- Título: SOAPのMokoちゃん –Soap no Moko-chan– Moko-chan at soapland
- Autor: Naruo Kusugawa
- Editorial: Akita Shoten
- Revista: Young Champion
- Años publicación: 1990-92
- Clasificación: seinen, hentai
- Tomos: 5
Los llamados “soapland” (lit.: tierra de jabón) son uno de los tipos de locales de servicios sexuales más peculiares de Japón, y uno de los pocos donde, a pesar de que la ley japonesa prohíbe la prostitución, se pueden conseguir “favores” sexuales completos, ya que todo el mundo hace la vista gorda a lo que ocurre dentro de las cuatro paredes de estos sórdidos establecimientos. De puertas afuera, los soapland son establecimientos de relax y de disfrute del baño, la higiene y los masajes. De puertas adentro, lo que en realidad ocurre es que los clientes pueden disfrutar de un buen baño acompañados por una solícita chica que les enjabona con profusión, les lava y mima (frotándose con ellos con su enjabonado cuerpo desnudo), con “final feliz” que incluye penetración vaginal. Destaco esto último porque, al estar prohibida la prostitución, en la mayoría de los locales de servicios sexuales japoneses no se permite la penetración vaginal y el “final feliz” se obtiene de maneras alternativas.
En cualquier caso, ya he comentado muchas veces que existen mangas de todos los tipos, para todos los públicos y de todas las temáticas y, bueno, los soapland no podían ser obviamente ninguna excepción. Soap no Moko-chan nos cuenta la historia de la guapa y más bien torpe Motoko, que acaba trabajando como soap-jō (lit.: “señorita jabón”) en uno de estos locales, pero no por trágicas circunstancias personales (deudas, víctima de trato de blancas, lo que sea…) ni tampoco por pura vanidad (para poder comprarse bolsos de marca o cosas así), sino porque termina llegando a la conclusión de que no sirve para otros trabajos y con este, que descubre que se le da bien, quiere “dar una alegría a los sufridos trabajadores que se pasan el día en la oficina, trabajando a destajo, y que se merecen un descanso y un momento de relax de vez en cuando”.
Esta es una historia evidentemente para mayores de 18 años, con contenido sexual, pero de hecho es muy light, en el sentido de que las escenas sexuales son más bien escasas y muy poco subidas de tono. En vez de priorizar las escenas de sexo y hacer que sean lo más espectaculares posible, siendo el planteamiento más bien una excusa para mostrar esas escenas, estamos ante un manga que prioriza el argumento y que usa las escenas de sexo como una parte más del mismo. En definitiva, no es un manga porno porque sí, sino que es una historia normal y corriente que se ambienta en un soapland y que, en consecuencia, incluye algunas escenas sexuales.
El dibujo es muy ochentero-noventero (el manga fue publicado entre 1990 y 1992) y a mí personalmente me gusta ese estilo que ahora ya se percibe como bastante anticuado, seguramente por una cuestión de nostalgia puramente generacional. El manga está formado por capítulos autoconclusivos en los que Moko-chan tiene que satisfacer a un cliente cada vez (ejemplos: un viejo con la moralina subida que sin embargo “se deja hacer”, un hombre con un pene enorme, un travesti que, antes de operarse y despedirse de su pene, quiere saber cómo es “hacerlo con una mujer”, un sádico que disfruta torturando a las chicas, etcétera), o bien se nos cuenta alguna faceta alternativa de la vida de la chica. Un manga entretenido, para pasar el rato sin más, y curioso más que nada porque abre una puerta a poder conocer, de forma indirecta, un mundo bastante sórdido y curioso: el de los soapland.
Lo mejor
- Historias autoconclusivas con bastante humor; fácil de digerir.
- Permite conocer cómo son los soapland y qué ocurre en ellos.
Lo peor
- Creo que se banaliza un montón el papel y las aspiraciones de Moko-chan y, por extensión, de las chicas que trabajan allí. Al fin y al cabo, Moko-chan está vendiendo su cuerpo, y cuesta creer que lo haga para “dar una alegría a los sufridos trabajadores”.
Sin ser un gran fan del manga, más allá de los nostáligicos Tsubasa y Bola de Dragón, debo reconocer que cuanto más leo reseñas acerca de otros títulos, más ganas me entran de leer más manga. Sobre todo la variedad de temas que se tratan es lo que más me atrae y esta reseña de hoy es un gran ejemplo de ello. Vamos, que no sé si habrá algún tema que no se trate en un Manga, ¡leches! que ahí tenemos a Bakuman, por ejemplo, que trata sobre el propio mundo del manga lo que es una autoreferencia-recursiva-inception más que interesante.
Uno de los temas que más me producen curiosidad acerca de Japón son los tabú. Cosas de las cuales su propia población no habla pero sabe, como lo que comentas aquí. Sin herencia católica propiamente dicha, ¿Se sienten culpables o mal después de ir a un sitio de estos, por ejemplo, o se asume sin más? Si no tengo mal entendido, también es tabú el tema de los yakuza, la política o incluso la homosexualidad. ¿Cómo ven los japoneses la homosexualidad, sabiendo que el mundo comienza a recelar de su herencia católica y comienza a dar la misma libertad a heterosexuales y a homosexuales poco a poco? Me encantaría saber la opinión de alguien que no sólo ha estado allí, sino que se interesa por su cultura acerca de todos estos temas tabú, ¡creo que eres el indicado! ¡A ver cuándo nos preparas un post acerca de estas cosas! ^_^
Un abrazo!
Yo es que me parto con tus reseñas, cada manga que traes es más raro-de-cojones que el anterior xDDDD
La cierto es que siempre me ha interesado bastante el concepto de chica jabonosa, no por lo obvio, sino porque alguna vez lo he visto en un manga y he dicho que qué leches era eso. Luego me enteré de que la “prostitución” como tal no estaba permitida, y que en estos sitios con tanto jabón y frotamiento, había happy ending “encubierto” jajaja
Muy curioso sí.
despues de leer Sex report historias de un putero en japon, que editó glenat, ya nada me sorprende respecto a los locales japoneses
Mmmmm… parece que conoces muy bien el mundillo de los soapland, no?? XDDDDDDDDD
Hoy tengo el día tonto y no he podido parar de pensar en “jabón de moco”, que a su vez me recuerda a alguna cosa que me he encontrado en los típicos bentos que venden en las estaciones xD
Y estoy de acuerdo, este estilo de dibujo mola lo suyo.
Si algún día voy a Japón, quiero ir a un soapland. Aunque no son baratos precisamente y muchos no permiten la entrada a los extranjeros. Ah, y no lo digo por la parte del sexo, que no me interesa, sino por esos tremendos “thai body to body” que te hacen. ¡Eso sí que tiene que ser excitante!
Respecto a la obra, vi la versión animada hará cosa de 10 años y primaba el humor por encima del sexo, pese a considerarse hentai. Me reí bastante con la torpe de la protagonista y con los estrafalarios clientes que se le presentaban. A falta de scans del manga, el anime es una buena opción (en inglés, “My fair masseuse”; 4 OVA si mal no recuerdo).
Hentai, hentai… Yo lo catalogaría más como ecchi, un poco más subido, pero sin llegar al porno.
Lo cierto es que los japoneses profesan un culto al cuerpo femenino más allá de lo que conocemos, sin querer que se les catalogue como depravados (todo y que según mi humilde opinión, la mayoría lo son: lo prohibido es excitante).
No conocía que los prostíbulos eran encubiertos como “soapland” pero tampoco me extraña. No olvidemos, que el famoso Kamasutra es oriental, así que de ideas, van sobrados.
Una gran reseña, como siempre 😉
No m’ha interessat mai la prostitució com a consumidor, sí com a objecte d’estudi, però sempre he dit que si mai he de fer de client al Japó almenys podria fer-ho d’una manera original. XD
I a mi també m’agrada aquest tipus de dibuix més que no pas l’actual. 🙂
No me parece que sea Hentai, como dijo Calistina_KZ, me resulta mas un “Ecchi fuerte” que un verdadero Hentai, aunque hay que evaluar también que para ser un manga de los ’90, era algo bastante subidito de tono.