Este fin de semana estuve en calidad de invitado de la editorial Glénat Francia en la Japan Expo, con motivo de la salida en el país galo del primer volumen de la colección
Kanji en viñetas (que en Francia edita Glénat). Así, me habían preparado un programa con sesiones de firmas y entrevistas con varios medios que fueron francamente bien. Siempre es un placer conocer a los estudiantes de los libros de la serie “en viñetas”, y cuando veo que también los hay en el extranjero, y que se lo toman muy en serio y realmente aprenden, me lleno de orgullo. En cuanto a las entrevistas para periódicos, radios y teles, en general muy bien todas, muy bien preparadas e interesantes. ¡
Voilà la France!
Moi en train de firmer un petit livre
Pero bueno, como ya he hecho con otros eventos, voy a hacer un pequeño comentario sobre la Japan Expo, a la que he asistido los últimos tres años seguidos y que, curiosamente, es el primer festival de este tipo que comento de fuera de Europa y, la verdad sea dicha, el único al que he asistido estrictamente relacionado con la cultura popular japonesa fuera de España o Japón. Así, no he visitado convenciones de anime de los Estados Unidos, de las que hay dos o tres famosillas, pero para empezar puedo decir que la Japan Expo es el mayor evento dedicado al manganime en general (y a demás manifestaciones de la cultura popular japonesa, como los videojuegos, la música, la moda, etcétera) del mundo.
Sí, sí, habéis leído bien. Del mundo. Y esto es así porque en Japón no existe una convención general dedicada al manga o al anime. Mientras que el Tokyo Anime Fair se dedica solamente al anime, lo hace de forma muy “profesional” (casi aséptica) y la cantidad de fans, y artistas que acuden no tiene nada que ver con la Japan Expo. Por su parte, la Jump Festa es enorme, reúne a mucha más gente que la Japan Expo (también es verdad que la entrada es gratuita) y a ella acuden autores de enorme talla, pero está solo dedicada a una sola revista de manga, por lo que para mí no cuenta. Finalmente, el Comiket es totalmente otro concepto ya que se dedica básicamente a los fanzines.
Stand de Tonkam
Los chicos de Ramen para dos ya se han encargado de ofrecernos una crónica detalladísima del evento de este año, y quedaron anonadados (con razón), pero de todos modos voy a exponer mis puntos de vista. La Japan Expo se celebra al norte de París, a una media hora en tren del centro, y muy cerca del aeropuerto Charles de Gaulle. Allí se encuentra el enorme Parc des Expositions, un recinto brutalmente grande con enormes naves, de las cuales calculo que la Japan Expo ocupa aproximadamente la mitad. Esto significa 1) que las dimensiones del recinto son como cinco o seis veces La Farga (sin contar las dos naves dedicadas a escenarios, con capacidad para unas quince mil personas cada una) y 2) que aún tiene espacio de sobras para seguir creciendo si se diera el caso. ¡Envidia cochina que les tengo!
Sí, eso de ahí al fondo es el escenario. Y eso minúsculo que se ve son personas. El resto, ESPACIO con capacidad para miles y miles y miles de personas
Así, se dice que los visitantes a la Japan Expo son más de 135.000, al menos según las cifras de 2008 (aún no se han anunciado las cifras de este año). Y la verdad, me lo creo. Ya en 2007, cuando se anunciaron 81.000 visitas, parecía que la asistencia superaba por goleada la del Salón del Manga de Barcelona, aunque puede ser una sensación engañosa porque el recinto mucho más amplio de la Japan Expo permitía andar bastante cómodamente entre los stands (esto no ha sido así este año, en el que pese a la enormidad del recinto el sábado casi no se podía avanzar entre el gentío).
¡Este naruto en el stand de Kana estaba “reciclado” de la Jump Festa de este año!
Hay muchas cosas que puedo decir de la Japan Expo, así que voy a hacer una lista (no por orden de preferencia, sino como se me va ocurriendo al vuelo):
Primero, los invitados: muchos, y de altísimo nivel. Este año, por ejemplo, destacaban las cuatro CLAMP y Natsuki Takaya, sin desmerecer a los demás autores que acudieron también, y a los numerosísimos grupos musicales japoneses que dieron conciertos, como AKB48. En otros años, han tenido a Go Nagai, Kazuo Koike, Tsutomu Nihei, Masakazu Katsura, Takeshi Obata… Vamos, para flipar.
Shiori Furukawa (autora de Five) firmando. Atención al vano de la izquierda: era su editor que la estaba abanicando. ¡Hilarante!
Segundo, la zona de negocios: que es algo que se ha potenciado muchísimo en los últimos años. Este año había representantes de todas las grandes editoriales y productoras japonesas, que aprovechan la Japan Expo para celebrar reuniones, cerrar contratos y estas cosas. Vamos, que había japoneses por todas partes. Realmente la Japan Expo se está posicionando como una de las citas ineludibles del año para las editoriales de toda Europa. Además, la zona VIP tiene zonas con sofás para descansar, salas para reuniones y entrevistas, WiFi, servicio de bar con café, bebidas y galletas, etcétera. Comodísimo.
Una de las numerosas salas de la zona VIP, dominando el recinto
Tercero, la variedad: la brutalidad de espacio con el que cuentan les permite dedicar zonas temáticas a aspectos relacionados con la cultura japonesa fuera de lo que es el manga, el anime, los videojuegos o la música. Por ejemplo, a las artes marciales (con múltiples zonas con tatamis para hacer demostraciones de todo tipo de artes marciales), el catch (con ring y todo, aunque este año no lo vi), el tunning (con una exposición de unos veinte coches tuneados) o la “isla japonesa”, con stands en los que se venden objetos tradicionales y hasta puedes participar en juegos típicos de festival como el de “pescar el pececito con la red de papel sin que se rompa”.
Había seis o siete zonas de tatami como esta para demostraciones de artes marciales de todo tipo
Cuarto, los expositores: muchísimos stands y no solo de manga y anime, también de moda, merchandising y también de empresas o entidades japonesas de turismo como JAL, ANA, Prince Hotels, la JNTO, JR (Japan Railways) o incluso un stand de la empresa alimentaria Ajinomoto.
Zona fanzinera
Quinto, los conciertos: numerosos conciertos y de gran calidad, con muchísimos grupos japoneses.
Sexto, el cosplay: concursos y desfiles de cosplay a mansalva, vestuarios exclusivos para los cosplayers… ¡Y un nivelazo brutal!
Séptimo, la moda: numerosos stands dedicados a vender prendas y accesorios, desfiles impresionantes de creadores japoneses y franceses…
Octavo, las entradas especiales: existe la opción de comprar entradas especiales más caras que la normal que dan privilegios como poder entrar una hora y media antes que la marabunta al recinto para visitarlo y comprar con tranquilidad, tener prioridad en cosas como entrada a los conciertos, firmas de los autores y cosas así. Así, el fan acérrimo que tenga pasta que invertir puede conseguir ciertos privilegios.
El menda, ante una pila de Japonés en viñetas francés en el stand de Glénat
Noveno: los bares y restaurantes: numerosos sitios para comprar y tomar una bebida o un bocadillo, incluso algún que otro tenderete con sushi (no me atreví a probarlo) e incluso varios restaurantes en el recinto donde sentarse a comer algo decente. Incluso hay un restaurante japonés (no montado específicamente para la Japan Expo, quiero decir, sino que está allí siempre, para todas las ferias que se celebran en el lugar).
Décimo: (espacio reservado por si se me ocurre algo más después de poner este post).
Pero no todo es bueno en la Japan Expo, por supuesto. Voy a enumerar los puntos negativos:
Primero, el acceso: Aunque está relativamente cerca de París, el único acceso posible al recinto es el tren. Los colapsos que se producen a primera y última hora en la estación son de pesadilla, os podéis imaginar. Y encontrar un taxi tampoco es fácil… ¡Prueba a ir con una embarazada, encima, y ya es el no va más del terror!
Segundo, el precio: 12 euros del ala cuesta la entrada diaria de la Japan Expo… ¡Fiu!
Tercero, las aglomeraciones: tantísima gente significa mucha competencia a la hora de conseguir firmas de autores, asistir a conciertos o conferencias, comprar un bocadillo a la hora de comer, etcétera. O si no, que se lo digan a los Ramen, que pese a múltiples intentos de conseguir la firma de Shinichiro Watanabe no lo consiguieron.
Uno de los patios que hay dentro del recinto para tomarse un respiro
Cuarto, la piratería: muchísimos stands venden merchandising abiertamente pirata, algo que se está intentando atajar con ahínco en el Salón del Manga de Barcelona, aunque no parece un asunto que preocupe a la organización de la Japan Expo y que os aseguro que mosquea bastante a las editoriales japonesas, que tienen que ver cómo se venden abiertamente, por ejemplo, libretas Death Note, un artículo que Shûeisha jamás ha autorizado legalmente en ningún país del mundo.
Stand con muchísimo material pirata. Este año estos mismos estaban también en el Salón del Cómic de BCN pero han sido expulsados y no podrán volver… Y en cambio, en la Japan Expo, pas de problème!
Quinto, el calor: en general, en Francia parece que no consideren necesario el aire acondicionado, en ninguna parte. Ni en el tren (que no está habilitado para aire acondicionado), ni siquiera en el recinto de la Japan Expo. Las aglomeraciones de gente en pleno verano podéis imaginar lo que producen… Un calor espantoso y un olor a humanidad bastante repulsivo. Y los viajes en el tren son dignos de figurar en la Divina Comedia de Dante.
Sexto, el serpenteo en las zonas de escenarios: en los escenarios, para regular las colas, se crean unos enormes “zig-zag” con vallas que tienes que pasar para entrar. Cuando hay mucha gente, perfecto, pero cuando está todo vacío los guardias de seguridad no te dejan pasar directamente, sino que te obligan a hacer ese monstruoso serpenteo. En un momento de relax quise ir a ver un desfile de moda y desistí al ver que tenía que dar esa estúpida enoooooooooorme vuelta. Joder, seguratas, un poco de sentido común, ¿no?
Montaje de Nana en el stand dedicaso al shôjo de las editoriales japonesas Shûeisha y Hakusensha
Séptimo, las exposiciones: aunque a veces montan alguna exposición interesante, en lo referente a escenografía el Salón del Manga y, sobre todo, el Salón del Cómic, les dan mil patadas. Aburridas, monótonas, sin sustancia… Había el año pasado una con originales (o fotocopias casi indistinguibles de originales) de Tezuka, Ishinomori, Fujiko F. Fujio, Fujiko Fujio A, Kojima, etc. que era una delicia, y encima estaba organizada por Kazuo Koike, con su sello de garantía indiscutible. Aparte de que el montaje era penosillo, casi nadie se pasaba por ahí a verla.
Octavo: (espacio reservado por si se me ocurre algo más después de poner este post).
Exposición sobre el 10º aniversario de la Japan Expo. Podría haber sido infinitamente mejor que las cuatro fotos y fotocopias de dedicatorias que pusieron.
Una última nota en cuanto a los invitados y todo esto. Hace unos meses me nombraron Asesor Cultural del Salón del Manga de Barcelona y me dedico sobre todo a hacer un poco de puente con varios temas entre Japón y Ficomic (el organizador del Salón), por lo que tengo un poco más de conocimiento de causa sobre algunos temas que antes. Así, para que os hagáis a la idea, generalmente la fórmula que se sigue en España es que la editorial del autor invitado paga el 50% de los gastos, mientras que Ficomic paga el restante 50%. Traer a un autor japonés es caro, ya que normalmente piden billetes business y ciertos privilegios, así que estaba muy mosqueado viendo a la Japan Expo traer a tantos y tan absolutamente famosos autores. ¿Cómo demonios lo hacen?
Sí, conocimos a las CLAMP. ¡Y son muy majas, la verdad!
De acuerdo que cobran 12 euros del ala y en el Salón del Manga pagamos la mitad, 6 euros, y que tienen más del doble de visitantes (o sea, tienen más de el cuádruple de ingresos), pero aun así… Traer a las CLAMP (4 CLAMP en business o primera y 6 miembros de su equipo) y sobre todo a tantos grupos musicales (¡que son varios miembros cada grupo más los instrumentos!) es un pastón alucinante. Pues bien, estuve haciendo mis pesquisas, ¡y resulta que en Francia son las editoriales las que pagan el 100% de los gastos de traer a los autores! ¡La organización de la Japan Expo no pone ni un puñetero duro y se lleva todo el prestigio! Joer, así cualquiera goza de tantos invitados famosos, ¿no?
Stand dedicado exclusivamente a CLAMP
El caso es que en Francia, el manga vende como diez veces más que en España. O sea, si un manga vende en España 10.000 copias, en Francia venderá 100.000. Así, las editoriales francesas tienen infinitamente más dinero que invertir. ¡Por eso cuesta tanto traer a buenos autores como invitados al Salón del Manga! Aquí tenemos la mitad de visitantes, la mitad del precio de la entrada y encima hay que pagar el 50% de todos los gastos. Así que, antes de criticar al Salón del Manga por los “pocos esfuerzos” que hace por traer a buenos invitados, os pido que tengáis todo esto en cuenta. Os aseguro que se intenta, y que se intenta con ahínco, pero 1) no hay mucha pasta ni en las editoriales ni en Ficomic y; 2) las editoriales japonesas ya han establecido la Japan Expo como “evento principal en Europa” y siempre tendrá prioridad la Japan Expo por encima del Salón del Manga. Más de un autor nos ha plantado ya en el último momento para aparecer luego como si nada en la Japan Expo (no diré nombres, solo siglas por si acaso, ja, ja: GN, YS, etc…) Los muy %&$#!! XD
Bonus track: una foto que hice con mis primeros pinitos con la técnica HDR. ¿A que quedó chula?
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