- Título: スーパー主婦月美さん –Super Shufu Tsukimi-san– (Tsukimi, la superama de casa)
- Autor: Yoshito Usui
- Editorial: Take Shobō
- Revista: Manga Life
- Años publicación: 1992-2003
- Clasificación: humor, 4-koma
- Tomos: 6
Cuando traduzco una obra de un autor que me gusta, siempre intento indagar un poco más sobre sus otras creaciones. Este, como no fue de otra manera, fue el motivo por el que en su momento adquirí los tomos que comentaré en esta y la siguiente entradas: estaba disfrutando tanto con Shin Chan que tenía que conocer otras obras de su creador, Yoshito Usui.
En su momento, hace ya varios años, leí este tomo y recuerdo que me lo pasé muy bien y punto. Pensé: “vaya, esta obra se parece bastante a Shin Chan, se nota que es del mismo autor”, y poco más. Esta semana, con motivo de este homenaje que le estoy haciendo en el blog, he releído la obra y, la verdad, por un lado me he reído un montón y por el otro me han dado grandes punzadas de dolor.
Me explico: esta obra consta de pequeños gags de cuatro viñetas que narran las pequeñas aventuras graciosas de una familia japonesa como cualquier otra, los Kawagoshi. En ella, encontramos al marido Hideo, oficinista de profesión, la mujer Tsukimi, ama de casa, y las dos hijas Asami, la mayor y Hoshimi, la pequeña. Los gags se centran en la figura de Tsukimi, un ama de casa bastante burda, vaga, bruta, pero al fin y al cabo adorable. Vamos, una especie de mezcla entre Misae y Shinnosuke. En esta obra, las hijas pasan vergüenza por culpa de la madre, que siempre se queda dormida y hace que Hoshimi pierda el autobús de la guardería (con el consiguiente bochorno de la pequeñina) o tiene todo tipo de ocurrencias, a cuál más estrafalaria y contradictoria, para ahorrarse trabajo. Ocurrencias, claro está, que siempre acaban en desastre.
No he logrado encontrar en ninguna parte cuándo empezó ni terminó esta obra, solo que se publicó originalmente en la revista Manga Life de la editorial Take Shobō y que, de los seis tomos en los que se recopiló, el primero se publicó en febrero de 1993 y el último en mayo de 2003 (por cierto, el último tomo no va marcado con el número 6, que es el que le correspondería, sino que se titula Shuper Shufu Tsukimi-san Special). Así, asumo que esta obra empezó sobre el año 1992, cuando Shin Chan ya llevaba un par de años publicándose. Por cierto, que la revista en la que se publicó está enfocada básicamente a un público treintañero y urbano, es decir adulto, por lo que las situaciones pueden ser un poco brutas en algunas ocasiones y no se escatima en temas sexuales o incluso violentos. Vamos, un poco como los primeros tomos del manga de Shin Chan, antes de que la emisión por televisión del anime provocara que el cómic original se fuera descafeinando y “blanqueando” gradualmente.
Antes he dicho que esta obra me había provocado punzadas de dolor. Lo ha hecho porque sospecho seriamente que sus personajes y situaciones están muy inspiradas en la propia vida de Yoshito Usui. No en vano, Usui tenía dos hijas, que en 1992 tenían 7 y 5 años respectivamente, exactamente la edad que parecen tener los personajes de Asami y Hoshimi. Además, el carácter de Tsukimi, algunas palabras que usa y algunos gestos que realiza en el manga me recuerdan muchísimo a la esposa de Usui: esa típica mujer un poco desastrillo y torpona, pero que al fin y al cabo es adorable a matar y a la que se lo perdonarías todo. Por si fuera poco, solo unos años antes Usui había estado trabajando en una oficina, como millones de otros japoneses, por lo que su figura se solapa directamente con la del personaje Hideo. No sé, esta obra me parece muy autobiográfica, y en ella he podido entrever a Usui y su propia familia en acción, lo que ha conseguido arrancarme unas risas y, al mismo tiempo, unas lágrimas por su lamentable pérdida.
El arte de las historietas humorísticas en cuatro viñetas (yon-koma manga) tiene una larguísima tradición en Japón, e incluso existen publicaciones dedicadas exclusivamente ella, como la propia revista Manga Life en la que se publicó esta obra (y que este 2009 cumple su 25º aniversario, por cierto). No hace falta decir que se trata de un arte bastante complicado de dominar, ya que en solo cuatro viñetas hay que realizar una presentación, un nudo, y un desenlace humorístico que se concentra en la última viñeta. En Super Shufu Tsukimi-san, Yoshito Usui se destapa como un maestro del género, con chistes realmente graciosos y con la chispa que le caracteriza. Por cierto, el yon-koma raramente sale de Japón, y en España apenas si hemos visto ejemplos de él: puedo nombrar a Azumanga Daioh y poco más.
Su estilo de dibujo, bueno, ya sabemos cómo es: más bien burdo, pero extremadamente expresivo. Usui era de esos raros y geniales dibujantes que, con cuatro rayas, consiguen una enorme expresividad en los personajes. Él mismo se avergonzaba de su poca maña dibujando y deseaba que ojalá fuera capaz de dibujar mejor. Sin embargo, también es justo decir que su estilo casa a la perfección con el manga humorístico más castizo de Japón, especialmente con el de los yon-koma manga. Las revistas de yon-koma están repletas de cómics dibujados con este estilo extremadamente caricaturesco y feísta que tan y tan alejado está de aquellas obras a las que solemos llamar “manga”, con grandes ojos, muchas líneas cinéticas y tramas y acciones relativamente simples que se desarrollan en muchas páginas con grandes y espectaculares viñetas. Existe mucho manga que no es así; Shin Chan nos demostró que no todo el manga son Son Gokus ni que todos los mangaka son grandes genios del dibujo como Katsuhiro Ōtomo, pero… A veces se demuestra eso de que “el guión está por encima del dibujo”, ¿no?
En definitiva, y para cerrar esta reseña, creo que Tsukimi-san es la obra más personal de Yoshito Usui, por encima de Shin Chan, que fue la obra que le encumbró al estrellato y le dio la fama, pero que por otro lado eclipsó al resto de su creación.
Lo mejor
- Grandes dosis de humor.
- Tintes autobiográficos.
- El humor es más adulto y macarra que en Shin Chan
Lo peor
- Dibujo tosco, como siempre en Usui.
- Algunos chistes son imposibles de comprender para un occidental.
- Hay chistes mejores que otros.
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