía clarísimo qué era el shōnen ai y, sobre todo, qué no lo era.
Según cuenta Hagio, ella nunca logró entender el concepto de Masuyama y se ganó varias broncas de su parte por no saberlo expresar a través del manga (en realidad pinta a Masuyama como una especie de “sargento del shōnen ai”, y cuando algo no le gustaba o no estaba de acuerdo no se cortaba a la hora de expresarlo con vehemencia, incluso cabreándose). En cambio, con Takemiya hacían muy buenas migas y compartían esa pasión, hablando incluso de crear una “revolución en el shōjo manga” a través del shōnen ai. Es a principios de los 70 cuando, en parte gracias a las ideas de Masuyama y su pasión, Takemiya empieza a poner las bases de la que sería la obra que lo cambiaría todo, la mencionada La balada del viento y los árboles, gran pistoletazo de salida del shōnen ai en el manga y el germen del BL. Una obra, por cierto, increíble y que recomiendo muchísimo.
Como decía, la primera parte de este libro es una descripción muy detallada de hechos y visitas que tuvieron Hagio, Masuyama y Takemiya en Ōizumi, basada en las propias notas de la época de la autora. Es una fuente de datos muy útil para saber quiénes pasaron por allí exactamente, en qué medida, y en qué época se creó tal o cual obra o surgió tal o cual concepto, así que las personas interesadas en ello tienen aquí un documento fantástico del que sacar todo tipo de datos. Eso sí, Hagio utiliza esta parte para dejar clara la cronología de los hechos, para demostrar de alguna manera qué ideas precedieron a otras, de qué forma, y quién las desarrolló por primera vez (como queriendo decir…)
La segunda parte del libro, en cambio, se vuelve bastante oscura, y es que se desprende con profusión que hubo muchísimo mal rollo entre las tres principales protagonistas. Sin que Hagio llegue a decirlo directamente en ningún momento –todo son muchas cábalas, deducciones, dudas, vueltas y más vueltas– acaba llegando a la conclusión, a través de terceros, de que es muy posible que Takemiya y Masuyama se cabrearan muchísimo con ella porque Hagio había desarrollado algunas ideas y conceptos que habían, de algún modo, frustrado su gran sueño de ser las pioneras en esa “revolución del shōjo manga”. En un momento dado, Takemiya y Masuyama deciden dejar Ōizumi para trasladarse a un piso en el barrio tokiota de Shimoigusa, y Hagio decide, inocentemente, salir también de allí para buscarse otro piso cerca de ellas.
Hagio cuenta con muchísimo dolor –que consigue transmitir a través de su escrito– que Takemiya y Masuyama empezaron a hacerle el vacío y, cuando empezó a publicar Kotori no su (El nido del pajarito), una de las historias de El clan de los Poe (recientemente publicado en español), recibió la tensísima visita de una Takemiya que simplemente le hizo frías e incisivas preguntas acerca de dónde había sacado la idea de situar la acción de su historia en un internado para chicos, por qué había un invernadero como elemento fundamental de ella, por qué los protagonistas eran dos chicos andróginos, y demás. La descripción de la escena es bastante desgarradora.
Hagio, que ya se nota que es una mujer de carácter difícil en el sentido de que no es demasiado comunicativa ni afable, y que tampoco se atreve a decir según qué cosas, se queda absolutamente muda y no sabe qué contestar. Aunque internamente piensa que todas esas ideas habían sido originalmente suyas, que hacía años que las estaba trabajando, que varias de las situaciones y paisajes provenían de sus propios gustos, de novelas y películas que había visto –entre ellas, las recomendadas por Masuyama– y del viaje que hicieron juntas por Europa unos meses antes. Pero todo esto es incapaz de decírselo a Takemiya. Unos días más tarde, Takemiya llama a Hagio y le dice que “olvide todo lo que había pasado”. Pero es demasiado tarde.
Hagio empieza a sufrir graves secuelas, sobre todo mucho picor e hinchazón en los ojos, eczemas, dolores… y se ve obligada, por pura salud mental, a alejarse de Shimoigusa y a aislarse de Takemiya y Masuyama. Se deduce de las páginas de este libro que el shock fue fuertísimo, y que según Hagio ha podido ir deduciendo más adelante, seguramente se trataba de una cuestión de celos y de rabia por haberse interpuesto en el “plan maestro” de Takemiya y Masuyama de ser las pioneras de la “revolución en el shōjo manga”. Que se lo había chafado, vamos.
Los hechos dejan muy tocada a Hagio, que decide olvidar todo lo relacionado con aquella época y cortar toda relación con Takemiya y Masuyama. De hecho, ella misma afirma que no ha leído absolutamente nada de Takemiya desde aquella época, ya que es algo extremadamente doloroso para ella. Y que, aunque han coincidido en algún que otro acto a lo largo de los años (fiestas, funerales, entregas de premios…), nunca han vuelto a dirigirse la palabra. El shock fue tan terrible que quedó como un trauma en la psique de la autora.
No obstante, como en 2016 Takemiya publicó su biografía, su repercusión empezó a ser muy fuerte y Hagio empezó a recibir todo tipo de propuestas sobre actos, eventos, escritos, entrevistas y proyectos, lo que estaba afectando profundamente a su salud mental porque ella no quiere pensar nunca más en aquella época. Sin embargo, como la insistencia y presión de productores, escritores, organizadores de eventos y demás llegó a ser tan y tan y tan grande, lo que estaba contribuyendo a desestabilizarla gravemente, acabó por decidirse a contar su versión de la historia “una vez y no más”. De ahí el título de este libro, 一度きりの大泉の話 Ichidokiri no Ōizumi no hanashi (Hablar una única vez sobre Ōizumi).
En el libro no solo da vueltas y más vueltas a su relación con Takemiya y Masuyama, sin llegar nunca a la descalificación ni mucho menos, y tratando siempre de intentar entender y hasta justificar sus acciones o decisiones (de hecho, le cuesta creer que Takemiya pudiera sentir celos de ella, ¡si es una mujer con tantísimo talento, con tanto empuje, tan simpática, afable y encima guapísima!), sino que también deja claras muchas otras visiones de la propia Hagio, entre ellas estas dos que me parecen fundamentales porque cambian bastante la visión que muchos (me incluyo) teníamos y el relato que siempre se ha ido transmitiendo entre expertos y divulgadores del manga:
Le parece bastante increíble que se hable de “Ōizumi Salon”, y aún más que se esté creando una especie de leyenda alrededor de ese par de años en esa casa y sea incluso comparada con el Tokiwa-sō. Según Hagio, era una casa en la que convivían, trabajaban, charlaban, recibían visitas y poco más. Una casa y punto. Nunca fue un “Salon” (entendido como una especie de vivero de ideas y hub de creadoras) ni nunca se habló en esos términos.
Es muy crítica con la expresión “Grupo del 24”. Alega que hubo muchas autoras que las precedieron a ellas en los años 60 (cuando Takemiya, Hagio y las demás que suelen ser incluidas en este grupo tuvieron su gran explosión en los 70), que ya empezaron a cambiar el shōjo manga unos cuantos años antes. Y da todo tipo de nombres, títulos y ejemplos concretos para afianzar su punto de vista. Como mucho, aceptaría que se hablara en términos de “El grupo del 24 según X o según Y”, porque según a quién le preguntes, dice ella, cada persona incluirá a algunos nombres en ese grupo y a otros no. ¿Por qué? ¿Basándose en qué? Yo mismo (Marc), cuando hablo del Grupo del 24, suelo incluir a Riyoko Ikeda (La rosa de Versalles), nacida en 1947, y por lo tanto para mí sí estaría en esta generación del 24, pero la mayor parte de los expertos no la suelen incluir ahí. ¿Por qué? Esto explica la respuesta que me dio Hagio cuando la entrevisté en 2010 y le pregunté precisamente por el Grupo del 24. Me dio una respuesta que me dejó un poco descolocado pero que vista ahora, con esta información adicional, tiene todo el sentido del mundo:
Se desmarca totalmente del shōnen ai. Afirma que nunca ha entendido el concepto, que nunca lo ha sabido manejar, que la propia Masuyama siempre le había dicho que no servía para eso, y que por lo tanto todo el mérito del afianzamiento de este género que más tarde desembocaría en el BL es básicamente de Masuyama y Takemiya. En ningún caso se la puede considerar “una de las madres del BL” (y ahí entono yo, Marc, el mea culpa porque lo he hecho más de una vez. Disculpe, Hagio-sensei, no era consciente de esto).
Revindica el manga como un gran campo de libertad en el que no hay lugar para la competencia y donde hay cabida para todos. Es absurdo ser competitivo cuando cada cual puede trabajar de la forma que le dé la gana y todo el mundo por igual puede llegar a tener éxito por su cuenta sin necesidad de pasar por encima de otras personas. No entiende que pueda haber celos y envidias en un campo como este.
Reivindica su derecho a olvidar aquella época y deja muy claro que ni tiene intención de hablar nunca más sobre el tema, ni va a escuchar ninguna propuesta relacionada con Ōizumi, y que básicamente le dejen en paz de una santísima vez: en gran parte, este libro es para dejar clarísimo todo esto y que, habiéndose visto obligada a revelar su punto de vista de la historia, lo quiere enterrar de una vez por todas. Es decir, basta de propuestas, basta de preguntas y basta de pedirle que se lea la obra y la biografía de Takemiya, que le da exactamente igual lo que diga o deje de decir (tiene muy clavada en la mente sus palabras que le dijo: “olvida esto, como si nunca hubiera pasado”, y es precisamente lo que quiere hacer).
En fin, hay muchísimas más perlas e informaciones en este libro que, debo reconocer, me ha dejado muy descolocado. La forma de escribir y relatar de Hagio es desgarradora y deja entrever sus enormes problemas para comprender lo que estaba pasando, sus traumas, los graves problemas de incomprensión con su familia y demás. Es un libro que me ha afectado bastante, y más teniendo en cuenta que entrevisté 2010 tanto a Hagio como a Takemiya sin tener ni idea de todos estos problemas entre ellas. Estoy seguro de que en aquellas entrevistas (todavía no las he repasado) toqué muchos temas sensibles sin saberlo, y que posiblemente, sin quererlo, hice que Hagio tuviera que rememorar dolorosos recuerdos.
Hagio me trató muy bien en todo momento e incluso, cuando para el Salón del Manga de Andalucía de 2010 (¿o 2011?) me pidieron si podía organizar una exposición sobre el shōjo manga clásico, le escribí para pedirle permiso para exponer algunos vídeos de su entrevista y ella no solo me lo dio sino que, sin que yo se lo pidiera, me mandó un enorme paquete con prácticamente toda su obra (decenas de libros) y muchísima información que guardo como oro en paño. ¡Increíble!
Después de leer esta obra me he quedado con ganas de conocer la versión de Takemiya y hoy mismo he adquirido el e-book de su biografía. A ver si saco el tiempo para leerlo y os comento.
PS: No descarto ampliar este post en algún momento por si me he dejado algún dato o impresión importante, así que estad atentos. Informaré a través de mi cuenta de Twitter.
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