- Título: 超!まことちゃん -Chô! Makoto-chan- (¡Súper! Makoto-chan)
- Autor: Kazuo Umezu
- Editorial: Shôgakukan
- Revista: Shônen Sunday
- Años publicación: 1988-89
- Clasificación: shônen
- Tomos: 3
Hay algunos libros japoneses cuya edición es una auténtica maravilla y un derroche de creatividad, originalidad y belleza, y además a unos precios muy asequibles. Con una población de 130 millones de personas, muchas de ellas ávidas lectoras, las cifras de ventas de los productos editoriales permiten hacer filigranas y, aun así, mantener unos precios que en España serían del todo impensables.
Este es el caso de las ediciones de la colección Umezz! Perfection, que conmemora el 50º aniversario del debut del mangaka Kazuo Umezu. Hace ya bastante tiempo me compré el tomo Hebi Onna, el número 1 de esta colección, y hacia finales del año pasado adquirí los tres mega-tomos de Hyôryû Kyôshitsu, obra que reseño aquí y que pronto será publicada en España. Como comentaba en la reseña de esta última obra, es alucinante las filigranas y efectos que los diseñadores de los libros han conseguido en esta colección, así que decidí que adquiriría otras obras de Umezz! Perfection, primero para leerlas (porque Umezu es uno de los grandes) y segundo para poder apreciar de cerca esa maestría en la edición de libros. Y la obra elegida fue esta Chô! Makoto-chan.
Makoto-chan es una de las obras más representativas de Kazuo Umezu y del manga de gags absurdos y escatológicos en general. Fue publicado entre 1976 y 1981 en la Shônen Sunday y se convirtió en uno de los fenómenos de la época. En cierto modo, este es uno de los “padres” de mi queridísimo Dr. Slump, de Akira Toriyama. La serie se hizo tan popular que el extraño signo que Makoto hace a veces con las manos, acompañado del grito ¡Gwashi!, fue imitadísimo entre niños y adultos. Incluso ahora, este ¡Gwashi! es popular y reconocido en Japón, hasta el punto de que UniQlo, una conocida marca de ropa, ha hecho una camiseta con la mano y el ¡Gwashi! dentro de su colección de camisetas conmemorativas del 50º aniversario de las revistas Shônen Sunday y Shônen Magazine (una camiseta, por cierto, que unos amigos me regalaron y que llevo con todo el orgullo del mundo, je je).
Especial Gwashi en la página oficial de Kazuo Umezu: La historia de Gwashi (con ilustraciones) / Haz tu propia mano Gwashi (imprimiendo y recortando la imagen que prefieras)
Especial Gwashi en la página oficial de Kazuo Umezu: La historia de Gwashi (con ilustraciones) / Haz tu propia mano Gwashi (imprimiendo y recortando la imagen que prefieras)
Curiosamente, sin embargo, en la colección Umezz! Perfection solo se encuentra disponible la secuela de Makoto-chan, que no es otra que Chô! Makoto-chan, el manga que reseño en esta ocasión. Fue publicado entre 1988 y 1989 y en su origen tenía el mismo título de Makoto-chan, aunque con el subtítulo Heisei-ban (Versión Heisei*). Aunque los 4 tomos de los que constaba originalmente fueron publicados en aquella época, no se reeditaron durante mucho tiempo y acabaron siendo una pieza de coleccionista. Supongo que en parte por eso pensaron que conseguirían más notoriedad y ventas publicando Chô! Makoto-chan antes en la colección Umezz! Perfection.
* Heisei es el nombre de la era actual y designa al reinado del actual emperador Akihito. Empezó a principios de 1989, con lo que el año 2008 es conocido en Japón como “Año 20 de Heisei”.
Pasando a lo que es la obra, se trata de historias autoconclusivas con gags. El protagonista no es otro que Makoto-chan, un niño de guardería que siempre va con cara de tonto por la vida y el moco colgando. Además, habla fatal y realmente cuesta seguir lo que dice. Su familia tampoco le va a la zaga: una hermana mayor de aspecto finolis, el padre, la madre y los dos abuelos, todos ellos tontos hasta decir basta. Las historias no tienen demasiado argumento en sí, la verdad. Una puede ir de un día en la playa de la familia, otra de que a Makoto le da por trastear con la cámara de vídeo de su padre, etc. La principal característica del manga es la absoluta y bestial escatología que destila.
Si alguien se escandaliza porque a Arale le dé por llevar en la mano cacas pinchadas en un palo, con Makoto-chan puede llegar a sufrir un patatús. La verdad, conozco varios mangas bastante burros en este sentido, pero creo que Makoto-chan se lleva la palma en lo que se refiere a guarradas a cuál más bestia. En este primer tomo, por ejemplo. hay un episodio que va de un lavabo que no se traga la mierda por mucho que tires la cadena… ¡Y da verdadero asco! Y lo más curioso es que Umezu no se corta a la hora de dibujar guarradas: el protagonista de la marranada de turno puede ser tanto Makoto como su madre (que aparece cagando a lo bestia), su abuela (que aparece en pelotas) o cualquiera. Solo para estómagos poco sensibles. Lo curioso es que se publicó en una revista shônen, para público infantil y juvenil… Si aquí ponen el grito en el cielo por las tonterías de Shin-chan, no puedo imaginarme lo que dirían con Makoto-chan.
Si alguien se escandaliza porque a Arale le dé por llevar en la mano cacas pinchadas en un palo, con Makoto-chan puede llegar a sufrir un patatús. La verdad, conozco varios mangas bastante burros en este sentido, pero creo que Makoto-chan se lleva la palma en lo que se refiere a guarradas a cuál más bestia. En este primer tomo, por ejemplo. hay un episodio que va de un lavabo que no se traga la mierda por mucho que tires la cadena… ¡Y da verdadero asco! Y lo más curioso es que Umezu no se corta a la hora de dibujar guarradas: el protagonista de la marranada de turno puede ser tanto Makoto como su madre (que aparece cagando a lo bestia), su abuela (que aparece en pelotas) o cualquiera. Solo para estómagos poco sensibles. Lo curioso es que se publicó en una revista shônen, para público infantil y juvenil… Si aquí ponen el grito en el cielo por las tonterías de Shin-chan, no puedo imaginarme lo que dirían con Makoto-chan.
En lo que respecta al libro en sí, pues sencillamente diré que es la edición de manga más alucinante que he visto nunca. Absolutamente preciosa. Desde efectos en relieve en portada pasando por bloques de páginas satinadas, otras mates, otras en color, un pequeño libreto a color desplegable encuadernado en medio del libro… ¡Yo qué sé! Una auténtica maravilla de la edición que hace empalidecer a cualquier Kanzenban de por ahí, en serio. Y esto solo por unos 1200 yenes, que vendrían a ser unos 7 euros aproximadamente. Para mear y no echar gota.
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