- Título: 部長島耕作 –Buchō Shima Kōsaku– (Jefe de departamento Kōsaku Shima)
- Autor: Kenshi Hirokane
- Editorial: Kōdansha
- Revista: Morning
- Años publicación: 1992-2002
- Clasificación: empresarial
- Tomos: 13
Hace tiempo que no me decido a escribir reseñas para este blog, y la respuesta a eso está en que apenas leo tomos sueltos de manga porque… ¡estoy absolutamente enganchado a las aventuras de Kōsaku Shima! Ya os hablé hace poco de esta saga del salaryman más famoso del manga, y os conté que había empezado a leer su primera serie, Kachō Shima Kōsaku (Jefe de sección Kōsaku Shima) y que me tenía en vilo. Pues bien, en cuestión de poco tiempo me leí los 17 tomos de que consta esta serie e inmediatamente pasé a su secuela, esta Buchō Shima Kōsaku (Jefe de departamento Kōsaku Shima).
En estos momentos me encuentro ya leyendo el tomo 9 (de 13), por lo que podéis imaginar que sigo totalmente fascinado por las aventuras de este ejecutivo en su empresa, la ficcional Hatsushiba. Os comenté en Kachō que me sorprendía mucho el aspecto erótico de la serie, y es que Shima no paraba de conquistar a mujer tras mujer, pero eso solo fue en los 6 o 7 primeros tomos de la serie. Más adelante, la mujer de Shima decide divorciarse de él y es en ese momento cuando él decide, aunque no de forma argumentada ni aparentemente consciente, sentar un poco la cabeza. A partir de entonces, no solo Shima deja de tener relaciones sexuales con mujeres de todo tipo, sino que incluso decide conscientemente evitar las insinuaciones que recibe. Es un poco como si Hirokane, el autor, hubiera sido muy criticado por este aspecto y hubiese querido redimir un poco al personaje y darle una pátina más respetable. La única relación un poco fija de Shima es con Kumiko Ōmachi, una chica que había sido su subordinada y que se descubre que es la hija del amante del fundador de su empresa, ya fallecido. Esta ex amante es muy rica, posee muchas acciones de la Hatsushiba, con lo que su hija Kumiko resulta ser no solo un gran partido, sino también fuera del alcance realista de Shima. Aun así, ambos van manteniendo cierta relación a distancia, relativamente libre pero estable, en la que impera el amor mutuo. De hecho, el amor que siente Shima por Kumiko es el principal motivo por el que evita conscientemente liarse con otras mujeres, ya que decide, de nuevo de forma no argumentada, declinar todas las insinuaciones para serle fiel a la joven (que por cierto casi podría ser su hija).
Varios éxitos de Shima en su andadura como jefe de sección provocan pues que ascienda a jefe del departamento de promoción general de la empresa, puesto en el que destaca mucho por su excelente hacer. Sin embargo, más tarde explota la burbuja económica japonesa y unos años después el actual director general de la Hatsushiba, el señor Nakazawa (del que Shima es gran confidente), decide retirarse. Previendo que su retirada va a conllevar ciertos problemas a Shima, Nakazawa le propone trasladarle a la empresa filial Hatsushiba Trading, que se dedica principalmente al comercio de vinos de gran calidad desde Francia a Japón.
Así, la primera parte de Buchō Shima Kōsaku es una especie de excusa para que Kenshi Hirokane, el autor, hable largo y tendido sobre su pasión de la época, los vinos franceses. Vemos a Shima negociando la adquisición de caros vinos en Francia, así como participando en subastas en casas londinenses como la Sotheby’s (no sale ese nombre, pero vamos, se sobreentiende). Como no podía ser de otra forma, Shima consigue, con la ayuda de Kumiko y otras carambolas de la vida, hacerse con la distribución exclusiva de un vino que aún no ha salido al mercado pero que resulta ser una auténtica gallina de los huevos de oro. Shima, de nuevo, consigue apuntarse otro éxito en su haber, a pesar de que al principio no sabe nada de vinos. Pero eso lo usa Hirokane como excusa para contarnos la vida y milagros de los vinos franceses, desde las particularidades de su región de origen (Burdeos, Borgoña, etcétera) hasta comentarios sobre las marcas más prestigiosas y las mejores añadas.
Más tarde, y esta es la tesitura en la que me encuentro ahora, mandan a Shima a una empresa filial que se dedica al negocio de la música: Sunlight Records. Que está muy afectada por la crisis y los malos vicios acumulados desde hace muchos años, por lo que la misión del super salaryman consiste en realizar una desagradable e ingrata reestructuración empresarial extensiva para hacerla viable. Con Japón en plena crisis galopante, Shima se ve obligado a investigar los malos vicios de esta empresa, identificar a los empleados más nocivos y darles la ingrata noticia de que van a tener que ir al paro. Paralelamente, destacan sus esfuerzos por conseguir nuevos éxitos para la discográfica, desde “reinventar” a una veterana y ya un poco pasada de moda cantante de enka para volver a colocarla en el candelero hasta descubrir a una nueva cantante, muy joven (¡que resulta ser hija suya, de la época en la que tuvo una amante en Estados Unidos!), en un caso que a mí me recuerda sobremanera al de la famosa Hikaru Utada. No me cabe duda de que Hirokane se inspiró en Utada para realizar esta saga de la joven cantante, ya que además concuerda perfectamente en el tiempo: si Utada fue lanzada al estrellato en 1999, la saga de esta chica empieza sobre el año 2000 en las páginas del manga.
De nuevo, se trata de una serie de manga bastante espesa, con bastante diálogo especializado, pero que a mí ha conseguido fascinarme. En parte, es un viaje por la economía japonesa, empezando por la época de la gran burbuja, donde todo era Jauja (la serie Kachō) y ahora por la época en la que los japoneses debían apretarse el cinturón y pagar por los excesos cometidos (la serie Buchō). De momento seguiré leyendo y posiblemente dentro de unos días o semanas leáis una próxima reseña, esta vez sobre la siguiente saga, Torishimariyaku Shima Kōsaku (Gerente Kōsaku Shima).
Lo mejor
- Un viaje por la economía japonesa de los últimos 30 años.
- Muchos detalles sobre temas variados, en este caso sobre vinos y la industria de la música.
Lo peor
Igual el tema del vino se le fue demasiado de las manos a Hirokane; la obra pasó de ser un manga sobre un oficinista a ser un manga sobre vinos. Afortunadamente, pudo corregir la trayectoria.
La verdad es que se aprende de todo con los manga. Desde luego suena muy interesante.
De la primera serie se publicaron varios números, creo que 5, en la colección Bilingual Comics de Kôdansha. Era una lectura cuanto menos curiosa, ya que reflejaba bastante bien los 80 (tanto los personajes como las historias y el propio grafismo).