- Título: 漂流ネットカフェ –Hyōryū Net Cafe– (Internet café a la deriva)
- Autor: Shūzō Oshimi
- Editorial: Futabasha
- Revista: Manga Action
- Años publicación: 2008-11
- Clasificación: misterio, thriller, sobrenatural
- Tomos: 7
Hay mangas que por una razón u otra te llaman, y este lo hizo simple y llanamente por el título, claramente una referencia (“¿tal vez paródica?” pensé) al Hyōryū Kyōshitsu (Aula a la deriva) del ínclito Kazuo Umezu. Como recordaréis (y si no lo recordáis, leed de nuevo la reseña a la que enlazo o, mejor aún, leed el propio cómic, que fue editado por Ponent Mon hace unos años, aunque no gozó de mucho éxito), Aula a la deriva es una delirante historia de terror en la que, no se sabe muy bien por qué, un colegio entero lleno de niños es transportado en el espacio-tiempo hacia un páramo desolado donde no hay nada alrededor… O, mejor dicho, parece no haber nada, ya que luego se descubrirá que ese lugar está plagado de horrendos monstruos, trampas y cosas por el estilo.
En todo caso, estaréis de acuerdo conmigo que, con mis “antecedentes” y mi afición umeziana, un título como Hyōryū Net Café, literalmente “Internet café a la deriva”, consigue llamar poderosamente la atención, así que ni corto ni perezoso me hice con él. El manga ha pasado meses en mi pila de “por leer”, como tantísimos otros, pero el otro día me dio por empezarlo y… ¡Uoh!
Primera sorpresa: no me había dado cuenta de que esta obra está firmada por el mismísimo Shūzō Oshimi, creador de la excelente obra Aku no Hana (Las flores del mal). Bueno, es natural que en su momento no me diera cuenta porque cuando conseguí los tomos de Hyōryū Net Cafe todavía no conocía Aku no hana, pero el hecho de descubrir que el autor es el mismo ya fue de por sí una gran sorpresa. Y, claro está, siendo Oshimi el autor, lo cierto es que el manga es mucho mejor de lo que esperaba (ya que me esperaba una parodia o algo realmente chungo y hasta risible de malo que podía ser).
La segunda sorpresa es que el argumento no es paródico, sino que va totalmente “en serio”, y sigue una premisa muy similar a la de la obra de Kazuo Umezu: en este caso no es una escuela lo que se transporta a un páramo solitario, sino un internet café… Sí, es absurdo, pero un internet café, con toda su variopinta clientela dentro (oficinistas, un otaku “de libro”, un grupo de jóvenes que salía de farra, un tipo que parece que está un poco taradito…) acaba siendo transportado, por alguna razón, a un desolado paisaje…
¿Dónde #$%& estamos?
El argumento nos presenta a Kōichi Toki, un oficinista joven que, junto a su esposa, está esperando su primer hijo, aunque él no está muy convencido de ello, ya que tiene la sensación de que en su vida siempre se ha dejado llevar por los acontecimientos que se sucedían a su alrededor, y el noviazgo, posterior boda y ahora embarazo de su esposa igual no era lo que deseaba… Toki a veces piensa en su primer amor, la bella Kaho Toono, con quien tuvo muy buen rollo en secundaria, hasta el punto de que ella prácticamente se le insinuó… Pero él, cobarde y muy cortado, rehuyó el contacto y dejó de tener relación con Kaho, hecho de lo que se arrepiente.
Un día, Toki decide meterse en un internet café, que en Japón son centros multiocio muy completos: por una tarifa horaria tienes derecho a alquilar un pequeño cubículo individual con un cómodo sillón, un ordenador con conexión a internet, un montón de estanterías repletas de manga para leer, servicio de bar autoservicio con refrescos y otras bebidas, etcétera. Incluso hay internet café, o “manga kissa” como se les llama también, con servicio de duchas, por lo que no son pocos los que los usan como recurso para pernoctar una noche en plan “low cost”.
En todo caso, Toki acaba en un internet café que le llama la atención y allí, ¡oh sorpresa! se topa con Kaho Toono, su amor adolescente. Charlan y tal, hay muy buen rollo, y de repente un fuerte ruido. Los ordenadores se vuelven locos, parece haber un apagón general en el exterior y llueve a cántaros, por lo que deciden quedarse a pasar la noche… A la mañana siguiente, se encuentran con que el edificio entero ha sido trasladado a un páramo inhóspito, un verdadero desierto donde hace muchísimo calor.
Desamparados, empiezan a pensar qué hacer… ¿Es mejor esperar a que venga ayuda? ¿O tal vez habría que explorar para ver si encuentran a alguien que les eche una mano? Y así empieza esta gran aventura no muy diferente a la que Kazuo Umezu creó en los años 70.
La mayor diferencia entre ambas obras radica en la edad de los protagonistas y, por lo tanto, lo que “pueden” o “no pueden” hacer (en términos de “autocensura” determinada por la revista donde se publica originalmente la obra). Si los personajes de Umezu eran niños, en este caso son adultos… Lo que abre la puerta a situaciones potencialmente muy chungas de índole sexual u otro tipo de perversiones. Y no estoy hablando de violencia, puesto que Umezu ya se encargó, de forma muy explícita, de dejar ese listón tremendamente alto en una obra shōnen (en su tiempo) que ahora sería imposible publicar en una revista juvenil, y que Oshimi explota, también, sin ninguna manía…
Lo mejor
- Pese a lo que podría parecer, el manga es bueno porque el autor es muy bueno.
- La exploración de la psicología de los personajes en una situación tan extrema.
- La relación entre Toki y Kaho puede dar mucho de sí, sobre todo cuando entran en juego los sentimientos encontrados de Toki, ya que por un lado está casado y espera un hijo, pero por el otro la atracción que siente por Kaho es irrefutable.
Lo peor
- Demasiado parecido a Aula a la deriva de Umezu, lo que le resta muchos puntos de originalidad.
Comentarios recientes