- Título: まんが道 –Manga Michi– (El camino del manga)
- Autor: Fujiko Fujio Ⓐ
- Editorial: Akita Shoten / Shōnen Gahō-sha
- Revista: Shōnen Champion / Shōnen Gahō
- Años publicación: 1970-72 / 1977-82
- Clasificación: shōnen, seinen, metamanga, biografía
- Tomos: 1 + 19
Ya me imagino que puedo hacerme muy pesadito con el tema de las biografías de autores de manga, sí, pero es que durante el último año me ha dado un ramalazo muy fuerte por estos temas. Supongo que es porque estoy muy metido en la historia del manga en general debido a que estoy redactando el guión de La historia del manga, hasta ahora publicada en la revista B’s LoG, una obra de la que estoy muy contento y satisfecho de cómo está quedando. Así, llevo meses leyendo obras históricas del manga y también biografías de autores y la verdad es que no me canso. Por supuesto, la mayoría de lo que leo también lo comento aquí, de ahí que en este último año salga tanta obra viejuna en este humilde blog.
Después de leer tantas biografías, como la de Yoshihiro Tatsumi o la de Shigeru Mizuki, me parecía una vergüenza no haber leído la “biografía manga” por antonomasia, la primera que hubo y la que marcó escuela: Manga Michi (el camino del manga). Corrijo: no haber leído entera esta obra, pues hace años adquirí el primer tomo de una de las varias ediciones que tiene y lo leí con gran interés, aunque no pasé de allí por el motivo de siempre: demasiados tomos y demasiado poco tiempo. No obstante, esta vez me lié la manta a la cabeza y me decidí a leerla entera porque considero que menudo “estudioso del manga” soy si no he leído una obra tan capital como esta. Para ello, investigué para encontrar la edición más compacta posible de la obra (y que no fuera edición de bolsillo, que no me gusta nada), así que finalmente di con una edición en 4 enormes tomos de unas mil páginas cada uno editada entre 1986 y 1987 por la editorial Chūō Kōronsha, que además contiene las tres primeras sagas, Asunaro-hen, Risshi-hen y Seiun-hen.
Maga y Saino conocen a "dios" Tezuka. Ojo a la representación gráfica "resplandeciente" que hacen de él, ¡es tronchante!
¿Y de qué va Manga Michi? Pues es la historia de dos chicos, Michio Maga y Shigeru Saino, desde que se conocen en la escuela primaria hasta que empiezan a obtener éxito como dibujantes de manga. El autor dice que la obra está “inspirada” en su propia vida, pero da la sensación de que es mucho más que eso: más que “inspirada”, a mí me parece una autobiografía en toda regla. Seguramente hay episodios totalmente inventados o exagerados, que no tienen nada que ver con lo que ocurrió en la realidad, pero en general la obra se me antoja un auténtico relato autobiográfico por varios motivos. Los nombres de los protagonistas son distintos a los reales: así, Michio Maga, que es el que relata la historia, es en realidad Motoo Abiko (conocido con su nom de plume de Fujiko Fujio Ⓐ); Shigeru Saino sería por supuesto su compañero Hiroshi Fujimoto (es decir, Fujiko F. Fujio, el autor de Doraemon). En cuanto a su pseudónimo como autores, en Manga Michi se hacen llamar primero Shigemichi Ashizuka (Fujio Ashizuka en la realidad) y luego lo cambian a Shigemichi Masai (o sea, los Fujiko Fujio en la realidad). Aparte de estos cambios de nombres en los protagonistas, el resto de “personajes” de la historia aparecen con sus nombres reales.
¡Y menudos personajes! Entre ellos destaca por supuesto la figura de Osamu Tezuka, el “dios del manga”, pero también aparecen Hiroo Terada (un día hablaré más sobre él, cada vez me cae mejor este hombre, el gran olvidado de la historia del manga, pobre), Fujio Akatsuka, Shōtarō Ishinomori, Jirō Tsunoda, etcétera, es decir, grandes nombres del manga de los años 50, los que hicieron del cómic japonés la gran industria del entretenimiento que es hoy.
Maga y Saino dibujando. A la izquierda, una muestra del manga que dibujan en ese momento (y que es un manga real que Fujiko Fujio hicieron en aquella época). Hay un montón de páginas de muestra como esta, a veces historias enteras. El scan es malillo porque cuesta un montón abrir bien estos libros tan gruesos para escanearlos.
Manga Michi empieza, como ya he dicho, contando el encuentro entre Maga y Saino y el inicio de su gran pasión con el manga en la pequeña ciudad provinciana de Takaoka, en la fría prefectura de Toyama. Su gran pasión se consolida gracias al descubrimiento, por pura casualidad, de la revolucionaria Shintakarajima (La nueva isla del tesoro) de Osamu Tezuka y Shichima Sakai. A partir de entonces, ambos desarrollan auténtica pasión por Tezuka y empiezan a cartearse con él, llegando incluso a ir a visitarle expresamente a su casa de Takarazuka antes de que se mude a Tokio. Luego, la obra sigue contándonos las peripecias de ambos chicos, que van presentándose a varios concursos y van evolucionando como autores de manga amateur, siempre trabajando juntos bajo el pseudónimo “Shigemichi Ashizuka” –Shigemichi por la combinación de sus nombres, Shigeru y Michio, y Ashizuka (que se escribe 足塚 pie-túmulo) en homenaje a su admirado Tezuka (手塚 mano-túmulo) –. La historia se centra en este punto sobre todo en Maga, que al terminar el instituto empieza a trabajar en un periódico, donde trabaja realizando ilustraciones para anuncios y cosas así. Un trabajo que deja al cabo de un tiempo para perseguir su sueño, junto con Saino, de ser dibujante profesional de manga.
Así, ambos se mudan a Tokio para empezar su trayectoria profesional y empiezan a vivir y trabajar en una minúscula habitación de dos tatami (¡poco más de 3 metros cuadrados!), en casa de unos familiares lejanos. Al cabo de un tiempo, Tezuka, que se había mudado un tiempo antes a Tokio desde Takarazuka y había estado viviendo en un edificio de apartamentos llamado Tokiwa-sō (donde uno de sus vecinos es el también mangaka Hiroo Terada), decide mudarse y les ofrece a Maga y Saino trasladarse a vivir a su hasta entonces apartamento. Ambos, contentísimos, aceptan (¡van a vivir donde vivió su gran maestro, el “dios del manga”!), pero poco después se dan cuenta de que no tienen los 30.000 yenes que hay que dejar en depósito al dueño del inmueble. Tezuka, sin embargo, decide no retirar el depósito que él había dejado al entrar a vivir para que los dos jóvenes puedan hacer el traslado sin problemas (meses más tarde, cuando empiezan a ganar algún dinero, Maga y Saino le devuelven los 30.000 yenes al gran maestro). De este modo, los dos empiezan a vivir en los míticos apartamentos Tokiwa-sō junto a Terada (al que llaman cariñosamente Tera-san, y que se convierte en una especie de “hermano mayor” para ellos). ¡Ahora disponen de un apartamento enorme, ni más ni menos que de cuatro tatamis y medio (¡Casi siete metros cuadrados!) –irony mode OFF–.
Una vez en el Tokiwa-sō, la carrera de Saino y Maga empieza a despegar, y junto a Tera-san y otros dibujantes forman el Shin Manga-tō (Nuevo partido manga) como vía para desarrollar nuevos proyectos. Al cabo de un tiempo, el también dibujante Shin’ichi Suzuki se muda también al Tokiwa-sō, que empieza a convertirse en los míticos “apartamentos del manga”. Ya hacia el final de Manga Michi, aparecen dos jóvenes y prometedores dibujantes llegados también desde provincias: Shōtarō Ishimori (antes conocido como Shōtarō Onodera y después como Shōtarō Ishinomori) y Fujio Akatsuka, que después entrarían también a vivir en Tokiwa-sō. Sin embargo, Manga Michi se da por concluido antes de que Ishimori y Akatsuka entren a vivir en los apartamentos, qué lástima. Así, puedo calcular que el período que se narra en Manga Michi abarca desde 1945 hasta finales de 1955 o principios de 1956, ya que Ishimori y Akatsuka se mudaron al Tokiwa-sō en abril de 1956.
Maga y Saino dibujando a toda caña en el Tokiwa-sō
Manga Michi empezó entre 1970 y 1972 como un pequeño extra serializado de dos páginas en una sección llamada Manga Kyōshitsu (Aula Manga) en la que el autor enseñaba a dibujar manga. Con ese material, publicado en la revista Shōnen Champion de la editorial Akita Shoten, se acabó publicando un solo tomo: es la parte actualmente conocida como Asunaro-hen (Saga “El día de mañana vamos a ser…”), y que tiene un estilo de dibujo bastante caricaturesco e infantil. Más tarde, en 1977, y con un dibujo mucho más sobrio que la Saga Asunaro-hen, Fujiko Fujio Ⓐ inició de nuevo la empresa de contar su biografía en forma de manga, y esta vez eligió las páginas de la revista Shōnen Gahō para hacerlo, una empresa que continuaría hasta 1982, cuando dio conclusión a la historia, que se recopiló en 19 tomos repartidos en dos sagas: la Risshi-hen (Saga de la determinación) y la Seiun-hen (Saga de la ambición). Este material hasta aquí es lo que se considera el “Manga Michi clásico” y el que se recopila en los 4 mega-tomos que he leído.
Por si fuera poco, sin embargo, la historia no acaba así, ya que más adelante, a finales de los años 80, Fujiko Fujio Ⓐ siguió con la historia en la llamada “Segunda parte”, que publicó por entregas al final de los tomos recopilatorios de sus obras completas. Esta segunda parte cuenta con dos tomos. Y ya para terminar, desde 1997 el autor se dedica a explicar más anécdotas de su vida, en lo que se considera la secuela de Manga Michi: la obra Ai… Shirisomeshi koro ni…, publicada en la revista Big Comic Zōkan y aún abierta con 9 tomos; en los próximos días publicaré las reseñas de estas otras obras. Además, a finales de los 80 se realizaron dos series de televisión con actores de carne y hueso basadas en Manga Michi.
Manga Michi no es solo interesante porque cuenta la historia de dos chavales aficionados al manga que deciden ir en pos de su gran sueño de ser dibujantes de cómic en una época en la que el manga no tenía, ni de lejos, el estatus que tiene ahora. A mí también me parece interesantísimo porque, intercaladas entre las páginas de la historia, se pueden leer extensas muestras de los trabajos que iban realizando Maga y Saino como autores, desde sus primeros gags y tiras que enviaban a concursos como dibujantes amateur a obras autoconclusivas o serializaciones que realizaron durante sus primeros años en Tokio, pasando por supuesto por la mítica obra Utopia (firmada por Fujio Ashizuka), considerada la obra con la que debutaron y que actualmente es el segundo libro de manga más buscado y cotizado en el mercado de libro antiguo, solo superado por el Shintakarajima de Tezuka y Sakai. Además, también se incluyen documentos como las cartas que enviaron y recibieron de Tezuka, entre otros, e interioridades de las editoriales y revistas de la época. Poder leer estas muestras es realmente interesante y hace de esta obra, Manga Michi, un verdadero tesoro.
Los 4 mega-tomos de Manga Michi puestos al lado de un 666 Satan para comparar
Lo mejor
- Historia muy interesante y contada con el máximo detalle. Probablemente –esto es una deducción mía– el autor siempre ha llevado un diario y ha basado Manga Michi en él; de hecho, a veces aparecen fragmentos del diario, lo que hace que la historia cuente con una cantidad de detalle ingente.
- Las muestras de manga auténtico intercaladas en la historia. ¡Verdaderos tesoros de la historia del manga!
- La absoluta devoción y admiración que demuestran Maga y Saino por Tezuka, y la manera con que lo pintan. A veces da risa y todo de lo exagerado que llega a ser. ¡Pero es que Tezuka merece eso y más!
- Se reivindica la figura de Hiroo Terada, un personaje esencial en el manga de los años 50, no tanto por su obra (que no llegó a destacar demasiado) sino por su papel como elemento aglutinador y “portador de buen rollo” entre los habitantes del Tokiwa-sō. Es posible que, de no haber sido por los ánimos de Tera-san, algunos de los grandes padres del manga hubieran abandonado sus carreras tras haber sufrido algún gran revés, como cuando en la historia Maga y Saino sufren una enorme pájara y no consiguen llegar a tiempo con un montón de fechas de entrega, lo que les granjea el recorte de todas sus series y el rechazo de casi todas las editoriales y revistas de la época.
- Me entraron unas ganas irrefrenables de volver a pasear por los alrededores de donde estaba el Tokiwa-sō y en mi viaje a Tokio de diciembre pasado pude hacerlo… ¡Y con resultados magníficos (ya veréis el vídeo)!
Lo peor
- Al contar la historia con tanto detalle, a veces la acción resulta demasiado lenta.
- Solo abarca unos diez años de la historia de Maga y Saino. Me habría gustado leer más sobre su vida, y sobre todo sobre su época de más éxito: el inicio de Doraemon, Ninja Hattori-kun y todo esto.
- No me gusta que sea “semi” autobiográfica y que el autor cambiara su nombre real y el de su compañero Hiroshi Fujimoto por otros nombres. Hubiera preferido una autobiografía en toda regla y no tener dudas sobre qué es lo que ocurrió en realidad y qué es lo que se ha sacado el autor de la manga para esta obra.
- Por lo anticuado del estilo de dibujo, la temática alejada de la acción pura y dura y basada en “los buenos viejos tiempos” (del Japón de la posguerra) y su gran extensión, me parece prácticamente imposible que algún día podamos ver Manga Michi publicada en Occidente.
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