En el pasado Salón del Manga recibimos la visita de Taiyō Matsumoto, el autor de manga famoso por Tekkon Kinkreet y Takemitsu Zamurái (Glénat), y de su amigo, ex asistente y actual guionista Issei Eifuku. Aprovechando que Ken Niimura, buen amigo mío y mejor autor de cómics -entre su obra destaca Soy una matagigantes (Norma)-, también estaba por allí como invitado ya que le dedicaron una exposición, me pareció buena idea juntarles para una distendida conversación-entrevista, ya que sabía de sobras que Ken es fan declarado de Matsumoto y que también le haría ilusión. Además, creía que Matsumoto y Ken tenían estilos y puntos de vista parecidos, y que se llevarían bien… ¡Y acerté!
Poco después de realizar esta entrevista me dispuse a transcribirla, un proceso que algunos de vosotros, seguidores míos en Twitter, pudisteis seguir en directo a través de Google Wave. Han pasado los meses y hasta ahora no he visto el momento ideal de publicar esta conversación debido a otros compromisos y proyectos míos. Os pido disculpas por la espera, aunque ya sabéis lo que dicen: más vale tarde que nunca.
En España no he visto prácticamente nunca una conversación-entrevista de este tipo, aunque en Japón, donde se llaman taidan (対談) son muy normales. Normalmente se trata de juntar a dos personas mínimamente famosas (o una muy famosa y otra no tanto) y, con la ayuda de un moderador-entrevistador, van conversando entre sí y arrancándose mutuamente informaciones interesantísimas. En esta ocasión, aparte de Taiyō Matsumoto (TM) y Ken Niimura (KN), en la conversación participaron también el guionista Issei Eifuku (IE) y el editor de la revista Big Comic Spirits Yasuki Hori, además de servidor, Marc Bernabé (MB) como moderador.
Para que no se os haga pesada, os ofrezco la conversación, realizada en un restaurante cercano a La Farga el 31 de octubre de 2009, en dos partes.
PRIMERA PARTE
Pensé en mi primo, Santa Inoue (Tokyo Tribe) y se me ocurrió… “Vaya, pues no estaría mal ser mangaka”.
MB: Gracias, Taiyō-sensei, Ken, Eifuku-san y Hori-san por acceder a participar en esta conversación-entrevista. Si os parece, podemos empezar por la pregunta más obvia: ¿cuál fue el motivo por el que decidisteis dedicaros a dibujar cómics?
TM: Cuando tenía catorce años, mi sueño era llegar a ser jugador de fútbol, pero un día mi equipo perdió por 14-0. A los cinco minutos ya tenía claro que no podría cumplir mi sueño, así que me pasé el resto del partido pensando en qué me gustaría hacer. Y luego pensé en mi primo, Santa Inoue (Tokyo Tribe), que en ese momento ya se estaba esforzando mucho por ser dibujante y se me ocurrió… “Vaya, pues no estaría mal ser mangaka”.
MB: ¿Y en tu caso, Ken?
KN: Bueno, desde muy pequeño, desde que tenía unos tres años, estaba siempre dibujando, pero no ilustraciones, sino historietas, con sus viñetas y sus diálogos. En primaria solía hacer fanzines y se los pasaba a mis amigos. También de pequeño hacía bastante deporte, como baloncesto o judo, natación… Un poco de todo, pero claro, los deportes no se me dan muy bien, así que sobre los 15 años me matriculé en un instituto de bellas artes y a partir de aquí decidí que intentaría ganarme la vida con el arte, los cómics…
IE: Yo ahora soy guionista, pero en su momento dibujaba cómics. En mi caso, no se me daban bien ni los estudios ni el deporte, mientras que en el dibujo destacaba algo por encima de mis compañeros, por lo que decidí, sin estar muy convencido, que podría llegar a ser mangaka. Dejé la universidad, y cuando no sabía muy bien qué hacer, Taiyō me contrató como ayudante… Cuando Taiyō no tenía trabajo para darme, me dedicaba a hacer trabajos de tipo físico, como fontanero y tal. Tenía unos 22 o 24 años cuando me llamó un día y me dijo “a ver, siéntate aquí”.
“Oye, ¿qué piensas hacer? Escoge: o te pones a dibujar manga o dejamos de ser amigos”
TM: Eh, que yo no dije eso.
IE: Sí que lo dijiste, sí. Me puso una cara muy seria y me dijo “oye, ¿qué piensas hacer? Escoge: o te pones a dibujar manga o dejamos de ser amigos”. Y claro, luego empecé a ir a clase y a estudiar en serio, y en un año aproximadamente pude debutar en la revista Young Magazine y convertirme en mangaka. Así que a Taiyō le considero un maestro tanto en lo profesional como en lo personal.
KN: ¿Y qué estudiasteis, por cierto? ¿Bellas artes?
IE: Fuimos a la misma universidad, la Wakō, a la facultad de Humanidades. Allí hay un departamento dedicado a las Bellas Artes; es una sección pequeñita. En el caso de Taiyō, él solo estudió un año, puesto que enseguida debutó como dibujante profesional. Ninguno de los dos llegamos a terminar la carrera, aunque la verdad es que las clases resultaban bastante interesantes…
Hubo una época en la que tenía tan poco dinero que llegaba a desmayarme por anemia tres veces al día.
TM: Una vez debutas, te crees que eres un genio. Así que yo, al debutar al cabo de un solo año, pensé “vaya, a ver si va a ser que soy un genio” y dejé la universidad. Pero luego dejé de recibir encargos, y encima había dejado los típicos trabajos por horas que hacen los estudiantes universitarios para ganarse unas perras, porque claro, “qué hace un genio trabajando, ¿no?” Hubo una época en la que tenía tan poco dinero que llegaba a desmayarme por anemia tres veces al día.
KN: En las facultades de Bellas Artes de por aquí no hay asignaturas de cómic, por lo que si quieres aprender solo puedes conseguirlo practicando tú mismo.
TM: Sí, pero si examinas el cómic europeo descubres que cada dibujante tiene su propio estilo. Si la gente aprendiera en escuelas y academias, se podría aprender las técnicas perfectamente, pero en general todo se parecería mucho más. Desaparecerían los estilos propios y eso es algo que no estaría nada bien. Aunque también es cierto que si tienes un estilo muy marcado pueden pasar dos cosas: o no cae en gracia a los lectores, o el editor decide no publicar tus trabajos, lo que resulta fatal…
MB: Claro, si uno se pasa de particular es el riesgo que corre.
TM: A menudo los editores exigen a los dibujantes que “encuentren su propio estilo”, pero una vez lo hacen la respuesta que obtienen es “¿pero tú te crees que esto puede gustar a nadie?” (risas). Así que, en realidad, el “estilo propio” que cada dibujante debe encontrar tiene que ser uno que guste a mucha gente.
El formato que tienen los shōnen manga está muy definido técnicamente hablando.
IE: Fíjate por ejemplo en los títulos como Naruto, es decir, los de la revista Shōnen Jump, que son los que más se venden. Estos siempre se apoyan en las mismas premisas, como por ejemplo el uso de líneas cinéticas para indicar velocidad. En este sentido, el formato que tienen está muy definido técnicamente hablando. En el caso de las revistas seinen, eso no es así; se te exige que dibujes tal como tú prefieras; en este sentido hay más libertad. Y en los guiones es lo mismo: en los manga shōnen y los cómics americanos de Marvel o DC, más o menos se utilizan siempre los mismos patrones de “el bien contra el mal”, y al final casi siempre es el bien el que se impone. En el caso de Taiyō, por ejemplo en Tekkon Kinkreet, salen unos niños haciendo cosas que “no son buenas”, por lo que una revista shōnen nunca lo publicaría. En las revistas seinen uno tiene más margen de maniobra, si se puede decir de esta manera.
MB: En España no existen este tipo de limitaciones, ¿no crees?
KN: No, claro, como no hay ni revistas ni nada…
Si no hay revistas a las que enviar tus historias, ¿cómo lo hacéis en España?
TM: Lo que no entiendo es cómo una persona que quiere dibujar cómics consigue hacerlo en España. Si no hay revistas a las que enviar tus historias, ¿cómo lo hacéis? En Japón puedes enviar tus obras a las editoriales o presentarte a concursos; si te dan un premio, es casi seguro que podrás debutar como profesional. ¿Qué ocurre en España?
KN: Bueno, aquí en los años 80 sí había revistas, y entonces podías enviar tus cómics para ver si te los publicaban. Últimamente han surgido algunas editoriales que organizan concursos y piden a los autores que envíen sus obras para publicarlas en un formato determinado, sea en álbum, sea en tomo. Aparte de esto solo te queda dibujar fanzines (como en mi caso) y enseñárselos a los editores…
MB: O bien dibujar un tomo entero y llevárselo a una editorial, ¿verdad?
KN: Sí, eso también. En mi caso, dibujé una obra entera y, una vez la hube terminado, la llevé a una editorial para ver si me lo publicarían. Aparte de eso, la única alternativa es trabajar para el extranjero. No son pocos los autores españoles que trabajan para Francia o los Estados Unidos, pero claro, es el caso de autores que dibujan o bien superhéroes o bien cómics de estilo francobelga. En definitiva, no hay un “camino” marcado al igual que lo tenéis en Japón, y es una lástima.
YH: ¿Entonces las editoriales reciben obras de autores para que sean valoradas?
Solo con enviar tus trabajos a las editoriales o ir a visitarlas es posible que te contraten.
KN: Sí, por supuesto.
YH: En Japón es muy normal recibir visitas de jóvenes artistas que quieren empezar; en nuestro caso recibimos unos tres al día. Y entonces, el trabajo del editor consiste en guiar a estos jóvenes en la dirección a la que cree que deberían ir o, alternativamente, hacer de “malo” y recomendarles suavemente que se dediquen a otra cosa, que el manga no es lo suyo. Así que no hace falta que te presentes a concursos, sino que con solo enviar tus trabajos a las editoriales o ir a visitarlas es posible que te contraten. También en ocasiones los editores van a convenciones de fanzines y, a la que encuentran a un autor prometedor, le proponen trabajar con ellos.
KN: A mí lo que me llama la atención es que en España sí que abundan parodias o chistes sobre cómics famosos en el mundo del fanzine, pero también hay muchos dibujantes que crean sus propias historias. En Japón, en cambio, casi todo son fanzines basados en mangas famosos, seguramente más del 90%, lo que a mí me apena bastante. Hay un montón de gente con un talento enorme que se dedica no a crear historias propias, que sería lo suyo, sino a parodiar o basarse en mangas creados por otros autores.
Estaba convencido de que si uno no es capaz de dibujar lo que uno quiere, con su propio estilo, nunca podrá llegar a profesional.
IE: Cuando yo iba a primaria, tenía fama de dibujar muy bien, pero había otro chico al que también se le daba de maravilla el dibujo. El caso es que este chico tenía un talento especial para copiar el estilo de mangas famosos de la época, como Dokaben o Gaki Deka, ¡le salía idéntico! Y luego claro, todo el mundo decía “¡vaya, qué bien dibujas manga!”. En cambio, yo era incapaz de imitar nada y siempre pensaba para mí: “¡eso no es manga! ¡es una simple copia!” Estaba convencido de que si uno no es capaz de dibujar lo que uno quiere, con su propio estilo, nunca podrá llegar a profesional, aunque claro, nunca me atreví a decirlo en voz alta…
MB: Es cierto que “imitar” a otros autores no es el camino a seguir, pero estar “influenciado” es perfectamente lícito y hasta recomendable, ¿verdad? ¿Cómo fue en vuestro caso? ¿Qué influencias tenéis?
TM: En mi caso, fue Katsuhiro Ōtomo quien primero me impactó…
KN: ¿Eh? ¿Desde joven?
TM: Bueno, desde el instituto, en bachillerato.
Al igual que ocurrió en su momento con Tezuka, todos los jóvenes de esa época nos volvimos locos con Katsuhiro Ōtomo.
IE: Yo si quieres te hago un recorrido muy “a saco” por la historia del manga. Primero tenemos a Osamu Tezuka, considerado “el dios del manga”. Fueron muchísimos los que siguieron su estilo, y es un autor aún muy respetado. A continuación, el siguiente dibujante más influyente, al menos en nuestra generación, fue Ōtomo-san; al igual que ocurrió en su momento con Tezuka, todos los jóvenes de esa época nos volvimos locos con él…
KN: A mí me da la sensación que, desde Ōtomo, no ha habido ningún otro mangaka que haya ejercido una influencia tan fuerte como él. Al menos en Japón.
MB: Y dime, Ken, ¿cuáles fueron tus influencias?
KN: Bueno, cuando era muuuy pequeño me encantaba Doraemon, y claro, los cómics españoles como Mortadelo, Superlópez…
IE: ¿En serio? ¿En España ya se emitía Doraemon?
KN: No exactamente; mis padres conseguían en vídeo programas de la tele japonesa, porque en aquella época no se emitía en España. Nuestros familiares en Japón nos enviaban cintas, o las alquilábamos…
IE: Vaya, entonces no es algo generalizado en todos los españoles, sino que es un caso particular tuyo, ¿no?
Desde hace un par de años, el estilo que más predomina en los concursos para dibujantes noveles es el “estilo Taiyō Matsumoto”.
KN: Sí, sí, exacto. Fue de esta manera como conocí también las obras de Hayao Miyazaki. Nuestros amigos nos enviaban películas como Nausicaä o Laputa, así que cada vez que tenía que quedarme en casa porque estaba enfermo, por ejemplo, me ponía películas de Disney o de Ghibli.
YH: Antes hemos hablado sobre Ōtomo y sobre los concursos, ¿recordáis? Es muy curioso ver como, en cada edición, predomina un tipo de dibujo en concreto. Por ejemplo, en la época en la que Ōtomo estaba tan de moda, nos llegaban montones de obras de “estilo Ōtomo”. El caso es que, desde hace un par de años, el estilo que más predomina es el “estilo Taiyō Matsumoto”.
MB / KN: ¿En serio?
YH: Sí, sí, vienen muchas obras así.
TM: Aunque claro, lo mío no tiene absolutamente nada que ver con el “big bang” que protagonizó Ōtomo…
MB: En el caso de las revistas shōnen, pues, estaríamos hablando de un claro “estilo Toriyama”, supongo.
Cuando vi Rave pensé que era una obra del mismo autor que One Piece.
TM: Ah, claro, sí…
YH: Puede ser, pero los aspirantes a dibujante tienden a moldear su estilo según la revista o la editorial a la que envíen el trabajo. En el caso de nuestra editorial, Shōgakukan, predomina mucho el “estilo Rumiko Takahashi”. Y también el “estilo Naoki Urasawa”, claro…
MB: Por supuesto… ¿Y en el caso de la Shōnen Magazine de Kōdansha?
YH: Ah, pues… Supongo que ese autor, el que dibuja igual que el de One Piece... ¿Cómo se llama? El de Rave…
MB: Ah, sí, Mashima… Mashima algo… (Hiro Mashima)
YH: Sí, ese.
TM: A mí me pasó que cuando vi Rave pensé que era una obra del mismo autor que One Piece y pensé “madre mía, ¡qué cantidad de trabajo realiza este tío!”
YH: Pero no era él (risa).
MB: Por cierto, Taiyō, algunas de tus obras se han publicado en el extranjero, por supuesto, y en el caso de Ken al menos una de sus historias se ha publicado en Japón.
KN: Sí, sí, aunque solo una historieta de 16 páginas en una revista llamada Mandala.
MB: ¿Y cómo os sentís al ver que vuestras obras traspasan fronteras?
En Soy una matagigantes yo mismo me manejo los derechos y participo directamente en la producción de cada cómic mío traducido.
TM: En mi caso, como no puedo leerlas, no te sabría decir. De acuerdo que sé un poco de inglés, pero aun así soy incapaz de “leer” el ambiente de la versión traducida. A mí en particular me produce cierta intranquilidad ver mis obras traducidas, porque siempre me pregunto si mi intención al escribir se está transmitiendo correctamente al lector. Al escribir las frases, procuro que queden de una determinada manera, que casen bien con las viñetas, y en el caso de las versiones traducidas nunca puedo estar seguro de que esta intención o efecto se haya trasladado bien.
KN: Mi caso es un poco distinto. Por ejemplo, en Soy una matagigantes yo mismo me manejo los derechos y participo directamente en la producción de cada cómic mío traducido, por ejemplo en el diseño de portadas y cosas así. En el texto, sin embargo, no puedo meterme tanto. En el caso de Francia, para ponerte un ejemplo, por mucho francés que sepa a veces hay matices que se me escapan. Así que le pedí la opinión a un amigo nativo francés, que me confirmó que el estilo de la versión francesa es un poco distinto al guión original en inglés.
IE: También está el tema de que no sabes si el lector extranjero comprenderá el contexto de tu obra con la profundidad requerida. Fíjate por ejemplo en Takemitsu Zamurái. Está muy clara la época en la que está ambientada: la era Edo, ¿no? ¿Conocen los lectores no japoneses las particularidades de esta época de la historia japonesa?
KN: Puede que no, pero no es algo tan esencial, creo. Al fin y al cabo, lo mismo pasa con las novelas. Por ejemplo, Genji Monogatari está traducida al español, y Don Quijote al japonés. Por supuesto, en ambos casos hay aspectos que el lector extranjero no entenderá, pero la historia de fondo, que es lo que realmente importa, sí es perfectamente comprensible, ¿no?
¡Dejamos aquí la conversación! ¡Hasta la segunda parte!
¡Genial!
¡Más! ¡Más!
¡Muy interesante! Esperando la segunda parte… ^^
se queda en la mejor parte!!! XDD
muy interesante
PD: yo también pensé la 1a que vi Rave era de Oda
Me gusta esta idea de entrevista a varias bandas, la conversación fluye muy bien y resulta muy entretenida de leer.
Me leí el primero de Takemitsu Zamurai, y aunque no terminó de “llenarme”, sí me pareció una obra bastante interesante.
Muy interesante, desde luego. A la espera de la segunda parte, : )
Qué puedo decir… fantástico, en ciertos aspectos esto puede ser mejor que una entrevista, es una forma de fluir distinta (aunque en otros siempre es mejor el cara a cara). Ya había leído buena parte en su momento, pero ya ni me acordaba de la mitad xD
¡A ver la segunda parte!
Me alegro de que os haya gustado esta primera parte, a pesar de lo larga que es la entrevista-conversación. Pero yo creo que salieron cosas muy interesantes, la verdad! La segunda parte también está muy bien, ya lo veréis.
Super interesante!!!
La verdad esque se saca mucho de estas conversaciones, esperando el proximo!
A destacar: ¡lo majos y campechanos que son todos!
¡Grandísimo trabajo, Marc!
Interesante entrevista. Creo que nunca he leído ninguna de este tipo, si he leído alguna a mas de una persona a la vez, pero tenían un formato de cara a cara. Este tipo de entrevistas en forma de “tertulia” es muy interesante y ameno por que no hay un entrevistador como tal, sino mas bien un encaminador de la conversación.
Esperando la segunda parteeeee mas mas!
Genial! Muy interesante, me encantará leer la segunda parte 😀
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